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Relatos cortos de Amor

Notas del fanfic:

Estas historias son autoconclusivas, ningún capítulo o personaje tiene que ver entre sí

Amor a Primera Vista

Era un cálido atardecer en la ciudad de Zaragoza, donde las luces comenzaban a brillar y el aroma del aire fresco mezclado con el de las tapas invadía las calles. David, un joven de veinticinco años, paseaba por el casco antiguo, disfrutando de la belleza de la arquitectura y del murmullo de la gente. Desde hacía un tiempo, había sentido que su vida le faltaba algo, un vacío que no sabía cómo llenar.


Mientras caminaba, su mirada se cruzó con la de Alejandro, un artista que estaba pintando un mural en una de las paredes del barrio. Alejandro tenía una energía magnética y una sonrisa que iluminaba su rostro. David se sintió atraído instantáneamente, como si un hilo invisible lo uniera a él.


No podía evitarlo, se acercó tímidamente y le preguntó sobre su obra. Alejandro, entusiasmado, comenzó a explicarle su proceso creativo, cómo cada trazo y cada color contaban una historia. David escuchaba con atención, embelesado no solo por lo que decía, sino por la pasión que emanaba de él.


Conforme pasaban los días, David visitaba a Alejandro cada tarde, y poco a poco, una hermosa amistad fue floreciendo entre ellos. Las risas compartidas, las conversaciones profundas y los momentos de silencio cómplice se convirtieron en su rutina diaria. David nunca había sentido algo así por otra persona; era un sentido de conexión que desbordaba su corazón.


Una tarde, mientras el sol se ocultaba detrás de las montañas, Alejandro invitó a David a un café. Sentados en una terraza, la atmósfera se tornó más intensa. Alejandro, con una mirada llena de ternura, tomó la mano de David y le confesó que, desde que lo conoció, su vida había cambiado. “Siento que he encontrado a alguien especial, alguien con quien quiero compartir mis sueños”, dijo.


David, emocionado, sintió que su corazón latía con fuerza. “Yo también siento lo mismo”, respondió, sus ojos brillando con sinceridad. En ese instante, el mundo a su alrededor se desvaneció y solo existían ellos dos. Sin pensarlo dos veces, Alejandro se inclinó y, con suavidad, sus labios se encontraron en un beso que selló el inicio de una historia de amor.


Los días se convirtieron en semanas, y David y Alejandro comenzaron a construir un futuro juntos. Paseaban de la mano por las calles de Zaragoza, compartían cenas románticas y exploraban el mundo del arte junto a amigos que los apoyaban. Cada día reforzaba su vínculo, y el amor que sentían crecía como un mural vibrante y colorido.


Sin embargo, no todo fue fácil. Tuvieron que enfrentar miradas desaprobatorias y comentarios malintencionados, pero su amor era más fuerte que cualquier obstáculo. Se apoyaban mutuamente, recordando siempre que lo que sentían era auténtico y valioso.


Así pasaron los años, llenos de aventuras, risas y también de lágrimas. David y Alejandro aprendieron a navegar juntos por la vida, construyendo un hogar lleno de amor y respeto. En cada rincón de su vida, el eco de su historia resonaba como un recordatorio de que el amor verdadero puede encontrarse en los lugares más inesperados.


Y así, bajo el cielo estrellado de Zaragoza, David y Alejandro continuaron escribiendo su historia, porque al final, el amor es el auténtico arte de vivir.


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