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Quedé embarazado en una dulce noche. (Traducción finalizada) por yuniwalker

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El dulce aroma del coco surgió de la nada. Nefert se quejó, abrió ligeramente los párpados y pensó "Huele muy bien." Era algo para estimularle el hambre.

(Ya veo... Es algo que Lucius hizo para mí.)

Le hubiera gustado que no hiciera esto todas las mañanas pero, aún así, mientras se extendía en su cama, todavía medio dormido, Nefert esperaba ansiosamente que Lucius le preparara el desayuno y se lo llevara hasta el colchón. Quinn se puso de puntitas, asomó la cabeza por detrás de la sábana y se apoyó en el hombro de Nefert para darle los buenos días.

"¿Por qué no estás ayudando a papá, cariño? Quinn es un muy buen cocinero."

"Dijo que voy a lastimarme. Así que voy a quedarme aquí con papá." 

Sin embargo, Nefert sintió que su niño era mucho mejor en la cocina que Lucius (aunque pensó que sería malo para la autoestima de ese hombre decirlo, así que nunca lo hizo.) Además, en cualquier caso, incluso los dulces de su esposo eran mucho más sabrosos que los que él hacía por lo que imaginó que eso significaba que estaban parejos.

Hace un tiempo, trató de alimentar a sus niños como un padre normal. Pero fracasó completamente. Hizo lo que el cocinero le dijo que hiciera, pero antes de darse cuenta, la cocina estaba en llamas y hubo un alboroto que terminó con todos los sirvientes sacándolo del palacio para proteger su vida. Además, todo lo que salía de sus manos se quemaba y cuando intentaba ver cómo estaba por dentro, resultaba que estaba hecho carbón. 

"Papá tiene razón. Es un lugar peligroso."

"¡¡Dijo que me va a enseñar a utilizar la espada!!"

"Es común de él, porque es un gladiador después de todo."

Se rió Nefert. Era muy normal que Lucius quisiera enseñarle eso debido a sus antecedentes familiares. Y ya que Quinn se convertiría en el próximo emperador romano cuando fuera mayor, en lugar de aprender a hacer dulces tradicionales del Reino del Nilo, sería mucho más beneficioso para él aprender de Lucius sobre las habilidades con la espada que tenían los gladiadores. Y la verdad era que se sentía orgulloso de verlo pensar en el futuro de su pequeño hijito así de decidido. 

"Papá realmente es el mejor gladiador de Roma. Luchó contra un león una vez. Y ganó"

"Pobres leones."

"Tienes razón." Nefert asintió levemente. "No le hagas daño a los leones cuando seas grande. Papá no tuvo opción esa vez. En Roma les gusta tener muchos en una jaula y ponerlos justo al lado de la cama para verlos mientras duermes."

"¡Eso es muy cool!"

"Sí, tienes razón. Papá quiere hacer que seas muy, muy fuerte. Así que de ahora en adelante, deberías poner mucho de tu parte para aprender varias cosas de él ¿Bueno?"

"Sí. ¡Papá es muy bueno en muchas cosas! ¡Hasta cambia un montón de pañales en poco tiempo!"

"Sí, él ciertamente es muy talentoso."

"¡Pero papá Nefert también sabe hacer todo eso!"

"Um... Creo que él me gana en ese sentido."

Nefert sonrió de una manera avergonzada. 

"¿En serio?"

"Sí. Soy un faraón. Cuidar de mi y de mis pertenencias era el trabajo de las sirvientas y sirvientes en el palacio real. Yo nunca hice nada".

Y era la verdad. Ellos preparaban todos sus baños y cambios de ropa, sus cremas y lociones y hasta sus coronas. ¡Ni siquiera sabía cocinar algo que no fuera pan!

"¿Realmente tengo que ser emperador de Roma, papá? Conozco más del Nilo. Me voy a equivocar y se van a enojar conmigo."

Nefert le acarició la mejilla con la palma de la mano. 

"Está bien, cariño. Después de convertirte en emperador, puedes enseñarle al pueblo romano sobre el alto nivel de educación y cultura del Nilo ¿Qué tal eso?"

"U... Ujum."

"Buen niño."

"Ya casi es hora de que Ruti se despierte, papá. ¡Lo saludaré y ayudaré a la niñera a bañarlo!"

Como el bebé era un Omega, se decidió convertirlo en el Faraón cuando tuviera la mayoría de edad. Pensó que sería bueno seguir con la idea de criarlos por separado pero, como él mismo había tenido un desacuerdo con su hermano gemelo debido a la sucesión del trono, quería que se llevaran bien y trabajaran juntos todo el tiempo, así que los estaba enseñando a vivir de esa manera. 

"Que bueno que sigas mi idea de cuidar de Ruti también. Por favor, trátalo amablemente como todo un hermano mayor."

"¡Sí!"

Se alegraba de no haber tenido al hijo de Galba dentro de él. Después de todo, los genes eran poderosos y si hubiese sido suyo, entonces no habría crecido para ser un bebito tan obediente y bondadoso como era ahora. ¡A veces quería comérselo a besos porque se parecía demasiado a Lucius! Ah, eran tan tierno como su esposo así que tenía un amor increíblemente gigantesco por los dos.

(Pero... ¿El de verdad es bueno cambiando pañales?)

Nefert no era muy bueno haciendo cosas así. En realidad, nada de su vida cotidiana le salía tan fácil. Sin embargo, como faraón, estaba orgulloso de todo lo que había logrado en tan poco tiempo. En otros aspectos, claro. Siempre vio por la paz del mundo mediterráneo y también por la felicidad de la gente y de otra gente, y trataba de no gastar dinero en lujos o asuntos militares y dar todo en problemáticas que fueran importantes de verdad. Era completamente diferente de Ined en este aspecto. En cuanto a la seguridad fronteriza, podía decirse que mientras siguieran teniendo una relación amistosa con el país vecino, entonces enviarían a su ejército para reprimir a los bandidos y rebeldes por lo que no pensó que tuviera que preocuparse demasiado por todo eso. También pasaba lo mismo con la política interior y la riqueza que se distribuía de la manera más uniforme posible entre las personas del país. Además, había trabajado tanto en conseguir buenas alianzas y dominios que estaba seguro de que, si algún día entregaba el trono a Ruti, entonces no iba a tener que preocuparse demasiado por lo que pasaría con él. Lucius y él estarían juntos y completarían ese sueño extraño de vivir al final del desierto como seres humanos normales. Porque si su reino podía estar en paz y feliz, incluso sin Nefert, entonces todo valdría la pena. Y pensaba que así debía ser un verdadero rey. Malo en la cocina pero bueno dirigiendo grandes naciones.

Además, creía que era mejor que nadie cuando se trataba de sexo. 

Anoche, Lucius estaba asombrado por sus movimientos, sudaba y temblaba tan violentamente que era obvio que le había encantado. Fue tanto así, que en realidad no le hubiera sorprendido tener un tercer niño pronto. Sin embargo, según su revelación divina, su tercer hijo nacería un poco más tarde y ese sería el final del crecimiento de su familia. En sus visiones del futuro, ya no veía embarazos, ni más niños o brazos ocupados durante la noche. Nefert quería tener unos diez niños pero, teniendo en cuenta sus respectivas posiciones como emperador romano y faraón del Reino del Nilo, podrían estar demasiado ocupados como para criar a diez personas de una manera decente. Y Dios sabía por qué hacía las cosas.

Hablando de la revelación de Dios, la vez pasada vio el drama de amor y odio entre Galba y el padre de Lucius, en el instante mismo en que subieron al barco para abandonar Roma. Fue como una obra de teatro: El hombre era tan hermoso como Lucius y en ese instante, Galba era tan lindo que daban ganas de abrazarlo muy, muy fuerte. Con eso en mente, ¡Hasta pensó que no se podía evitar que el padre de Lucius estuviera loco por ese tipo! Tal vez porque le gustaba su pelo rizado y esponjoso, lo llamaba "mi cordero" y lo peinaba para atrás todo el tiempo.

Incluso si la otra persona estaba casada, el hombre le contaba historias tan encantadoras sobre su futuro que Galba pronto comenzó a imaginar una vida en la que finalmente iban a estar juntos. Pensaba que, en algún momento, harían que la República Romana prosperara sin la necesidad de separarse y también pensó que lo que tenían era un vínculo que no podía romperse con nada. Pero cuando nació su niño, un pequeñito de cabello rubio y ojos azules, decidió llamarlo "Lucius" en señal de que sería la luz que tanto necesitaba. Y en consecuencia, el hombre dejó de hablarle y pronto le contó a su esposa la manera en la que lo había seducido para intentar que la dejara.

Como resultado de esta ira, Galba fue atacado, violado y con los testículos y el pene completamente destrozados.

Galba lloraba todo el tiempo, sin entender el motivo por el que había sido traicionado por la persona que tanto amaba. Y fue allí cuando lo decidió: ¿Realmente existía una cosa como Dios cuándo habían permitido que le hicieran algo como esto? Y pensó que sería más fuerte que nadie y mucho más importante que cualquier deidad a la que el pueblo le rezara. Galba, que se convirtió en un político frío, derrocó al padre de Lucius como venganza y ordenó su ejecución inmediatamente. Entonces, tomó su cuerpo, lo arrastró y lo enterró en una tumba que él mismo había construido. Trató de matar a Lucius también pero, era demasiado. Incluso para sus planes. No pudo hacer eso porque se parecía demasiado al hombre que una vez amó. Además, para sobrevivir, su madre eligió convertirse en la amante de una persona poderosa así que, aunque le habían dicho a Lucius que ella rogó por su vida y que lo salvó al encontrar los favores de otros hombres, la verdad pareció ser bastante diferente. 

Años después, Lucius, quien ganó el "torneo del reino", apareció otra vez frente a Galba, quien había congelado su corazón para poder convertirse en un cónsul bastante exitoso. A pesar de la oposición de quienes lo rodeaban, fue adoptado por su hermana y su esposo hasta hacer que se volviera alguien de la realeza, y fue alrededor de ese tiempo en que se abrió una brecha entre él y su hijo adoptivo, Theo. Entonces, cuando Lucius abrazó a Nefert, un hombre extranjero, y dijo que el hijo nacido entre ellos sería su heredero, el vaso de su paciencia se derramó y fue apuñalado por la espalda en un momento en que estaba distraído.

"Mi querido Agnus." Dijo. "Al menos podré verte otra vez."

¿Pero todo esto fue cierto? No sabía si había sido solo un "sueño conveniente" que tuvo debido a su necesidad de querer respuestas, pero, supuso que en realidad daba lo mismo porque ya ninguno de ellos estaba con vida como para poderle decir. 

Pensaba que la vida de Galba era deprimente y pensaba que la vida de Lucius, quien se convirtió en la víctima, también lo era. Pero, al menos su esposo no se había quedado estancado solo en lo negativo y, para ser muy honesto, incluso pensaba que era muy honorable debido precisamente a la vida que había llevado. Además, dijo que al querer vivir su amor por Nefert, pudo dejar de lado su deseo de venganza.

Nefert sentía mucha simpatía por sus sentimientos porque pensaba que todos tenían derecho a equivocarse alguna vez en sus vidas. Si era feliz ahora, entonces todo lo demás estaba bien. No quería arrepentirse, ni resentirse del pasado o enfrentarse a un final trágico como el que tuvo Galba. Después de la muerte del padre de Lucius, nadie lo amaba, nunca amó a nadie, su corazón estaba congelado y vivía solo con odio y otros sentimientos que quedaron completamente distorsionados dentro de él. No quería vivir una vida llena de resentimiento y odio sino que, como Lucius, que renunció a su venganza a través del amor, deseaba vivir una vida feliz a través de ese camino.

Y con la cabeza en esas cosas, Quinn, que acababa de irse, regresó:

"Papi, papi ¿Qué crees?"

"¿Qué pasó?"

"¡Papá viene aquí con muchos dulces! Ya le cambió el pañal a Ruti."

Disfrutaron de un baño caliente por la noche del día anterior, con su bonita familia de cuatro personas. Mientras sus bebés jugaban en el agua, en un pequeño descanso de la tina, papá Lucius quería relajarse y papá Nefert ayudarle a desenredarle el cabello. Era natural que, después de días así, el hombre quisiera consentirlo y darle un "trato especial."

"¡Papi! ¡Quiero bañarme otra vez!"

"Será más tarde ¿De acuerdo?"

"¡Quiero estar con papá todo el día!"

Nefert sonrió mientras besaba a su hijo. Al parecer, quería hacer muchas cosas con su padre después de años sin estar con él.

"Mi amor. He estado fuera por mucho tiempo ¿No es verdad? ¿Qué tal si más tarde intentamos cocinar los dos juntos y luego vamos de excursión?"

"¡¡¡Sí!!!!"

Entonces Quinn salió de la habitación saltando y gritando con una voz realmente emocionada. Escuchó pasos del otro lado, así que Nefert casi brincó en la cama, se envolvió en sus sábanas y fingió dormir otra vez.

Al entrar en la recámara, Lucius colocó suavemente una bandeja con pan de leche de coco y jugo de frutas en la mesita de noche. 

"Nefert...."

Lucius puso sus labios sobre los de Nefert, quien todavía fingía estar dormido. Sin embargo, con solo hacer eso, pareció más que suficiente para que su cuerpo entero se volviera loco. Su dedo tocó el pezón ligeramente hinchado de Nefert así que jadeó, se estremeció y aparentó que ese movimiento lo había despertado. 

"Buenos días... Lucius".

"He hecho el desayuno, cariño ¿Te gustaría comerlo?" 

"Claro".

El dulce aroma del coco llegó a sus fosas nasales así que, mientras lo masticaba lentamente, se derritió en su boca sin hacer demasiado esfuerzo ¡Qué delicioso! Comió uno, dos, tres y bebió un poco de una fragante agua de fruta de naranja recién exprimida.

Entonces Nefert suspiró y dejó el último trozo de pan de leche de coco en el plato. 

"Es demasiado rico para que me lo coma yo solo. ¿No quieres un poco?"

"Vamos. Cómelo todo, cariño. Lo hice para ti".

"¿En serio?"

Miró a Lucius para intentar adivinar si decía la verdad.

"Por supuesto. Por favor".

"Eres tan..."

Pero en lugar de seguir hablando, Nefert decidió colocar sus brazos alrededor del cuello de Lucius y chupar suavemente sus labios una y otra vez y otra vez hasta hartarse.

"Nefert... Um..."

"Antes de eso... Déjame comerte a ti ¿Está bien?"

Lucius se rió entre dientes. 

"¿Qué tanto vas a comerme?"

"Lo quiero todo. Hasta llegar a tu corazón".

"Pero ya tienes mi corazón desde hace mucho tiempo."

Nefert sonrió encantadoramente ante la respuesta de Lucius. 

"Aún así. Lo quiero..."

"Bien, hazlo. Come hasta que no quede nada de mí."

"Con gusto."

Lucius se acomodó de tal forma que puso esta vez sus labios en la nuca de Nefert. Acarició su pecho con la palma de la mano y empezó a jugar con su pezón, que todavía tenía un poco de leche, con las yemas de los dedos. 

"Hmm..."

Realmente le gustaba cuando le hacía esto. Después de dar a luz, le encantaba terriblemente que lamiera la leche y que lo mamara como si necesitara hacer eso para poder seguir. Y con ese sentimiento, Nefert lo buscó para sostener sus dedos ¿Debería contarle a este hombre sobre la relación de su padre con Galba? Decir la verdad podía ayudarle a cerrar un ciclo pero, para ser honesto, tampoco quería atormentarlo tanto con todo esto. Le daba lástima, pero si los dos se amaban tanto ahora como para que sus almas estuvieran en paz, entonces era mejor ya no tocar el tema. Además, como Nefert, Lucius también debía valorar la paz y la felicidad que ahora había conseguido. 

Las almas gemelas pensaban igual.


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