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La complicada vida de Draco Malfoy por Orseth

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            Esta vez usaron la red flú del hospital para salir a la que usaba Draco cerca de su casa, cosa que en su interior agradeció, pues no tenía la energía para caminar tanto, pero cuando estuvieron en la puerta del departamento y se dio vuelta para agradecerle a Harry, ni tiempo tuvo de abrir la boca pues Harry ya se había escabullido dentro.

            -¡¿Qué…?! ¡Oye!

            -Necesitas alimentarte bien ¿ésta es la cocina? Siéntate mientras te preparo algo –dijo entrando a la pequeña cocina y abriendo una alacena ante el horror de Draco, quien solo pudo quedarse parado en la entrada sintiendo que la vergüenza lo invadía como tsunami.

            -Mmm… ¿avena? –Dijo Harry examinando las tres cajitas que había ahí- ¿sólo tienes avena?

            Se volvió para mirar a Draco y notó su rostro enrojecido.

            -Yo… bueno… si, solo tengo avena.

            -Pero necesitas más alimentos –respondio tomando una cajita y mirando la tabla nutricional, luego la realidad le cayó de repente haciéndolo mirar a Draco- ¡Oh!... lo siento, no pretendía incomodarte.

            -Uy sí, mira que considerado –respondió cruzándose de brazos y frunciendo el ceño- como si te importaran mucho mis negativas.

            -Mira –dijo dejando la cajita en la mesa y acercándose- lamento de verdad si te he ofendido, es solo que suelo ponerme así cuando veo casos que necesitan atención inmediata.

            -Pues yo no soy uno de tus casos y no quiero que metas tu nariz en mis asuntos.

            -Malfoy… dime algo y sé sincero ¿acaso no te preocupa tu bebé?

            Draco giró el rostro mientras apretaba los labios, por supuesto que le importaba su bebé ¿si no porqué lo estaba gestando y no lo había abortado cuando aún era tiempo?... pero sus circunstancias le habían hecho pensar  más de una vez si había hecho lo correcto, como ahora por ejemplo… en donde el afamado Harry Potter había mirado su despensa vacía porque no le alcanzaba más que para comprar avena.

            -No es tu asunto –dijo al fin sin mirarlo.

            Harry exhalo un suspiro mientras hacia una mueca pensando cómo podría llegar a Draco.

            -Déjame ayudarte.

            -No lo necesito, gracias.

            -Sabes que si lo necesitas y si no lo haces por ti, hazlo por tu bebé, sabes que puede tener daños por una mala nutrición e incluso puede pasar lo peor si sigues trabajando tanto y estando anémico.

            Draco lo volteó a ver con expresión asustada.

            -¿Dices que puedo perderlo?

            -La anemia puede ocasionar un crecimiento fetal deficiente, un nacimiento prematuro y un bebé de bajo peso -Draco no dijo nada, solo pasó saliva mientras salía de la cocina seguido por Harry- si te sientes humillado porque yo te ofrezco ayuda, no tienes porqué sentirte así, yo no lo hago por humillarte ni mucho menos, conozco tu historia y sé por lo que has pasado, sé que no has sido afortunado y que has trabajado duro desde entonces; la gente no lo sabe y es estúpida, pero yo no, sé que la marca tenebrosa en tu antebrazo no significa nada y si ahora estoy en una posición en la que puedo tenderte la mano, lo hago con gusto… yo… yo no pude ayudarte esa noche en la torre de astronomía –dijo haciendo que Draco lo mirara sorprendido- era solo un niño tonto… pero ahora soy un adulto y sé lo que tengo que hacer.

            -¿En la torre de astronomía dices?

            -Sí… esa noche en que enfrentaste a Dumbledore yo estaba ahí, oculto bajo mi capa de invisibilidad… Malfoy por favor, déjame ayudarte.

            Draco se dejó caer en su viejo sofá, se sentía aturdido y la cabeza comenzaba a dolerle.

            -¿Te sientes mal? –preguntó Harry al verlo cerrar los ojos y sobar su sien.

            -Me duele la cabeza.

            Harry sacó su varita y examinó sus signos vitales.

            -Tú presión sanguínea esta baja.

            -Durmiendo se me pasará.

            -Pero primero cenarás.

            -No tengo hambre.

            -Malfoy… ¿acaso oíste una sola palabra de todo lo que dije? O solo fingiste escuchar.

            -Sí Potter, te oí –respondió exhalando un suspiro y mirándolo finalmente- y agradezco tus buenas intenciones.

            -¿Pero?

            -Pero no es tan fácil ¿sabes?... es decir, soy un mortífago.

            -La marca no te hace un mortífago.

            -¿En serio? El señor Tenebroso decía que si.

            Harry hizo un gesto de exasperación mientras se sentaba en el otro pequeño sofá.

            -Malfoy eres un maldito cabezota.

            -Solo soy realista Potter ¿crees que no intenté pelear contra el sistema, que siempre fui un cobarde como lo soy ahora?... pues no, pero de nada me sirvió ser orgulloso y desafiante contra el mundo; terminé en el suelo y prácticamente en la calle, así que tuve que poner los pies sobre la tierra y tratar de pasar lo menos desapercibido posible y solo así he podido sobrevivir hasta que pasen los años que me faltan para que termine mi libertad condicional y pueda salir del país.

            -¿Cómo está eso, como es que tus padres pudieron salir y tu no?

            -Cómo sabrás, mi madre fue absuelta gracias a tu declaración, pero ni mi padre ni yo pudimos librarnos, terminó en prisión, cosa que minó su salud terriblemente, yo fui juzgado por lo de la invasión a Hogwarts, el único motivo que impidió que mi culo fuera a congelarse a Azkaban fue porque era menor en aquel entonces, así que me condenaron a quince años de libertad condicional, mientras tanto no puedo abandonar el país; entonces mi padre salió y  fue condenado a veinte años de libertad condicional, pero aquí no podía recuperarse y mi madre estaba enfermando también, el ostracismo al que fueron sometidos los estaba afectando emocional y financieramente, mucho dinero se perdió cuando el señor Tenebroso vivía en Malfoy Manor, luego las empresas de mi padre quebraron, sus bóvedas se fueron vaciando gracias a los abogados y finalmente nos quedamos sin dinero, pero había que salir del país si querían que mi padre se recuperara y mi madre no terminara de volverse loca, pero sin dinero lo único que pudo hacerse fue vender Malfoy Manor.

            -¿Malfoy Manor ya no es de su propiedad? –pregunto sorprendido.

            -No, me sorprende que no lo sepas, fue un festín de los medios.

            -Tal parece que ya me había mudado a Estado Unidos, por eso no me enteré de muchas cosas.

            -Pues sí, fue puesta a la venta, una casa ancestral con cientos de acres, llena de magia e historia la hacían una propiedad invaluable, sin embargo la estadía del señor Tenebroso ahí la devaluaron al grado de venderla a mitad de precio.

            -¿Tanto?

            -Sí –respondió con la evidente resignación de algo superado desde hacía mucho tiempo- Los posibles compradores se quejaban de quien fue su más afamado habitante y decían que estaba maldita, pero sólo era teatro, una propiedad así no la encuentras tan fácil, así que los muy malditos estafaron a mi madre… bueno, no la estafaron, ella sabía que no iba a conseguir más dinero, así que prácticamente la malbarató, pero ese dinero sirvió para sobornos.

            -¿A quiénes?

            -Al Wizengamot por supuesto, para que nos dejaran salir del país, pero por desgracia solo alcanzó para comprar su salida, no les alcanzó para la mía… así que decidieron quedarse aquí, pero yo no quise, si mis padres no se iban de Gran Bretaña iban a terminar muertos, así que les dije que se fueran y que yo los alcanzaría en cuanto pudiera y después de mucho suplicar y bastantes discusiones, accedieron… de mala gana pero accedieron, solo pudieron dejarme un poco de dinero para subsistir durante un tiempo pero se acabó, de vez en cuando me envían algo pero yo les dije que no, que tenía un buen trabajo y que me iba muy bien.

            -Así que supongo que no les has dicho del bebé.

            -Por supuesto que no, morirían de preocupación y serían capaces de regresar o de al menos intentarlo pues les prohibieron entrar al Reino Unido ¿te das cuenta? ¡Exiliados de su propio país!... sería terriblemente angustiante saber mi estado y no poder estar conmigo, así que prefiero ocultarlo por ahora.

            -No quiero ser entrometido, pero lo seré.

            -Qué novedad.          

            -¿Y el padre del bebé?

            -Bien gracias ¿y tú?

            -Malfoy…

            -Te diré el cuento corto, cuando le dije que tenía premio, desapareció –respondió alzándose de hombros.

            -Qué hijo de puta.

            -Sí, lo sé –respondió exhalando un suspiro y mirando a otro lado para luego mirar de nuevo a Harry- pero bueno, aquí estamos.

            -Entonces ¿aceptarás mi ayuda?

            -No lo sé –dijo al cabo de unos momentos en silencio.

            -¿Por qué te es tan difícil?

            -Es que te conozco Potter, te dan la mano y te agarras el brazo.

            -Tú no me conoces –respondió un tanto indignado.

            -Ay por favor –dijo rodando los ojos y con gesto dramático- ¿nuestra estadía en Hogwarts te dice algo, genio?

            -Bueno…

            -Mira Potty siento que si te digo que si, estaría haciendo un trato con el diablo.

            -¡Pero solo quiero ayudarte!

            -¡Por eso lo digo! No te he dicho que si y mírate ahora, en la sala de mi casa acosándome.

            -Yo no te acoso -Draco alzó la ceja por toda respuesta- Bueno… tal vez un poco… ¡Pero tengo razón!

            -¿No tienes novia o algo así? Digo, algo en que ocupes tu tiempo, por cierto ¿eres casado? No he visto esa noticia en los medios.

            -No, estoy comprometido.

            -No es de aquí me imagino.

            -No, es americana.

            -¿Bruja o muggle?

            -Bruja.

            -¿A qué se dedica?

            -Es modelo.

            -¿En serio? –Exclamó asombrado- estoy impresionado… aunque no tanto la verdad, era de imaginarse que no te enredarías con cualquiera, pero como no leo revistas de chismes, no sé nada de tu vida, pensé que seguirías con la comadrejita ¿y cómo se llama la afortunada? Tal vez la conozca, aunque no creo, hace como mil años que no leo revistas de la farándula.

            -Se llama Rachel Cavanna.

            -Lo dicho, no la conozco, pero es raro que detestando a los medios como dices, te emparejes justamente con alguien cuyo trabajo es precisamente la farándula y los medios de comunicación.

            -Lo sé y muchas veces es un incordio, pero ella es fantástica y procuramos separar nuestros trabajos y en realidad he tratado de ser discreto con mi vida privada, además parte del motivo por el cual me fui, fue que allá no soy tan popular como aquí, salgo  a la calle y es muy rara la persona que me reconoce.

            -Bien por ti, me pasa lo mismo pero de modo impopular –respondió sonriendo.

            -Eso no está bien.

            -Bien, mal ¿a quién le importa? –Dijo encogiéndose de hombros- Así es la vida y no sirve de nada luchar contra ello, por eso en cuanto pueda me iré de aquí, así que por eso te pregunto si tienes novia, un perro, un gato o de plano un cuyo para ocupar tu tiempo.

            -Tengo tiempo para esto.

            -Pero eres un sanador ocupado.

            -Precisamente por eso déjame ayudarte ¿Cuánto amigos tienes aparte de Becky?

            -Nadie más.

            -¿Ella sabe quién eres?

            -Por supuesto y no le interesa.

            -¿Qué pasó con Parkinson y Zabini? Creí que eran buenos amigos.

            Hablar de eso no era agradable para Draco, sin embargo respondió.

            -Pansy terminó psicológicamente mal después de la guerra, ella quería permanecer a mi lado, siempre quiso una relación que fuera más allá de amigos y aunque yo la quería mucho  las chicas no son lo mío, pero sus padres se la llevaron al extranjero, necesitaba ayuda psiquiátrica, además no querían tener nada que ver con mi familia; sobre Blaise… bueno… -exclamó suspirando y arrellanándose en su sofá- también quiso ayudarme, pero su madre no se lo permitió, dijo que lo desheredaría si insistía en mezclarse conmigo, pero eso a él no le importó, dijo que nuestra amistad era más importante que las amenazas de su madre.

            -Pero no lo he visto cerca de ti.

            -Eso es porque su madre fue  a verme a Malfoy Manor, me dijo que si insistía en relacionarme con su hijo solo lo iba a perjudicar, que en primera lo desheredaría y en segunda, el estigma social que le daría el ser amigo de los Malfoy le quitarían todas las oportunidades en la vida.

            -¿Pero la creíste capaz de desheredar a su único hijo?

            -Ella ha tenido siete maridos y las mismas veces ha enviudado sin enfrentar ningún cargo, créeme que es capaz de muchas cosas, además… -continuó poniendo un gesto de nostalgia- él era mi mejor amigo, no iba a perjudicarlo con mi presencia en su vida, así que le dije a su madre que no se preocupara, entonces ella lo arrastró hasta Italia en donde le envié una carta de despedida y desaparecí de su vida, obviamente intentó encontrarme pero sé esconderme muy bien y después de un par de años sin respuesta dejó de buscarme, cosa que agradezco.

            -Eso es muy triste.

-Sí pero así es la vida.

-Entonces tómame como un amigo más.

            -En primero rechazaste mi mano.

            -¡¿Todavía te acuerdas de eso?!

            -Siempre lo recordaré Potter –declaró alzándose de hombros como si eso fuera lo más natural del mundo.

            -Pues lo siento, fuiste un idiota desde el principio –exclamó alzándose de hombros también.

            -Bueno, ambos fuimos idiotas ¿te parece?

            -No, no me parece, tú lo fuiste primero.

            -Creí que querías ser mi amigo ahora –respondio cruzándose de brazos.

            -Bueno, eso no quita que hayas sido un idiota antes… además podemos empezar con una buena relación como dos adultos razonables ¿no te parece?

            Draco exhaló un profundo suspiro antes de responder.

            -Ok, me parece.

            -Pero también tengo otra duda, digo, ya entrados en confianza…

            -No hagas que me arrepienta del inicio de nuestra gran amistad –replicó alzando una ceja.

            -Tienes más familiares aquí ¿no les ayudaron? Es decir, la hermana de tu mamá.

            -¿Hablas de la tía Andrómeda?

            -Ni modo que de Bellatrix.

            -Qué chistoso.

            -Pues que preguntas las tuyas.

            -Bueno, desde antes que mis padres se fueran mi madre quiso hablar con ella pero fue rechazada.

            -Pero Andrómeda es buena persona, soy padrino de Teddy y nos mantenemos en constante comunicación.

            -Justamente ahí está el meollo del asunto Potter, ella perdió  su hija y a su yerno en la batalla de Hogwarts… batalla que nunca se hubiera llevado a cabo si yo no hubiera dejado entrar a los mortífagos al colegio.

            -Oh…

            -Exactamente… “oh”… y después de ser ignorada innumerables veces, una sola carta en respuesta  bastó para que mi madre dejara de insistir en volver a ver a su hermana, no quiso decirme por qué, pero en cuanto pude robé su carta y vi el porqué no quería volver a verla… mucho menos a mí; así que cuando me quedé solo en Gran Bretaña, esa puerta definitivamente estaba cerrada, era más que obvio que no iba a recibir al asesino de su hija con un gran abrazo ¿verdad?

            -Tú no la mataste.

            -¿Y eso importa?... yo metí a los mortífagos, así que indirectamente soy el responsable, pero ya no hablemos de eso –añadió exhalando un suspiro de resignación, como si ese tema lo hubiese tratado muchas veces consigo mismo- no tengo a nadie aquí, así que el tema de la familia que tiende la mano está descartado.

            Harry lo vio sobar su sien, por lo que se levantó diciendo:

            -Te prepararé algo de cenar.

            -Estoy bien, solo debo dormir.

            Pero sin decir nada, Harry se metió a la pequeña cocina para ver que podía encontrar además de avena, por lo que abrió la alacena viendo con desencanto que no, no había nada más, así que cerró la puerta, pero antes de hacerlo, sus ojos notaron algo que  antes no.

            -¿Malfoy estás tomando esto? –preguntó saliendo de ahí con una cajita en la mano.

            -Sí, es para las náuseas.

            -Sé para qué lo usan y debes dejar de tomarlo.

            -¿Por qué? Me dan muchas náuseas por la mañana y por la noche… bueno, en realidad todo el día, sobre todo con el olor de la comida, ese medicamento me ha servido de mucho.

            -¿Te lo recetaron en la clínica gratuita?

            -No ¿por qué?

            -O sea que no te lo recetó ningún sanador.

            -Pues no.

            -Malfoy por algo no debes auto recetarte –exclamó con gesto serio.

            -¿Qué sucede?

            -Este medicamento no es apto para tomar en embarazos.

            -Pero sirve específicamente para las náuseas.

            -Pues de hecho ya debería estar descontinuado ¿Dónde lo compraste?

            -No hice nada ilegal ¿verdad? –Exclamó enderezándose alarmado en su lugar- ¡no puedo violar mi libertad condicional por comprar medicamentos ilegales, sería mi fin!

            -Tranquilo, no es ilegal –respondió acercándose y sentándose en el sofá- ¿Quién te lo recomendó y donde lo compraste?

            -Nadie me lo recomendó.

            -Y nadie está en problemas por eso –dijo intuyendo el recelo de Draco- es solo que debe dejar de recomendar este medicamento; quita las nauseas sí, pero provoca descompensación en la tensión sanguínea, por eso dejó de usarse para lo que en un principio se había recomendado, tanto puede bajarla como puede subirla, es muy peligroso, en tu caso por fortuna es que la bajó y no la subió ¿desde cuándo la tomas?

            -Desde hace un mes.

            -¿Y cómo te has sentido?

            -Pues… más cansado –respondió asombrado al hacer la relación entre un hecho y el otro.

            -¿Y donde la compraste?

            -En una botica del centro.

            -Debo reportar esto –dijo mirando la cajita.

            -¿El boticario está en problemas?

            -No ¿te preocupa?

            -Es que era una botica pequeña, se ve que el hombre va al día, no quiero meterlo en problemas, yo sólo le pregunté si tenía algo para las nauseas matutinas y me recomendó eso.

            -Tranquilo, solo se retirará el producto en existencia y se reportará al consejo de salud para que supervisen que no siga produciéndose y se retire de sus puntos de venta.

            -Ah… ok.

            -Por cierto, vi que usas una estufa de gas ¿es por lo de tu magia descompensada?

            -Sí, estos departamentos son para  squib, como sabes las casas se alimentan de la magia del mago que habita en ella, los squib no aportan nada mágicamente a una propiedad, por eso terminan siendo casas comunes como la de los muggles, así que  el alquiler no es tan caro, pero hay servicios por los que hay que pagar, solo llevo dos meses aquí; no puedes calentar el agua de baño con un hechizo, pues hay que pagar gas, lo mismo que la calefacción, todo eso hay que pagarlo también, así que en eso se va mi sueldo ¿y ves mi cabello largo, no te ha pasado que ni para un corte de cabello tienes? Bueno no, no creo que eso te haya pasado a ti, pero en mi caso así fue hasta que de plano creció tanto, lo peor es que parezco señora fodonga con chongo, ya lo tengo  hasta la cintura.

            -El cabello largo no te queda mal.

            -Bueno Potter, sé que soy bello y todo me queda bien, es sólo que no estoy en mis mejores tiempos, al menos no me crece barba por ser intersexual, me ahorro las cuchillas de afeitar aunque bueno, siempre quise una barba de candado, así como la que tienes justo ahora, pero supongo que no se puede tener todo en la vida –concluyó con un suspiro resignado- oye pero sobre ese medicamento…

            -¿Sí?

            -Las náuseas son muy fuertes ¿hay algo para eso?

            -Claro, mañana que te haga el chequeo completo te recetaré.

            -¿Chequeo completo?... ¿mañana?

            -Sí, cuanto antes mejor.

            -Pero yo…

            -Qué –preguntó al verlo quedarse callado.

            -No he aceptado ser tu paciente.

            -¿No quedamos en que comenzaríamos de nuevo?

            -Pues sí, pero…

            -Eso incluye el aceptar mi ayuda, pero sobre todo mi ayuda como sanador, estás gestando y necesitas un seguimiento periódico como cualquier embarazo ¿Por qué tanta reticencia a ser tratado?

            -Es solo que no quiero exponer esto, mi jefa puede tomar represalias.

            -No tendría por qué.

            -Ay Potter, no los conoces –dijo rodando los ojos- con decirte que ni siquiera platico con nadie, es más, mi rato de almuerzo la paso en la azotea, ahí estoy solo y nadie me molesta, además justamente en unos días toca renovación de contrato.

            -Pues mañana te abriré un expediente si o si.

            -¿Así eres de necio con tus otros pacientes?

            -No, solo con los más idiotas.

            -¡Oye!

            -No voy a andarme con sutilezas contigo, si dices que ya me conoces, bueno ya sabes que no bromeo -Draco exhaló por enésima vez mientras recostaba hacia atrás su cabeza y cerraba los ojos- Ya es hora de que alguien responsable cuide de ese bebé.

            -¿Y yo qué?

            -También me ocuparé de ti.

            -¡Me refiero a que yo he cuidado de este bebé! Hablas como si no lo hubiera hecho hasta ahora.

            -Seamos sinceros Malfoy, no lo has hecho correctamente y me valen una mierda tus explicaciones –añadió al verlo abrir la boca para replicar- y ese medicamento que tomas para las nauseas es una muestra ¿quieres que siga? -Draco se quedó callado, hizo una mueca y giró el rostro- Mañana después del almuerzo pasarás a mi consultorio para un chequeo completo.

            -No puedo, tengo trabajo.

            -Por eso hablarás de tu condición con tu jefa.

            -Pero ella es un ogro, Potter… -gimoteó tapándose la cara con las manos- seguro me arranca un brazo antes de dejarme terminar de hablar.

            -¿Quieres que yo hable con ella?

            -Claro que no, no eres mi padre –dijo mirándolo ceñudo.

            -Bien, entonces está decidido, reportarás tu estado y tienes una cita en mi consultorio mañana a medio día- Draco solo resopló en respuesta- y por lo pronto pediré algo de cenar a domicilio, yo también tengo hambre y aprovecharé.

            -¿No te espera tu novia? Seguro se enojará porque no cenaste con ella.

            -Qué considerado, pero no, ella está en Nueva York trabajando, así que no te preocupes, no la dejaré esperando.

            Media hora después Draco miraba embelesado un plato de pasta a la boloñesa mientras Harry comía pollo frito y una ensalada.

            -¿Esta bueno? –preguntó Harry viéndolo comer con entusiasmo.

            -Está muy bueno –respondió antes de meterse a la boca una albóndiga completa.

            Harry sonrió viéndolo tomar un trozo de pan y mojarlo en la salsa mientras permanecía sentado en flor de loto en su sofá.

            -Pedí algo extra para tu desayuno.

            -Te lo agradezco aunque no tenías porqué hacerlo.

            -¿Qué es lo que almuerzas?

            -Llevo una botella de agua, un emparedado de mantequilla de maní y cuando me alcanza compro manzanas.

            -¿Sólo eso?

            -Tampoco es que coma mucho Potter, además la mantequilla de maní es barata.

            -Pero…

            -Me gusta lo dulce, es el único alimento que no me provoca nauseas.

            -Bueno, ya hablaremos de eso mañana, por lo pronto me llevo esto –dijo metiéndose al bolsillo la cajita de medicamento para las náuseas.

            -No iba a seguir tomándola, no soy tan obtuso.

            -No lo sé.

            -¡Oye!

            -Desde la primera vez que entré vi tu pecera –dijo Harry señalando una pecera rectangular con un pez nadando dentro con piso de piedritas de colores.

            -Sí, se llama Ralph.

            -Pero es una trucha –dijo mirando el pez de siete pulgadas- ¿tienes una trucha por mascota?

            -La verdad es que se la compré al pescadero hace un año, me gusta el pescado fresco y esa me la vendió barata por pequeña y porque era la última que le quedaba; así que iba a matarla para mi, pero estaba atendiendo a una cliente antes, así que tuve que esperar y en ese inter, Ralph me vio con sus ojitos tristes como diciendo “no me comas” y pues… bueno, básicamente esa es la historia del porqué tengo una trucha por mascota, aunque creo que se quedó enana.

            -Vaya –concluyó alzando ambas cejas- Bueno, cambiando de tema Malfoy, no quiero ser entrometido, pero…

            -Lo serás, si, ya conozco eso.

            -Ya me dijiste que pasó con el padre de tu bebé, pero…

            -No quiero hablar del innombrable –interrumpió haciendo un gesto despectivo con la mano mientras comía otra albóndiga.

            -¿Innombrable? –Repitió Harry sonriendo- ¿ese no era Voldemort?

            -No, ese era el señor Tenebroso, este individuo es el “innombrable”

            -Bueno pues el “innombrable” tiene obligaciones con tu hijo.

            -¡Ay Potter! ¿En serio eres tan ingenuo?... –dijo cuando terminó su bocado- el que tú tengas el suficiente valor moral de afrontar tus responsabilidades no significa que todo el mundo sea igual, desde un principio él me dejó muy en claro que no sería responsable en absoluto de este bebé después de que yo me negara a practicarme un aborto.

 

 

 

 

 

 

 


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