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A(R)MOUR (Traducción del fanfic de Sinnatious) por XIVA

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Notas del capitulo:

Hola a tod@s!! Vengo con un nuevo episodio traducido de esta historia!! Ahora veremos como prosigue su vida nuestro profesor demonio favorito… Pero no lo esta tomando tan bien, y es que estar acostumbrado a la presencia de alguien por tantos años y luego verte solo… Es duro… Esperemos a ver que nos depara este capitulo. Ahora si, disfruten de este episodio

Capítulo 4

 

El fin de semana nunca había aparentado alargarse tanto antes.

 

Con disgusto, Hiroki arrojo su libro al suelo, sin siquiera molestarse en ponerle un marcador. Nada de eso había calado de todos modos.

 

Había terminado de calificar. Su ultimo articulo había sido anotado y corregido y reservado para que Miyagi lo revisara antes de ser entregado. Su horario de clases estaba actualizado. Incluso él había salido a la tienda para comprar comida que no tenía ánimos de comer. Y su única garantía de hacerle sentir mejor, a prueba de fallos – la lectura – parecía no funcionar.

 

El cambio a la TV, atravesando a través de los canales con irritación. ¿Con Que rayos se había acostumbrado a hacer con su tiempo? No era como si Nowaki hubiese estado presente tan frecuentemente de cualquier manera y – incluso, se había ido por todo un año una vez. Le concedía que había estado trabajando para conseguir llegar a ser profesor adjunto y no tenía el mismo horario de clases intensa que ahora ¡Pero esto era ridículo!

 

Inquieto, apago la TV y empezó a limpiar su apartamento – No que hubiese mucho que limpiar. Había revisado a través de algunos libros y se encontró con una caja de viejas revistas literarias, que había tomado de un estante y empezó a liberar el espacio.

 

Hasta que su mano se tropezó con una caja familiar llena de cartas, y las revistas rápidamente fueron olvidadas.

 

Nowaki no se las había llevado.

 

El quito bruscamente sus dedos como si la caja tuviera dientes y la fulmino con la mirada, deseando que esta desapareciera. Había tenido la temeridad de permanecer quieto y silencioso y muy presente en el interior de su estante.

 

Después de una prolongada batalla de voluntades, Hiroki la saco y empezó a rebuscar en ella.

 

Cartas. Debía haber como cincuenta de ellas. Había leído muchas de ellas cuando las había descubierto por primera vez, pero Nowaki inevitablemente lo distraería y habría hecho un escándalo antes de que pudiera terminar con ellas.

 

Todas esas malditas cartas que el nunca envió. ¡No lo podía creer de Nowaki! Incluso una de ellas pudo haber hecho ese año miserable más tolerable. No habría tomado mucho para calmar sus dudas. Se habría aferrado al resto más insignificante como un marinero a punto de naufragar.

 

Automáticamente, el abrió un sobre y empezó a retirar el papel doblado de él.

 

“¿…Que rayos estoy haciendo?” pregunto a la nada.

 

Esto era solo torturarse a el mismo.

 

Su puño se apretó, y la carta se estropeo en su agarre. Con un gruñido, la tiro lejos.

 

El ya no era la persona más importante en la vida de Nowaki. Eso fue todo lo que habría necesitado para que estuviera satisfecho, pero ni siquiera podía tener eso.

 

En un arranque, el recogió la caja y la carta arrugada, y la llevo afuera. Las tiro en el recinto de quema de basuras, viendo como los sobres se esparcían y se mezclaban con los filtros de café usados, los pañuelos desechables y los volantes de publicidad.

 

Su brazo se contrajo contra la urgencia de ir a recogerlos. Él ni siquiera había podido leerlos todos, y dejar algo sin leer para él era…

 

Con un suspiro rabioso, cerro con fuerza la tapa, luego, por si acaso, fue a buscar la basura de su apartamento y la tiró encima, hundiendo las cartas debajo de viejos periódicos y empaques vacíos.

 

Con pisotones volvió a su apartamento y cerro fuertemente la puerta – al diablo con los vecinos de cualquier manera, ellos podían pensar lo que quieran.

 

Se sentía engañado, aun así.

 

………………………

 

“Ne, Hiroki, ¿Cómo las personas se desenamoran?”

 

El plástico del bolígrafo de Hiroki crujió peligrosamente en su agarre. Había pasado mucho tiempo desde que había sido sometido a una de las espirales poéticas de autocompasión de su amigo de la infancia. “¿Que? ¿Qué trae esto a colación de repente?”

 

“Estoy deprimido,” Akihiko recalco, desde donde se había tumbado todo estirado en el sofá de la oficina como un paciente psiquiátrico. O más bien como un gato extremadamente grande. Hiroki ni se volteo a revisar.

 

"Lo siento, pero tengo mis propios problemas con los que debo lidiar ahora," se quejó. “Ya es lo suficientemente malo que me trates como tu librero personal, definitivamente no soy tu psicólogo. Sabes, estoy trabajando.” Él no estaba de humor para escuchar las enamoradas divagaciones del mayor fan de Takahiro en el mundo.

 

No es que la presencia de Akihiko fuera mal acogida enteramente. Hiroki tenía muchos conocidos con los que ir a tomar algo si quisiera, pero la lista de amigos cercanos era corta. A través de su niñez solo había sido Akihiko. En su adultez, ese número fallo en expandirse. No es que hubiera sido impopular, aun más que las personas nunca tuvieron el chance de acercarse. Cuando era niño, un interminable corriente de actividades curriculares se devoro el tiempo en el que otros niños jugaban juntos y creaban vínculos. Como adulto había crecido practicando la soledad, prefiriendo la compañía de los libros y concentrándose con entusiasmo en sus estudios y carrera. Miyagi contaba, tal vez, gradualmente abriéndose camino de superior a colega a amigo a través de una familiaridad persistente. La única excepción había sido Nowaki.

 

El aún estaba adaptándose. Eso había sido todo. No es que fuera solitario – ¡Él se las había arreglado muy bien en el pasado!

 

“Que frio eres, Hiroki.”

 

“Tch.” El volvió su atención de vuelta a calificar. "¿No deberías estar trabajando? No he visto un libro nuevo desde hace un tiempo."

 

"Tengo bloqueo de escritor," Akihiko le explico.

 

Hiroki se burló. "¿Tu? ¿Bloqueo de escritor? Tu no has soltado un maldito bolígrafo desde que tienes diez." Cuando la esperada risa contenida no apareció tras esa frase, el volteo su atención a su amigo apropiadamente. "¿Hablas en serio?"

 

Akihiko nunca sufría de bloqueo de escritor. Si no estaba trabajando en una de sus novelas literarias, el escribía florida basura BL. Ni siquiera su duradero amor imposible por Takahiro había desalentado su apetito por eso – si algo, Hiroki sospechaba que eso lo alimentaba.

 

“Hn.”

 

Hablaba en serio. “¿Qué paso?”

 

“Oh, ¿Ahora te importa?” vino la graciosa respuesta.

 

Hiroki le lanzo su bolígrafo al autor, quien lo atrapo con sus engañosamente rápidos reflejos.

 

“Si una persona rompe con otra, ellos deberían luchar por tenerlos de vuelta, ¿No debería ser así? ¿Es tan malo eso?” Akihiko continúo diciendo monótonamente.

 

El tema le pareció un poco demasiado familiar. La herida, incluso ya después de un mes, le dolía terrible. Hiroki frunció su ceño, y busco otro bolígrafo. “Si estas atascado con el argumento de uno de tus romances, ¿Por qué no lo dijiste?”

 

“Hnnn.”

 

Las conversaciones con Akihiko podrían ser ejercicios de frustración incluso cuando Hiroki no se sentía como vidrio roto. “Si fue un malentendido o aun si fuera una verdadera equivocación, ellos deberían luchar,” el recito, quitándose los anteojos de lectura para masajear sus ojos. Él se sentía cansado. Él siempre se sentía cansado últimamente. “Pero si ellos se sintiesen genuinamente infelices, ¿Simplemente el luchar por ellos me haría el villano? No tiene sentido intentar forzar algo que no funciona.”

 

Lo que logro fue engendrar resentimiento. Aferrarse a una relación que ya estaba fallando era ilógico y patético, y te hacia ver como un perdedor. Eso era expresamente la clase de hombre que Hiroki nunca quiso ser.

 

“…Tal vez tengas razón.” El escucho el chasquido de un encendedor, y un momento después el aroma ahumado se rizaba hacia él. El ceño de Hiroki se profundizo. Ya era suficientemente malo que Miyagi siempre estaba apestando la oficina. Ese era por qué él mantenía la mitad de sus libros en su casa.

 

Akihiko no hablo por un rato – simplemente hojeando un libro con una mano y fumando con la otra. Escondiéndose de su editor, probablemente, si lo que dijo de su bloqueo de escritor era cierto.

 

“Tuve una pelea con mi compañero de cuarto. Él se mudó,” Akihiko admitió inesperadamente.

 

Hiroki hizo una pausa. “¿En verdad?”

 

“Hn.” Él se oía deprimido al respecto.

 

Francamente, Hiroki no estaba sorprendido. Había sido un shock escuchar que Akihiko estaba viviendo con alguien más en primer lugar. Su amigo había sido reticente en compartir detalles, pero cualquier atisbo que le había brindado pintaron una muy ... Extraña ... Imagen de la vida doméstica en su casa. Es que Akihiko podía ser una verdadera pesadilla en las mañanas. Y era irremediable en lo que a quehaceres domésticos se trataba. Y no tenía concepto de espacio personal. Y no le gustaba las personas como regla general.

 

Era sorprendente que haya durado tanto como duro, en verdad.

 

Aun así, ya que él era el amigo de Akihiko, todo lo que dijo fue, “Él es un idiota. Tu vives en un maldito pent-house. Si él pudo soportarte todo este tiempo, el regresara arrastrándose eventualmente. Disfruta de la tranquilidad mientras la tengas y empieza a trabajar en tu siguiente libro.”

 

Cuando echo otra mirada por encima del hombro, Akihiko no se veía convencido, pero aun así le ofreció una pequeña sonrisa.

 

“Eres un buen amigo, Hiroki.”

 

“Mentiroso,” le gruño, y se volteo para seguir calificando.

 

 

 

……………………

 

 

 

Era tarde el viernes. Las nubes que se habían acumulado durante todo el día, finalmente cumplieron su amenaza de cargarse. Miyagi se apuró en los últimos escalones mientras la suave llovizna se convertía en lluvia.

 

Lidiando con la carga que llevaba en sus brazos, el saco una hoja de papel de su bolsillo, revisando la dirección, después con confianza golpeo en la puerta del apartamento. Algunos golpeteos se escucharon de adentro, antes del suave sonido de pisadas, después la puerta se abría a una familia, aunque alborotada, cara.

 

Hiroki Kamijou se asomó en la noche. "Profesor. ¿Qué está haciendo aquí?"

 

El otro sostuvo su premio con una sonrisa alegre. "Olvidaste tu teléfono. Estaba en el área, así que pensé en regresártelo."

 

Era un completa excusa, por supuesto. Normalmente, Miyagi pudo haber simplemente dejado el teléfono allí – si Kamijou realmente lo necesitaba el habría vuelto para recogerlo. Y Miyagi estaba en el área solo con el propósito de pasar por un momento. Era cuestión de semántica. Un profesor de literatura clásica podía tocarla como si fuera un piano.

 

Kamijou lo miro con sospecha, y alargo la mano expectante. "Gracias, pero en verdad no debió haberse molestado." El enfatizo sus palabras solo un poco más de lo estrictamente necesario.

 

Miyagi aparto el teléfono fuera de su alcance. "Ah, que frio eres. ¿Ni siquiera me vas a invitar a pasar adentro con este terrible clima?" El alzo entonces su otro premio – dos cajas de comida para llevar aun humeante. "¡Incluso te traje comida! ¿No vas a hacer que un anciano coma solo, cierto?"

 

Ese pretexto era un poco evidente. Por su expresión Kamijou lo supo, pero acepto con un sufrido suspiro y abrió más la puerta. "Está bien, entra."

 

Éxito. Él era tan listo. La puerta se cerró tras él, silenciando el caer de la lluvia en un ambiente de fondo sordo.

 

El tarareo para sí mismo mientras se deshacía de sus zapatos en la entrada y luego entrecerró sus ojos. “Ah, esta algo oscuro…”

 

Frunciendo el ceño, Kamijou golpeo un interruptor, contrayéndose ante el brillo repentino. El noticiario de la noche apenas audible en la TV murmurando en el fondo.

 

“Entonces solo me permito entrar…” Miyagi felizmente camino atravesando la sala, deteniéndose cerca de la mesa y sentándose para disfrutar de la comida mientras observaba el apartamento en busca de pistas.

 

Estaba cansado de quedarse al margen. Ya cerca de un mes había estado observando como su colega se cubría las ojeras con maquillaje, se saltaba las comidas, y bebía tanto café de lo que incluso Miyagi consideraba saludable. El evadía cualquier inquietud sobre su estado y seguía con sus asuntos como si todo siguiera normal.

 

Miyagi ya no podía contenerse más. Necesitaba intervenir.

 

“Profesor-”

 

“Maaa, maaa, No estamos en el trabajo Kamijou, solo Miyagi está bien,” él le interrumpió con una sonrisa. Dudaba que pudiera funcionar, pero valía la pena ¿No?

 

Kamijou frunció el entrecejo mirando al recipiente de fideos que había sido empujado frente a él, y no reconoció la corrección. “Gracias por tomarse la molestia, pero en verdad no tengo tanta hambre.”

 

“¡Tonterías, come, come!” El abrió la caja y le introdujo un par de palillos en las manos del más joven. “Y no trates de decirme que ya comiste antes.”

 

Kamijou le dio una mirada plana. “Está siendo entrometido, profesor.”

 

Se rio, algo nervioso, pero afortunadamente su colega comenzó a comer de forma mecánica. Miyagi vio con una silenciosa aprobación, incluso si la evidente falta de interés en su comida mostraba una escena depresiva. Saboreo la suya de forma experimentalmente. Estaba muy bueno, incluso – un poco picante, y el repollo, el huevo y el pollo mezclado en el la daba algo de variedad.

 

Para distraer el silencio en el que estaban mientras comían, Miyagi parloteó sobre el tema más seguro que había entre ellos – la literatura. Kamijou no respondía al principio, pero no tomo mucho tiempo para que empezara a discutir los puntos finos del análisis para una de las asignaciones de trabajo del curso de segundo año y los estudiantes idiotas que obviamente no habían leído un libro en sus vidas.

 

“El subtexto era prácticamente un supertexto, ¡Y aun no lo entendían! ¿¡Siquiera ellos saben leer kanji?! Sin el doble sentido, ¡La mitad de la historia está perdida!”

 

“Los estándares han decaído bastante en los últimos años,” Miyagi coincidió. “Mi tasa de reprobación casi se duplicó desde que comencé a enseñar.” Le sonrió levemente. “Claro, es mucho mejor ahora que no tengo que enseñarles a los estudiantes de primer año.”

 

Kamijou puso sus ojos en blanco, murmurando un juramento en voz baja. “Que afortunado. ¿Cómo pueden siquiera entrar en Mitsuhashi sin saber cómo escribir apropiadamente una frase? Yo pensaba que la universidad tenía supuestamente unos estándares.”

 

Miyagi se encogió de hombros. “Algunas de las carreras de ingeniería tienen mucha demanda, y muchos de los cursos requieren al menos un par de unidades para cubrir el componente de comunicación.”

 

“¿Esa no es excusa! ¡Si vas a estudiar literatura, deberías tomarla en serio! ¡Pueden tomar algún idioma extranjero si están tan desesperados por créditos!”

 

Miyagi asintió, y deseo ociosamente haber pensado en traer algo de cerveza o sake con él. A pesar de compartir una oficina, ellos sorprendentemente habían tenido solo un par de oportunidades de discutir la literatura así de profundamente. Siempre había trabajo demandando por ser terminado, o interrupciones de estudiantes, o ese molesto sentido de la responsabilidad de que estaban trabajando y que deberían distraerse al tener esparcimiento, incluso si esa diversión fuera enteramente relevante.

 

“Todos eligen a Murakami para sus informes literarios,” Kamijou continúo quejándose. “¡En verdad! Concedo que el hombre tiene talento, pero le falta ambición y profundidad comparado con los autores de temprana postguerra. El verdadero trabajo literario está siendo realizadas por personas como Tadawa Yoko y Levy Hideo.”

 

“Bueno, estamos viendo el cambio en el enfoque del tema en cuestión de la ideología y filosofía a argumentos puramente impulsados por los personajes en los autores contemporáneos.” Miyagi hizo una pausa para masticar algunos fideos. Trago y continuo, “Y no olvidemos que los contextos modernos cambian la interpretación de la literatura clásica.”

 

Kamijou desecho la noción con un gesto frívolo de su mano. “Tonterías. Los verdaderos autores son atemporales. Tu ya sabias del incremento de la popularidad de la poesía de Matsuo Basho cerca de dos siglos después de su muerte.”

 

El no tuvo más opción que asentir concordantemente a eso. Él se vio cautivado por la forma que el rostro de su colega se animaba mientras hablaba, sus ojos brillantes y su expresión cambiando constantemente mientras hablaba sobre su tema favorito. Era un gran cambio de la usual neutralidad cansada que se había apoderado de él las últimas semanas. Le dio un sentido de hiperrealidad.

 

“Ellos no pueden siquiera apreciar el lirismo de Mishima.” Kamijou frunció el ceño. “El próximo semestre lo juro, voy a asignar todos los malditos textos.”

 

Miyagi canturreo para sí mismo con una sonrisa cariñosa. “Amo tu actitud hacia la literatura.”

 

Kamijou se enrojeció, y corto su diatriba. “Supongo que debería ofrecerle algo de té.” Se levanto y se apuró a la cocina sin esperar respuesta, y la sonrisa de Miyagi se amplió. El profesor adjunto podía ser lindo cuando se ponía nervioso.

 

Él le siguió, tomando la oportunidad de ojear el apartamento con un poco más detenimiento mientras su anfitrión revoloteaba en su cocina buscando tazas y la tetera. Él no había olvidado la razón por la que había ido allí, tan entretenido como una discusión sobre literatura podía ser. Había torres de libros por todas partes, las cuales él había aprobado minuciosamente, pero aparte de eso, sentía que había… brechas. Partes vacías que se veían fuera de lugar.

 

“…Oye, ¿No tenías un compañero de cuarto?” pregunto.

 

Los hombros de Kamijou se tensaron. Por un momento, el esperaba la usual grosera desestimación, pero la comida y la charla literaria había aparentemente hecho su trabajo en calmar al profesor adjunto, ya que eventualmente respondió, “Él se mudó.”

 

Así que llegaron al meollo del asunto. El fuego había huido de los ojos de su colega, su rostro se configuro cuidadosamente de nuevo en una máscara.

 

“¿Tú le terminaste?” Solo era cuestión de tiempo para que Kamijou descubriera sobre el engaño – asumiendo, claro, que eso fue lo que sucedió. Miyagi estaba muy seguro de eso.

 

La tetera traqueteo fuertemente contra la encimera cuando el castaño la bajo de un golpe. “Yo no…” el siseo entre dientes, luego tomo un respiro profundo, y continuo en un tono más controlado, “Nosotros terminamos. El encontró a alguien más, si tanto quiere saber. Deje de tomar todo como una broma, profesor.”

 

Miyagi se contrajo. Era peor de lo que él esperaba.

 

El agito su mano descuidadamente. “Perdón, perdón.” Luego rebusco en sus bolsillos por un cigarrillo, a medio camino de encenderlo antes de registrar la mirada fija que su anfitrión le estaba dando para precipitadamente guardarlo otra vez. Cierto, es la casa de alguien más. "¿Cuánto tiempo llevaban juntos?" Si Kamijou estaba respondiendo sus preguntas, pensó que también podría interrogarlo por todos los detalles que pudiera obtener antes de que se cerrara de nuevo. La buena voluntad que había generado antes se estaba evaporando rápido. Ese extraño hechizo no duraría.

 

Kamijou mantuvo sus ojos firmemente hacia el frente mientras llenaba la tetera y la encendía. "…Siete años."

 

Miyagi aspiro un respiro.

 

Siete años.

 

Su matrimonio no había durado ni la mitad de eso.

 

Con razón su colega estaba en ese estado.

 

El silencio en la cocina se tornó opresivo, el sonido del burbujeo dentro de la tetera se estaba volviendo imposiblemente alto a causa de la tensión. Los hombros de Kamijou estaban tensos, como arcos esperando a ser disparados. Se estaba preparando a sí mismo.

 

No era que su apartamento estuviera lleno de vacíos.

 

Fue un impulso. Kamijou se veía tan solo en esa cocina, tan pequeño y vulnerable y triste. Miyagi no lo puso soportar más. Él quería deshacerse de esa mirada, y no ver de nuevo como espantaba esa fiera pasión que el hombre había demostrado apenas minutos atrás.

 

Miyagi ya no creía en el amor. Esa parte de él murió con su maestra.

 

Eso no impidió que se casara.

 

Ni tampoco le impidió envolver con sus brazos al profesor adjunto en ese momento.

 

Kamijou se puso aún más rígido con ese abrazo. “¿Profesor…?”

 

El inclino su cabeza para murmurarle al oído, “Sabes, no tienes que poner una cara tan fuerte.”

 

“Que esta-”

 

Antes de que pudiera completar su negación, Miyagi lo volteo, presionándolo contra las puertas de la alacena. “Esa armadura perfecta tuya no está sosteniéndose muy bien.”

 

Entonces, antes de que Kamijou tuviera la oportunidad de reaccionar o protestar, presiono sus labios juntos.

 

Él no estaba seguro de que esperar. Había pasado tiempo desde que había besado a Risako por última vez, y en los últimos meses de su matrimonio esos besos se habían vuelto terriblemente castos.

 

Pero, no era ni siquiera eso. El esperaba que besar a un hombre – especialmente uno de piel tan suave como Kamijou – fuera más o menos igual que besar a una mujer. Una boca es como cualquier otra ¿Cierto? Pero era completamente diferente. Poco flexible. La curva de su quijada era más áspera. Los labios aun eran suaves, pero carecían del recubrimiento ceroso y resbaladizo del labial que Miyagi había llegado a dar por sentado.

 

La tetera sonó en el fondo. Kamijou empezó a inclinarse hacia atrás y separarse, pero Miyagi solo se inclinó hacia adelante, profundizando el beso. El demando más. Lucho por eso.

 

Y lentamente, su colega respondió.

 

Para el momento que Miyagi finalmente dejo que el profesor asociado se alejara, ambos estaban ruborizados. Los dedos de Kamijou estaban retorcidos en su camisa y una incipiente erección se presionaba contra su muslo.

 

Miyagi se enorgullecía de sí mismo de ser un excelente besador.

 

“Profesor… Usted…” Kamijou no parecía decidirse si quería llorar, saltarle encima, o lanzarle un libro a la cabeza.

 

Miyagi lo envolvió con otro abrazo – En parte por el bien de su dignidad, pero más que nada para que su colega no pudiera alcanzar la munición más cercana. El acerco la cabeza del otro hombre, deslizando sus dedos entre el cabello castaño despeinado. “Déjame cuidar de ti, Kamijou.”

 

Su colega se había vuelto inquietantemente inmóvil bajo su agarre. Miyagi no dejo que le molestara – Solo lo sostuvo silenciosamente, tanto como quisiera. Para la persona correcta, él podía ser paciente. Él había tenido una paciencia infinita para ella.

 

Lentamente, sus hombros se relajaron, y las manos de Kamijou llegaron hasta la parte de atrás de su camisa.

 

El no tuvo necesidad de decir nada más.

Notas finales:

Bueno… Esto tomo un giro sorpresivo ¿No? Miyagi esta interesado en Hiroki… ¿Pero por que? Siempre ha sido un misterio en el fandom de Junjou el porque de la escena donde Miyagi quiso besar a Hiroki y fue interrumpida por un muy celoso Nowaki, hay teorías de tramas inconclusas o reestructuración de ellas, cambios de idea de Nakamura… Tal vez sea una de las pocas formas de ver un “What if”… Pero ¿No es muy pronto para eso? ¿Hiroki esta listo para saltar a otra relación sea lo casual que pueda ser? Como sea, Miyagi parece preocupado, tal vez sea solo la soledad hablando…

Y por otro lado Usagi-san esta cerrándose… No se si sea sano, ni siquiera confía en su mejor amigo, pero bueno Hiroki tampoco lo hace… ¿Qué pasaría si se enteraran que sus respectivas parejas los dejaron para estar ellos juntos?, esperemos que esto los una mas como los verdaderos amigos que han sido.

Ahora quiero agradecer a Melyoan, me alegra recibir un review por cada capitulo, me alegra que sigas esta historia, espero te guste este estilo de narración, y habrá drama. Gracias por leer esta historia. Y a todos los lectores fantasmas que se toman el tiempo por seguir esta traducción… Gracias. Nos leemos en el siguiente capitulo.


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