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Lunas Frias por Silence Tsepesh de Lenfet

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La tos me despierta. Espero sentir el frio de la calle, pero estoy enredado en una cobija con olor a detergente. Los recuerdos de los últimos dos días se amontonan en mi cabeza como tiras de película.

Me dejaron en una carretera y tuve que caminar.

Había dos hombres en el bosque que se convirtieron en lobos.

Otro más intento comerme y fui ¿salvado? Por otro.

Enferme y termine aquí.

Suspiro, mirando al techo. Estoy asustado. Asustado porque no quiero morir, porque siento que termine atrapado y no tengo la fuerza para escapar ¿Cómo saldría de aquí? y si lograra irme ¿A dónde iría? No hay nada para mí afuera. Estoy demasiado cansado para seguir. Unos golpes en la puerta me hacen pegar un salto.

— ¿puedo pasar?— no conozco la voz, la puerta no se abre.

— S-si— ahora si se abre. tengo el impulso de meterme bajo la cobija. No lo hago. El recién llegado me hace pensar en frio y nieve. Su cabello es casi blanco, nunca vi un rubio tan pálido. Y sus ojos son de un azul muy claro. Me sonríe mientras se acerca.

— hola. Solo vengo a revisar que estés bien ¿necesitas algo?— mis ojos de dirigen a la puerta— también traje comida y Lon me pidió que te recordara que tienes que comer primero antes de tomar la medicina— pone los ojos en blanco— como si necesitara que me lo recordaran— nota que lo estoy mirando fijamente y me sonríe— es que trabajo en un hospital.  Con niños, pero tuve que aprender medicina.

— eres doctor.

— Sí. Soy Tarik— el nombre me suena, es a quien querían llamar aquel día. Antes de que pueda decir algo, otro ataque de tos me interrumpe. Ya no son tan intensos ni frecuentes, y se calman con la medicina— vale, eso no se escucha muy bien— pone un plato en mis piernas, sopa.

—  Gracias.

— no es nada— vuelvo a mirar a la puerta. El colchón se hunde cuando se sienta— Lon está ocupado esta noche y me pidió que pasara a verte— ¿noche? ¿Cuánto dormí?— dormiste desde la madrugada, según él. Son casi las diez de la noche. La medicina es un poco fuerte— me sonríe de nuevo.

— eres como ellos…

— ¿ellos?

— los… lobos en el bosque.

— ah… Bradley y Murray están avergonzados por no darse cuenta de que había alguien más, no los culpo, tienen poco en esto. Y Jennifer se encerró en su habitación por lo que hizo, ella la pasa mal. No creo que intentara lastimarte a propósito… es decir, ella solo protege el territorio— no entiendo ni la mitad de lo que me dijo— Oh, pero eso no fue lo que preguntaste, sí, soy un lobo también.  

— ¿todos aquí lo son?

— todos no. somos unos pocos por aquí— su mano se estira y me toca la frente. Me quedo quieto— ya no tienes fiebre, es buena señal. Aunque tu respiración y tu tos no suenan tan bien, un poco de reposo y medicina lo resolverán— no me preocupa eso en este momento. Él parece entender mi mirada— descansa unos días, han pronosticado lluvias y con el frio todo se pondrá peor para ti si sigues en la calle— eso es lo peor que puede pasar en este momento. Aparto el plato y cierro los ojos.

— ¿estoy encerrado? ¿Me dejaran ir?

— ammm… no estas encerrado, las puertas no están aseguradas y podrías irte cuando quieras— me suena a que no es tan simple como dice.

— ¿pero?

— te encontraríamos rápido. No estamos seguros de que hacer ahora

— ¿Por qué?— es porque los vi, lo sé antes de que él me responda. Claro, eso es un secreto ¿cierto? Debe serlo, no hay ningún ser humano que lo sepa. Hace mucho que una noticia como esta se sabría, incluso para alguien que no tiene hogar.

— conoces lo que somos. Algunos están inquietos por eso. Rowan está tomándolo con mucha calma, no le importa si te vas o no, o si lo cuentas porque… emm… no creerán en lo que dice alguien que vive en la calle. Son sus palabras, no mías— y tiene razón. No me creerán.

— no voy a decirlo.

— supongo que podrías decírselo a los demás, para que se queden tranquilos, todos dirán lo que piensan y se llegara a un acuerdo. Pero será hasta que estés mejor,  toma tiempo organizar un día libre para todos— no sé si podré hacerlo. Estar mejor significa también que pensare claramente y no sé qué pasara cuando todo caiga en mi cabeza— pero no te preocupes por eso ahora, no implica hacerte daño— no es que me preocupe o me importe. No digo nada, él me pasa la caja con pastillas y un vaso con agua.  Me siento cansado de nuevo, aunque he dormido todo el día al parecer. En algún momento me dormí de nuevo. Estoy solo otra vez y no hay rastros del plato.

No salgo de la habitación al otro día. Tarik regresa solo a traerme comida y hablar un rato, aunque es él quien habla. Me lleva al cuarto de baño y me da ropa limpia para cambiarme. No sé qué pensar de todo esto. Estoy completamente perdido con los días, duermo más de lo que estoy despierto. No escucho nada ¿tal vez estoy solo? quizá podría irme sin que se den cuenta, si tengo suerte encontrare alguien que me lleve a la próxima ciudad.  Abro la puerta con cuidado, asomándome primero. Es una casa pequeña, la sala y el comedor están unidos,  una ventana me deja ver el refrigerador. Una puerta abierta al otro lado de donde estoy es otra habitación.  Doy unos pasos, dudando. Me siento mejor, creo que podría correr si es necesario.  

— Creo que es una buena idea, Rita estará feliz.  

— no voy a imponerle nada, solo le preguntare por los departamentos.

— ¿Cuándo se muda?— no están dentro, las voces vienen de fuera, la puerta está cerrada pero hay dos personas hablando fuera y una es Lon.

— Miranda aún no decide si lo hará. Solo estoy avisándoles para que no les tome por sorpresa después. Baruch y Kalila ya lo saben, Rowan me envió a decírselos.

— bien— silencio. La puerta se abre de pronto, mi corazón se detiene y no puedo moverme. Lon entra, con una expresión entre la ira y el dolor, que se desvanece en una sonrisa cuando me ve. Siento que tengo que decir algo, pero no se me ocurre nada y solo abro y cierro la boca como pez— al fin saliste de la cama ¿te puedes mantener de pie ahora?

— eso creo— espero que alguien más salga de pronto de alguna habitación, pero Lon camina a los sofás acomodados frente a un televisor. Lo enciende en un partido de basquetbol. No paso por alto que no aseguro la puerta— me iré pronto.  

—  oh ¿seguro?— muevo la cabeza con fuerza para decirle que sí.

— Tarik dijo que podía.

— pequeño problema, Tarik no toma las decisiones aquí— siento que el alma se me va con esas palabras ¿me estuvo mintiendo? ¿todo este tiempo he sido prisionero?— él seguro cree que será así, pero quien dirá todo al final será Rowan… o Eddie— me mira fijamente— sí, creo que esta vez será Eddie— pienso en el pelirrojo de aspecto nervioso.  

— pero… nadie me creerá. Si le digo a alguien, solo seré un loco más en la calle.   

— sin duda, pero actualmente tenemos… asuntos con otros. Ah, es complicado. Esto no es lo que disfruto de una manada, pero esta es muy divertida. Si hubieras llegado hace un año posiblemente te hubieras podido ir sin mucho alboroto, pero estamos en contacto con dos manadas que recelan mucho el secreto.

— Eddie dijo que no era como ustedes ¿Por qué él puede saberlo y yo no?— ¿Está prisionero también? No se ve como alguien amenazado pero quizá ya tiene tanto tiempo así ¿no tienen un nombre para eso? la risa de Lon me hace mirarle otra vez.

— Pregúntaselo cuando lo veas, solo déjame estar presente cuando lo hagas— me quedo mirando la pantalla, el sofá y la invitación no verbal a que me siente. Yo no me siento en la sala a ver televisión, no es el lugar para alguien como yo— ¿no te gusta el basquetbol? puedo poner una película— sería fácil sentarme allí y ver televisión como cualquier persona. Solo que yo no soy cualquier persona y cuando me marche esto pesara sobre mí al estar en la calle. Hago lo único que tiene sentido para mí: me doy la vuelta y regreso a la habitación.    

Dejo que Tarik siga trayéndome comida, porque mi cuerpo conoce el hambre y no puedo rechazar una comida como una invitación a ver televisión. Ya será difícil no pensar en la cama cálida y las cobijas cuando me vaya.  Sigo siendo optimista pensando que me iré aunque no sé a dónde, considerando como me enferme quizá haga caso al consejo de Lon y vaya al sur, a un lugar más cálido. Ventajas de no tener hogar: puedes ir a cualquier lugar, dormirás en la calle de cualquier modo. Tocan la puerta, sacándome de mis sombríos pensamientos. Espero que sea Tarik, pero quien entra es Eddie. Escucho una voz fuera ¿Rowan?   

— Hola… te ves mejor— me dice. Considerando que estoy limpio y he comido durante días, creo que si me veo mejor— me dijeron que has estado encerrado aquí ¿quieres salir un momento?— sacudo la cabeza.

— quiero irme.

— mañana. Quieren reunirse mañana para hablar de lo que pasara contigo— le miro. No suena como la idea de agrade— es una tontería ¿Qué demonios harán si deciden no dejarte ir? eso es secuestro. Ah, lo siento, me distraje un momento, a veces olvidan que también tienen que comportarse como humanos y no solo seguir las reglas que ellos mismos inventan ¡Pero no quiere decir que no quiera que estés aquí!— inhala profundo, como si intentara poner en orden sus pensamientos. Esta persona es la que tomara la decisión, según lo que me dijo Lon.

— ¿es peligroso estar con ellos? 

 — en ocasiones— responde sin dudar— sé que no tienes motivos para quedarte ni nosotros tenemos motivos para retenerte. Lon estaba preocupado por ti, desde que te encontró en el bosque. Tarik también me insistió a venir hoy para que hablara contigo, no lo hacen… no lo hacemos porque sepas lo que son, de verdad estábamos preocupados de que murieras.  

— no me conocen. Da lo mismo.

— siempre hago lo posible para que mis pacientes no mueran— su cara se pone roja apenas termina de hablar y escucho una carcajada desde la sala— n—no es… no intento decir que seas un animal. Pero cuando te vi en la casa de Rowan, y cuando Lon te llevo a mi casa… se siente mal saber que estás enfermo y no ayudarte ¡Rowan, si no vas a ayudar deja de reírte!— grita de pronto, haciéndome pegar un brinco. Me siento un poco más tranquilo, estos últimos días me preocupaba el motivo porque estoy aquí, teniendo tanto tiempo para pensar en lo que sería de mí. También siento un nudo en el estómago y la garganta. Cuando estas en la calle solo te tienes a ti mismo.  

— gracias.

— Lon o Tarik te llevaran a la casa mañana para decidir. No tienes que preocuparte, nadie te hará daño— no es que ahora me importe mucho eso— es ¿es verdad que no tienes a dónde ir?

— voy a donde sea— mi tono sale un poco más defensivo de lo que pretendo. Tampoco me importa mucho porque es la verdad.

— entonces, nos veremos mañana— eso parece una huida, no comento nada, no tengo nada que comentar. Aferrarme a algo es… no puedo hacerlo. No puedo tener nada porque no tengo nada, si anhelo algo es peor para mí. 

Vuelvo a perder la noción del tiempo cuando me quedo a solas. Solo miro al techo.  No tengo cosas que guardar, me han dado algo de ropa pero no pienso llevarme nada más que lo que tengo puesto y el abrigo que conseguí ¿me atreveré a pedirles más? no ropa, quizá algo de dinero para conseguir transporte…

La puerta se abre antes de que piense más. Lon entra, no sonríe aunque tampoco se ve molesto.

— así que realmente no harás nada— le miro, solo un movimiento perezoso— ¿estás seguro de que puedes valerte por ti mismo?— me encojo de hombros. He estado así por mucho tiempo.

— tengo años así. Supongo— ¿no me cree? No es mi problema— solo quiero irme, no tienen que preocuparse por mí— posiblemente muera después de todo. 

— posiblemente moriré igualmente— fijo la mirada en el techo. Escucho su risa— pensante algo como eso ¿cierto? Conozco lo que es eso— le miro, él no está mirándome— no tienes que irte si no quieres, nadie te está echando ¿bien?

— quiero irme— silencio.  

— ¿a buscar con quien acostarte?  Pude olerlos— el cuerpo se me enfría. Aprieto los labios, siento que me sangran.

— no te importa— logro decir. Este no es mi lugar, yo no tengo una cama, una casa cálida ni amigos. Yo la paso en la calle, buscando un rincón no tan sucio, consiguiendo dinero a costa de robar o teniendo sexo con cualquiera que me pague. No puedo… no puedo…

— lo siento, tienes razón. Vine por ti, iremos a ver a los demás— me levanto, no siento nada. Tomo mi mochila y camino a la puerta. Lon me detiene, su mano me sujeta con mucha fuerza— pero actuando como una muñeca sin vida no lograras nada— ni siquiera le miro.

— deberías seguir tus propias palabras— su mano me suelta aunque mi voz sigue siendo baja, como si se hubiera dado cuenta de lo que hacía ¿quiere que con un sé feliz y muévete solucionara todo? ojalá. Afuera hace frio, mi cara lo resiente. Ahora quiero irme y alejarme tan lejos como pueda de este lugar y olvidarme de todo. En unos días me preguntare si realmente paso todo esto y terminare por convencerme de que nada fue real. Lon no me lleva a un auto, le sigo por la calle. Las calles están vacías. Pasamos frente a una ventana con efecto espejo, no me reconozco en un primer vistazo: mi piel está limpia, mi cabello rubio no se ve sucio aunque si enredado. Mi ropa está prácticamente nueva, estoy delgado y tengo ojeras. No me veo mal, podre obtener buen dinero unos días…

Nos alejamos de la ventana. Me parece que hay mucho silencio por aquí.

— llegamos— me detengo, un poco sorprendido de que estemos tan cerca. La casa es de las más grandes que hay, y puedo ver arboles al final de la calle. Varios autos están estacionados en la calle. La calle se ve un poco más alegre de día.  Escucho algunas voces incluso antes de que la puerta se abra.

— tardaste.

— aún estoy a tiempo— me quedo congelado en la entrada, hay demasiadas personas aquí. Son demasiados ojos mirándome… una mano se apoya en mi hombro, mi cuerpo tiembla sin que pueda controlarlo— entremos— me empuja con cuidado hasta que entro, me pego a la pared. Solo reconozco a Tarik, Rowan y Eddie.

No puedo concentrarme en todo lo que hablan, en todo lo que se dicen de un lado a otro. Creo que podría irme solamente y no se darían cuenta. No lo hago. Me quedo de pie, pegado en la pared mientras intento entender que dicen.

— entonces ¿Qué sugieres?— dice Eddie, su rostro está algo rojo, sus cejas fruncidas— porque lo que están sugiriendo se llama secuestro— Nadie dice nada, hasta noto la incomodidad que hay en la sala— acepte hacerlo con los demás porque eran peligrosos para los demás, para ustedes. Killian no es peligroso.

— no puedes saberlo.

— ya, basta— Rowan se levanta, también tiene una expresión de fastidio. Me quedo más quieto, algo en Rowan me causa temor, es una de esas personas muy intimidantes que me hacen sentir pequeño— tomemos un descanso antes de terminar con esto— algunos se mueven y salen, otros solo van a la cocina.

— ¿Por qué?

— ¿Qué dices?

— porque les importa tanto si lo sé… nadie me creerá— Lon se encoje de hombros— todos hacen lo que dice él— no ocupo decir quién.

— es porque es el alfa ¿no lo sabias? El líder de nosotros, a quien seguimos… normalmente él solo tomaría la decisión pero aquí somos más relajados y todos opinamos. O al menos fingimos hacerlo— se ríe.

— nadie finge, Lon— Eddie se acerca, sonriendo— siempre han hecho las cosas así.

— tú también— le miro, me regresa la mirada— Lon dijo que también a ti te obedecen ¿Por qué?— su cara se pone de un rojo brillante.

— Rowan y yo… estamos juntos… como saliendo— ah, tienen una relación. Miro distraídamente a Rowan. No sé cómo Eddie puede estar junto a él sin sentirse intimidado. No lo imagino— por eso a veces piden mi opinión.

— claro— se burla Lon. Vuelvo a distraerme, mirando alrededor. A pesar de que parece que no se ponen de acuerdo, de lo que parecía una discusión, puedo notar que son muy unidos. Hay cariño entre todos.

— quiero irme— siento miradas sobre mí— No le diré a nadie, no tengo a quien decirle y nadie me creerá si abro la boca. Pensaran que solo soy un drogadicto más en la calle— nunca he consumido, pero las personas no se molestan en averiguar más.

— te creo.

— eso basta para mí— él, Rowan. No lo vi acercarse— tampoco creo que sea un peligro para nosotros. Si alguien te pregunta por nosotros solo di que unos desconocidos te ayudaron— dudo mucho que alguien vaya a preguntarme algo.

— ¿estás seguro de que ya te sientes mejor?— Tarik se acerca, aún tengo algunos ataques de tos, nada serio. Muevo la cabeza— ¿tienes idea de a dónde iras?— ahora niego con la cabeza. Da lo mismo, iré a donde sea.

— Gracias por ayudarme— murmuro ¿ahora puedo irme? Quiero preguntar pero no me atrevo. Un suspiro a mi lado.

— vamos, te llevaremos a… donde sea— Lon vuelve a empujarme del hombro, esta vez hacia la calle.

— ¡Esperen! Los acompaño. Podemos ir en mi auto— señala un auto de modelo viejo— ¿A dónde pensabas ir?— no respondo, pero la pregunta no está dirigida a mí. Subimos en los asientos traseros.

— a la estación de autobuses— Lon cierra la puerta, luego me mira— cualquier lugar por aquí estará frio, como te dije, el sur es la mejor opción. Te dejaremos allí y puede elegir el destino que quieras— alzo la mirada ¿dijo lo que creo?

— no tengo dinero.

— eso no fue lo dije— me sonríe— y solo para que quede claro, nadie está sacándote a patadas de ningún lado— miro por la ventana, otra vez apretando los labios.  Dejo que todo se disuelva de mi cabeza como el paisaje fuera de la ventana. La estación de autobuses es grande y ruidosa, me hace sentir intimidado hasta que recuerdo que en este momento estoy presentable.  Pienso que ellos solo me darán dinero y me dejaran aquí, pero entran conmigo. Eddie hablando por teléfono— regreso en un momento— me quedo un momento solo, luego miro a los tableros de destinos.

— lamento los inconvenientes que te causamos— Eddie se me acerca primero.

— no. Me ayudaron. Gracias.

—  ten cuidado con el lobo, a donde vayas— me dice de pronto.  No suena como una amenaza— Cuando me enteré de lo que ellos eran quise alejarme, quería mantenerme alejado de todo ese asunto pero no pude. Siempre había algo que me terminaba involucrando con ellos. Ten cuidado, tampoco todos son tan amables.

— lo tendré. Espero… poder pagar algún día lo que gastaron en mí— palabras vacías, no creo que alguna vez logre juntar tanto dinero. 

— no te preocupes por eso. Por cierto, toma— me extiende un sobre— es un poco más de lo que cuesta un boleto, guárdalo. Y si tienes problemas alguna vez búscame— me da también una tarjeta con un número de teléfono y la dirección.

— regrese. Aquí tienes— Lon me pone una bolsa en las manos. Agua, sodas, frituras y un montón de cosas de la máquina expendedora. Los ojos me arden de nuevo— para el viaje— no tengo palabras. Dudo un momento…

— Gracias— me doy la vuelta al mostrador. No hay más palabras de despedida. Elijo un destino al sur, y paso directamente a la sala de espera. No volteo a ver si siguen allí. Nadie me presta atención mientras espero y finalmente llaman a subir. El cuerpo me pesa, como si supiera que volveré al frio y al hambre. Finalmente salimos de la estación, despacio y luego más rápido. No tardamos en salir de la ciudad. Pongo mis pensamientos en la nada, en el camino, alejándome de los “¿y sí?”

 


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