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Tío Minho por Ari_123_love

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Notas del fanfic:

Todavía 27, todavía a tiempo para celebrar los 14 años del 2min. 

 

Esta es una de esas historias que se instalan en mi cabeza, tras un montón de bombas de inspiración, y no puedo dejar de pensar hasta que termino de escribir, así que tengo semanas dedicándome solo a esto jsjsjsjsjs. 

 

Así que feliz aniversario a este bello ship♥?

Notas del capitulo:

Todavía 27, todavía a tiempo para celebrar los 14 años del 2min. 

 

Esta es una de esas historias que se instalan en mi cabeza, tras un montón de bombas de inspiración, y no puedo dejar de pensar hasta que termino de escribir, así que tengo semanas dedicándome solo a esto jsjsjsjsjs. 

 

Así que feliz aniversario a este bello ship♥?

Minho abrió la puerta de su casa, preguntándose quién era capaz de llamar a la puerta a golpes y tocar el timbre tan insistentemente a tales horas de la mañana. Sí, disfrutaba levantarse a las cuatro y media de la mañana para ejercitarse, era muy distinto a disfrutar visitas a esas espantosas horas. En especial, porque lo detestaba. Apenas darían las cinco, y dudaba que fuera el repartidor del periódico quien estuviera haciendo tal escándalo.

Probablemente lo más extraño no era ver qué ni siquiera el sol había salido aún, sino que no había nadie a la puerta. Pero creer que le estaban jugando una broma, o peor aún, que eran fantasmas, no era en lo absoluto su estilo. Esto no era una película de terror. Hasta el momento en que al querer cerrar la puerta revisó bien el pórtico y entonces lo encontró al pie de la escalinata. Un bambineto color amarillo que escondía un pequeño bulto en su interior.

Oh no, oh no, oh no.

Ahora realmente quería que esto fuera una película de terror, o de suspenso, en vez de la vida real. Más cuando al acercarse al bambineto, confirmó que el pequeño bulto no era más que una gran cobija envolviendo a un bebé que dormía profundamente. Un bebé pequeño, aunque le quedaba claro que no era recién nacido.

Alzó el bambineto, revisando primero que no estuviera dañado o mojado. Entró a casa a sólo para asegurarse de dejarlo en un lugar seguro, mientras alzaba al bebé en brazos, quién a penas alcanzó a incomodarse un poco ante el movimiento, volviéndose a dormir en brazos. El mono color azul con pelotas de béisbol le indicó que se trataba de un niño. Y aunque lo creía adorable, esto simplemente no estaba bien.

Pasó la primera hora en la calle, con el niño lo más arropado posible en sus brazos, buscando a quien lo había dejado, o tan siquiera a alguien que hubiese visto a esa persona. Por supuesto que no había demasiadas personas en la calle a esas horas, y ni un par de ojos que pudieran decirle algo al respecto.

La siguiente hora la pasó en casa, tratando de hacer que el bebé dejara de llorar. Primero creyó que con arrullarlo un poco más lograría volverlo a dormir, tras veinte minutos se dio cuenta que eso era algo que no sucedería. Revisó si estaba mojado, pero no lo estaba. El bebé solo estaba hambriento. Pidió a una farmacia que le mandaran biberones, y leche de fórmula; sabía que la leche cambiaba según la edad del niño, y podía estimar que el bebé estaba dentro de los primeros tres meses, así que había escogido casi a ciegas solamente deseando que le mandaran rápido su pedido.

Nunca antes un pedido de la farmacia se había tardado tanto, casi se estaba odiando por no vivir cerca de una. Pero, ¿cómo iba a saber él que un día necesitaría comprar leche y biberones con tal urgencia? Ni siquiera pasaba tan seguido a la farmacia por medicamentos para sí mismo, usualmente no se enfermaba.

Conforme pasaba el tiempo, y su pedido no llegaba, su preocupación subía. ¿Qué pasaba si le daba de comer una hora después al bebé? El niño no dejaba de llorar, y escuchar ese llanto tan desesperado le angustiaba. Sabía que debía calmarse, normalmente era bueno con los niños, muchos de sus amigos tenían hijos y a él le encantaba jugar con ellos y sacarlos de paseo. Sin embargo, sabía que tampoco tenía la total responsabilidad si algo sucedía. Ahora no tenía la opción de devolverlo con sus padres.

El sonido de la puerta abriéndose le crispó un poco, ese no era el repartidor porque ningún repartidor entraría sin llamar desde el timbre de la reja en el exterior de su residencia. Tomó una larga respiración cuando recordó que sólo una persona, además de él, tenía las llaves de su casa.

-Amor, decidí que hoy quiero desayunar contigo. Sí, eso significa que tú me harás el desayuno…

Taemin.

Minho miró a su novio, que al fin se encontraba consternado por el llanto y la presencia del bebé. Se acercó cuidadosamente, mirando con atención al niño antes de fruncir el ceño y mirar a Minho.

-Choi Minho, ¿por qué tienes un bebé en brazos?- Le cuestionó, ambas manos puestas sobre su cintura en jarra. Estaba exigiendo respuestas, claras, e inmediatas.

- Yo…no lo sé.- Eso era simplemente cierto, no tenía idea de por qué habían dejado a ese bebé en su casa, y tampoco podía darse el tiempo para pensar porque el llanto del niño lo estaba estresando a pesar de que este ya sonaba algo cansado y casi a punto de rendirse de tanto llorar. Si pudiese, él también se echaría a llorar de desesperación.

-Lo sabía. Sabía que algún día llegaría y descubriría que me engañaste. Ahora hasta tienes un hijo.

Entonces todo el pánico que se había construido en Minho, casi desbordándose de él, desapareció. Los comentarios siempre fuera de lugar de Taemin le relajaban de manera absurda, haciéndole sentir que al menos algo estaba bien y era igual que siempre. La sonrisa de medio lado en Taemin le señaló que lo había hecho a propósito, que sabía cuando estaba a punto de derretirse y qué hacer en esas situaciones. Que cinco años de ser pareja eran más que algo que no llevaba a nada, y estaba ahí para quedarse por más tiempo. En este momento, no podía amar más a ese cabeza de chorlito que le estaba molestando con un tema tan serio.

-Taemin, por el amor de dios, sabes que soy demasiado gay como para acercarme a una mujer con esas intenciones.- Le reclamó. -Si uno de los dos fuera a tener hijos perdidos, serías tú, señor me gustan las mujeres voluptuosas tanto como los hombres musculosos.

-Amor, ¿te has mirado en un espejo?- Taemin rio, acercándose y tomando el bebé de los brazos de Minho para sostenerlo de una manera tan peculiar que Minho sintió que su corazón casi se detenía. Si bien estaba en ambos brazos, Taemin lo había colocado boca abajo, ligeramente inclinado y la cabeza apoyada de costado en su brazo. Estaba seguro que los niños no se cargaban así, y sin embargo el niño había dejado de llorar. El pobre bebé solo soltaba sonidos molestos y cansados. -Ahora, dime de dónde salió este bebé y por qué lo torturas tanto.

-Tocaron a mí puerta hace rato.- Minho se dejó caer en su sofá, suspirando al fin algo aliviado por la falta de llanto. -Al abrirla, por supuesto, no había nadie. Estaba cerrándola cuando me di cuenta que lo habían dejado.- Alargó la mano hacia su cocina, dónde estaba el bambineto en el que había llegado el niño. -Salí hace rato para ver si podía hallar a quien lo había dejado. Nada, nadie vio quien fue, no vi a nadie sospechoso tampoco. Es como si se hubiera aparecido aquí.- Se frotó el rostro algo frustrado. -Llamé a la farmacia para que trajeran leche, biberones, también pañales, pero han tardado en llegar.

Taemin exhaló, sabía que rodar los ojos estaría de más. Le entregó de regreso el bebé a Minho, acomodándolo justo como lo había estado cargando. En cuanto se dio la vuelta para ir a revisar el bambineto, Minho reacomodó al niño de la manera en que sabía debían cargarse. El bebé volvió a sollozar, sus ojos llenos de lágrimas, haciendo un doloroso puchero con la boca. Minho volvió a tener ganas de llorar junto al bebé, no podía seguir viéndolo así. Necesitaba que el repartidor de la farmacia llegara pronto.

-Min, realmente entraste en pánico.- Taemin suspiró desde la cocina. -Aquí hay un biberón, y pañales.- Había revisado el bambineto, encontrando por un costado escondidos los materiales que ocupaban para calmar al niño. -Y una carta…

Minho se puso en pie, agarrando el biberón para al fin alimentar al bebé. Ver el esfuerzo de un niño tan pequeño, por agarrar su biberón, le derretía tanto como le estrujaba el corazón. Debió haber estado muy hambriento, pensó. Miró sobre el hombro de Taemin, que se encontraba abriendo el sobre de la carta y procedió a leerla.

-Tío Minho…- Taemin inició, deteniéndose en cuanto se dio cuenta que el bebé había sido dejado a propósito en casa de Minho. -¿Tío? Excelente, familiares tuyos que desconozco por completo. ¿Tan siquiera te conozco a ti? ¿Es Choi tu verdadero apellido?- Trató de aligerar el ambiente, fingiendo estar ofendido por la falta de información de su pareja. No pareció funcionar, Minho lucía el ceño fruncido en un gesto de confusión por cómo empezaba la carta.

-Tengo una sobrina, pero no la he visto desde que yo tenía diecisiete años.- Exhaló, guardando un momento de silencio. -Hija de mi hermano.

-¿Tú hermano, quién falleció hace veinte años?

-Sólo tengo un hermano, Taemin…- Minho bajó la mirada, hacia el bebé. El niño no se veía como su hermano, pero ahora podía ver pequeños trazos de su sobrina cuando ella había sido una cosita diminuta. -La última vez que la vi ella tenía tres años. Su mamá se mudó cerca de su familia, después de que mi hermano…Perdimos conexión con ellas, o al menos yo. No sé si mis padres lograron contactarlas de nuevo en algún momento. Supongo que sí, si saben donde vivo…

Taemin colocó su mano sobre el brazo de Minho con el cual estaba sosteniendo el biberón. No sabía exactamente que decir, pero entendía que probablemente estaba siendo igual de confuso o peor para Minho. Solo asintió, volviendo a colocar la carta delante de ambos para poder leerla de manera simultánea.

Tío Minho,

Probablemente no me recuerdas, pero yorecuerdo las veces que cuidaste decuando mamá tenía que ir al hospital con papá.

Necesito que me ayudes en este momento, del mismo modo. No puedo cuidar de mi hijo ahora. No puedo estar cerca de él.

Por favor, cuida de mi Myungdae del mismo modo en que lo hiciste conmigo, mientras no estoy.

Ojalá esta fuera una mejor forma de reencontrarnos, pero ahora no es el momento indicado. Cuando lo sea, volveré.

-Choi Mirae”

-Choi Mirae.- Taemin murmuró al terminar de leer. -¿Es ella? ¿Tú sobrina?

-Si, lo es.- Afirmó, sintiéndose algo alarmado por la carta. Era extrañamente vaga y familiar, parecía no querer decir mucho y actuar de manera sencilla. Pero sabía que no podía ser así, no cuando ella estaba comparando dejarle a su hijo con las muchas veces que él tuvo que ser su niñero. Había habido veces en que la cuidaba por días enteros, hasta el punto en que algunas vecinas creían que ella era su hija en vez de su sobrina.

Eso sólo podía significar una cosa: ella tardaría en volver

 

Notas finales:

El género policíaco/true crime siempre ha sido de mis favoritos, y terriblemente es uno de los que simplemente no se me da para escribir. Aún así, sé que la práctica hace al maestro, y me dedicaré a ello. 

 

Está historia no es 100% policiaco, sino más rosa y cálida, pero me gusta pretender que estoy haciendo bien mi trabajo al momento de tejer un misterio.

 

Aún así espero que disfruten este camino conmigo~


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