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-Bueno… -pensó Draco mirando un pergamino en blanco y pluma en mano sintiéndose emocionado y nervioso al mismo tiempo- Creo que al fin ya no puedo dañarte si me contacto contigo Blaise.
Una hora después ataba la carta a la pata de Flitwick y le acariciaba el suave lomo antes de que la pequeña ave se echara a volar.
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-¡Pero si acaban de llegar! –dijo Draco semanas después en Malfoy Manor- ¿Cómo es que ya se van?
-Hijo, alargamos nuestra estancia aquí más de lo planeado –respondió Narcisa dejando su taza de té en la mesita para mirar a su hijo mientras Lucius jugaba con sus nietos en una mullida alfombra- hemos estado aquí tres meses.
-Tengo negocios haya –dijo Lucius agitando un osito de felpa frente a Cissy quien reía a carcajadas intentando agarrarlo- pude manejarlos a distancia, pero ya no es posible, además aun son pequeños, no puedo descuidarlos mucho.
-Pero… bueno si, lo entiendo –exclamó con desanimo.
Lucius lo miró y luego le hizo una seña para que Narcisa se ocupara de los bebés.
-Tranquilo hijo, eso no significa que no regresaremos –dijo sentándose en donde estaba Narcisa.
-Lo sé, lo sé, no me hagan caso –respondio riendo al tiempo que hacia una seña despectiva con la mano, pero Lucius no se dejó engañar.
-Pero tengo buenas noticias… Barnett me ha propuesto un negocio, si invierto con él podríamos regresar aquí definitivamente, también quiere ser socio mío en los negocios de Francia ¿te imaginas a un inversor como él? Eso impulsaría mi empresa allá de forma significativa… hijo, todo va pintando muy bien, regresaremos más pronto de lo que crees.
-¿Barnett hizo eso?
-Sí ¿no te lo dijo?
-Pues… no.
-Bueno, tal vez lo haga después, por lo pronto estate tranquilo que Cissy y yo tampoco estamos dispuestos a pasar mucho tiempo alejado de ti y los niños, ya sufrimos suficiente de eso.
Draco sonrió mientras asentía, su padre tenía razón, al fin todo iba tomando el rumbo correcto en sus vidas.
-¿Y cuando se irán?
-Dentro de una semana.
-Pues ni hablar, al menos ya pueden regresar.
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Esa noche mientras Barnett estaba acostado en el suelo, sobre la esponjosa alfombra y Scorpius reía mientras él lo sostenía sobre sí como si volara, Draco permanecía sentado en la cama doblando el sin fin de diminutos calcetines de los niños, pues prefería hacerlo él mismo a usar un hechizo o dejar que los elfos se encargasen de ello, esa actividad le relajaba.
-Mi padre dijo que harás negocios con él.
-Sí –dijo sin más, riendo al ver a Scorpius mostrar sus encías rosadas mientras jugaban.
-Pero tú no lo necesitas… es decir, puedes elegir otros socios.
-Sí ¿y?
-Gracias.
-¿Por qué?
-Sabes que cuando mi padre se asocie contigo y el mundo empresarial se entere, todos quedarán impresionados cuando sepan que un MacLeod está abriéndole las puertas de nuevo a Lucius Malfoy… será un regreso que nadie podrá ignorar.
-Bueno, no es como si se asociara con Allister MacLeod- dijo mientras dejaba a Scorpius en el suelo comenzando éste a lloriquear por querer que lo cargara de nuevo, pero Cissy ya se le había encimado reclamando la atención de su padre.
-Eres un MacLeod… el prestigio de tu familia te avala aunque no seas tu abuelo… gracias Barnett, esto significa mucho.
-No creas que soy tan bueno –dijo sentándose y cargando a Cissy mientras Scorpius se le colgaba del cuello- Con mi dinero y su experiencia, imagina a donde podríamos llegar; Lucius Malfoy podrá haber sido uno de los mortífagos más cercanos al que no debía ser nombrado, pero también era uno de los empresarios más prestigiosos del país, eso es algo que no estoy dispuesto a desperdiciar.
Draco sonrió al ver que tanto había cambiado Barnett y cuánto amaba ahora a sus hijos.
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Los Malfoy se fueron y Draco continuó su vida de manera tranquila, una vez cada dos semanas iba a cenar con Harry a Grimauld Place y llevaba a los niños.
-Blaise vendrá a visitarme algún día de estos –dijo mientras cenaban.
-¿En serio?
-Sí, hace tiempo le escribí y reanudamos nuestra amistad, desde entonces nos escribimos regularmente, su primer carta fueron puros insultos en su mayoría, estaba enfadado por haberme ocultado de él.
-Y lo apoyo en eso.
-Dijo que… bueno, escribió muchas cosas no placenteras a mis castos ojos, pero básicamente somos amigos de nuevo, siento como si nunca lo hubiésemos interrumpido.
-Qué bueno.
-¿Y tú como vas?
-Bien, muy bien, estoy tomando terapia y cada vez me siento mejor.
-Que bien.
-Ya no trabajo como poseso y duermo lo suficiente.
-Y se nota, créeme.
-¿Y tú como vas con Barnett?
-Muy bien, realmente ha cambiado, se ha ofrecido a pagar mis estudios si quiero retormarlos, aunque para eso aun falta un poco, pero de verdad me ha sorprendido… si él hubiese sido así desde un principio otra historia sería.
-¿Estás enamorándote de él de nuevo? –preguntó sonriendo mientras le ponía más queso parmesano a su pasta.
-¡No, claro que no! –respondió mientras cortaba un trozo de pan y lo remojaba en la salsa- pero es otra persona, de verdad ama a los niños.
-Eso es bueno, muy bueno… no debió ser fácil.
-No pero lo hizo, pero ese ya no es el problema ¿sabes?
-¿Entonces?
-El abuelo es homofóbico.
-¿En serio?
-Sí, pásame el queso por favor… gracias.
-Bueno, todo parecía demasiado perfecto con ese señor, algo debía tener.
-Sí, por desgracia es suuuper terco, nunca aceptará un cambio de mentalidad… oye Harry ¿Qué has sabido de Rachel?
Harry terminó de comer su bocado y luego lo miro para responder.
-Hablé con Nikky… Rachel está en terapia y dice que eso le ha servido mucho aunque aun está deprimida… y yo me siento fatal por eso.
Draco lo vio dejar su pan en la mesa mientras lo miraba.
-Es normal… pero lo superará, es una mujer admirable con la suficiente fortaleza para no morir por ti, créeme y lo siento, pero debo decir esto… -dijo dejando también su pan para mirarlo- ella tuvo los huevos que a ti te faltaron –Harry se quedó sin saber que decir- ¿tú crees que alguien así se dejará vencer por esto?... debe vivir su duelo obviamente y cada quien vive su proceso a su manera y con su debido tiempo, pero estoy muy seguro de que lo superará, ella es increíble.
-Sí, lo es…
-Ahora termina de cenar que se enfría.
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Todo pintaba muy bien, excepto cuando llegaron las festividades navideñas.
-Pero será la primera navidad de Scorpius y Cissy ¿cómo no puede estar su padre presente? –dijo Ayla mientras desayunaban en el comedor.
-Vamos abuelo, siempre hay una gran celebración ese día, toda la familia se reúne en la mansión, Barnett también es parte de…
-Ya te dije que ese nombre está prohibido aquí –interrumpió Allister con firmeza detrás de su periódico- él ya no existe en el árbol genealógico de los MacLeod y es mi maldita última palabra ¿está claro? –añadió estampando el diario en la mesa mientras se levantaba de la mesa y se iba.
Todos se quedaron en silencio mirando sus platos y luego mirándose entre sí, entonces Ayla no resistió más y comenzó a sollozar.
-Tranquila abuela, aun falta una semana para Navidad –dijo Calem.
-Esa no te la crees ni tú mismo… -respondió limpiándose las lágrimas con un pañuelo- ha pasado meses con esa actitud, una semana más no hará ninguna diferencia.
-Podemos organizar una cena antes o después sin el abuelo y que Barnett venga –dijo Draco.
-No, yo quiero a toda mi familia junta… pero sé que eso no será posible… Allister es tan obstinado… moriré sin verlos abrazarse de nuevo –y sin más se levantó de le mesa también, con lo que Garia se apresuró a acompañarla dejando a los dos hombres solos.
-La abuela tiene razón –dijo Calem tomando su café- ni yo me creí las palabras que le dije.
-¿De verdad no hay nada que hacer?
-No Draco, no lo conoces como nosotros, si él dice “esto es negro” lo es aunque sea de un blanco brillante –respondió con desánimo.
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Al día siguiente Draco cenaba con Harry en su casa y con los niños.
-Pues si es que retrógrada ese señor aunque sea un genio en los negocios –dijo Harry comiendo un pudin de chocolate mientras todos estaban sentados en medio de la sala.
-Lo sé, Barnett ha cambiado muchísimo, creo que ha pagado sus errores con creces, no creo que deba ser castigado justamente por algo que no está en sus manos cambiar.
-¿Y él que piensa de no poder asistir esa noche?
-Disimula desinterés frente a mí, pero he llegado a conocerlo bien y sé que está triste.
-Ojalá todo se arregle… bueno Draco, quería hablarte de algo –dijo Harry carraspeando y poniéndose nervioso mientras le daba un juguete a Cissy.
-¿Ajá? –preguntó lamiéndose un dedo después de terminar su postre.
-Yo… bueno, quería saber si después de navidad aceptarías tener una cita conmigo.
Draco se quedó con la cuchara en la boca mientras lo miraba, entonces la bajó diciendo:
-¿Cómo?
-Digo si… si tú querrías salir conmigo.
-¿Salir, salir?... es decir…
-Sí, una cita… sin los niños obviamente -Draco lo miró de nuevo sin decir nada- Sino lo deseas está bien, podemos seguir siendo amigos como lo hemos sido, yo no…
-Está bien… es decir… claro que me gustaría –dijo rascándose la nuca y sintiendo su cara arder.
-No puede ser –dijo Harry comenzando a reír- míranos, ya tenemos treinta años y nos portamos como adolescentes.
-Sí ¿verdad?... bueno Harry, no puedes culparnos, esto es raro.
-Pues si –dijo jugueteando con un unicornio morado de peluche- pero entonces ¿aceptas?
-Sí, claro… me gustaría mucho.
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Draco se esmeró en los preparativos de navidad, era algo extraño celebrar navidad con personas a las que ya consideraba su familia, irían sus padres y estaba emocionado, pero sabía que la emoción de todo eso no era solamente por celebrar esa fecha con todos sus seres queridos por primera vez, sino porque después de eso tendría su cita con Harry, así que mientras revisaba el menú junto con la abuela, no pudo evitar sonreír para sí mismo.
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Y la fecha esperada llegó, la mansión MacLeod hervía en actividad, con familia que vivía lejos reunida ahí para celebrar navidad, con un inmenso árbol lleno de regalos, todos poniéndose al día y bebiendo ponche o una copa mientras conversaban alegremente… o más bien, casi todos.
-Vamos abuela, todos quieren saludarte –dijo Calem sentado en la cama de Ayla.
-No puedo, me siento muy cansada –respondió Ayla acostada y vestida con bata de dormir dándole la espalda- ve tu querido y saluda a todos de mi parte.
-Sé que es por Barnett, pero mañana iremos a verlo todos y le llevaremos muchos obsequios.
-No importan los regalos, lo sabes… lo hermoso de estas fechas es el regocijo de estar todos juntos… y tu hermano no está aquí por la obstinación de Allister.
-Lo sé abuela, pero hablé con él, insistió en organizar la cena de mañana él mismo, está entusiasmado de tenernos a todos en su casa, no te pongas triste.
-No lo estaría si supiera que no puede venir por otros motivos, como una familia o negocios… pero es solo por… oh por Merlín, mi niño estará solo por la estupidez de su abuelo que no lo acepta tal como es… -concluyó sollozando- él se equivocó pero intentó enmendar sus errores, no es justo que solo por su sexualidad sea excluido como un animal ponzoñoso… como si fuera el único así en la familia… seguro hay más pero nadie dice nada por temor a tu abuelo… -Calem suspiró profundamente mientras le acariciaba los pies a su abuela- Sí Allister pregunta por mí, dile que su estupidez me tiene postrada en cama, así que no saldré y es mi última palabra.
Calem se levantó sabiendo que sus abuelos eran tal para cual.
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-¿No bajará? –preguntó Garia en cuando lo vio.
-No.
-¿Pero está bien de salud? –preguntó Draco preocupado.
-En lo que cabe sí, al menos no es como cuando Barnett estuvo desaparecido.
-¿Dónde está tu abuela? Todos preguntan por ella –dijo Allister llegando en ese momento a donde estaban ellos.
-No bajará, dice que se siente mal.
-Patrañas, intenta manipularme –exclamó molesto.
-Yo no sé, solo sé que esta será la primera navidad sin ella en la mesa.
Allister lanzó una especie de gruñido y se alejó de ahí para ir a encerrarse en su estudio de donde no salió ni siquiera para la gran cena; fue un ambiente raro y ya no tan festivo.
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La noche siguiente Ayla, Calem, Garia, Draco y los tres niños fueron a la pequeña mansión que Barnett había recién adquirido.
-¡Hijo es una casa hermosa! –exclamó Ayla impresionada.
-Es una propiedad magnifica –reconoció Calem mientras bebían vino en el salón principal.
-Sí, será mi casa ancestral –declaró con orgullo- aun faltan muchas remodelaciones, pero será poco a poco, además está la posibilidad de adquirir la propiedad colindante.
-¿En serio? Es una oportunidad muy buena, aun así esta mansión es bastante hermosa.
-Y tiene una cava magnifica, mira Calem, adquirí unos vinos en una subasta.
Ambos hermanos fueron a mirar algunas de las botellas que Barnett tenía a la mano; Ayla miraba con orgullo a sus dos nietos.
-Por fin son como eran antes –dijo sonriendo.
-Calem sonríe más desde que eso pasó –convino Garia tomando un sorbo de su ponche.
-Y Barnett ya no es el idiota que conocí –completo Draco cargando a Evander, que insistía en jalarle el largo cabello.
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Un par de semanas después, la cita de Draco y Harry por fin llegó.
-¿No me veo mal con esta túnica?
-Por centésima vez, no –dijo Garia lamiendo un helado de chocolate recostada en la cama de Draco mientras éste se medía un pantalón viendo su trasero en el espejo.
-Creo que me aprieta –dijo viéndose el culo.
-Créeme Draco, Harry estará más que feliz de ver cómo aprieta… el pantalón.
Draco le aventó una camisa mientras ella se reía.
-No siento el apoyo.
-Sigue como vas y pronto lo sentirás… pero contra la mesa.
-¡Basta, no estás ayudando! Además ¿Dónde está tu dieta, el helado la incluye?
-Es un helado bajo en calorías.
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Fueron a un bonito y discreto restaurante muggle.
-Es lindo –dijo Draco después de que la camarera tomara su servicio.
-Sí, me gusta mucho ¿cómo les fue en su cena?
-Muy bien, Barnett adquirió una propiedad impresionante, dice que planea hacerla su casa ancestral.
-Qué bueno, tal parece que el tipo ya no es la misma mierda que conocí.
-Así es, debo reconocerlo.
-Qué bien.
-¿Y a ti como te ha ido?
Pasaron un buen rato hablando de todo, hasta que llegaron al postre.
-Qué bueno que aceptaste venir… la verdad estaba muy nervioso cuando te lo pedí.
-¿Por qué?
-No lo sé, pudiste decir que no.
-Bueno Harry, la verdad… es que me gustas mucho, obviamente no iba a decir que no –respondió sintiendo las mejillas calientes.
Harry sonrió mientras miraba su postre y luego a él.
-Tú también me gustas mucho, creo que desde la escuela… no lo sé –dijo alzándose de hombros- pero ahora me gustaría la oportunidad de tener algo contigo y ver hasta dónde llega ¿Qué te parece?
-Muy bien –respondió riendo.
-¿Y a quien le dejaste los niños?
-Las elfinas son muy buenas niñeras, pero obviamente debo avisarle a alguien, le dije a Garia que les echara un ojo.
-Terminaste llevándote bien con ella ¿no?
-Sí, quien lo iba a decir después de los ojos asesinos que me echó la primera vez que nos vimos, pero era comprensible, yo hubiera hecho lo mismo, pero es muy simpática, culta y divertida, planea volver a trabajar en un tiempo.
-Es es bueno, me gusta la idea ¿y cómo vas con Barnett? Dices que ya no es una mierda de tipo.
-El es otro cuento, no deja de darme sorpresas… en realidad es otra persona –dijo mirándolo sorprendido mientras sonreía- de verdad creo que ha aprendido, su interacción con los niños es… bueno, los niños lo adoran –concluyó alzando las manos- te lo juro, sino lo viera, no lo creería ¿puedes creer que también les lee antes de dormir? Dice que está comprobado científicamente que padres que leen junto a sus hijos en esta edad, tienen menos problemas de conducta, de tolerancia, de frustraciones, de rabietas y demás.
-A él no le leyeron de niño ¿verdad?
Draco empezó a reír, luego siguió hablando.
-Además lo que está haciendo por mi padre…
-¿Qué cosa? –preguntó interesado mientras metía la cuchara en su pastel de moka.
-Se asoció con él ¿te das cuenta?... el que alguien le dé una oportunidad a mi padre así es muy significativo para él, es muy bueno en negocios y el que haya sido excluido de todo fue lo más terrible para él, pero con esto, los demás empresarios comenzarán a levantar el veto, así que todo un mundo de probabilidades se abre… tal como dijo Barnett, con su dinero y la experiencia de mi padre, pueden lograr grandes cosas.
-Me hace feliz verte feliz.
Draco lo miró y sonrió mientras se acomodaba una hebra de cabello tras la oreja y volvía su atención a su copa de helado mientras sentía las orejas calientes.
-Mierda, no puede ser… de todo me sonrojo como si fuera un estúpido adolescente –pensó tomando un bocado de helado de frutas.
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Llegaron a Grimauld Place a tomar una copa y seguir la velada.
-¿Qué crees que diga la señora Ayla cuando sepa que estas saliendo conmigo? –dijo Harry sentándose junto a Draco en el sofá con dos copas de vino.
-No lo sé, creo que se alegrará por mí, sabe que entre su nieto y yo nunca habrá nada más.
-Bien, brindemos.
Alzaron la copa y bebieron un sorbo mirándose a los ojos, luego Harry le quitó la copa y dejó las dos en la mesita de centro y se inclinó a besarlo.
Draco recibió el beso primero suavemente y luego le pasó los brazos por el cuello abriendo la boca para dejar que su lengua explorara su interior.
No paso mucho para que terminaran acostados en el sofá, con Harry entre sus piernas besándole el cuello.
-Lo siento… -dijo separándose lo justo para verlo a los ojos- si estoy yendo muy rápido puedes detenerme.
-¿Se ve que estoy sufriendo?... vamos Harry, creo que ya esperamos suficiente y sería un mentiroso si dijera que no llevo deseándote durante meses… quiero tener sexo contigo esta noche.
Harry sonrió y lo besó de nuevo, entonces se levantó y le tendió la mano.
-Creo que esto merece más que un sofá.
Draco sonrió y tomando su mano se dejó guiar hasta la habitación.
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