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Asegurando un alfa por mikan beloved

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Capítulo 1: El indeseado, adoptado 

 

Koga recordaba sus primeros años de niñez en la manada, todo el mundo estaba preocupado por su bienestar, le buscaban y jugaban con él. Quizás el único que jamás estuvo tan atento a él fue su padre pero al ser el alfa y líder de la manada pero era bastante entendible por su posición. 

 

El tiempo le enseñó que pronto él estaría en el lugar de su padre, a cargo de una manada que estaba decayendo y rodeados de un mundo lleno de demonios que solo buscaban sangre. Pero el al ser siguiente líder del clan era protegido por todos a su alrededor, así que hasta su juventud fue bastante ajeno a estos problemas ¿Por qué sería distinto? Se lo pasaba jugando con sus amigos que le seguían a cada lado, practicaba sus habilidades y solo volvía a comer a la aldea cuando sentía hambre. 

 

Era una buena vida y hubiera seguido de la misma forma por mucho más tiempo si no fuera por la catástrofe cuando él tan solo tenía trece años: había marchado por unos días con sus compañeros y traían comida para el Clan, pero al llegar había un demonio atacando a los miembros de este y su padre luchaba ferozmente pero fue en vano, no pudo contra aquel ser y su cuerpo cayó sin vida ante la vista de todos. 

 

Ese fue el fin de su libertad.

 

Desde aquel día se tuvo que hacer cargo de lo que quedaba del clan, fue muy difícil porque era aún muy joven y débil como para proteger al Clan, tomando la decisión de quedarse dentro de la guarida detrás de una cascada, cerca de un pueblo de humanos. 

 

—No confían en mí —Señaló el joven con el ceño fruncido y las manos en puño a uno de los miembros de más alto nivel de su Clan— Solo me siguen por quién fue mi padre y por que la naturaleza los obliga 

 

—Solo creemos que es buena idea unirnos a otra manada —Comentó el hombre— Le quitara un peso de encima y le dará estabilidad a la manada, debe entender que es mucha responsabilidad para alguien… tan joven 

 

—El problema de su grandioso plan es que solicitan que vayamos hasta allá y eso pondría en peligro a varios de nuestros miembros —El menor frunció el ceño, aquel grupo eran demonios fuertes, que habían sobrellevado varios viajes y que contaban con agilidad. Pero no todos eran ellos— La verdad —Sonrió con burla y un poco de asco—  Sospecho que más que buscar estabilidad a la manada quieren salvar sus malditos traseros y eso no se los puedo permitir 

 

—Solo los más débiles serán quienes se vean afectados —Explicó otro de los hombres— Son bajas que ante las circunstancias llevarán al final a un Clan más fuerte 

 

—Los más débiles son niños y gente que valen más que ustedes —Koga se levantó del suelo molestó— Si no tienen nada más que ofrecer a esta manada les doy el permiso que cojan sus cosas y se larguen, pero solos, no llevarán a nadie más de carnada —Cogiendo el puño de su espada mostró los colmillos a los mayores, sabía que ellos podrían con él pero sería el fin de su oportunidad de entrar a cualquier otro Clan— Intenten desobedecer o intentar convencer a alguién que no sea capaz de  sobrevivir solo y lo pagaran con si sangre  

 

Fue en aquel momento en que salió de aquel lugar, le molestaba que aquellos hombres fueran tan cobardes ¿Cómo podían haber sido consejeros de su padre? Habían pasado aproximadamente dos años desde el ataque del demonio, desde la muerte de su padre, y no había donde aquellos hombres no hubieran insistido en la unión con otro clan. Pero aquello no afirmaba el bienestar de su Clan: los más débiles del Clan podrían ser atacados durante el camino, muchos perderían la vida  y al llegar al siguiente no todos serían aceptados, sólo los más grandes y ágiles podrían contar con la protección del siguiente Clan, los demás quedarían a su suerte y él no podría hacer nada pues perdería todo poder.

 

Él no podía permitir eso. 

 

Saliendo a entrenar como cada tarde se metió en el bosque y comenzó a perseguir cada uno de los demonios pequeños que se encontraba y los mataba, necesitaba liberar estrés, pero sobre todo necesitaba ser más fuerte para poder proteger a los suyos.  

 

Fue en aquel momento que lo vio.

 

Era un muchacho de no más de cuatro años que jugaba con una pelota. No era humano pero tampoco demonio, el olor lo delataba era un híbrido y cerca de él había una hermosa mujer de largos y oscuros cabellos que le cuidaba, amor brillaba en sus ojos pero tristeza se dibujaba en su rostros.

 

La muerte la estaba siguiendo y se notaba su debilidad. 

 

Muy pronto aquel híbrido estaría solo y se enfrentaría a dos mundos que no lo deseaban, era muy peligroso para los humanos y era una abominación para los demonios. 

 

Era mejor que muriera con la madre, sería mucho más misericordioso.

 

No era la primera vez que los veía, había visto como los demás humanos se alejaban por el temor que el niño les generaba, incluso algunos se habían acercado con malas intenciones y solo por la madre se habían detenido ¿Qué sería de él cuando quedara completamente solo? Aún no estaba listo para poder enfrentar el mundo exterior y mucho menos a los humanos que le temían más a él que a las atrocidades que le harían a ese pequeño. 

 

No importaba quién fuera su padre, si lograba superar todo eso quizás podría volverse un demonio fuerte pero hasta entonces la muerte iría tras él. 

 

Fue en aquel momento que una turbia idea llegó a su mente y por más que intentó sacarla se le hizo imposible. 

 

**

 

Las semanas pasaron y él cada tarde iba  ver aquel medio demonio jugar con su madre, quién con cada día que pasaba se hacía más débil y la muerte estaba más cerca de ella. Y con cada semana que pasaba la idea se hacía cada vez más clara y más fuerte.

 

—No le queda mucho ¿He? —Comentó una de las tardes en que aquella mujer fue a recoger la pelota de su hijo con gran dificultad a la entrada del bosque— ¿Acaso ha pensado que ha de ser del pequeño híbrido cuando quede solo?

 

La mujer lo miró sorprendido pero al ver que era un solo un poco mayor que su hijo pareció más tranquila ¡Que ingenua! Ahora entendía cómo había terminado engendrando un bastardo con un demonio tan fuerte, siendo solo una simple humana. 

 

No sentía el temor natural que todos los humanos debían sentir para sobrevivir.

 

—Nadie lo cuidara y no es parte de nada en este mundo —Siguió hablando Koga— Y Tu sabes que no te queda mucho a su lado, posiblemente seas la única que le quede y tu tiempo está corriendo

 

—Intentó ser fuerte —Respondió la mujer con voz dulce 

 

El niño seguía a una mariposa ignorando a los mayores.

 

—Intentar no es suficiente y hasta ahora no te ha dado resultados —Koga sonrió con burla—  ¿Por qué no simplemente se los dejas a los demonios? Al menos ellos jamás le recordarán a su madre

 

—Él será un gran y fuerte demonio, no será una simple botana —La mujer lo miró con seguridad mientras cruzaba sus brazos sobre su pecho— Sin importar lo que suceda conmigo, sé que nadie podrá con él

 

—Pues si ese es el futuro que quiere para el pequeño bastardo —Koga recogió la pelota del suelo y se la entregó— Le puedo ofrecer algo que le podrá garantizar que su sueño se cumpla 

 

—¿Por qué lo haría? —La mujer recibió la pelota y vio cómo su hijo la esperaba a una distancia prudente ignorando la mariposa— No es de su especie, ni siquiera creo que conozcas a su padre

 

—No, pero este mundo es difícil para todos y siempre nuevas habilidades son aceptadas —Respondió el moreno mirando al cielo— Él seguiría con vida hasta cumplir el sueño que tiene para él y nosotros tendríamos un buen elemento para proteger la manada 

 

—Mi hijo no es un arma —Contestó la mujer con seguridad

 

—Eso sería mucho mejor que botana —Koga la miró— ¿No cree? 

 

Un silencio se generó entre ellos mientras una fuerte briza corrió haciendo que el cabello de la mujer se moviera con este y muchos pájaros salieran volando, el cielo comenzaba a teñirse mostrando que la tarde estaba sobre ellos y muy pronto la oscuridad cubriría todo y los demonios saldrían a cazar. 

 

—¿Cuidaría de mi hijo hasta ser capaz de cuidarse solo? —La mujer finalmente rompió el silencio entre los dos y Koga sonrió con satisfacción. Había aprendido bien de su padre

 

—Somos una manada, nadie que entra es dejado atrás —Respondió el moreno con seguridad

 

—¿Y si en la manada le temen? —Insistió a mujer

 

—La manada sabe que todo es por un bien mayor —Explicó Koga

 

—¿Cómo puedo saber si es verdad y no lo desea devorar? —Preguntó la mujer mirándolo con gran intensidad

 

—No puede, es un salto de fe —Koga sonrió aún más— Es su decisión, en cualquier momento puede decirle al pequeño que venga aquí, yo vendré por él 

 

Fue en aquel momento en que comenzó a alejarse del lado de aquella mujer adentrándose en la oscuridad del bosque. Había observado bastante para saber que el padre de aquel híbrido jamás había aparecido y que a la mujer no le quedaba mucho tiempo de vida, él era la mejor posibilidad para aquel pequeño híbrido. 

 

**

 

No pasó mucho, solo un par de semanas a la siguiente Luna creciente vio al pequeño híbrido esperando adonde se había encontrado con su madre. Su rostro estaba húmedo por las lágrimas, su ropa cubierta de tierra y barro mientras una lágrima bajaba por su mejilla. 

 

No pudiendo evitar empatizar con la temprana pérdida del híbrido Koga se arrodilló frente al menor, sonriendo lo más amable que pudo.

 

—Soy Koga  ¿Tu madre te ordenó venir?—Saludó el líder del Clan viendo como el pequeño alzaba su vista antes de asentir— Entiendo, entonces vendrás conmigo y mi manada ¿Cómo te llamas?

 

—Inuyasha —Respondió en un hilo de voz

 

—Pues Inuyasha —Koga le tendió su mano con una dulce sonrisa— Bienvenido a la manada 

 

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