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La complicada vida de Draco Malfoy por Orseth

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            Draco miró a un lado en ese obstinado silencio que comenzaba a exacerbar a Barnett, quien simplemente hizo acopio de paciencia.

            -¿Eso es todo?

            -¿Cómo?

            -Lo que querías decirme.

            -Pues… si.

            -Bien –dijo levantándose y caminando hasta la puerta- buenas noches.

            -Draco…

            -Dije buenas noches –respondio abriéndola.

            Barnett comprendió que no debía presionar más, por lo que asintió y en silencio salió de ahí; cuando cerró, Draco fue a desplomarse al sofá, sentía las piernas y las manos temblorosas y se tomó un momento para serenarse, luego fue a la cocina, tomó la caja de cereal, el envase de leche, un par de bananas y salió de su casa para ir a la de al lado; abrió diciendo:

            -Becky ¿ya te dormiste?

            -No querido, en eso estaba, espera –dijo Becky saliendo después con paso lento- me estaba cambiando ¿Qué sucede, te sientes mal?

            -No, vamos a la cocina.

            Cuando estuvieron ahí, Draco la hizo sentar y sacó dos platos de la alacena y sirvió el cereal.

            -¿Ya cenaste? –preguntó mientras cortaba la banana en los platos.

            -Sí, tomé té con pan.

            -Bueno, pues cenarás de nuevo –dijo sonriendo, sabiendo que si la anciana no había cenado más, era porque no había más de cenar- mis nuevos amigos llenaron mi despensa.

            -Qué gusto me da ver que ya no estás sólo –respondió sonriendo- necesitas alimentarte bien con dos nenes creciendo.

            -Sí pero no vine a hablar de eso –dijo ahora vertiendo la leche en los platos- ¿ves que te conté lo de las flores de Barnett?

            -Sí.

            -¿Quién crees que acaba de venir a verme?

            -¡No me digas que él! –Exclamó tapando su boca con ambas manos- ¿pero cómo supo donde vivías?

            -Ay Becky, eso es lo de menos –dijo antes de meterse a la boca una cucharada de cereal.

            -¿Y qué dijo?

            -Bueno… -respondió después de pasar su bocado- básicamente  lo que debió hacer cuando le dije que estaba gestando.

            -¿Quiere hacerse responsable?

            -Sí.

            -Eso es bueno ¿no?... digo, fue un hijo de puta pero al menos ya recapacitó.

            Draco no pudo evitar reír por el insulto de la comúnmente apacible viejita.

            -Sí pero ¿Por qué hasta ahora?... ¿Qué lo hizo cambiar de parecer?

            -¿Qué dijo él?

            -Qué estaba asustado cuando se lo dije y que  por eso reaccionó así.

            -¿Por eso?... ¡mis huevos!

            -Lo sé Becky, lo sé… y creo que él también se dio cuenta de lo estúpido que sonó, pero de todos modos insistió en que le diera una  oportunidad de resarcir el daño.

            -¿Y lo harás?

            -El asunto es que me ha dejado claro que aunque yo no quiera, no dejará a su hijo desamparado.

            -Bueno… eso es bueno cariño –dijo comiendo su cereal- puede que tú ya no lo quieras, pero tiene una responsabilidad que cumplir y tú necesitas apoyo… el asunto es… ¿quieres que solo esté junto al bebé o también junto a ti? Por cierto ¿le dijiste que son dos bebés?

            -No, aun no merece esa información privilegiada.

            -Eso es cierto, pero ¿Qué hay con mi pregunta?

            Draco dejó de comer y exhaló un profundo suspiro, luego miró a Becky diciendo:

            -Estoy tan enfadado con él que desearía gritarle todo lo que sufrí en la cara y luego cortarlo en pedacitos y echarlo al drenaje, pero también…

            -Aun lo amas ¿cierto?

            Draco no respondió, solo sonrió cansinamente mientras se recargaba en la silla y soltaba su cuchara.

            -El corazón me late acelerado al recordar la estúpida nota floral… soy un idiota –concluyó tomando de nuevo su cuchara y volviendo a comer.

            -En normal cariño, el corazón no olvida con la rapidez con la que debería… mírame a mí, aun recuerdo con amor a mi Robert después de sesenta años de perderlo.

            -Pero ustedes se amaban Becky, tú tratas de mantener vivo ese amor, pero ¿yo?... él me trató horrible y sin embargo yo… no sé… estoy confundido.

            -Pues por principio de cuentas, vete haciendo a la idea de que regresó a tu vida para quedarse, es el padre de tus bebés y como tal tiene derechos… si, si, lo sé –dijo levantando la mano ante el gesto de Draco- sé que moralmente los perdió cuando te corrió de su casa, pero legalmente los tiene y tú no querrás pelear con él ¿o sí?

            -Comenzando con que no podría… ni siquiera tengo para pagar al abogado más maleta que haya.

            -Pero eso es solo en el peor de los escenarios ¿realmente vas a negarte a dejar que regrese a tu vida?

            -Como ya lo dijiste Becky, regresó para quedarse y debo aceptar que eso ya no lo puedo evitar, quiere participar en la vida de Scorpius y Cissy y creo que es muy bueno que tengan su apoyo, finalmente él tiene razón en algo que dijo.

            -¿Qué dijo? –preguntó comiendo un trocito de banana.

            -Que no puedo dejarlos con cualquiera cuando yo me vaya a trabajar… y eso lo he venido pensando desde hace mucho ¿Qué haré cuando deba regresar al trabajo? ¿Qué guardería aceptaría a los hijos de un ex mortífago? ¿Dónde encontraré una niñera confiable?... además son dos bebés y mi sueldo apenas me alcanza para mí.

            -Entonces déjalo hacerse responsable.

            -Quiere que me mude de nuevo a su departamento.

            -Oh…

            Becky se quedó callada, Draco se había convertido en alguien muy querido en tan poco tiempo y ella estaba tan sola, sin embargo siempre supo ver más allá de sus propios intereses.

            -Pues si es lo mejor para ti, debes hacerlo –dijo sonriendo- éste lugar es frío y puede hacerle daño a los niños.

            Draco la miró con cariño, esa anciana había sido un apoyo enorme cuando más solo se sintió, así que le tomó una mano diciendo:

            -Aun no lo decido, tranquila que aun no te vas a deshacer de mí -Ella le apretó la mano- Y en lo que a mí se refiere, no puedo perdónalo así como así… simplemente no puedo.

            -Tómate tu tiempo querido.

            -Sí, eso haré.

 

 

______________

 

           

 

            -¿Cómo te has sentido? –preguntó Harry un par de días después, cuando tocó su cita de revisión, ahora cada dos semanas- hace tan solo un par de días que fuiste dado de alta ¿no has tenido ninguna complicación? Ya estamos en la semana veintiocho.

            -No,  al menos sobre la viruela de dragón no, pero por lo demás… mis pies y tobillos están hinchados todo el tiempo.

            -Debes disminuir el consumo de sal, también hay ejercicios para prevenir la retención de líquidos, te los anotaré.

            -¿Qué hay sobre la fecha de parto?

            -Siempre he dicho que hay que dejar que el bebé decida la fecha de parto, es decir se pueden evitar o reducir muchos riesgos para la salud del bebé y de  la madre o padre en tu caso esperando hasta las treinta y nueve semanas de embarazo para dar a luz si no hay motivos médicos para los que deba hacerlo antes; la fecha probable de parto tiene un margen de error de dos semanas, lo que significa que si se tiene al bebé antes de las treinta y nueve semanas podría ser un parto prematuro; tú y los niños están bien, llevan buen desarrollo hasta ahora, sino se presenta nada, dejemos que ellos digan cuando quieren salir a este mundo enfermo y triste.

            -Ah bueno.

            -Tienes cita abierta por supuesto, porque te informo que en los primerizos puede tardar unos días más y no hay problema, de todos modos te daré una fecha tentativa, así que  no te preocupes por eso, tampoco es como que ¡Vengan cuando quieran niños!... por supuesto que estaremos atentos.

            Mientras Harry anotaba todo en una hoja que le daría, Draco se mordió un labio dudando en decir lo que quería, pero finalmente no resistió.

            -¿Qué crees? Barnett fue a verme a mi departamento.

            -¿En serio? –Preguntó dejando de escribir para mirarlo- vaya.

            -Sí, me pide otra oportunidad.

            -¿De estar contigo o de cuidar al bebé?

            -Realmente no lo sé, bueno lo de asumir su responsabilidad eso sí, pero lo de regresar conmigo no lo dijo, dijo que quiere que yo regrese al departamento donde viví un tiempo, pero no me dijo si como pareja o como padre de su hijo.

            -¿Y tú que respondiste?

            -Nada, no tenía cabeza para nada, pero en medio de toda la turbulencia de pensamientos, sé con seguridad que no puedo alejarlo de los bebés, en resumidas cuentas, no quiero y tampoco podría luchar contra un MacLeod, nunca ganaría… pero siendo realista ¿Cuál  sería mi argumento? “Señor juez, estoy más pobre que una rata pero no quiero el dinero de este tipo aunque mis hijos no tengan que comer”

            -Pues si –respondió haciendo una mueca- ¿y lo de mudarte?

            -Eso no quiero hacerlo, no quiero dejar a Becky, ha estado tan sola durante tantos años, siendo invisible para la gente solo porque es squib…

            -Sí, no había notado lo prejuiciosa que es la gente con ellos, incluso ahora que lo pienso, fuimos una mierda con Filch solo porque era squib… bueno, yo no lo traté mal por ello, ni tampoco le hice bullyng, pero muchos estudiantes sí.

            -No, éramos una mierda con él porque era un amargado.

            -¿Y no será que se amargó justamente por ser tratado así?

            -Aunque ese fuera el caso, creo que es un poco tarde para reflexionar al respecto ¿no crees? –dijo irónico.

            -Sí, creo que sí.

            -¿Tú qué piensas de todo esto?

            -Que lo que decidas estará bien para ti, supongo.

            -No empieces Potty, no seas tan diplomático y dime lo que realmente piensas.

            -Bueno… creo que el tipo tiene la cara lo suficientemente dura como para presentarse tan fresco como una maldita lechuga, sin embargo creo que está haciendo lo correcto al hacerse responsable, respecto a que tú regreses con él como pareja, bueno… eso yo no lo sé, no estoy en tus zapatos.

            -No me ha dicho nada de regresar, solo ofreció cuidarnos a mí y a los niños, pero si fuera el caso… no lo sé, francamente no lo sé, no debería, no después de lo que hizo pero…

            -No te presiones, tienes tiempo, además como dijiste, él no lo especificó, así que no te mortifiques con eso.

            -Sí, es cierto.

            -¿Entonces ya sabe que son mellizos?

            -No, aun no merece saberlo, tal vez se lo diga la próxima vez, tarde o temprano deberá saberlo.

            -Pues sí.

            -Ya en serio Potty, dime qué piensas realmente, sé que has sido respetuoso pero prefiero la sinceridad.

            -Bueno… -dijo torciendo la boca, renuente a decir lo que realmente pensaba.

            -Harry…

            -El tipo es un idiota y si regresas con él después de lo que te hizo, tú también serías idiota… digo, sólo tú sabrás si le das otra oportunidad si es que dice estar en verdad arrepentido y estoy de acuerdo en que las personas cambian, pero creerlo de buenas a primeras, la verdad no… este fulano no me da confianza, arrojar a alguien a la calle en una condición tan vulnerable es de mierda y más aun no asumir la responsabilidad de algo tan grave es peor, además eso demuestra la calidad de persona que es y en conclusión, el tipo es una basura… lo siento, tú me preguntaste –añadió al ver a Draco alzar las cejas sin decir nada.

            -No, está bien… si piensas eso estoy de acuerdo y para tu tranquilidad, no me mudaré a su departamento, no dejaré a Becky sola.

            -Draco, si tú quieres hacerlo y te detienes por lo que dije, yo…

            -¿Y desde cuándo me ha detenido tu opinión? –Interrumpió riendo- no te emociones Potty, sólo pusiste voz a mis pensamientos.

            Harry sonrió al verlo sereno y sonriente.

            -Por cierto, un par de días y entra en vigor tu licencia médica, pero la he adelantado por tu convalecencia, ya no debes presentarte a trabajar.

            -¿En serio? Genial –dijo mientras se sobaba la panza- la verdad es que ya me canso mucho.

            -No es para menos, son dos niños los que crecen dentro de ti, así  pues procura descansar, los chicos y yo iremos a darnos nuestras vueltas -Draco sonrió e inclinó un poco la cabeza, como pensando en lo que iba a decir- ¿Qué sucede?

            -Tú, Weasley y Granger… son los que menos pensé que me ayudarían, es más, ni siquiera pensé en ustedes estos años y ahora… bueno, ahora son los que me están haciendo fuerte.

            -Nos da gusto ayudar –respondió sonriendo- aunque creo que a tus amigos también les gustaría ayudar si les dieras la oportunidad.

            Draco suspiró suavemente pensando en Blaise y Pansy… hacía años que no sabía nada de ellos y de verdad deseaba hablar con ellos y abrazarlos.

            -Por ahora no, quiero contactarlos cuando mi libertad condicional termine, solo faltan cuatro años.

            -Bueno, pues mientras tanto nosotros ocuparemos su lugar.

            -No Potty, ustedes se han ganado el suyo a pulso.

            Ambos sonrieron.

            -Por cierto ¿ya les contaste a tus padres que serán abuelos?

            -Aun no.

            -¿Es en serio?

            -¿Qué crees que sentirán estando tan lejos y sin poder ayudarme de ninguna manera?... es verdad que no  saben mi situación real pero aun así se angustiarían, no puedo hacerles eso.

            -Pero tampoco es justo que se los ocultes… digo, una situación así…

            -Sí, no creas que no lo he pensado, tal vez les dé un adelanto.

            -¿Un adelanto? ¿Un niño primero y el otro después? –pregunto riendo.

            -Cállate Potty, no me estreses más.

 

 

________________

 

 

            Esa noche, después de darse un baño, se sentó en la sala ya con pijama y envuelto en una muy gastada bata de dormir pero muy confortable y con una toalla envuelta en la cabeza, una taza de té y un pastelito de nueces, tomó papel y pluma.

           

            “Queridos mamá y papá, esta vez les escribo a ambos para que no digan que solo le escribo a uno, les cuento que me ha ido bien, tanto así que estoy a punto de adquirir dos cachorros, el amigo que me los va a regalar dice que nacerán en algunas semanas y ya le aparte dos, un macho y una hembrita, él se llamará Scorpius y la hembra será Cissy, no te enojes madre, esa cachorrita será como tu nieta, así que no hay ofensa en el nombre, serán hermanos de Ralph, por lo pronto es lo único nuevo que puedo contarles, espero que todo vaya bien por allá, los quiere Draco”

 

 

            -Listo –dijo satisfecho metiendo la carta en un sobre y dejándola en la cómoda que estaba a un lado, luego tomó una revista y se arrellano de nuevo en el sofá- oh mierda… -masculló cuando alguien tocó a la puerta.

            Sin más remedio y temiendo la visita de Barnett, abrió.

            -Hola –saludó Hermione sonriente- Ron me dio la dirección ¿puedo pasar?

            -¡Oh claro! –dijo dándose cuenta de que se había quedado callado como tonto.

            Hermione pasó  y él cerró la puerta adelantándose para tomar su gorro y bufanda.

            -Ya comienza a hacer frio ¿verdad? –dijo dejando las prendas en un mueble mientras la invitaba a pasar a la sala.    

            -Vaya que sí.

            Draco miró curioso lo que ella llevaba en una mano, parecía una jaula cubierta.

            -Vine a visitarte porque quería saludarte yo misma.

            -Adelante –dijo invitándola a sentarse mientras él se quitaba la toalla de la cabeza y acomodaba su larga cabellera húmeda con los dedos.

            -Y también porque quería darte esto.

            Draco la vio quitar la tela de lo que efectivamente era una jaula.

            -¿Una lechuza? –dijo viendo al pequeño animal que miraba curioso a su alrededor.

            -Sí, es un mochuelo boreal –respondio colocando la jaula en la mesita central- no quise traer una lechuza grande, ésta es ideal para tu casa, creo que debes tener una para comunicarte más rápido con cualquiera de nosotros y que no pase como la vez en que tuviste que salir a buscar una red flú.

            -Pues muchas gracias –dijo realmente conmovido- nunca esperé este gesto tuyo.

            -Lo imagino –respondio sonriendo mientras sacaba de su bolso la comida para la lechuza mas algunas golosinas para el ave- pero creo que Ron ha sido muy claro en esto, ya no somos niños y creo que nosotros más que nadie sabemos lo difícil que fue la guerra… me da gusto poder ayudarte Malfoy, no pude hacerlo en Hogwarts, pero quiero hacerlo ahora.

            -Justamente le comentaba eso a Harry, que nunca pensé que justamente el trío dorado de Hogwarts sería quien me echaría la mano.

            -El trío dorado –repitió rodando los ojos y riendo.

            -Sí, así los llamaban.

            -Qué ridículos.

            -Efectivamente ¿Quieres un té? Acabo de ponerlo, es de jazmín.

            -Me encantaría.

            Draco se levantó y cuando regresó con el té, traía también un platito con otro pastelito de nueces.

            -Muchas gracias Malfoy.

            -Puedes llamarme por mi nombre, aunque es raro lo sé, se me hace más fácil decirte Granger.

            -Sí, además ya no lo siento despectivo, sin embargo creo que sería bonito llamarnos por nuestros nombres ¿no te parece?

            -Sí… Hermione.

            Ambos rieron, luego ella lo vio meter sus dedos en su cabello húmedo.

            -Puedo secarlo si quieres –dijo sacando su varita.

            -¡Oh sería genial! Tarda mucho en secarse, yo no puedo hacerlo, con mi magia descompensada capaz que me dejo calvo.

            Hermione murmuró un hechizo y el cabello de Draco comenzó a flotar como en una tormenta eléctrica y luego se asentó de nuevo, ya seco y alisado.

            -No sabías este hechizo en la escuela ¿verdad? –dijo él acariciando su larga cabellera rubia.

            -No –exclamó riendo- pero de nada me hubiera servido, es solo para secar y peinar, tu cabello es tan suave y largo que le queda perfecto, conmigo parece que metí el dedo en un contacto eléctrico –Draco comenzó a reír, luego continuó hablando mientras sacaba algo más de su bolso y lo agrandaba con su varita- también traje esto, no pude evitarlo.

            Draco vio maravillado dos pequeños trajes de bebé, con gorritos y zapatitos tejidos de color crema, con solecitos y unicornios bordados en el gorrito.

            -¡Son hermosos! –Exclamó tomando uno- ¡y son tan chiquitos!

            -¿Ya compraste cosas para tus bebés?

            -Nada, aun no compro nada, primero porque no me alcanzaba y segundo porque ya no he salido… debo empezar a comprar pañales y cosas así, aunque no sé muy bien a ciencia cierta que debo comprar.

            -Puedo tomarme un día en el trabajo e ir los dos a comprar cositas de bebé –dijo emocionada- me encanta comprar cosas de bebé.

            -¿En serio?... pero no  me gustaría que interrumpieras tu trabajo por mí.

            -Tengo muchos días de vacaciones acumuladas, uno no me vendrá mal.

            -Pues entonces es un hecho.

            -¿Quién iba a decir que un día te acompañaría a comprar pañales?

            -Hubiese sido más fácil creer que Voldemort resucitaría.

            -Cierto mmm que rico está el té… y el pastelito también, no debería porque estoy a dieta, pero se ve muy bueno.

            -Y está bueno.

            -Tengo que bajar todavía un par de kilos de mi embarazo de Rose.

            -Pero te ves muy bien.

            -Hay gente a la que le es muy fácil perder peso, puedo parecer muy delgada pero me ha costado mi trabajo.

            -Yo he subido de peso, estaba bajo pero creo que me he recuperado muy bien, ya hasta me creció el trasero –dijo haciendo una mueca, aliviado de poder contar esas cosas por primera vez con alguien que estaba seguro iba a entenderlo, no iba platicar eso con Harry y mucho menos con Ron.

            -¡Y los pechos! –Exclamó rodando los ojos- me crecieron un montón y luego desaparecieron.

            -A mí me crecerán muy poco, pero me duelen, dice Harry que los intersexuales producimos poca leche, necesitaré ayuda para alimentar a mis dos bebés.

            -Hay banco de leche en San Mungo ¿no?

            -Sí, es un alivio.

            -Por cierto, es algo tarde, siento haber llegado sin avisar.

            -No te preocupes, no es como que esté muy ocupado, aunque siendo sincero por un momento temí que fueras otra persona.

            -¿El innombrable?

            Draco se rió por el apelativo, siendo evidente que Harry ya había hablado de eso con ellos.

            -Sí.

            -Harry me contó de las flores ¿Qué piensas?

            -Que ya está aquí y no puedo evitar que participe en la vida de los niños, al menos tendré el apoyo económico que tanta falta me hace.

            -¿Y piensas regresar con él?

            -El no me lo ha pedido.

            -Entonces sí.

            -No, sería muy tonto de mi parte.

            -Pero el corazón no se caracteriza por su gran inteligencia precisamente -Draco sonrió mientras inclinaba la cabeza- Creo que todos te presionamos al respecto preguntándote, pero al final del día solo tú sabes lo mejor para ti, sea cual sea tu decisión, cuenta conmigo.

            -Gracias.

-Bueno Draco, debo irme, ya es tarde y ambos debemos descansar.

            -Muchas gracias por la visita y la lechuza, me será muy útil.

            -Eso espero.

            Después de despedirse, ella se fue y el sonrió mirando la jaula de la lechuza.

            -¿Cómo te llamaré?... las lechuzas de Malfoy Manor eran enormes e imponentes, incluso tuvimos un halcón, se llamaban “Zeus”, “Aldebarán” y me acuerdo que hubo uno llamado “Titán”… pero ninguno de esos nombres pegan contigo –continuó mirando al  pequeño pájaro de veinte centímetros- No, definitivamente no te llamarás “Titán”, por lo pronto ya tengo trabajo para ti -Sacó su carta y se la ató en la pata- Listo Flitwick, adelante.

            La pequeña avecilla soltó un suave ulular y emprendió el vuelo a través de la ventana que Draco abrió.

           

 

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