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Devoción por yaoiana

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La boca de Saitama no podía estar más abierta ante lo que apreciaba.  En el comedor había un sinfín de platos apetitosos y bien decorados, además, de que en el fondo había una decoración con globos, serpentinas y un gran letrero de “FELIZ 2 ANIVERSARIO”.

Detalló que su estudiante con su característico delantal rosa, terminaba por poner algo en la mesa y al verlo, sonrió.

 

–       Feliz aniversario, sensei.

 

–       Genos, debes explicarme claramente que es esto, porque no entiendo nada.

 

–       Oh si, leí en internet que cuando se cumple un año de convivencia con alguien, se llama aniversario y hoy justamente pero hace dos años tuve la fortuna de que el sensei me aceptara en su casa; como el año pasado no era consciente de esa información, entonces decidí desatrazarme y hacerlo el doble.

 

–       Si si – dijo con desgano pues a la mitad del discurso del cyborg se había perdido-  Genos, los aniversarios se celebran, cuando existe una relación o hay un matrimonio- aclaró.

 

–       Mmm… ya veo, o sea que el problema radica en que aún no nos hemos casado- expresó pensativo.

 

–       Así es – recapacitando- ¡ oye! ¿no me estás escuchando?, ¿cómo que aún no nos hemos casado? – preguntó pálido al ver que el rubio no comprendía la gravedad de la situación.

 

–       Siempre lo escucho, sensei- aclaró- por mi parte, eso puede suceder cuando quiera y ¿por su parte?- preguntó directamente.

 

–       ¿Por mi parte, qué?- confundido sin poder seguir el hilo de la conversación.

 

–       Yo siempre estaré a su lado, sensei – añadió.

 

–       Genos, espera – respirando hondo- yo no estoy entendiendo muy bien que intentas decirme, por favor, intenta resumir – desesperado.

 

–       Sensei – tomándole las manos- yo siempre estaré con usted, porque lo admiro y lo amo  - dijo con sinceridad- lo amo por el hombre y héroe que es, no espero que me corresponda, la verdad, creo que jamás estaré a su altura ni que sea digno de usted, pero con el solo hecho de que lo sepa, estoy tranquilo.

 

El calvo escuchaba aquella declaración y desde que inició no había tomado aire, estaba completamente rojo y alterado por la sincera y devota declaración de su pupilo.  Genos lo amaba… ¿ Genos lo amaba?... ¡¡ Genos lo amaba!!, carajo jamás se había esperado eso y no sabía cómo sentirse.  Se sentía avergonzado, emocionado, ansioso, asustado… maldita sea sus tripas se habían anudado del sinfín de emociones.

 

–       Sensei – lo llamó- disculpe si lo he molestado, si está incomodo, puedo retirar todo – comentó mientras empezaba a levantar los platos.

 

–       ¡ No! – negó, pues no podía enojarse con ese festín y la intención del estrafalario rubio- es solo que vaya… me tomas por sorpresa, jamás pensé que te fueras a enamorar de mí.

 

–       ¿ Por qué no, sensei?, usted es fantástico y maravilloso, antes disculpe por no haberme enamorado de usted desde el primer instante que lo conocí.

 

–       Ya… - sumamente abochornado- ¡ya deja de decir cosas así de repente!

 

–       Lo lamento sensei, mejor comamos antes de que la comida se enfríe.

 

Dios, si, necesitaba comer y tener una pausa para que su achicharrado cerebro volviera a funcionar. Ok, debía admitir que el menor había cambiado en estos dos años y ese cambio lo hacía ver… ¿ atractivo? Sabía que se había realizado algunas actualizaciones, sino recordaba mal, un blindaje mejorado que funcionaba como terminales sensoriales, en pocas palabras, piel artificial; había adquirido unos centímetros más de estatura (ahora el cyborg era más alto que él) y su fisionomía era más amplia y marcada. También estaba el hecho de que ahora su cabello no lo dejaba caer, sino que lo peinaba hacia arriba, dejando ver con más pulcritud, su fino y varonil rostro.

 

–       Sensei… Saitama-sensei – llamaba con insistencia Genos.

 

–       ¿ Eh?, ¿ qué decías?

 

–       Que si la comida no le ha agradado, casi no lo he visto comer – expresó con tristeza.

 

–       Espera… esfta…buefna- argumentó mientras se llevaba varios bocados y hablaba con la boca llena.

 

–       Me alegra que sea de su agrado sensei, recuerde que a las 3pm estamos citados todos los héroes para hablar sobre los últimos detalles del FESTIVAL DE HÉROES.

 

–       Tsk… que tontería pero bueno, ¿no iremos juntos?- consultó.

 

–       Debo ir a la universidad, intenté hacer todo lo posible, pero no me da el suficiente tiempo para venir a recogerlo e irnos, lo lamento.

 

–       Ya… ya, no tienes que disculparte, nos veremos allá – dijo mientras seguía comiendo.  Había olvidado por completo la universidad del menor y es que ese había sido otro cambio. Genos había entrado a la Universidad a Ingeniería Bio-médica para poder aportar al trabajo de Kuseno e ir humanizando su cuerpo metalizado, “quería ser más humano para estar con sensei”, fue su fuerte razón.

 

Mientras veía al blondo recoger la mesa e ir a lavar los platos, pensó en lo mucho que hacía para intentar estar a su altura.  Genos no dudaba en modificarse y arriesgarse para “ salvarlo”; siempre buscaba en internet recetas nuevas para prepararle, mantenía la casa impecable, suministraba dinero para que nada faltara, lo acompañaba a ver ofertas, estaba ya en su segundo semestre universitario y muchas cosas más que si las sumaba, sería una lista infinita.

Antes de ser un héroe, salió con dos o tres mujeres, pero ninguna se acercó al grado de intensidad y devoción que tenía el cyborg, es más, si intentaba ver objetivamente (que era algo complejo para él)… Genos actuaba como un conyugue.  A su mente retornaron las palabras dichas “por mi parte, eso puede suceder cuando quiera y ¿por su parte?”… carajo, aquella había sido una proposición de matrimonio bastante disfrazada.

 

–       Sensei, me voy, dejé en el microondas el almuerzo, nos vemos en la Asociación.

 

−      Ehh… si, nos vemos allá– mencionó en un hilo de voz… tal vez, solo tal vez, quería un poco más a Genos.

 

Quedó con King de ir juntos a la Asociación, mientras caminaban el veterano le consultaba sobre su tarea en el festival de héroes.

–       Me toca repartir dangos – dijo con desgano el héroe.

 

–       Amigo, eso es genial, te luce- rio.

 

–       ¿Es porque soy calvo, verdad?- gruñó.

 

–       Pues es mejor que el mío, estar sentado y esperando que alguno atine con la pelota a la diana para hacerme caer en el agua – bufando.

 

–       A Mumen Rider le toca enseñar a manejar bicicleta a los niños – recordó Saitama.

 

–       Entonces si prefiero el mío- se carcajeó el rubio- ¿y a Genos qué le tocó?

 

–       Mmm… no recuerdo que me lo dijera – expresó pensativo.

 

–       Oye… ya que hablamos de Genos… hay rumores que dicen que está muy cercano a Amai Mask… ¿sabes si son pareja o algo así?

 

Saitama juraba que de estar bebiendo algo, hubiera tenido la muerte más patética por ahogamiento. ¿ Qué Genos qué?... ¿ tenía pareja?, imposible, si el día de hoy se le había declarado y prácticamente le había pedido matrimonio.  Eso no podía ser, tenía que ser un error.

Sentía que sus intestinos en cualquier momento tomarían vida y se lo comerían desde adentro, por eso casi que arrastró al rubio a la Asociación para buscar al cyborg. Luego de 30 minutos caminando, finalmente ingresaron al recinto, se alejó de King ya que su tarea era buscar a Genos y que le explicara los tales rumores.  No obstante, la búsqueda no dio frutos, su discípulo no estaba por ningún lado pero ahora que lo analizaba, el peli azul tampoco… ¿estarían juntos?

Un sabor amargo se instaló en su boca, tal vez ese era el sabor de la angustia.  Preguntó a varias personas por el artista y finalmente dio con su paradero, sorprendiéndose de lo que vio.  En una estancia bastante alejada y oscura, solo con luces carmines y música algo erótica, se encontraba Amai Mask y tenía arrinconado a Genos, tocándole el pecho y a punto de besarlo. Cuando el rubio ladeó la cabeza, se topó con sus despavoridos ojos negros.

–       Se…sensei- dijo sorprendido al ver allí a Saitama.

 

Maldición, se sentía bastante humillado e iracundo, tanto,  que no dudaba que en cualquier momento dieran la alarma de una catástrofe nivel dios. Estaba sumamente dolido y se sentía traicionado, ¿cómo se atrevía Genos a ponerle los cuernos?... bueno, no eran pareja, pero maldita sea, se le había declarado y él como un idiota estaba bien ilusionado.

 

–       Sensei, por favor espere– dijo con tono angustiado mientras tomaba el brazo del calvo con el fin de “ detenerlo”.

 

–       Suéltame Genos, sino quieres que te destruya de un solo golpe– espetó con furia.

 

–       Si ese es su deseo, puede hacerlo, pero por favor, primero escúcheme- rogó.

 

–       ¿Qué mentira vas a decirme?– deteniéndose e intentando controlar su enojo.

 

–       Usted sabe que jamás le miento y… solo estábamos practicando.

 

–       ¡ ¿ Practicando?! – gritó indignado.

 

–       Sensei… por favor… cálmese, me tiene nervioso y no he podido expresarme bien- habló nervioso.

 

–       Habla claro Genos, tienes una última oportunidad- dijo mientras respiraba profundo para intentar contenerse.

 

–       Mi papel en el Festival de Héroes, es participar en una casa de citas – explicó mientras agachaba la cabeza- debo “brindar un bello momento” a mis fans.

 

–       ¿Qué?- ahora si no entendía ni mierda.

 

–       Nos eligieron a Metal Bat, Amai Mask y a mi, ya que tenemos los grupos más grandes de fans, creyeron que era una buena estrategia.

 

–       ¿ Y por qué carajos no me dijiste nada?- le riñó encolerizado.

 

–       Porque no quería que el sensei me viera en algo así, además… porque quería darle como sorpresa lo que iba a ganar, por eso participé sin consultárselo- argumentó abatido.

 

–       ¿ Y qué es tan grandioso como para que hubieras participado? – más tranquilo.

 

–       Un cupón de descuento anual del 50% en todos los mangas de su tienda favorita, sensei.

 

Oh mierda, lo amaba… amaba a su tonto y sincero estudiante. Debió imaginar primeramente que Genos estaba haciendo algo que lo beneficiara a él.  Su cyborg era tan devoto, que siempre estaban sus deseos y bienestar sobre cualquier cosa que deseara el rubio.  Se sentía un imbécil por haber dudado y toda esa amargura, se transformó en un sentimiento cándido y de necesidad.  Impulsado por él, tomó del cuello de la camisa a Genos y le estampó un fuerte beso, perdiéndose en sus labios.

–       Mmm… sensei- suspirando entre el beso- ¿ya no está molesto conmigo?

 

–       No… pero deja de hacer cosas a mis espaldas – susurró sobre los labios del joven.

 

–       Se lo prometo.

 

–       Venía algo molesto, porque escuché unos rumores sobre Amai y tú… y al verlos así…

 

–       Comprendo, le explicaré, estaba buscando en internet como hacer bien mi tarea en la casa de citas y él muy amablemente se ofreció a darme unos consejos, porque es algo que no puede aprenderse leyendo en internet.  Pero le aclaro sensei, que no ha pasado nada entre nosotros y no lo permitiría, yo lo amo a usted – sobándole el mentón.

 

–       ¡ Hey tortolitos! – dijo el artista socarronamente– no tengo todo el día, te voy a explicar lo último Genos y ya con eso terminamos.

 

–       De acuerdo, en un momento voy – le respondió y al verlo marchar, volvió a tomar los labios de su maestro- estoy muy feliz, que me bese significa que me corresponde, ¿verdad?

 

–       Tal… tal vez- ladeando el rostro para no perderse en esa intensa mirada del blondo- por que…. – intentando hacer la pregunta– ¿por qué no practicaste conmigo? – expresó finalmente con algo de angustia.

 

–       Por una sencilla razón– mencionó el cyborg mientras se acercaba seductoramente al cuello del calvo– porque no me hubiera podido contener– murmuró con voz cargada de deseo.

Juraba que se estaba derritiendo por dentro, Genos se había vuelto tan erótico y sensual, que lo estaba arrastrando sin trabas a ese mundo de la pasión. Volvieron a besarse lentamente y con pesar debieron separarse.

 

–       Debo irme, nos vemos ahora en la noche en el festival– dijo el cyborg.

 

–       Si… si, te guardaré un dango- susurró algo aturdido por el beso.

 

–       Está bien, en la noche me lo comeré– sonrió el rubio antes de irse. Aquello según Saitama, había sido un mensaje subliminal… y lo dejó bastante nervioso.

 

***

El festival tenía casi toda la población de la ciudad, eso lo sabía porque no paró un solo momento de repartir dangos. Algunos niños lo señalaban y le decían que su cabeza parecía un dango, pequeñas criaturas endemoniadas… ignoró todo eso y luego fue a buscar a King para ver cómo había terminado la jornada del festival; al verlo, no pudo evitar carcajearse al verlo totalmente empapado.

 

–       ¿Cuántas veces te tumbaron?– preguntó curioso.

 

–       Creo que unas quince… perdí la cuenta por el frío– estornudando– me iré a cambiar.

 

Esperó a King pero se le hacía extraño que a pesar de estar terminando el festival, aún hubiera una fila larga en una de las atracciones.  Se comió un dango, recordando dejarle a su pupilo uno.

 

–       Dame un dango– pidió King.

 

–       Es para Genos, se lo prometí.

 

–       Jum… ¿el ya acabó?

 

–       No, está en la casa de citas- murmuró un tanto enojado.

 

–       Creo que es la última atracción en terminar– explicó King.

 

–       ¿O sea que esa fila larga es para eso?–señalándola.

 

–       Al parecer… ¿qué tal si espiamos?, he tenido curiosidad.

 

–       No lo sé King- rascándose la nuca y es que… no sabía cómo iba a reaccionar si veía algo que no le gustara. Sabía que Genos debía fingir “ seducir” a sus fans, y por más actuación que fuera, ver que le ponía las manos encima a alguien, lo enojaba… lo había vivido hoy con Amai.

 

–       Solo un poco y ya… vamos– volvió a invitar.

 

–       De acuerdo, solo un poco– expresó vencido.

 

Con sigilo, ingresaron por detrás de la atracción, esta consistía en tres cuartos consecutivos pero privados, adornados con velas, aromatizantes y luces tenues. Intentando moderar su fuerza, abrió dos agujeros en la pared con su dedo índice, así King podría ver por uno y él por el otro.

Enfocó su vista en el agujero y cuando lo hizo, algo palpitó en él y sabía que no había sido su corazón. Genos se encontraba únicamente con un bóxer de color rojo-rubí y unos ligueros en sus hombros… dejando ver así toda su pulida maquinaria. Su rostro sensual, las luces que bañaban su cuerpo y su atractivo, lo llevó a desearlo en aquel momento, sintiendo una ansiedad al saber que esa misma escena lo esperaba en casa.

 

–       Vaya, Genos se ve bastante bien– susurró King– esta chica está que se derrite por él

 

–       “ Al igual que yo”– pensó mientras volvía a ver.  Su discípulo se acercó de manera seductora y ruda a la mujer, la cual, con timidez levantó una de sus manos para tocar el pecho y abdomen.  Por un momento quiso estar en la posición de la fémina, pero al saberse dueño del rubio, hizo que una emoción se agolpara en su vientre… la pertenencia.

 

–       Jajaja, creo que la chica se desmayó de la emoción– rio a carcajadas King– hey Saitama, ¿no seguirás viendo?

 

–       No, creo que ya vi suficiente– dijo con tranquilidad– iré a casa, si ves a Genos dile que lo estoy esperando allá.

 

–       Que aguafiestas, está bien, le diré.

 

–       Nos vemos– se despidió.

 

***

Aterrizó con sutileza en casa, salió con velocidad cuando el amigo de Saitama lo interceptó y le contó que lo esperaba en casa. Abrió la puerta y notó que todo estaba a oscuras,  ¿el sensei seguía molesto?, fue el primer pensamiento que surgió en su cabeza.

 

–       Sensei… llegué– llamó pero fue callado por un beso fiero que le daba su maestro. Lo cargó de la cintura y lo estrelló contra la pared sin dejar de besarse, el mayor transmitía una necesidad que él estaba dispuesto a complacer de la mejor forma.

 

–       Mmm… bienven…ido… – susurró entre el beso– tardaste.

 

–       ¿Por qué regresó sin mí?– reclamó.

 

–       Por una sencilla razón– imitó el héroe mientras se acercaba seductoramente al cuello de su estudiante– porque no me hubiera podido contener– murmuró con voz cargada de deseo.

 

El blondo lo besó nuevamente con intensidad, pasando sus manos por la cintura y el empinado trasero de su maestro, el cual, siempre detallaba cuando tenía la licra amarilla de su uniforme de héroe.  Impulsó su pelvis contra la de Saitama, haciendo que sus erectos miembros se frotaran.  Los jadeos del mayor se perdían dentro de la boca de Genos, que no dejaba de devorar aquel elixir.

Con cuidado, siguió cargando a su maestro hasta la habitación y lo recostó en el futón, para luego susurrarle al oído: – considero que nuestra primera vez, debe ser donde tendremos muchas.

 

–       No me digas las cosas que pudiste decirles a las chicas de hoy– reclamó un tanto molesto.

 

–       Se equivoca, les dije cosas que únicamente me las inspiraría usted– aclaró mientras le acariciaba las mejillas– recuerde que lo amo, única y exclusivamente a usted– añadió para luego entrelazar sus manos con el más adulto y llevarlas por sobre su cabeza, volviendo a besarlo y a frotarse sobre él.

 

Saitama se sentía sumamente nublado, Genos lo estaba disminuyendo con sus caricias y palabras… jamás se había sentido así y ahora comprendía la expresión “enamorada como chica colegiala”… dios que intensidad de sensaciones tan abrumantes. Respingó cuando vio que su discípulo se disponía a quitarle la camisa, haciendo también lo mismo con la suya.

Desde abajo, podía ver el ensimismamiento que tenía el blondo al tocar su cuerpo.  Genos lo atesoraba y al parecer en este momento se sentía como si hubiese alcanzado la más grande victoria.

–       Usted es tan atractivo, sensei– dijo mientras sus dedos metálicos recorrían el bien y marcado abdomen del mayor.

 

–       No lo soy, solamente tú me ves así– respondió sintiendo su cuerpo temblar.

 

–       Conmigo es suficiente, porque yo siempre le hablaré con la verdad– mencionó mientras se inclinaba para comenzar a besar y lamer el cuello de su maestro. Sonrió ante un pensamiento que tuvo, Saitama le sabía a victoria y era obvio, jamás había perdido.  Volvió a concentrarse en sus acciones, descendiendo hasta los pezones rosas de su… ¿qué era ahora de su sensei?

 

–       Sensei… – lo llamó.

 

–       ¿ Qué… qué pasa?– consultó mientras abría sus ojos.

 

–       No me ha respondido– vio duda en el mayor y especificó– no  ha respondido qué siente por mí.

 

–       ¿ A…hora?

 

–       Ahora– dictaminó para no darle más larga al asunto.

 

–       Creo que siento lo mismo, no sé si con la misma intensidad, pero solamente siento esto por ti.

 

–       Yo estoy feliz con lo que pueda brindarme– respondió con humildad, obviamente quería mucho más, pero su maestro era tan arisco, que lo mínimo que daba emocionalmente, realmente era una gran hazaña.

Retomó las atenciones, estaba vez, pellizcando los pezones mientras que su lengua marcaba los abdominales rectos y oblicuos.  La mano de su maestro se posó en sus cabellos, apretándolos e incitándolo a que descendiera más.  Sin esperar otra orden, desnudó completamente a su amado y se regocijó al ver aquel grueso pene completamente erecto… el cuerpo nunca mentía y ahora tendría la oportunidad de demostrárselo al mayor.

Tomó la virilidad del calvo y la masajeó por todo el tallo, las gónadas y el glande; quería grabarse esa anatomía apenas explorada de esta forma.

 

–       Sensei…– lo llamó.

 

–       ¿ Mmm?

 

–       No cierre sus ojos, mantenga la mirada fija en lo que haré.

 

Aquella petición era bastante difícil de cumplir, pues la lengua de Genos lo estaba haciendo rendir.  Gruñó y tiró su cabeza hacia atrás, cuando su pene desapareció dentro de la boca de su pupilo… dios, ¿cómo se había perdido de aquel inmenso placer?, ¿cómo se había perdido tanto tiempo de Genos?

Su pecho estaba agitado por toda la pasión y la excitación; sentía las mejillas internas del rubio sobre su pene, succionándolo… también sintió los dientes en su sensible piel y la glotis cuando se incrustó tan profundo.  Estaba desbocado, tanto, que no sintió que el suelo bajo sus manos poco a poco se iba agrietando.

 

–       Ge…nos… para… me voy a venir… – gimió pero su cyborg lo ignoró por completo, obligándolo a venirse y dejar toda su semilla en la garganta del otro. Se tumbó nuevamente en el futón, intentando regular su respiración, pero escuchando el morboso sonido que hizo el rubio al tragarse todo su elixir.

 

–       No de…biste tra…garlo – mencionó mientras respiraba hondamente.

 

–       Todo me gusta de ti, Saitama– respondió mientras se relamía los labios y se posicionaba sobre el adulto–  aún no hemos acabado.

 

–       No me di cuenta– respondió con sarcasmo.

 

–       ¿Qué prefieres?, ¿ estar arriba o abajo?– consultó el rubio.

 

–       Tengo mi fuerza descontrolada… lo mejor es que esté abajo– argumentó al ver las grietas en el suelo.

 

El blondo con movimientos lentos comenzó a desnudarse ante la atenta e insistente mirada de su maestro. Retiró su pantalón y finalmente su ropa interior, dejando a un sorprendido Saitama por el tamaño y la perfecta anatomía humana que estaba en aquel cuerpo metálico.

 

–       ¿ Cómo es qué?.... – dejo la pregunta al aire.

 

–       Actualizaciones– expresó con altivez– cuando la pruebe, debería darme su visto bueno.

 

Se sonrojó ante el comentario del joven, su forma de hablar lo tenía cohibido pero con el libido a mil, tanto, que su pene volvía a endurecerse. ¿Acaso tendría más sorpresas?... esperaba que no, porque sino, su cordura estaría perdida.

Tan absorto estaba, que no sintió la intromisión del primer dedo, es más, no había dolido, tan solo sentía algo frío que no sabía si era por el metal de su cyborg.

 

–       Espero que no sienta dolor, me preparé e hice unas modificaciones para este momento– enunció pero ante la mirada confundida de su maestro tuvo que aclarar– adapté mis dedos y mi miembro para que estuvieran rodeados de un lubricante con sensación fría.

 

–       Piensas… en todo, ¿no es así?

 

–       Solamente cuando se trata de ti– sonrió ampliamente y con eso tuvo Saitama para dejar rendir su corazón. ¿Cómo no enamorarse ante la infinidad de atenciones, ante tanta devoción?... era imposible.

 

Gimió cuando el segundo dedo entró, los sentía moverse en su interior en forma circular, luego abriéndose como tijeras… al parecer el menor se divertía jugando a las figuras geométricas dentro de su cuerpo.

El tercer dedo lo excitó en demasía, tanto, que no fue consciente como sus caderas se movían por si solas, pidiendo más.

 

–       Sensei… voy a entrar– avisó el menor para luego introducir su virilidad en la virgen entrada.  No se lo diría a Saitama, pero sentía cierto regocijo y morbo al haber tomado su primera vez.

 

–       Oh por dios… se siente grande– expresó al sentir como ese grueso pene se incrustaba en su ducto. Empero, el lubricante había hecho una gran tarea, pues no sentía mucho dolor.

 

–       Saitama– mencionó el menor mientras lo tomaba del mentón para que lo observara– soy suyo… sea por siempre mio.

 

–       Es… ¿ otra propuesta de matrimonio?

 

–       Usted sabe que no habrá otro ser en el mundo que lo ame más que yo, debería rendirse y aceptar– dijo con tranquilidad el rubio esperando que su amado se acostumbrara a su pene.

 

–       Me molesta que seas tan presumido– respondió mirándolo fijamente y mintiendo descaradamente.

 

–       A mí no me molestaría presumirlo, para mí sería un honor poder decir que eres mi esposo.

 

–       Tendré que… volverme un presumido también– dijo ladeando su rostro y finalmente aceptando la petición del rubio.  Sintió que sus labios eran tomados con lentitud y ternura, Genos estaba feliz y él también al saber que había aportado a esa felicidad.

 

–       Sensei… voy a empezar a moverme.

 

Asintió y abrazó al joven por el cuello, arqueando su espalda cuando sintió la primera estocada. Joder se sentía realmente rico, y lo rectificó con la segunda, tercera, cuarta, quinta, sexta… dios, ¿en qué número iba?, su mente estaba nublada por el placer.  Gimió fuertemente cuando el blondo le pegó con su pene en su punto erógeno.

 

–       Genos… ahí… ahí de nuevo…. – gimió poseído por el deseo.

 

–       Mhm… ¿aquí?– jadeó con placer ante los ruegos del mayor.  Movió nuevamente su pene golpeando donde pedía Saitama.

 

–       Si… más… dame más ahí y no te detengas…

 

Cumpliendo las peticiones de su ahora prometido y futuro esposo, arremetió con más ímpetu en su cuerpo, escuchando los sonidos grotescos de sus gónadas pegando contra los glúteos. Era tan aturdidor la mezcla de los gemidos de Saitama y el sonido de las penetraciones, que también comenzaba a sentir como su vientre bajo se cargaba.  Tomó el pene de su maestro y lo acarició con el último deje de consciencia que tenía antes de sentir el clímax invadirlo. Su calvo también terminó en su mano, terminando rendidos por la demandante faena.

 

–       Lo amo, Saitama– susurró a su oído.

 

–       Lo sé y por esa devoción, también me obligaste a amarte– respondió somnolientamente mientras tomaba el brazo del menor para que lo abrazara por la cintura.

Notas finales:

Espero que les haya agradado la historia, iré subiendo mis demás creaciones sobre esta pareja.


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