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Solo un poco más de tiempo por DanyNeko

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Notas del capitulo:

Este fic es mi primera comición y está escrito para Viki.

Gracias por confiar en mi para esto. Fue un poco accidentado y definitvamente no es mi mejor desarrollo, pero espero haber llenado tus espectativas o, al menos, haber entendido todas las indicaciones y haber heccho algo que te gustara.

Feliz cumpleaños.

 

Tea miró a su alrededor en el aeropuerto de Ciudad Domino.

Personas de todas edades, tamaños y características iban y venían por los pasillos que conformaban el área de vuelos internacionales, a pesar de la hora tan temprana.

Honestamente, no había esperado estar aquí de nuevo tan pronto. Hacía solo una semana que había llegado de Nueva York, en sus primeras vacaciones después de graduarse de la preparatoria, apenas se estaba acomodando al cambio horario y de nuevo tenía que volar a través del mundo.

Ahhhh~ Lo que una chica hacía por los amigos.

Y en nombre del amor…

Miró su reloj de cuarzo rosa, un regalo de su madre por su graduación, comprobando que estaban a pocos minutos de las seis de la mañana. Por lo tanto, deberían ser solo quince minutos más antes de abordar.

Su maleta de mano, que era todo lo que llevaba consigo esta vez, descansaba en su regazo. A su derecha, Tristán estaba reclinado en una posición visiblemente incómoda, con la cabeza hacia atrás, lo que probablemente le daría un dolor muscular antes de que siquiera llegaran a los asientos del avión; tenía los brazos cruzados y una "nueva versión" de esa gabardina color canela que había usado años antes, se veía en un buen estado, tenía múltiples bolsillos y parches cocidos con logos de diferentes bandas musicales, su cabello no había cambiado en lo más mínimo, pero el trabajo de mecánico había ensanchado un poco más su espalda y brazos. 

En la fila de sillas delante de ellos estaban las dos razones de su abrupto viaje:
Joey estaba en una posición similar a la de Tristán, sin embargo, no estaba dormitando. Parecía perdido en sus pensamientos, casi reflexivo, cosa que, si bien no era impensable en él, aún era algo poco habitual. Tea podía interpretarlo como que había algo que lo estaba molestando, algo importante, tal vez incluso delicado, que necesitaba resolver. Secretamente, se anotó tener una videollamada con Serenity pronto; por lo general, ella era de los pocos asuntos que hundiría a Joey en un estado como ese.

No es que la situación actual no condujera a la mayoría de las personas a un estado reflexivo, pero ellos no eran, de ningún modo, como la mayoría de las personas; estaban acostumbrados a imprevistos como este.

Yugi, por otra parte, estaba reclinado contra Joey, en una posición mucho más cómoda, al menos en corto plazo. El muchacho, que ya no era tan pequeño como solía ser, pero aún era el más bajo del grupo, junto con ella misma, estaba completamente inmerso en algún videojuego del que Tea no estaba al tanto, en una consola portátil, usando esos grandes audífonos-diadema que usualmente tenían los "videogamers" más acérrimos. Tea había visto mucho de eso en Estados Unidos.

El joven tricolor, al igual que todos ellos, había cambiado desde hacía casi tres años, cuando todos se hicieron amigos al inicio de la preparatoria. Los rasgos infantiles que tanto lo habían caracterizado desaparecieron para dar paso a facciones un poco más marcadas de un adulto joven; sus ojos amatista ahora reflejaban experiencias que nadie podría entender, madurez y una confianza muy bien ganada, pero sin perder nunca la calidez y amabilidad; atrás quedó el uniforme de la escuela Domino, dando paso a atuendos semi-formales de colores púrpuras y azules que jugaban con los tonos más claros y más oscuros, así como toque de negro y plata.

Yugi era, por supuesto, en torno a quien giraba este viaje. No es que el oji-amatista supiera exactamente por qué, el joven probablemente sólo creía que sus amigos lo estaban arrastrando a un viaje de fin de semana sorpresa, con la excusa de recordar los viejos tiempos y la no tan secreta esperanza de animarlo; por eso mismo, Yugi no había hecho demasiadas preguntas cuando, tan sólo un día antes, Joey, Tristán y Tea le habían dicho que hiciera maletas y se preparará una playlist de horas para un viaje "sorpresa" del que ni siquiera le dirían destino ni tiempo de viaje.

Yugi tenía mucha confianza en ellos. Confianza forjada entre el fuego vivo a través de experiencias imposibles de comprender para cualquiera fuera de su pequeño grupo.

Hablando de su pequeño grupo, Ryou Bakura también había sido invitado a unirse y, aunque lamentablemente le fue imposible llegar a Domino a tiempo, prometió que los alcanzaría más tarde en su destino. Al fin y al cabo, Yugi no era el único que no estaba al tanto del motivo tras este viaje súbito, pero Ryou era más fácil de llevar allí sin que pidiera muchas explicaciones

De modo que sí, allí estaba el "cuarteto original" preparándose para una nueva aventura, una que había tardado mucho en llegar… gracias a cierta persona, generalmente poco amigable, que todos ellos conocían.

Y pensar que todo se había organizado en menos de tres días. 

 

Flash Back.

En una casa sencilla de los suburbios en Domino, un joven rubio acaba de quedarse dormido en su habitación, teléfono en mano, con una conversación por chat abierta.

La noche estaba insólitamente fría después de una hora o un poco más de lluvia y ventarrones, por lo que las ventanas estaban cerradas y el chico cubierto por una manta confortable.

No habían pasado ni cinco minutos cuando el rubio volvió a despertar. Su cuerpo tembló levemente, como si una sacudida lo hubiera sacado de su sueño y se sentó despacio, claramente desorientado.

Cuando se frotó los ojos para aclarar su visión, el rubio se encontró de frente con un pequeño espejo en la pared de la habitación. El reflejo le regresó ojos un tanto rojizos en lugar de los castaños amielados que debía tener el joven Wheeler.

Joey, o el dueño de los ojos rojizos que ahora dirigía el cuerpo de Joey, miró a su alrededor, moviendo diferentes partes de su cuerpo: dedos, brazos, piernas.

Todo funcionaba como debería, pero no había sensibilidad.

—Es tan extraño pero, por supuesto, no es mi aibou —murmuró para sí la persona en el cuerpo ajeno, escuchando una voz familiar pero extraña al mismo tiempo.

El sonido de un golpe le llamó la atención. El cabello rubio desordenado se balanceó cuando el cuerpo se inclinó para ver el teléfono que se había deslizado por la cama hasta la alfombra.

Él lo recogió, indagando en el aparato para averiguar la hora.

Averiguó más de lo que quería o necesitaba, si estaba siendo honesto.

Era bueno saber que sus amigos seguían unidos, lo cual facilitaría su pequeña misión express. Pero ciertamente no necesitaba descubrir así que el rubio, a quien momentánea controlaba, estaba en una relación de naturaleza íntima, ni con quién, gracias a los mensajes en el chat que había estado abierto desde el principio.

Intentando sacar eso de su mente, se dirigió a la galería de fotos del dispositivo, encontrando rápidamente una donde Yugi aparecía.

Los ojos temporalmente rojizos se suavizaron de forma automática, una sonrisa se plantó en los labios del cuerpo ajeno al ver a su pequeño adorado de ojos amatistas en la imagen.

Su protegido, su compañero, su otra mitad había crecido en su tiempo separados. Los ojos ligeramente más afilados, confiados y felices. Su hermosa sonrisa. Incluso su postura parecía sutilmente diferente. Pero todavía era familiar para él. Un vistazo a los ojos morados, incluso a través de una imagen, era suficiente para hacerle saber que el chico que conocía mejor que nadie, la hermosa y brillante alma que sostenía su corazón entre sus manos, seguía allí.

Y lo estaba esperando.

Que los dioses le dieran la fuerza de voluntad para no ir corriendo a su encuentro. Deseaba con todas sus fuerzas tan solo verlo a la distancia, oír su voz de nuevo.

Sacudió la cabeza y se centró. Tenía un objetivo y poco tiempo, así que, debía ponerse en marcha.

El rubio usaba un pantalón de chándal largo y una camiseta sin mangas. Decidió que era suficiente así que colocó el teléfono en un bolsillo, al igual que las llaves que estaban en la mesita de noche y salió de la habitación hacia la puerta principal. 

Era un apartamento pequeño, así que no le tomó mucho encontrar unas zapatillas y estar fuera.

Estaba oscuro, con excepción de algunos postes de alumbrado público. Pocos vehículos pasaban por la calle mojada y no podía reconocer exactamente en qué parte de la ciudad estaba. Por lo tanto, eligió una dirección y avanzó calle arriba, esperando encontrar algo que lo ubicara.

Una cuadra y media más adelante, llegó a un parque familiar frente a una tienda de conveniencia.

Aún había gente en el parque pese a lo tarde que parecía. Algunas personas trotando y paseando perros, otros simplemente sentados en bancas que no habían sido alcanzadas por la lluvia previa, comiendo un bocadillo tardío o teniendo un momento con su pareja.

Fue solo después de ver pasar a una persona, con el teléfono celular a la oreja, que a Yami se le ocurrió una solución más eficiente.
Tomó el teléfono que, afortunadamente había guardado en el bolsillo del pantalón, y buscó los contactos de Tea y Tristán para enviar un mensaje. Añadió también una foto de la tienda de conveniencia, desde la banca en la que se sentó a esperarlos.

.

—Espero que tengas una razón realmente urgente para esto, Joey Wheeler —Tea resopló, acercándose, con un vestido-gabardina color rosa pálido y medias largas de lana. Tristán venía junto a ella con una chaqueta gruesa, abierta sobre un jersey verde bosque y pantalones marrones —en serio, son como las diez de la noche ¿qué no podía esperar hasta mañana?                                                        

—Lo siento, pero de verdad es urgente —no pudo evitar responder con una sonrisa al ver a sus amigos. Sin embargo, la siguiente respuesta de Tea lo detuvo en seco, nada más levantarse de la banca.

—Oh, Dios mío, ¡Joey! —la chica chilló, mirándolo de pies a cabeza. Yami, en el cuerpo del rubio, se detuvo en seco antes de dar un paso hacia ellos, mirando a la ojiazul con extrañeza — ¿Qué haces en pijama con el frío que hace? —ella le reclamó inmediatamente.

¿Frío? ¿Hacía frío? 
Oh, tal vez no había puesto tanta atención a su entorno en los últimos minutos. Estaba haciendo viento, sí, y rastros de lluvia, pero no se percató de que el resto de las personas en el parque iban ligeramente abrigadas.

— ¡Te estás helando! —continuó regañándolo la aspirante a bailarina, una vez lo agarró de un brazo.

—Tea tiene razón, hermano —Tristán añadió después de un momento — ¿Qué? ¿Estás buscando pescar un resfriado?

—No, yo~ —el rubio intentó responder, mientras era arrastrado hasta la máquina expendedora que había justo afuera de la tienda, para conseguir una bebida caliente.

Cubrió la lata con sus manos, apenas fue puesta entre ellas. No sentía el tacto del objeto, del mismo modo en que no sentía la temperatura, pero tampoco quería que el dueño del cuerpo despertara enfermo por la mañana.

Bebió un par de sorbos mientras se aseguraba de que no hubiera más gente alrededor para soltar la 'noticia urgente'.

—Joey Wheeler, te juro que si esto es solo una broma —la chica amenazó, pero no había dureza real detrás de sus palabras. Especialmente mientras sacudía la base de la camiseta del rubio por entre la chamarra que Tristán le había puesto encima para contrarrestar un poco el frío —yo- —los ojos azules se empañaron lentamente.

—Tea ¿De verdad crees que Joey los llamaría en medio de la noche para hacer una broma como esta? —razonó con ella, antes de que ambos lo envolvieron en un abrazo.

— ¿De verdad eres tú, amigo? —Tristán murmuró, un poco menos conmocionado que Tea.

—Lo soy… estoy feliz de verlos de nuevo —contestó con voz suave.

—Te tardaste —se quejó la chica.

Todos, especialmente Yugi, habían estado esperando el regreso de su amigo egipcio para la graduación… Claro que eso fue antes de que Aigami apareciera con ese raro cubo y desatara toda una nueva locura en la ciudad.

Yami resopló levemente —lo sé. No fue mi culpa —añadió ligeramente, en su defensa.

—Lo sabemos, eso no impide que te echemos de menos —añadió el moreno.

— ¿Me ayudarán con esto? Por favor —casi suplicó —no pueden decírselo a mi aibou. Que sea una sorpresa.

Tristán y Tea se rieron entre dientes, era muy raro ver a 'Joey' tener esa expresión, como "ojos de corazón", hablando de Yugi. Pero sabían quién estaba hablando en realidad.

—Cuenta con nosotros —Tea guiñó un ojo, dándole una palmada en la espalda, que Yami no sintió, pero apreciaba la familiaridad.

Tristán asintió —sí, lo llevaremos a Egipto, y así finalmente podrán dejar de dar vueltas alrededor del otro.

Yami resopló, y se hubiera sonrojado si el cuerpo hubiera sido suyo —gracias, amigos.

Ambos asintieron con la cabeza —ahora, regresa a casa de Joey antes de que sea más tarde. Mañana lo pondremos al corriente a él, al abuelo Motou y a los demás —explicó, llevándose las manos a las caderas. Se apuntó mentalmente llamar a Duke y a Ryou… y probablemente también a Malik para que los recogiera.

—Eso haré, gracias de nuevo… por todo.

El par de castaños lo abrazaron de nuevo y lo enviaron por el camino de regreso con unas suaves palmadas.

Y Yami hizo exactamente lo que había dicho. Recogió sus pasos de vuelta, con una leve sonrisa en su rostro. 
Todo había salido bien, y solo sería cuestión de unos pocos días para que él y su compañero pudieran volver a reunirse.

Si pudiera sentir, su pecho estaría apretándose de anticipación.

Después de un par de minutos de tranquila caminata, estaba a tan solo unos pasos de la entrada cuando el sonido de un auto deteniéndose y una puerta siendo abierta lo puso en alerta rápidamente.

—Joey —apretó los ojos y maldijo para sus adentros. Justo la única persona con quien no quería toparse, estaba a su espalda.

Educando sus rasgos y girando despacio, pensó cuidadosamente cómo acortar lo más posible este momento —Hola — 'Kaiba' casi se desliza por su boca, pero gracias al chat que había encontrado abierto en el teléfono cuando ‘despertó’, sabía que Joey ahora llamaba al castaño por su nombre de pila en lugar de su apellido, así que lo evitó.

Al parecer, no fue lo correcto que decir. El castaño frente a él automáticamente frunció el ceño — ¿Estás bien? Pensé que ya habías ido a dormir, cachorro.

"¿Cachorro?" Yami se mordió la lengua, ridícula y astronómicamente incómodo con la situación. y agradeciendo a los dioses por la poker face de un buen jugador cuando pudo resistir poner cualquier mala cara, y retroceder, en el momento en que Seto Kaiba puso una mano en ‘su’ mejilla.

A lo cual, por supuesto, tenía todo el derecho del mundo, considerando que era la mejilla de su… ¿novio? ¿amante?... lo que fuera, solo… maldita sea ¿tenía que pasar justo ahora?

—Yo, uh, me desperté y no podía volver a dormir —se excusó —así que… eh, salí a dar un paseo.

— ¿Estás seguro? —Yami quería fruncir el ceño. Y pensar que está era la misma persona impaciente que lo alejó más tiempo de su amor.

—Sí, de verdad —tragó saliva, pensando en una forma de terminar la conversación sin pasar por más incomodidad, pero sin poner a Joey en una mala posición —lo siento, realmente quiero volver a la cama ¿Hablamos mañana?

Los ojos azules lo escudriñaron rápidamente, y dedicó un agradecimiento a los dioses por lo oscuro que estaba esa noche sin luna, ya que el cambio de tonalidad en sus ojos fue pasado por alto —si estás seguro —Kaiba contestó, claramente inconforme.

Mañana. Joey podría arreglarlo mañana —sí, lo estoy. Gracias por preocuparte —añadió a lo último, tratando de disimular lo más posible mientras pensaba en lo que respondería si fuera su aibou quien le estuviera dando esa mirada de inquietud y preocupación. Hasta cierto punto, Yami podía identificarse con la necesidad de protección que había en los ojos de Kaiba. Los dioses sabían que había mirada a Yugi del mismo modo muchas veces —que pases buena noche.

—Descansa, Joey —el castaño se quedó hasta que el rubio abrió la puerta y entró, simplemente despidiéndose con la mano y un "tú igual" apresurado.

Yami cerró la puerta y apretó la espalda contra ella, exhalando un suspiro de alivio.

"Eso fue realmente incómodo. Lo siento Joey. No lo siento, Kaiba"

Después de eso, regresó a la habitación de la que originalmente había salido y se recostó, esperando a desvincularse del cuerpo 'prestado'.

Aunque no pudo resistir la tentación de abrir el teléfono de Joey nuevamente, y mirar una foto en la que Yugi aparecía.

—Nos veremos pronto, Habibi. Apenas puedo esperar. 

Luego de unos minutos, se 'durmió'.

 

Fin del Flash Back.

 

—Yugi —Joey sacudió a su amigo por el hombro, una vez que Tea y Tristán le hicieron saber que su vuelo ya estaba listo para abordar —ya nos vamos, amigo —acompañó el gesto con un cabeceo, mientras agarraba su equipaje.

Yugi asintió con la cabeza y recogió sus cosas, sin quitarse los audífonos. Siguió a Joey con la cabeza baja, simplemente siguiéndoles el juego a sus amigos con respecto a este viaje sorpresa. Por lo que no le sorprendió cuando uno de ellos le puso una mano sobre sus ojos.

El oji-amatista solo pudo reírse cuando escuchó el carraspeo de, probablemente, un guardia de seguridad; y Tristán empezó a tartamudear sobre una sorpresa.

—No hay problema, estoy yendo por voluntad propia —Yugi aclaró entre risas, sacando a tientas su identificación del bolsillo de su chaqueta para que el guardia lo viera. No supo qué cara estaba poniendo dicha persona, pero al final, Joey continuó guiándolo por la pasarela hasta la puerta del avión, y finalmente hacía su asiento.

Ya estaba al tanto, más que bien, de los protocolos de viaje, así que se sentó y ajustó su cinturón, ignorando el discurso de las azafatas donde mencionaban su destino. 

Claro, podría haber escuchado a escondidas y luego hacerse el sorprendido, pero eso no era típico en él y realmente no tenía demasiada curiosidad.

Sabía que sus amigos estaban haciendo esto para animarlo. Yugi sabía que habían sido muy cuidadosos a su alrededor, casi caminando sobre hielo fino, después de que el truco del impaciente de Kaiba para tener su 'último duelo contra el faraón' hubiera alargado el tiempo que él y su alma gemela estarían separados. 

Si bien, al principio, Yugi había estado muy conmocionado por eso, -y agradecía que Kaiba tuviera el sentido común de no cruzarse en su camino- inestable y dolido; Ryou y Malik habían venido y lo habían ayudado a sacar toda su frustración.

Entre él y Yami, Yugi siempre había sido el más paciente, y estaba demostrándolo bastante bien.

La recompensa final era suficiente para tenerlo en marcha. De hecho, el juego que estaba desarrollando estaba casi listo. Y una vez que los dioses decidieran que el par de almas gemelas podía volver a reunirse, Yugi tendría ese logro para mostrarle a su querida oscuridad.

Esperaba que Yami estuviera orgulloso.

Yugi sabía hacia dónde se dirigía su camino en la vida. Y sabía que iba a caminarlo junto a Yami.

Dejando su juego en el equipaje de mano, Yugi tomó su teléfono y puso la lista de reproducción que usaba cuando el sueño lo evadía, reclinó su asiento y se dispuso a tomar una siesta para matar el tiempo de viaje. No sin antes enviar un par de mensajes a Ryou y Malik respectivamente.

Con un poco de suerte, soñaría con estar en los brazos de su otra mitad, de nuevo.

Yugi amaba esos sueños. Lo hacían sentir cerca de Yami, como si él estuviera realmente en cada uno de ellos, y no fuera solo su subconsciente tratando de llenar el vacío de su ausencia.

Observando distraídamente lo poco del cielo que podía ver desde su ventana del avión, que apenas despegaba, el joven Rey de los Juegos recordó el pequeño vistazo de su querido faraón que tuvo justo antes de la graduación. La intensidad de su mirada que tanto extrañaba. Su voz en su cabeza a través de aquel místico e inigualable vinculo que los unió diciéndole… solo un poco más.

Yugi sonrió.

Pronto… Pronto estarían juntos.

Su corazón simplemente lo sabía.

 

When can we do this again?
When can I see you again?

Switch on the sky and the stars glow for you
Go see the world 'cause it's all so brand new
Don't close your eyes 'cause your future's ready to shine
It's just a matter of time, before we learn how to fly
Welcome to the rhythm of the night
There's something in the air you can't deny

Notas finales:

Hacia mucho tiempo que no me pasaba por esta pagina. 

Gracias de antemano a aquellos que leen.

Abrazos.


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