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Quedé embarazado en una dulce noche. (Traducción finalizada) por yuniwalker

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Unas horas antes de conocer a Lucius, Nefert estuvo en peligro de ser atacado por su hermano.

En el templo funerario, donde se preparaban las momias para regenerar las almas de los faraones anteriores que habían fallecido, la persona que se iba a convertir en el próximo faraón debía estar allí durante varios meses para poder limpiarse y rezar con el único propósito de que el rey no se perdiera en el "camino al otro lado". Sin embargo, dado que era un ritual muy largo y cansado, debía quedarse en la sala funeraria durante los primeros veinte días y los últimos veinte días también.

Fue atacado por su hermano Ined por la noche, en el momento en que terminó el día 20 del período de oración del primer trimestre. Hasta entonces, Nefert había estado recluido en el templo funerario preparado por el faraón anterior mientras aún vivía, y oraba todo el tiempo por él y para pedir de su consejo. En ese momento, fueron Lucius y Roma los que aparecieron como un sueño en la primera noche. 

(Esta es… La revelación de Dios para que me una a Roma.)

El día después de que tuvo ese sueño, secretamente envío una invitación al cónsul romano, Galba, para que asistiera a la ceremonia de su entronización. Después de todo, invitarlo y tomarle de la mano frente a todos, concebiría a ese hombre y a él mismo como una pareja y después, podrían llevar a cabo una ceremonia de apareamiento adecuada para producir descendencia. Los faraones Omega tenían que encontrar pareja y tener hijos lo antes posible después de tomar el trono porque era una tradición que habían seguido desde hace siglos. Y tras enviar una carta personal a Roma, aceptó su destino y decidió realizar los rituales para que el alma del difunto faraón pudiera revivir en el más allá con sus abuelos y sus otros familiares. Incluso prendió incienso y lloró por ya no estar con él.
Además, la fuente de sus preocupaciones era la existencia misma de su hermano gemelo, Ined. Porque gracias a él, el poder del país estaba dividido en dos.

Después de la muerte del faraón, Ined rápidamente tomó prestado parte del ejército de Libia, recorrió pueblos y aldeas y comenzó a declararse el próximo faraón. Había enviado un ejército para tratar de detenerlo, pero ahora era un momento importante en el que tenía que preocuparse también por enviar a su padre al otro mundo. Además, sabía que las luchas internas en estos momentos solo debilitaban a la nación y por eso mismo, quería evitar pelear tanto como fuera posible. Aunque deseaba tener una oportunidad para hablar, Ined no lo escuchó en absoluto y pareció volverse completamente en contra de apoyarlo. Aunque era el segundo heredero al trono después de Nefert, no tenía intención de cooperar para fortalecer la nación y siempre se enfrentó a su hermano tanto como pudo ¿Era por no haber crecido con él? Los gemelos Omega a veces eran rechazados por los altos mandos, así que se criaban por separado. Ined a diferencia de Nefert, quien estuvo siempre con su padre y fue educado para convertirse en un futuro faraón, fue adoptado temporalmente por Libia. Era una vieja costumbre en este país. Sin embargo, prácticamente fue tratado como el heredero del Reino del Nilo y tenía una personalidad completamente arrogante. Debió haber sido la influencia de ese educador con quien había estado tan apegado toda su vida.

Su padre convocó a Ined cuando tenía quince años. El Faraón quería que los gemelos trabajaran juntos para proteger el Reino del Nilo porque el poder militar de Nikuni, la nación occidental emergente de Roma y su país vecino Libia, se había involucrado repetidamente en feroces guerras y amenazado la paz del Reino del Nilo. Y si no se unían a Roma o a Libia, entonces sería destruido por ambos lados.
El Reino del Nilo era un país formado por vetas de oro, la generosidad del río Nilo y los impuestos comerciales. Pero el poder militar no era muy fuerte. De hecho, hasta ahora no había necesidad de tenerlo. Sin embargo, todo pareció indicar que era fundamental hacer algo porque en algún momento iban a ser atacados. ¡Y por países muy poderosos además! Y ambos parecieron lo suficientemente ansiosos por tener la riqueza del Reino del Nilo como para esperar sentados a que se decidieran.

Esta fue una de las razones por las que el faraón anterior llamó a Ined de Libia. Habiendo crecido allí toda su vida, no sería extraño que el rey de allí intentara controlar el Reino del Nilo a través de él. Y tan pronto como Ined regresó a casa, apeló al antiguo faraón, quién también los había dado a luz, para que lo convirtiera en su sucesor en lugar de su hermano.

"Al crecer en la familia real de Libia, tengo una perspectiva internacional. Seré útil para la nación en el futuro. Muchísimo más que Nefert, que no sabe nada fuera del Reino del Nilo".

Al decir tal cosa, causó un gran revuelo en el palacio.

El predecesor le pidió a Nefert que protegiera la paz del Reino del Nilo porque temía lo que pudiera pasarle. También dijo que si tuviera que formar equipo con cualquiera de ellos dos, entonces se enlazara con Roma porque Libia no era de fiar. Básicamente no tenía de otra. Sin embargo, mientras los dos seguían discutiendo sobre lo que sería bueno para el país y de los planes de batalla para el futuro, de repente el Faraón contrajo fiebre y murió. Existieron muchos rumores de que Ined lo había envenenado para hacer más fácil su trabajo, pero en realidad no había pruebas. Y entonces, como era su tradición, comenzó la gran ceremonia fúnebre. No había tiempo para que Nefert se preocupara por alguien más cuando debía velar por su padre. Sin embargo, entendía que durante este período fúnebre era necesario unir fuerzas con Roma a como diera lugar. De lo contrario, Ined, con la ayuda del ejército libio, intentaría matarlo. Le informaron que no había hecho ningún movimiento notable hasta el momento pero que, si intentara derrotar a Nefert, probablemente sería durante este período de perdida en el que estaba más distraído y triste.

Nefert pasaba tiempo a solas en las profundidades del templo para mantener alejadas las impurezas.  Aunque se había reforzado la seguridad, era un momento en el que pareció ser fácil enviar asesinos.

(Hoy es el final de las oraciones del primer semestre. Si me tuviera como objetivo, sería el momento perfecto).

Estaba en la parte más profunda del templo. Había muchas trampas, pasajes laberínticos, y puertas trampa, pero sabía que Ined sería capaz de atravesarlos todos. En la habitación, donde Nefert estaba recluido para la oración, entraba la luz de lo alto de la pirámide y fluía un pequeño riachuelo de agua clara, creando un espacio lleno de tranquilidad y pureza. Allí, había un ataúd hecho de oro sobre un altar tachonado de diamantes y joyas y un par de artesanos que estaban preparando una máscara hecha para parecerse a la cara de su padre y una corona que él pudiera utilizar para el momento de su partida. Sin embargo, aunque las oraciones del primer término se habían completado con éxito, el antecesor aún no se había convertido en una momia, por lo que todavía tenía que esperar un ritual más y luego, el momento en que sería enterrado. Entonces, de completar tal serie de ceremonias, el alma de su padre iba a poder renacer con seguridad en el otro mundo, donde continuará viviendo de la misma manera que en este. Dado que la deidad guardiana de su padre era un halcón, el ataúd estaba decorado con detalles en forma de alas y coronas. Y mientras pasaba sus días en oración con el ataúd aún vacío frente a él, Nefert tenía la extraña sensación de tener una conversación con el alma de su padre. Él también fue nacido como hijo del rey Omega y naturalmente, se convirtió en faraón después de su muerte, tomó a un Alfa como su esposo, concebió a los niños en su cuerpo, los dio a luz y finalmente, después de criarlos tan bien como le dictaban las escrituras, murió como faraón. Él también haría eso. Había nacido para ello y criado para ello. Por eso siempre pensó que era normal. Sin embargo, a diferencia de él y de su padre, su gemelo fue rechazado. Habían nacido de la misma manera, pero ligeramente diferentes en el orden en que vieron la luz de la sala de partos así que, por eso fue eliminado de la línea de sucesión al trono. Y bien pudo haber sido él en su lugar.

Había tenido varios sueños de él atacando por la noche, así que ordenó a los altos funcionarios del gobierno que mantuvieran la guardia alta. Y ya que no dejaba de ver lo que hacía su hermano menor, no podía dar por sentado su trono como lo había hecho su padre. Pensaba que esta vida, este destino, nunca tenía que darse por sentado para empezar. Porque desde el día que murió su padre, cuando cerraba los ojos, tenía sueños extraños con un gladiador romano. Se decía que el heredero al trono estaría protegido por un poder misterioso hasta que fuera coronado así que Nefert pensaba que tenía que tratarse de él.

Pero mientras pasaba su tiempo pensando en este tipo de cosas, de repente escuchó la voz de un ayudante desde las sombras. Vino a informar del movimiento de Ined. 

"Señor Nefert. Parece que su hermano planea atacar esta noche". 

"... ¿Qué está haciendo?"

"El ejército se está reuniendo en la entrada. Puedo ver a los soldados de Libia. Por favor, señor. ¡Tiene que irse ahora!"

Así que se preparó para escapar a las orillas del Nilo utilizando un pasadizo subterráneo secreto.

Nefert se arrodilló ante los dioses consagrados más allá del ataúd de su padre y luego colgó su espada en un cinturón de su cadera. Un viento, que estaba soplando de la nada, pareció ocasionar que las llamas de las antorchas no dejaran de moverse hasta proyectar una profunda sombra sobre las estatuas. Y mirando directamente a esa figura, la que parecía caer sobre él como un manto Nefer dijo: 

"Dios me bendiga. Dame fuerzas para proteger este reino del Nilo. Juro por todo lo que soy, que no dejaré que mi pueblo muera de hambre, ni dejaré que los ejércitos los pisoteen. Dedicaré el resto de mi vida a la nación y a mi gente."

No quería perder contra el hermano que trataba de matarlo. Si Ined deseaba juntar las manos como el próximo faraón legítimo, entonces él estaba completamente dispuesto a pelear a su lado por el bien de su nación. Pero si era lo suficientemente cobarde como para esto, entonces nunca lo iba a perdonar. El faraón de este país era Nefert. Dios así lo decidió. No podía aceptar que otras personas intentaran cambiarlo por la fuerza. 

"Por favor, protégeme para que pueda regresar aquí a salvo para realizar el próximo ritual". 

Fue todo muy preciso. En el momento en que entró por la puerta secreta que conducía al sótano, Ined ya estaba conduciendo a un ejército a la cámara funeraria donde estaba rezando. 

"¡Busquen a Nefert!"

Pero al escuchar las odiosas palabras de su hermano detrás de él, Nefert salió de la pirámide a toda prisa incluso antes de que pudiera gritar de miedo por lo cerca que lo tenía. Era una noche tranquila. Debería haber luna, pero las nubes la habían cubierto lo suficiente como para que ahora no se viera nada. Podía observar las antorchas encendidas por el ejército de Ined desde aquí pero, era obvio que ellos no lo estaban notando en absoluto.

Cuando llegó a un pequeño bote amarrado en el ancho río Nilo, tan enorme como seguramente era el mar, Nefert respiró aliviado y miró a su alrededor para asegurarse de que nadie lo estuviera siguiendo. No había guardias o señales de que alguien estuviera allí y, gracias a eso, entonces pensó que iba a poder escapar si se subía y cruzaba la orilla opuesta. 

"Señor Nefert, por aquí".

Dijo una voz masculina desde el bote. La misma de su asistente. Cuando vio en su dirección, descubrió que también había varios otros de sus sirvientes al lado de él.

"Gracias, gracias de verdad".

Pero cuando estaba a punto de tomar su mano extendida, de repente todo el desierto comenzó a verse excepcionalmente brillante. Las nubes, que habían cubierto la luna, comenzaron a alejarse tanto que ni siquiera se dio cuenta del momento en que pasó. 

"..."

Y eso significaba que ya podían verlo.

Era claro que su hermano había estado detrás de él todo el tiempo.

"¡Es peligroso, abajo!"

De inmediato, pudo ver un arco y una flecha brillante al otro lado de la orilla del río, donde los nenúfares eran más espesos y anchos. Y junto con el sonido de la flecha disparada, vino el grito de su asistente cuando le atrevesó el pecho.

"¡Ah!"

El hombre hizo ruido por un momento, pero de inmediato cayó al agua y desapareció. Después de eso, las flechas comenzaron a dispararse una tras otra y con eso, cada uno de sus sirvientes comenzaron a caer sin tener la oportunidad de pelear. Rápidamente intentó ocultarse de las flechas utilizando su espada, pero lo golpeaban tanto que no pudo huir. Supuso que incluso lo había estaba vigilando todo el tiempo. Y ya era tarde para cuando se dio cuenta de que estaba rodeado.

"¡Argh!"

Eventualmente, una flecha rozó su carne, enviando un dolor agudo a través de todo el brazo de Nefert. Cuando se dio la vuelta para intentar huir, entonces vio la flecha que acababa de rozarlo y descubrió que la punta tenía un líquido turquesa que goteaba de una forma bastante babosa. No había duda de que le había puesto veneno. La flecha debió haber sido cubierta con una dosis letal de toxinas de alacrán. 

"Maldita sea..."

Tenía que deshacerse del veneno. Nefert inmediatamente cortó la herida con su propia espada hasta provocar que la sangre cayera con mayor intensidad que las gotas de la flecha. No era mucho, pero al menos debería ser suficiente como para darle tiempo de escapar. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de avanzar por el cauce de los juncos, un grupo de personas con antorchas en las manos se acercaron a caballo todos a la vez. ¿Dios no reconoció a Nefert como el próximo faraón? Si iban a matarlo ahora, entonces se trataba del destino ¿Y quería decir que Ined se quedaría con el trono? 

"Así que, la brillante idea fue huir a un lugar como este. Mi querido, querido hermano". 

Era su hermano gemelo, Ined. Cabello negro hasta los hombros, ojos negros y una apariencia esbelta y misteriosa. La hermosa joya alrededor de su cuello refleja la luz de la antorcha y también, una cara que se parecía terriblemente a la suya. Sin embargo, él tenía el cabello diferente y un aire un tanto más vulgar.

"¡A él!"

La voz de su hermano resonó alrededor. 


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