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Sinag por Eira Baker

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Notas del fanfic:

Cuando termine de escribir lo primero que dije fue: "¡Termine, carajo! ¡Termineeeee!! Baile feliz" *procedía a bailar de forma ridícula* 

Uuuuf si que fue algo largo u.u emm se que dije que iba a subir un fic largo y luego uno corto, pero no, es demasiado para mí ;-; y si hago eso voy a tardar una bandaaaa, por eso decidi subir fics cortos uwu además que necesito terminar de escribir once fics... y ahí finalmente me daré un respiro *-* ah, es ciertamente desesperante... Pero bueno, así son las competencias ene pero estaría súper tranqui si no se me hubieran borrado los fics!!!! Aaaah *se pone a llorar* 

En fin~ espero que disfruten de este fic :3 y no se preocupen por las advertencias, enserio, para darles paz mental... Les aviso que ni Mello ni Near van a morir, antes me mato yo pff ene y ese es el único spoiler que les daré uwu 

Oooh, ví que el fic de Mello omega tiene muchas vistas, que paso? Les interesó? O decidieron echar una miradita por curiosidad y luego dijeron: "no, está mierda no me gusta nada" (? Lo digo porque a algunas personas no les gusta cuando los roles se invierten (? Pero tengan en cuenta que dentro de todo son Mello y Near, y nada más importa siempre y cuando ellos dos estén juntos :'3 pero si les disgusta que este escriendo Near sun (NearxMello), entonces busquenme en wattpad y dejen un comentario de "Me gusta el helado" (? Y dejare de escribir eso y me concentraré más en el Meronia (MelloxNear), solo escribiré fics de Near sun para mí :D (? Ah jajajajaja y ojo que les doy una tarea medio difícil porque les costará encontrarme y confío que se van a aburrir y no lo van a hacer jajajajaja así seguiré escribiendo Near sun (? Ahre jajajajaja like a boss (? sé que cuesta un poquito encontrarme en wattpad por los comentarios que me dejaron en wattpad, si, los leí, un poco tarde, perdón :c... Pero se supone que mi huesitos me tenía que informar de eso ;o;! Si antes no le pagaba, ahora con menos motivos (? Ah jajajaja si estás leyendo esto, te quiero, huesitos, i love you! solo los que vieron Nana entenderán, pero Huesitos es mi Nana (corazón) y la quiero un montón uwu 

Ah, también de paso informo que estoy escribiendo seis fics de puro lemon y cinco fics que son dulces, no se preocupen que solo son oneshots! ;w; y si deciden buscarme en wattpad y me encuentran, díganme cuáles quieren ver primero, los fics de puro lemon o los dulces que provocan diabetes? Ustedes deciden :3 porque yo ando indecisa jajajaja y no se en cuál enfocarme y estoy escribiendo un poquito de todo y probablemente me tarde una eternidad (? 

 

Notas del capitulo:

Este fic surgió por una película muy triste que ví ;-; cuyo nombre es muy difícil y lo pondría pero corro el riesgo de que pierda todo lo que ya escribí ;-; pero dejare todos los detalles en que me inspire en mi perfil de Fanfiction uwu y esto pensaba subirlo anoche pero me quedé dormida mientras lo corregía TnT 

Enjoy! 

Sinag.


Siempre que te miro, veo muchas flores que jamás voy a dejar marchitar.

 

—Voy a cuidar de ti… solo por ser el hijo de mi estúpido hermano —dijo Beyond con cierto hastio mientras agarraba bruscamente el delgado brazo de un pequeño niño de esponjoso cabello blanco y ojos llorosos, quien mantenía apretado contra su pecho un conejo de peluche—. Y suelta esa mierda, joder, que no eres un bebé —dijo molesto, quitándole el peluche a la fuerza y arrojándolo al fuego ante la mirada horrorizada del adorable niño que lloró mas fuerte al ver como su peluche se quemaba—. ¡Cállate! —Beyond golpeó fuertemente la mejilla del niño, haciendo que el pequeño se mordiera los labios para no seguir llorando, colocando su pequeña mano en su mejilla lastimada con una expresión de dolor y miedo—. No quiero escucharte llorar, lo vuelves a hacer y te daré verdaderos motivos para que llores, ¿Entiendes, enano? —le gruñó y el niño asintió rápidamente—. Bien, vas a vivir aquí, pero nada en la vida es gratis, ¿lo sabes? A cambio quiero que hagas algo por mi… —lo arrastró por el pasillo, llevándolo hacia la cocina. 

 

Beyond soltó al niño y agarró una cubeta del suelo, llenándola con agua y tirando dentro una esponja, se la tendió al niño y este lo agarró con sus pequeñas manos temblando.

 

—Tu deber será limpiar la casa y también encargarte de las chicas del lugar. Vas a atenderlas, alimentarlas y prepararlas para los clientes —el niño de grandes ojos grisáceos lo miró con duda y Beyond simplemente lo empujó hacia una habitación. 

 

El pequeño niño ensanchó los ojos con horror y se asustó mucho cuando vio el grotesco escenario dentro de ese cuarto, haciéndolo temblar en su lugar y que sintiera unos enormes deseos de irse, de correr lejos de ahí. 

 

—A los clientes les gusta jugar de forma ruda con ellas. Pagan extra por eso —explicó Beyond, sin ni siquiera inmutarse, más bien se le veía divertido. 

 

El niño se mordió los labios y miró angustiado a la chica que estaba llorando desgarradoramente en la cama, apretando las sábanas con fuerza y teniendo una expresión de auténtico dolor y sufrimiento. 

 

Esa chica de cabello castaño estaba bañada en sangre y se le veía brutalmente golpeada. 

 

—La vas a limpiar y ver sus heridas. Ah, y que no se te ocurra simpatizar con ellas o ayudarlas a escapar porque te volaré los malditos sesos… no, te cortaré la maldita lengua para que te lo pienses mejor, ¿Entiendes? 

 

El más pequeño asintió, llorando silenciosamente. 

 

—Bien… espero que te sientas como en casa, Near —se burló, saliendo del cuarto mientras reía como un verdadero desquiciado. 

 

Near se quedó congelado en su lugar por mucho tiempo, pero luego caminó a pasos temblorosos hacia la pobre chica que sufría, limpiándola de la manera más suave que pudo y cuidando de no dañarla más.  

 

[...]

 

El comandante Rodd salió de una habitación, abrochándose los pantalones mientras tenía una expresión complacida en el rostro. 

 

—¿Disfrutaste? —preguntó Beyond con una sonrisa divertida, estando apoyado contra una pared. 

 

—Muy lindas las chicas, la verdad... —admitió el hombre, mirando al otro y dirigiéndose hacia él—. Pero hacen falta algunos chicos lindos, ¿no piensas igual? —le preguntó con una sonrisa de medio lado. 

 

Beyond lo miró incrédulo y luego se echó a reír. 

 

—¿Chicos? ¿Enserio? Nunca pensé que tuvieras esos gustos —sonrió de forma burlona. 

 

La sonrisa de Rodd se hizo más grande, con sus ojos brillando de lujuria. 

 

—Nunca hace mal probar de todo un poco, ¿No?

 

Beyond se encogió de hombros. 

 

—Supongo que no, pero ciertamente prefiero a las mujeres —Beyond sonrió de forma pervertida—. Mujeres de pechos enormes, cintura pequeña y que tengan un enorme trasero redondo, perfecto para apretar y dar nalgadas.

 

Rodd se rió. 

 

—También me gustan, pero quisiera algo más pequeño y adorable… —sonrió de forma perversa cuando una pequeña figura se acercó hacia ellos, caminando con lentitud y cabizbajo—. Podrías poner a este lindo chico que tienes aquí… —estiró su enorme mano para tocar a Near cuando este pasaba por su lado, pero el niño se alejó rápidamente, caminando apresurado hacia una habitación mientras llevaba con dificultad una cubeta entre sus delgados brazos. 

 

Beyond movió su mano en negación y lo miró de forma aburrida. 

 

—Él me sirve y se encarga de las chicas. No podrá ser. 

 

Rodd frunció el ceño. 

 

—Entonces consigue a alguien más… Uno muchísimo más hermoso y que sea joven. 

 

—Lo tendrás —aseguró Beyond sin problemas, sonriendo de medio lado y palmeando el hombro del sujeto más grande. 

 

[...]

 

A la mañana siguiente Near observó con discreción como un tipo grande y mastodonte venía cargando un pequeño cuerpo que estaba inconsciente. Desde su lugar solo pudo notar que esa persona desmayada tenía largos cabellos rubios y una delicada figura delgada.

 

Near fue a limpiarla en silencio una vez que el tipo grandote la dejó dentro de una habitación.

 

Cerró la puerta y se acercó hacia la cama, dónde estaba el cuerpo inerte de la chica. Se sentó a su lado y pasó con cuidado un trapo por su rostro, observándola con detenimiento y no pudiendo evitar sonrojarse. 

 

La niña era muy bonita. Facciones delicadas y agradables, piel suave, pestañas largas, labios rosados y finos, y un precioso cabello largo y sedoso. 

 

La verdad no solo era bonita, era preciosa. 

 

Near lamentó mucho lo que le esperaba a esa niña tan bonita. Imaginar que terminaría igual que las otras chicas de la casa hizo que algo dentro suyo doliera. 

 

Terminó de limpiar su delicado rostro, acariciando con suavidad sus heridas y mirándola dormir tan inocentemente.

 

Las mujeres de la casa tenían que usar vestidos reveladores, así que tendría que cambiar la ropa negra que llevaba la chica por un vestido corto y ajustado.

 

Cuando le bajó los pantalones, Near abrió los ojos de par en par. Ahí abajo no había ninguna parte femenina. No era una niña. Era un niño. 

 

—¿Qué? —una suave voz adormilada lo sobresaltó, mirando como el chico rubio abría lentamente los ojos, luciendo desorientado y perdido. Unos bellos orbes cerúleos lo miraron atentamente por unos segundos, para que luego bajara su mirada y mostrara horror en su expresión al ver que tenía los pantalones bajados hasta la rodilla—. ¡Aléjate de mí, maldito bastardo pervertido! —gritó de forma alarmada, lanzando manotazos al aire.  

 

Near se alejó asustado y dejó caer la cubeta, mojando todo el piso. 

 

Por moverse tan bruscamente, Mello gimió de dolor, sintiendo como todo el cuerpo le dolía; sus brazos, piernas, la cabeza y el estómago. Se sentía pesado y demasiado lento, con ganas de vaciar el estómago ante el malestar que padecía, pero se obligó a incorporarse y sentarse en la cama con un suave quejido de dolor escapándose de sus labios. 

 

—¿Dónde… dónde demonios estoy? —preguntó, su voz sonando ronca, mientras volvía a subirse el pantalón con esfuerzo, sin apartar la mirada del diminuto niño. 

 

Near no dijo ni una palabra, se quedó pegado a la pared, temblando. 

 

Mello lo miro mejor, más atentamente, pensando seriamente si ese niño sería un peligro hacia su persona o no. 

 

Era demasiado pequeño y lo vio muy frágil, como si el soplido de un viento bastara para mandarlo al piso y hacerle daño. 

 

—Tu… ¿quién eres? —ninguna respuesta—. ¿Cómo te llamas? —volvió a intentarlo pero el pequeño seguía igual, solamente llevando una de sus manos hacia su cabeza para hacer girar frenéticamente un mechón de su cabello blanco. 

 

Mello echo una miradita rápida al lugar, notando la ventana con barrotes y la puerta que estaba cerrada. Podría salir por la puerta, pero al mover sus piernas escuchó algo tintineando. 

 

Quitó las sábanas y abrió brevemente los ojos cuando vio que uno de sus tobillos estaba encadenado. 

 

Sintió una oleada de pánico pero intentó tranquilizarse, respirando profundo. 

 

—¿Tienes… la llave de esto? —preguntó Mello dirigiendo sus ojos de vuelta al niño, moviendo su pie para señalar a qué se refería. 

 

Near se removió incómodo en su lugar y sus labios temblaron. 

 

A falta de respuesta, Mello se quedó mirando a Near con sus profundos ojos azules, de arriba hacia abajo, poniendo nervioso al pequeño niño que tiró fuertemente de su cabello. 

 

—A ti también te mantienen aquí en contra de tu voluntad —dijo Mello con voz suave, dándose cuenta de eso por el aspecto demacrado del niño. También lo notó por aquella expresión de infelicidad, desdicha y cansancio en ese rostro tan joven—, ¿llevas mucho tiempo en este lugar? 

 

Near pestañeó, sin contestar. 

 

—Mi nombre es Mello —sonrió al ver que Near abría su boca y la cerraba, como si quisiera decirle su nombre pero a la vez tuviera miedo de hacerlo—. Te diré blanquito, ¿te gusta? —se burló un poco, viendo que lo que más resaltaba del pequeño niño era el color blanco. 

 

Y lo más llamativo de todo fueron sus cabellos nevados. 

 

Mello admitía que la blancura de aquel cabello le parecía hermoso, jamás había visto a alguien con ese color de cabello tan precioso. 

 

Near seguía sin decir ni una palabra, temblando en aquel rincón por la inspección tan minuciosa del chico. 

 

Mello suspiró de forma prolongada, bajando la mirada, ese niño estaba muy asustado y no le diría ni una palabra, tal vez porque fue amenazado para que no lo hiciera. 

 

Miró la cama en la cual estaba e hizo una mueca de desagrado. Era un colchón sucio y gastado, adornado con manchas ya secas de color oscuro y blanco. 

 

De hecho toda esa habitación se veía mal, descuidada, casi vacía, pintada con colores opacos y con un desagradable olor a humedad y moho sintiéndose en el ambiente. 

 

Quiso llorar pero lo contuvo lo mejor que pudo, no le serviría de nada ponerse a lloriquear o entrar en pánico, escaparía de aquel sitio, seguro que si. 

 

Pero para lograr ser libre, tenía que conservar la calma y recolectar toda la información que pudiera para trazar un buen plan de escape. 

 

—Este lugar... ¿Tiene salidas que no estén siendo vigiladas? —regresó su mirada al pequeño niño, esperando al menos un asentimiento o que moviera la cabeza en negación. 

 

Near seguía sin contestar o hacer un mínimo movimiento. Mello lo miró casi desesperado pero no quiso presionarlo, sabía que no lograría nada con eso y solo lo asustaría más o haría que se fuera y lo dejara solo. Y no quería estar solo.

 

—Entiendo, entiendo… no puedes decir nada… pero, ¿podrías acercarte? —le preguntó de forma suave y baja—, por favor —rogó, mirándolo con unos ojos suplicantes.  

 

Near arrugó el rostro con duda, apretando el borde de su camisa con nerviosismo.

 

—Perdón por asustarte, es solo… me dió miedo, ¿si? —confesó con sinceridad, dejando caer sus cejas y poniendo una expresión de angustia—. Despertar en una cama que no es la tuya, con los pantalones abajo y con alguien encima de tu cuerpo… No es algo que cualquiera espere. 

 

Near levantó el rostro y sus ojos grisáceos chocaron con los de Mello. 

 

—Por favor… —volvió a suplicar el rubio, apretando las sábanas.  

 

Near miró los ojos azules del chico y vio en ellos un brillo de tristeza y miedo, rogándole por ayuda. Sintió su corazón ablandarse y caminó hacia la cama con lentitud pero más confiado, aquel chico no se veía como si quisiera lastimarlo o hacerle algo raro. 

 

Cuando el niño de cabellos nevados volvió a su posición anterior, Mello agarró sus pequeñas manos entre las suyas, en un firme pero suave agarre, mirándolo con sus profundos ojos azules. 

 

Near se estremeció por el calor que sintió en sus manos y bajó la mirada, apenado. 

 

—Gracias… —susurró Mello con una amigable sonrisa en sus labios, acercándose más al pequeño. Near se sonrojo por la cercanía y por la hermosa sonrisa que le dedicaba el chico rubio—. Necesito que me ayudes a escapar… —le suplicó con suavidad, apretando sus manos.  

 

Near se mordió el labio inferior y negó lentamente con la cabeza. Deseaba ayudarlo, pero tenía mucho miedo. 

 

Mello soltó un largo suspiro y miró alrededor, sin soltar las manos de Near. 

 

—¿Al menos podrías decirme que es este lugar? —le preguntó mientras volvía a dirigir sus orbes hacia él, acercándose tanto a Near que ambos podían sentir el aliento del otro. 

 

—Un burdel. 

 

Near se sobresaltó y rápidamente se levantó de la cama, haciendo que Mello soltara sus manos. Se alejó a una distancia prudente y bajó la mirada, manteniéndose en silencio. 

 

Mello frunció el ceño y miró con furia al hombre que acababa de entrar a la habitación y que había hablado. 

 

—¿Y por qué cojones estoy yo aquí? —preguntó agresivamente, apretando los puños. 

 

Beyond le sonrió mostrando los dientes y Mello odio esa sonrisa tan desagradable, teniendo ganas de borrarle esa sonrisita con un fuerte puñetazo en el rostro. 

 

—Que boquita más agresiva para una criatura tan hermosa como tú. 

 

Mello afiló su mirada, casi gruñendo. 

 

—Libérame, ahora —exigió, tirando de la cadena de su pie. 

 

Beyond negó con la cabeza manteniendo su sonrisa tan repugnante. 

 

—No, ahora está es tu casa —le dijo con una risita divertida. 

 

—¿Este cuchitril? Menuda suerte —se burló el chico, sonriendo de forma torcida—. Pero creo que la casa no está tan mal… lo verdaderamente asqueroso y desagradable eres tú —la mirada de Mello se tornó oscura, peligrosa—. Hazme un favor y tírate de cabeza desde una cornisa —escupió. 

 

Beyond borró su sonrisa y se acercó al rubio, estirando su enorme mano para agarrar el rostro de Mello, apretando sus mejillas con fuerza. 

 

El rostro de Mello se mantuvo duro, con sus ojos brillando de odio. 

 

—Tienes mucha suerte, chico… podrían haberte matado pero yo te salvé—el agarre se volvió más fuerte, lastimando a Mello pero el chico no lo reflejó, solo arrugó el ceño y apretó los dientes—. Eso significa que ahora tu vida es mía. 

 

Mello hizo un gesto de desagrado. 

 

—No —le rugió—. Mi vida es solo mía. De nadie más —lo miró fríamente. 

 

Beyond sonrió con burla. 

 

—Eso era antes, ahora es por completo mía. Me perteneces —acercó su rostro al de Mello, ronroneando con sorna—. Y será mejor que olvides cualquier vida que vivías… porque ahora trabajarás aquí y aprenderás a ser amable y sumiso con mis amigos… proporcionándoles placer y siendo un bonito juguete para ellos.

 

Los ojos azules se abrieron un poco y jadeó por la sorpresa. ¿Él tendría que…?

 

—No soy un juguete —dijo Mello con una voz helada y con sus ojos azules llenos de furia—. Si piensas que haré esa asquerosidad estás muy equivocado y loco, mataré a quien intente tocarme. 

 

Beyond se enojó por las palabras del niño rubio y ambos se miraron con furia. 

 

—Como no te abras de piernas para ellos, estúpido niñato, te mataré de la forma más dolorosa que exista, ¿entiendes? 

 

Mello lo miró de forma aburrida.

 

—¿Ah sí? Tu aliento a mierda ya me está matando —se liberó del agarre empujándolo con furia—, ¿el dinero que ganas tan suciamente es tan poco que no te alcanza para comprarte un dentífrico? —sonrió de forma burlona, haciendo enojar aún más a Beyond—. Das lastima. 

 

El hombre se sentó en la cama y Mello se alejó lo más que pudo, con asco. 

 

—Eres un chico ciertamente bonito… —dijo Beyond relamiéndose los labios de una forma lasciva. Mello quiso vomitar—. Al principio te confundí con una mujer, ¿sabes? Y estoy seguro que serás una perra bastante deseable para to-

 

Mello le escupió en la cara y Beyond frunció el ceño, iracundo. 

 

Beyond levantó su mano con la intención de propinarle una fuerte bofetada, pero Mello lo detuvo agarrándolo fuertemente de la muñeca, tirándolo hacia él para morderle con fuerza el brazo. 

 

—¡Ah! —Beyond gritó de dolor, tirando de los cabellos rubios para hacer que lo suelte, pero Mello solo mordió más fuerte, sacándole sangre—. ¡Hijo de puta! —se tiró encima suyo, llevando su mano libre hacia el cuello del chico para ahogarlo y hacer que lo soltara. 

 

Entre los dos comenzaron a pelear violentamente, propinándose fuertes golpes y puñetazos.

 

Near estaba asustado, dejándose caer en el suelo y llevando sus pequeñas manos a sus oídos para no escuchar más aquellos ruidos de golpes y esos insultos. 

 

—¡Vete a la mierda! —le rugió Mello, furioso—. ¡No harás lo que quieras conmigo! —gritó con todo el odio rezumando en su voz, logrando golpear fuertemente el rostro de Beyond, mandándolo al suelo—. ¡No pienso permitirlo! ¡Lucharé, lucharé, lucharé! ¡Y te vas a arrepentir de haberme secuestrado, grandísimo imbécil! 

 

Beyond escupió sangre en el piso y su rostro se deformó por la ira. Se levantó del lugar y dirigió su mirada al pequeño niño de cabellos blanquecinos. 

 

—¡Near! —el pequeño se sobresaltó, volteando a mirarlo—. ¡No vas a alimentarlo y tampoco le vas a dar agua! —le ordenó furioso, volviendo a mirar al chico rubio que le devolvió la mirada y le levantó el dedo medio—. ¡Por una semana! ¡¿Entiendes?!

 

Near asintió, atemorizado. 

 

Beyond salió de la habitación, cerrando la puerta de forma ruidosa. 

 

Ambos niños se miraron pero ninguno dijo nada, y Near terminó apartando la mirada de aquellos preciosos ojos azules. 

 

[...]

 

Como medida extra para que su orden se cumpliera, Beyond le puso un bozal de hierro a Mello junto a la ayuda del hombre mastodonte. Mello trató de impedirlo pero lo golpearon fuertemente en el rostro, quedando momentáneamente aturdido y siendo aprovechado por los dos hombres que lograron finalmente ponerle ese incómodo bozal. 

 

Near entraba a la habitación para limpiar a Mello en silencio, con el chico teniendo una mirada asesina y gruñendo bajo cuando las manos de Near tocaban más de lo necesario. El pequeño temblaba y detenía sus movimientos, esperando que Mello se relajara para reanudar con su deber. 

 

Mello no se veía nada contento y Near se sintió triste por no recibir ninguna palabra de su parte, y tampoco recibió ninguna de sus bonitas sonrisas.

 

Así pasaron tres días y Near vio con horror como Beyond guiaba a un cliente a la habitación de Mello, entrando los dos. 

 

Beyond salió luego de un rato, teniendo en su mano derecha el bozal de Mello. El hombre cerró la puerta y caminó hacia su oficina en silencio. 

 

Near se mordió el labio inferior con fuerza mientras lágrimas silenciosas bajaban por sus mejillas blancas, con su cuerpo temblando, sintiendo enormes deseos de impedirlo, de decirle a Beyond que todavía era muy pronto, que no le hiciera eso a Mello. 

 

¿Pero siquiera lo escucharía? 

 

¿Qué podía hacer para impedir que abusaran de aquel niño tan bueno, cálido y de sonrisa hermosa? 

 

—Mello —sollozó, apretando los párpados.  

 

No lo soportaría, no quería que tocaran a Mello, que acabara igual de roto que las demás chicas. 

 

—¡Agh!

 

Near se sobresaltó cuando ese cliente salió de la habitación entre gritos de dolor y lanzando maldiciones, con una mano apretando con fuerza su cuello sangrante. 

 

El hombre pasó colérico por su lado y se fue a quejar con Beyond. 

 

Near siguió a ese hombre y se escondió detrás de una pared, escuchando lo que decían. 

 

Al parecer Mello no le dejó para nada las cosas fáciles, peleando y gruñendo como un gato enojado, logrando herirlo en el cuello. 

 

Beyond y el tipo estaban discutiendo por el dinero, pero a Near eso no le importó y fue a ver a Mello.   

 

Near entró a la habitación lo más silenciosamente que pudo, mirando al chico rubio de vivaces ojos azules. 

 

Sintió su estómago pesado y su corazón se hundió por lo lastimado que estaba Mello: su mejilla derecha estaba roja e hinchada y tenía su labio inferior roto, todavía sangrando. 

 

Mello estaba mirando con indiferencia hacia la ventana, e hizo una mueca cuando respiró más profundo, sintiendo un dolor en el costado de su cuerpo.

 

El hambre para Mello era ciertamente soportable, pero la sed no, y lo peor es que no podía hacer absolutamente nada si antes no se liberaba de esa odiosa cadena. Intentó tirar de ella con fuerza pero fue inútil, necesitaba la llave o algo con que pudiera abrirla. 

 

Un ruido se escuchó en la habitación y Mello dirigió sus furiosos orbes azules hacia la puerta, viendo que era el pequeño niño de ojos grises. 

 

Near tragó saliva al ver esa mirada tan intimidante, intentando encogerse y desaparecer, pero el chico mayor lo tranquilizó con una sonrisa. 

 

—No consiguió lo que quería —dijo Mello con una sonrisa orgullosa, a pesar de lo adolorido que se sentía—. Le mordí y le escupí en la cara. El maldito me golpeó pero lo prefiero antes que lo otro —le dijo moviendo su mano con desinterés. 

 

Near no dijo nada y se quedó en su sitio, con temor de acercarse e incomodar al chico rubio. 

 

Mello lo observaba con una mueca divertida dibujada en sus labios, mirando como Near estaba claramente nervioso. 

 

—No te haré nada… —le dijo con suavidad mientras se recostaba contra la cabecera de la cama, sintiéndose agotado por no haber comido nada y también porque en esos días no durmió, se mantuvo atento y alerta a quien entrara a su habitación y a cualquier ruido que escuchara de afuera. 

 

Al parecer eso no bastó para que Near se tranquilizara, porque seguía ahí, parado como una estatua. 

 

Mello sonrió levemente y levantó una mano, dejándola suspendida en el aire. 

 

—Vamos, no tengas miedo. 

 

Near, quien había mantenido su rostro bajo, miró la mano de Mello y avanzó lento hacia la cama, sentándose con suavidad cerca suyo y apoyando lentamente la palma de su mano con la de Mello, con un leve sonrojo apareciendo en sus mejillas. 

 

—¿Lo ves? Todo está bien. No te haré daño a ti —le sonrió con amabilidad, con sus orbes cerúleos mirándolo con ternura. 

 

Avergonzado, Near mantuvo la mirada clavada en el suelo, sintiendo un intenso rubor subir a sus mejillas, que podía notársele perfectamente gracias a su pálida piel, pero a pesar de la pena que sentía continúo manteniendo su mano apoyada a la de Mello. 

 

Era una sensación bastante cálida y reconfortante. 

 

Mello se rió suavemente, aquella manera de ser del pequeño le provocaba mucha ternura, y si lo veía bien, ese niño era ciertamente muy lindo, parecía un pequeño ángel. 

 

Near escuchó unos pasos en el pasillo y enseguida quitó su mano de la de Mello, sacando un trapo de su bolsillo y limpiando rápidamente las heridas del chico que lo miraba confundido, arqueando una ceja. 

 

La puerta de la habitación volvió a abrirse. 

 

Mello dejó de mirar a Near y alzó el rostro, mirando con todo el odio que sentía a aquella persona indeseada que acababa de aparecer por la puerta, soltó un gruñido en forma de amenaza para que ni se le ocurriera acercarse. 

 

Beyond entró a la habitación, con una expresión de disgusto. 

 

—¿A qué viene esa cara? ¿Tienes problemas para cagar o qué te pasa?—Mello se rió sin gracia—. No, espera… ¿te eché a perder un negocio? Bien, porque te advertí que no dejaría de luchar, imbécil —susurró Mello fríamente—. Pienso hacerte la vida imposible, pedazo de mierda. 

 

—Largo —le ladró a Near, quien obedeció muy difícilmente, sin deseos de apartarse del lado de Mello. 

 

Antes de salir, Near vio con impotencia y dolor como Mello recibía un fuerte golpe que volteo su rostro, haciéndole escupir sangre. 

 

Cerró la puerta mientras sentía su corazón romperse.

 

[...]

 

Near no podía dormir, seguía pensando en Mello y en lo mal que se encontraría por haber sido brutalmente golpeado por esos dos salvajes que no tenían corazón, además de lo débil que estaría luego de haber pasado días sin comer ni beber. 

 

¿Cómo podía dormir tranquilo sabiendo que Mello la estaba pasando muy mal?

 

No podía, sentía una sensación incómoda en el pecho que se iba extendiendo hasta el grado de ser insoportable. 

 

Beyond no le había vuelto a colocar el bozal a Mello, y ahora estaba durmiendo con Misora, aquella chica sordomuda que supuestamente era su esposa. 

 

¿Debería…?

 

¿Debería aprovechar e ir a ver a Mello? 

 

Por primera vez Near no se dejó dominar por el miedo, de lo que podría pasar si lo descubrieran. Sus ojos brillaron con determinación y simplemente se decidió a actuar. 

 

Le importaba más Mello que lo que le pudiera pasar. 

 

Near agarró una botella de agua y se arrastró a través de las rejillas de ventilación de su habitación para ir a la de Mello.

 

Luego de unos minutos, Near llegó a la habitación del chico y quitó la rejilla con cuidado, intentando no hacer ni un pequeño ruido, y finalmente salió de aquel pequeño lugar que lo estaba sofocando un poco. 

 

—¿Qué demonios…? —susurró Mello, casi sufriendo de un ataque al corazón al ver una figura salir del conducto de ventilación, arrastrándose por el suelo. 

 

Esa figura se incorporó y Mello suspiró de alivio al reconocer al niño de cabellos nevados. 

 

—Ir por los conductos de ventilación… Eres increíble, blanquito —murmuró Mello para sí, con una sonrisa. 

 

Jamás había pensado en eso, y si pudiera librarse de la cadena, podría escapar por ahí. 

 

Near levantó sus ojos grises, encontrándose con la mirada amable del chico rubio, y no pudo evitar ponerse nervioso por la cálida sonrisa que le dedicaba Mello, sintiendo como su corazón empezaba a latir más rápido. 

 

Con cierta timidez se acercó a Mello y sacó un pedazo de chocolate del bolsillo de su pantalón blanco, agarrando con delicadeza la mano de Mello para colocar en su palma el trozo de chocolate. 

 

Mello lo miró sorprendido y luego sonrió con ternura. 

 

—Gracias —dijo Mello sonriéndole con calidez, haciendo sonrojar más al pequeño niño que llevó sus delicados dedos a su cabello blanco para jugar con el—. Pero no me siento bien comiendo solo… —Mello lo partió a la mitad y luego acercó el trozo a los labios de Near—. Anda, di "ah" —le dijo de forma cantarina y con una pequeña sonrisa divertida. 

 

Near lo miró pensativo con sus enormes ojos grisáceos por un momento, pero luego separó lentamente sus labios rosados. 

 

—Aquí viene el avioncito —Mello hizo algunos ruidos de despegue, acercando el chocolate a la boca de Near luego de simular algunos giros en el aire—. ¡Aterrizó! —se rió divertido luego de dejar el chocolate sobre la lengua rosada del menor. 

 

Los labios del pequeño niño se curvaron en una pequeña sonrisa, haciendo que Mello se sintiera feliz al ver por fin una sonrisa en ese rostro tan triste. 

 

—Es bueno verte sonreír —sonrió con dulzura, llevando su mano a los cabellos blanquecinos del niño para acariciarlos suavemente, como una manera de reconfortarlo y hacerlo sentir cómodo—. Tu sonrisa es bonita. 

 

Near sintió un rubor intenso subir a sus mejillas, con su corazón latiendo deprisa por el halago de Mello. 

 

Intentando controlar sus nervios, se acercó a Mello mientras iba separando sus labios luego de terminar el chocolate.  

 

—Mi n-nombre… —el pequeño tragó saliva, apretando sus manos para darse fuerzas mientras su rostro iba volviéndose de un color rojo más intenso—. Mi nombre es… Ne-Near —le dijo finalmente, cerrando los ojos con fuerza. 

 

—Near —repitió el chico mayor, sorprendido al escuchar por primera vez la voz del niño. 

 

Tenía una voz muy suave, calmada y agradable de escuchar. 

 

Le gustó. 

 

Near sintió su corazón palpitar fuertemente, hasta el punto que temió que Mello pudiera oírlo, pero se sentía feliz, escuchar a la persona que quería decir su nombre fue bastante agradable. 

 

Con una bella sonrisa plasmada en sus labios, Mello agarró las pequeñas manos de Near, mirándolo con calidez. 

 

—Tienes un nombre bonito —dijo Mello, acariciando con el pulgar las delicadas manos del niño. Near tembló y se mordió el labio, de solo sentir su toque, los colores subieron a los pómulos del niño más pequeño—. Bueno, Near… es un gusto conocerte… lastima que sea en estas circunstancias —bajo el rostro con cierta tristeza notándose en sus ojos azules. 

 

Near sintió como su corazón se oprimía, bajando su rostro ensombrecido. 

 

—L-lo siento… —gimoteó Near, acercándose más al chico y bajando la mirada con arrepentimiento, sollozando. Mello lo volvió a mirar sorprendido, sin entender porque lloraba—... por no haber sido capaz de… 

 

Sus vocablos se vieron interrumpidos cuando Mello lo tomó sorpresivamente de la nuca, atrayéndolo hacia su rostro para sellar sus labios con los de él en un beso muy dulce y tierno. 

 

Near abrió los ojos de par en par cuando sintió aquel contacto suave y cálido contra su boca. 

 

Mello lo estaba besando.

 

Él acababa de robarle su primer beso. 

 

Los colores subieron de golpe a sus mejillas, sintiendo que si su corazón seguía latiendo así de fuerte se le saldría del pecho, además de que sentía un extraño cosquilleo en el vientre, como si un montón de fuegos artificiales estuvieran explotando dentro suyo.

 

Mello separó sus labios de los del sonrojado chico, mirando con atención aquellos ojos grises del pequeño, esos ojos que lucían como si fueran dos preciosas monedas de plata resplandecientes. 

 

Había algo especial en la mirada de Near, un brillo singular que antes no tenía. 

 

—¿Por qué te disculpas? —preguntó cerca de sus labios, en una cercanía tan íntima que hizo que Near bajara la cabeza apenado. Mello sonrió—. Yo debería disculparme… por haberte dado un beso sin tu permiso… —su expresión se volvió algo decaída—, pero si al final lograran forzarme… al menos quiero saber que mi primer beso se lo di a la persona que yo elegí… —soltó un largo suspiro—. Aún así no debería haberlo hecho… Lo siento. 

 

Con su rostro cubierto por la vergüenza, Near negó con la cabeza. 

 

—N-no… y-yo… —Near llevó sus dedos a sus labios, acariciándolos y todavía sintiendo aquel dulce hormigueo en ellos—. E-está bien… 

 

—¿Está bien que te bese? —Mello llevó sus propios dedos a los labios de Near, pasando delicadamente su pulgar por el labio inferior, pudiendo apreciar las mejillas ruborizadas del tierno niño a pesar de la oscuridad. 

 

Near lo miró avergonzado, asintiendo lentamente. 

 

—¿Quieres decir que te gustó?

 

Near dirigió sus orbes plateadas a los labios suaves de Mello, anhelando su toque nuevamente. 

 

Si, definitivamente le gustó. 

 

Tomando las fuerzas necesarias y armándose de valor, Near separó sus labios y se animó a decirle lo que sentía. 

 

—Me gustó… mucho —susurró Near, con clara timidez, sintiendo como ahora Mello llevaba las manos hacia su rostro. 

 

Mello sostuvo el adorable rostro del niño entre sus manos, acariciando con sus pulgares las mejillas sonrosadas de Near. 

 

Las mejillas de Near se pusieron más rojas y su respiración se aceleró, sintiéndose ansioso, observando cómo Mello lo miraba con ternura. 

 

Los ojos azules se enfrentaron a los ojos grises, ambos mirándose con deseo y con una clara desesperación por volver a juntar sus labios. 

 

Mello lo jaló de nuevo y Near cerró los ojos cuando volvió a sentir los labios del chico sobre los suyos, haciendo que temblara y gimiera por lo bien que se sentía. 

 

Near llevó sus manos hacia el pecho del rubio, sorprendiéndose al sentir el loco palpitar del corazón de Mello. 

 

Se sintió feliz por eso, aferrándose a la ropa del chico y jalandolo más cerca suyo, profundizando el beso. 

 

Los dos jóvenes estaban con el rostro ruborizado, sintiendo un cosquilleo en el vientre mientras disfrutaban del delicioso sabor de la boca del otro, que les hacía desear más. 

 

Mello detuvo el beso, alejándose un poco del chico. 

 

—Near, no se bien porqué te disculpas… —apoyó otra vez sus labios con los del niño más pequeño en un corto beso—, pero si piensas que algo de lo que está pasando es tu culpa… o crees que hiciste algo mal… Pues no, definitivamente no, Near… Tú no hiciste nada malo. 

 

—P-pero… —Mello volvió a presionar sus labios juntos, callándolo. 

 

—No lo hiciste, Near. Nada es tu culpa —Mello sonrió, acercándose al más joven—. Y la verdad me siento feliz al tenerte aquí… —besó su nariz, todavía sosteniendo su rostro amorosamente—. Debería habértelo preguntado antes… —soltó una pequeña risa, sonrojado—. Near… ¿Me dejas besarte? 

 

Con los colores volviendo a tomar posesión de toda su cara, Near simplemente tragó saliva y asintió, cerrando sus ojos con fuerza cuando Mello volvió a acortar la distancia entre sus rostros.

 

Sus labios se encontraron vehementes y Near disfrutó del toque suave y cálido en sus labios, gimiendo suavemente y acercándose más al chico.

 

Se sentía bien. Muy bien. 

 

Aquella suavidad con la que Mello acariciaba sus mejillas, cómo lo besaba con tanta delicadeza y cariño. 

 

En esos momentos Near sintió mucha felicidad. 

 

¿Hace cuánto que no la sentía? 

 

No tenía idea de lo que estaba haciendo o porque lo hacía, pero no quería parar, quería seguir besando a Mello y disfrutar de como este acariciaba tan delicadamente sus cabellos.

 

Lentamente los dos se acostaron en la cama y continuaron besándose, alejándose para tomar un poco de aire y luego volviendo a besarse con más entusiasmo, disfrutando de la sensación de tener sus labios unidos. 

 

Near no quería que aquella sensación acabara, no quería separarse de Mello. A pesar de que la intimidad de la situación lo puso un poco incómodo y muy nervioso, no quería parar. 

 

Deseaba que Mello siguiera besándolo.

 

Sentir su caliente aliento chocando contra sus labios, sus brazos envolviendose alrededor de su cintura, acercándolo más hacia él y dejándolo embriagarse de su aroma… Fue increíble.

 

A Near le gustó muchísimo, sobre todo los labios de Mello que eran tan suaves y cálidos. Y el sabor de su saliva tan dulce y adictiva.

 

Llevó lentamente su pequeña mano a la mejilla del rubio y la acarició suavemente mientras seguía besándolo, gimiendo contra sus labios cuando sintió los brazos de Mello apretando más fuerte su cintura, acercándolo más hacia su cuerpo, provocando que un intenso calor comenzara a acumularse en su plano vientre, cómo fuego. 

 

Esa sensación, esa calidez… era embriagante. 

 

Sus mejillas se iban poniendo más rojas y siguió besando al chico, cada vez con más confianza, dejando que Mello lo abrazara efusivamente, como si no quisiera soltarlo por nada del mundo… y solo quisiera tenerlo siempre con él. 

 

Mello rompió el beso con un jadeo, con ambos respirando agitadamente y con sus labios rojos e hinchados. 

 

—Creo que me gustas… —susurró el rubio, estando a escasos centímetros del otro. 

 

Near se sonrojó profundamente y Mello sonrió. 

 

—Eres hermoso, ¿lo sabías? 

 

—No d-digas cosas vergonzosas… Yo… —Near fue nuevamente interrumpido por los labios del chico rubio, quien volvía a besarlo con un poco más de desesperación.

 

Near sintió un calor agradable en el pecho, un sentimiento que no conocía se estaba apropiando de su corazón, haciendo que tuviera ganas de gritarlo. 

 

—Mh… creo que Mello… también me gusta —susurró Near cuando se apartó un poco para tomar aire, acercándose otra vez al chico que sonreía para agarrarlo de su ropa y volver a presionar sus labios juntos. 

 

Por esa noche ninguno de los dos quería dormir, y se quedaron besándose como dos enamorados, compartiendo su calor y disfrutando de tener al otro. 

 

Near se quedó entre los brazos de Mello y sintió mucha felicidad. Se sentía tan bien estando ahí, en los brazos de ese chico de cabellos rubios y mirada intimidante… pero que realmente era muy cálido y dulce. 

 

Se acurrucó más contra Mello y cerró por completo los ojos, todavía moviendo sus labios contra los del chico pero sintiendo que el sueño lo iba invadiendo poco a poco. 

 

Esa noche por primera vez dormiría con una sonrisa, porque Mello le había traído luz a su oscura vida. 

Notas finales:

Me duele poner a Misoraaaa!! Yo a ella la amo con todo mi corazón T.T llore con su muerte :'c y en ese momento sentí un odio inmenso en mi corazón hacia Light! Y hacia aizama por ser un maldito ciego!!! Paso por su lado y no vio eso?!! Me olvidé de como fue en el manga (mi cabeza solo recuerda los momentos de Mello y Near jejejeje), pero en el anime justo tiene que llover y por eso aizama saca su paraguas y se cubre... Joder, jamás sentí tanta bronca e impotencia ante una escena! Las ganas de correr hacia ahí y detener a Misora, y matar a Light y quemar el cuaderno así evitar que ella muera! Los fanfics me hicieron odiar a muchos personajes principales, cómo a Light, L, Matt, Watari... ¡Incluso a Near! ¡A quien yo defendía! Pero veo el anime y es imposible que los odie, ví a L y me dió una ternuraaaa!! Oh, pero veo a Light... Y ahora el odio va aumentando ene es que la cago, la cago completamente! Tenía que dejarse enloquecer por el poder y actuar como un maldito psicópata!!! Enserio, y es la sonrisita que puso cuando mato a L la que sigo odiando hasta el día de hoy y siempre que da Death note, mi familia tiene que ver cómo insulto a la tele jajajajaja y es divertido porque mi hermanito aparece y también se pone a decirle un montón de cosas a Light cuando lo ve jajajajaja oooh, a lo que voy, en lugar de Misora iba a poner a A, ya saben, el que fue el primer sucesor de L pero no soporto la presión y se suicidó :'c mi niño :'c peroooo luego se me ocurrió algo, y depende de ustedes si lo que pensé va a ocurrir... ¿Desean un final feliz para el imitador barato de Jeff the killer? (? Es decir, que cambie y se ponga a hacer las cosas bien!!! Por el poder del amor (? Jejeje

¡Gracias por leer! 


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