Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Información Clasificada por dark-angel

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Algunos personajes van a cambiar. Técnicamente Bart Allen, Impulse en Smallville, muere posterior a la serie en los comics (según wiki) y como es el nieto de Barry y viene del futuro, pues aquí pondremos a su abuelo en su momento histórico real donde debería. Claramente, haré algunas referencias a la amistad pasada. También añadiré a Batman, por la visual de todos los personajes en el momento de la serie y demás, me lo imagino medio como Pattinson, pero pueden imaginarlo como quieran. Por otro lado, para que quede constancia, yo tomo con que Lex y Bruce fueron "amigos", así que daré insinuación de ello. Pero eso, como dije, no me terminé la serie así que divergiré muchísimo y mucho será original.

Como en todos mis fanfics les recuerdo que tengo dislexia y disgrafía, por lo cual no sólo leo mezclando las palabras, sino que escribo así en muchos casos y word me cambia dichas. Como estoy tan mentalizada en lo que va el fanfic a veces no me doy cuenta de eso, así que pido disculpas si hay palabras que no tienen sentido alguno o fallas de gramática. No prometo realmente continuarlo y mucho menos ser constante, quien lo lee debe de saberlo.

Chloe había descubierto un viejo pero activo laboratorio a nombre de Lionel, que parecía guardar una gran concentración de Kryptonita. Oliver y Barry habían estado más que dispuestos en limpiar la zona y poner las piedras malignas en cuarentena para que luego Clark pudiera almacenarlas, pero este mismo se negó a dejarlos completamente solos. No era de extrañar, era extremadamente cuidado cuando se trataba de las piedras verdes y Luthor. Desgraciadamente, desde su lugar a varios metros en el cielo observando cual halcón, no podía ser de mayor ayuda ya que todo el lugar estaba reforzado por plomo, claramente a prueba de seres como él, lo que significaba que Luthor mayor estaba bastante al tanto de su existencia a esas alturas y ponía en perspectiva muchas cosas en su vida. Aun así, la tecnología actual permitía que estuvieran en contacto todo el tiempo y seguía cada paso que los dos vigilantes realizaban dentro; apenas había seguridad, unos diez en total, de rotación de turno, y cinco médicos (o científicos, difícil saber). Dentro había una larga final de celdas, pero cada una que lograba abrir Green Arrow, notaba que estaba vacía, excepto, bueno, esta. 

La flecha explosiva fue bastante fructífera, costó un poco ya que parecía tener un sistema más seguro que el resto, pero lo logró con relativa facilidad (o eso diría si le preguntaban). Esperaba dentro no encontrar nada, como las demás puertas, pero se sorprende que entre la muy tenue luz haya un cuerpo sentado en el suelo, esquina derecha, medianamente acurrucado. Hay un momento de vacilación de ambas partes antes de que haya un sonido seco, posiblemente una risa, proveniente de la figura que comenzaba a moverse. 

—  Bueno, esto es nuevo —. La voz era ronca, claramente en desuso o un uso excesivo, pero fácilmente reconocible. No fue hasta que se levantó con gracia, aunque se notaba como costaba con sus miembros rígidos, que realmente pudo darle nombre a la voz. Lex. Maldito Alexander Luthor. ¿Qué demonios? Oliver apretó el agarre en su arco, cambió de peso de su cuerpo de izquierda a derecha y cuadro sus hombros. ¿Sería un clon?, no sería raro, los Luthor tenía un pequeño fetiche por esas cosas, malditos psicóticos —. ¿Cuál será la actividad del día? ¿Tiro al arco? ¿Descubrir cuantas flechas pueden clavarse en mi carne antes de que mi sistema nervioso central colapse de sobreestimulación? — La voz continuó, desinteresada, casi aburrida. Ollie se estremeció, no tanto por sus palabras o insinuación detrás, sino por la vista frente suyo. Claramente no era el Lex enfrentado hace dos días en su torre de marfil, no. Tenía un moretón bastante desagradable del lado izquierdo, su ojo tenía un derrame interno, aunque parecía estar curándose; su labio derecho estaba destrozado, como si lo hubieran partido y luego frotado con fuerza solo para agravarlo. Su cuerpo estaba rígido, como había notado antes, y también favorecía el lado derecho al izquierdo; por muy digno que se mostrara aún, se podía visualizar una leve cojera allí. Apenas salió de su pequeño análisis cuando la voz de Allen cortó todo. 

> ¡Encontré un niño! < Exclamó, alto, casi como un chillido, en el auricular de Oliver, quien se atrevió a desviar la atención de magnate expectante. Parecía tan resignado que lo estaba poniendo nervioso y eso chocaba tanto a la visual normal que hacía que quisiera zarandearlo, lo que claramente no era optimo.  

> Encontré a Luthor < 

> ¡Qué! < Tanto Barry como Clark chillaron en el auricular. Estuvo bastante tentado a quitárselo solo para dejar de escuchar sus insistentes preguntas posteriores que se sobrescribían sobre la otra, dificultando comprender realmente que decían, especialmente cuando el velocista hablaba. 

> ¿Estamos seguros que Lex Luthor se encuentran en su Torre actualmente? < La pregunta la soltó baja, mientras pegaba su vista nuevamente en el hombre que se posaba en el centro de la habitación, bajo la única luz, y alzaba su ceja entre curioso y consternado por el hombre que hablaba por radio a extraños. También sus preguntas. La mención de otro “Luthor” hizo que el presente resoplara y murmurara algo referente a monstruo. Fue solo un segundo, o varios, la verdad no tiene idea cuanto tiempo lo miró mientas Allen seguía preguntado cosas random, hasta que Clark cortó las palabras con frialdad. 

> Actualmente Luthor se encuentra en Gotham haciendo negocios con empresas Wayne < 

> Bueno, uno de los dos es el gemelo malvado < Finalizó sin más. Sintió el impulso de frotar su frente, esta situación era tan delirante como todas las que solían rodear al millonario; jamás normal, ¿eh, Luthor? Suspirando exasperado, estuvo a punto de dar un paso al frente, para tomar del brazo del hombre que difícilmente sabría si era o no el original, cuando fue detenido por un empujón bastante brusco que lo llevó a clavarse contra la pared externa. Un niño, un adolescente, un jodido y maldito mini Clark acaba de empujarlo como si fuera nada y estaba parado frente a Luthor como un perro de ataque listo para morder ante el primer silbido. JO-DER. En su aturdimiento no notó que Barry se quejaba de la ida del niño, tan rápido que apenas lo notó y que era jodidamente asombroso, ni las palabras de Clark que afirmaban que entraría y las quejas posteriores del velocista. No. Aturdido solo se quedó sentado en el frío suelo intentando recuperar el aliento. 

— Aléjate de mi padre —. Confirmó el menor, entre gruñidos que intentaban ser apaciguados por el considerado “padre”, mientras que la voz era tan jodidamente similar que Ollie no puedo evitar preguntar: 

— ¿Clark? 

Y eso fue suficiente para que quien protegiese el cuerpo de quien cambiara, Luthor tironeó del antebrazo del niño intentado de meterlo tras suyo, pese a su torpeza y del estado colérico del chico. Fue el hombre calvo quien gruñó y afirmó un “no” pesado, como si cualquier tipo de insinuación que fuera por ese lado no sería tolerado. Oliver iba a sentirse enfermo, y no estaba seguro bien porque de todo, si la perspectiva de que Luthor sea el padre de un mini Clark o que este Clark fuera tan protector, enfermizamente protector. Poco importó, Allen apareció no mucho después, ayudando al rubio a ponerse de pie, aunque este en ningún momento de atrevió a sacar la mirada de la habitación que abría las puertas a un mundo alterno y disparatado. Barry, por otro lado, solo se giró a sonreírle al mini Kent y decirle que estaba bien, que estaban para sacarlos, como si no fuera para nada extraña esta maldita situación y estaba con muchas ganas, demasiadas, de golpearlo con su arco para ver si así el rubio sucio reaccionaba. ¡Porque esto era una jodida locura!, realmente, joder.  

— ¿Cuál es el juego aquí? — La voz de Luthor cortó la diatriba nerviosa del velocista quien rápidamente comenzó a decir que no había juego y a preguntarle a Oliver si lo había, mientras murmuraba que no entendía nada por lo bajo, pero le sonría ampliamente a la pareja dentro de la habitación. Lex se enderezó, tanto como podía, y tenía esa pose arrogante que tanto detestaba a pesar de que el atuendo sucio de “paciente” que llevaba podía matar un poco toda su imagen intimidadora. Su labio se había fruncido con desgrado, mientras sus ojos evaluaban todo rápidamente—. Parece una actividad demasiada rebuscada para que mi gemelo incapacitado pudiera planear —. Bueno, si había duda de un clon, este Luthor lo reafirmó. Antes de que Oliver pudiera interrogar, una ola de viento frío lo atravesó y Clark estaba frente a ellos, tapando a los integrantes de la habitación de los vigilantes; era dudoso a quien quería proteger realmente, si los vigilantes del dúo dinámico, o a la inversa, sinceramente Queen no podía vislumbrar bien las lealtades de Kent en un momento como este. 

— Lex —. Si quería conservar cualquier pizca de anonimato murió fácilmente cuando su voz se rompió murmurando el nombre de su aclamado villano. Como si pudiera ver algo que nadie más y toda fachada de odio se muriera tan rápido como hizo contacto con la delgada figura. El niño, nuevamente, se encaminó frente al hombre calvo como si deseara protegerlo; notando, nuevamente, cosas que los externos no parecían capaces de entender. 

— Clark —, igualando un tono suavizado y real, Lex dio un paso tentativo, pero como si la idea quemara en su mente, retrocedió del mismo modo que avanzó; rápido y eficiente. Algo cambió rápidamente en él, el hielo se deslizó y congeló todo en el lugar, hasta el mismo adolescente que aún se posaba medianamente a su lado y detrás, retrocedió desconcertado por la brusquedad y versatilidad de las emociones de los presentes—. Un poco tarde para salvarme, ¿no crees? ¿Demasiado tráfico entre la granja y el psiquiátrico? 

Entonces algo se rompió, o bueno, algo rompió Luthor. El corazón de Clark, para comenzar, y eso no era nuevo para los espectadores, pero a pesar de que este se partió abruptamente y se escuchó su crujido, nadie esperó las lágrimas y el dolor tan crudo que se filtró en su voz mientras repetía el nombre de su enemigo; como si fuera un amante perdido, un anhelo distante, que sabe que jamás tendrá. Y no fue lo único, también destrozó muchas cosas en el paso: los hombros tercos del héroe se curvaron, su posición llena de confianza adquirida se perdió y se volvió tan infantil que dolía ver. Se sentía como observarlo volverse un niño que está siendo reprendido por arrancarle la cabeza a las barbies de su compañera de clases y a su vez le dijeron que su cachorro favorito murió. La desgracia caminante: puro calvario; puro pavor.  

— ¿Cuánto tiempo? 

— ¿Cuánto tiempo desde el incidente, Clark? 

— Dios, Lex. Intenté sacarte, pero no lo logré y para cuando llegué a ti ya te había electrocutado... 

— ¿Y eso te impidió sacarme? —. La voz, desinteresa en la superficie, pero tan fría que podría congelarte al instante, cortó el monologo de Clark, porque todos sabían que si al hombre se le daba la oportunidad pasaría horas lamentándose y disculpándose; no que Lex quisiera salvarlo de ello, pero quería punzarlo un poco más, retribución, dirían algunos.  

— Creí que no recordarías nada, no podía arriesgarme, debes entenderme, en ese momento mi secreto podía costar tanto y que no lo supieras parecía una mejor idea. Y tu padre no parecía interesado en mantenerte después de eso, había cumplido su cometido o eso creí. 

— Siempre tu secreto Clark. Mantenerlo oculto valía todo lo demás, ¿no? Tu relación con Lana, con tus amigos, nuestra amistad, mi cordura y hasta vida. 

— Espera un minuto, Luthor —, comenzó Oliver, sintiendo la sangre hervir ante la despreocupada insinuación que dejaba caer el calvo; no que pudiera realmente refutarla, pero vamos, no podía echarle toda la culpa a Clark—. Valía su vida, podría ser él el encerrado y no tú, si se supiera. Vale todo guardar su secreto, su vida, la vida de sus padres y gente cercana. No seas tan jodidamente egoísta al insinuar lo contrario. 

— ¿Egoísta? — Hay incredulidad en su tono, pero niega fácilmente con su rostro, como si descartara el comentario y luego se gira para ver a Conner, apenas, por el rabillo de sus ojos. Hace una pequeña seña y el niño se pone en posición; no de ataque, notan, sino de huida—. Si no hay una agenda que apremie, señores, me gustaría irme de aquí antes de que el Luthor Metropolitano decida comprobar que su pequeño secreto sucio no sea expuesto —. Y aunque era políticamente correcto su tono, había, en la parte profunda, una advertencia de que se irían fuera como fuera; la libertad, a solo unos pasos, ya no se les sería retirada. Oliver parecía listo para discutir, no sabe bien con cual argumento, pero realmente no quería darle salida rápida. Aunque sí estaba de acuerdo con algo de todo esto: Luthor, el externo, el que estaba en metrópolis y tenía unas secretarias de dudosa procedencia, no tardaría mucho más en enterarse de su intromisión en este lugar. 

— Iremos a mi apartamento —. Finalizó cualquier discusión, Clark, mientras extendía su mano como si fuera a sujetar a Lex para salir de allí. Pero dudó, con su mano en el aire entre ellos, mientras observaba cualquier cambio corporal del hombre en cuestión. Luthor, como era de esperarse, se estremeció ante la insinuación y su cara se transformó, nuevamente, en completo disgusto ante la perspectiva. Se giró, esta vez, hacia el niño por completo y murmuró algo bajo que nadie más que Conner y Clark pudieron identificar; prometió que estarían bien, que Kent era de confiar, prometió mantenerlo a salvo, como siempre, y esta última parte hizo que Superman no pudiera evitar sentir que su corazón se contraía; la insinuación de a que males podría haber protegido al niño era simplemente astronómica y temía siquiera comenzar a imaginarlo—. Flash puede llevar al niño, Lex, ¿vendrás conmigo? —. Su tono mantuvo el tranquilo y autoritario que usaría normalmente cuando encabezaba una misión; el niño veloz dio un paso tímido dentro de la habitación y extendió su mano hacia el adolescente, quien olfateó (sí, olfateó) el aire antes de asentir a regañadientes. Luthor resopló de forma poco digna. 

— Conner, su nombre es Conner —. Y eso pareció ser suficiente. Confiarle el nombre de su persona más importante era todo lo necesario para saber que las palabras susurradas guardaban más verdad de la predicha. Tomó el brazo de Lex, tirándolo suavemente hacia él y luego lo cubrió entre sus brazos. No necesario, pero sí vital. Estaba vivo, aquella persona de sus recuerdos y fantasías, estaba allí y jamás lo volvería soltar si su vida dependiera de ello. Estaba seguro, que, de igual forma, aquella última afirmación era tan real como los delgados músculos que se apretaron contra su pecho. 

Aterrizaron en la azotea del edificio de Clark, Lex no parecía muy entusiasta en repetir la acción y cuando se separó del cuerpo del héroe, se tambaleó murmurando algo sobre preferir vuelos en primera clase. Kent resopló una risa baja, un poco tensa en los bordes, y mantuvo su mirada firme mientras guiaba al hombre –sin tocarlo- hasta su apartamento. Era amplio, debido a que solo tenía dos ambientes y hacía parecer que era más espaciosos sin restricciones como paredes. Desordenado, claramente, muy económico. Luthor tuvo la decencia de no comentar nada referente al estado del lugar y se sentó en el sofá de segunda mano del hombre, dejándose desplomar solo un poco. Barry llegó solo unos momentos más tarde, al parecer no solo con “Conner”, sino también con una gran cantidad de comida china caliente y una discusión muy febril sobre la necesidad de disfrutarla con palillos y no contaminarla con cubiertos de metal. Tras dejar su “paquete” se despidió del héroe y dejó a la “familia feliz”, como bien insinuó, solos. Clark apenas se dio el lujo de desaparecer unos momentos en su cuarto para cambiarse de ropa a una más normal; jeans, camisa de franela y descalzo. 

El aroma de la comida despertó el apetito de los dos Kryptonianos, tanto el estómago de Kent como el de Conner retumbaron ante la perspectiva de comida; Luthor, por otra parte, parecía bastante verde por los bordes. Desempacaron los alimentos, abundantes, sobre la mesa ratona frente al sofá donde el mayor se sentaba indignamente. Lex le enseñó a Kon a usar los palillos chinos y en el proceso probó dos bocados un rollo de primavera. Clark mantuvo su mirada fija en ellos, sintiendo una variedad de sentimientos encontrados y debió, en un momento demasiado “paterno” desviar su mirada y murmurar sobre buscar bebidas para no sonrojarse al darse cuenta que realmente Lex tenía un lado amoroso y dulce que jamás vio, destinado a Conner, y la bolsa pesada de celos se estaba acumulando en la boca del estómago; al final de cuentas, los Kent nunca se destacaron por saber compartir. 

La comida desapareció del mismo modo que el cansancio se asentó en el cuerpo de todos. Oliver había llamado hacía unos minutos, mientras tiraba las cajas vacías y contenedores, ya que nada había sobrado, informando sobre la limpieza exitosa. También había preguntado sobre si era prudente mantener a los “invitados” allí con él, considerando todo y el peligro que representaban; fue bastante contundente con su afirmación de que podría ser una trampa y que debería de llevarlos con la Liga, al final de cuentas, aunque el grupo era relativamente nuevo, seguía siendo la mejor opción para retener este desastre inminente. Se negó hacerlo, diciendo que podría contenerlo y en caso contrario se pondría en contacto con Batman, que no había necesidad de alertar o alterar a nadie más; cortó la llamada justo cuando Ollie aconsejó someterlo al juicio del lazo de Diana. Definitivamente esa no era una opción. Cuando regresó a la sala, Lex parecía listo para rendirse en los brazos de Morfeo, pero bastante terco para realmente hacerlo; Conner paseaba husmeando todo en el lugar, con curiosidad infantil. 

— Puedes tomar una ducha —, se encontró diciendo, y pronto se sintió arrepentido cuando la fría mirada de Lex se clavó en la suya —, no es que esté insinuando que la necesites, o hueles, creí que podría ayudarte, ¿sabes? Una ducha caliente y relajante —, siguió con rapidez y torpeza, tropezando un poco en sus palabras y sintiéndose, nuevamente, retroceder a su adolescencia.  

— Aceptaré la oferta —. Se burló, con sutileza, su viejo amigo. Se paró con algo de pesadez y se dejó arrastrar hasta el único cuarto real. Le enseñó el baño contiguo y donde podría encontrar ropa, una vez que saliera, anunciando que podría tomarse todo el tiempo que necesitara, antes de dejarlo solo. Salió del cuarto, cerrando la puerta tras suyo, pero no regresó a la sala hasta que escuchó la ducha encenderse. 

Conner claramente tenía el mismo carácter de los Luthor. No sabía si se debía a la “crianza” o era algo más arraigado en él, pero no tardó ni dos segundos, cuando este regresó, para atacarlo en la yugular y verlo sangrar en el suelo; metafóricamente, aunque parecía bastante propenso a realizarlo de forma física si era requerido. 

— Todo esto es tu culpa —, acusó, sin dudarlo o tener siquiera una pizca de incertidumbre ante este concepto —, que encerraran durante años a mi padre, lo torturaran. Yo, mis hermanos, todo es tu culpa y ni siquiera te importa que sea así. Gran héroe, eso eres, ¿no? Me mostraron videos tuyos —. Continuó, pasó su mano por una fotografía familiar de los Kent, aunque su mirada estaba distante, recordando otra cosa y no centrado realmente en el objeto frente suyo —. Me construyeron para reemplazarte, fui creado para destruirte y tomar tu lugar. Ser el “Superman” perfecto y leal a la humanidad, a Luthor —. Siguió, ahora su mirada se posó en el hombre, la voz bajó un poco, algo peligrosa y llena de promesas —. Sé cómo destruirte, podría hacerlo si quisiera —, y realmente, a estas alturas, no estaba seguro si poner en duda las palabras del niño. Clark se cruzó de brazos, pero no detuvo su monologo; algo que aprendió, era que los Luthor amaban los monólogos y como hijo de su padre, seguramente seguiría esta tradición—. He matado, no tengo miedo en hacerlo. Si lastimas a mi padre, no dudaré en hacerlo otra vez. 

Bueno, esa fue mucha información que asimilar y muchos sentimientos que desentrañar. Era extraño, ver a una versión más joven de él ser tan... cerrado, distante, robótico. Se preguntó si este hubiera sido su destino si no hubiera caído en las manos amorosas de los Kent; pero tampoco quería pensar plenamente así, estaba seguro que Lex, su Lex, había intentado volverlo tan humano como sería posible allí. Pero dejó eso de lado, ese sentimiento de lucha de querer abofetearlo para que despertase y a la vez abrazarlo para que sintiera el calor del amor. Se centró en otras partes, como la primera: “Hermanos”, no recordaba haber escuchado sobre más “pacientes” en el centro de Oliver o mismo Barry. Se detuvo, inclinó su cabeza, y la frase “he matado” se cuela como un taladro perforando su columna vertebral. 

— ¿Cuantos? —. Se descubrió preguntando, con voz ronca y enojada, porque no podía evitarlo, la perspectiva de asesinar a otro individuo retorcía todo en su sistema, especialmente aquellos que podrían haber sido también clones suyos, ser suyos, como Conner. Dios, Conner era suyo, ¿no? Se sintió mareado ante esto último y prefirió empujarlo, lejos, más tarde lo podría procesar, ahora lo importante: — ¿Cuántos “hermanos” has matado? 

— ¿No te gustaría saber? — Y la sonrisa, la sonrisa cruel, los ojos vacíos y el tono. Si cabía duda sobre cualquier parentesco con Luthor, esto lo confirmaba casi con sangre. Claro que no era igual a su Lex, no, pero esta mirada había sido reproducida mil veces por aquel villano, su enemigo público, que lo molestó durante décadas. Era igual a ese Luthor. A ese Lex. Y vio rojo. Antes de darse cuenta tenía el cuello del niño apretado en un agarre de acero bajo su pesada mano y la risa distante de este, que se sobreponía a aquella que acosaba sus sueños más oscuros. 

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).