Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La complicada vida de Draco Malfoy por Orseth

[Reviews - 18]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

 

 

 

            -Y otra cosa, abuelo –añadió sonriendo- Serán mellizos.

            -¿Qué? –Dijo sonriendo también- ¿mellizos, es en serio?

            -Sí, un niño y una niña.

            -Por Morgana, sí que me has dejado sin palabras y eso no lo hace cualquiera muchachito.

            Barnett lo vio ponerse de pie otra vez y caminar de un lado sin decir palabra, así que prefirió quedarse callado, total, lo que tenía que decir ya lo había dicho y ahora todo dependía del abuelo.

            -¿Dónde está ahora?

            -En su casa, no quiere mudarse a mi departamento, dice que no quiere nada mío.

            -Orgulloso como un Malfoy… -exclamó con una sonrisa- bueno, quiero conocerlo –dijo girándose a él- y quiero que se instale aquí, sé lo de los Malfoy caídos en desgracia y un bisnieto mío no va a andar por ahí a riesgo de que le pase cualquier cosa, pero antes de eso… -dijo borrándosele la sonrisa- llévalo con Floyd, quiero ese examen de paternidad a la voz de “ya” y si el resultado es negativo, más le vale a ese muchacho esconderse debajo de la piedra más lejana porque lo haré arrepentirse de querer estafar a un MacLeod.

            -Así lo haré abuelo –respondió poniéndose de pie- y nuevamente me disculpo contigo por no haber hecho las cosas correctamente.

            -Sí, fue una decepción, pero espero que aprendas de ello.

            Barnett sonrió y salió de ahí, ya afuera caminando por el pasillo, una sonrisa feliz y satisfecha se formó en sus labios.

            -¡Sí! –exclamó apretando los puños.

 

 

__________________

 

             

           

            Esa misma mañana, cuando Draco y Becky terminaron de desayunar y ella fue llevada de nuevo a su departamento, Draco se encontró con Harry en el pasillo cuando volvía al suyo.

            -Hola Draco.

            -Buen día Potty, dichosos los ojos –respondió abriendo su departamento y entrando dejando que Harry entrara detrás de él y cerrara la puerta.

            -¿Cómo estás?

            -Bien, me he sentido pesado y dolorido pero creo que es normal.

            -Cierto.

            -¿Ya desayunaste? Puedo invitarte.

            -Gracias, ya lo hice –respondió sentándose frente a Draco, quien también ya se había sentando en un sofá- y de hecho yo vengo a invitarte a ti.

            -¿A mí? ¿Pero no trabajas hoy? Es media semana.

            -No, reservé el día.

            -¿Y a dónde vas a invitarme? –preguntó sonriendo.

            -De compras, vamos a comprar cosas para Scorpius y Cissy.

            Draco sonrió un tanto indeciso, ir de compras dos veces en poco tiempo era complicado con su presupuesto y aunque aún no había ido con Hermione, no podría reunir gran cosa si tomaba algo del poco dinero que ya había ahorrado.

            -Bueno…

            -Yo invito –dijo entonces Harry- será un regalo para los bebés.

            -¡Oh! ¿En serio?... cuidado Potty, que a mí me dicen “agarra el brazo”  y yo agarro hasta la pierna ¿eh?

            Harry rio con ganas pero al final se recargó en el sofá y dijo:

            -Vamos, me arriesgaré.

            -Será genial salir un rato –respondió levantándose con algo de dificultad, por lo que Harry se apresuró a ayudarlo- deja ir a cambiarme.

            Draco salió diez minutos después vestido con pantalones deportivos y una camiseta holgada, una amplia chaqueta que podía cerrarse al frente y se había agarrado el cabello en una coleta alta, con suaves mechones rodeando su cara y una vieja mochila que había visto mejores días, colgada a su espalda.

            -Listo.

            -Entonces vámonos.

            Salieron y fueron a la zona donde estaban las grandes tiendas de ropa de bebé y que Draco ni en sueños había pensado que podría siquiera a echar un ojo, su idea de cuando no contaba con el apoyo de los chicos, era ir al callejón Diagón, donde solía comprar su ropa, a hurgar en el cajón de ropa de bebé de segunda mano; caminaba del brazo de Harry, parecían una pareja a simple vista y Draco siempre agradeció que Harry no se avergonzara de él.

            -Entremos a éste –dijo Harry viendo un edificio alto de construcción antigua- se ve bien.

            -Bien caro dirás… ¿seguro que quieres entrar aquí?

            -Sí, vamos.

            Cuando entraron, una mujer joven les dio la bienvenida, después comenzaron a caminar por los pasillos viendo la infinidad de ropa de bebé que se exhibía y que sin poder evitarlo, emocionó a Draco.

            -¡Mira ese! –exclamó señalando un trajecito color rosa exhibido en un pequeño maniquí.

            -Está lindo –respondió Harry tomando el maniquí y examinando el trajecito- el gorrito tiene orejas de gato ¿hay también en azul? –preguntó a una de las vendedoras que se acercó solícita.

            -Por supuesto, los tenemos en diez colores.

            -Queremos uno rosa y otro azul en edad de recién nacido.

            -A sus órdenes ¿gustan que se los reserve en lo que siguen mirando más cosas?

            -Sería genial.

            Siguieron caminando y a los trajecitos pronto se sumaron otros más, mas algunas docenas de pañales, biberones, talcos y cremas especiales, cuando llegó el momento de pagar, Draco sintió su cara enrojecer cuando escuchó el total, sin embargo Harry no se inmutó cuando le dio su tarjeta a la cajera, después encogieron los paquetes y Harry los guardó en la mochila que Draco llevaba y que luego él mismo se colgó a la espalda;  fue hasta que  salieron y comenzaron a caminar que Draco dijo:

            -Oye, lo siento, no creí que la cuenta sería tan grande.

            -¿De qué hablas? La mitad de las cosas las elegí yo, no hay ningún problema, además creo que nos falta algo.

            -¿Qué cosa?

            -Cunas –respondió sonriendo.

            -¿Después de lo que acabas de gastar, planeas comprar cunas? –preguntó asombrado.

            -Claro, Scorpius y Cissy merecen un buen lugar para dormir.

            Draco sonrió agradecido y luego de caminar unos momentos en silencio, solo dijo:

            -Gracias.

            -No hay de qué, mira esa tienda, se ven cunas bonitas –dijo señalando el enorme ventanal de una tienda.

            Cuando entraron, de nuevo una dependienta se les acercó solícita, y más al reconocer de quien se trataba.

            -¡Señor Potter, es un gusto atenderlo!

            -Gracias ¿podría mostrarnos cunas para gemelos por favor?

            -Por supuesto, si me siguen por aquí…

            Llegaron a un amplio pasillo con infinidad de cunas de todos los estilos imaginables.

            -¡Mira ésta! –exclamó Harry señalando una cuna de mimbre con ruedas.

            -Es una hermosa cuna de mimbre gemelar elaborada en Alemania por encargo, de forma única y artesanal y con materiales naturales y duraderos, con un hechizo de durabilidad incluido, es un diseño hermoso de Christine Wegner.

            -¿Qué incluye?

            -Contiene vestiduras para la cuna, sábanas, colchones y el dosel; la estructura es de madera maciza de haya y tiene sistema de frenado.

            -Está hermosa… ¡oh! ¿Y esa? –exclamó señalando otra.

            Draco caminaba atrás de él, sonriendo por lo bajo, viendo lo emocionado que Harry estaba mientras miraba las cunas y sin poder evitarlo, sintió envidia de la hermosa modelo con la que algún día se casaría y formaría una linda e ideal familia, sin duda sería un magnífico padre… si es que ella cambiaba de opinión.

            Pasaron dos horas dentro de la tienda en donde vieron infinidad de modelos para terminar adquiriendo la primera que vio Harry, aunque más bien Draco fue quien de alguna manera se las ingenió para hacerle creer que esa había sido su favorita sabiendo muy bien que esa había sido la que más le había gustado a Harry; pero aunque había otros modelos que le habían gustado más, la hermosa cuna de mimbre se le hacía de alguna forma “hogareña” y por lo tanto también le había gustado mucho, así que finalmente esa fue la elegida.

            -Por Merlín, Potty… esa cuna te ha costado un ojo de la cara y aunque tienes tres más, hoy has gastado una fortuna –dijo caminando del brazo de Harry.

            -Pensé que estabas acostumbrado a este tipo de compras ¿Por qué tanto alboroto?

            -Antes Potty, antes; ahora cada valoro cada knut y con lo que gastaste hoy bien podría pagar el alquiler de dos años de mi departamento.

            -Es mi regalo, además no es para ti, es para los bebés.

            Draco comenzó a reír, pero entonces tropezó lo que le hizo aferrarse al brazo de Harry.

            -¡Oh!

            -Cuidado… lo siento, ya estás cansado ¿verdad?

            -Un poquito… bueno, un mucho ¿podríamos sentarnos un rato?

            -Vamos a un restaurante, ya hace hambre ¿no te parece?

            Tomaron un taxi que los llevó a otra zona popular en donde había un restaurante en cada esquina.

            -¿Ya has venido aquí? –preguntó Draco mientras miraba la carta.

            -Sí, sirven buenos filetes.

            Mientras comían, recordaron tiempos en Hogwarts y su plática fue amena y para fortuna de Draco, no tocaron temas álgidos como la guerra.

            -¡Es que bailabas horrible Harry! ¿Por qué no le pediste clases particulares a la profesora McGonagall? –dijo riendo.

            -Cállate, que al menos pude conseguir alguien para ir al baile, ni siquiera eso me fue fácil.

            -¿Por qué? todas querían contigo, no entiendo porqué pero así era.

            -Pues yo no sé, pero me daba pánico hablarles a las chicas… de haberlo sabido antes, le hubiese dicho a algún chico.

            -¿Lo hubieras hecho? –preguntó sonriendo.

            -No, la verdad no, no sabía la posición de la gente respecto a la homosexualidad y lo que menos quería en ese entonces… y ahora tampoco, es publicidad.

            -Pero no eres homosexual, sino bi.

            -Sí, pero para el caso es lo mismo.

            -Eso es cierto.

            -Tú no tuviste problemas para llevar pareja me imagino.

            -Imaginas bien –respondió mientras agregaba más crema a su pasta- aunque de hecho nadie me gustaba, así que tampoco fue como que me muriera por invitar a alguien, fui con Pansy pero en realidad fuimos en grupo, ella, Blaise, Crabbe y Goyle… y fue divertido hacer de ustedes la comidilla… con ese traje de Weasley ¡Dios, nunca había visto cosa tan horrenda! Como para sacarse los ojos.

            Harry comenzó a reír haciendo que Draco se le quedara mirando también mientras sonreía, entonces sus miradas conectaron por unos segundos al punto que Draco comenzó a sentir las mejillas y orejas calientes.

            -Bueno, fue una época muy singular –dijo Harry carraspeando y rascándose la nuca.

            -Sí ¿verdad? –respondió él acomodando la larga coleta sobre su hombro- Oye Harry, quiero agradecerte este día, de verdad que no sabía cuanta falta me hacía salir y aunque ahora me canso muy rápido ha sido fantástico salir de mi pequeño departamento, me he divertido mucho… sobre todo porque yo no he gastado ni un knut.

            -Ha sido un gusto –respondió sonriendo- creí que te hacía falta relajarte un poco y me alegra saber que ayudé.

            -Y sobre las cosas de los bebés… no tenías que gastar tanto, de verdad has hecho mucho por nosotros desde antes… gracias.

            -Por nada.

            Conversaron un rato y luego emprendieron el regreso a casa, solo que nunca pensaron en que alguien pudiese estar esperando.

            -Hola Draco… sanador Potter –saludó Barnett con una sonrisa cortés cuando los vio llegar riendo y platicando.

            -Buen día –respondió Harry.

            -Noche será.

            -Bueno Draco, me voy ¿quieres que agrande los paquetes antes de irme?

            -Tal vez después –respondió con una sonrisa que Harry notó un tanto incómoda.

            -Claro, bueno me voy –dijo entregándole la mochila.

            -Gracias de nuevo.

            -No hay de qué, no olvides tu cita pasado mañana.

            -Bien.

            -Nos vemos –dijo a Barnett, quien respondio con un movimiento de cabeza.

            Cuando quedaron solos, Draco abrió la puerta y entró dejando pasar a Barnett detrás de él.

            -¿Acaso estás saliendo con Potter?

            -¿Y desde cuando debo darte explicaciones? –respondió caminando hasta la salita, en donde dejó su mochila y después se sentó.

            -Eso no es ético de su parte.

            -Pues no, no estamos saliendo –dijo comprendiendo que no debía meter en problemas a Harry- es un amigo del colegio y me invitó a dar una vuelta.      

            -¿Y de que paquetes estaba hablando?

            -¿Qué quieres Barnett, a qué viniste?

            Barnett exhaló un suspiro, lo que menos quería era discutir con Draco, pero verlo tan sonriente al lado de Harry Potter le hizo encender las alarmas.

            -Siento ser tan idiota, lo que menos quiero es incomodarte, es solo que sentí un poco de celos -Draco rodó los ojos y prefirió no decir nada- Vengo a ver qué pensaste de mi propuesta.

            -¿Sobre lo de mudarme?

            -Sí.

            -Lo siento Barnett pero me gusta mi casa y no quiero irme a otro lugar.

            Barnett creyó que Draco estaba bromeando, pero al ver que la sonrisa nada más no aparecía en ese rostro serio, comprendió que era cierto.

            -Pero… no entiendo, mi departamento es mucho mejor que esto.

            -Sí, lo sé, pero no quiero irme.

            -¿Es por tu vecina?... imagino que han de estar muy unidos si viene a cenar contigo, pero Draco puedo ocuparme de eso si quieres -Draco ocultó muy bien el hecho de sorprenderse de ver que Barnett era más perspicaz de lo que alguna vez aparentó- La vi salir hace rato, creo que iba a la lavandería, llevaba un bulto de ropa.

            -¿En serio? ¡Le dije que me esperara!

            -Es muy mayor, se ve que requiere cuidados.

            -Pues sí, suelo ayudarla.

            -Si tú te mudas conmigo podemos enviarla a una casa de retiro, has oído de la “Casa Cambridge” seguramente.

            ¿Seguramente?... esa casa de retiro era la más popular entre la gente de dinero y la más malditamente cara, su padre dijo alguna vez que si él deseara irse a un lugar donde cuidaran de él, sería a esa casa, pero que prefería mil veces estar en casa rodeado de nietos y ahora siendo pobres, era solo un mal chiste el siquiera mencionarla, obviamente había oído hablar de ella.

            -Estaría cuidada 24/7 –continuó Barnett.

            -Sé de esa casa de retiro, no necesitas enumerarme sus cualidades.

            -Con mayor razón, sabes que ella estaría bien.

            -Sí pero no, no es solo por eso que no quiero mudarme, de verdad Barnett, no me presiones con eso, aquí estoy bien, es mi espacio.

            -De acuerdo, no presionaré más, solo tenlo presente ¿sí?

            -Bien, lo tendré en cuenta.

            -¿Y pasaste una buena tarde, te divertiste? –preguntó con una actitud relajada y sonriente.

            -La verdad sí, no sabía que me hacía tanta falta salir hasta que lo hice.

            -Qué bueno, tú y mis niños necesitan estar bien y contentos.

            Se oía tan extraño oírlo hablar así, como si todos fueran una gran familia.

            -Barnett se sincero –dijo entonces pasándose un mechón de cabello tras la oreja y mirando el piso por un momento, como deseando no darle tanta importancia a su pregunta, pero fracasando evidentemente- ¿Por qué quieres que me mude?... ¿no te basta venir aquí?... si pones hechizos de protección este lugar será muy seguro si es lo que te preocupa, además si te ocupas de los niños económicamente como has dicho, puedo contratar a una niñera calificada, estaremos bien.

            Barnett se levantó y se sentó junto a él tomándole la mano.

             -Porque no me basta cuidar de los niños… te quiero a ti, te quiero conmigo, hacerte feliz y si tú me dejas, algún día volver a besar tus labios… y algún día volverte a hacer el amor -Draco intentó retirar su mano pero Barnett la oprimió suavemente- No digas que no, solo piénsalo… deseo volver a besar tu piel suave y enredar mis dedos en tu cabello dorado.

            Esta vez sí retiró su mano y comenzó a levantarse, por lo que Barnett se puso de pie y le ayudo a hacerlo.

            -Me siento cansado.

            -Claro, me voy para que descanses, solo promete que lo pensarás ¿vale?

            -Bien, lo prometo.

            Barnett le dio un beso en la frente y sonriéndole salió del departamento dejándolo de pie a media sala viendo la puerta cerrada; después de unos momentos exhaló un suspiro, se dirigió a la cocina y comenzó a calentar comida, metió todo en una cestita y se dirigió al departamento de su vecina.

            -Hola Becky –saludó entrando y encontrando a la anciana dormitando en su sofá.

            -Oh… hola querido ¿cómo te fue en tu paseo?

            -Bien, pero estoy enojado.

            -¿Por qué?

            -Porque no me esperaste para lavar tu ropa, pudiste caerte en las escaleras.

            -¿El innombrable te fue con el chisme? No te preocupes –dijo haciendo un gesto despectivo con la mano- solo lavé un vestido y unos calcetines, nada pesado… por cierto, no me dijiste que el tipo era muy guapo, será un bastardo pero tiene unos ojos verde oliva preciosos.

            Draco no pudo evitar reírse.

            -No empieces de loca.

            -Sí tú no lo quieres, puedes pasármelo.

            -No Becky, capaz que te me quedas pasmada a medio palo -La anciana comenzó a reír con ganas viendo a Draco comenzar a sacar comida en su mesita de centro- te traje la cena.

            -Huele muy rico.

            -Sí, es estofado de cordero, Tobby envió una carne muy suave, pruébalo.

           

 

___________________

           

 

            -¿Saliste de compras con Draco? –Repitió Hermione a Harry a través de la red flú.

            -Sí, pasamos una buena tarde, dice que ustedes dos irán también luego.

            -Sí, la próxima semana y ¿Qué  compraron?

            -Muchas cosas Hermione ¡hasta la cuna!

            -¿En serio Harry?

            -Sí, vimos muchas preciosas pero la que trajimos está hermosa ¡Y había tantos trajecitos de bebé! Fue casi imposible elegir entre tanto; bueno Herm, te dejo, debo dormir y ya es tarde ¡saludos Ron!

            -Saludos compañero –se escuchó la voz de Ron.

            -Nos vemos Harry, descansa.

            -Bye.

            Cuando la llamada vía flú se cortó, Ron y Hermione solo se miraron sin decir nada.

 

 

______________

           

           

 

            Al día siguiente, antes de la primera consulta, la asistente de Harry le informó que había alguien que deseaba pasar a verlo.

            -Pero ya casi llega la señora Craig –dijo Harry- ¿Quién es?

            -Es Barnett MacLeod.

            -Oh ya veo… hágalo pasar.

            Cuando Barnett entró al consultorio, Harry sonrió y se levantó para darle la mano.

            -Buen día –saludó Barnett sentándose frente a él correspondiendo el saludo.

            -Buen día, es un gusto atenderte, pero espero que no tardemos mucho, mi primera cita está próxima a llegar.

            -No te preocupes, solo vengo a ponerme al tanto de la salud de Draco.

            -¿Al tanto? –Preguntó haciendo un gesto de extrañeza- bueno, me temo que no puedo tratar ese asunto contigo, es confidencial.

            -Pero yo soy su pareja –respondió con una sonrisa.

            -No importa, no puedo decirte nada si él no me lo autoriza.

            -Vaya, veo que se llevan bien.

            -No es por eso, es ética profesional.

            -¿Ética profesional?... bueno, no creo que sea muy ético salir con tus pacientes creo yo –dijo acomodándose en su asiento y sin perder la “amable” expresión.

            -¿Disculpa?

            -Bueno, perdón si me equivoco, pero no creo que esté muy bien que digamos que salgas con Draco por ahí siendo él tu paciente, la gente podría pensar mal de ti.

            -Gracias por pensar en mí pero no hay nada de qué preocuparse, fuimos compañeros de colegio, no hay nada fuera de lo normal que salgamos a tomar un café.

            -¿Un café?... por lo que entendí, fueron de compras.

            -Sí, cosas para los bebés.

            -Gracias Harry, agradezco mucho tu interés, pero tranquilo, ya estoy de nuevo presente en la vida de Draco y de mis hijos, así que no es necesario que sigas tomándote éstas molestias.

            -No fue ninguna molestia apoyarlo cuando llegué a éste hospital y lo encontré trabajando como un maldito elfo doméstico sin nadie que lo apoyara, anémico y con dos bebés en camino…

            -Y lo mejor de esa época es que ya terminó –dijo sin dejarlo terminar de hablar.

            -Sí, mucho antes de que tú regresaras.

            -Exactamente, dices bien… “regresé”… que cosas ¿no? –Continuó sin dejar su sonrisa- Pero bueno Harry, me voy, sé que tu paciente está a punto de llegar y no quiero seguir robándote tu tiempo; entiendo que no puedes decirme nada sobre la salud de Draco y aprecio tu ética laboral, de verdad, es un alivio conocer sanadores así y por otro lado, también aprovecho para agradecerte lo que has hecho por él cuando estaba solo y para tu tranquilidad, te informo que no pienso irme de nuevo, llegué para cuidar de él y de mis niños, formaremos una hermosa familia, así que despreocúpate, todo estará bien ahora que ya estamos juntos de nuevo- Así que se levantó dándole la mano, mano que Harry recibió con gesto amable- Nos vemos en la próxima cita de Draco.

            -Nos vemos.

            Cuando quedó solo, Harry solo se quedó viendo la puerta mientras tamborileaba el escritorio con los dedos.

 

 

________________

 

Notas finales:

Hasta la próxima!!! ^^


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).