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Squad por Pan_chan12

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III


 


 


El ambiente se vio rodeado por el sonido de disparos y cartuchos vacíos cayendo al suelo como lluvia. La cantidad de esas cosas blancas era enorme, y salían de todas partes, los metahumanos se vieron obligados a pelear junto a los militares, haciendo uso de sus poderes, se convirtió en una temible batalla campal. Ninguno daba tregua, ninguno se daba el espacio de pensar en lo que hacía, pero los pocos que si se disponían a observar el ambiente, se dieron cuenta que a pesar de que esos ‘’terroristas’’ atacaban a todo aquel que se moviera, la realidad es que estaban más interesados atacando a Gaara y a Naruto que a los demás, y los metahumanos restantes decidieron dedicar su ayuda en sacarse a esos sujetos de encima para que ambos Jinchurikis no sintieran tan pesada la pelea, por más que ninguno de ellos necesitara la ayuda de nadie, ellos tranquilamente podían defenderse solos, pero a veces la situación los sobrepasaba.  




Los militares también hacían uso de sus habilidades en combate para defenderse, pero lastimosamente no era suficiente, muchos fueron asesinados brutalmente por los terroristas, y no podían confiar en la ayuda de los metahumanos, ellos estaban más concentrados en salvarse entre ellos que en disponerse a salvar a quien lo necesite, sea o no metahumano.  




La situación supero a todos, y fue peor cuando un grupo de ellos logró escabullirse y terminó noqueando a Naruto, obligándolo a que éste cayera al suelo, pero no estaba inconsciente, solamente estaba mareado, y esos sujetos aprovecharon su desconcierto para tomarlo de las extremidades y comenzar a correr lejos de allí con el rubio a cuestas. Casi nadie se percató de lo que estaba pasando, todos estaban concentrados en no morir, pero en cuanto Naruto comenzó a forcejear y a gritar que lo dejaran, fue ahí cuando captó la atención de los demás.  




 




-¡Naruto! -gritó Sasuke, abandonando su posición y corriendo hacia donde esos sujetos para salvar al rubio, comenzó a disparar con una puntería perfecta, pero ninguno de esos balazos fue suficiente, ninguno de esos sujetos se inmuto ante los disparos, como si nunca los hubieran recibido, parecía como si fueren inmunes a eso, lo que despertó el enojo de Sasuke, sentirse frustrado al no poder ser de ayuda, y se incrementó cuando se quedó sin municiones y arrojó el arma al piso con furia. Sacó un cuchillo de la funda que estaba en su pierna y volvió a correr, ya que al principio tuvo que detenerse para disparar con más certeza.  




-¡Sasuke, no abandones tu posición! -gritó Itachi apenas volteando el rostro para advertir, y la guardia baja del Uchiha fue suficiente para que una de esas cosas se le abalanzara.  




 




Pero Sasuke no escuchó, no escuchaba a nadie más, solamente tenía una cosa que hacer y era salvar a Naruto de las garras de esos tipos, que todavía no entendía el por qué lo estaban secuestrando. Naruto forcejeaba, los maldecía y les disparaba, pero nada de eso daba resultado, una indomable ira comenzó a surgir de sus entrañas, se sentía patético de no poder resolver ese problema y salir de allí, y lo peor era escuchar a Sasuke a lo lejos tratando de salvarlo, eso fue peor. Sintió una gran cantidad de energía recorrerle los brazos y piernas, tan caliente que corroía como ácido, y de repente dejó de pensar, dejó de intentar zafarse de su agarre por sus propios medios, Kurama estaba haciendo de las suyas. Internamente el rubio le otorgó permiso al biju de hacer lo que quisiera con él, pero que por favor le preste un poco de su poder para salir y derrotar a esos tipos. Kurama obedeció, Sasuke se detuvo en seco en cuanto vio como esos tipos blancos salían volando de la nada, Naruto estaba despedazándolos él mismo, pero por alguna extraña razón, no parecía ser el mismo. El Uchiha veía como el rubio se movía con destreza y agilidad, esquivando los ataques y golpeando a esos tipos con suma fuerza, el poder de sus puños era tan fuerte que Sasuke podía sentir desde la distancia la cantidad de energía que emanaba Naruto en ese momento, hasta pudo observar cómo de un rugido atravesó a uno de esos tipos hasta partirlo a la mitad.  




Sasuke suspiró, finalmente había acabado con la vida de sus secuestradores, pero cuando quiso acercarse al rubio para asegurarse de su bienestar, Naruto volteó y el Uchiha se detuvo automáticamente y abrió los ojos con espanto. Aquel no era el Naruto que conocía, ya no tenía aquellos orbes azules como el cielo que tanto lo caracterizaban, ahora sus ojos eran tan rojos como la sangre, y sus pupilas se afinaron tanto que hasta parecían pupilas felinas. Las uñas y dientes crecieron, su cabello se veía más puntiagudo y aquellas lindas marcas de bigotes ahora se veían más gruesas y grotescas, dándole una apariencia más animal.  




 




-¿Na-Naruto? -tartamudeó, no sabía si era seguro hablarle al rubio en ese estado, no sabía si lo reconocería o si intentaría atacarlo. El rubio lo miró fijo por un momento y cerró los ojos, suspiró en el proceso y como si hubiera salido de algún tipo de conjuro, Naruto comenzó a tambalearse y el Uchiha reaccionó con rapidez, tomando al rubio entre sus brazos antes de que su cuerpo impactara contra el piso. -¿Estás bien? -preguntó con preocupación, el rubio abrió lentamente los ojos, Sasuke se sintió aliviado al ver como recuperó el azul de su iris, movió la cabeza hacia los lados al verse en una ubicación que no recordaba haber estado.  




-¿Qué pasó?  




-Pues, unos tipos quisieron secuestrarte y acabaste con ellos. -contestó con gracia, todavía no separaba su agarre de Naruto, debía asegurarse de que estaba en condiciones para mantenerse en pie, aunque eso simplemente sea una excusa para continuar teniendo contacto físico con el rubio.  




-Entiendo ‘ttebayo. -fue lo único que respondió, y fue ahí cuando una vez despabilado pudo percatarse de donde estaba, en los brazos de Sasuke, y muy pegados habría que decir. El rubio se sonrojó levemente, pero su rostro fue desviado hacia un lado para que el Uchiha no se diera cuenta. Se removió en su sitio, pero Sasuke no parecía interesado en aflojar su agarre en su cuerpo. -Etto...ya puedes soltarme. -dijo con timidez.  




-S-si claro, lo siento. -contestó sintiéndose avergonzado, separándose del rubio al instante. El rubio no tuvo tiempo de agradecerle, porque inmediatamente Sasuke dio media vuelta para continuar con la pelea, aunque ya estaba bastante controlada, pero todavía quedaban más sujetos blancos apareciendo.  




 




La situación de a poco se estaba estabilizando, pero todavía estaban desbordados. Ya perdieron a muchos hombres, por lo que debían pelear un poco más y matar a los que quedaban. Todos estaban sumamente concentrados en la batalla, tanto que aquel militar de ojos grandes no supo defenderse al ataque sorpresa de uno de ellos, quien lo desarmó al instante y de una patada en el estómago lo hizo retorcerse del dolor y caer al suelo, Lee vio como ese tipo avanzaba hacia él con claras intensiones de matarlo, y al encontrarse desarmado, simplemente optó por aceptar su destino, siempre dijo que morir en combate era una de las muertes más respetables y nobles que existe, por lo que al verse indefenso ni se molestó en huir. Abrió los ojos con sorpresa al ver como ese tipo de repente era envuelto en una enorme manta de arena y buscó al responsable, Gaara estaba a lo lejos con su mano en alto, mirando con fiereza a aquel tipo que se atrevió a tocar al Rock.  




 




-¡Sabaku Kyu! -el pelirrojo cerró la mano en forma de puño, y el Rock solo escuchó el grito desgarrador, lo había aplastado completamente, y debido a la presión un poco de sangre salpicó hacia el rostro pasmado de Lee, quien todavía seguía en el suelo sin moverse, aquel metahumano lo había salvado. Sus ojos conectaron por unos momentos, hasta que nuevamente Lee recibió la orden de ponerse de pie y continuar disparando, todavía quedaba mucho trabajo por hacer, por lo que tuvo que despegar los ojos de aquellos turquesas por ahora. 




 




El único que permanecía en silencio era Deidara, analizando la situación desde su posición con los brazos cruzados. Las bocas de sus manos se removieron ansiosas y el rubio lo sabía, y fue ahí cuando decidió que ya era suficiente de tanto observar y ponerse a trabajar. Caminó hacia adelante, donde los pocos militares que iban quedando seguían disparando, formando una hilera detrás de unos autos destruidos, mientras metía sus manos dentro de sus riñoneras, y aquellas extrañas bocas comenzaron a masticar la gran cantidad de arcilla que recibieron. Los militares observaron cada uno de sus movimientos, no solo para saber que era realmente lo que tenía planeado, sino que además debían asegurarse que no aprovechara la confrontación para huir.  




Deidara dio un salto hasta quedar parado sobre el techo de uno de aquellos autos, para poder observar mejor el panorama. Giró sus manos hasta que las palmas quedaran orientadas al cielo, las bocas dejaron de masticar y con ayuda de sus lenguas dejaron a la vista lo que sería unas pequeñas bolas de arcilla, Deidara cerró las manos y arrojó aquellos moldes hacia los terroristas, quienes no dejaban de avanzar, y pasaban por al lado de esas esculturas como si no fuesen nada. La realidad es que se equivocaron. 




 




-¡Katsu! -gritó Deidara y enseguida todo el lugar se vio envuelto en una enorme explosión, la mayoría tuvo que cubrirse con la ayuda de sus brazos para que ningún objeto extraño termine impactado contra su rostro. La oleada de viento que apareció de repente por el impacto fue tal que muchos terminaron saliendo volando del lugar. Itachi observo fascinado el poder que tenía el rubio, y como parecía disfrutar con aquello, sus cabellos rubios danzaban junto con el viento que provocó la explosión. Cuando el fuego terminó por extinguirse, pudieron ver como el escenario de pelea se volvió peor que cuando lo encontraron, ahora había un enorme cráter donde se originó la explosión, los autos que funcionaban como obstáculos ya no existían, aquel ataque terminó con todo a su paso y solo dejó terreno desértico, y ni hablar de los sujetos blancos, los desapareció en un instante.  




-Increíble. -susurró Itachi al ser testigo de aquello. Deidara bajó del auto una vez que su deber termino, y caminó tranquilamente pasando por al lado de Itachi, sin importarle lo estupefacto que estuviera, ya sabía que iba a lograr ese efecto. El Uchiha lo siguió con la mirada, se quedó unos segundos observando como Deidara se alejaba y sacudió su cabeza enseguida, debía preocuparse por otros asuntos. -¿Están todos bien? -preguntó a su grupo. Naruto se acercó a los demás con pasos apresurados, caminó con rapidez hacia cierto pelinegro en particular, y no se lo veía muy contento que digamos. Muchos militares al ver ese accionar se interpusieron entre él y su líder.  




-¡Suéltenme! -ordenó el rubio dando un par de manotazos, Itachi ya sabía el tipo de reclamo que le haría Naruto, por lo que simplemente levantó su mano a su grupo, indicando que todo estaría bien y que lo liberen. Los militares asintieron dudosos y dejaron que el rubio continuara avanzando. -¡¿Qué mierda fue eso?! -reclamó una vez que se plantó frente al Uchiha. -¡¿Por qué esos sujetos intentaron secuestrarme?!  




-No voy a darte ese tipo de información. -contestó de forma estoica y simple, mientras caminaba hacia su equipo y ver si necesitaban de primeros auxilios. Eso encabronó todavía más a Naruto y volvió a caminar, siguiéndolo, no iba a dejar las cosas así.  




-¡Por supuesto que vas a estar dándome dentro de poco esa información! -amenazó Naruto, pero antes de que pudiera acercarse un poco más a Itachi, Sasuke lo detuvo agarrándolo del brazo en seco.  




-Suficiente, no tiene importancia.  




-¡¿Cómo que no tiene importancia?! ¡Si hasta parecía que los únicos enemigos para esos tipos éramos Gaara y yo, al resto los ignoraban por completo ‘ttebayo! -gritó ahora encarando a Sasuke. El Uchiha no respondió, Naruto tenía razón, pero por órdenes directas no podía brindar información a ninguno que no estuviera autorizado, le dedicó una última mirada para luego soltarlo y comenzar a alejarse del rubio, debía atender a sus compañeros heridos y no podía seguir perdiendo tiempo con él. -Ustedes esconden algo.  




-Ya déjalo, Naruto. -esta vez habló Kiba a sus espaldas con voz dura. El rubio emitió un bufido de fastidio, caminando nuevamente hacia atrás, alejándose de aquellos militares. Kiba los miró por un momento, para luego seguir a Naruto y tratar de calmarlo, a él también le estaban llegando ciertas dudas sobre el verdadero motivo de esta ‘’misión’’ como la llaman, pero prefirió que por el momento no era la oportunidad para interrogantes.  




 




Uno de los últimos sobrevivientes de esos tipos blancos estaba siendo brutalmente estrangulado por la arena de Gaara a la lejanía, quien se mantenía estoico observando a medida que poco a poco iba incrementando la fuerza de su agarre. Los quejidos de ese sujeto comenzaron a escucharse débiles y desesperados, sabía que la muerte estaba tocando la puerta. La cabeza del terrorista explotó por la presión, manchando el rostro de Gaara en un chorro potente de sangre, el pelirrojo tuvo que cerrar automáticamente los ojos para que la sangre ajena no le entrara de lleno en los ojos, lamió sádicamente la sangre que quedó impregnada cerca de su boca, y con una sonrisa aterradora, como si estuviera fuera de sí, continuó apretando más y más aquel cuerpo inerte que yacía colgado del cuello por su arena, Gaara quería probar más de esa sangre que lo tenía loco, por lo que continuó aplastando aquel cadáver.  




 




-Gaara. -el mencionado volteó su rostro al sentirse llamado, Naruto le miraba con cansancio y con una expresión que no detonaba felicidad alguna. -Oye, basta ‘ttebayo. -le pidió, ya el sujeto estaba muerto, no entendía porque el pelirrojo continuaba torturándolo como si de la nada aquel sujeto fuera a recobrar la vida y atacarlos. Gaara lo miró con fastidio, pero obedeció, y arrojó el cuerpo de aquel tipo lejos de él, cayendo en un sonido seco contra el pavimento. 




-¿Qué se supone que son? -preguntó Deidara, pateando levemente la pierna de uno de esos tipos blancos que yacía muerto en el suelo.  




-No lo sé, pero estoy seguro que esos militares traman algo, y llegaré hasta el fondo de esto ‘ttebayo.  




-No creo que... 




-¡Sigamos avanzando! ¡La misión aún no termina! -gritó Itachi, llamando la atención de todos. Los militares que quedaban volvieron a cargar sus armas de nuevo a su posición.  




 




… … 




 




-Madara-sama. -llamó uno de aquellos humanoides blancos, haciéndose presente frente a su líder. Aquel metahumano de cabello largo y negro, y ojos de un color tan rojo como la sangre, estaba teniendo un momento de meditación sentado sobre lo que serían las ruinas de un gran edificio, quien volteó su rostro al sentirse llamado. -Dimos con ellos, Shukaku y Kyubi están libres.  




-¿Lo dices enserio? -preguntó abriendo los ojos con sorpresa, el humanoide asintió en silencio. 




 




Y volvió a voltear sus ojos nuevamente hacia el cielo, el atardecer estaba llegando a su fin, dando paso a la oscuridad de la noche, donde será el momento perfecto para llevar a cabo su objetivo. Había buscado por todos los medios posibles a los últimos bijus que necesitaba para que su Plan Ojo de Luna pudiera dar inicio, ya que necesitaba del poder de Shukaku y Kyubi para que pueda resurgir el invencible Diez Colas y así poder convertirse en Jinchuriki, proyectar su Rinne-Sharingan a la Luna y someter al mundo entero en un Tsukuyomi Infinito y controlar a todo ser vivo, creando una realidad sin guerras ni sufrimiento.  




Estaba seguro que no podría conseguir la paz en el mundo real, por ende, lo conseguirá mediante un mundo ilusorio. Dicha ilusión durará para siempre, el mundo real se volverá irrelevante una vez que comience la ilusión. Muchos metahumanos han intentado obtener la paz mediante mecanismos diferentes: un claro ejemplo es mediante lo que intento hacer Pain hace años, un metahumano con el que mantuvo bastante relación hasta que fue asesinado, conseguir la paz en el mundo real a través del miedo a un arma poderosa, aunque la paz era temporal. El plan de Madara no les da a los individuos otra opción, ya que se ven forzadas a introducirse al mundo pacífico de forma permanente.  




Pero, ¿Por qué molestarse con el Plan Ojo de Luna si puede tranquilamente matar a todo el planeta? Esto se puede explicar mediante una analogía, para acabar con el sufrimiento de un paciente con un tumor en el pulmón, hay tres opciones posibles: Quitar el tumor, Un trasplante de pulmón o Matar al paciente. De igual forma, el punto de este plan es escapar de la realidad a través de los sueños, crear un mundo pacífico que todos puedan experimentar, y que eso no puede lograrse si el mundo se destruye.  




Luego de perder a sus hermanos en la guerra, y de haber leído la historia de Kaguya Ootsutsuki, quien terminó con los conflictos existentes comiendo la fruta prohibida de Shinju, se dio cuenta que en un mundo que crea ganadores también crea perdedores, un mundo así siempre estará en conflicto y cualquier esfuerzo por poner fin al conflicto causará más conflicto. Eso motivó a Madara a crear su siguiente movimiento.  




No podía seguir perdiendo tiempo, no con Kyubi y Shukaku vagando por las calles, tan indefensos, según como él los veía. Se puso de pie sobre aquel montón de escombros y bajó de un salto hasta pisar tierra firme, desapareció mediante un vórtice que se formó gracias al poder de sus ojos. Su ejército, o al menos los que pudieron salir vivos de aquella batalla, ya le informaron sobre los jinchurikis, unos niños sin experiencia alguna que no tienen idea de lo que se les ha otorgado, para bien o para mal, por lo que no vería ningún inconveniente si les extraía a sus bijus de la manera menor dolorosa y más amable posible, aunque ya sabía que eso no iba a suceder, ya que les esperaba una muerte dolorosa.  




 




… … 




 




El sonido de un cristal siendo destruido a sus espaldas fue lo que captó la atención de los presentes, volteando rápidamente con sus armas en posición de ataque. Los metahumanos simplemente giraron la cabeza de manera despreocupada hacia donde provino el sonido, riéndose por el hecho de que aquellos militares exageraban todo, y pudieron ver a Kiba caminando por encima de los vidrios rotos y entrando a lo que sería un centro comercial y robando una chaqueta de cuero negra que estaba siendo exhibida en un maniquí. Los militares arquearon una ceja ante ese comportamiento y bajaron las armas.  




 




-¿Es enserio? -preguntó Itachi incrédulo sin poder creer lo que veía. -No entiendo cuál es el problema de todos ustedes.  




-Somos los malos, es lo que hacemos. -respondió Kiba sin importancia mientras se colocaba la chaqueta, volviendo a retomar la macha como si nada, el resto lo imitó en silencio. Caminaron un poco más entre los escombros hasta que se detuvieron nuevamente en frente de un gran edificio que aún conservaba sus instalaciones, los militares se formaron en sus posiciones, agachándose, con sus armas listas al frente, mientras que los metahumanos no entendían porque repentinamente cesaron la marcha. 




-Antes de continuar, el siguiente objetivo está en lo más alto de ese edificio, una vez que logremos rescatarlo, unos helicópteros nos sacarán del techo y podremos proseguir con la misión inicial. -explicó Itachi. Todos los militares asintieron, Naruto no iba a quedarse parado esperando a que más terroristas aparezcan mientras ellos estaban ahí perdiendo el tiempo, por lo que simplemente caminó hacia la entrada principal de aquel edificio, pasando por al lado de aquellos militares que estaban de cuclillas, esperando la nada misma.  




-Terminemos con esto ‘ttebayo. -dijo lo suficientemente audible como para que el líder Uchiha lo escuchara. Los militares observaron como caminaba con tranquilidad sin importarle el peligro que podría haber detrás de esas puertas, e ignorando las advertencias de Itachi y las órdenes de que se detuviera en donde está, la realidad es que simplemente Naruto las ignoró y abrió la puerta, adentrándose al interior como si nada. Los demás presentes lo siguieron, ya que no les quedaba de otra.  




-¿Te importa si te acompañamos? -preguntó irónicamente Sasuke, quien caminaba con el rifle apuntando hacia adelante. Le rubio le ignoró y el Uchiha menor ya sabía por qué su enojo, sabía que estaba siendo utilizado para llevar a cabo algo que los militares no podían hacer solos y lo entendió.  




 




Todos subieron por las escaleras hasta el último piso, siempre alertas ante cualquier peligro e ignorando completamente las quejas de algunos metahumanos a ser sometidos al castigo de subir veinte pisos por las escaleras, alegando entre ellos que debían hacer más ejercicios de cardio y aumentar su resistencia. Afortunadamente, el camino transcurrió sin complicaciones, ni humanoides han aparecido para atacarlos, por lo que llegaron al último piso con éxito. Itachi dio la orden de que permanecieran en sus lugares, que él iría a buscar a la persona que yacía dentro de las instalaciones de la bóveda y lo mantendría a salvo. Los militares bajaron la guardia por un momento, y los metahumanos simplemente se pusieron cómodos en los sillones disponibles hasta que el Uchiha apareciera.  




A pesar de que aquellos militares estaban en su mundo por un lapso corto de tiempo, Lee no dejaba de observar a Gaara, quien permanecía aislado en un sector del cuarto con los ojos cerrados, todavía no había tenido la oportunidad de agradecerle por haberlo salvado de aquel terrorista que por poco lo mata, y creyó que ese era el momento adecuado antes de que Itachi decida proseguir con la misión. Caminó a pasos lentos hacia aquel metahumano de cabello rojo, sus movimientos fueron observados por su pareja, quien automáticamente lo tomó del brazo, deteniendo por completo su avance, era peligroso que se acercara de esa forma a Gaara. El pelinegro le dedicó una mirada tranquilizadora, mientras posaba suavemente su mano sobre la del Hyuga, indicándole con la mirada que todo estaría bien, lo cual Neji muy poco convencido dejó que continuara avanzando, obviamente manteniéndose alerta ante cualquier movimiento que el pelirrojo pudiera hacer.  




 




-Gaara-san. -llamó Lee, el mencionado abrió los ojos y levantó la vista al ser nombrado, mirando en silencio al pelinegro, quien este gesto lo interpretó como una iniciativa a continuar y explicar el por qué le estaba hablando. -Quisiera darte las gracias por haberme salvado de aquel terrorista, de no ser por ti, ahora mismo estaría muerto. ¡Muchísimas gracias! -terminó eufóricamente dando una reverencia al pelirrojo en signo de gratitud. Gaara no despegaba sus ojos turquesa de aquella figura que se mantenía inclinada ante él, realmente no se esperaba una muestra de agradecimiento, unos traviesos mechones negros colgaban a los costados de su rostro.  




-No. -dijo de manera cortante, Lee se incorporó ante la negativa de Gaara, no entendía a que se estaba refiriendo con ese ‘’No’’, ¿No estaba aceptando su agradecimiento? -No es suficiente. -continuó, Lee le miró con confusión, desearía que el pelirrojo fuera más claro con sus palabras. -Necesito una prueba de que realmente estás agradecido por haberte salvado. 




-No te pases de listo, fenómeno. -intervino Neji con enojo al entender el doble significado de esas últimas palabras dichas por el Sabaku, caminó decidido a entablar una nueva pelea con aquel metahumano quien ni se inmutó al ver como el Hyuga se acercaba a él con ferocidad, Lee detuvo a su pareja colocando sus manos en su pecho, a tiempo antes de que cometiera una locura.  




-¿Qué es exactamente lo que quieres, Gaara? -preguntó Lee, él también había entendido en parte el significado de aquello último, pero prefirió mentalizarse de que el pelirrojo lo que realmente quería era algo material, algo de valor que demostrara el agradecimiento hacia él, o a lo sumo, le pediría si podría sacarlo de la cárcel, y él con sus influencias podría hacer posible aquello que el pelirrojo querría.  




-A ti. -respondió con simpleza, sin intimidarse ante la presencia del Hyuga, mucho menos se estremeció al ver como de a poco Neji fue perdiendo los estribos.  




-¡Suficiente! -gritó el castaño, y sin que nadie pudiera medir sus acciones, y sin que nadie pudiera reaccionar, sacó su arma de calibre corto y disparó hacia Gaara, lo cual éste no se lo esperó y atinó a mover apenas su cabeza, ya que la bala iba directa entre sus ojos, la bala rozó su mejilla y ni siquiera su arena fue lo suficientemente rápida como para protegerlo. Los presentes fueron testigos del calor que fue tomando la discusión hasta que finalmente se alteraron al ver como concluyó todo: con un Neji siendo sujetado por Lee para que no mate al pelirrojo, y Gaara siendo retenido por Naruto y Kiba, quienes actuaron velozmente al ver las claras intensiones del Sabaku.  




-¡¿Qué sucede aquí?! -exclamó una voz a sus espaldas, los que hizo que los presentes voltearan hacia donde provino aquella interrupción, incluso Neji y Gaara dejaron de forcejear. -¡¿Por qué tanto alboroto?! -una vez que los militares se percataron de quien se trataba, automáticamente se pusieron firmes y se colocaron en hileras, los metahumanos no sabían ni de quien se trataba. El sujeto de cabello negro miró a sus hombres, luego miró a los metahumanos presentes y se acercó a ellos con superioridad, Itachi lo seguía desde atrás con rifle en mano. -Mi nombre es Fugaku Uchiha, representante del Gobierno, secretario Principal. -se presentó. -La razón por la que ustedes están caminando tan libremente es gracias a mí, así que será mejor que se comporten. -habló luego de haber escuchado tremendo escándalo, y la gota que rebalsó el vaso fue cuando incitaron a uno de sus hombres a disparar. Les mostró el dispositivo que fue utilizado para hacer explotar la cabeza de aquel metahumano que intentó escapar, con sus rostros y pulsaciones. -O pierdan la cabeza y arruinen algo bueno. -concluyó. Los presentes guardaron silencio ante la amenaza, y solamente pudieron mirarlo con desprecio. -Vámonos. -ordenó.  




 




… … … 




 




Tuvieron que atravesar un largo pasillo para poder llegar a destino, Itachi encabezaba el grupo, mientras que Naruto y los demás metahumanos custodiaban la retaguardia, aunque les pareciera lo más aburrido del mundo, ya no querían formar parte de ningún plan suicida, y lo peor de todo era que aquellos militares ni siquiera se limitaban en explicar el por qué estaban haciendo esto, primero los sacan a patadas de sus celdas, les colocan chips que explotan en el cuello para que eviten escapar, tuvieron que enfrentarse a muerte contra sujetos blancos terroristas, y estaban seguros que había algo más que simplemente pelear y asegurar la paz en el país. El Uchiha mayor se detuvo en cuanto escuchó que su alarma detectora de movimiento comenzó a sonar al mismo tiempo que parpadeaba una luz roja, todos también se detuvieron al escuchar lo mismo y se pusieron en alerta. 




Nadie se lo esperó, ni siquiera la más poderosa intuición pudo con la situación, mucho menos llegaron a reaccionar con rapidez, porque en un abrir y cerrar de ojos, fueron atacados justo cuando estaban por poner un pie en el techo. Juraban que ahora había más terroristas que la última vez, los militares abrieron fuego, pero ahora su mayor prioridad era proteger a Fugaku y llevarlo con vida al punto seguro, mientras que los metahumanos se dedicaban única y exclusivamente a protegerse entre ellos, como en la primera batalla, importándoles muy poco la seguridad de los militares, incluyendo la de ese Fugaku.  




Todos peleaban con maestría y agilidad, y aunque los metahumanos no estaban interesados en proteger a los militares, la realidad es que éstos si estaban protegiendo a los metahumanos, cuando esas cosas blancas los atacaban en sus puntos ciegos, siempre había un militar que llegaba a tiempo para disparar, hasta Shikamaru salvó en más de una ocasión a Kiba, quien estaba tan concentrado en despedazar a aquellos sujetos debajo de él, que no se percataba que siempre había un cómplice para atacarlo por la espalda; lo mismo pasaba con Deidara, no podía utilizar sus habilidades explosivas dentro del edificio, eso ocasionaría que la instalación se viniera abajo, por lo que simplemente optó por pelear cuerpo a cuerpo e Itachi lo respaldaba, agradeciéndole con la mirada.  




La pelea se estaba acalorando, la responsabilidad era mucha para los militares, no podían proteger a los metahumanos y a Fugaku, por lo que en un mínimo descuido, aquellos humanoides lograron escabullirse y noquear al secretario en cuanto éste se encontraba distraído. Inconsciente se lo subieron al hombro y se lo llevaron hacia cierto punto, los militares dispararon hacia aquel grupo de terroristas, pero desgraciadamente no pudieron dar con el principal, que era el que tenía cargado a Fugaku en el hombro, sus cómplices le estaban sirviendo de escudo. La misteriosa figura de un hombre apareció escaleras abajo y se hizo presente en la pelea, sus pisadas eran tranquilas pero contundentes, y su sola presencia hizo que los militares dejaran de disparar y miraran a aquel hombre con sorpresa y miedo, su largo cabello negro y aquellos ojos rojos solo le indicaban una cosa: aquel se trataba de Madara Uchiha, el metahumano más fuerte a quien se habían enfrentado. Cuando los presentes quisieron aprovechar su presencia para dispararle, solo bastó un movimiento de la mano de aquel metahumano para que las armas de todos aquellos fueran despedidas de sus manos y siendo arrojadas lejos de su alcance; los humanoides también dejaron de pelear y se colocaron a su lado.  




 




-Naruto Uzumaki. -habló aquel metahumano de cabello puntiagudo, el mencionado se estremeció al ser llamado con ese tono tan grueso y lleno de maldad. -Y Sabaku No Gaara. -en cambio el pelirrojo, simplemente alzó una ceja en incredulidad. -Que gusto verlos. -el pelinegro sonrió de medio lado, había esperado tanto por este momento, no iba a desperdiciarlo.  




-¿Cómo sabes nuestros nombres?  -preguntó Naruto sin salir de su perplejidad.  




-Ustedes, son lo que más ansío en este momento. -comenzó a hablar, ignorando por completo la pregunta del rubio. -Tienen algo que es de mi interés, y que por ley me pertenece, a Kyubi y Shukaku. -los mencionados abrieron los ojos con sorpresa, no entendían como es que ese tipo sabía sus nombres y además que eran portadores de Bestias con Cola, esto no le olía a nada bueno. -Pero, como soy un tipo generoso, estoy dispuesto a negociar sin la necesidad de que más personas mueran.  




-¡Un metahumano como tú no tiene la capacidad de negociar, eres un asesino de sangre fría que solo busca su beneficio propio! -gritó un militar en el desespero de sentirse vulnerable frente a aquel sujeto, sin armas y sin saber cómo defenderse. Madara, ante tal arrebato y por la intromisión a un asunto que no le incumbía, sus ojos rojos miraron fijamente a aquel insolente y gracias a sus habilidades, el militar se vio en el aire, su desespero era evidente y sus compañeros solo pudieron observar y a imaginarse lo que se venía, y antes de que pudieran pensar, Madara hizo un movimiento con su cabeza y el pobre militar salió disparado por la ventana del edificio, cayendo veinte pisos abajo, sus gritos se hicieron presentes hasta que simplemente ya no se volvieron a oír. 




-Como iba diciendo, no quiero que más personas mueran, por lo que quiero a los dos Jinchurikis, y a cambio les regresaré a su jefe. -mencionó haciendo referencia a Fugaku, quién aún continuaba inconsciente.  




-¿Y qué pasa si nos negamos? -hablo Itachi con seriedad, estableciendo contacto visual con aquel metahumano, aquellos ojos rojos no le intimidaban, pese a la gran demostración que hizo desarmándolos y hasta arrojando a su compañero por la ventana.  




-Entonces tendré que seguir arrebatando más vidas inocentes, y tomaré a los Jinchurikis por la fuerza. Y cualquiera que se atreva a interferir, sufrirá la muerte más dolorosa que pueda existir. -amenazó con cinismo, los presentes se estremecieron, Itachi inspiró aire sonoramente, se notaba que estaba entre la espada y la pared. -Pero, como dije antes, quiero que lleguemos a un acuerdo por un precio justo. Entréguenme a los Jinchurikis, y yo les devolveré a este sujeto. -concluyó en la forma más simple para que pudiera entenderse, todos guardaron silencio en espera de una respuesta, que jamás llegó, por cierto, Itachi estaba evaluando a una velocidad increíble los pro y contras de la situación, ¿enserio podría llegar a confiar en él? -Vamos, ¿enserio estás dudando? -preguntó con gracia. Ante esa pregunta, los metahumanos voltearon a ver al Uchiha asombrados, no podían creer que el Uchiha mayor los estuvieran considerando. -Son solo unos niños que tomaron malas decisiones, ¿enserio son más importantes que un representante del Gobierno, que también resulta ser tu padre?  




-Itachi. -llamó Sasuke a sus espaldas, era la primera vez que veía a su hermano mayor dudar así, mayormente él toma las decisiones por los demás, yendo por los caminos más seguros y así llegar al éxito, pero ahora...estaba negociando por dos vidas, tenía que elegir cual vida era más importante que la otra, quien viviría y quien moriría.  




-Mi paciencia se acabó. -advirtió Madara al ver el insistente silencio del militar, Itachi abrió los ojos con precaución. -Veo que no eres capaz de elegir con sensatez, así que te daré un tiempo para pensarlo. -continuó, Itachi ya sabía a lo que se refería, pero no quiso creerlo y quiso reaccionar, pero sus piernas no se lo impidieron. -Mientras tanto, me quedaré con este tipo, y si no recibo una respuesta en las próximas horas, te estaré enviando a tu padre por pedazos. -y antes de que el Uchiha mayor pudiera responder, Madara desapareció en un vórtice, junto a los demás humanoides que lo custodiaban. Estaban en aprietos.  


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