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Necromance (One-shot) por 691396

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Necromance

 

Tengo su horario grabado en lo más profundo de mi mente, sé a qué hora se levanta, cuánto se tarda en arreglarse, lo que come cada día, sé todo sobre su cuerpo, a qué huele su sudor, su sangre, sus excreciones, sé sus gustos, sus disgustos, sus anhelos, sé que cuando sonríe el mundo se ilumina, sé todo sobre él y muy pronto, el sabrá todo sobre mi.

 

Pensarán que es un gusto pasajero, un capricho ¿Cómo un viejo como yo puede enamorarse de un jovencito al que ni una vez le ha hablado? Es simple ¿Cómo pensar si quiera acercarse a la perfección en carne? Prefiero mirarlo desde lejos, prefiero conservar la sensación de amor a primera vista, el vértigo ansioso de las mieles que probaré, el regusto de lo futuro.

 

Fue en su cumpleaños dieciséis, sus amigos, los cuales no son de mi agrado lo emborracharon hasta que no podía consigo mismo y lo dejaron en la puerta de su casa como cual costal de papas en la esquina de una galería, ahora besaría los pies de esos hombres, dieron la oportunidad perfecta, me dieron un regalo.

 

La cama que ha estado vacía por demasiado tiempo a mi parecer, ahora tiene a una obra de arte entre sus sabanas, los grilletes sujetan los tiernos tobillos, la piel desnuda y los rizos dorados deslumbran en el óleo blanco; los pinceles están preparados para hacer la pintura más hermosa, sólo debo esperar un poco más y caer en el éxtasis con que los brillantes zafiros miraran.

 

No es cansado observarlo, he repasado su cuerpo una y otra vez, he pasado los dedos, hundiéndolos casa milímetro, he saciado la curiosidad del sabor directo, he lamido cada recoveco, he usado sus manos para que él sepa cómo me siento, su ceño se frunce como si tuviera pesadillas, aun así pasan horas y el sigue con Morfeo, he gemido alto, le he mordido, he dejado mis marcas por toda su extensión, he dejado que mi sudor se una al suyo, que la saliva se fusione, que las pieles parezcan una, tal vez fue la emoción de tenerle por fin, tal vez el entusiasmo de un pintor, cuando llega la mañana me encuentro desnudo encima de su cuerpo, le he manchado con mi esencia innumerables veces, si esos ojos no se hubieran abierto habría unido nuestros cuerpos por completo.

 

Siempre dije que su voz era excitante, los tonos bajos hacen temblar a cualquiera que la escuche, ahora es aguda, gritando palabras incomprensibles, tal vez quiera gritarle al mundo que igual que yo, tuvo un amor a primera vista.

 

El primer pincel es delgado, tuve que maltratar un poco la pintura para exponer su cuello, la primera pincelada le hizo suspirar de placer, hizo temblar su cuerpo, me dio la oportunidad de pintarme junto a él.

 

El lienzo nos contenía a ambos, nos volvimos uno por primera vez, su cuerpo era duro, sus ojos tan oscuros, las pupilas tan dilatadas, tragué la saliva que caía por su mentón, chupé los pezones erectos, acepté su semilla en mí.

 

La primera pincelada duró tres días, lo suficiente para que los sonidos que salían de él volvieran a ser melodiosos, un barítono.

 

El segundo pincel presionó en su carne, un cuadrado de pintura piel salió perfecta, le monté como en los últimos días, le sonreí mientras comía.

 

Grabé mi nombre en su alma, comí letras de piel, dejé el cuerpo sin abrigo.

 

El tercer pincel era más grande, más pesado, más ruidoso y de más cuidado, las pinceladas debían darse con más cuidado, como en las otras obras que ideé, primero los dedos, luego los pies, de abajo hacia arriba, un disco de un centímetro por día, poco a poco nos integrábamos en el más puro y ferviente amor.

 

Las piernas, los brazos, comí un disco de su hombro mientras lo montaba, mientras lo sentía llenar mis entrañas de niños que no tendrá.

 

Sólo fue hasta que el segundo pincel pintó su corazón que pude comerlo por completo, besé sus labios y mordí, el lienzo era hermoso, la vida fue capturada en él, mi estómago estaba lleno, mi sonrisa no desaparecería por un largo tiempo, al fin podía decirlo, mi corazón se vació en palabras.

 

-Francis y Arthurt son uno al fin.

 

 

 

 


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