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UNA NAVIDAD PARA AMAR por Angel90

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Notas del fanfic:

Se que la historia esta fuera de temporada , pero es la unica que tengo a la mano en este momento, ya que estuve mucho tiepo ausente.

espero y les guste.

Notas del capitulo:

Los personajes utilizados en la creación de esta historia le pertenecen a Masami Kurumada. 

 

Con una felicidad rebosante, una linda casa y un atractivo hombre que lo amaba no se podría decir que al joven Ikky lo encontrarías deprimido, pero aquí estaba en la cocina de su nueva casa, pensando y estrujando su cerebro tratando de imaginar que regalarle a su pareja. Alderban lo tenía todo.

 

¿Qué le regalo? Era la misma pregunta que se había repetido más de mil veces en su mente, quería algo que fuese especial pero no se podía imaginar qué.

 

Alderban era lo más importante en su vida, en estos meses juntos habían pasado por muchas cosas pero en cada momento él le había mostrado a Ikky cuanto lo amaba, se preocupaba hasta por el más mínimo detalle de su vida, así que esto lo tenía un poco estresado ya que él quería entregarle algo que reflejara todo el amor que él sentía por su pareja.

 

—Hey mi amor ¿Qué haces aquí a oscuras? —Preguntó Alderban acercándose a su pareja y besándolo en los labios—. Te extrañé, bebé.

 

—Me asustaste… —El muchacho se sobresaltó, pero rápidamente abrió sus labios para recibir el beso de su amante— más… mmm…

 

Alderban ayudó a levantarse de su asiento a Ikky y lo atrajo a sus brazos, sentía que su sangre ardía en sus venas cada vez que abrazaba a su pequeño hombre, con su mano libre recorrió el cuerpo del joven, desde su rostro hasta detenerse en su pecho y apretar el pequeño pezón duro por la excitación, sus respiraciones en pocos segundos se alteraron, Alderban empezó a desnudar a su amante; lo sentía tan bien, su piel suave, su sabor dulce. Rápidamente desabotonó su camisa, al abrirla buscó ese pequeño botón duro que suplicaba por un beso, se inclinó sobre el torso de Ikky y succionó su pecho haciendo que jadeara de deseo.

 

 

Ikky afirmó la cabeza de Alderban junto a su pecho sintiendo una descarga por todo su cuerpo cada vez que este succionaba su pezón, se sentía duro, a este paso no duraría mucho…

 

—Hazme el amor… te deseo tanto… —logró pedir entre susurros a su amante. 

 

Alderban lo ayudó a desnudarse y empezó a besar todo su cuerpo, haciendo que casi explotara de placer. Ikky entre beso y beso logro quitar la camisa de su hombre, se abrazó a su cuerpo sintiendo cada centímetro, piel con piel, la diferencia entre ambos solo hacía que se excitase más, el contraste entre altura y color era mucha. No sabía por qué un hombre tan sexi como su novio lo quería, pero él solo daba gracias a los dioses por eso.

 

—Te deseo. Nunca me canso de tenerte, creo que soy adicto a ti —una vez que ambos estuvieron desnudos Alderban tomó en brazos a su pareja y lo llevó a la sala, unidas sus bocas en un ardiente beso y sin soltarlo lo recostó sobre el sofá.

 

— Alderban, te amo —dijo con cada fibra de su corazón, con el amor descrito en cada señal de su cuerpo.

 

—Yo también te amo bebé, los días se me hacen eternos, solo espero por el momento de llegar a ti y sostenerte junto a mí.

 

Ambos hombres estuvieron muchos minutos abrazándose, tocándose mutuamente y estimulándose. Cada toque estaba dedicado a dar placer. Alderban tomó en sus manos la erección de Ikky y lo sintió retorcerse de placer.

 

—Tranquilo… —sonrió Alderban besando el cuerpo del muchacho hasta llegar a su erección, que suplicaba por su atención, por lo que se lo llevó a la boca, sintiendo el sabor salado que escapaba por el pequeño orificio de su glande.

 

—Ohhh, Alderban eso se siente tan bien… no voy a durar mucho… — Alderban sonrió al ver tan des variante a su pequeño, lo tomó profundo en su garganta y lo chupó con fuerza haciendo que gimiera y suplicara por más. Afirmó con fuerza las caderas del muchacho contra el sofá antes de sentir que acababa en su boca, tragó cada gota de su semilla. Disfrutaba de ver cómo podía dejar en este estado a su amante, sin respiración. Lo abrazó suavemente antes acomodarse en el sofá.

 

— Alderban… pero tú aún no… —el muchacho se preocupó, ya que su amante no había saciado su deseo sexual.

 

—Después, bebé… ahora solo quiero sostenerte, y dejar que recuperes tu energía para más tarde —sonrió entretenido al ver el estado de total agotamiento en que había dejado a su pequeño hombre.

 

Su relación era hoy en día de absoluta confianza y compañerismo, disfrutaban de sus momentos juntos atesorando cada instante.

 

—Eres malo, no te rías, anoche me tuviste despierto toda la noche.

 

—No vi que te quejaras mi amor —Alderban sonrió divertido acariciando el rostro de su pareja.

 

—Solo tendría que estar loco para quejarme.

 

—Bien dicho, mmm… hoy me tenías caliente, a cada momento me distraje pensando en ti y deseándote.

 

—Yo también te extrañé mi amor.

 

Se abrazaron unos minutos en silencio antes que Alderban recordara la cena a la que tenían que asistir por su trabajo.

 

—Mañana a las ocho de la noche es la cena de navidad de la clínica, contrataron un bufet y se hará en el salón de eventos. Te vendré a buscar cuando estés listo.

 

—No tengo un traje —se preocupó, ya que esta ocasión era muy importante en el trabajo de Alderban, por ser el director de la clínica recaía gran parte del protocolo sobre sus hombros, eso significaba que serían el centro de atención en la cena.

 

—Ve por la mañana a comprarlo y que te lo arreglen a la medida.

 

— ¿No será problema que me lleves contigo?

 

—Para mí no es un problema, tú eres mío y donde yo vaya quiero que tú estés, no te esconderé porque a otros les pueda molestar.

 

—Bien, entonces iré contigo, incluso te reservaré un baile —dijo aliviado con las palabras de su compañero.

 

— ¿Cómo que un baile? —Protestó Alderban divertido— todos serán para mí. 

 

— ¿No podré bailar con nadie? —preguntó haciendo una mueca entre ultrajada y cómica.

 

—Solo con chicas feas y viejitos… —se detuvo al ver que su amante reía a carcajadas.

 

— ¿Te convertirás en cavernícola si me vez con alguien guapo?

 

 

—Eso dalo por hecho.

 

—No tienes porque mi amor, yo solo tengo ojos para ti —susurró somnoliento Ikky antes de dormirse abrazado a Alderban.

 

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Por la mañana para Ikky fue un ir y venir haciendo mil encargos y comprándose el traje, le costó mucho encontrar uno a su medida, ya que todos eran más grandes, pero por fin dio con uno muy elegante, solo quería que su pareja se sintiese orgulloso de él. Miró su reloj y se dio cuenta que el traje no se lo entregarían hasta dentro de una hora, por lo que se dirigió a ver el regalo de Alderban. Anoche por fin después de mucho pensar supo que regalarle, estando aún en brazos de su amor.

 

Sonrió pícaramente antes de ir por el regalo y algunas cosillas para esta noche.

 

Cuando llegó a casa eran las cinco de la tarde. Estaba agotado, por lo que decidió darse un baño antes de dormir una pequeña siesta, ya que planeaban estar desvelados hasta muy tarde, sonrió nervioso. Solo esperaba que todo saliera según lo tenía planeado. Acomodó el traje en el sofá junto a la cama y dejó todo listo para vestirse antes de que su amor viniese a buscarlo, tendría que estar listo a tiempo ya que Alderban solo vendría a buscarlo a él, ni siquiera se tendría que cambiar en casa, ya que se había llevado todo en la mañana para cambiarse en el trabajo, él tendría que supervisar algunas cosas antes de la cena.

 

Acomodó todo lo que compró en la habitación, rodeó la cama con velas rojas y creó todo un ambiente muy romántico.

 

—Ahora solo a descansar —se dijo para sí bostezando antes de acostarse.

 

Estaba relajado, ya que por fin lo que más le preocupaba estaba resuelto, solo esperaba que a su amor le gustara su regalo y supiese apreciar el valor que tenía para Ikky. Suspiró de placer al sentir que en la habitación poco a poco se iba propagando el exquisito aroma de las velas. No podía dormir por lo que se conformó con relajarse. Después de un rato se dio por vencido y se levantó, deambuló por toda la habitación colocando velas y pétalos de rosas sobre su cama.

 

Dos horas después apareció Alderban algo retrasado, por lo que solo entró en la casa para avisar a su pareja que lo estaba esperando. Apareció desde el salón donde había estado esperando a su amor, se ruborizó al ver como lo miraba Alderban, con esa mirada hacía arder su sangre.

 

—Ikky… te ves tan — Alderban no terminó la frase ya que no tenía palabras para

 

describir lo hermoso y sexi que se veía su pareja —…sexy. Mejor nos vamos rápido mi amor, mira que contigo vestido así, solo tengo deseos de tirarte sobre la cama y hacerte el amor hasta que olvides tu propio nombre.

 

El muchacho sonrió feliz, ya que solo quería que Alderban se sintiese bien junto a él.

 

El viaje hasta la clínica duró solo unos minutos por lo que les dio poco tiempo para ponerse al corriente de lo que había hecho cada uno durante el día. Ikky estaba agradecido ya que no quería mentirle a su pareja, quería sorprenderlo cuando llegasen a casa.

 

Llegaron a la entrada del salón donde se realizaría la cena y antes de entrar Alderban detuvo a Ikky, tomó su rostro entre sus manos y se inclinó a besar sus labios. El joven respondió contento de que su pareja no cambiase su forma de ser por estar en su área de trabajo.

 

— ¿A qué se debió ese beso? —preguntó el chico riendo.

 

—Es que serán muchas horas sin poder besarte y tocarte como quiero.

 

—Solo serán unas horas Alderban, ya tendremos tiempo esta noche para eso, recuerda pórtate bien o el jefe te podría ver… —dijo esto último muy divertido.

 

— ¿Oh, no te gustaría jugar con el jefe por unos segundos en su oficina? — susurró junto a su oído.

 

—Hey, pilluelo compórtate o nos meterás en problemas —lo reprendió esquivando las manos de su amante que quería abrazarlo.

 

—Esa es la garantía de que yo sea el jefe mi amor, me echaran de menos pero nadie se atrevería a reprenderme — Alderban se inclinó y besó el cuello del muchacho, lo mordió levemente dejando una marca sobre la piel.

 

—Cuidado Alderban me dejarás marcado y todos estarán pendiente de mi cuello — se quejó el muchacho algo molesto.

 

—Que bien, por eso lo hice. No quiero que nadie se acerque a ti con dobles intenciones, quiero un recordatorio visible de que eres mío, así todos lo sabrán.

 

—Eres demasiado posesivo, mi amor —dijo Ikky besando los labios de Alderban — me gusta que seas así, pero a veces rayas en lo ridículo. No tienes que preocuparte tanto yo solo tengo ojos para ti.

 

 

— ¿No te preocupa que yo sea mayor que tú? —preguntó Alderban algo inseguro.

 

— ¿Por qué iba a preocuparme? Eres sexi, endiabladamente atractivo, sabes cómo volverme loco. Yo creo que más bien es al revés yo me preocupo que se te acerque alguien más atractivo que yo — Ikky tomó ambas manos de su pareja y dijo muy seriamente mirándolo a los ojos— Nunca había amado a nadie como te amo, solo pido a dios porque nunca dejes de amarme —esto último lo pronunció en un susurro provocado por el miedo, ya que el temor de perderlo algún día siempre estaba presente.

 

—Mi bebé — Alderban atajo al muchacho hacia su cuerpo y lo abrazó firmemente, sin preocuparse por las personas que entraban al salón y los observaban— No tienes que temer, eres el único para mi, si de algo sirven los años, es para darme cuenta que de todas las personas que he conocido tu eres el único que voltea mi mundo al revés.

 

— Alderban… —El muchacho no pudo seguir, ya que las palabras del hombre lo emocionaron hasta el punto de llenar sus ojos de lágrimas.

 

—Hey mi amor, será mejor que dejemos el tema o terminaras llorando — Alderban besó la frente de su pareja antes de soltarlo—, vamos creo que seremos los últimos en llegar.

 

Antes de entrar al salón Alderban tomó la mano de Ikky entre las suyas y entraron juntos tomados de la mano, el muchacho no era tan valiente como su pareja. Se sonrojó al ver que causaban expectación y vio a algunas mujeres con cara de asombro y otras murmurando. Se relajó un poco al sentir que Alderban acarició su espalda guiándolo a su mesa.

 

—Tranquilo bebé, estás junto a mí, no permitiré que nadie te diga nada.

 

—Gracias, solo estoy nervioso.

 

La cena fue incomoda los primeros diez minutos, pero luego pareciera que todos decidieron aceptarlos como una pareja normal porque el ambiente se relajó e incluso empezaron a bromear y a divertirse. Alderban por ser el director tuvo que hablar con todos una vez que terminaron de cenar, en todo momento llevó consigo a su pareja haciéndoles ver lo importante que era Ikky para él. No hicieron alarde de su relación, pero si hubo alguna que otra pequeña caricia.

 

En el momento que pusieron la música para bailar se escuchó una agradable música romántica. A la tercera canción y cuando muchos bailaban en el centro del salón Alderban tomó al joven de su mano y lo guitó hacia el centro.

 

 

— Alderban… yo pensé que bromeabas con lo del baile.

 

— ¿Por qué iba a bromear? Me encanta realizar cosas nuevas contigo. Este será nuestro primer baile fuera de casa.

 

—Bien, hagámoslo —dijo el muchacho muy contento. Alderban lo acercó a su cuerpo y lo abrazó guiando sus pasos mientras bailaban una tonada muy hermosa. Ikky se sintió flotar de la felicidad. No le importó si había personas alrededor de ellos, él solo cerró los ojos y disfrutó de estar en los brazos de su amante.

 

—Hey, bebé creo que en unos minutos nos escabulliremos a casa, contigo junto a mi estoy empezando a tener problemas — Alderban estaba tan inmerso en l música y el baile que en un principio miró a su pareja no entendiendo, por los que se sonrojó violentamente cuando rozó su ingle con su gran problema.

 

—Oh… ¿Qué tal si vas al baño antes que alguien lo note?

 

—Mmmm… ¿no quieres acompañarme y solucionarlo juntos?

 

—No Alderban, ve solo mi amor. Creo que por un día sería demasiada información para tus colegas. Ve, yo te espero en nuestra mesa.

 

—Eres malo… —dijo esto como un niño regañado.

 

—Sí, mi amor… pero ya sabré recompensarte cuando lleguemos a casa.

 

— ¿Lo prometes? —susurró bajo y sonrió muy sexi.

 

—Si lo prometo. Anda ve. Para que puedas despedirte y lleguemos luego a casa.

 

—Ese es el mejor incentivo — Alderban sonrió y luego se dirigió al baño para refrescarse un poco y dar un poco de tiempo para que bajase su erección.

 

Ikky vio irse a su pareja, miró a su alrededor nervioso, pero sonrió al ver acercarse a una de las enfermeras que lo atendió cuando estuvo dañado de su hombro.

 

—Hola Ikky ¿Cómo has estado?

 

—Muy bien ¿y usted?

 

—Disfrutando de los pocos momentos agradables que tenemos para compartir.

 

 

— ¿Con quién vino?

 

—Con mi marido, dejé a mi hija con mi suegra.

 

—Supongo que serán muy pocas las veces que puedes salir con una niña pequeña —sonrió el muchacho.

 

—Sí, aprovechamos al máximo las pocas ocasiones que se presentan —dijo la mujer sonriendo— me alegró mucho ver que el jefe te trajo con él. Ustedes hacen una muy linda pareja.

 

—Gracias Sahori, la verdad es que tú nos conoces desde el inicio de nuestra relación.

 

—Solo te puedo decir —contestó sonriendo—, que algunas de las chicas que suspiraban por tu novio quedaron bravísimas porque vieron que se los arrebataste en sus narices.

 

—Yo no sé los quite. A él no le gustan las mujeres —dijo el muchacho a la defensiva.

 

—Sí niño, pero ellas no lo sabían, y al ver la adoración con la que él te trata hizo que perdieran toda esperanza —la mujer rió divertida, por lo que Ikky se unió a ella y rieron juntos.

 

Ambos vieron acercarse a Alderban hasta que llegó junto a ellos.

 

— ¿Estas tratando de quitarme a mi novio Sahori? —preguntó divertido e intrigado al ver que ambos reían antes que él llegase.

 

—Para nada señor, solo poniendo a mi amigo aquí presente al tanto de algunos chismes. Además él tiene solo ojos para usted y yo los tengo solo para mi esposo. —dijo lo último mirando hacia donde estaba su marido y enviándole un beso. Por lo que tanto Alderban y Ikky se miraron divertidos.

 

—Sahori nos vas a perdonar pero ya estábamos pensando en irnos, te vemos después de las fiestas.

 

—Oh por supuesto, nos estaremos viendo en el trabajo, señor —se despidió seriamente de su jefe y luego se volvió al muchacho—, me gustó mucho verte Ikky. Espero que vayas más seguido por la clínica.

 

—Ohhh… pero solo de visita no como paciente —incluyó Alderban.

 

—Por supuesto —aseguró Sahori.

 

 

Se demoraron casi media hora en despedirse, ya que todos querían desearle felices fiestas a Alderban. Ahora que Ikky ya sabía sonrió divertido cuando alguna de las chicas le lanzaban miradas de odio.

 

Algunos colegas de Alderban sin querer desviaban su vista y recorrían de pies a cabeza al muchacho, al percibir esto Alderban lo acercó a su cuerpo y apoyó su brazo sobre sus hombros no dejando dudas al tipo de relación que tenían.

 

Alderban quería dejar claro que si hacían algo fuera de contexto o trataban de incomodar al joven es como si se lo estuviesen haciendo a él y al parecer que su mensaje llegó alto y claro porque incluyeron de inmediato al muchacho en la conversación.

 

—Bueno colegas, los dejamos, creo que estoy algo cansado, disfruten de la fiesta, los veré después.

 

—Oh, yo estaré de turno mañana… —se quejó apesadumbrado uno de los médicos— descansa por mi Alderban.

 

—Lo haré —sonrió divertido—, los veo luego.

 

—Chao Alderban, Ikky … pásenla bien —dijo otro de los médicos.

 

—Gracias, igual ustedes —respondió algo inseguro el joven.

 

Una vez que salieron de la clínica se dirigieron al estacionamiento por el vehículo. Al llegar junto al auto Alderban tomó la mano del muchacho y lo apoyo contra el vehículo antes de besarlo apasionadamente. Este respondió con ardor por lo que se separaron ambos luciendo una fuerte erección.

 

—Creo que mejor nos apresuramos a llegar a casa —dijo sin aliento Alderban.

 

—Vamos.

 

Ambos se subieron rápidamente, se pusieron sus cinturones de seguridad y guiaron el vehículo hasta su casa.

 

Todo estaba a oscuras ya que Seiya, el hijo de Alderban, se había ido a pasar la noche con su tío. Por lo que Ikky había preparado un ambiente muy romántico para su amante. Al estar dentro de la casa Ikky se dio vueltas hacia su pareja.

 

—Me das unos minutos… quédate aquí y yo te llamo para que subas a la habitación.

 

 

— ¿Qué planeaste bebé?

 

—Es sorpresa ya lo veras, espera acá —dijo esto antes de subir corriendo hacia la habitación.

 

Una vez que llegó a ella se dirigió al baño y sacó un recipiente de vidrio que tenía junto a la tina y la llevó hasta la cama y regó con pétalos de rosas rojas la superficie de esta, dejó la mitad y la llevó nuevamente al baño. Prendió las velas rojas y luego se desvistió rápidamente y tiró su ropa sin mucho cuidado al closet. 

 

Buscó la pequeña caja de terciopelo y la llevó hasta la mesa de noche. Antes de subir a la cama se acercó a la puerta, apagó las luces quedando la habitación iluminada con las velas, sonrió conforme de lo que había hecho, rápidamente subió a la cama y buscó su mejor pose antes de gritar a Alderban para que subiera, rio al ver que su hombre no se demoró prácticamente nada en llegar hasta la habitación. Pero se quedó estático junto a la puerta con una expresión de asombro, por lo que Ikky por un momento pensó incómodo que tal vez no le gustó la sorpresa hasta que lo vio tragar con dificultad y vio escapar una pequeña lagrima de sus ojos, lo que hizo que Ikky se levantara sin pensarlo dos veces y llegar junto a Alderban.

 

—Hey mi amor, ¿no te gustó mi sorpresa? —preguntó preocupado.

 

—Me encantó tu sorpresa —su voz se escuchó ronca por la emoción—. Bebé, tú siempre me sorprendes. Gracias, ¿cómo se te ocurrió esto?

 

—Quería que esta noche fuese especial, es nuestra primer Navidad juntos — dijo muy feliz de haber sorprendido a Alderban.

 

—Pues ya lo es tesoro —atrajo al muchacho a sus brazos y lo abrazó fuertemente antes de besarlo—, creo que por fin sabré lo que se siente hacer el amor sobre una cama cubierta de pétalos de rosa.

 

—Ambos lo sabremos, ya sabes que nunca había hecho esto.

 

—Me alegro de que haya cosas que podamos aprender y disfrutarlas juntos. Ya me sentía un poco viejo solo yo siendo el profesor.

 

— ¿Te molesta tener que enseñarme cosas aun? —preguntó algo preocupado.

 

—Por supuesto que no, me encanta que todo lo que te enseño sea nuevo para ti, me gusta ser el único que te ha tocado. Sé que es egoísta de mi parte pero no lo puedo evitar. ¿Me perdonas? —susurró sobre los labios del muchacho.

 

 

—Sí, ¿cómo podría no hacerlo? Me sucede lo mismo contigo. No quiero compartirte, solo te quiero para mí.

 

Ante estas palabras Alderban lo besó y lo guió hasta la cama, antes de desnudarse rápidamente y subir junto a su hombre, lo abrazó antes de recorrer con sus dedos el cuerpo de Ikky muy amorosamente. El momento y el ambiente estaban hechos para la exploración, el disfrute, sin prisas.

 

—Tu piel es tan suave —dijo Alderban besando la cadera de su amante. Sonrió cuando Ikky casi rebotó en la cama cuando mordió tiernamente el interior de su muslo— calma bebé, solo es el inicio.

 

—No aguanto más… voy a acabar, quiero sentirte dentro de mí —suplicó excitado el muchacho.

 

— ¿Seguro?

 

—Sí, por favor.

 

Alderban preparó a su pareja antes de penetrarlo. Fueron minutos intensos en los que en la habitación solo se escucharon gemidos y el golpeteo de piel contra piel.

 

Acabaron juntos un orgasmo intenso. Ambos quedaron agotados y sin aliento, se abrazaron y besaron hasta que su corazón recupero su estado normal.

 

— ¡Feliz navidad, mi amor! —dijo Ikky abrazando fuertemente a Alderban.

 

— ¡Feliz navidad, bebé! —respondió besando suavemente los labios del muchacho.

 

Ikky se soltó un momento y sacó la caja de terciopelo que tenía sobre la mesa de noche.

 

—Esto es para ti, mi amor —dijo entregándole la caja a Alderban.

 

—Ikky, bebé… no debiste molestarte — Alderban abrió la caja y quedó sin palabras al ver lo que contenía, ya que sabía el gran valor que tenía para su pequeño hombre—. No lo puedo aceptar, sé lo que esto significa para ti.

 

—Por supuesto que lo aceptarás, solo querría que tú lo tuvieras, la otra persona a la que más amo.

 

—Pero este relicario era de tu padre… es hermoso —tocó la superficie con reverencia, el relicario estaba colgado a una cadena de plata, el diseño era

 

hermoso y muy varonil con un tribal sobre la cubierta. Alderban lo abrió y miró rápidamente al joven, al ver que dentro estaba el retrato de Seiya e Ikky — Ahora sí no podría rechazarlo, al ver que estarán mis dos amores muy cerca de mi corazón.

 

—Me alegro, esperaba que te gustase —dijo el muchacho aún inquieto.

 

—Siempre lo he encontrado hermoso, Gracias lo cuidaré mucho — Ikky sonrió feliz y besó los labios de Alderban.

 

—Hey, yo también tengo algo para ti —se levantó de la cama y buscó la chaqueta que había tirado al suelo, la tomó y buscó algo en el bolsillo, sacó una cajita y se la tendió a Ikky besando sus labios. Ikky recibió su regalo emocionado y lo abrió.

 

— Alderban… —el muchacho quedó asombrado al ver dentro un anillo, era precioso, le gustó la sencillez del modelo. Beso rápidamente a su amor y sacó el anillo para ponérselo en su dedo anular de la mano derecha.

—No bebé, te equivocaste de dedo, ese anillo irá en tu mano izquierda. Y tiene una inscripción en el interior — Ikky se lo sacó y leyó lo que decía: "TE AMO. ALDERBAN "—. Gracias está precioso nunca me lo sacaré.

 

—Hay más bebé, ese anillo tiene un compañero — Alderban sacó otra cajita y la abrió, extrajo el anillo y se lo colocó él mismo en su dedo anular izquierdo. Ikky quedó asombrado al percatarse del significado de los anillos idénticos— ¿Por qué tan asombrado tesoro? Sabes que te amo, y si pudiésemos casarnos yo ya lo habría hecho contigo. No podemos hacerlo legalmente pero en mi corazón tú ya eres mi esposo.

 

—Te amo, yo también lo siento así.

 

Se abrazaron y besaron, felices al saber que eran correspondidos en el gran amor que se tenían.

 

 

 

Notas finales:

Gracias por llegar hasta el final de esta historia espero y leshaya gustado...

 

nos estaremos leyendo en la siguiente historia

 

se aceptan comentarios productivos.


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