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Quedé embarazado en una dulce noche. (Traducción finalizada) por yuniwalker

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"Entonces, vas a quedarte aquí a partir de hoy."

Después de que lograra levantarse, Nefert fue llevado del campamento en el desierto, al edificio donde se encontraba Lucius. Era un palacio bajo el dominio de Cartago y que se estaba utilizando como la base para el ejército romano. Se trataba de una mansión elegante y bonita, algo que nunca había visto en el Reino del Nilo. Había palmeras, cipreses, granados, limoneros y un montón de pequeños manantiales distribuídos por aquí y por allá. 

"Me gustaría ir a Roma alguna vez."

Pero nunca había dejado el Reino del Nilo desde que nació. En realidad, hasta pareció sentirse muy nervioso de pensarlo.

"Por favor. Ven y visítanos siempre que quieras. Estoy seguro de que la gente de Roma se volverá loca al ver a un faraón tan apuesto como tú".

A Nefert se le dio una habitación lujosa con vista a un hermoso patio. Y quizá para ganarse su confianza, Lucius siempre probaba su comida para asegurarse de que no tuviera veneno, y lo cuidaba con mucha delicadeza. Incluso dudaba de que este hombre fuera realmente un gladiador. No había salvajismo ni ferocidad en él. Más bien, daba la impresión de ser un elegante joven aristocrático. 

"¿Qué vas a hacer después de que tu cuerpo se recupere por completo?"

Le preguntó Lucius, mirando como los sirvientes comenzaban a colocar frutas y dulces en una mesa circular que estaba junto a la cama de Nefert.

"Por supuesto que voy a volver a mi país. Tengo que deshacerme de Ined y tomar el trono."

Lucius tomó un higo grande del tazón y lo partió por la mitad. Se llevó un trozo a la boca y luego le dio el resto a Nefert. Él solamente sonrió. Pensaba que confiaba mucho en él sin necesidad de que hiciera esto todo el tiempo. 

"Ayer recibí una carta de lord Galba. Después de que asciendas al trono, Galba desea casarse contigo o que escojas a su hijo, Theo, en su lugar. En otras palabras, es un contrato de pareja. Esa es la condición para que exista paz entre los reinos."

"Entendido."

De todos modos, pensaba que era algo natural. Es decir, al final del día, un faraón siempre había logrado gobernar este país en paz debido a la existencia de un alfa de otro reino. 

"Pero hay algunas cosas que necesito hacer antes de firmar un contrato con el cónsul".

"¿Cómo qué?"

"En la noche de la última luna llena, es una tradición hacer un juramento para convertirme en faraón ante los dioses. Necesito estar frente a un sacerdote y pedir aceptación ante el oráculo."

"Entiendo. Respetaremos tus tradiciones."

"Además, después del funeral de mi padre necesito tomarme unas semanas antes de la ceremonia de entronización. Galba tendrá que esperar a que yo diga que estoy listo."

"¿Qué vas a hacer durante esas semanas?"

"Quiero recoger las pertenencias de toda mi gente y darles un entierro adecuado para que puedan ir al más allá."

Lucius miró a Nefert con ojos que parecían los de alguien que acababa de ver algo muy extraño. 

"¿Qué pasa? ¿Es muy loco?"

"No, no es loco... Solo me sorprendió".

"¿Por qué te sorprendes? Por supuesto, como faraón honraré y lloraré por las almas de los que perdieron la vida por el bien de la nación. No puedo hacer lo mismo por todos los ciudadanos, pero siempre tendré el deseo de ofrecer mis oraciones para que todas las almas de las personas puedan ir al más allá de manera segura".

Después de que Lucius dividiera un mango para ponerlo en su boca, le dio la mitad restante a Nefert. El hombre estaba sonriendo con admiración. 

"No hay una costumbre como esa en Roma, así que me sorprendió. Respetar la vida y la muerte me parece bastante honorable".

"Pero... ¿Si puedes hacerme ese favor?"

"Sí. En el ejército, mis órdenes son absolutas. El cónsul me ha dado esa autoridad."

"Es increíble, a pesar de que eres un gladiador puedes comportarte como un rey."

Lucius mordió otro trozo de mango.

"Porque soy importante. Nadie pelea como yo y nadie podría liderar su ejército de la manera en que lo he hecho. Supongo que por eso se tomó la molestia de pedirle a su hermana que me adoptara".

"Bueno, espero que lo aproveche. En el reino del Nilo, el único gobernante con poder es un Omega. En todo caso, cuando venga solo lo van a conocer como la persona que me ayudó a tener hijos."

"Wo." Lucius se rió de las palabras de Nefer. "Eso es asombroso. Que un cónsul de la República Romana sea llamado un accesorio aquí si suena bastante loco. Aunque entiendo que comparado con el Faraón de un reino tan impresionante como "el Nilo" él solo se vea como un humano más".

"Yo también soy un humano más..."

Pero la mayoría de las veces le venían imágenes raras a la mente. Aunque a veces parecían más bien un sueño.

Lucius comenzó a cortar otras frutas con un cuchillo. Rompió una granada, la peló para que fuera más fácil de comer y se la entregó a Nefert de inmediato. Él le agradeció, tomó la fruta y se la puso en la boca. Cuando la mordió, la carne sensible de la granada estalló en su lengua y el sabor, dulce y refrescante, comenzó a extenderse por todas direcciones. Nefert tragó antes de volver a hablar:

"A veces escucho la voz de Dios."

"¿La voz de Dios?"

"Dios me dijo que un hombre, con la palabra "luz" en su nombre iba a salvarme."

A continuación, Lucius le tendió un melocotón. 

"Umm.... Un Omega es una entidad realmente interesante."

"Para los romanos, supongo. La mayoría aquí son Alfa".

"Sí, tienes razón. Y en el Nilo todos son Betas. Es algo extraño para ti y para mí. "

"Sí, realmente es una nueva experiencia."

"Te dije."

Después de mirar su sonrisa, Lucius recogió la flor de nenúfar de color púrpura claro que se exhibía en el cuenco de la fruta y la puso suavemente en el cabello de Nefert. 

"Um..."

"¿Qué ocurre?"

Lucius entrecerró los ojos y miró a Nefert para ver si estaba bien.

"Huele muy fuerte."

Y tal vez, atraídos por el aroma de las flores, las mariposas blancas comenzaron a revolotear alrededor de sus oídos para chupar el néctar del nenúfar.

En este país, se decía que las mariposas eran las almas de los muertos, pero ¿De quienes eran todas estas? Eran como 10.

"Por cierto, ya había escuchado que un Alfa ciertamente no puede resistir el olor de un Omega pero, cuando te conocí, sentí que tu aroma era excepcionalmente seductor. Estoy seguro de que si el cónsul viniera aquí y te viera, se sentiría tan atraído por ti como una mariposa".

En ese momento, el dulce aroma del nenúfar tocó su nariz.

(De mí... ¿Va a salir un olor como este? Y si atraigo al cónsul de Roma ¿Concebiré a su hijo aquí?)

Pero mientras llevaba su mano a su abdomen y recordaba la visión de ese bebé entre sus brazos, entonces comenzó a sentir un horrible sentimiento de disgusto que nunca antes había experimentado en su vida. Estaba enojado con eso de tratar de tener un hijo mediante el sexo con un cónsul romano que nunca había conocido antes. Y conociendo que el hombre frente a él podría estar imaginando algo como eso, Lucius le tomó la mano. Nefert estaba cansado de sentir que se había convertido en una criatura asquerosa solo por su reino. Prefirió cambiar de tema.

"Bueno... Tengo un largo camino por recorrer antes de irme con el cónsul. No quiero apresurarme. Primero tengo que hacer algo con Ined".

"...Ined ¿Dices qué intentó matarte?"

Apoyó los codos en la mesa y se aproximó, así que Nefert miró al mar.

"Ined y yo somos gemelos así que nos vemos de la misma forma. Al igual que los colores del mar mediterráneo y el cielo, no puedes diferenciarnos. Tal vez hay tanta maldad en mi como en él".

"Por supuesto que entiendo lo que estás tratando de decir pero, Nefert, aunque sean gemelos, la atmósfera es completamente diferente en los dos. Por eso supe de inmediato que tú eras el próximo faraón. Quiero decir, tienes una fuerza mística y una nobleza real que emana todo el tiempo de ti".

Nefert sonrió, pero era algo burlón.

"Eso espero. El heredero del Reino del Nilo debe ser así. Pero todavía siento que me falta muchísimo camino".

Lucius partió una naranja y la mitad se la dio a Nefert. 

"¿Me vas a dar de comer siempre? ¿Es algún truco para mantenerme feliz?"

Lucius se rió entre dientes.

"Desafortunadamente, no soy ese tipo de persona. Además, ¿Qué tiene de malo alimentarse?" 

Mordió la fruta sin decir nada. La pulpa era agridulce y había terminado por estallar de una manera bastante deliciosa en su boca. Y sintiendo que su garganta estaba muy húmeda, las dulces gotas naranjas, que goteaban de las comisuras de sus labios, mojaron su cuello y su clavícula también. 

"Hmmm. Que rico."

Lucius extendió la mano para limpiarle los labios, pero Nefert lo agarró de la muñeca justo antes de eso:

"¿Qué estás haciendo?"

"No puedo evitarlo. Eres muy lindo."

"¿Qué...?"

Lucius acarició el cabello negro de Nefert con el dorso de su mano, colocó el grano naranja que había caído sobre su clavícula, en su dedo, y lo lamió suavemente con la punta de la lengua. Justo como si fuera un granito de arroz.

"Hiciste que tuviera hambre al verte comer con tantas ganas."

"¡Eres tan...! No importa."

Nefert miró hacia otro lado. ¿Qué estaba pasando con él? Su corazón estaba latiendo de una forma bastante extraña y en realidad, esta era la primera vez que le pasaba algo como esto. No sabía por qué, pero sintió que tenía la cara increíblemente caliente y aunque no era el momento para esto, los sentimientos de querer sentirlo más y los que decían que era algo estúpido, parecieron comenzar a entrar en conflicto entre si a tal punto que, por alguna razón, hasta sus ojos comenzaron a brillar. 

"¿Qué pasa?"

"Ah, no. Nada. Es que, estaba pensando que aunque eres un gladiador… Tus manos son hermosas".

"Supongo que la fuerza no es lo único que necesitas para pelear."

"Pero seguro que puedes vencer a un tipo grande solo con apretarlo un poco con tus dedos."

Lucius frunció las cejas.

"Vaya."

"¿Qué pasa?"

"Eres una persona extraña. La forma honesta en que elogías las cosas diciendo que son hermosas y la forma en que dices que algo es delicioso mientras sonríes... Me parece terriblemente adorable."

"... ¿Crees que me falta carácter como faraón?"

"No, tienes mucho carácter. Nobleza, atractivo, piedad. Y..." Lucius negó con la cabeza levemente, luego miró a Nefert y dijo: "Y eres muy tierno."

"Exacto. Eso no me ayuda..."

"Pero es muy agradable. No sé, pienso que envidio mucho tu personalidad."

"No creo que haya algo que envidiar."

"Ah, espera un minuto."

Lucius peló otra naranja y se la entregó a Nefert.

"..."

Pero aunque pareció un poco molesto, igual extendió las manos en su dirección, como si fuera bastante natural hacerlo, y se llevó la naranja a la boca. Lucius sonrió mientras lo miraba masticar.

"Realmente envidio a los que pueden vivir en una nación gobernada por un faraón como tú".

"... Entonces deberías dejar de ser un gladiador."

"¿Qué?"

"Deberías convertirte en mi sirviente. Ya me das de comer y todo. Es lo mismo."

"Jajaja. Sí. Suena mejor que ser un gladiador."

Era un romano bastante imponente pero, en realidad pensó que era divertido hablar con él así como si nada. Y ya que la otra persona no era de su país, se preguntó si por eso mismo no se estaba obligando tanto a actuar como un rey o como alguien muy inteligente. No sabía si sería igual con Galba. 

"Siento que haría cualquier cosa que me pidieras". 

"Suenas muy devoto."

"Eso es porque... Me enamoré de ti desde la primera vez que te vi". 

Esa palabra hizo eco en sus tímpanos.

Incluso se preguntaba por qué la sangre se le estaba volviendo ruidosa o el motivo por el que su piel se sentía como si estuviera ardiendo. Además, por alguna extraña razón, podía hasta notar la forma en que el sudor goteaba de su nuca hasta aterrizar en la túnica que le habían prestado.

"Ah..."

Su cuerpo de repente se puso muy caliente. Nefert contuvo la respiración por un momento y luego notó la manera en que su estómago parecía ponerse a temblar. También tenía la sensación de ser apretado profundamente en su interior hasta volverse en algo muy desagradable.

"¿Nefert...?"

Fue como si su voz le hubiera hecho entrar en celo. Tenía un aroma más espeso que el de la flor de nenúfar que pusieron en su cabello y sintió que, francamente, era como si estuviera invitando a Lucius a que lo tomara. 

"Espera un minuto..."

Nefert se quitó uno de sus collares. Dentro de una joya excepcionalmente grande, había una hierba medicinal que tenía un efecto "anti celo." Siempre lo tenía listo para momentos así.

"¿Pero...?"

Estaba vacío. ¿Desapareció cuando fue arrastrado por el río? Era imposible controlar el celo sin inhibidores y a este ritmo, su cuerpo reaccionaría ante cualquiera que se le pusiera en frente. En el Reino del Nilo, no había otro alfa además del esposo del rey. Los incidentes sexuales no ocurrían jamás en sus tierras porque todo estaba centrado en los Omega pero, este era el campamento de los romanos.

"..."

Como si notara el celo, Lucius frunció el ceño y se levantó. Tenía que darse prisa y llevarlo a otro lugar.

"¿Tienes algún supresor?"

Nefert puso sus manos sobre su pecho y estómago y comenzó a clavarse las uñas sin darse cuenta. Cuando intentó abrir la boca, su piel se acalambró y comenzó a sentir la necesidad de que alguien lo tocara.

(El también es un Alfa.)

Nefert miró fijamente a Lucius. Solo el toque de su aliento y su mirada estaba haciendo que su piel temblara con fuerza y que un calorcito dulce comenzara a subir por su columna. 

"No".

"¿Quieres que...?"

"Lo siento, quiero que me dejes en paz ¿Sí?"

Le dolía la parte de atrás de la espalda y también las piernas. Su aliento temblaba, su piel goteaba sudor y su centro comenzó a sentirse tan caliente como si estuviera en llamas. Esta era la primera vez que tenía estos síntomas. 

"Nefert-sama… Estás en celo ¿No es verdad? Ven, ven conmigo."

Lucius colocó una mano en su hombro y le dedicó una mirada increíblemente preocupada en su dirección. Pero en el momento en que tocó su cuerpo, su columna se entumeció y Nefert casi saltó para el otro extremo:

"¡No me toques!" 

"Oye... Tranquilo. No te tocaré ¿De acuerdo? No voy a hacerte daño."

Oh, carajo. ¡Era un momento muy importante como para ponerse a actuar como desesperado! Incluso si negara que estaba en celo, Lucius ya lo habría notado para este momento por ponerse a actuar así y si lo afirmara, entonces existía el miedo de que no pudiera detenerse. 

"Aléjate de mí... Te lo ruego". 

Los síntomas se intensificaron ¿Era porque este hombre estaba a su lado que se estaba sintiendo así? Hasta ahora, nunca había tenido contacto directo con un Alfa a parte de su padre y además, siempre tuvo medicamentos. Estaba seguro de que emitía feromonas fuertes durante la temporada de apareamiento y también estaba seguro de que atraía a los Alfa, pero ¿No estaba teniendo resultado con él? En realidad, Lucius estaba bastante tranquilo así que, tal vez la feromona no funcionaba con las personas que tenían su constitución.
Cuando su hermano menor, Ined, vivió en el extranjero y entró en celo, dijo que para reprimirlo se había acostado con varios Alfas hasta que pudo acostumbrarse. Pero ¿Qué tenía qué hacer él?

"¿Nefert-sama?"

"Por favor, no. Si no te vas, yo..."

Tenía que alejarse de este tipo de alguna forma. Si no lo hacía, entonces estaría en un gran problema porque ya ni siquiera podía pensar bien. Nefert se quitó la mano de Lucius del hombro y salió de la habitación. 

"Nefert-sama."

"Por favor… Quiero estar solo. Por favor."


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