La luna brillaba con fuerza sobre el tranquilo barrio de Shibuya, mientras las luces neón parpadeaban en la distancia. Yuji miraba por la ventana de su pequeño apartamento, sintiendo cómo el peso de la inminente transformación lo oprimía. Al día siguiente, sería convertido en un durmiente debido a su rara enfermedad aún incurable. Sin embargo, antes de perderse en la oscuridad, había una cosa que deseaba hacer: pasar una noche con su mejor amigo, Takashi.
—¿Por qué no me llamaste antes? —preguntó Takashi, entrando en la habitación con su cabello rizado desordenado. La preocupación en su voz era evidente, pero Yuji sólo podía pensar en lo que estaba a punto de proponer.
—Porque necesitaba pensarlo bien —respondió Yuji, girándose para enfrentar a su amigo. —Takashi, mañana es el día… mañana me convertiré en un durmiente
—¿Qué? ¿Tan pronto?
—¡No hay tiempo! —Yuji interrumpió, su voz temblando. —Lo he estado pensando, quiero pedirte algo... quiero que pasemos una última noche juntos
Takashi se quedó en silencio, su mente procesando la solicitud. La tensión en el aire se podía cortar con un cuchillo, pero el deseo de Yuji era palpable.
—¿Quieres… tener sexo? ¿Ahora?
—Sí, pero no solo eso. Quiero que sea especial, por eso te lo he pedido a ti
Takashi se acercó
—¿Estás seguro? Porque yo... nunca he estado con otro hombre
—Yo tampoco, pero, quiero que al menos lo intentemos. Por favor, Takashi
El amigo respiró hondo, sintiendo el ardor del deseo y la tristeza en su pecho.
—Está bien, Yuji. Si es lo que deseas, lo haremos
Yuji sonrió, una mezcla de alivio y emoción recorriendo su cuerpo. Ambos chicos se acercaron, cerraron sus ojos y por primera vez compartieron un beso.
La noche se tornó mágica, cada momento cargado de una intensidad que nunca antes habían compartido. Juntos, se sumergieron en la complicidad que siempre había existido entre ellos, pero que nunca habían explorado de esa forma.
Mientras se movían de un lado a otro en la cama, las risas se mezclaban con los susurros y los gemidos
—¡Oh, Takashi! —exclamó Yuji, mientras la calidez de su cuerpo se fundía con el de su amigo. —Nunca pensé que esto podría sentirse así
—Es porque no lo habíamos hecho antes —respondió Takashi, su voz grave y profunda. —Siempre he estado aquí, pero nunca te vi de esta manera
La habitación estaba iluminada por la luz de la luna, creando sombras danzantes en las paredes. Yuji se quedó mirando a Takashi, su corazón latiendo con fuerza.
—¿Qué piensas de lo que estamos haciendo?"
—Pienso que es un poco loco, pero también hermoso —admitió Takashi, sonriendo mientras acariciaba el rostro de Yuji. —Eres increíble, ¿sabes? Siempre lo has sido
—Y tú eres mi mejor amigo. No quiero perderte
Takashi se inclinó hacia adelante, sus labios apenas tocando los de Yuji.
—No me perderás. Siempre estaré contigo, incluso si no estás despierto
El beso fue tierno al principio, pero rápidamente se volvió más apasionado. El mundo exterior desapareció mientras se entregaban por completo a cada roce, cada susurro.
—Takashi… —murmuró Yuji entre besos. —Esto… es perfecto
—Más que perfecto —respondió Takashi, sus manos explorando cada rincón del cuerpo de Yuji. —Eres todo lo que siempre he querido
La noche avanzó, cada instante cargado de emociones crudas y sinceras. Entre risas, gemidos y susurros, ambos dieron rienda suelta a sus deseos reprimidos, creando recuerdos que, incluso si el mañana traía la oscuridad, brillarían en su memoria.
Cuando la noche finalmente cedió ante el amanecer, Yuji se encontró acurrucado contra el pecho de Takashi.
—No quiero que esto termine —susurró, sintiendo la calidez del sol filtrarse por la ventana.
—¿Y si hacemos un pacto? —sugirió Takashi, acariciando suavemente el cabello de Yuji. —Si alguna vez logras despertar, prometo que estaré aquí, esperándote
—Eso suena bien —sonrió Yuji, aunque la tristeza se cernía sobre él. —Pero, Takashi… ¿y si no despierto?
—Entonces viviré con la esperanza —respondió Takashi, su voz firme. —Te llevaré en mi corazón
Yuji sintió una punzada de dolor, pero también de amor.
—Te quiero, Takashi. Siempre te he querido
—Y yo a ti, Yuji. Siempre
Con un último beso, ambos se prepararon para enfrentar lo inevitable. Yuji cerró los ojos, dejando que el cansancio lo envolviera. Mientras se adentraba en el sueño, sintió que la calidez de Takashi lo abrazaba, llevándolo a un lugar donde el amor nunca se desvanecería.
El día llegó y la transformación comenzó. Los recuerdos de la noche anterior se entrelazaron con la oscuridad que se cernía sobre él. Pero en su corazón, sabía que el amor de Takashi siempre sería su luz, incluso en la sombra más profunda. Así, comenzó su viaje de sueño perpetuo.