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No me dejes solo por Eira Baker

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Notas del fanfic:

Dije que lo escribiría y pues, lo hice (? Aunque no me convence ;-; quería que fuera diferente pero si al final decidí dejarlo así es porque espero que más adelante se puedan aclarar ciertas dudas u.u

Oh, y si era el capítulo en donde L se iba con mamá coco :c y me puse a llorar al momento que me di cuenta, sonriendo solo cuando ví a L chiquito, agarrando la mano de Watari... tan bonito y hermoso ToT

Dios mioooo, me estremecí cuando escuché a misa cantar o.o fue aterradoooor!! Y solo quise agarrarla de los hombros para sacudirla y gritarle: "ya abre los ojoooos!! Ese princeso no lo vale! Dx" jajajaja oigan, una parte muy divertida del anime fue cuando Rem le dice a Light: "En verdad eres repugnante" jajajaja amooo!! Pero realmente quise que en lugar de matar a nuestro viejito super genial y multiuso (? y a nuestro panda favorito, escribiera: "Light Yagami, muere a los 59 años, y es buen esposo y una persona amorosa con Misa en los años que le quedan de vida" y listooo, problema resuelto si tanto le importa Misa (? Ella jamás sospecharía (? 

Genteee, que lindo es L!! Cuando sonríe y le hace un gesto a Light de que hable más fuerte!!! Hermoso! Me gustó mucho, se veía muy adorable :'3 y me pareció divertida y curiosa la parte en dónde L le dice: "Tambien te hago masaje, soy bastante bueno" y Light justo desvía la mirada, como si estuviera avergonzado. Muero!!! Me puse feliz en esa parte :'3 Y también L le dice: "será solitario, ¿no es así? Tu y yo nos separaremos pronto" Y Light se queda sorprendido y sin palabras, como si estuviera dudando de matarlo oooh, y bueno, luego pasa lo que pasa, y yo me pongo a llorar y gritar incoherencias como: "Nooo, noooo!!! Te tenía hijo de perra!!! L te tenía! Maldito seas!" "Ay no, no, por favor! Noo!! (L suelta su cucharita y se cae, siendo atrapado por el bastardo de Light) No lo toques! No lo toques! >:'c" y no pusieron la frase de L!!! Cuando dice: "así que yo tenía razón, pero... yo voy a..." :'c fue un capitulo bastante amargo y doloroso, tuvo sus momentos divertidos pero más me dejó con un sentimiento de dolor... 

¿Saben que me puso feliz? Que se vino una maratón de Naruto! :D por su aniversario :'3 feliz aniversario, Naruto :'3 y lo que más me gustó ver fue la pelea de Rock Lee y Gaara! ¡Fue increíble y muy doloroso de ver! :'D el dolor regreso :'u quedé con el corazón destrozado y me puse a llorar como condenada cuando Gaara lastimo de forma bastante seria a Lee, y Lee, tan precioso y hermoso, se levantó... Se levantó para intentar pelear y ganar... Llore junto a Gai sensei, enserio, mi corazón se rompió... Por qué a él le tuvo que tocar pelear con Gaara?! Ya hubiera querido que fuera Sasuke!! No iba a durar lo que Lee duro!!

De niña admiraba mucho a Lee (todavía lo admiro), y ahora admiro mucho a Mello, y no puedo evitar notar cierto parecido entre ambos, que los dos piensan que el trabajo duro vence al talento natural, o al menos lo intentan... Me gusta mucho como se esfuerzan, y ojalá Mello hubiera tenido a alguien como Gai sensei, que estuvo ahí cuando Lee no se creía suficiente, que lo motivo y alentó a seguir... Aunque eso también fue su condena, el no rendirse... 

Muero por ver la parte en dónde Naruto pelea contra Gaara *-* 

Notas del capitulo:

Ah, volvió el desagradable "chan", no crean que le agarre el gusto a eso porque no es así, lo sigo odiando y por eso trate de hacer esto muy corto, pero es algo necesario para que las edades coincidan, se podría decir que Near tiene 30 y Mihael 14... Emmm, no se preocupen que llegaremos rápido a la parte que importa :c y que todo tiene un porque!

Death note no es mío... Desgraciadamente (corazón roto)

 

No me dejes solo.

 

Mihael estaba terminando de decorar su pequeña habitación, colgando algunas grullas que hizo con papeles de diferentes colores. Sonrió un poco cuando se detuvo a observar lo bien que había quedado. 

 

—Mello. 

 

El joven de cabellos rubios hizo una pequeña mueca cuando escuchó esa suave y baja voz venir detrás suyo, volteando lentamente para ver a la persona que acababa de bajar por las escaleras. 

 

Toda la pequeña alegría que sintió hace unos momentos se esfumó más rápido que un parpadeo, dejando en su lugar una sensación de intensa amargura y desdicha.

 

Su habitación, mejor dicho su refugio, estaba en el sótano, y solo se podía acceder a ella por una pequeña puerta que estaba en la parte de arriba, justo por la cual había aparecido la persona que más detestaba en el mundo.

 

El monstruo que le había arrebatado su libertad. 

 

—Mmh, Near —dijo suavemente, dejando que el hombre de esponjoso cabello blanco se acercara a él y lo sujetara delicadamente del rostro con ambas manos, mirándolo por unos instantes de forma intensa para luego juntar sus labios en un suave y amoroso beso.

 

Mihael contuvo sus deseos de empujarlo y simplemente entreabrió los labios, permitiendo que Near lo besara más profundamente, aunque no le devolvió el beso, simplemente dejó que aquel sujeto saboreara su pequeña boca a su gusto. 

 

Luego de lo que le pareció una eternidad, Near dejó de besarlo, pero no se alejó, se mantuvo muy cerca suyo mientras acariciaba sus mejillas con los pulgares, mirándolo con aquellos escalofriantes ojos grandes y plateados que tenía, semejantes a un cielo nublado. 

 

Mihael se mordió el labio inferior para no soltar un grito de frustración cuando vio aparecer un brillo singular en los ojos grises normalmente apagados del mayor. 

 

Cada vez que Near lo miraba, sus ojos parecían suavizarse y sus rasgos se iluminaban, como el de una persona que tenía delante suyo al amor de su vida; a la otra mitad que necesitaba para existir y ser feliz. 

 

A Mihael no le gustaba esa mirada llena de amor, era como si Near estuviera perdidamente enamorado de él. Y eso era falso. Near no lo amaba. Eso no podía ser amor. 

 

Porque alguien que te amaba jamás te haría daño, jamás te retendría a la fuerza, en contra de tu voluntad. Nunca te lastimaría. Y Near lo lastimó. Mucho. Lo lastimó hasta el punto de lograr convertirlo en una mascota obediente y sumisa, incapaz de escapar o pedir ayuda por miedo a las consecuencias. 

 

Near no lo amaba, solo veía en él a un chico bonito de rostro delicado y buen cuerpo al cual podía tener cuando quisiera, como si fuera su maldita muñequita de placer. 

 

—No hagas eso —ordenó Near con suavidad, refiriéndose a cómo Mihael se lastimaba el labio. Inmediatamente el chico dejó de hacerlo, años de maltrato psicológico sirvieron para que fuera obediente. Near sonrió, acariciando lentamente el labio hinchado de Mihael con el pulgar—. Tus labios son bonitos para que los dañes así…

 

Dicho eso, Mihael sintió como Near se acercaba otra vez, pudiendo sentir su aliento a menta y luego sus labios haciendo contacto con los suyos.

 

Near lo besó de forma demandante, envolviendo la cintura del rubio con un solo brazo para acercarlo más hacia su cuerpo, con su mano libre acariciando la suave piel expuesta. 

 

Mihael solo llevaba una camiseta negra de talla grande, que le llegaba por encima de la rodilla y que además le quedaba holgada, junto a un bóxer del mismo color. Era lo único que le permitía usar Near, diciendo que se veía hermoso vistiendo así. 

 

Near deslizó su mano por debajo de la camiseta, sobresaltando a Mihael cuando lo sintió tomar uno de sus pezones entre los dedos, estirandolo suavemente, logrando sacarle un pequeño y suave jadeo. 

 

Mihael comprendió enseguida que Near quería más que simples besos y toques. Lo supo por la forma tan intensa con la cual lo estaba besando, por cómo recorría su cuerpo con manos ansiosas y lo apegaba más a él, mirándolo con aquellos ojos grises oscurecidos por el deseo.

 

—¿Vamos a la cama? —preguntó Near con voz ronca, excitada, besando la comisura de sus labios para ir bajando hacia su cuello. 

 

Los orbes azules de Mihael temblaron, pero no dijo nada, simplemente asintió y se dejó llevar hacia su pequeña cama. 

 

Mihael cerró los ojos cuando Near lo tiró encima del colchón, posicionándose encima suyo para apropiarse nuevamente de su boca y separar sus piernas. Near solo hizo a un lado su ropa interior, haciéndole sentir a Mihael la presión caliente de una palpitante y dura polla contra su abertura.

 

¿En qué momento se había bajado los pantalones? 

 

—¡E-espera! —Mihael intentó pararlo, muy nervioso e incómodo por la rapidez con la cual ya pensaba ultrajarlo. Movió la pupila hacia abajo y se asustó al ver la polla de Near, llena de venas palpitantes y completamente erecta. 

 

—Espere mucho —gruñó Near, agarrando sus caderas con fuerza, con los ojos brillando de placer. Mihael tragó saliva—. No puedo esperar más… —tomó posesión de su boca mientras volvía a guiar su polla hacia la entrada del chico rubio. 

 

Mihael clavó sus uñas en los hombros de Near, intentando soportar el dolor que sintió  cuando aquel miembro endurecido se presionó fuertemente contra él, intentando entrar. 

 

Ni siquiera podía gritar o suplicar que parara, la boca de Near no se lo permitía, teniendo su húmeda y suave lengua recorriendo cada pequeño rincón de su boca, robándole el aliento y poniéndolo sumamente incómodo.

 

Mihael sintió como la gran cabeza de la polla de Near se abría paso por su pequeño agujero, con este separando aún más sus delgadas piernas para empujar el resto. 

 

Near se quedó quieto una vez que se hundió por completo en el cuerpo de Mihael, rompiendo el beso para gemir mientras un delgado hilo de saliva unía sus bocas. Tiró la cabeza hacia atrás y sus ojos se cerraron por el inmenso placer que sentía, disfrutando inmensamente de las paredes calientes y suaves de Mihael que envolvían su dura erección con desmedida fuerza. 

 

Mihael cerró los ojos, con su cuerpo temblando mientras sentía aquella horrible sensación de la verga de Near palpitando dentro suyo, estirando dolorosamente sus paredes.

 

—¿Duele? —preguntó suavemente Near mientras besaba sus mejillas encendidas, dejándose caer sobre el pecho del rubio, con cuidado de no presionar todo el peso de su cuerpo contra el más pequeño.

 

Mihael quiso insultarlo, golpearlo, escupirle en la cara, pero sabía por experiencia que eso no le llevaría a nada, solo alargaría su sufrimiento. 

 

—Solo termina con esto… —exigió, intentando relajarse para que no doliera tanto, para que aceptar la circunferencia de Near en su interior fuera más fácil. 

 

—Mello se aliviará si respira profundo y se aferra a mi —le aconsejó, lamiendo su mejilla para después volver a tomar posesión de su dulce boca, impidiendo que el rubio arremetiera verbalmente contra él. 

 

A regañadientes Mihael lo hizo cuando Near comenzó a moverse, torturandolo con aquel arrastre lento, entrando y saliendo de su cuerpo con movimientos pausados pero largos, asegurándose de llegar hasta lo más profundo de él. 

 

Era horrible. 

 

A pesar de la infinidad de veces que Near lo hizo suyo, aún no se acostumbraba a esa sensación tan asquerosa e invasiva. 

 

Tener el cuerpo de Near encima suyo, follandolo sin un condón, estando piel contra piel, con su boca apropiándose de la suya mientras saboreaba su saliva y lo tocaba… 

 

Era una auténtica pesadilla.

 

Ahora las piernas de Mihael estaban dobladas, manteniéndose así por el cuerpo de Near que estaba en medio de ellas. Near lo obligó a entrelazar los dedos, teniendo sus manos unidas a cada lado de la cabeza de Mihael. Continuaron besándose mientras Near se mecía encima suyo, empujando lentamente, con Mihael sintiendo perfectamente como acariciaba sus entrañas, haciéndolo sentir enfermo.

 

Los movimientos se volvieron más rápidos y urgentes, logrando sacar sonoros gemidos por parte de ambos, pero Mihael inmediatamente se mordió la lengua, evitando que se le escapara cualquier ruido de placer que burbujeaba en su garganta. No quería someterse a ese repugnante placer forzado. Lo único que Mihael quería era que esa unión obligada terminara, que Near llegara de una vez al clímax y lo dejara libre, por eso apretó el hinchado pene de Near lo más fuerte que pudo, con la esperanza de que se corriera rápido.

 

Near soltó un gemido satisfecho por su acción, soltando su boca para repartir fuertes besos por su mentón y cuello, bajando para morder la curvatura de su cuello con fuerza. Llevó sus manos por debajo de la camiseta de Mihael, jugando con sus pezones rosados que se iban poniendo duros por el toque de sus dedos.

 

Mihael cerró los ojos con fuerza, volteando el rostro hacia un lado y mordiéndose los labios mientras sentía como Near lamía su piel, a veces mordiendo y luego chupando, tocándolo por completo con sus cálidas manos y susurrandole asquerosos halagos que solo lo disgustaban más. 

 

Las piernas de Mihael temblaron cuando Near las abrió aún más y estrelló su cuerpo contra el suyo, golpeando fuertemente su próstata en el proceso. Mihael pasó a morderse bruscamente los labios para no gemir, frunciendo el ceño mientras giraba el rostro y volvía a besar a Near para tratar de callar sus gemidos. No quería, realmente no quería tener que sucumbir al placer que sentía su cuerpo, a dejar que Near lo viera y se burlara de él. 

 

Near se entusiasmó más por aquel beso voluntario, follando a Mihael con más fuerza y desesperación, haciendo que un fuego intenso recorriera el abdomen del chico debajo suyo, quien intentaba resistir el deseo de envolver sus piernas alrededor de la cintura de Near para acercarlo más. Pero mierda, se sentía tan deliciosa la manera en la cual Near golpeaba su punto G con cada salvaje embestida, sumergiéndolo en un mar de infinito placer. 

 

Mihael apenas podía concentrarse en respirar por la nariz, besando con más fervor a Near mientras sentía como la saliva acumulada en su boca se iba deslizando por su barbilla. Odiaba ese momento, en dónde a pesar de que estaba siendo forzado a hacer algo que no quería y que odiaba con todo su corazón, su cuerpo reaccionaba positivamente al toque de aquel despreciable sujeto. 

 

Quería llorar.

 

Mientras Mihael intentaba retener sus lágrimas, su dolor, Near lo follaba más duro y más rápido, provocando ruidosos sonidos húmedos y obscenos cada vez que sus pieles chocaban. El de cabellos nevados se estaba dejando llevar por el placer que sentía, sorprendiéndose gratamente por cómo, a pesar de la infinidad de veces que hicieron el amor, Mihael seguía estando tan jodidamente apretado como el primer día que se acostaron.

 

Era tan adictivo, hacerlo suyo, tenerlo entre sus brazos, sentir su aroma a chocolate y jengibre. Le gustaba mucho. 

 

Near se quedó fascinado con la imagen de Mihael, semidesnudo y abierto para él, con sus mejillas bellamente sonrojadas y su pequeña boca abierta, aunque no dejaba escapar ni un solo sonido, solo respiraba de forma acelerada, teniendo los ojos llorosos; viéndose brillantes y bonitos. Near lo abrazó con fuerza, envolviendo sus brazos alrededor del cuello del rubio mientras Mihael colocaba sus brazos por debajo de los de Near, sosteniéndolo de sus hombros. 

 

—Mello, eres muy lindo… —susurró lascivamente cerca de su oído, provocando que Mihael lo mirara de reojo y frunciera el ceño, con sus mejillas aún estando rojas. 

 

Mello.

 

Near siempre lo llamó así, a pesar de que le repitió una y mil veces que su nombre era Mihael, el hombre jamás dijo su nombre, continuó llamándolo Mello de forma obstinada. 

 

Intentó alejarse, mostrar su descontento, pero era algo imposible por el agarre poderoso de Near. 

 

Mierda, me sujeta tan fuerte que no puedo huir —pensó molesto, sintiendo cada empuje de Near y su respiración acelerada y pesada chocar contra su oído—. No... —se quejó el rubio cuando el cálido hormigueo que sentía en su estómago se hizo más fuerte. 

 

Mihael volvió a cerrar los ojos, Near se estaba moviendo más rápido que nunca antes, enterrándose hasta la empuñadura mientras mantenía un ritmo errático y salvaje, repartiendo besos hambrientos por toda su cara, poniéndole la mente en blanco y haciendo que le fuera difícil reprimir su voz y contener sus gemidos. 

 

Finalmente, luego de unas poderosas y fuertes embestidas más, Near llegó al orgasmo con un suave gemido, metiendo su polla tan profundamente cómo pudo en el cálido y apretado agujero de Mihael, sintiendo oleada tras oleada de exquisito placer recorrer cada centímetro de su cuerpo mientras se iba vaciando dentro del delicioso rubio. 

 

Mihael gimió con fuerza, sintiendo aquel viscoso líquido blanquecino derramándose dentro suyo, tan caliente y pegajoso, que lo iba llenando hasta rebosar. Los dedos de sus pies se curvaron y todo su cuerpo se estremeció, sacudiéndose con cada ola de semen caliente que se iba alojando en lo más profundo de su cuerpo, justo al mismo tiempo que su semilla brotaba de su pene hinchado, empapando su bóxer.

 

La sensación de tener el esperma de Near dentro suyo fue demasiado… No sabía qué pensar, se seguía sintiendo raro pero en ese momento, en dónde su mente estaba sumamente borracha de placer, le pareció algo increíble y genial. 

 

Mihael ensanchó los ojos y empujó aquel sentimiento muy abajo, recordándose el inmenso odio que le tenía, y que esas endorfinas forzadas no le harían creer que tener sexo con él le gustaba. 

 

Near le dió un beso asfixiante, aplastando con fuerza sus labios contra los de Mihael, saboreando los últimos vestigios de placer de su cuerpo. No salió, Near siguió manteniendo su miembro suave dentro de Mihael, para disgusto del chico que tenía que seguir soportando tenerlo encima suyo, moviendo lentamente sus caderas, embistiendolo suave y empujando lo más profundo que podía en su agujero resbaladizo.

 

Dejaron de besarse cuando se quedaron sin aire, jadeando con dureza cerca de los labios del otro, mirándose, con Near apreciando la belleza exótica del rubio. 

 

Near dejó vagar sus manos por el suave cuerpo de Mihael, subiendo desde su vientre hasta llegar a su rostro, agarrando las mejillas suaves y sonrojadas de Mihael entre sus manos, mirando los profundos ojos azules del chico, húmedos y llenos de lágrimas. Tan brillantes y bonitos. 

 

El aspecto del chico de igual forma era una delicia; todo sudoroso, despeinado y teniendo la respiración acelerada y entrecortada. Su figura, tan delicada y frágil debajo suyo, con su piel brillando por la capa de sudor que la cubría. Mihael tenía la camiseta subida, revelando sus pezones enrojecidos. Y sus largas y torneadas piernas seguían abiertas y dobladas, permitiéndole ver su hinchado agujero de un agradable color cereza, apretando su virilidad, con su ropa interior mojada y arruinada. 

 

—Eres perfecto… —susurró Near, inclinándose hacia él para besar una vez más sus deliciosos labios rojos, está vez de una forma más calmada y dulce, mientras entrelazaba sus dedos con los delgados y bonitos de Mihael. 

 

A Mihael le tomó todo el autocontrol que tenía para no gritarle a Near que se alejara, que saliera de él, que lo odiaba mucho. 

 

Cuando Near deslizó su polla flácida y se levantó de su encima, Mihael inmediatamente bajó sus piernas y las atrajo hacia su pecho, sentándose en la cama mientras intentaba acomodarse la ropa. 

 

—Vamos arriba —le dijo Near, colocando una mano en sus desordenados cabellos rubios. 

 

Lo que dijo puso ligeramente feliz a Mihael. Le gustaba cuando le permitía estar arriba porque ahí tenía más espacio para poder caminar, jugar, escuchar los diferentes ruidos del mundo exterior y, con algo de suerte, sentir la brisa de la primavera chocar contra su rostro. 

 

Aunque lo que más quería en esos momentos era tomar urgentemente una ducha. 

 

Fueron arriba en silencio y Near lo llevó hacia su amplia habitación, en dónde estaba el único baño con ducha incluida. 

 

Mihael esperó su permiso para entrar y cuando Near asintió, fue directamente al baño a encerrarse ahí, colocando el seguro para poder bañarse tranquilamente sin que a aquel tipo se le ocurriera la terrible idea de meterse a bañar con él. 

 

Ya había pasado antes.

 

Mientras tomaba una larga ducha, Mihael no pudo evitar llorar, con sus hombros temblando por la fuerza de sus sollozos desconsolados. 

 

Odiaba su situación, su encarcelamiento, el verse obligado a acostarse con alguien a quien odiaba con todo su corazón. 

 

¿Cuánto tiempo más iba a durar eso? ¿Por cuánto tiempo más iba a seguir soportando aquella tortura?

 

Mihael salió del baño, con la piel de un profundo color rosado por lo mucho que frotó para quitarse la sensación de las caricias y besos indeseados de Near. Lo más incómodo fue tener que meterse los dedos allí abajo para sacar la semilla del peliblanco, pero tenía que hacerlo si no deseaba seguir teniendo aquella repugnante sustancia pegajosa en su interior. Pero por mucho que se lavara e intentara lucir normal, cómo si nada hubiera pasado, los chupetones esparcidos por su cuello y hombros le recordarían lo que había pasado entre ambos. Lo que seguiría pasando aunque no lo quisiera.

 

—¿Qué vamos a comer hoy? —preguntó Mihael cuando vio a Near sentado en el suelo de la habitación, en un intento de romper un poco el silencio que se había formado cuando sus ojos se encontraron. 

 

No le gustaba el silencio y la forma en la cual Near lo miraba. 

 

Near desvió sus ojos lejos de Mihael, jugando con un mechón de su cabello blanco.

 

—Olvidé hacer las compras. 

 

Mihael soltó un suspiro, cerrando los ojos.

 

—Bueno, podríamos ordenar una pizza —propuso, quitándose la toalla y poniéndose rápidamente la camiseta negra que se encontraba doblada en la cama junto a un bóxer. 

 

Terminó de vestirse y se giró para ver a Near, estremeciéndose al notar que él había estado mirándolo otra vez. 

 

Mihael intentó mantener la calma y hablar con normalidad. 

 

—O podría cocinar algo simple, si es lo que quieres —dijo mientras peinaba sus cabellos rubios con los dedos.

 

Near asintió, siendo la señal que Mihael necesitaba para salir de la habitación y dirigirse hacia la cocina a pasos apresurados.

 

Mihael se puso a preparar fideos con salsa, algo sencillo con lo poco que tenían. 

 

No le tomó mucho tiempo terminar de cocinar y llamó a Near. 

 

Puso los platos en la mesa y ambos se sentaron a comer, con Near mirándolo atentamente, sin apartar por un segundo la mirada de él.

 

—Mmh, ¿irás a trabajar? —preguntó Mihael, jugando con el tallarín. 

 

Near hizo un gesto de fastidio, llamando la atención de Mihael. 

 

—Lamentablemente sí, me gustaría tanto llevarte conmigo —dijo Near, colocando su mano sobre la de Mihael, acariciándola suavemente con el pulgar. 

 

Mihael miró aquella acción y resistió el impulso de sacar su mano. 

 

—Entonces llévame, ¿qué te lo impide? —preguntó Mihael con cierto tono burlón, sabiendo bien que Near jamás lo sacaría de aquella casa en donde lo tenía retenido por casi cinco años—. Oh, ¿te sigue dando miedo que huya? Porque sí lo haría. No lo pensaría dos veces para correr lejos de tí —intentó provocar a Near para sacarle alguna emoción, algo que pudiera usar en su contra cuando se le presentara el momento. 

 

Near no se inmutó ante sus palabras, y tampoco le dijo nada, solo siguió mirándolo, observandolo cuidadosamente con sus enormes ojos grises, como si estuviera analizándolo. 

 

A Mihael no le gustaba para nada esa mirada tan penetrante, haciéndole apretar con fuerza los puños.

 

—¡No puedo comer de esta manera! —gritó Mihael, sin ser capaz de controlarse, actuando tan impulsivamente como siempre lo hacía cuando sus emociones se salían de control—. ¡Deja de mirarme por el amor de Dios! 

 

Near pestañeó, sin reaccionar al arrebato de Mihael, como si estuviera acostumbrado.

 

—Siento mucho poner incómodo a Mello. 

 

Mihael rodó los ojos, si, claro, que se sienta culpable por eso pero no por secuestrarlo, por mantenerlo a su lado a la fuerza y por abusar de él cada vez que se le subiera la calentura. 

 

—Si, bueno, si lo sientes mucho entonces deja de hacerlo, me pone nervioso y no me gusta —se quejó, haciendo una mueca de disgusto. 

 

Near sonrió. 

 

Una sonrisa oscura que se veía tétrica por cómo sus enormes ojos brillaban. 

 

—¡Y deja de sonreír de esa forma que no eres el puto gato de Cheshire! —gritó furioso. 

 

Ahora Near se rió, sorprendiendo a Mihael, pero enseguida quitó su cara de asombro para reemplazarla con una de desprecio. El bastardo con cara de ángel tenía una risa dulce y melodiosa, no concordando para nada con la horrible persona que era.

 

—¿Qué es lo divertido? —le pregunta bruscamente, intentando verse intimidante al entrecerrar los ojos con furia.

 

A Near le provocó ternura por como Mihael quería lucir rudo teniendo su cabello algo desordenado, que más bien le daba un aire travieso y angelical.

 

—Nada, solamente... comienzas a actuar como tú, Mello —dijo Near sonriéndole de forma suave y cálida, apretando su mano con cariño.

 

Mihael arqueó una ceja, sin comprenderlo, pero no le dió vueltas, decidiendo pensar en sus palabras cuando estuviera en la soledad de su refugio, ahora quería saber otra cosa.

 

—¿Cuándo me dejarás ir? —preguntó cómo siempre lo hacía desde que lo secuestró, siendo el silencio su única respuesta al igual que las veces anteriores—. No puedes tenerme aquí para siempre, ¿sabes? Terminarán encontrándome y estarás en muchos problemas, ¿realmente quieres eso? —intentó hacerle entrar en razón, desesperado—. Si me dejas ir, prometo no decir nada sobre ti y este lugar —propuso, intentando negociar. 

 

—No puedo dejarte ir —respondió tranquilamente Near. 

 

Mihael se enfureció, pero intentó no demostrarlo, respirando profundo para no dejar salir su frustración. 

 

—¿Entonces qué? ¿Cuál es tu plan? —se cruzó de brazos, recostándose en su silla—. ¿Tenerme aquí para siempre o solo hasta que te aburras de mí? —arqueó una ceja, mirándolo de forma fría—. ¿Qué es lo que buscas, eh? ¿Por cuánto tiempo más planeas seguir manteniéndome aquí?  

 

Near estiró su mano para agarrar el vaso de vidrio que le correspondía, tomando un sorbo de agua, de una forma tan lenta que exasperó a Mihael. 

 

Finalmente Near depositó el vaso de vuelta a su lugar.

 

—Hasta el día en que me ames —le contestó con una pequeña sonrisa apareciendo de forma fugaz en su rostro, dirigiendo sus orbes grises, centelleantes y espeluznantes hacia él. 

 

Mihael sintió un ligero escalofrío recorrer su espalda, quedándose con los labios entreabiertos, mirándolo anonadado. 

 

¿Lo que buscaba Near de él era que lo amara?

 

La idea le pareció tan absurda a Mihael que apenas pudo contener la risa, soltando una carcajada mordaz. 

 

—¿Amarte? —Mihael lo miró divertido, sonriendo con mofa, reemplazando el miedo por la cólera que lo invadía más rápido que veneno por las venas—. Escucha bien esto, loco desquiciado, porque no me gusta repetir… —quitó su sonrisa, mirándolo fulminante—. Jamás voy a amarte, ¿lo entiendes? Jamás —repitió la última palabra con fuerza, afilando aún más su mirada—. Ni en esta vida, ni en las otras si es que existen. 

 

La sonrisa de Near murió al instante, poniéndose serio.

 

Mihael le mantuvo la mirada, endureciendo sus facciones. 

 

—¿Estás seguro de eso? —preguntó Near, inexpresivo. 

 

—Muy seguro. 

 

Near se encogió de hombros con indiferencia, como si no tomara en serio sus palabras. 

 

—Soy una persona paciente, Mello —Near se levantó de su silla, caminando hacia Mihael—. Te tomará tiempo, lo sé, pero… eventualmente, y cuando menos te des cuenta, me amarás igual o incluso más de lo que yo te amo. 

 

Mihael frunció el ceño, pensando qué tan cierto podría ser eso. 

 

¿Amarlo? Ni que estuviera loco.

 

Near llegó hasta Mihael, agarrándolo del mentón para besar sus cálidos y suaves labios, disfrutando de la sensación mientras Mihael quedaba asqueado, con el cuerpo tenso. 

 

—Volveré a las seis —acarició su mejilla con suavidad y cariño—. Puedes estar aquí, pero te estaré vigilando por las cámaras. Espero que te portes bien —advirtió, volviéndolo a besar por última vez—. Te amo, Mello, mucho.

 

Una vez que se marchó, Mihael esperó unos segundos, hasta no escuchar ningún ruido en la casa, y luego tiró todo lo que estaba en la mesa al suelo, furioso, molesto consigo mismo por permitir todo eso, por no haber pensado en mejores planes para escapar cuando todo era reciente.

 

Lo intentó muchas veces en los primeros años, en serio lo hizo, pero cada uno de sus planes fallaba. Near no solo era un loco pervertido y desquiciado, también era alguien sumamente inteligente que se había asegurado de que no hubiera modo de salir de aquella casa que más parecía una cárcel de máxima seguridad. 

 

Y encima ahora lo paralizaba el miedo que sentía hacia Near. 

 

Él era una persona a la cual todavía no lograba comprender. Era amable y dulce en ocasiones, pero su voz calmada y sin emociones le atemorizaba, porque sabía que detrás de aquella suave voz y rostro calmado, había un monstruo escondido que podría hacerle mucho daño. 

 

Se lo demostró antes, cuando se había negado a obedecerlo.

 

Y ahora Near lo tenía como quería, y Mihael estaba furioso y frustrado por eso. 

 

Suspiró, parpadeando para alejar las lágrimas, y se puso a limpiar todo el desastre que hizo. 

 

No se rendiría, no pensaba rendirse, porque así no era él. 

 

Era más fuerte que todo esto. 

 

¿Someterse a Near? ¿Dejar que se siguiera saliendo con la suya? ¿Teniéndolo como una mascota? ¿Como su esclavo sexual? 

 

Si el idiota lo estaba forzando a estar con él, a vivir una falsa vida de pareja feliz, entonces lo obligaría a bajar de aquella nube a la fuerza, mostrándole un verdadero infierno, al igual que Near lo hacía con él. 

 

Le demostraría a ese idiota cabezón que Mihael no era la perra de nadie. 

Notas finales:

Si llegaste hasta aquí, felicidades, yo no hubiera podido, y no es que trate de justificar las acciones de Near, pero más adelante van a poder comprenderlo un poquito, se tratarán temas delicados... Ojo que el final les sorprenderá (? Si alguien sospecha como será el final, diganlo, si le atinan, se ganarán algo... Un abrazo virtual (? 

Gracias por leer. 


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