Pov. Nathael
Dos meses han pasado desde el inicio de clases, en ese tiempo he logrado acostumbrarme a mi nueva vida, también me hice de buenos amigos o mejor dicho excelentes amigos, se los presento:
Mine “el guía”, Irenne y Julith “las gemelas locas”, Richard “el musculoso sin cerebro” y Samuel “el astuto y malicioso”.
Juntos diría que sobrevivimos nuestros días escolares, no por las clases exactamente que de hecho están bien, nada que decir de eso, lo que verdaderamente hace interesante de muchas maneras la escuela es lo que llamamos “clases o estatus quo”.
Ya saben, los típicos “populares”, “frikis”, “nerd”, “bravucones”, etc.
A nosotros nos da igual esos estatus, solo queremos pasarla bien, divertimos, pero aquí en este colegio es casi una ley, si no estás en ninguno serás una especie de marginado, un bicho raro. Y adivinen de que estatus somos, ¡taran! Los populares, sé que suena algo cliché pero bueno así fuimos etiquetados, aun sin nosotros quererlo.
Pero una cosa si queda clara que aquí los que en realidad mandan son los bravucones, hacen lo que les venga en gana y se meten con todos sin excepción, incluso con nosotros pero nos hemos defendido muy bien, al punto de dejarnos en paz, digamos que estamos a su nivel. Los que si no dejan de molestar ni un día son a los marginados, aquellos que no tienen grupo, los que andan solos tanto por elección o no.
Sin embargo hay un marginado que no se atreven a tocar, ni que les pagaran en oro puro. Él está allí frente a nosotros como de costumbre, como cada día a la hora del receso en la que todos salimos a almorzar o a tomar una ligera siesta. Y eso es justo lo que él hace.
El patio del colegio es bastante espacioso, casi como una plaza, pues tiene muchas mesas de piedra esparcidas sin ningún orden, varios pedazos de césped donde muchos ya acostumbramos a tumbarnos a descansar. Justo en una de ellas se encuentra él, el chico salvaje llamado León dormido pacíficamente, se ha creado la reputación de “si te acercas estas muerto”, dicen que es realmente agresivo, tanto que cuando los bravucones lo buscaron para unirlo a ellos, en menos de unos segundo ya estaban huyendo despavoridos.
Yo en lo personal no me lo creo, es decir, si me consta que todo en él luce hermosamente salvaje. Pero en realidad nunca lo he visto atacar a nadie, no le dirige la palabra a nadie, solo a los profesores porque debe, pero fuera de allí, nunca lo he visto entablar una conversación con nadie.
—nath..nath…NATH!!!—grita Julith sobresaltándome.
—¿que pasa? Me asustaste.
—es que llevas rato viendo a ese chico salvaje sin siquiera parpadear.
Me sorprendo ante su comentario, ¿en serio estaba tan metido en mis pensamientos?.
—es que me intriga ese chico, me parece rara esa reputación que tiene—digo fijando mi vista de nuevo en él. Justo ahora todos nos encontramos descansando en un pedazo de césped bajo la sombra de un árbol.
—Rara o no yo creo que es mejor no acercársele—dice Mine quien hace un momento estaba roncando a lo largo del césped.
—¿Porque?—cuestiono curioso—Si ninguno de nosotros lo ha visto atacar a nadie, no falta nunca y es responsable en todo, realmente me intriga.
—pues no quisiera ser el que averigüe si es agresivo o no ¿y tú?
—yo tampoco
—ni yo
—yo menos
Dijeron todos mis muchachos.
—pues a mí realmente me intriga.
Lo se puedo ser muy persistente y curioso pero esa espinita me la tendré que sacar algún día. Me levanto y me despido de los muchachos un momento para poder ir al baño antes de que comiencen las clases. Entro hago mis necesidades con calma, al terminar me dirijo a la puerta cuando diviso a tres figuras indeseables.
—Valla! Valla!! pero miren a quien tenemos aquí solito para nuestra diversión—dice uno de ellos tronando sus dedos preparándose para atacarme.
—lárguense ahora, no me apetece soportar al grupo sin cerebro—trato que mi voz salga firme, de demostrar que no me intimidan, uno de ellos me agarro del cuello.
—no te hagas el muy gallito con nosotros, ahora que no estas con tu grupito plástico, ¿Qué dices si modificamos un tantin tu preciado rostro crees que las chicas te seguirán persiguiendo?.
Chasqueo los dedos y doy una sonrisa burlona—ahh!! Con que es eso, están molestos porque las chicas me prefieren, se sienten desplazados…que triste—hago un puchero burlándome, sé que estoy jugando con fuego considerando que son tres contra uno pero que quieren que haga, mi valentía es mi némesis.
—Valla admito que este tiene agallas—hablo finalmente el líder del grupo sin cerebro. Su nombre es Wim, es de primer año igual que yo pero tiene a su cargo todo el grupo de los bravucones, desde los de primer año hasta los de último.
¿Como logro hacerlo? ¿Quién sabe?, solo sabemos que el mismo día que el entro, el antiguo líder se convirtió en un marginado siendo ahora víctima de los mismo que él le hacía a los demás, ironico ¿no?.
—chicos es hora, denle una lección al líder plástico, que entienda que no están, ni estarán a nuestro nivel, enséñenle a respetar—ordeno Wim, sus gorilas al instante se abalanzan contra mí y empiezan a golpearme.
Sus golpes no conectan del todo pues se defenderme y le devuelvo varios, sin embargo, uno de ellos logra inmovilizarme y se prepara para molerme a golpes cuando un estruendoso ruido nos sobresalta a todos. La puerta había sido abierta de par en par de una sola patada, la cerradura voló hacia alguna parte del baño. En la puerta se encuentra León con una expresión aterradora, camina unos pasos dentro, a cada paso el agarre de mis agresores en mis hombros se desvanecen lentamente hasta que ya no están.
—Lárguense—una sola palabra concisa y directa de parte de él y los idiotas sin cerebro huyen despavoridos, excepto uno.
Wim solo lo mira fijamente unos segundos y luego bufo fastidiado—esto no se quedara así—afirma y se va.
León posa sus ojos de plata en mí, yo me paralizo, sus rostro no muestra expresión alguna, solo está allí mirándome.
—¿estás bien?.
Rayos su voz me estremece hasta los huesos, ¿Cómo es eso posible?. Se acerca lento hasta que queda frente a mí, no puedo moverme, este chico tiene mucha presencia Dios!. Solo logro asentir a medias ante su pregunta.
—que bien…ahora quítate.
De pronto me aparta a un lado de un fuerte empujón que mi espalda pega contra un lavabo.
—¿Qué rayos te pasa?—reclame enojado.
—Estas atravesado niño—dice como si nada, sin siquiera mirarme.
—en ese caso se pide permiso idiota!!.
El da un gruñido y de pronto recuerdo con quien estoy tratando RAYOS!!
—Ahh!! ¿Qué dijiste? Repítelo.
Demonios!! Este tipo me va a matar. Sus ojos brillan al verme directo a los míos. Se acerca tanto a mí que quedo con la espalda pegada a la pared, pero reúno todo mi valor y respondo:
—i..idi..Idiota!!
Listo ahora si estoy muerto.
Adiós mundo cruel!!
Adiós mami y papi los amo mucho!!.
Pero lo que en verdad paso me dejo más que impresionado, León sonríe mostrándome esos hermosos y gruesos colmillos, son tan blancos que parecen hechos de marfil. Tan ensimismado estaba observando su bella sonrisa que no sentí cuando me agarro del cuello de la camisa, apretó muy fuerte, casi quitándome por completo el aire y acerco su rostro al mío.
—Tienes valor enano—su aliento chocando en mi rostro me estremeció completamente—pero no te hagas el valiente conmigo, no sabes de lo que soy capaz.
Me soltó bruscamente y salió dejándome allí con el corazón a millón y mi rostro arde como nunca.
¿Qué ha sido eso? Sentí como si un animal salvaje hubiera estado a punto de devorarme, fue realmente aterrador.