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Angra Mainyu por Mascayeta

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La magia de los niños inundó el lugar rodeando a Draco, una muestra de lo poderosos que eran los tres pequeños que sonreían al ojigris, que con dificultad trataba de mantener la máscara de frialdad que lo caracterizaba, sin embargo, Pansy lo empujó con suavidad y este miró a la Auror Innia Vane solicitando el permiso para aproximarse.

Teddy avanzó con los dos pequeños de la mano, pero adelantó a Scorpius, para él quedar unos pasos atrás con Albus que observó como su hermanito despidió una onda de energía que se enlazó con la del señor bonito frente a ellos.

El último en la descendencia de los Malfoy aceptó abrazar al hombre que, acunclillado para quedar a su altura, le abrió los brazos, sin dudar terminó rodeando el cuello para murmurar un “papá” que fue respondido con un “te amo”. Draco al fin tenía a su hijo, sin contener más las lágrimas alzó la cabeza para llamar a Teddy y al hijo de Potter, que corrieron hacia él para fundirse en una sola bienvenida que llenó de satisfacción a Innia y Pansy, que descansaron al ver que Harry cumplió la promesa de arreglar lo antes posible las cosas, así no pareciera la forma más adecuada.

Sin embargo, ninguna felicidad es completa y el bufido de Molly fue seguido por las despectivas palabras sobre el bochornoso espectáculo nada digno de un Prewett. Pansy que acompañaba a Draco como abogada, aguantó la risa, cuantas veces la vio gritando y ordenando a sus hijos y marido en la estación King Cross, una muestra más de que la mayor de los Weasley siempre fue una mentira.

—Ese mortífago ni siquiera debía estar aquí con mis nietos.

—Eso discútelo con la exministra Granger —replicó la Auror sin darle importancia a la pelirroja que la vio sacar un pergamino donde apuntó algo.

—Debías estar feliz de que exista este requerimiento, ya que es la única manera de comprobar la compatibilidad de magias —explicó Parkinson despectivamente—. De salir negativa esta exigencia, quedaría exento del pago con servicio de la deuda, y ustedes tendrían que aceptarlo sin objetar, ya que podría comprobar que lo obligaron a firmar ese contrato.

—El siguiente paso es ver donde se hospedará el señor Malfoy, la firma del tratado de servidumbre y el sello de seguridad del Ministerio —interrumpió Innia pidiendo que entraran a la casa, lo cual fue dirigido por Harry seguido por Draco y los niños, Scorpius cargado, y Albus cogido con una mano de él, y con la otra de Teddy.

—¿Sello de seguridad?

—Así es Lady Prewett, nee Ginevra Weasley —ante la mención de su soltería, la pelirroja le corrigió con altanería recordándole que era la esposa de Potter—. Señorita, de acuerdo con las leyes antiguas, como Lady es heredera, no su marido, así que en esta casa seguirá siendo Weasley, a menos que usted admita frente al ministerio y Gringott que el señor Potter, es quien debe ser nombrado como líder de la familia. Creo que sus padres deberían enseñarle las costumbres Sangre Pura.

Harry miró de reojo a su mujer y suegra, esperó por una discusión, pero ninguna argumentó nada.

La habitación de Draco quedaba unida a la de los niños, Pansy notó que Ginevra pudo entrar a la alcoba del platinado, pero se detuvo en la puerta de la de Albus, Eris y Teddy, la corriente de magia demostró que Potter era quien controlaba ese sector de la casa, algo que sería por muy poco, ya que si la frase de Vane provocó lo esperado en la comadrejilla, a sus derechos de Lady no les quedaban mucho tiempo.

La revisión fue completa, se dio el visto bueno y bajaron al despacho donde los Weasley aguardaban con té y galletas.

Los papeles se revisaron por las partes, tan pronto se comprobara que Malfoy pagó el dinero del saldo, sería relevado del cargo, los papeles se firmaron, Innia revisó lo escrito por Ginny y Molly, sonrió y procedió a sellar el documento para ser enviado a Gringott, y de ahí los duendes lo pasarían al Wizengamot.

—Procedamos al sello de seguridad, este evita que el señor Malfoy huya o pueda producir magia más allá de la básica para proteger o ayudar a los niños —Ginny sonrió, dejarían al hurón a su completa disposición y sin defensas—. De igual manera, si muere, el Ministerio será informado.

—¿Si muere?

—Sí señor Potter, en estos casos tratan de suicidarse o buscan colocarse en riesgo para que los dueños de casa los asesinen por error, casi siempre es con venenos.

Pansy sabía la relación de Vane con Shacklebolt, se preguntó porque ella no era la Jefe de Seguridad, mantenía las mentiras con tal frialdad que nadie dudaría de su palabra.

El sello brilló en la frente de Malfoy y desapareció, una lástima, pensó Molly, le hubiera gustado oír a Andrómeda y Narcissa chillar por la marca de siervo que portaba su hijo.

Después de esto, la Auror se despidió de la familia saliendo con Parkinson. Las dos brujas sonrieron, la casa Prewett era ahora propiedad de Harry Potter, Lord Black.

Draco subió con los niños para encerrarse en lo que parecía una fortaleza por la cantidad de hechizos protectores, una vez instalado, se deleitó escuchando las historias de Teddy, le parecía muy maduro para su edad, incluso sintió vergüenza por haberse alejado de Andrómeda, y rechazar al profesor Lupin cuando tuvo la oportunidad de conocerlo, pero el tiempo de lamentarse ya había pasado y era necesario comenzar a plantearse cómo salir con sus hijos de ese lugar, porque desde ese instante aceptó que no podría alejarse de ellos.

El resto de la mañana pasaron aislados en el cuarto de juegos, almorzaron con lo traído por el elfo de Malfoy Manor, olvidándose por completo de los demás miembros de la casa, por la tarde comenzaron un breve tanteo sobre las clases de Teddy mientras los más pequeños dormían. Al despertar Albus y Scorpius, cambiaron a actividades de atención y desarrollo motriz fino y grueso.

A las diez de la noche, cuando Harry entró a la habitación, los encontró acampando en medio de esta, el techo tenía un hechizo que simulaba el cielo nocturno con las constelaciones de Hércules, la Osa mayor y la Osa menor rodeando a la de Draco, una hoguera con fuego sin humo y el sonido natural del bosque.

Cerró la puerta con cuidado de no despertarlos, en la mesa se veían los pergaminos de Teddy, algunas envolturas de dulces y varios palitos con restos de malvaviscos, sonrió por la “fiesta” de bienvenida a Draco que le dieron sus pequeños, era seguro que por siempre la recordarían, en especial Teddy.

—Deja de pensar Potter, el ruido me despertó —masculló un Draco adormilado que se sentó en el sleeping bag bostezando. Convocó un Tempus sin varita observando que era más temprano de lo que pensaba—. ¿Quieres comer algo?

—Preferiría un poco de carne y verduras, no dulces.

Draco convocó al elfo que le serviría mientras estaba donde los Prewett, le solicitó traer la cena para Harry y un poco de pastel junto con una bebida carbonatada para él, aprovechó los escasos minutos que duraría la criatura en cumplir su misión, para levantarse y colocar un hechizo de silencio sobre los niños, de esa manera podrían estar observándolos y hablando sin despertarlos.

La charla giró sobre el día, las experiencias que tuvo el ojigris con los pequeños, y la solicitud de llevarlos a la clínica de Stevenson, quería un chequeo completo para cada uno, y pasar un poco de tiempo de calidad con Hugo.

—Puedes hacerlo, entrar y salir de la hacienda cuando quieras, sin embargo, me gustaría que fueras a Black & Red, o a la casa Black, ahí los recogería para volver aquí.

—¿Miedo a que nos ataquen cuando salgamos del medimago?

—Prevención más bien, Ginevra es capaz de acusarte de secuestro.

Se formó un silencio incómodo que desapareció al ver a unas orejas de zorro luminiscentes salir de debajo de un saco de dormir, las llamas de la fogata mágica ya se habían apagado, así que los dos adultos pudieron espiar sin que los niños se dieran cuenta. Del saco de dormir de Scorpius, vieron la segunda cabeza emerger, un oso panda que hizo rodar los ojos a Harry por la luz que desprendían, definitivamente Draco era una excelente niñera. Eso lo puso a pensar en el motivo del pijama de Teddy, unos segundos después surgió un lobo que conversó con los otros dos carnívoros que asintieron. Potter se cuestionó si todos los niños de dos años —en su mente sonó la voz de Teddy cuando lo corregía—, casi tres, eran tan traviesos y despiertos.

Al querer preguntarle a Draco, se dio cuenta que este se escabulló dejándolo solo al frente de la escena. Vio a un pequeño hurón salir para hacerle cosquillas a los niños que reían tratando de capturarlo. Tarde notó que era una ilusión creada por Malfoy, ya que fue atacado por la espalda por un zorro, un oso y un lobo.

Poco después de la medianoche Potter llegó a su alcoba, en la cama lo esperaba una muy furiosa Ginevra, que terminó de limpiar el maquillaje que por el llanto se le corrió, una forma de hacerlo sentir culpable, lástima que no cumplió su objetivo.

 

En un pequeño apartamento, el sonido del despertador retumbó en la cabeza de la dueña del lugar, que como pudo desactivó la alarma para volver a meterse en las cobijas, un día más en el que debía estar encerrada esperando por una respuesta del ministerio.

El plof en la habitación la sumió más en la depresión, el elfo le habló de que ya tenía el desayuno servido junto con las labores que debía entregar ese día, los libros contables con relación a los recaudos para orfanatos, hospitales y otros sitios que fueron destinados para las víctimas de la guerra.

Hermione se quedó recostada sin importarle las palabras del elfo, lo que menos le interesaba era levantarse a dar cuenta de lo que le pondría en la cárcel por malversación de fondos del Estado, las barreras resonaron, supo que el Auror que tenía su caso acababa de llegar, el mago era una excelente persona, demasiado confiado a su parecer, así que prefirió levantarse.

Media hora después se encontraba desayunando con el joven Michael Cassidy, tenían casi la misma edad, se había graduado dos años antes que de Hogwarts, y siempre, según él, había tenido el interés de conocerla.

El informe fue relacionado con los diferentes recibos, no había forma de justificar los miles de galeones que se desviaron a gastos referentes a cosas personales y sobornos, la manera como sostuvo la torturas de Malfoy, las investigaciones sobre los bienes de los mortífagos y otros Sangre Pura y mestizos, así como los pagos para ensuciar y atacar a Creevy, y al mismo Kingsley. Cada recibo estaba allí, imposible a menos de que se supiese dónde buscar, por lo visto, sus cómplices vieron la redención entregándola cómo única culpable.

No obstante, de toda la evidencia lo principal era la acusación de que preparó pociones ilegales con el presupuesto del departamento de criaturas mágicas, ahí se encontraba la que usaron con los testigos de Malfoy, la de Amor que le dieron a Potter, también se encontraba el listado de los hechizos que creó con Ginevra, muchos declarados como oscuros, incluso el Sello de Sangre que implementó desde que ejercía cómo asistente de Shacklebolt.

Respiró cansada, pensó en sus padres y se preguntó hasta donde la ambición por el poder la guio en la búsqueda de la gloria, pero aún no tenía el juego perdido, le quedaba dinero en sus cuentas en el mundo muggle, y si el interés de Cassidy era como lo entendió, podría perfectamente aprovecharlo.

El Auror observó cómo Granger se levantaba para ir a la cocina, era la hora del almuerzo, y aunque los elfos se encargaban de llevar lo que consumía, servir era un placer que no le quitaron. Recordó que los hechizos de detección evitaban que agregara algo a la comida, así que con cuidado trató de incluir en las salsas la poción que le daría control sobre el joven, de esa manera podría escapar sin problema, ya que él mismo Michael la sacaría de allí.

Las frases de una conversación que parecía de amigos fue el complemento de la comida que fue desviándose a interés más personales y bromas de doble sentido. 

Cassidy agradeció por el almuerzo cuando la vio recoger los trastes para meterlos en el fregadero, la Ministra además de ser una mujer inteligente y buena conversadora, era atractiva, sin pensarlo y casi movido por un instinto salvaje, la acorraló contra la encimera.

—Huele demasiado bien señorita Granger —el susurro en el oído de la castaña provocó un estremecimiento—. Desde que ingresé a este apartamento, he querido tenerla de esta manera.

—Auror usted sabe…

Las palabras murieron en la boca de Hermione que fue besada con fuerza, ni siquiera con Harry había sentido tanta posesividad. El gruñido y unas uñas raspando sobre su espalda, le dieron la respuesta a la sensación que la embargaba.

—Lican…licántropo… —el jadeo sacó una sonrisa a Michael, asintió mientras lamía el cuello y ya el despejado pecho de la exministra.

Para Hermione la respuesta significó un triunfo, si el Auror estaba interesado en ella desde que la vio por primera vez, eso significaba que podía convertirse en lo que Greyback llamaba como su pareja designada, y el lobo la reclamaría marcándola para tener cachorros.

Ventaja que ella no era fértil, pero convertida en lobo, podría escapar sin problema, una tristeza que el joven sería culpado de todo, pero en esos casos siempre había un daño colateral, y por encima de esas estupideces románticas, se hallaba su vida. Antes ella que cualquier otro, basta con las tonterías de Harry y ese amor no correspondido. Detuvo como pudo los besos, para conducirlo a su cuello, mientras gemía y se restregaba contra Cassidy.

—Alpha, marcame —el gemido mezclado con la suplica logró que el Auror tomara su rostro y la mirara con esos ojos color miel que alguna vez notó en Lupin—. Por favor.

—¿Para qué? —parecía que toda la lujuria del momento nunca hubiese pasado—. Mi lobo no es tan estúpido, dime la razón y te marcaré, y si quieres sin compromiso.

Hermione lo observó con desconfianza, al fin suspiró y le pidió que le ayudara a escapar. A cambio lo llevó hasta la habitación para descubrir un Fidelio, que mostró una puerta, Cassidy mentalmente denominó el lugar como el “Santo Grial” de las pruebas en contra de la exministra.

Granger le presentó documentos que demostraban y sustentaban hacia donde fueron los fondos y en que cantidades, también quienes eran sus directos socios, por último, mostró la prueba de las muertes del médico de Lucius y de Flikiers.

—¿Algo más que quieras decirme?

—Si me ayudas a salir de aquí, te daré lo que se incautó de los Malfoy, una parte la legalicé para el Ministerio, la otra está en una bóveda a mi nombre.

Se dirigió a un cajón y le pasó la llave de Gringott, abriendo la tarjeta que le permitía mover la cuenta, completó las líneas donde decía que cedía el monto total a Jean Michael Cassidy Lorac. Extendió el papel al Auror que sonrió satisfecho.

—Gracias —se dio media vuelta para abandonar el pequeño cuarto, ahí notó las manos de Granger sobre su cuerpo, dejó salir un poco de feromonas, lo suficiente para aturdirla—. Incarcelus.

Hermione lo observó confundida, el Auror le explicó.

—Lamento que lo nuestro no pueda ser, no soy tonto. Sé que para el traspaso de la cuenta debemos ir al banco, los duendes esto no lo aceptarán, por otro lado, gracias por su colaboración, pero mi lobo me protege de cualquier poción que se me haga tomar.

Granger vio el vial de la pócima que le agregó a la salsa, el maldito siempre lo supo y la manipuló.

Se oyeron los pasos de más personas, la magia de Bertha Vogel se apoderó de la habitación, recibió los documentos de manos de Cassidy que de inmediato se quitó el glamour que lo protegía.

—Señor Fernir Greyback, por su colaboración con el C.I.M., este le otorga una disminución en su pena y no ir a Azkaban, tendrá una condena de “casa por cárcel” y libertad controlada por los Aurores de MACUSA, por quince años. ¿Acepta?

El lobo extendió sus manos para que le colocaran las esposas, reconoció la sentencia para seguir a los guardias que lo sacaron de la alcoba de Hermione, empero, antes de desaparecer, la castaña le gritó la supuesta verdad sobre su hija.

—Tu cachorra está muerta, ¿crees que Ginevra la dejaría con vida?, ese es tu castigo por traicionarnos, soportar la culpa por asesinar a tu hija.

Greyback se dio media vuelta y solicitó permiso para hablar, el que fue concedido por Vogel.

—Las serpientes son leales, mi hija hace mucho está a salvo, pero con esa confesión acabas de firmar tu veredicto.

Granger escuchó la lectura de los cargos en su contra, sería trasladada de inmediato a Azkaban, saldría únicamente para el juicio.

Cuando llegó a la isla, se vio caminando por el pasillo que conocía muy bien de sus visitas a Draco.

Cerraron la puerta, con esto, Hermione exigió que la sacaran de allí, el Auror la miró con desdén para asegurar el candado y la rejilla de vigilancia, indicándole la hora que llegaría la comida. Por unos segundos la rodeó la oscuridad, luego una bombilla en medio de la habitación se encendió mostrando a Malfoy sentado en la cama, y a su lado la figura negra que flotaba amenazadora en el aire.

—No te preocupes sangre sucia, mi visita no será tan larga como las que acostumbrabas a hacerme.

—¡Nunca tendrás a Harry! ¡Te odio!

—Es bueno saber que hasta último momento pelearás, mi amigo lo disfrutara sin duda.

Los gritos de angustia y dolor llenaron el sótano de Azkaban, el frío en el calabozo congeló también la puerta, nadie fue a revisar lo que sucedía a pesar de las horas de tortura mental que padeció.

Al día siguiente cuando hallaron el cadáver de Hermione Granger,  preguntaron a los que estaban de guardia, los mismos que sólo hablaron de una figura similar a una sombra de cabello blanco y ojos grises que reía mientras desaparecía en la oscuridad.


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