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Una caja de rosas gemelas (Traducción finalizada) por yuniwalker

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"Está listo."

La noche en la que regresó a la casa, después de que los niños tuvieran sus lecciones sobre leer y escribir, los aldeanos trajeron mucha leña a la entrada de la iglesia.

"Sí. Gracias por su ayuda".

Expresó su gratitud muy honestamente y luego vio a los aldeanos ir de nuevo a sus hogares.

La iglesia recibía la leña del pueblo una vez cada cinco días porque así era como funcionaban las cosas para empezar. Luego, los pedazos de madera, apilados como una montaña, eran trasladados al patio trasero y, como era imposible moverlos todos a la vez, tenían que ser llevados uno por uno. Viola no era fuerte para hacerlo solo.

Puso leña en el fuego que estaba encendido en la cocina y calentó una de sus ollas de barro. Poco después, hubo un sonido de gorgoteo, la destapó, la revolvió y colocó una buena porción de sopa hervida en un plato hondo para comenzar a preocuparse ahora por hornear el pan. Y al terminar de preparar la comida, ofreció una oración de agradecimiento en la mesa que estaba en la esquina de la cocina y se preparó para comenzar a comer. También había un comedor dentro de la iglesia, pero solamente se utilizaba cuando alojaban viajeros y pastores importantes. Esta vez, era sopa hecha de granos y verduras, con un poco de champiñones y un montón de papa. Era muy sencilla pero nutritiva así que, esto y el pan preparado en leña eran el alimento básico de Viola. La sopa se preparaba en una cantidad bastante exagerada así que podía durar varios días, solo la calentaba continuamente en la cocina, con una llama muy pequeña, y la revolvía para que no se echara a perder. El pan era algo que preparaba con sus propias manos, pero los aldeanos también lo llevaban cuando querían hacer un regalo para él.

La comida era rápida y silenciosa porque básicamente comía solo todo el tiempo. Y mientras lavaba los platos, el sol comenzó a ponerse y los alrededores quedaron tan vacíos como lo estaba el resto de su casa.

Viola encendió una vela y le dio una vuelta a la catedral. Después de asegurarse de que no había nadie, cerró la puerta y le puso también un candado. Y aunque normalmente regresaría directo a su habitación desde aquí, hoy comenzó a sentir que todo se estaba volviendo un poco más... Diferente. Viola apagó la llama y se dirigió hacia la parte trasera de la iglesia. A lo largo del camino que conducía a la montaña, en la parte donde se encontraba su jardín, había una cerca de enredaderas llenas de flores hermosas y estatuas de la virgen María así que, al atravesarlo, llegaba a una casita de confesiones color marrón que estaba al final del sendero.

Viola puso suavemente su mano en la perilla.

Más allá de esta puerta, estaba la sala de penitencia. Los que habían pecado, pasaban por este lugar, en la izquierda, confesaban sus faltas y eran perdonados rápidamente. Por supuesto que la historia contada en la cámara penitencial nunca se filtraba, incluso aunque fuera un pecado muy grave. Y por lo tanto, la puerta de la derecha era para que el sacerdote se sentara a escuchar la confesión.

Durante el servicio de adoración que se celebraba en Pascua una vez al año, la gente rezaba en la catedral y reflexionaba sobre todo lo que había hecho en su vida. Una persona que había cometido un pecado, normalmente se confesaba y se arrepentía de inmediato, luego usaba la sala de penitencia para recapacitar y rezar y salía después de un par de minutos. Por supuesto, esto solo era algo que hacía para los ricos porque la mayoría de los aldeanos, que vivían muy rápidamente, eran exonerados tan pronto como terminaban de hablar. Entonces, al final, solo aquellos que le pedían al sacerdote una consideración especial por ellos eran los que utilizaban este espacio. Sin embargo, como no había muchos aldeanos así, y como además Viola se había quedado completamente solo, podía decirse que ahora era un sitio abandonado.

La superficie de la puerta estaba grabada con patrones de pétalos. Las rosas, que originalmente significaban "un secreto", eran algo que adornaban completamente la puerta de madera así que incluso cultivó un montón de rosas en los senderos que estaban alrededor de la iglesia. Sin embargo, lamentablemente las rosas que había puesto en la tierra nunca florecieron sino que solo comenzaron a marchitarse. No importaba cuánto esfuerzo hubiera puesto en ellas, ni lo mucho que las regara, nunca crecieron.

Pero había sido antes de que Viola viniera aquí, que las rosas estaban en plena floración en esta iglesia.

Él nunca conoció a sus padres porque, una mañana, fue abandonado frente a la puertecita de la catedral, envuelto en una tela completamente violeta. De allí venía el nombre de "Viola." Además, nadie en este pueblo tenía cabello y ojos negros como ese bebé por lo que todos comenzaron a rumorear que una mujer de un país lejano vino aquí para dar a luz porque no quería que nadie en su ciudad natal se enterara. Luke fue quien crió al niño en nombre de su padre así que, desde que era muy jovencito, estuvo ayudando a la iglesia y fue gracias a él que aprendió a leer y escribir correctamente. Hubo un tiempo en que dejó el pueblo y se fue a estudiar al extranjero para practicar la teología así que el propio Viola era muy consciente de que creció en un entorno muy bendecido para ser un huérfano. Pero como quería devolverle el favor a ese hombre, se negó a ir a la universidad y regresó a este pueblo para ser sacerdote como él. Y cuando el año pasado el padre Luke falleció a causa de una enfermedad y se fue al cielo, se hizo cargo de la iglesia por su cuenta.

Había muchas cosas que hacer. Desde los servicios de adoración diarios hasta reunir a los niños y enseñarles a leer y escribir. Arreglos de bodas y funerales, atención médica simple, etcétera. Y gracias a su arduo trabajo por el pueblo, los días de Viola parecieron ser maravillosos.

"Si tan solo pudiera dormir..."

Viola acarició suavemente la puerta. Los aldeanos confesaban aquí sus pecados y recibían el perdón así que ¿Dónde podían perdonar a un sacerdote? Antes estaba el padre Luke, que era como su papá. Y cuando vivía, siempre escuchaba sus historias y sus preocupaciones y lo alentaba a seguir guiado por la mano de Dios. Pero ahora Viola estaba solo. Y cada noche estaba pecando tanto que su corazón se apretó. Tenía miedo de quedarse dormido porque en el sueño era un hombre demasiado lascivo. Se decía que lo que veías cuando dormías eran como espejos que revelaban los anhelos de uno mismo. Pero no había forma de que tuviera ese tipo de deseo tan mundano.

Quería confesarle a alguien que estaba sufriendo y pedir perdón.

"Disculpa."

Pero fue cuando decidió irse a la cama, que escuchó una voz decir:

"¿Eres el sacerdote de aquí?"
 
Viola se sobresaltó por la repentina pregunta:

"Ah, sí."

Estaba un tanto asustado. ¿Por qué un hombre que claramente era extranjero estaba preguntando por él?


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