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Felicidades por SonAzumiSama

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Notas del fanfic:

Los personajes que aparecerán a continuación no nos pertenecen; son propiedad de su autor y creador Riichiro Inagaki y su ilustrador Boichi.

La historia del fic nos pertenece y no tenemos fines de sacar ningún provecho de lucro con esta obra. Nuestro único objetivo es entretener al lector/ra que ha decidido darle una oportunidad, ¡gracias!

—¿Te casarás con ella después de terminar esa máquina? —preguntó Kohaku con una ceja alzada, llevándose un trozo de carne a la boca.

—Sí —respondió simplemente Chrome, con una enorme sonrisa.

Kohaku dejó escapar un suspiro. Chrome seguía siendo un niño ingenuo e inocente, pero al menos ya había dado el primer paso para dejarle claros sus sentimientos a Ruri… o algo así. Por lo que le había contado su hermana, Chrome le había propuesto matrimonio después de terminar lo que el equipo científico estaba trabajando. Y era cierto, tenían a Senku en el equipo, obviamente, y sabían que terminarían su trabajo pase lo que pase, pero ¿cuándo terminarían exactamente? Podría tardar mucho y no sería bueno esperar demasiado. Y así se lo hizo saber.

—¿Tú crees? ¿Deberíamos casarnos cuanto antes?

—Sí —añadió Ginro, acercándose a ellos con una sonrisa traviesa—. Ruri es una mujer preciosa y, si esperas demasiado, podría enamorarse de otro. Y cualquiera estaría encantado de estar con una belleza así.

—Mi hermana no es así —aclaró Kohaku, mirando fijamente a Ginro con desprecio.

—¡Oye, Chrome! —La voz de Senku se escuchó en la distancia justo cuando Chrome iba a responder—. ¡Se acabó el descanso! ¡Vuelve al trabajo!

—¡Seguro, ya voy! —contestó el moreno, dejando atrás a ambos rubios y dirigiéndose al laboratorio.

 

 

Todos habían retomado ya su trabajo cuando él llegó. Senku y Xeno estaban hablando con Kaseki sobre algunos planes, mientras que Gen sentía curiosidad por lo que decían. Aunque probablemente no entendía nada de lo que decían.

Sai estaba haciendo algunos cálculos en compañía de su hermano menor, Ryusui, y la pequeña Suika. Los tres parecían muy animados.

Chrome se acercó a Senku, que le dirigió una rápida mirada antes de continuar su conversación con Xeno y Kaseki.

El castaño había adquirido muchos conocimientos científicos todos estos años con la ayuda de Senku, y a veces de Xeno, pero seguía sin sentirse a la altura de su mentor, o del mentor de su mentor. Por eso laboraba principalmente como asistente de Senku. Y no es que le molestara; disfrutaba pasando el tiempo con él y aprendiendo más y más cosas nuevas cada día. Ambos eran fanáticos de la ciencia, por lo que mantener una conversación fluida siempre les resultaba fácil. Aunque a veces Chrome le interrumpía cuando no entendía algo y Senku siempre terminaba explicando con una sonrisa, no arrogante, sino más bien orgullosa. Parecía feliz de que le hiciera preguntas, de que le aclarara sus dudas. Parecía realmente dispuesto a alimentar esa hambre de conocimiento que tenía Chrome. Quizás porque Senku había sido una vez como él.

El científico de cabellos blancos con verde sabía lo que era ser un idiota que quería saberlo todo, igual que Chrome. Tal vez por eso parecía feliz de transmitirle conocimientos, porque le recordaba a sí mismo.

—¿Entiendes? —terminó Senku, volviéndose hacia Kaseki.

—No me subestimes. Es complicado, pero puedo hacerlo.

Senku sonrió ante las palabras del anciano. Era bueno tenerlo en el equipo.

—No entendí nada —dijo Gen fingiendo mareo.

—Ya que estás aquí, ponte a trabajar. Cuantos más seamos, mejor —dijo Senku, alertando a Gen, que rápidamente se arrepintió de haber ido a ver cómo estaba el equipo científico.

—Vamos, Senku-chan, ya sabes que no se me da muy bien la ciencia —se quejó Gen, aunque sabía que acabaría trabajando seguro.

—Chrome, ven conmigo —dijo Senku, comenzando a caminar seguido inmediatamente por Chrome, mientras Gen era arrastrado por Kaseki, como en los viejos tiempos.

—Oh, Senku —llamó Chrome una vez que se alejaron, consiguiendo toda la atención de su mentor—, tal vez tengas que darnos otro día libre pronto. Al menos para mí.

—¿Qué vas a hacer? —preguntó con curiosidad, alzando una ceja.

—No voy a descuidar el trabajo, te lo aseguro —dijo con una sonrisa y agitando la mano en el aire como si descartara la idea—. Es que puede que me case con Ruri pronto. Pensaba hacerlo después de terminar la máquina, pero Kohaku y Ginro me dijeron que no debía esperar tanto.

Los ojos de Senku se entrecerraron ligeramente, aunque enseguida sonrió.

—¿Dejarás tu trabajo para convertirte en un hombre de familia? —preguntó socarronamente.

—Ya te he dicho que no voy a dejar mi trabajo —repitió Chrome con una sonrisa.

—¿Quieres que te explique lo que hacen los recién casados en su noche de bodas? —ofreció Senku, todavía bromeando.

—Solo será un día —volvió a repetir Chrome, intentando no entrar en el tema al que su mentor lo estaba guiando.

—Un día es suficiente, si está en sus días de ovulación.

—¡Es suficiente! —se quejó Chrome ligeramente avergonzado, pero con una pequeña sonrisa, dándole un ligero golpe en el hombro, haciendo reír a Senku.

Sabía a qué se refería su mentor. Conocía los términos de la ovulación y todo lo relacionado con ello. El propio Senku se lo había explicado en una de sus conversaciones que iban de un tema a otro.

—Solo tienes que decirme la fecha de tu boda cuando la tengas —dijo Senku mirando aterradoramente a Chrome con una sonrisa—, pero te haré trabajar el doble a la vuelta.

—¡Por supuesto, no hay problema!

Con una sonrisa, Senku volvió al trabajo.

 

 

—¿No vas a descansar? —preguntó Whyman, flotando alrededor de Senku.

—En un momento.

Ya era de madrugada. Todo el equipo científico estaba ya descansando, excepto él.

—¿Estás bien? —Preguntó de nuevo Whyman.

—Sí, solo quiero terminar esto.

Haciéndole tropezar con el codo, un recipiente cayó al suelo haciendo ruido por todo el laboratorio.

Senku suspiró cansado y se agachó a recoger el vaso.

—¿Está todo bien por aquí?

Senku miró hacia la puerta, encontrando a Chrome asomado.

—Solo se ha caído un tubo. No es nada —volvió la mirada al vaso roto—. Creía que estabas durmiendo.

—Me levanté a orinar y oí ruido aquí dentro —explicó, acercándose a su mentor para ayudarle—. Y tú también deberías irte a dormir.

—Lo haré dentro de un rato.

—No te esfuerces demasiado, te necesitamos en el equipo. No sería bueno que te pasara algo.

Senku le miró directamente a los ojos durante unos segundos y sonrió cerrando los ojos.

—Tú también eres necesario, cienticero Chrome. Por eso espero que vuelvas a trabajar de verdad después de casarte.

—Te dije que volvería —dijo Chrome en tono de protesta—. Además, estarás bien sin mí por un día. No soy tan necesario como tú.

—¿De qué estás hablando? —dijo Senku levantándose junto a su compañero, tras terminar de recoger todos los cristales rotos—. Tú eres aún más necesario que yo.

—¿Bromeas? —Chrome alzó una ceja, regalándole a su maestro una sonrisa confusa—, no soy ni la mitad de inteligente que tú y Xeno. De hecho, creo que entre tú y él podrían terminar de hacer la máquina del tiempo y las ciudades malotas fuera del planeta.

—Entonces dejarás el trabajo —dijo Senku solo para molestar.

—¡Te he dicho que no! —Chrome hizo un mohín, haciendo reír a Senku.

—Eres necesario, Chrome. Nos has salvado en más de una ocasión. En la guerra contra el Imperio Tsukasa, en el globo aerostático, en la Isla del Tesoro, en la batalla contra Stanley… incluso con tu cohete de ida y vuelta.

Senku se detuvo para mirar los ojos marrones de su alumno. Estaban abiertos entre el asombro y la vergüenza.

—Si no fuera por ti, seguramente ya estaría muerto.

Chrome apartó la mirada. Recibir palabras así de Senku le hacía sentirse extraño.

—Para. Parece una confesión.

Senku se rio y se acercó al contenedor para tirar los cristales rotos, siendo imitado por Chrome.

—¿Has hablado ya con Ruri de ello? —preguntó, fingiendo más interés del que realmente sentía.

—Todavía no. En la aldea el matrimonio era diferente, pero creo que a Ruri y a mí nos gustaría casarnos con las costumbres de tu época.

—¿De verdad? —dijo con una sonrisa socarrona mientras volvía al trabajo—. ¿Con la luna de miel y todo eso?

—Deja ya lo de la Luna de Miel —se quejó el moreno, escuchando la risa de su mentor.

¿Desde cuándo Senku hacía bromas de ese tipo? Es decir, sabía que le había gastado una broma pesada a Taiju hace miles de años, antes de la petrificación, con una supuesta poción de amor, que en realidad era gasolina. Pero bromear hasta tal extremo no era muy de Senku Ishigami.

Dejó inmediatamente de pensar en ello, y observó a su mentor con una media sonrisa antes de preguntar:

—¿Qué dices, quieres ser el padrino?

—No me metas en esto.

Chrome se rio y miró en lo que Senku estaba trabajando.

—Ya no tengo sueño. Te ayudaré —informó el moreno, ampliando su sonrisa.

Senku lo observó de reojo con el ceño ligeramente fruncido, antes de continuar con su trabajo.

 

 

Al final, el día de la boda, el equipo científico pidió el día libre para asistir. Senku y Xeno no estaban muy contentos con la petición, pero al final, por mayoría, acabaron cediendo. Incluso Ryusui se ofreció a patrocinar la boda y ser el padrino; desde el globo aerostático, se había hecho muy amigo del novio.

Chrome, en su habitación, intentaba ajustarse la corbata del traje, pero le resultaba muy difícil. En la boda de Taiju y Yuzuriha, fue la misma Yuzuriha quien le ató la corbata de su esmoquin.

—Espero que estés feliz —dijo Senku, fingiendo que lo regañaba mientras entraba en el dormitorio.

—Lo siento. No pensé que ellos también pedirían el día libre —se disculpó mirando a Senku en el reflejo del espejo.

—Se veía venir.

Senku también llevaba un elegante esmoquin azul marino. Sin embargo, parecía estar incómodo con él.

—¿Cómo te pones esto? —preguntó Chrome retóricamente, anudando y desanudando la corbata.

—¿Has aprendido a diferenciar los productos químicos, pero no a ajustarte la corbata?

—No molestes.

Senku se rio y se acercó a él para ayudarle a salir del «gran lío» en el que se encontraba. Mientras le hacía el nudo en el cuello, volvió a repetir:

—Solo un día.

—Lo sé —se quejó Chrome con una sonrisa.

—Un día… —Senku repitió en un susurro mientras terminaba de anudar la corbata—. Un día es todo lo que necesitaré para perderte.

—Te dije que no dejaré de trabajar. Yo…

—¿Sabes algo, Chrome? —interrumpió Senku sin soltar la corbata ni apartar la vista del nudo—, he estado pensando estos últimos días. Puedo morir tranquilo sabiendo que hice muchas cosas, así como algunas que no hice. Nunca he sentido la necesidad de arrepentirme de nada. Pero estos últimos días me he vuelto loco tratando de encontrar una respuesta. No sabía si podía vivir el resto de mi vida sin arrepentirme de no haberlo hecho, o vivir el resto de mi vida arrepintiéndome de haberlo hecho. Y algo muy estúpido dentro de mí me dice que no quiero morir sin hacerlo.

—¿Qué? —preguntó Chrome confundido.

—El día que lo descubrí, también supe que no debía prestarle atención. Pensé que, al ignorarlo, acabaría por desaparecer. Al fin y al cabo, nunca me atrajeron esas relaciones, así que no me interesaba averiguar más sobre el tema, ni iba a hacerlo. Siempre he sido muy bueno controlando mis emociones, así que no me supuso ningún problema haberlo mantenido oculto durante tanto tiempo. Me centré en otras cosas y lo dejé pasar. Pero todo eso se fue al traste cuando me enteré de que por fin planeabas casarte. Sabía que ese día llegaría tarde o temprano, pero cuando finalmente lo hizo, sentí un choque de emociones en mi interior que no me resultó nada agradable. Por eso estaba meditando si hacerlo o no.

—Senku, ¿de qué estás hablando? —preguntó el moreno entre asustado y preocupado.

—Sé que me arrepentiré si lo hago, al igual que me arrepentiré si no lo hago. Lo mire como lo mire, acabaré igual. La única diferencia es que no hacerlo hará que todo siga como está, y hacerlo hará que algo cambie entre tú y yo. Aun así, me siento decidido a hacerlo. Aunque supongo que este es el día que se consideraría equivocado para hacerlo, pero creo que es el momento perfecto. Porque tal vez, tal vez en el fondo de mí, abracé un poco de esperanza. Hoy la mataré por completo, así que hoy es el día correcto.

—Senku, ¿de qué estás hablando? —volvió a preguntar Chrome.

Asustado por las palabras de su mentor, quería una respuesta y la obtuvo… más o menos.

Senku, sin haber soltado la corbata de Chrome, lo atrajo hacia él y le plantó un pequeño beso en los labios, dejando a su pupilo petrificado, sin necesidad de utilizar a Whyman.

Ninguno de los dos profundizó el beso. Sus labios se limitaban a tocarse sin hacer ningún tipo de movimiento. Además Chrome no podía salir de su asombro.

—Chrome-chan, ¿estás listo? —preguntó Gen, abriendo la puerta y quedándose tan petrificado como Chrome al ver semejante imagen.

Senku se separó con mucha calma tras abrirse la puerta, lanzando una mirada de fastidio al mentalista, para luego dirigirse a Chrome con bastante seriedad:

—Felicidades por tu matrimonio.

Y sin decir nada más, salió de la habitación a paso normal, pasando por delante de Gen y continuando su camino.

Tanto el mentalista como el científico se quedaron perplejos y no pudieron moverse ni articular palabra.

—Oigan, la ceremonia debería estar empezando ya —dijo Kohaku, apareciendo en escena—. ¿Qué les pasa? —preguntó al ver la expresión de ambos.

—Nada —dijo Gen aún con la mirada perdida—. Vamos, Chrome-chan, es hora de que te cases.

—Sí —dijo el novio con la misma expresión—, ya voy.

 

 

Ruri estaba preciosa con su vestido de novia y, sin embargo, Chrome no podía admirar su belleza como debería.

En su mente solo reproducía la imagen de Senku acercándose a él y besándolo. Ni siquiera prestaba atención a lo que decía el sacerdote.

De repente todo lo que su mentor le había dicho, todas esas palabras sin sentido, habían conectado y se entendían perfectamente. Senku le había confesado que estaba enamorado de él desde hacía tiempo, pero ¿cómo, cuándo, por qué? Ya no sabía ni qué pensar ni qué decir.

¿Era por eso que Senku se burlaba tanto? ¿Para liberar esa presión que sentía por la boda?

—¿Chrome? —la dulce voz de Ruri lo devolvió a la realidad y la miró confundido—. Si aceptas —susurró la chica.

Chrome se volvió para mirar al sacerdote, que reiteró la pregunta de aceptar a Ruri como su legítima esposa. Inmediatamente habría dicho que sí, pero ahora dudó.

Miró a su amor de la infancia y luego a su mentor, que estaba entre el público con una sonrisa, sentado al lado de Gen, que seguía teniendo una expresión de sorpresa y la mirada perdida. Seguramente la misma expresión que tenía él.

—Yo…

Una sola palabra era suficiente para herir a alguien.

Si decía «sí», seguramente heriría a su mentor. Si decía «no», heriría a Ruri. Dijera lo que dijera, alguien iba a salir herido y él no quería lastimar a ninguno de los dos. Pero no había término medio. Tenía que tomar una decisión.

En cuanto a estadística, el porcentaje de debilidad emocional se inclinaba a favor de Senku. Era más fuerte en ese aspecto que Ruri. No estaba diciendo que la chica fuera débil, pero quizás esto la destrozaría.

Era obvio quién soportaría más el dolor. Era obvio a quién debía herir.

—Acepto —dijo sin apartar la vista de su amigo y maestro.

No miró la enorme sonrisa de su novia, no miró las expresiones de sus amigos, no miró a nadie más que a Senku Ishigami. Porque al pronunciar la palabra, se arrepintió en el siguiente segundo.

Senku no parecía estar afectado. No había borrado su sonrisa al escuchar la palabra y mantenía su rostro sereno sin alteraciones. No sabía cuánto estaba pasando en el interior de su maestro, pero sabía algo perfectamente: que Senku era capaz de soportarlo.

 

FIN.

Notas finales:

Senku: escucha, Chrome, odio decirte esto, pero lo que la gente llama «amor», es en realidad una reacción química que lleva a los animales a procrear. Rompe el ciclo, Chrome, sé mejor. Enfócate en la ciencia.
***
Quien haya entendido la referencia, se gana diez mil millones de puntos. —No me hagan caso; no soy normal—.
Hola, un gusto conocerte, soy Azumi Dicielexviai. Es el primer fic de Dr. Stone que publico. Siendo usuaria de Amor Yaoi desde hace años, sé que este fic por aquí posiblemente no reciba tanta atención como en otras plataformas en las que también lo he subido. Pero me da igual. No dejaré Amor Yaoi, fue mi primer amor y seguiré publicando por aquí hasta el final —al menos que le pase lo mismo que fanfic.es—.
Pero bueno, al fic.
Dentro de poco mi hermana y yo subiremos otro fanfic de este par. Será un AU, y estará ambientado en la época actual, no 3.700 años en el futuro. Y este fic que acaban de leer fue para practicar a los personajes, por eso hay OoC, porque apenas me estoy adaptando. Y Senku se me complica un poco. Pero, bueno, ya que lo escribí, me debatí entre subirlo o dejarlo entre mis archivos olvidados. Al final dije: «Bueno, no pierdes nada con publicarlo». Así que aquí está.
Aunque sea un fic de prueba, espero que les haya gustado. Y si no les gustó, gracias por darle una oportunidad, por lo menos. De verdad lo aprecio. Si algún día me da la guachiranga, tal vez le haga una segunda parte con un final más bonito. Pero mientras, se queda así.
Quiero disculparme también si está mal narrado o si hay algún error ortográfico.
Bueno, sin más que decir. Mil gracias por leer. Espero estar por aquí pronto. ??
Este fanfic también lo pueden encontrar por:
Wattpad (AzumiDicielexviai801)
Ao3 (SonAzumiSama)


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