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La cajita musical de Draco Malfoy por MaruSC94

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Entre esos sueños hermosos con recordar mis labios sobre tu piel, me hace borrar las pesadillas de mis temores, la oscuridad de la negrura existencia de tu ausencia porque me entrego al recuerdo de esos momentos vividos dónde solo éramos tú y yo, amándonos, el momento explícito era eso, hacer el amor, unidos, solo para amarnos.

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Pasado

Malfoy corría gritando por los pasillos de las mazmorras mientras sus amigos venían desesperados detrás de él sin detener sus pasos; el joven rubio pudo entrar en la sala Slytherin pero se fue de bruces sobre los muebles sintiendo un mareo muy potente y un dolor en su pecho, cayó directo al suelo donde comenzó a desesperarse cómo si estuviera dentro de una pesadilla, estaba en shock.

 - ¡Draco! ¡Draco! -Gritó Blaise corriendo hasta llegar a su lado, tocando sus brazos para que él joven reaccione - ¡Ya estás aquí con nosotros! ¡estás aquí!!, ¡estás aquí! 

 Pero el joven solo se desesperaba en el suelo. Otros chicos de la misma casa llegaron para socorrerlo. 

 -¡Draco aquí estamos contigo! - gritó Pansy tocándole el cabello - !¡Por Merlin! ¡¿Por qué ese maldito profesor hizo algo así?! ¡Está loco! - exclamó gritando mirando a Blaise de repente quien trataba de reanimar al joven. 

 

Pero Draco empezó a moverse desesperadamente en el suelo mientras se toca el pecho y le salía espuma por la boca; para el impacto de todos. 

 - ¡Merlin! ¡Draco está sufriendo un paro cardiaco! - gritó el moreno asustado - tenemos que llevarlo al hospital. ¡Ahora!

 -Pobre Draco- exclamó Pansy mientras veía como Blaise tomaba a su amigo y lo llevaba en sus brazos saliendo rápido de la sala. 

Los demás alumnos quedaron muy asustados; era la primera vez que Draco sufría algo así y también estaban impactados por lo que había hecho Moody; convertir a Malfoy en un hurón. 

 Pocos minutos después la profesora McGonagall entraba en la sala para ver a Draco; pues ya todos sabían lo que le había ocurrido en la clase de defensas.

 - ¿El señor Malfoy está con sus compañeros? - preguntó la mujer a unos chicos que estaban sentados en el sillón- vi lo que sufrió y me gustaría hablar con él, estoy preocupada. 

 -No profesora, Malfoy sufrió un paro cardiaco y lo llevaron al ala del hospital -avisó un joven, estaba enojado por lo ocurrido- no sabemos cómo esta.

 -Pobre Malfoy - exclamó- voy directo para ahí- se movió para retomar su camino. 

 -vaya tranquila, pero para la próxima tengan un poco de respeto hacia los alumnos y sean precavidos- expresó en un tono de reproche, ocasionando que la profesora se girara para mirarlo con seriedad.  

 

- ¿Perdón?, No entendí lo que dijo señor Wilbert- exclamó sin entender- ¿A qué se refiere?

 -No la perdono, si no es un hombre lobo como profesor para las clases de defensas traen a un deforme, ¿Qué será para la próxima? - preguntó enojado- ¿un leproso?, tengan respeto hacia la belleza, no sean tan asquerosos.  

 -Contrólese señor Wilbert, no puede hablar así de los profesores-exclamo en vos alta muy impactada al escuchar eso.

 - ¿Por qué?, si estoy diciendo la verdad, ¿usted olvidó lo que pasó? - contestó sin bajar el tono de su voz - convirtieron a Malfoy en un hurón para la burla de todos los Gryffindos, cuando volvió a la normalidad se fue corriendo desesperado y se desplomó aquí en el piso- añadió señalando el lugar donde había caído.  

 -Sí, yo no lo olvidé por eso iré a verlo, pero usted no debe hablar así de los profesores, tenga más respeto o tendré…

 -me castigará cómo a los demás, ya estamos acostumbrados a ver a los Gryffindos riéndose de victoria por todas partes- respondió sin hacer ningún problema en ser castigado. 

 -Mejor encárguese de sus estudios y yo iré a ver al señor Malfoy.

 No dijo más nada y salió de ahí. 

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A media noche todos sabían sobre Malfoy y también que había sufrido un paro cardiaco, pero ellos no estaban interesados en averiguar su estado, sino más querían compartir la transformación ridícula del Slytherin; algo que era una noticia graciosa para todos, incluso para George y Fred que junto a su hermano Ron ya lo habían apodado como el hurón saltarín, risas y risas se compartían entre ellos; eran momentos graciosos para Potter quien podía sonreír con estos cuando Ron se iba porque no quería hablar con él,  no podía quitar el miedo por la llegada de la primera fase. 

Por otro lado, Malfoy estaba dormido en el hospital, era el único paciente en esa cuarto, después de la convulsión y de ser atendido por Madame Poppy Pomfrey durmió por varios minutos ni si quiera supo que la profesora McGonagall lo había visitado, durmió bien, hasta que con un dolor en el pecho despertó, pero no había dicho nada, solo empezó a llorar, preocupado y con temor de que Moody se le aparezca, recordar eso de nuevo lo hacían entrar en desesperación, empezaba a gritar del susto, a delirar con creer que Potter también vendría, sus amigos lo ayudaban de inmediato al verlo con los ojos abiertos, hasta que la doctora le daba un tranquilizante y volvía a dormir. Había quedado solo por varias horas porque sus amigos continuaron en clase y ya cuando el atardecer empezaba a llegar ellos volvieron y ahora estaban preocupados con la vista hacia abajo, no habían dicho palabra alguna desde que se sentaron. 

 Blaise tenía una mano sobre la boca, pensando en cómo sucedieron las cosas todavía no lo podía creer.

 -No lo entiendo- dijo sin mirar al joven- estaba bien esta mañana y de la nada empezó a molestar a esa cara rajada y le dijo eso.

 -Está muy obsesionado con él; todo es culpa de Potter - exclamó Pansy enojada mirando el rostro pálido de Draco- tenemos que ayudarlo; no puede continuar así. 

 

-Me dio bronca lo que hizo ese profesor a nuestro amigo, Pansy- expresó Blaise suspirando para tratar de contener la rabia - No lo puedo aceptar ni verlo bien, fue un monstruo. 

 -Yo también pienso lo mismo, no tenía derecho de hacerle eso, y encima en medio de todos, Draco fue objeto de burla- aclaró sin dejar de mirar al joven dormido en la cama- yo sabía que ese profesor no era de fiar, con el aspecto que tiene luce como un enfermo mental.

 -Y Potter se rio, que bronca - lo dijo mientras 

se masajeaba la nuca- todos se rieron.

 -Lo peor es que no podemos vengarnos de ese profesor- añadió - da miedo, es de terror. 

 -Eso ya no importa, lo que quiero es que alguien pague por esta humillación, pero ¿quién puede pagar?  - preguntó Blaise muy pensativo. 

 -Si- prosiguió Pansy- no nos podemos quedar así, atacaron a nuestro amigo y tenemos que actuar también. 

 - ¿Quién puede pagar? ¿Y cómo lo puede pagar? - preguntó de nuevo en un susurro mirando a su amigo. 

 -No lo sé Blaise, pero nos encargaremos de eso, lo pensaremos después ahora Draco tiene que recuperarse para volver a la habitación. 

 En ese momento por la entrada llegaron Crabbe, Goyle y Theo.

 

- ¿Cómo está Draco? - preguntó Theo sin sentarse en el asiento que estaba al lado de la cama. 

 -recién llegamos y está dormido- contó Pansy- mejor así, que pueda descansar. 

 -Pobre- expresó Crabbe- todos ya saben, esos Gryffindors no paran de reírse, están disfrutando como nunca. Malditos. 

 -Déjalos, que disfruten, son tan miserables que pueden disfrutar de tan poco, pero cuando les pasa algo malo, todos se esconden- exclamó Blaise muy seriamente. 

 -son muy pobres hasta de felicidad - exclamó Pansy sintiendo un desprecio hacia los Gryffindors- ¿Qué se puede esperar de ellos? Nada. 

 -Pero nos vamos a vengar chicos- juró Crabbe con la verdad sobre sí mismo- esto no va a quedarse así. 

 Los otros chicos asentaron con la cabeza sin decir una palabra, ellos también estaban de acuerdo; todo había sido una humillación para Malfoy algo que duraría por el resto de su vida y jamás lo iba a olvidar.  Estaban muy enojados con demasiado odio como para no pensar en otra situación. 

 La clase de pociones se había vuelto algo extraña para Malfoy; primero porque el profesor Severus Snape tenía una corbata blanca y enseñaba con mucha sonrisa. 

 -que rayos - pensó Draco sin tener intención de hablar, sentía mucha curiosidad por lo que veía. 

 Y sin pensarlo buscó con sus ojos a Potter y lo encontró a la izquierda lejos de él junto a Ron; el joven escribía algo y sonreía; logró notar que tenía una corbata blanca también, algo que le dio escalofríos. 

 Miró hacia el pizarrón notando que las letras de la pizarra se movían como si estuvieran en una sopa. Severus Snape leía un libro en voz alta; pero Draco no entendía lo que decía; parecía que el profesor hablara de algo que estaba fuera de compresión. 

 -espero que hayas entendido Malfoy - le miró muy desafiante cómo si estuviera enojado; pero el joven no respondió - ¿te pregunté si entendiste lo que dije? - preguntó muy seriamente algo que ocasionó que Malfoy se pusiera nervioso. 

 -yo, yo - musitó tratando de hablar bajando la cabeza para observar su carpeta donde no tenía nada escrito- yo, yo, no entiendo nada. 

 - ¿Y porque no prestaste atención a lo que yo leía? - preguntó Snape sin apartar su vista sobre él. 

 -No-no-no sé- y no podía hablar porque reconocía que no sabía de lo que él profesor hablaba. Sintió vergüenza ante tanta gente, se tocó el rostro al notar que estaba ruborizado; todos lo miraban. 

 - ¿Quieres que te baje puntos por no prestar atención? 

 -Está así porque lo convirtieron en hurón - dijo Harry Potter. 

 Draco lo miró con rabia. 

 -No te metas imbécil - reprochó el joven levantando la voz, ocasionando que el Gryffindor se le riera en la cara. 

 - ¡Basta Malfoy! ,¡controla esa boca! - gritó Snape.

 

Draco bajó la cabeza debido al rubor de su rostro.

 -Hay que darle más castigos - exclamó Potter levantándose de la silla.

 -Así es, Potter- agregó Severus- y tú eres el más indicado para hacerlo. 

 - ¡No te atrevas imbécil - gritó Draco observando que Potter se le acercaba con una sonrisa malvada- ¡no te me acerques!

 Harry lo apuntó con su varita y de inmediato Draco sintió que caía bruscamente a su silla, notó con sus ojos que todo era grande alrededor, ya no sentía el tacto de sus manos ni piernas sino una debilidad sobre su cuerpo, intentó levantarse, pero observó por su movimiento que solo reptaba por encima de la silla. Lo peor de todo es que tenía la fuerte necesidad de captar el olor con desesperación, su lengua salió hasta estirarse hacia fuera haciendo una vibración después regresó hacia dentro de manera acelerada para salir otra vez. El olor era intenso. 

 - ¿Qué me está pasando? - pensó horrorizado, ya que no podía hablar del susto. 

 Se movió con cuidado para saber qué había pasado con sus piernas y brazos, movió su cabeza muy rápido y notó que su cuerpo estaba cubierto de escamas de color verde oscuro, sus piernas ya no estaban ni brazos tampoco; ante su vista había un cuerpo delgado curvado y muy grande.

Sintió desplazarse a través de rápidas ondulaciones laterales. Asustado intentó moverse más rápido pero un peso fuerte cayó sobre sí cubriendo la mitad de su cuerpo y este peso lo levantaba hacia arriba; al instante tenía a Harry a su vista y se sentía tan diminuto, muy pequeño mientras su cuerpo estaba estirado y no sentía peso debajo de sí. 

 -Eres una serpiente Malfoy, cruel y traidora- le dijo Harry con esos ojos verdes y profundos; ese peso que rodeaba su cuerpo lo movió fuertemente hasta colocarlo en frente de un espejo- ¿te ves ahora?, eres una loca serpiente, solo quieres hacer daño.

 Y Draco sin voluntad propia captó en el espejo a Harry con el brazo levantado; dentro de su puño vio un cuerpo delgado y estirado, justamente arriba de ese puño que sostenía aquel impactante cuerpo sobresalía una pequeña cabecita con ojos muy pequeños. Harry lo había convertido en una serpiente.

 -Lo más bueno de esta magia contra ti es que tus ojos pueden ver todo normal como los humanos- aclaró Potter con esa sonrisa malvada- eres una serpiente cruel y debes ser castigada. 

 De inmediato Harry caminaba llevándolo sin dejar de mirar sus ojos; vio que en el cuarto no había nadie; todo estaba tan extraño; más tarde el puño hizo un movimiento brusco hacia abajo y al segundo él tenía la vista en el suelo mientras escuchaba fuertemente esas pisadas que hacía Harry; todo era tan rápido que le causaba la necesidad de respirar más profundo. Observó que Potter había abierto una puerta y entraba en esa habitación, al instante sintió un fuerte golpe en su cuerpo, y comprendió estaba sobre algo, Potter lo apretó aún más mirándolo con esos ojos retadores.

 -Te romperé esos malditos colmillos para que no muerdas - dijo el Gryffindor con mucho odio en esa mirada - ese veneno es peligroso.

 Draco sintió un temor tan grande que lo obligó a quedarse quieto e intentar llorar. Solo podía abrir su boca para sacar esa lengua y respirar con más rapidez; Potter le abría la boca ocasionando una fuerte presión sobre su cráneo; el dolor era terrible; no podía ver, notó un objeto fresco sobre sus pequeños colmillos, empezó a moverse con desesperación tratando de librarse de ese puño sobre su cuerpo, y de inmediato sufrió una presión que chocaba en uno de sus colmillos hasta sentir el desprendimiento de este. 

 - ¡Mira Malfoy! -Gritó Potter mostrándole en su vista un trocito blanco de colmillo- ¡te rompí tus malditos colmillos!, ahora no podrás hacer más daño a las personas.

 Observando eso con atención, se horrorizó tanto que intentaba con todas sus fuerzas librarse de esas garras. 

- ¡No! - gritó al despertarse de esa terrible pesadilla, mientras se fue de bruces al suelo debido a la desesperación. 

Blaise y Pansy oyeron el golpe y rápidamente se levantaron para ayudarlo. Era de noche; los demás dormían en sus casas; pero en la habitación del hospital no había ningún paciente solo Draco.

 - ¡Draco! - gritó Blaise, acercándose a él para tomarlo del brazo- ¡¿que te paso?!

 Pero el joven solo lloraba en el suelo, mientras trataba de levantarse.

 -Ya estás aquí con nosotros- exclamó Pansy tocándole el cabello - eres humano, ya no eres hurón.

 -No me toques - se quejó Draco, alejándose de los agarres de Blaise- ni tu tampoco. 

 -por favor tranquilízate- ordenó Blaise mientras volvía a tomarlo del brazo para llevarlo a la cama. 

 

- ¡Déjame Ya! - gritó poniéndose de pie y mirando hacia a su alrededor, pues sentía que todo le daba vueltas- ¡quiero irme de aquí! - siento que me asfixio.

 -No puedes irte - dijo Blaise, insistiendo con que regrese a la cama. 

 El joven se negaba a obedecer, solo se quedaba parado mirando todo a su alrededor, pues tenía un mareo profundo debido a los tranquilizantes que había ingerido.

 - ¡Suéltame ya! - exclamó Draco, mientras se llevaba una mano al rostro para sacar ese mareo- ¡no quiero dormir más!, ¡quiero vengarme de Potter- dijo tratando de caminar, pero no podía porque sus piernas estaban muy débiles. 

 -No puedes salir de aquí - anunció Blaise sin soltarlo- la medimaga dijo que te quedarás hasta mañana, estás muy mal. 

 -Ya estoy bien- mentía. 

 -Estas mal, tuviste un paro cardiaco, debes obedecer ahora- dijo ya con vos grabé pues se había enojado, lo colocó en la cama. 

 - ¡Malditos traidores! - gritó el joven rubio sentado en la cama, quería recomponerse para salir corriendo de ahí- ¡Potter vendrá en cualquier momento y no podré defenderme! - decía mientras le caían lágrimas sobre sus mejillas - tengo que defenderme de esa rata…si, si lo tengo que hacer.

 -Él no vendrá Draco- exclamó Pansy mientras le subía las piernas a la cama- no vendrá.

 -Claro que sí- insistió mirando con rabia a Blaise- ya lo verán, me convertirá en serpiente y no podré hacer nada. 

 

-No lo hará Draco- dijo Blaise acariciando sus muñecas para calmarlo - no vendrá. 

 Pero el joven no dejaba de llorar, se sentía muy mal, tenía miedo de que Potter lo convierta en animal, para empeorar sintió que la ansiedad y angustia invadía su cuerpo; los nervios eran muy fuertes. 

 -Cariño, debes tranquilizarte - dijo Pansy observando cómo el joven se mordía las uñas de los dedos completamente nervioso- ya, ya tranquilo. 

 -Voy por la medimaga- dijo Blaise preocupándose por lo colorado que estaba su amigo - no lo dejes solo. 

 Sin embargo, el joven aprovechó la distancia de su amigo, se bajó de la cama y corrió hacia salir del hospital; pero Blaise comenzó a perseguirlo también; Draco no podía correr tan aprisa porque todo en su cabeza le daba vueltas, veía al pasillo muy borroso, tenía mareos. 

 - ¡Ven aquí! - dijo Blaise, agarrándolo de la cintura- vamos adentro. 

 -Despacio- solicitó Pansy.

 - ¡No quiero, imbécil!,¡voy a buscar a Potter! - intentó soltarse pero era imposible, sus piernas se debilitaban- ¡déjame ir!, ¡desgraciado déjame ir!- sus gritos se escuchaban en todo el pasillo.

 - ¡Ya cállate! - gritó Blaise llevándolo a rastras - te van a oír, ¿Qué es lo que no entiendes?, la medimaga dijo que te podrás ir a la mañana. 

 Pero Malfoy no podía más, la ira se le hacía muy insoportable, lo único que quería era buscar a Potter, tenía que vengarse. 

Blaise puso su mano sobre la boca para cerrar sus labios y así evitar que el joven gritase; pero Draco mordió su mano.

 - ¡Ay Draco! ¡me duele! - gritó Blaise.

 -Cálmate Draco- exclamó Pansy ayudando a su amigo a llevar a Draco de nuevo a la habitación. 

 -!¡Vas a pagar maldito! - el joven rubio estaba delirando - ¡Déjame ya! 

 -Tranquilo- gritó, mientras lo arrastraba hacia abajo. 

Pansy le levantó las piernas con las manos para que no ponga resistencia y entre los dos lo pusieron en la cama donde el joven enojado mirándolos con odio les tiró la almohada.

 - ¡Malditos traidores!, los odio! - gritaba y se tocaba las piernas debido al nervios que le atacaban.

 - ¡Y vos eres un estúpido, mira lo que me hiciste! - gritó Blaise, enojado mientras le hacía ver la mano - ¡estás loco! - se quejó golpeando la cama con el pie- ¡loco!

 -Déjame salir Blaise, voy a buscar a Potter- exclamaba tratando de poner los pies en el suelo. 

 -Nos vas a salir de aquí- dijo Blaise empujándolo hacia la cama- no vas a ir a ningún lado. 

 - ¡te dije que me dejes salir!,¡Potter debe pagar por lo que me hizo!

 - ¡¿Qué demonios te pasa imbécil?!- reclamaba Blaise, empujándolo. 

 

-Ya no puedo más- exclamó desesperado sintiendo que su cuerpo quería salir corriendo- ¡Potter tiene que pagar! ,!ahora!.

 -¡Quédate quieto!  - gritó el moreno irritado por no poder contralar la situación. -! no puedes hacer eso, te meterás en problemas! 

 - ¡Maldito traidor!, ¡lo defiendes a muerte- expresó Draco muy enfadado por la situación, intentaba bajar de la cama, pero no podía-¡Maldito traidor a la sangre pura!.

 - ¡Pedazo de idiota! - continúo Blaise, dando un segundo golpe a la cama - ¡¿Cómo puedes creer algo así? - lo miraba con los ojos abiertos del asombro, no podía creer que su amigo estuviera delirando. 

 -¿Por qué lo defiendes entonces?- preguntó Draco, levantando la vista de manera desafiante- no me dejas que le dé su merecido. 

 Pansy estaba impactada por lo que estaba viendo que no podía decir nada ni moverse. 

 -¿Para qué termines en Askaban si cometes una locura?- preguntó Blaise golpeándole la cabeza- reacciona imbécil, así no funcionan las cosas. 

 -Es la única forma que puede pagar- masculló mientras las lágrimas seguían cayendo, pero no tenía fuerza, por lo que se dejó caer en la cama hasta juntar sus brazos y comenzar a llorar, liberándose de todo eso.  

 -Escucha bien Draco- dijo Blaise mirándolo - si quieres venganza, primero recupérate, después verás cómo lo harás, pero sin dañarte a ti.

 

Pero al terminar de hablar no obtuvo ninguna respuesta, Draco seguía llorando. Entonces Blaise respirando profundamente y acariciando su garganta para controlar los nervios que también lo habían atacado, buscó su silla para sentarse. 

Los dos jóvenes comprendieron que no debían dejar a Malfoy solo; pues en cualquier momento el joven podría perder la razón y buscar a Potter; así que decidieron quedarse renegando porque ya tenían sueño, se sentaron al lado de la cama del Slytherin y no dijeron nada, Blaise había decidido no buscar a la medimaga. 

 Al cabo de varias horas, los jóvenes dormitaban porque se resistían al sueño; pues la situación de Malfoy no había mejorado, el joven temblaba y se movía sobre la cama, no podía dormir, tenía el rostro sudado por el calor que le daba los nervios y deliraba. 

 -Vas a pagar Potter - musitaba manteniendo los ojos cerrados- me las vas a pagar, me las vas a pagar...lo harás ... lo harás…lo harás. 

 Sus amigos lo oían, pero no lo miraban, estaban agotados por la falta de sueño y también preocupados por las cosas que decía Malfoy. 

 -te voy a encontrar Potter, no te podrás escapar de mi- seguía susurrando- te voy a atrapar con mis brazos, te vas arrepentir por todo lo que me hiciste.

 Ya para cuando llegaron las cinco de la mañana los jóvenes se cansaron de los delirios de Malfoy y decidieron ir a buscar a la medimaga; pues pronto llegaría el amanecer y ellos al igual que Malfoy debían descansar. La medimaga llegó con una poción para dormir, les avisó que esa poción solo haría descansar a Malfoy durante una hora porque el joven tendría que regresar a su casa, también les informó que su salud estaba bien, solo había sido un paro debido a un estado de crisis, pero no era probable que la convulsión regrese, además había ingerido mucha poción medicinal que mejoraron su cuerpo. 

 -¡No me toques!- gritó Malfoy viendo que la medimaga trataba de hacerle beber el remedio - ¡no quiero!

 -¡Ya basta!- gritó Blaise- ¡toma el remedio para que dejes de delirar!- le agarró del brazo para que Draco no pusiera resistencia.

 Pero el joven se sentía tan débil que no puso tanta fuerza en contra de ese remedio así que lo bebió haciendo mal gesto, al instante se recostó en la cama para que lo dejarán de molestar. 

 -Con esto dormirá mejor- dijo Pomfrey marchándose de ahí sin mirar al joven.

 Draco cerró los ojos, pero sus lágrimas seguían cayendo, no quería dormir, deseaba buscar a Potter para vengarse; sus amigos los miraron por varios segundos después volvieron a sentarse y esperar. A los pocos minutos Draco ya descansaba entonces sus amigos se fueron del cuarto del hospital.

Cuando estaban caminando por el pasillo Blaise miró a Pansy. 

 -Tendremos que vigilarlo, no está bien - dijo en voz baja. 

 -Si- asentó en un susurro- yo lo voy a cuidar también, toda la culpa la tiene Potter. 

-Es verdad- continúo Blaise- pero no te preocupes ese Gryffindor la va a pagar. 

 

A las siete de la mañana, Malfoy despertó sintiendo que no tenía dolor de cabeza y los nervios habían desaparecido. La doctora Pomfrey vino con un paquete de medicamentos.

 -Es té medicinal para los nervios, le hará bien señor Malfoy- se lo ofreció - debe tomar después del almuerzo.

 -No quiero - respondió mientras se bajaba de la cama- no lo tomaré. 

 -Pues desde que estuviste aquí pude ver qué estás muy alterado; el té te hará descansar mejor.

 -Puede conservar ese remedio porque no lo beberé - le dijo mientras se acariciaba la espalda- no lo quiero.

 -Pues lo llevarás igual, si no le daré a tus amigos- exclamó la mujer poniéndose muy seria ante la negatividad del joven - y no querrás que ellos te obliguen a tomar.

 El joven al escuchar esto suspiró para no renegar, no deseaba que sus amigos se metieran en sus cosas ya estaba cansado.

 Pomfrey le colocó el remedio en la mesita para que lo recibiera antes de irse, había notificado a McGonagall sobre el estado del joven, ya que notó que Draco decía cosas sin sentido durante la noche y tenía mucho nervio, algo no normal en Malfoy; McGonagall al saberlo no dudó ni por un segundo sobre la notificación, por este motivo habló con el director. 

 -Si el joven Malfoy continúa con ese problema de furia voy a llamar a un Psicomago - dijo Dumbledore a la profesora - muchas gracias por informar sobre esto Minerva; es importante la salud de todos los estudiantes, más ahora en tiempo donde el mal acecha. 

 

-No te preocupes Albus, yo estaré pendiente de la situación. Malfoy es muy joven todavía para que sufra esos problemas; la ira afecta a muchos jóvenes de su edad; hay que ayudar antes de que sea tarde. 

 -Sí, estaremos pendientes de él y del señor Potter, gracias. 

 La profesora al salir del estudio del director marchó directamente al Ala del hospital para visitar al Malfoy, antes de llegar a la entrada ya escuchaba las palabras del joven.

 -No quiero- exclamó Draco- no voy a tomar eso. 

 -Lo harás, vas a obedecer las órdenes de la medimaga - dijo Blaise enojado- llévalo.

 -¿Qué pasa joven Malfoy? - preguntó McGonagall entrando al lugar.

 -No quiere llevar el medicamento que le dieron- respondió el moreno en su lugar.

 -Maldito metido- reprochó Draco mientras se colocaba la capa negra.

 -Joven Malfoy, debe llevar ese tranquilizante para mejorar la salud y sacar los nervios que tiene ahí.

 -¿Cómo sabe que sufro de nervios?- preguntó el joven. 

 -La doctora me informó antes de la salida del sol, por eso debe llevar ese tranquilizante. Nosotros estaremos pendientes de tu salud- acercándose más a él le dijo- no te dejaremos solo Malfoy, estarás bien con el té.

 

-No lo haré, listo- no la miro en ningún momento, solo caminó hasta la salida del hospital. 

 La profesora McGonagall miró a Blaise y le hizo seña sobre los remedios para que este los llevará; el joven asentó con la cabeza y agarró los medicamentos y también recogió el pergamino sobre el alta de Malfoy. 

 - ¿van a notificar a sus padres? - preguntó el joven, guardando el remedio y pergamino en los bolsillos de su capa. 

 -ya enviamos una lechuza contando lo que sufrió el joven y también su mejoría, no se preocupe- anunció McGonagall- cuida de tu amigo.

 -Sí, lo haré- exclamó mientras se iba del lugar - gracias. 

 Fue una respuesta seca y sin ganas de hablar; Blaise no los quería, creía que Malfoy estaba así por culpa de ellos también, por darle mucha atención y gustos al Gryffindor. 

 McGonagall quedó ahí, muy pensativa, tantas cosas que pasaban por la escuela; primero el nombre y apellido de Potter salir por el cáliz; afrontando tristemente la realidad de que el Grryffindor estaba en un gran peligro y después la convulsión de Malfoy, cómo también los nervios que sufría, tendría que estar pendiente de ellos para que no les pasará nada, eran jóvenes y no podían sufrir así. 

 Cuando Malfoy llegó al gran comedor, casi la mayoría de los chicos en Gryffindor lo miraron y se rieron de él, pero este esquivo la mirada y se sentó sin tener la intención de mirar a Potter, Crabbe y Goyle, no le preguntaron cómo estaba pues lo veían muy enojado, y si lo estaba. 

 

-Ahora desayuna, para que estés mejor - solicitó Blaise, sentándose a su lado. 

 -No tengo hambre- dijo al instante, se sentía tan enfadado que no sentía apetito- y no me insistas.

 Las últimas palabras hicieron que Blaise suspirara de enojo, llevándose las manos a la frente, no había dormido bien, estaba preocupado y demasiado cansado de la actitud de Draco. 

 -debes comer algo- le ordenó Pansy a Draco- por favor come. 

 Pero Malfoy no podía hacerlo, sentía la vergüenza sobre su rostro, la humillación en su alma era terrible, miró al sector de Griffyndor captando la mirada sonriente de George y Fred que le reían en la cara muy a gusto estaban demasiado felices y murmuraban algo que no podía escuchar; Malfoy no dijo nada, solo bajó la cabeza hacia su plato vacío.

 -Todo esto es tu culpa Potter- se quejó tocándose la frente para ocultar el sonrojo de su rostro. 

 Era incómodo ese malestar y demasiado tormentoso pensar en lo que había sufrido, pensaba una y otra vez como había sucedido todo, trataba de afrontar que sí tendría la oportunidad de volver el tiempo atrás lamentablemente no lo habría podido evitar. Recordaba las risas de los chicos al salir de esa transformación. Todo le era injusto, muy injusto.  Cerró sus ojos con esos deseos de desaparecer del instante, sabía que era la burla de muchos, hoy y tal vez mañana. 

Cuando los abrió, vio que Pansy le había colocado una galleta grande de chocolate en su plato.

 

- ¿Por qué tuvo que aparecer ese profesor loco?.

 -come, estás muy pálido- exclamó Pansy mirándolo y después dirigir su vista hacia Potter - no te preocupes, él no te está mirando. 

 Eso sí que fue escalofriante para Draco, también tenía que recordar a Potter y aguantar su presencia. 

 -No me importa - se quejó irritado sin levantar la cabeza. 

 -Por favor Draco, no debes hacerte tan mala sangre, no se puede retroceder el tiempo atrás - añadió Blaise, mientras tomaba un poco de leche- es una pena lo que te paso. 

 Draco levantó la cabeza y vio a sus compañeros de mesa; estos lo miraban extrañamente con una seriedad de vergüenza como si les hubiera fallado en algo. Eso fue suficiente para sentirse un verdadero perdedor, alguien que solo traía debilidad a su casa, miró a Potter; pero el joven comía tranquilo, esto lo relajo porque pensó que Potter no tendría tiempo de burlarse de él debido al torneo, pero aun así no olvidó como el Gryffindor se moría de risas cuando estaba en esa terrible transformación. De algo estaba seguro, las cosas no se quedarían así, Potter o cualquiera pagaría por su humillación.

Bebió un poco de leche y comió una pequeña parte de la galleta de chocolate, pero sus nervios surgieron de nuevo para tener que mirar a Potter con ira, el joven Gryffindor no sabía que lo estaban mirando con odio, y aunque lo supiera no tendría las ganas de responder ya tenía suficiente con la llegada de la primera prueba y estar toda la hora preocupado por Sirius, como para renegar con el Slytherin, aun así estaba feliz con lo sucedido ayer pero no sintió alegría al enterarse de que Malfoy había ingresado al hospital, pena no sentía pero no le deseaba mal a nadie. 

 

Después de desayunar, Malfoy sin decir nada, se levantó y marchó a la habitación, ahí se acomodó la corbata para tratar de contener el nudo que había en su garganta, no quería llorar, no quería, pero estaba tan lastimado y sumido en esta terrible humillación que deseaba tirarse en la cama y desparramarse en el llanto. 

A los pocos minutos llegó Blaise, para buscarlo; lo más difícil era tener que asistir una vez más a la clase de defensas contra las artes Oscuras y ver a ese profesor terrible, debía ser valiente y no escabullirse cómo lo haría un cobarde.

 -vamos abajo- dijo Blaise seriamente - no quiero que faltes. 

 El joven no lo miró, simplemente tragó saliva para tranquilizarse, ya que sentía que él nervios se le hacía más fuerte, no quería estar así delante de todos, ni muchos menos delante de Potter, cerró los ojos para respirar, más tarde cuando los abrió...

 -me voy a vengar de Potter - lo dijo mirando a su amigo muy fijamente- él sufrirá mucho, esto te lo juro Blaise.

 Sus palabras sonaron con mucha confianza, pues deseaba cumplir con aquello, se puso de pie jurando que lo haría, ahora solo le quedaba prepararse para asistir a las clases. 

 Varios chicos de Gryffindor lo vieron llegar junto a Blaise y de inmediato se le rieron en la cara.

 -¿Qué pasó ayer Malfoy?- le preguntó un joven burlándose al verlo pasar- fuiste un hermoso hurón saltarín, nunca me lo voy a olvidar. 

 -Cállate patético - respondió sin verlo.

 

Muchos chicos se le reían y a pesar de estar molesto con esto y tener intenciones de volver a su cuarto, siguió caminando. Cerca de la puerta de defensas, estaba Potter hablando con Longbottom; al lado de ellos también había un grupo de chicos que cuando lo vieron le llamaron hurón; pero él se centró en Potter, este si lo había visto pero sin importarle su presencia siguió conversando con su compañero. 

 -Bien por lo menos no tengo que aguantar una burla de tu parte - se dijo así mismo sin dejar de sentir esos nervios- pero me las vas a pagar por todo el mal rato que estoy viviendo. 

 -Hee Malfoy!,¡hurón SOS ahora- Gritó Weasley, compartiendo risas con los demás a su lado- ¡hurón saltarín, hurón saltarín- exclamaba riéndose a carcajadas. 

 Estuvo a punto de saltarle encima, pero Blaise lo detuvo del brazo haciendo que continuará caminando y él volvió a mirar a Potter quien ahora se reía por lo que decía Weasley. Entraron al aula donde no había nadie y Draco corrió rápidamente a su pupitre, tiró su mochila sobre la mesa para después voltear su mirada llena de odio hacia Blaise. 

 -¡Todos se burlan de mí! ,¡desgraciados! - gritó sin importar que lo estuvieran escuchando. 

 -Cálmate por favor - pidió Blaise, llegando a su lado- ese profesor vendrá pronto y no quiero que te vea así. 

 -Quisiera que todos se desaparecieran de una vez- exclamó sentándose mientras se llevaba las manos a la cabeza para afrontar el dolor de la humillación - incluyendo Potter, él tiene la culpa. 

 

-¿de lo que te dijeron ahora? no- explicó Blaise compadeciéndose de él - si quieres vengarte hazlo con los que están afuera, ese Weasley y su grupo.

 -No, yo-yo-yo no quiero eso- empezó a temblar de nuevo, tenía miedo - es Potter él responsable de todo. 

 -ya trataremos de ver cómo haremos para que él pague por lo que estás pasando- dijo sentándose a su lado- pero tú debes relajarte si los demás te ven así tan asustado, te harán más burlas.

 -no puedo más Blaise- expresó comenzando a ponerse colorado y a agitarse - no-no-no creo que pueda resistir está clase con ese profesor. 

 -Por favor, tranquilo- exclamó tocándole el hombro al ver que su amigo entraba en un estado de nervios- respira, respira.

 Pero era imposible, Draco no podía tranquilizarse, el temor estaba ahí, la vergüenza la humillación, y sobre todo la irá, aquella que lo impulsaba a hacer daño, para tratar de relajarse comenzó a ver las pequeñas gotas de humedad que caían por la ventana debido al fresco del otoño, sin embargo, el sonido de la puerta le hizo sobresaltar. 

 -Oye Malfoy - dijo Granger sonriendo- ya viene el profe Moody, así que pórtate bien- cerró la puerta mientras su risa se escuchaba desde afuera del aula. 

 -maldita sangre sucia- exclamó el rubio poniéndose más nervioso todavía. 

 

Desde que la clases comenzó su rostro se había ruborizado mucho, la actitud del maestro le ponía los pelos de punta, pero Moody en ningún momento lo vio ni le dijo nada estaba más pendiente en la maldición imperius, Draco solo se centró en su cuaderno y con pavor escribió todo lo que escuchaba pero sin mirar a nadie, sabía que los Gryffindors lo observaban pasando cada dos minutos, esperando que se sobresaltara por algo. La situación era difícil, jamás había sentido una humillación tan fuerte. 

 Al terminar esa clase oscura para su existencia; ingresaron de inmediato al aula de pociones con la casa de Reveclaw, lamentablemente ya estaba la costumbre de aquellos que le hacían burla, no les faltaba el tiempo para aprovechar antes de la llegada de Snape. 

************************************************

Durante el recreo, se dispuso a caminar junto a sus amigos por los pasillos tratando de encontrar un poco de paz; la presencia de Potter le seguía siendo insoportable y más ahora la de todos aquellos que lo molestaban.  

 Tendré que hacer algo esta vez Blaise- dijo con un tono de tristeza - ya no puedo más.

 -si sigues así con esos nervios te saldrás de control - exclamó mirando la palidez de su rostro- aguanta. 

 Cuando llegaron al gran patio de estudiantes muchos chicos de Reveclaw lo observaron y empezaron a rumorear cosas de él, pues ya sabían lo que le había pasado; se sentía como una hormiga pequeña diseñada para ser objeto de burla, alejada de todo orgullo y grandeza. 

 

-¿viste cómo me miran?- preguntó mirando de reojo a esos chicos - es increíble lo bien que vuela el chisme, no lo puedo creer. 

 Blaise estuvo a punto de reírse, pero se contuvo al ver la seriedad de Draco.

 -Todos lo saben, no se puede hacer nada Draco- afrontó captando los rumores de otros chicos que pasaban por ahí- yo siendo tú, los ignoraría. 

 -pero no entiendo que tanto les causa gracias- preguntó apenado por no contener esa tristeza.

 -Es fácil, siempre te mostraste ser mejor que ellos, y ahora que te han dado un golpe, disfrutan verte en el suelo, por eso se burlan.

 -que cruel eres- exclamó.

 -no soy cruel, hay que comprender la situación, lamentablemente, te dieron un golpe duro. Pero siempre serás mejor que ellos.

 -Que terrible me siento Blaise- exclamó tocando su rostro para tapar ese rubor en su rostro- siento que no puedo respirar.

 -No, otra vez no- expresó Blaise para sus adentros cuando empezó a notar que Draco caminaba muy despacio.

 -te-te-nemos que llegar ahí- dijo tartamudeando y señalando unas rocas secas dónde podrían sentarse - ya-ya no qui-quiero cami...

Empezaba a sentir ese dolor sobre su pecho y una debilidad en el cuerpo, no tenía ganas de caminar; otra vez la ansiedad le devoraba la mente, le costaba pensar con claridad, hasta el aliento se volvía caliente y extraño, lo único que deseaba era que todos sufrieran un obliviate. 

 

-Vamos más lejos- solicitó Blaise debido a que había muchos chicos que se burlaban de Draco.

 -¡Buenos días Hurón!- dijo un alumno de Reveclaw

 -si, buenos días hurón saltarín- dijo otra chica de la misma casa- que tengas un lindo día. 

Pero Draco no respondió ni siquiera los miró, si no estuvieran tan débil, les habría humillado, pero no podía.

 Se acercaban a donde estaba Weasley acompañando de Neville, Seamus y Dean, el pelirrojo al verlo llegar le hizo seña a los demás chicos de que venía Draco.

 -¡Por fin llegas Hurón saltarín! - gritó con una sonrisa, alentando a los otros a hacer lo mismo que lo aprovecharon con gusto- creíamos que no llegarías o que te esconderías en esa roñosa cueva fría. 

Los chicos de Grryffindor no dejaron de reírse mientras le habrían paso para que pasara. 

 -¡Cállate estúpida comadreja!- gritó Draco completamente enojado - ¡cállate ya!

 -¡Cuidado Malfoy!- chilló Granger rápidamente - ¡Moody viene detrás de ti! - gritó saliendo corriendo asustada junto a sus otras amigas que hacían lo mismo- ¡corre, corre,corre!

Draco asustado sin dudarlo corrió alejándose de todos ellos, temiendo de que él profesor Moody le hiciera algo malo; mientras Blaise lo seguía rápidamente; Draco al alejarse de ahí, se detuvo al lado de un árbol para ocultarse, mientras escuchaba de lejos como las mujeres se reían y reconoció que una de esas chicas era Granger, volteó a mirar y si, las jóvenes reían mirando al lugar donde él estaba oculto. 

 -Maldita sangre sucia- exclamó ya cazando de todo- maldita sangre sucia. 

 -Draco tranquilo - dijo Blaise acercándose a él - no está el profesor, era mentira, la sangre sucia estaba bromeando. 

 -No puedo más- exclamó apoyándose sobre el árbol para respirar mejor - no…puedo…más.

 -Esto será hasta que todos se olviden.

 -no creo que se olviden Blaise- comentó mientras se acariciaba la garganta - están muy pendientes de mí.

 -Es que sucedió ayer - explicó el moreno observando el lugar donde estaban los chicos - no será fácil. 

 -¡Tengo que hacer algo! -se quejó sentándose de golpe en el suelo- ¡Si, tengo que vengarme de Potter! ¡Toda la culpa la tiene él!

 -Es entendible, te comprendo, cuando estés mejor veremos cómo nos pagará está humillación - añadió tocando su hombro - no te preocupes, él y esa sangre sucia nos pagará. 

Pero Draco no respondió, estaba conteniendo la ira, sabía que en cualquier momento estallaría. Todo le resultaba terrible. 

 -Tranquilo- dijo Blaise notando que el joven se ponía más nervioso- tranquilo. 

 Los dos se sentaron en una roca que estaba cerca de esos árboles, ahí Draco suspiro profundo, debía tranquilizarse, pero todo estaba empeorando. Blaise le toco la mano algo que ocasionó un pequeño sobresalto en el rubio que abrió sus ojos para mirarlo un poco asustado; Blaise aparto de inmediato su mano.

 -Por favor Draco, yo soy tu amigo, nunca te voy lastimas- le dijo Blaise mirándolo con tristeza.

 El joven no respondió nada podía escuchar cualquier cosa en esos instantes, pero aun así no se sentía nada seguro en ese lugar ni en ningún espacio del mundo.

 -Me gustaría encontrar alguna forma para vengarme de Potter, pero siento que todo esto en contra de mi me está quitando la inteligencia para pensar- exclamó inclinado la cabeza y llevarse la mano sobre la frente.

 -Ahora no lo harás- dijo Blaise- primero recupérate y después veremos, aunque yo creo que es mejor olvidar…tu no estas…bien.

 -No lo puedo creer lo que estás diciendo Blaise.

En ese momento alguien venia corriendo por ese lugar; Draco toco su varita en modo de defensa pensado que un Gryffindor se acercaba, sin embargo, se tranquilizó cuando vio a Crabbe aparecer.

 -Draco, Draco- decía el joven.

 - ¿Qué quieres?

 -Tu mama vino a verte, está en el ala del hospital.

 Draco profirió un sonido de reproche con sus labios, no quería ver a nadie.

 - ¿Y porque vino?

 

- ¿Y porque más?, ya sabe que sufriste un paro cardiaco.

 Draco camino hacia el ala del hospital donde encontró a Narcisa Malfoy sentada en una silla al lado de las camas, justamente en ese entonces esa habitación estaba vacía, no había pacientes.

 -Mama- dijo acercándose a ella con cara triste- no tienes que estar aquí.

 -desaparece ese gesto Draco, eres un Malfoy- dijo ella al instante tocando su rostro.

 Quiso darle un beso, pero el esquivo ese roce negando con la cabeza, no quería nada de sentimiento fraternal.

 -Ya estoy bien mama, no fue para tanto- comento sin levantar la mirada.

 - ¿Cómo podés decir que no es para tanto?, sufriste un paro, es la primera vez que te paso esto hijo.

-Pero ya estoy bien.

 -No, no, no.

 Pomfrey entraba en ese instante con un pergamino en la mano.

 -Aquí esta señora Malfoy, lleva escrito el nombre del remedio que debe tomar para los nervios y un tratamiento para el corazón

 -Maldita sea- se quejó Draco por tener que ver ese tema de nuevo.

 Narcisa vio extrañada al joven rubio por el tema de los nervios.

 

- ¿Qué fue lo que paso, Draco? -  pregunto la mujer intrigada mientras recibía el pergamino- ¿Por qué tuviste un paro cardiaco?

 Draco miro a Pomfrey muy nervioso y esta espero que contara sobre lo que sucedió con el profesor de Defensas, pero el joven no quería hacerlo.

La medimaga se fue, dejando a los dos solos.

 -Solo me caí, estaba caminando tranquilamente y sentí un dolor en el pecho, después…no recuerdo lo que paso, me desperté aquí.

 -oh Draco- exclamo tocándole el cabello- tenemos que ir a San mungo para ver cómo está tu corazón.

 -Pero mamá, no es necesario, estoy bien.

 -No, claro que no, fue la primera vez que tuviste un paro…eso puede regresar Draco.

 -Espero que no, ¿Cómo este papá?

 -Bien, ahora está en Francia, por asunto de negocios.

Respondió viendo como Draco quería irse ya.

 -Bien, me tengo que ir.

 -Draco, por favor, no te vayas, me asusté mucho cuando recibí el mensaje- comento, tocando su mano para acariciarlo- yo estoy preocupada por tus nervios…

 Pero el joven miraba hacia otro lado con esa intención de irse de ahí.

 -Por favor…no tienes que preocuparte.

 -Tu sabes de que estoy hablando- decía sin soltar su mano, mirándolo atentamente, esperaba que su hijo pudiera comunicarse con ella- es sobre ese odio…aquello que te esta…

 - ¡No es cierto! - interrumpió su hijo enojado- ¡estoy bien! - estaba impaciente por terminar esa conversación, lo único que quería era irse de ahí.

Pero Narcisa vio la alteración de su hijo, la palidez, esa delgadez detectada sobre su cara y aquellas ojeras sobre sus ojos. No se convenció en esas palabras que decía.

-Oh Draco, ojalá fuera cierto lo que me estás diciendo, así me iría tranquila…por favor-continuo sin aparatar sus ojos de él, coloco sus manos en el rostro del joven- trata de olvidar eso.

 Draco estuvo a punto de desplomarse en los brazos de su madre y comenzar a llorar, quería quitarse toda esa tristeza. Se mordió los labios para contener ese dolor en el pecho.

-Ya quiero… irme- su vos sonó debilitada debido al dolor que tenían en pecho- por favor.

Viendo que sería difícil lograr que su hijo se expresara libremente porque lo veía muy enfadado, decidió cambiar de tema, pero no tenía intenciones de irse, solo quería hablar con Draco un poco y después volver a la mansión.

-No hablare más sobre este tema…pero lo haremos cuando estés más tranquilo- dijo señalando una silla para que se sentara ahí- vamos hablar un poco, quiero saber cómo te va en la escuela.

Draco miró hacia otro lado y suspiró, todo le era insoportable, solo deseaba desaparecer del mundo para siempre, decidió quedarse, aunque le molestaba esa decisión. Sin embargo, se dijo así mismo que no hablaría sobre lo que le hizo Moody porque sus padres se enfadarían con él.

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Después de terminada las clases, nada había cambiado para el joven ni si quiera el encuentro con su madre. Draco ya no podía caminar en público porque todos continuaban burlándose, le llamaba Hurón; hasta Pansy había sido atacada debido a Draco; se le reían en la cara, la llamaban " la novia del hurón"; por suerte la joven estaba preocupada por su compañero y podía tolerar aquello, incluso Crabbe, Goyle y Theo sufrieron exactamente lo mismo, pero les llamaban " los amigos del hurón saltarín", ya cuando el atardecer empezaba a llegar, Blaise también fue sometido a esas burlas. 

 Justamente en la tarde cansados de todo aquello, marcharon al bosque y al llegar el silencio se hizo presente, ninguno de ellos tenía ganas de hablar. Blaise estaba muy pensativo, se preguntaba cómo podría hacer sufrir a Potter, él también había empezado a sentir ese deseo, pero con todo lo que estaba pasando le resultaba imposible llegar a un plan.

 -Tenemos que afrontar esto- dijo Theo con la vista baja- no podemos escondernos por algo así, somos más fuertes que todos ellos. 

 Nadie dijo nada, todos tenían la vista baja; Draco miraba sus manos que estaban sucias por la tierra, no podía creer que se había sentado en el suelo del bosque justamente lo había hecho en un estado de desesperación. 

 -Mañana las cosas seguirán siendo igual- continúo Theo renegando de esa situación del futuro - yo no me voy a esconder, si tengo que recibir alguna burla de parte de los traidores a la sangre pura, pues tendré que contestar.

 El silencio continúo después de esas palabras. El sol se marchaba, y el bosque de poco en poco comenzaba a oscurecer, pasó una hora y ellos continuaron sin hablar, se sentían invadidos por esa humillación. 

 -Yo no puedo permitir que me llamen la novia del hurón saltarín- exclamó Pansy- mi apellido es Párkinson ni siquiera es mi novio, pero me gusta, es atractivo, está lejos de ser un hurón - lo miró muy intensamente - yo solo puedo aceptar que me llamen en el futuro como " la novia de Draco Malfoy" ya sea si en el futuro tú me das la oportunidad de ser " la esposa de Draco Malfoy"" yo estaré orgullosa - y levantándose enojada continúo - pero nunca la novia del hurón, eso nunca, por eso les digo que Potter nos va a pagar todo esto- levantando la voz con orgullo expresó – si, lo hará.

 -¿Y cómo lo hará? - preguntó Crabbe.

 -No lo sé, pero lo hará- contestó Pansy mirando a Draco quien tenía sus ojos en ella mirándola con un brillo de esperanza - tú…no te preocupes, nosotros lo castigaremos 

 A los pocos minutos cuando la noche ya había llegado regresaron al castillo, Draco y Blaise venían detrás de Crabbe, Goyle, Theo y Pansy, no habían dicho nada después de las palabras de la joven. Estaban con mucha confianza.

Ya faltaba poco para llegar al comedor cuando Blaise notó que las manos de Draco comenzaban a temblar y este se ponía colorado.

 -te sometes a los nervios porque no puedes controlarlo, si tan solo tuvieras paciencia a todo, no estarías así- se quejó mirándolo de reojo - ¿Por qué no te relajas de una vez?

 -pero yo no tengo la culpa de que esté nervioso - expresó mirándolo con enojo - soy víctima de toda la ansiedad- y deteniéndose continúo - la culpa la tiene Potter, solo ese desgraciado es el culpable.

 -No sé qué puedo…

 - ¡¿Cómo así Malfoy?!- dijo alguien levantando la voz, ocasionando que el Slytherin se sobresaltara al reconocer quién era la persona que estaba hablando detrás de sí- ¿Por qué tienes la osadía de culpar a otros? 

 Esa voz, esa voz, esa voz le hacía sudar el cuerpo, temblar las manos y hacer que su corazón latiera diferente de lo normal…Esa voz era única en el mundo, aquella que le daría vueltas al instante y tumbos a su mente como a su inocente juicio. 

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 Recordar como me tocabas el cabello y lo acariciabas hasta llevar tus manos sobre mi espalda era un deleite exquisito, tan rico que me llevaba a la locura de un enamorado, hasta podría reconocer que lo que vivía contigo era más adictivo que la misma amortentia.  

 


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