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Angra Mainyu por Mascayeta

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Notas del capitulo:

Agradezco a todos los que siguen la historia, les dejó el capitulo de hoy. 

Las carpetas fueron revisadas por Vogel, la primera página era igual para ambos acuerdos, pero a partir de la segunda las clausulas variaban sustancialmente, mientras en que le mostró Zabini tenía la aceptación total de que Draco Malfoy fue el amante de Voldemort en sus dos últimos años de escuela, también explicaba como su cuerpo fue utilizado como un horrocrux.

A continuación se tenían varias concesiones, una más ridícula que la anterior, encabezadas por la cesión de su puesto en el Wizengamot, la dirección de los Sagrados Veintiocho, junto con las bóvedas que tenía por herencia. La Asesora asumió que Granger sólo conocía las Malfoy, porque eran las que se enumeraban junto con las propiedades en Inglaterra y Francia.

Una buena noticia para el platinado, que a pesar del robo del que era víctima, poseía el legado que le dejó su tía Bellatrix Lestrange, y el profesor Severus Snape, una pequeña fortuna que le permitiría vivir apropiadamente. Ese secreto que le descubrió Blaise Zabini, era también el mejor guardado de Minerva MacGonagall,  ya que ambas bóvedas estaban bajo su cargo desde que se leyó el testamento del pocionista, y que con todos los problemas que se presentaron, el mismo Draco le pidio mantener para que si él fallecía pasaran directamente a Scorpius.

De igual manera, reconocía que en compañía de varios exmortífagos, entre ellos Pansy Parkinson, estaban buscando la manera de resucitar al Lord Oscuro, ya que el plazo para su nueva venida se cumplía en el siguiente año. Una excusa perfecta para acelerar el proceso de expropiación e intervención de los bienes de todos los que fueron seguidores del “lado oscuro de la magia”.

En cuanto a Narcissa y Lucius Malfoy, el contrato determinaba que serían juzgados por el crimen que cometieron contra un menor de edad, es decir, por haber permitido que Voldemort tomara a Draco y lo utilizara desde sus quince años. De ser comprobado con los recuerdos y los testigos la infracción,  recibirían el beso del Dementor frente a su descendiente.

La crueldad de esta bruja se unía a la posterior condena de muerte por un método muggle al último de los Malfoy, debido a que el señor Tenebroso había utilizado a las criaturas mágicas en la guerra, y lo más seguro es que protegerían a Draco evitando su muerte. Vogel se imaginó la peor tortura cuando leyó “Inyección Letal”, había venenos rápidos y poderosos, pero estaba segura que Granger utilizaría el método más cruel y que produjese el mayor dolor al ojigris.

Sin embargo, lo que más le llamó la atención fue el párrafo donde se mencionaba a Scorpius Hyperion Malfoy Greengrass, en este se enunciaba que rompía cualquier vínculo de magia y de sangre, dejándolo a cargo de Hermione Granger y su futuro esposo, el señor H.J.P.E., permitiendo la adopción en el momento que el contrato se firmase. 

Devolvió el portafolio a su maletín de trabajo, para tomar el que Potter le entregó cuando solicitó la audiencia, sabía que el mago denominado el Salvador del Mundo Mágico la esperaba afuera de la oficina que le fue asignada en Seguridad Mágica, miró el pergamino con las firmas y el Sello de Sangre, las iniciales de los testigos comprobaron lo que asumió cuando leyó el nombre del prometido de la Ministra, procedió a examinar lo que el señor Malfoy firmó, deseaba que no fuera tan malo como lo anterior, de lo contrario, tendría que recurrir al mismo presidente del C.I.M. para disolver la vejación a la que la casa ancestral de Draco fue expuesta.

Harry se movía de un lado para otro esperando por la comprensión y ayuda de la mujer dentro del despacho, cuarenta y cinco minutos que se le hicieron interminables, más cuando Ginevra le llamaba cada cinco minutos preguntando en donde estaba, y el Patronus de Molly apareció solicitando explicaciones por los recuerdos de Ronald, al menos era un problema que tendría que resolver, pero que le facilitaba la separación, una que si lograba por cuenta propia, le permitiría burlar a Hermione, y presentar las pruebas en su contra favoreciendo la libertad de los Malfoy.

La puerta del despacho se abrió mostrando a la Asesora del C.I.M. con una cara digna de aplausos porque imitaba a la perfección la máscara de los Slytherin, no permeaba ninguna emoción, una que se perdió cuando al obtener privacidad, la bruja aprovechó a expresar el desagrado por lo que leyó lanzándole un Crucio Maxima, todos los huesos le tronaron recordando la tortura de quinto año en el atrio del Ministerio.

—Nunca pensé que conocería a personas que llegaran tan bajo señor Potter, le queda grande ese título que le dieron —Harry se colocó en cuatro tratando de recuperar el aliento, con dificultad le pidió a la mujer escuchar su versión de la historia—. Es inmune al Imperius y al Veritaserum, así que la única manera de creerle es viendo sus recuerdos, algo que no me animo a hacer por el asco que siento hacía usted en este instante.

Un poco más repuesto Harry le observó con una expresión de súplica, la mujer suspiró con resignación accediendo a la petición, igual, no le importaba el estúpido niño que Dumbledore modificó desde los once años a su antojo convirtiéndolo en el pusilánime que tenía en frente, quería proteger un legado, no los Sangre Pura, sino a la magia en su esencia.

En veinte minutos Potter narró su vida junto a Draco, el secuestro de Astoria por parte de Ginevra, y como él escondió a Scorpius, la manera como aprovechó la presencia de Flikiers en Azkaban para que le fastidiaran la existencia al platinado después de enterarse que era el amante de Voldemort, que conocía los planes de asesinar a Sirius Black, a Dumbledore y a él mucho antes de que el círculo de los mortífagos lo supiese, porque Draco era quien llevaba y traía la información que el lord necesitaba para destruirlos desde el interior de Hogwarts.

—No tengo excusa para lo que hice, pero me enteré el mismo día que enterramos a mi primogénito, lo odié por completo, por eso retiré mi apoyo en su caso cuando se hizo la apelación, y comencé a pagar bajo el nombre del abogado Maxwell para que no le dieran los medicamentos que suministran a los presos de Azkaban evitándoles enfermedades pulmonares o infecciones, que sus alimentos fueran de la peor calidad, que no le entregaran cartas de nadie, quería que buscara mi ayuda, que me llamara y poder humillarlo por su relación con Tom Riddle.

Vogel veía a un niño pequeño haciendo berrinche porque no pudo tener el juguete que quería, los crímenes en contra de los Malfoy eran demasiados, soborno, secuestro, falsificación de documento público, y complicidad en más de uno de los delitos que Hermione Granger cometió dentro del Ministerio cuando estuvo como asistente de Kingsley Shacklebolt.

—Asesora sé que cometí errores, pero le aseguro que nunca colaboré con Ginevra y Granger en el secuestro de Astoria,  el envenenamiento de Lucius, la estafa a Narcissa para la cesión del palacete, y la acusación de Malfoy del supuesto asesinato de Zabini —Harry se miraba las manos tratando de hilar lo que hizo sin parecer una víctima.

—Ya lo escuché señor Potter, ahora retírese, no quiero verlo aquí.

Harry veía la carpeta con el contrato que tenía la firma de Malfoy, era difícil entender que haría la Asesora con la información allí contenida, por primera vez dimensionaba las consecuencias de sus errores, los niños quedarían sin nada porque no dudaba que Ginevra haría lo imposible para colocarse como la mártir, para quedarse con la fortuna Black, y su segundón Sigmund Maxwell sería quien le ayudaría.

Los golpes en la puerta dieron paso a Hermione que se sorprendió de encontrarlo allí, saludó a la Asesora Vogel y le habló del caso Malfoy. Harry se levantó para retirarse de la oficina, pero fue detenido por la bruja mayor que le recordó que se requería de su presencia para dar solución al problema del padrino de Hugo Weasley Sandoval.

 

Al mismo tiempo que esto ocurría, Ginevra daba vueltas en la entrada de la hacienda Prewett.

Charlie fue requerido por el Ministerio dos días antes del juicio, parecía que Ronald llevaba por lo menos un mes planeando todo lo de la herencia.

Molly llegó con el pelirrojo mayor, en el rostro mostraba una sonrisa que sus hijos comprendieron como la felicidad de volver a la casa paterna, aquella donde salió desterrada porque cometió el error de discutir con sus abuelos cuando decidió abandonar las costumbres de los Sangre Pura para ir tras la causa de Dumbledore, la misma que cobró la vida de sus tíos, los gemelos Gideon y Fabian.

Mientras los hombres guiados por Molly pasaban revista al inventario general que Gringott les entregó, Ginevra aprovechó a bajar hasta el sitio donde su madre le comentó estaba lo que necesitaba para preparar el encantamiento que le regresaría el amor de Harry, haciéndole olvidar a esa serpiente que se metió en su matrimonio, que destruyó el sueño que tuvo desde que lo conoció en la plataforma 9¾, y que sería una realidad si desde quinto año no se hubiese convertido en la obsesión de Potter.

Lanzó el hechizo para que se revelara la habitación similar a la sala de menesteres que existía en Hogwarts, allí observó los libros que le dijo Molly, y en el centro del salón encontró lo que buscaba, era un pebetero en roca muy antigua con inscripciones en una lengua que no reconoció.

Ginny deslizó los dedos por encima de las inscripciones, debía identificar el lado donde su madre le indicó estaba el hechizo de control sobre la identidad mágica que le concedería el regalo que pedía, al encontrarlo, lanzó el azufre y los otros materiales que necesitaba.

Recitó con voz fuerte y clara la petición al espíritu que tomó forma humana, la figura traslúcida la miró con tristeza, así que empezó el ritual para evitar cualquier contratiempo, lo que menos quería es que la interrumpieran.

—¿Qué te hace pensar que cumpliré tu capricho?

Ginny sabía que esa pregunta la haría, así ella prometería algo que no iba a cumplir y saldría al final victoriosa.

—Te daré tu libertad.

—Tan mentirosa como tu madre —pronunció con languidez la esencia mágica ante Ginny, las características andróginas que mostraba no le permitían ver si era hombre o mujer, pero le producían una paz de la cual no se quería desprender—. No por tu falsa promesa te ayudaré con el deseo egoísta de tu corazón, sino porque eso que tanto quieres es lo que forjará tu camino a la perdición.

—Eres más inteligente de lo que cree mi madre, tienes razón, ahora que sé de tu existencia y que estás en mi poder, nunca te dejaré ir, eres la llave a todo lo que quiero.

—¿Potter o la muerte de Malfoy?

—Harry siempre ha sido mío, desde que tuve conciencia supe que éramos el uno para el otro —declaró con soberbia Ginevra—. Por el contrario, Malfoy desde que lo conoció ha sido un estorbo, él y su ridícula familia haciéndonos menos por la estupidez de Molly y la falta de carácter de Arthur.

La esencia se iluminó, necesitaba comprobar si lo que llevaba sintiendo desde Janos era verdad. Al ser una divinidad podía identificar la buena voluntad de las personas a su alrededor, pero también percibir la energía de la maldad humana, una con la que no podía combatir, ya que era consciente del libre albedrio.

—Vienen tiempos de prueba para ti Ginevra Molly Weasley Prewett, no eres Potter porque este rompió el lazo de unión que obtuvieron cuando te embarazaste con engaños, y que reforzaste por segunda vez de igual forma—. La esencia parecía conocer toda la vida de la pelirroja, Gin debía no mostrarse débil tal cómo se lo indicó Molly, de lo contrario era difícil obtener lo que quería—. Un vínculo que se resquebrajó cuando robaste el don de la vida de una mujer que cedió por amor el derecho a su hijo. Tres veces tres… todo lo que hagas se te devolverá multiplicado por tres.

—Sé quién eres Aramazd, tú no puedes maldecir, así que deja de jugar.

Ginevra lanzó la poción que Molly le dio para doblegar la energía de la divinidad, su solicitud sería cumplida, la vida de Draco, la voluntad de Harry y el dinero de los Black. A diferencia de Granger, a ella no le importaba la fortuna de los Malfoy, pero qué más se podía esperar de esa rata traicionera, ya tendría el tiempo para cobrarse la mentira, y era fácil hacerlo, demasiadas pruebas en contra.

—¿Cómo sabré que cumpliste mi deseo?

—Todas tus acciones, pensamientos y emociones serán combinadas con tu energía mágica, y devueltas de tal manera que sentirás cada una de ellas por triplicado.

Aramazd volvió a elevar su propia energía brillando con mayor intensidad para desaparecer entre las sombras de la habitación “viene y va” de la casa Prewett.

Al salir del lugar, a Ginevra le esperaban sus hermanos y padres.

No fue sorpresa escuchar la decisión de Charlie, cedía la casa para quien quisiera vivir en ella y ponerla a producir, o bien venderla a un buen postor entregándole sobre la ganancia neta en cualquiera de los dos casos un 15%, nada comparado con lo que podían sacar de esta.

Se miraron entre ellos, Percy tenía un buen empleo en el Ministerio y como asesor legal independiente, George con Sortilegios Weasley y sus inversionistas extranjeros, había logrado una estabilidad económica que le permitía vivir bien con su familia. Bill y Fleur desecharon la idea porque estaban a gusto con su trabajo de Rompe maldiciones y Administradora de la sede de una vinícola en Londres, respectivamente, así que tampoco estaban interesados.

Esto dejó a Ginevra como la única opción posible, aceptó sin dudarlo, no le quitaría nada a sus sobrinos, eso se dejó claro en el documento que hizo Ronald, uno que reforzó Charlie como dueño principal, legalizaron la entrega, quedando la menor de los Weasley como la representante legal de la fortuna Prewett, y la única con poder sobre el 85% de lo que produjera la hacienda, eso le daba una riqueza, que si sabía administrar, le cumplía la primera petición hecha a Aramazd, el dinero de sus antecesores y el título de Lady Prewett, es decir, un puesto en el Wizengamot, el primer paso para hundir a Hermione Granger, esa que se hizo llamar su amiga.

Ginny observó a Molly que le sonreía, tenía razón, era mucho más efectivo que andar dando pasos al vacío, sin embargo, también le surgió una duda, ¿Qué le pidió su madre a Aramazd?

 

Mientras tanto en el Ministerio una muy enojada Hermione firmaba el acuerdo que la asesora Vogel determinó para hacer efectivo el cobro de la deuda de Draco Malfoy.

Lo primero en la lista de actividades era un arqueo real de la fortuna Malfoy, por ley no podrían quitarle todas las propiedades, debían dejar por lo menos una para la vivienda de él y sus padres.

Cuando los informes de hacienda llegaron, fue el primer revés para Granger. La Manor pertenecía a los Stevenson, ellos desde hacía tres años pagaban los impuestos, y en liquidación por los servicios en abogacía y medicina, Lucius como Lord Malfoy, se las pasó, siendo corroborado por Draco que era un inquilino en la misma. No podían tocarla, porque no les pertenecía.

La empresa era prácticamente de Zabini, así que el Ministerio podía adquirir el 25% de las acciones, pero el 55% pertenecía al moreno que nunca estuvo en la guerra porque su madre lo sacó en las vacaciones de diciembre de séptimo año, además de que a ella no se le pudo comprobar ningún vínculo con Voldemort.

El 20% restante era de un socio, que para asombro de los presentes, se trataba de un muggle, y no cualquiera sino uno bastante famoso y reconocido a nivel mundial.

La sorpresa mayor fue encontrarse que la propiedad en Estados Unidos, era de Ronald Weasley, es decir, Draco Malfoy sólo tenía la bóveda familiar y ese porcentaje en la empresa principal, por más que le resultó hilarante, Hermione al fin se dio cuenta que Lucius prácticamente trabajaba para sostener la fortuna que le pertenecía en su mayoría a Narcissa, y los bienes materiales eran lo que quedaba de la Casa Ancestral.

De inmediato mandó una lechuza a Gringott, para confiscar los galeones en un 75%, que era lo permitido, y hacer el traspaso del 25% de la empresa a nombre de Hermione Jane Granger, como representante legal del Ministerio de Magia y Hechicería Inglés.

Vogel miró satisfecha que el engaño de Potter hasta ese momento había dado resultado, pero era la primera parte, faltaba la siguiente página donde estaba segura que, como decían los muggle, “ardería Roma”.

—Seguiremos mañana, el señor Malfoy debió recibir la información respectiva sobre los cambios en lo que quedaba de su misera fortuna.

—Gracias Asesora Vogel —se despidió Potter recibiendo las indicaciones para la reunión del día siguiente—. Ha sido una jornada agitada Hermione, vamos a casa.

La chica se sorprendió porque hacía meses que Harry no la trataba de esa manera, es más, el último encuentro fue agresivo y puso a prueba su amistad, sin embargo, consideró que lo que iban a enfrentar en Grimmauld Place con Ginevra y los otros Weasley, los debía mantener unidos.

Se despidieron y aparecieron en la casa Black.

Molly y Arthur se encontraban en la sala aguardando su regreso, la cara de Ginevra no presagiaba nada bueno, menos cuando se sentía la magia que resguardaba la habitación de Albus y Eris alterada, Harry agradeció haber seguido su instinto y enviarlos con Kreacher y Andrómeda a Hogwarts con el permiso de Minerva. La Directora adoraba a los niños, decía que era verlos a él y a Draco como siempre debió ser. Al preguntarle por la razón de esa afirmación, no se hizo extraño escuchar algo que ya sabía, «Hay veces que el amor nubla la razón, obligando a tomar las decisiones incorrectas en favor de la protección de uno mismo o el ser amado».

El profesor Dumbledore lo quería, pero al descubrir el vínculo con Draco, vio su historia con Grindelwald repetida, y le dio miedo de que, además de tener a Voldemort encima, asumiese luchar por destruir al rubio que parecía enceguecido con la pureza de sangre y todas esas otras ideas.

La bofetada que Molly le propinó a Hermione regresó a Harry a lo que se estaba viviendo en la sala de la Casa Black, los reclamos por la falsedad en su amistad, como engañó a Ron y la manera en que los puso en su contra haciendo que el menor de sus hijos varones se alejase de ellos, todo por su maldita mentira y las ganas de tener a Harry.

—La culpa no sólo fue de ella señores Weasley, también yo tuve decisión en ser el amante de Hermione.

—No amor, tu te dejaste llevar por la rabia de mi error al dejar morir a James —las lágrimas de Ginny que resbalaban por las pecosas mejillas extrañaron a Harry, ya que nunca en los casi cuatro años de fallecido su primogénito había escuchado que aceptara la culpa—. Buscaste la seguridad que ella te brindó como cuando eran estudiantes, siempre supe que Hermione estaba enamorada de ti, pero creía que era por mis celos de no poder permanecer a tu lado como ella y mi hermano lo hacían.

—Espero que tomes acciones en el asunto Harry —habló el señor Weasley con dolor en su rostro—, para nosotros la señora Ministra dejó de pertenecer a la familia, el lazo afectivo y protector de la magia que los Weasley Prewett le ofrecía, queda disuelto ahora, aquí delante de la casa y de la pareja donde cometió la felonía y el abuso de confianza.

Hermione cayó al suelo mientras varias cintas de color rosa se salían de su cuerpo, el heredero Black nunca había visto a Arthur hacer un hechizo, y pensó que él tendría no uno sino varios, y puestos sin su permiso, como el que realizó Ginevra para saber de sus infidelidades.

Esto le valió para darse cuenta que su educación como mago era fatal, llegó para ser el Salvador del Mundo Mágico, pero nunca se preocupó por conocer más allá de lo que en Hogwarts le explicaron, o se tomó el trabajo de leer o mirar que significaba “ser mago”. Muy a su pesar las palabras de Bertha Vogel regresaron a su mente, el título que le otorgaron le quedaba demasiado grande.

—¿Qué vas a hacer con ella?

—Hermione se quedará aquí —Molly y Ginevra abrieron los ojos ante la afirmación—. Ginny eres testigo de que hace mucho tiempo no mantengo relaciones con ella ni con nadie —la pelirroja tragó en seco, era cierto, le colocó a Harry un hechizo de detección que le permitía saber cuando le era infiel, más no con quien—. Pero los muggles tienen una frase que considero he hecho valer a pulso desde que me enteré del embarazo de Hermione, y es que a los enemigos hay que tenerlos cerca, es decir, controlados.

Molly abrazó a Harry de manera espontánea, la mujer comprendió de inmediato cual era la intención del joven, expulsar a Granger significaba perder el Ministerio, mal o bien, ella todavía era la imagen de poder en el mundo mágico, y sólo cuando la Asesora del C.I.M. diera su veredicto, podrían saber qué hacer con la traidora.

Una vez su suegra lo liberó de la muestra de afecto, Ginevra se aproximó para regalarle un dulce beso sobre los labios, Harry sintió un escalofrío, a diferencia de la corriente mágica que percibió con Draco, esta era cálida, sin embargo, se sentía triste, devolvió el beso simulando cariño, para de alguna manera tratar de percibir más de esa esencia. El ardor en su omoplato le determinó que la pelirroja lanzó un hechizo no verbal, Harry suspiró con resignación, faltaba ver que se traía entre manos —por enésima vez—, para retenerlo a su lado.

Potter solicitó a uno de los elfos trasladar a Granger que aún yacía desmayada en la sala al cuarto que ocupaba, mientras él y los Weasley cenaban, la criatura hizo caso viendo a los magos ir hacia el comedor, ejecutó un encantamiento de sueño profundo sobre la Ministra que la mantendría dormida hasta el día siguiente, una orden que Lord Black dio velada en sus palabras, por lo visto, las cosas iban a cambiar en la mansión, y para bien por la huella mágica que desde hacia días percibían en el amo.

La reunión giró en torno a las modificaciones que Charlie hizo con respecto a la fortuna Prewett, no fue de extrañar que Ginevra quedara a cargo de todo, de igual manera, se enteró que la ausencia de Arthur al juicio se debió a un negocio de la empresa de automotores mágicos que tenía, Harry hasta ese instante notó que en el pelirrojo había algo diferente, el atuendo parecía más cercano a su ancestro Sangre Pura que al de traidor a la sangre que por años mantuvo con humildad.

El resto de la velada fue agradable para los cuatro recordando buenos momentos, y los cambios que vendrían para la sociedad mágica cuando se aprobaran las disposiciones que Granger con su ayuda, había propuesto. Por último, fue el tema de los niños, algo que Harry suponía ya que eran la manera más fácil de tocar la fortuna Black y la Potter.

—Te prometo que me convertiré en una excelente madre para nuestros niños, ahora que el niñero que tenías se marchó con Ron y Hugo.

—No será necesario Gin, el nuevo empleado llegará pasado mañana y lo envía directamente la asesora de justicia del C.I.M., te aseguro que podrás seguir ejerciendo tus funciones como Lady Prewett y las de Black & Red sin preocuparte por mis hijos.

—Albus es nuestro nieto Harry, pero la verdad es que… —Molly sonó fría, ahí estaba la razón por la cual Bill le pidió no apoyar a su madre en la locura de adoptar a Hugo, por alguna razón parecía que los varones Weasley habían comenzado a sentir rechazo por la matriarca—, es que Eris es hijo de Malfoy, así que debes hacer algo para corregir esa situación o, muy a nuestro pesar, destruirlo.

—Madre tiene razón, una vez sepamos como se distribuyó la fortuna del programa de Justicia y Reparación, y que Malfoy muera, ya el niño no será de utilidad.

—Eris es mi hijo, por adopción mágica y reconocimiento del símbolo de poder Black, si alguien llega a hacer daño a él, a Albus o a Teddy, ténganlo por seguro que Voldemort será un pálido reflejo de lo que la maldad significaba. Buenas noches.

Los Weasley entendieron que sacar a Eris no sería fácil, y menos por la reacción de Harry que los dejó solos, como tantas veces lo había hecho, para encerrarse en su habitación.

—Esto es por poco tiempo padres —levantó Ginny la copa de vino para brindar con sus progenitores—. Aguantar las pataletas de Potter unos meses más, son la llave a nuestro destino.

La sonrisa en los tres fue suficiente para el elfo que llevó a Granger a la habitación, que los observaba oculto desde uno de los falsos retratos que Walburga Black colocó en la mansión, desapareció para informar a su amo.

Harry confirmó lo que presentía, lástima que todo se le iría a Ginevra a la mierda. Brindó al aire, no podía esperar a pasado mañana.

—Dos días Dragón, y estaremos juntos por siempre.


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