La puerta del departamento de Noel se abre con un empujón. Está muy oscuro, pero tanteo en la pared hasta dar con el interruptor y encenderlo. El lugar siempre ha parecido demasiado lleno, con cajas y cosas que no deberían estar en ese lugar. La palabra que otros usarían para describirlo es desordenado pero sé que dentro de todo esto, Noel sabe exactamente donde tiene cada cosa.
— Noel… no quiero sonar mal pero no creo que puedas quedarte aquí— él se queja, intenta decir algo pero solo hace una mueca. Le lleve al médico porque desde el día de ayer tenía dolor de garganta, que empeoro durante la noche al punto de que no puede hablar— si te caes en este lugar no podrás gritar y nadie vendrá por ti en días.
— no uses mis palabras contra mí.
— el medico dijo que no hables mucho— Noel suspira, pero hace otra mueca. Siempre ha odiado las medicinas, es una suerte que no enferme más seguido. Mientras veníamos intente convencerlo de que nos quedáramos en mi casa sin mucho éxito— volviendo a lo de quedarte, seré breve, voy a cuidarte y no pienso quedarme aquí, y el polvo solo empeorara la irritación así que sería bueno si eres practico y solo tomas tus cosas para irnos a mi casa.
— ¿Por qué tiene que ser tu casa?— hago una mueca al escuchar su voz tan ronca. Solo de escucharlo imagino que debe ser muy doloroso.
— puedo llevarte a casa de tus padres o a cualquier otro lugar que me digas… siempre y cuando se adecuado.
— vale, solo porque me duele la cabeza.
— Pasaremos por una farmacia para comprar la medicina— otra mueca, le veo mover los labios en quejas silenciosas mientras toma una mochila y comienza a meter cosas. Ya tiene muchas cosas en mi casa, pero si va a quedarse por enfermedad es mejor estar preparados.
— si voy contigo te contagiare.
— no tienes una infección viral, así que mientras no usemos los mismos utensilios estaré bien.
— ¿eso quiere decir que no habrá besos?
— Noel, no hables mucho. Y no, nada de besos— le sonrió— creo que estarás muy enfermo para pensar en otra cosa— él resopla, malhumorado. Le toma casi media hora recoger sus cosas, y solo porque deje que perdiera el tiempo. Cuando cierra con llave la puerta le escucho suspirar— solo serán dos o tres días.
— puedo cuidarme solo.
— lo sé, y nunca dije que no pudieras, pero me preocupo por ti. Además me cuidas siempre que no estoy bien, así que me gustaría hacer lo mismo por ti— no hablamos mucho de mis malos días, es como un acuerdo mudo al que llegamos, no los mencionamos. No fingimos que no pasan, y siempre he sido consciente de que de no ser por Noel, esos días serian peores… o más frecuentes— no querrás que tenga un mal día y tu estés en cama y no te enteres— sus ojos castaños se entrecierran con sospecha.
— eso es una pésima carta.
— ¿vas a arriesgarte?
— te odio.
— me amas. Y también te amo, aunque estés gruñón— le tiro un beso. Él gruñe, aunque no sé si por el dolor o porque está molesto. Me divierte un poco esta nueva faceta de Noel, desde que lo conozco ha sido un torbellino que me succiona y me lleva a donde quiere, imparable e impredecible. No recuerdo haberlo visto más enfermo que un refriado que nunca lo llevaba a la cama— aún tenemos que ir a la farmacia.
— si te contagio no voy a cuidarte.
— gracias por decírmelo. Lo tendré en cuenta, vamos, tenemos que ir por la medicina.
— Y tampoco creas que voy a dejar que me inyectes— no le respondo, solo le incito a caminar. No hay farmacias cerca de mi casa así que tengo que llevar todo de aquí. Además de lo que receto el médico, sería bueno llevar también otras cosas ¿tengo termómetro? No recuerdo si había uno en el intento de botiquín que tengo en casa— Alex, hablo en serio, nada de inyecciones.
— no hay inyecciones. Además yo no sé poner inyecciones— la mujer que atiende el mostrador parece querer aguantarse la risa. Le paso la receta médica y mientras espero, tomo unos paquetes de pastillas para la garganta— iremos también al supermercado, comprare una caja de té. Solo tengo café en casa.
— ¿y eso que? ¿No puedo tomar café?
— el medico dijo que las cosas calientes te harían bien. Y no en ese sentido, Noel, ahórrate la broma— él me sonríe y me saca la lengua. La mujer de la farmacia regresa ¿escucho eso ultimo? Le pago rápidamente y salimos. Decido pagar un taxi hasta el centro comercial, quiero llegar rápido a casa y que Noel descanse. Tomamos rápidamente dos cajas de té de diferente sabor y un montón de sopas— ¿estás cansado?
— un poco. Tengo sueño. Y la garganta me está matando. Siento que me trague un alfiletero.
— ya casi llegamos.
— Todavía sé dónde queda tu casa— refunfuña. Solo nos toma unos minutos llegar, y apenas llegamos le quito las cosas que estaba cargando. Los dejo en la mesa y me concentro en la receta, en buscar las medicinas correctas y pasárselas para que las tome.
— toma la medicina primero. Sabes dónde está el agua. Cuando termines ve a bañarte y ponte algo cómodo, yo hare algo de sopa para que comas.
— Me quejaría de que quieres darme sopa pero no puedo comer nada sin sentir que estoy pasando piedras— arrastra los pies hasta la cocina. Me quedo supervisando que si se las tome y no vaya a fingir nada más. Me atrapa mirándole, pone los ojos en blanco y abre la boca en mi dirección— eres como una mamá súper mandona.
— ¿sopa de pollo o de verduras?
— la que sea, ambas son un asco. Voy a bañarme.
— llámame si necesitas ayuda— me decido por la sopa de pollo. Tendremos una cena temprana. Pongo agua a calentar para el té. Aún estoy en la cocina cuando escucho a Noel saliendo del baño. Trae una de sus pijamas, de cuadros rojo y negro. Espero que vaya enfurruñado a la sala pero me sorprende viniendo a la cocina— ¿te falta algo?— él me abraza. Le regreso el abrazo muy torpemente— ¿Noel?
— gracias por cuidarme…
— no tienes por qué agradecérmelo.
— me estoy portando difícil, no sé porque— le acaricio el cabello, aun esta húmedo ¿no empeora su enfermedad? Apago la estufa, la sopa ya está lista y el agua estará muy caliente para poder beberse.
— agradecería algo de colaboración, pero tengo que admitir que estoy bien con eso, conocer que también necesitas ayuda de vez en cuando… ¿vemos alguna serie? Te ayudo a secarte el cabello. La sopa esta lista pero está caliente, comamos en la sala.
— Bien— sirvo un plato que le pasó, le hace una mueca pero no dice nada. Me espera mientras sirvo otro plato y lleno dos tasas con agua, les pongo la bolsita de té y nos vamos a la sala. Dejo que Noel escoja lo que quiera ver, aprovecho para buscar una toalla y un cepillo— no tienes que comer lo mismo que yo.
— no, pero sería horrible que tu comas eso y yo este comiendo algo más. Vamos, te secare el cabello— él da unas cucharadas de la sopa mientras le seco el cabello, se lo peino con calma— listo. No tengo una secadora, así que tendremos que conformarnos con eso— mueve la mano quitándole importancia— ¿te sientes mejor?— le pregunto cuando termina la sopa y le da un par de tragos a la taza.
— sí, de hecho sí. Tengo más sueño también, no sé si por la medicina o la enfermedad… dormí poco anoche también.
— puedes dormir. Aquí o ir a la cama— Se recuesta en el sofá, alejándose un poco de mí— si te duermes te llevare a la cama— se ríe un poco antes de quejarse.
— Solo despiértame e iré por mi cuenta— las voces de la serie llenan la sala un momento— Alex, a mí también me gusto verte en otra faceta, eres muy buen cuidador. Creo que podría enfermarme más seguido para que hagamos esto de nuevo…. uhg, mejor no, no me gusta el dolor en mi garganta.
— Descansa Noel— la serie esta entretenida— el capítulo término, Noel… ah…— se durmió. Estiro la mano para tocarle la frente, no se siente muy caliente. Aún hay medicinas que tiene que tomar, lo dejare dormir un rato porque se ve muy cansado. Es horrible estar enfermo, en especial para alguien tan activo como Noel, hasta es raro verlo decaído. Recojo los platos y los llevo a lavar. Mañana sera otro día.