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La complicada vida de Draco Malfoy por Orseth

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            -Son las once de la mañana –dijo Harry entrando sin esperar invitación seguido por ella.

            -Bueno, pasen con toda confianza.

            -¿Porqué no recibiste las lechuzas del hospital?

            -¿Y para qué, para decirme lo que ya sé? –Respondió malhumorado yendo a sentarse al sofá y abrazándose las rodillas- Todos deben estar aliviados de que por fin el mortífago se largó de ahí, pues bien, no les daré el gusto de restregármelo en la cara, ya iré yo cuando tenga ganas.

            -Malfoy… -dijo Harry sentándose junto a él- Tal vez si hubieras leído las cartas que te enviaron, te hubieras enterado de que tienes tu trabajo de nuevo.

            -¿Qué? –Exclamó mirándolo- ¿de qué hablas?

            -De tu trabajo, fue ilegal lo que tu supervisora hizo, por lo que tienes tu trabajo de nuevo.

            Draco se le quedó mirando unos instantes para luego mirar al frente.

            -No es por eso… seguramente lo tengo de regreso por ti… ¿no es verdad? –Preguntó mirándolo de nuevo al ver que Harry se había quedado callado- A todos les urgía deshacerse de mí y ésta era la oportunidad perfecta, si se les aguó el asunto fue porque seguramente tú interviniste.

            -¿Y eso es malo?

            -No, claro que no –dijo mirando de nuevo al frente con gesto serio- es solo que todo esto es demasiado para asimilarlo en un segundo, por supuesto que te lo agradezco.

            Pero a pesar de sus agradecimientos, Harry podía ver que había algo más.

            -Becky ya puede estar tranquila –dijo el sanador a la anciana, que todo ese tiempo había estado de pie en medio de la salita- Draco está bien.

            A pesar de su edad, Becky era avispada y captó enseguida que Harry quería hablar a solas con Draco, por lo que sin más se despidió sintiéndose tranquila de ver que alguien muy capaz iba a estar con él.

            -¿Qué sucede? –preguntó cuando quedaron solos.

            -Nada ¿Qué habría de suceder? –Pero ante el silencio de Harry, un nudo en su garganta comenzó a formarse- ¡Diablos, estoy muy hormonal! –exclamó sintiendo sus ojos empañarse- esto no solía pasarme, ahora lloro por todo, maldita sea –masculló buscando sin éxito un pañuelo desechable, por lo que Harry le extendió uno siendo esto lo que terminara por hacerlo derramar las lagrimas que intentaba contener- ¡oh mierda!

            -Tranquilo, está bien.

            -¡No, no está bien! ¡Nada me sale bien, cuando intento resarcir los errores de mi pasado nadie me deja hacerlo! ¡Todos creen que metí a los mortífagos a Hogwarts por puro gusto, sin saber que si no lo hacía él mataría a mis padres!

            Para ese momento, el llanto bañaba sus mejillas en una fuente que no podía contener, a lo que Harry simplemente permaneció en silencio dejándolo hablar.

            -¡Todos me tratan como basura y… y… y cuando por fin encuentro a alguien que se interesa por mí, al final me da una patada al enterarse de que estoy esperando un bebé! ¡Yo lo tenía todo y ahora no tengo nada, mis bebés no tendrán nada! ¿¡Donde los voy a criar, cómo los voy a mantener a salvo de este mundo de mierda en donde los odiarán por el solo hecho de ser míos?!... Oh Dios… -concluyó abrazando un cojín y dejándose car de costado al sofá ocultado su rostro en la almohada sintiéndose avergonzado de haber perdido los estribos justamente frente a Harry, quien en silencio se levantó y fue a la cocina regresando un par de minutos después con una taza de té.

            Pero Draco permanecía en la misma posición con los sollozos escapando de su garganta sin poderlo evitar.

            -Mal-malditas hormonas… -balbuceó oculto tras el cojín- puedes irte… estaré bien…

            Pero Harry no se fue, solo se quedó en silencio sentado a su lado con la taza en las manos; después de un buen rato en el que fue tranquilizándose, se enderezó apenado de haber dado ese espectáculo.

            -Lo siento… -murmuró cuando estuvo sentado de nuevo- lamento que hayas presenciado este show.

            -No lo lamentes, esto no es tu culpa.

            Draco no respondió, pequeños hipidos aun escapaban de su garganta, por lo que solo se quedó mirando el pañuelo con el que acababa de limpiar su nariz.

            -Nada de esto está bien… -continuó mientras miraba el pañuelo húmedo entre sus dedos- creo que debí hacer lo que dijo el innombrable cuando aún era tiempo.

            -¿De qué hablas?

            -Fui un egoísta al pensar que yo solo podía con esto.

            -¿Es en serio?... ¿de verdad puedes pensar eso después de haberlos visto ya?

            -Obvio es que no Potter –respondio con nuevas lagrimas fluyendo- pero me cegó el sentimiento paterno, no tengo nada para ellos, con trabajos me sostengo a mí… ¿Qué voy  hacer?

            -Por lo pronto calmarte, toma, te sentará bien –dijo ofreciéndole la taza de té.

            -Gracias.

            -No me lo agradezcas, lo tomé de tu alacena.

            -Debería estar agradecido porque hiciste que me regresaran mi empleo y en cambio, armo todo un drama –respondio con una sonrisa que más bien pareció una mueca.

            -No fue un drama, es completamente normal que te sientas sobrepasado, todo lo que te ha sucedido no es para menos… pero oye, considérame un nuevo amigo, es cierto que nuestra relación  en la escuela no fue precisamente una oda a la amistad, pero ahora somos adultos, podemos empezar esto de una nueva forma; Ron y Hermione harían lo posible por mí si yo estuviera en una situación como la tuya y yo lo haría por ellos, así que déjame hacer lo mismo –Draco asintió en silencio mientras se limpiaba la nariz- es más, no vayas en lo que resta de la semana, te extenderé una incapacidad médica por estos días.

            -A Erín le va a dar el infarto.

            -Pero ya no vas a estar con ella.

            -¿Cómo?

            -Sí, no sé a qué área te van a designar, pero en limpieza ya no estarás, no es conveniente por tu estado.

            Un suave suspiro salió de sus labios al saber que ya no podría ser blanco de la furia de aquella mujer después de haberle soltado sus verdades.

            -Gracias, de verdad te lo agradezco.

            -No hay de qué, era lo justo ¿ya comiste?

            -No, no tengo hambre.

            -Pues comes o te recetaré unas vitaminas inyectadas.

            -¡Claro que no, me dan horror las inyecciones! –exclamó horrorizado viendo que Harry sonreía, por lo que se dio cuenta de que bromeaba- eres un tonto Potty –dijo con una pequeña sonrisa mientras se limpiaba las mejillas.

            -Bueno, me voy –dijo levantándose- Rachel va a llamarme al hospital.

            -¿Rachel, quien es Rachel? ¡Ah sí, tu novia!

            -Sí, entonces preséntate hasta el inicio de la otra semana ¿vale?

            -Sí.

            -Descansa, aliméntate bien y no olvides tomar tus medicamentos.

            -Bien… gracias Potter.

            Harry sonrió por toda respuesta y salió del departamento, pero a los cinco minutos el timbre nuevamente sonó; adivinando quien era, sin más remedio se levantó.

            -¿Qué pasó Draco, estas bien? –preguntó Becky al verlo con los ojos rojos y la nariz hinchada.

            -Siéntate aquí mujer, te contaré todo –dijo sentándose en el sofá abrazándose de nuevo las rodillas.

            Procedió a contarle lo de la consulta de Harry y su despido, por lo que Becky entendió su reacción.

            -Maldita mujer, ojalá se queme en el infierno.

            -Sí, lo mismo deseo yo, pero no te he contado lo más importante –continuó con una sonrisa formándose en sus labios.

            -¿Qué cosa?

            -¡Tendré mellizos!

            -¿¡Qué?!

            -¡Mellizos Becky, tengo dos bebés en el vientre!

            -¡Oh por Merlín! –Exclamó con las manos en sus mejillas- ¿es en serio?

            -Sí, yo mismo los vi, es un niño y el otro no sé, no se dejó ver.

            -¡Oh Draco es maravilloso!

            -Y preocupante también –dijo con la sonrisa menguando en su cara.

            -¿De qué hablas?

            -Si con uno la situación será difícil ¿Qué será con dos?

            -Bueno querido, no pienses en eso ahora, ya cruzarás ese puente cuando llegues a él.

            -Sí, pero no puedo evitar pensarlo… sino hubiera sido por Potter yo ahora estaría de nuevo sin trabajo, conseguir éste me costó mucho, no quiero pensar que sería buscar otro en el estado en el que me encuentro.

            -Pues no pienses en esas cosas, no tiene caso.

            -Sí pero mi mente fatalista no puede evitarlo.

            -¿Y cómo te sientes ahora?

            -La verdad me siento cansado, tengo sueño.

            -Pues ve a acostarte mientras yo preparo una sopa.

            -No Becky, mejor la preparo yo.

            -¿Temes que incendie tu cocina? –dijo riendo mientras se levantaba con dificultad.

            -Sí ¿Qué pasaría si también me quedo sin casa?

            Así que bromeando, los dos fueron a la cocina.

 

 

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            Esa noche Harry cenaba con el joven matrimonio Weasley.

            -Papá agradeció el vino –dijo Ron mientras cortaba su carne asada- pero lamentó no haberte visto ¿todo bien?           

            -Sí, pero esa noche no estaba de humor.

            -¿Por qué, paso algo en tu trabajo? –preguntó Hermione dándole un sorbo  a su limonada.

            -Bueno, no van a creer esto, pero Malfoy está gestando.

            -¿Qué? –Exclamó Ron dejando de comer para mirarlo con tremendos ojos- ¿hablas en serio?

            -Sí.

            -Nunca imaginé que Malfoy fuera intersexual, nunca dio pistas en el colegio, aunque bueno, había días que se cargaba un humor de los diablos, seguro estaba en su periodo.

            -Hay días en que yo quiero asesinarte sin necesidad de estar en mi periodo –dijo Hermione levantando una ceja.

            -¡Oh si!... es decir… mejor me callo ¿verdad?

            -Sí Ron, es lo mejor –dijo Harry sonriendo.

            -¿Y qué es lo que te puso tan mal Harry? –preguntó Hermione.

            -Yo soy su sanador ahora y su salud es frágil, pero en su trabajo lo estaban haciendo quedarse tiempo extra sin pago para compensar lo que le faltaba, su salida es a las 6:00 pm y la noche de la cena tuve que regresar al hospital por mi varita y me lo encontré sentando en el parque descansando, acababa de salir de trabajar ¡y eran las 10:00 de la noche!

            -¡Eso es contra la ley y es abuso! –exclamó Hermione enojada.

            -Lo sé, estaba furioso, lo hubieran visto, con trabajos se mantenía en pie, tuve que llevarlo hasta su casa por temor a que se desvaneciera a medio camino, pero eso no es lo peor, al día siguiente se le hizo tarde y lo despidieron.

            -¿Qué? oye, aunque Malfoy no sea santo de mi devoción, eso es una cagada –dijo Ron sirviéndose más limonada- además está gestando, no pueden despedirlo en ese estado.

            -Exactamente, así que fui a hablar con el director del hospital, pero aun yo no sabía que ya lo habían despedido, yo solo fui  a hablar de su situación laboral y ¿Qué creen? Al director prácticamente le importó un pepino que Malfoy trabajara sin pago, dijo que más bien debía agradecer que le dieran la oportunidad de completar sus obligaciones.

            -Bueno Harry, realmente no me sorprende ese comportamiento –dijo Hermione- hay muchísimos prejuicios contra los ex mortífagos, por desgracia la familia Malfoy es muy conocida en Gran Bretaña, sus rostros estuvieron en todos los medios de comunicación, era más que obvio que iba a ser blanco de discriminación y aunque ciertamente hay muchos que se lo buscaron, hay otros tantos como Malfoy que eran niños cuando fueron arrastrados a esto y no lo merecen.

            -Por cierto, le mencioné que hay beneficios para personas sin recursos, pero dijo que los ex mortífagos con marca tiene prohibido solicitarlos ¿es cierto?

            -Sí Harry, es cierto, el mismo ministro aprobó esa ley y desde su sola mención me pareció absurda por lo mismo que te acabo de comentar; así como Malfoy, hay muchos que fueron víctimas de esta guerra gracias a sus padres.

            -Su situación es realmente difícil –continuó Harry pinchando un trozo de zanahoria cocida a la mantequilla- el padre de sus hijos lo abandonó al enterarse de su embarazo.

            -Un momento ¿hijos? –exclamó Ron mirándolo.

            -Sí, tendrá mellizos.

            -¿En serio? ¡Qué hermoso! –dijo Hermione.

            -¿Eso hizo ese tipo? –continuó Ron mirándolo.

            -Sí, dijo que en cuanto se enteró de su estado lo echó a la calle al negarse a practicarse un aborto.

            -Qué bastardo –exclamó el pelirrojo apretando su tenedor haciendo sonreír a Hermione, pues Ron se había vuelto particularmente sensible a esos temas desde que se había convertido en padre- ¿Cuántos meses tiene? Espera… ¿no te estamos haciendo compartir información confidencial de tu paciente?

            -No, porque ese tema en específico no lo estoy compartiendo con ustedes, lo que les conté fue fuera de nuestra relación sanador/paciente.

            -Ah ok entonces ¿Cuántos meses tiene?

            -Cuatro.

            -¿Y qué paso con su trabajo? –pregunto Hermione.

            -Hice que se lo regresaran, pero no estará en el área de limpieza, es muy pesado para él, estaba muy mal cuando fui a verlo, así que le di unos días de descanso, realmente los necesita.

            -Haces muy bien en ayudarlo Harry, si yo hubiera sabido de su situación lo habría hecho también; voy a ver qué puedo hacer para que reciba beneficios a pesar de llevar la marca.

            -¿En serio Herm?

            -Sí, por ley no se puede pero alguna forma he de encontrar.

            -Ella lo hará, amigo –dijo Ron convencido de la tenacidad de su mujer.

            -O por lo pronto sacar algunos para entregárselos directamente sin que vaya a registrarse, eso puedo hacerlo.

            -El tipo ese pagará pensión alimentaria ¿no? –Dijo Ron- al menos, digo.

            -No, Malfoy dice que el innombrable tiene recursos para hundirlo en un mar de burocracia, dijo que prefiere que sus hijos no tengan nada que ver con él.

            -¿El innombrable? –repitió Hermione frunciendo las cejas.

            -Sí, así le dice al fulano, no quiere ni mencionar su nombre.

            -Y lo entiendo.

            -Pues el innombrable es una babosa carnívora asquerosa –concluyó Ron- eso no se le hace a los huroncitos.

            -¿Huroncitos? –repitió Harry riendo.

            -Sí Harry, de un hurón salen hurones.

 

 

 

 

 

 

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            Al día siguiente, después de almorzar el último par de huevos que había en su despensa, Draco decidió salir a comprar algunos víveres aprovechando que ese mes tendría algo de dinero extra por no tener que pagar luz ni gas, así que salió al supermercado más cercano.

            Se hizo de huevos, tomates, algo de pan y leche y reinició su camino de regreso, pero en el camino se encontró con un local de periódicos y revistas, se detuvo indeciso y palpando su bolsillo para ver si le alcanzaba, se dirigió a la dependienta, que era una chica no mayor de veinte años que hojeaba una revista.

            -Hola ¿tienes alguna revista de modelos?

            -¿Modelos? O de moda.

            -No, modelos, hay una modelo que me gusta mucho.

            -Tengo algunas –dijo ella dejando su revista en el mostrador.

            -Se llama Rachel Cavanna, es americana.

            -Sí, la conozco, no es que me guste la moda pero aquí veo de todo –respondio rebuscando en un estante y sacando una revista Vogue, versión mundo mágico- aquí hay una, son tres sickles.

           

 

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            Esperó hasta llegar a su casa para mirar la revista, así que acurrucado en su cama bebiendo una bebida de chocolate que se había permitido en su reducido presupuesto comenzó a hojearla; las páginas centrales mostraron a una hermosa rubia de ojos grises de elegante figura estilizada y larga cabellera lacia que caminaba con gracia en una pasarela.

            -¡Vaya! –Musitó realmente impresionado- seguro que es más alta que Potty.

 

 

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            Esa tarde, después de dormir un par de horas, se levantó con algo de hambre, pero estando a punto de entrar a la cocina, alguien llamó a su puerta.

            -¿Sí? –pregunto cuando abrió encontrándose con un joven.

            -¿Señor Draco Malfoy? –preguntó viendo una nota en una tabla de madera.

            -Sí, soy yo.

            -¿Dónde puedo dejar sus comestibles?

            -¿Comestibles?... lo siento, pero yo no he pedido nada.

            -No señor, vengo a hacer una entrega ya pagada.

            -¿Quién es el remitente?

            -Mmm Harry Potter –respondió después de consultar sus notas.

            -Aquí en la mesa por favor.

            Cuando el chico entró, puso una diminuta cajita de cartón en la mesa, sacó su varita y la agrandó, luego se volvió a Draco.

            -Firme aquí por favor.

            Cuando el chico se fue, Draco miró la caja emocionado.

            -¡Vaya! –exclamó cuando la abrió, entonces comenzó a sacar huevos, tomates, pan de caja, frutas, leche, carne, pollo y pescado congelado, todo con un hechizo de conservación incluido, especias, aceite, pequeños empaques de nueces y almendras, pastas y hasta un paquete de muffins de avellana- Potter te has ganado el cielo- y muy contento comenzó a guardar las cosas en su alacena y luego se puso a escribir una carta.

           

            “Querida madre, gracias por el ofrecimiento, pero te dije que estoy bien, ese dinero úsenlo en lo que necesiten; me alegra que papá siga mejorando, yo también tengo avances, tengo un par de amigos nuevos con los cuales me voy los viernes a tomar una cerveza de mantequilla, tengo buenos compañeros de trabajo y mi jefe es un buen tipo, cuéntame cómo te ha ido, me cuentas cosas de papá pero no de ti,, espero que estés bien, te ama tu hijo hermoso y adorado”

 

            La semana pasó más rápido de lo que le hubiese gustado y finalmente llegó el lunes, así que sin saber que esperar ese día, se preparó con su uniforme de intendencia y salió de ahí.

 

 

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