Sam miraba a la mujer con sorpresa, sin saber cuándo sus lágrimas habían empezado a salir. Alguna vez Bucky le había contado del gran amor que el rey T’Chaka había sentido por su primera esposa, y también había leído sobre el gran amor que le profesaba a la reina Ramonda, pero descubrir que se había casado con ambas solo para que el amor de ellas continuara fue una gran sorpresa.
Sintió un ruido detrás de él y vio un pasillo que conectaba a la parte trasera de la casa. Buscó con la mirada a la mujer, pero ya no estaba. Avanzó por el pasillo llamándola hasta llegar a la parte trasera donde encontró un pequeño jardín de Lirios de agua en medio de un pequeño estanque en el cual predominaba la escultura de una mujer. Con pasos temblorosos avanzó hasta ella y concentró su atención en la plaqueta que decía: “Poderosa guerrera. Leal esposa. Amada madre. Inolvidable reina”
Lentamente subió la vista hasta llegar al rostro sonriente que transmitía diferentes sentimientos
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Al convertirse Ramonda en la consorte del rey, la reina N’Yami había ordenado la creación de un jardín en el lado sur del palacio que tuviese un pequeño lago artificial en el centro. Una copia exacta del lugar donde ambas mujeres se encontraban cada aurora en su tribu nativa. La actual reina madre había tomado como habito esperar el nacimiento del sol cada mañana mientras limpiaba personalmente las hojas de las plantas.
Esa mañana se había levantado un poco más temprano, algo, o para ser más exacto, alguien le había robado el sueño. Habían pasado tantos años y aun dolía como si todavía estuviera en ese pasillo escuchando a la mujer que tanto amaba lanzar su último grito, todo por defenderla a ella y a sus hijos
Ramonda escuchó como las doras que custodiaban la entrada hacían su saludo tradicional, y sonrió. Su hijo ya estaba en pie. Pero al abrir las puertas fue alguien muy diferente quien entró
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Como era costumbre a las siete en punto de la mañana T´Challa y Bucky bajaban a desayunar con la reina madre y la princesa Shuri, sin embargo esa mañana lo hicieron un poco decaídos. T´Challa había esperado durante toda la noche que Sam diese señales de vida, pero nunca paso. Le empezaba a preocupar que algo le hubiese sucedido durante su fuga noche anterior, y se culpaba por no haber ordenado que ninguna dora lo siguiera. Había querido darle su espacio. Que se tranquilizara. Pero… ¿y si le había pasado algo?
Para el rey era claro que el rechazo le había afectado a James de sobremanera, y lo último que quería era que retrocediera a esa altura del proceso de su recuperación. James amaba a Sam, y Sam nunca había sido tan cuidadoso como para ocultar sus sentimientos hacia su esposo. En parte esa era la razón por la que se había planteado la idea de pedirle matrimonio a Sam, sin embargo nunca espero pasar una noche en vela como respuesta
- ¿Y si le pasó algo? – dijo James sentándose a la mesa
- Las Doras no han reportado nada – dijo el rey mientras una empleada serbia el desayuno – y no creo que hubiese salido del país, también lo supiéramos
- ¿Pero dónde está? – pregunto James
- Ordenare que lo ubiquen – dijo el rey pasando sus manos por la cabeza
- ¿La reina madre y la princesa aun no bajan? – pregunto James mientras le servían café
- La princesa se acostó muy tarde, alteza – dijo la chica –, y la reina madre está en su jardín privado conversando con el Capitán Wilson. Ordeno que…
- ¿Sam está en el palacio? – pregunto T’Challa poniéndose de pie al mismo tiempo que su esposo
- Al parecer salió a correr muy temprano y llegó preguntando por la reina madre hace unos minutos – dijo la mujer mientras ambos soberanos salían deprisa agradeciendo
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Ramonda sonrió al ver como el moreno se acercaba hasta ella y haciendo una venía a forma de saludo
- Sam, que bueno verte – dijo la mujer –, supongo que… – pero se quedó en silencio cuando este se inclinó para besar su frente
- Cada que mires el amanecer, sentirás como te beso, mi reina y señora – susurro el Capitán América mientras sentía que la mujer contenía la respiración
- ¡Bast! – exclamo la mujer en otro susurro
- Ayúdeme por favor – suplicó Sam – necesito entender. Saber que… funcionara para los tres.
- ¿Dónde…? – pregunto Ramonda mientras Sam se sentaba a su lado – ¿Quién…?
- La conocí – dijo Sam –, en la cabaña, cerca de la frontera
- Durante más de veinticinco me he preguntado si… – mientras sus lágrimas caían y Sam le tomaba las manos – no fue mi culpa. Si hubiese… es la única vez que el miedo me ha paralizado… y perdí…
- Tiene a T’Challa y a Shuri – dijo Sam – de cierta manera ambos son un regalo de ella para usted.
- Si, lo son – dijo la reina madre sonriendo –. No tienes idea la paz que me has devuelto, hijo – llorando en silencio
- ¿Qué pasa aquí? – dijo T’Challa entrando seguido de James y escoltados por Okoye y Ayo – ¿Madre?
- Gracias… – dijo la mujer poniéndose de pie con dificultad por lo que Sam le ayudo, corriendo también T’Challa para hacerlo – mi señor – e hizo una venia ante Sam
- No me ha respondido aun – dijo el Capitán América – ¿se puede?
- El hecho de mi señor este parado frente a mí en este momento – dijo la reina madre – es más que una respuesta ¿no le parece? – y sonrió entre lágrimas – pero si eso no le es suficiente, le puedo asegurar que aun amo… profundamente… al rey T´Chaka, y cuento… cada segundo… que falta… para reunirme con mi reina.
Hizo otra venia que Sam se apresuró a contestar de la misma manera y besarle la mano antes que la reina madre buscara apoyo en una de las Doras Milajes pero se detuvo antes salir del lugar
- Y en respuesta a la pregunta que no has hecho – dijo Ramonda pero sin mirarlo – es si, si serás un excelente consorte para ambos y un inmejorable padre para el príncipe… te he visto – y acariciándole el brazo a su hijo se alejo
- Sam – dijo el rey con tono serio – me puedes explicar ¿Qué pasa aquí?
- Yo… – dijo este justo su celular sonó – disculpe majestad – y revisó sus mensajes mientras T’Challa y Bucky se miraban intrigados – es una misión – y los miró – debo presentarme en Madrid, hoy mismo
- Estas huyendo – dijo T’Challa
- Estaba, ya no. acepto pasar una temporada aquí… – dijo Sam encogiendo los hombros
- ¿Enserio Sam? – dijo Bucky sonriendo
- ¿Pero…? – dijo el rey
- Como dije, debo ir a una misión – dijo Sam – supongo que serán solo unos días, máximo una semana. Al terminar pasare a Nueva York para recoger unas cosas y luego volver a Wakanda
- ¡Ya verás que no te vas a arrepentir! – dijo T’Challa
- ¡Prepararé todo para cuando regreses! – dijo Bucky emocionado – te va encantar la habitación de…
- No, Buck – interrumpió Sam –, no has entendido. Yo me mudare a Wakanda, pero no viviré en el palacio
- ¿Cómo? – dijo el rey sorprendido
- Quiero vivir en la choza donde vivías – dijo Sam mirando al sargento –. Por un tiempo, mientras esto… – respiro hondo – T’Challa voy a ser honesto. Yo estoy… profundamente enamorado de Bucky, y aunque tengo… bueno, tenía celos, siempre supe que perdí frente a un gran hombre
- Sam…
- Un gran hombre del que… también me quiero enamorar – dijo Sam sonriendo mientras bajaba el rostro – antes de… – T’Challa dio un paso adelante y suavemente le tomó la barbilla para que levantase el rostro
- Por supuesto que me ganare tu amor también – dijo el rey – es lo que más quiero. Hacerlos inmensamente felices a ti y a James.
- Yo… – susurro Sam antes que sus ojos se cerraran al sentir como sus labios eran rozados. Iba a abrir los labios cuando sintió otros labios rozar los suyos. James
- Te amo – le susurro Bucky al oído haciéndolo sonreír
- Y yo a ti – respondió Sam cuando su celular volvió a sonar – me tengo que ir – T´Challa hizo una venia y el Capitán América se alejó. Iba a salir cuando la voz suave pero impregnada de autoridad del rey lo llamo – ¿sí?
- Una de las doras te acompañara
- No es necesa… – dijo Sam
- Son leyes de Wakanda – dijo T’Challa – al menos una dora debe estar siempre junto a un miembro de la familia real. Más aun si se trata de los reyes
- Rey eh… – dijo Sam y vio la sonrisa nada disimulada de Bucky pasos más atrás de T’Challa – ok. Llevare guardia, mantendré el contacto.
- Volver en una pieza también es una regla – dijo James
- De verdad más les vale que también se han aplicables en ustedes – dijo Sam
- Si necesitas ayuda… – dijo T’Challa
- Nos vemos en un par de días – dijo Sam con una sonrisa radiante antes de salir
- ¿T? – susurro Bucky
- Jamás cambiara esto – contesto el rey extendiendo su brazo hacia el sargento que se refugió en ellos – lo prometí y lo cumpliré