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Unión de Almas por Lima369

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Cuando desperté ya era de mañana. Ni siquiera puedo recordar que hora era cuando usé la cama para dormir, lo único que sí sé es que tengo un intenso dolor de cabeza que viene de la borrachera y desvelada de ayer.

Aun así, no me arrepiento de nada. Hoy es sábado, no hay ningún pendiente que pueda perturbarme y tengo en mi cama, bajo mis brazos al omega más lindo del mundo, tan chiquito, de piel tan tersa y lisa que ni los rayos del sol que se cuelan por la ventana y me ocasionan fuertes punzadas en la cabeza pueden distraerme de él; está tan calientito, seguramente por el celo de ayer, porque sus feromonas están igual de intensas también, ese aroma a mandarina que me hace erizar la piel… definitivamente quiero despertar así todos los días.

Abro los ojos a pesar de solo querer seguir durmiendo y miro la espalda tan nívea y menuda, aunque bien formada y no puedo evitar apegarme más a él, hasta lograr dejar besos por el hombro y cuello. Recién ahí puedo ver las marcas de nuestra noche juntos, mordidas y chupones por aquí y por allá, me sorprende no haber mordido su nuca también, y seguro que el pasear mis brazos por su torso no fue la mejor idea porque inicia a despertar, siento como se remueve entre mis brazos hasta que logra girarse, dejándome ver esa carita tan linda, con la nariz apenas sobresaliendo, con esos labios regordetes y rosados ahora maltratados por los besos que compartimos ayer; se le ve tan cómodo que no puedo evitar sonreír y dejar un beso más sobre los labios, un beso más sobre los ojos, un beso más en cada mejilla, un beso en la frente, cierro los ojos y dejo que se acurruque en mi pecho, pues casi le despierto al no poder controlarme, sin embargo siento como me empuja hasta que el cae de la cama y me mira anonadado desde el suelo; me levanto tan rápido como mis reflejos me lo permiten, me coloco a su lado y le extiendo la mano, – ¡Ey!, ven aquí, el piso está frío –. En lugar de calidez recibo ardor en la mano, por el golpe que me dio para alejar mi mano de sí. Nuestras miradas se juntaron y pude ver el desagrado en sus ojos… toda esa felicidad que tenía al despertar fue cambiada por amargura y tristeza… ¿Por qué me rechaza?

– Gracias, pero no necesito tu ayuda –. Inmediatamente inicia a buscar su ropa y a cambiarse en el proceso, maldiciendo al sentir mi esencia escurrir entre sus muslos.

– ¿Te vas? –. Le digo mientras me levanto del suelo y tomo una toalla de la cabecera de mi cama para cubrir mi desnudez, ni voltea a verme ni responde, mientras se coloca los pantalones de forma rápida, pareciendo que quería desaparecer de ahí. – Vamos, al menos date una ducha y quédate a desayunar, yo te llevo a casa –. Me acerco y le tomo la mano, tratando de ser cariñoso para que entrara en confianza conmigo y él quita la mano rápidamente.

– No, ya te dije que estoy bien, necesito irme ya –.

– ¿Tienes algo que hacer? –.

– Eso no tienes porqué saberlo –.

– ¿Qué? –. No puedo evitar dejar salir la molestia que me daba verlo así, tan cortante luego de haber pasado la mejor noche de mi vida, no me había pasado ni una vez antes con ningún omega, pero no me deja seguir hablando.

– Como oíste –, responde cortante nuevamente y se dirige a la salida, – y te agradecería muchísimo que no vuelvas a buscarme, lo de ayer… fue un error. Bebí, y me descontrolé porque estaba enojado, olvídalo.

– ¿Un error? –. O no, no puedo creer que dijera eso, ¿yo, un error?, esa mirada, esos besos, eso no era de alguien enojado y embriagado. – Disculpa, pero para mí no lo es, no fue un error, no puedo creer que digas eso y esperes que lo acepte –. Tomé su mano y entrelacé mis dedos con los suyos, y lo volví a sentir, ese cosquilleo de anoche, de solo tocar su piel, lo puedo ver en sus ojos, también lo siente, aunque de inmediato el miedo cambia esa tranquilidad y suelta mi mano. – No puedes negarlo –. Tomo su mano otra vez y lo atraigo más a mí. – Eres mi destino Jini –. Le dije su nombre y el enrojeció de inmediato.

– No sé quién te dijo ese apodo, pero no vuelvas a usarlo, tú no puedes –. Se libera de mi agarre y se da media vuelta, abre la puerta de forma brusca y voltea de reojo. – Y no soy tu destino –. El desprecio de sus palabras me hicieron quedar estático mientras él se iba, lo escuché cerrar la puerta de la reja en la salida y solo entonces cerré la entrada a mi departamento, en su prisa había olvidado su gorro, lo tomé entre mis manos y lo llevé a mi nariz, esperando poder mantener en mi memoria el olor del cítrico que emanaba de ese ser y el gorro no tenía olor más que de suavizante para telas…

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Cómo… Jimin cómo pudiste hacer algo tan tonto…

Los recuerdos de la noche me asaltaban, en toda mi vida me había sentido tan bien, me dejé envolver por el aroma a océano, me llamaba, el alcohol me hizo desinhibirme a tal grado que dejé que ese alfa me abrazara.

NO. NO. NO. NO

Entro en la primera farmacia que veo y tomo al azar una píldora anticonceptiva, no había necesitado una en toda mi vida, solo había experimentado un celo en mi vida, le di mi primera vez a un desconocido… yo… que he negado mi tercer genero al grado de deshacerme por completo de mis feromonas entré en celo ayer al ver a ese alfa, la necesidad de que me oliera y me viera… cuando me tocó…
¡NO!
NO. NO. NO.

Esto no puede estar pasando…

Fue una vez…

No lo volveré a ver, no volverá a pasar y eso será todo.

Llego a casa en un taxi, al menos dinero para eso tenía, mamá y papá no preguntan nada más que como estuvo la fiesta. Respondo con sinceridad, buena, fue una buena fiesta hasta que Hobi se descontroló y yo me descontrolé, pero eso no lo digo.

Sonrió y me siento a desayunar.

Eso fue todo, una buena experiencia…


– ¡Tú! –. Escucho la voz de Kook desde la puerta de mi habitación. – A ti te quería ver –.

No, porque…

– ¿Que necesitas? –. Despego los ojos de mi cuaderno de dibujo, ya estoy harto, llevo dibujando más de una hora y todo lo que he hecho es pintar el mar, de una y de mil formas diferentes…

– Que me cuentes como te fue, pillin –. Se sienta a mi lado en la cama y me da un par de empujoncitos con el hombro mientras sonríe y espera ansioso. – La última vez que te vi te ibas con un alfa, sus feromonas llenaban toda la casa y te impregnaba con ellas, ¡no puedo creer que hiciste eso!, ¡que le dejaras hacer eso!

– Ya, vale no es para tanto –.

– ¿No es para tanto? Tú, el omega que odia su tercer género y dice que las feromonas te quitan el raciocinio, se deja llevar por las feromonas, no puedo creer que eso haya pasado. Siempre dices que son malas y...
– Pues si –, lo interrumpí, cansado, triste, esas palabras solo hacían la carga más pesada, – Lo son. ¡Me hicieron seducir a un alfa que no conozco, me hicieron besar a un hombre del que no se su nombre, me hicieron revolcarme en una habitación de una casa ajena con un hombre al que acababa de ver en mi vida, me hicieron irme con él y tener sexo en su casa toda la noche, me hicieron despertar abrazado e impregnado en el olor de la playa que no puedo olvidar y he estado dibujando como loco! –.

Exploté y arrojé al aire los dibujos, el mar, a blanco y negro, a color, con pluma, con lápiz, con gis, con crayola, con acuarela…

Kook se levantó y me abrazó tan fuerte como pudo y yo me eché a llorar, sabía que ese alfa tenía la razón, sentía el destino del que hablaba, la necesidad de que el abrazo viniera de él, la necesidad de volver a oler su aroma, que me envolviera en su calor como en la mañana…

– Jini… no llores… me parte el alma verte así. Debí detenerte, que mal amigo soy –.

No pude responder, solo lloraba y lloraba. Nos hundimos hasta quedar abrazados de rodillas en el suelo, Kook no me soltó en ningún momento, acariciaba mi espalda de vez en cuando y me reconfortaba.

– No debimos ir a esa fiesta –. Dije entre con la voz rota cuando el llanto pasó.

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El tono de llamada sonaba de fondo, una y otra vez.

El de cabellos rubios lo ignoraba, una y otra vez.

El tono de llamada seguía sonando…

Harto se levantó de la cama y a tientas busco entre la ropa y sábanas el celular.

– Mas te vale que sea importante, estaba dormido –. Se quejó mientras bostezaba.

– Lo siento Jin –, se escuchó apenas de fondo la vocecilla, – Necesito un favor… bueno, más que favor, necesito un nombre –.

– ¿A quién buscas? –. Preguntó mientras bajaba hacia la primera planta de su casa, guiado por el aroma a comida.

– A un omega que llevó Tae –.

– ¡cof, cof! –. Se escuchó la tos por toda la habitación, y como no, si el rubio bebía agua y se atragantó apenas el otro describió al chico. – Por amor de Dios, Yoongi, tiene que ser una broma –.

– No, jamás había hablado tan en serio, necesito saber donde encontrarlo –.

– Ese chico es un caso perdido, jamás vas a convencerlo de nada, ha rechazado a mas alfas de los que puedo recordar, hasta donde sé es un omega dominante, seguro es porque nunca habías estado con alguien así que piensas que es tu omega, y no, créeme, esto no es una buena idea.

– Vamos Jin, puedo asegurarte que no solo es su dominancia, si, me vuelve loco con solo pensar en su olor, pero al tocarlo... me siento como lo has descrito miles de veces con Nam... esto no es solo un capricho –.

Esas palabras le sonaron tan sinceras.

– Está bien, se llama Jimin, estudia historia en el mismo campus que Kook, son amigos... –.

– Gracias Jin, te debo una –.

– Yoongi –, le llamó antes de que pudiera colgar, – el es diferente, a él no vas a convencerlo de estar a tu lado por el cuento de la pareja predestinada, Kook me ha hablado en varias ocasiones sobre ello, si lo quieres de verdad tienes que hacer que él se enamore de ti como persona, no como alfa y tienes que verlo a él como persona, no como omega –.

– Muy bien, lo tendré en cuenta –.

Esa ambigua respuesta fue suficiente para que Jin supiera que ese consejo iba a ser rotundamente ignorado, y es que debía de ser broma, el omega que no creía en tercer genero con el alfa que apenas y se veía de otra manera mas allá de su tercer genero. Eso había de verse.

Volvió a tomar el teléfono e hizo una rápida llamada.

– Hola Kooki –, sonrió al decir aquello apenas el “diga” se esuchó del otro lado, – necesitamos hablar –.


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