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Futuro pretérito (AdamasxLuka / SekiTeru)

A través de un cristal turbio

No sabía exactamente cuánto tiempo había estado inconsciente. Abrí los ojos lentamente y me incorporé, sintiendo como todo daba vueltas en mi cabeza. Las ganas de vomitar aumentaban considerablemente en tanto que terminaba de incorporarme sobre mis pies; fue entonces cuando comencé a comprender lo sucedido.


Se habían ido, todos se habían ido. El mundo en el que me encontraba hacía tan solo un instante no era más que polvo. Poco a poco mis ojos comenzaron a inundarse de lágrimas mientras me dirigía hacia la salida cuando de repente un montañista se acercó a mi en un intento de socorrerme.


- Chico, ¿cómo te llamas? ¿estás bien? -decía mientras sacaba una botella de agua de su mochila. También sacó una manta que tenía enrollada dentro de ésta.


- ¿En qué año estamos? -me apresuré a preguntar mirando aún al suelo. En realidad sabía la respuesta, pero no quería reconocerlo. Hacerlo sería sinónimo de aceptar que nunca volveré a ver a la gente de Hisui, a Adamas.


- ¿Año? Pues... en 2023. Un momento... ¡tú eres el chico que desapareció hace 2 años, el campeón de Sinnoh! ¡Voy a llamar a la policía, un momento! -exclamó mientras sacaba su teléfono móvil, disponiéndose a poner al tanto a las autoridades de mi regreso.



No podía parar de llorar. Durante estos dos años he estado persiguiendo mi pasado y ahora que he regresado no sentía satisfacción alguna. Había vuelto a casa, sí, pero ¿a qué precio? Mis sentimientos oscilaban entre dos vidas: mi vida en el presente y mi vida en el pasado, ambas con cosas buenas y malas pero la balanza se inclinaba drásticamente hacia el pasado cuando Adamas entraba en la ecuación. Sin embargo, pensar en esto resultaba inútil, innecesario ya que aparentemente no podía volver atrás. Las columnas dejaron de vibrar, dejé de escuchar a los Unknown y el aire a mi alrededor se había vuelto liviano y suave.


Las autoridades no tardaron mucho en llegar al punto donde nos encontrábamos, acompañados del detective Handsome (detective con el que colaboré años atrás con el objetivo de frustrar los planes del líder del Equipo Galaxia, Helio) acompañado de mi madre, de mi mejor amigo y de Maya, la ayudante del profesor Serbal. No tardó en hacerse eco de mi aparición. Incluso la campeona Cintia acudió a comprobar que me encontraba bien. Nadie se explicaba donde había estado, aunque yo tampoco di explicaciones. Dada mi posición dentro de la región el caso no fue a más y lo dieron por zanjado: a fin de cuentas, estaba a salvo. Mi madre se empeñaba en que me cortara el pelo y yo me rehusaba constantemente.


Los días se convertían en semanas, luego en meses y yo continuaba sin hablar del tema. Era como si me hubiesen hecho un lavado de cerebro. Mi madre me conocía, por lo que decidió venir a mi habitación, sentarse a los pies de mi cama y pedirme explicaciones.


-Cariño confía en mí. Cuéntame dónde has estado. No sabes lo mal que lo hemos estado pasando desde que te fuiste; no tienes ni idea de cómo me he sentido viendo pasar los días y  mi hijo sin regresar. ¿No crees que merezco una explicación? -dijo con un tono cargado de furia, pero también de tristeza. Sus palabras y su expresión reflejaban la impotencia de una madre que durante meses pensó que su hijo se había marchado para siempre.


- Mamá... -dije intentando deshacer el nudo que se formó en mi garganta- Si te lo cuento pensaras que he... -hice una breve pausa recordando que estas fueron las mismas palabras que mencioné a Adamas el día que le conté que venía del futuro. Al recordarlo mis ojos se llenaron de lágrimas- ...pensarás que he perdido la cabeza por completo.


- Soy tu madre, jamás pensaría eso de mi hijo, jamás. -dijo acercándose rápidamente a mí, agarrando mi mano y notando los huesos bajo su piel. Fue entonces cuando aprecié su estado: estaba más delgada y en su rostro se marcaban unos surcos alrededor de sus ojos que demostraba la falta de sueño. Toda ella era una prueba de los daños físicos que pueden conllevar el sufrimiento por la pérdida.


- Mamá yo... viajé al pasado -hice una breve pausa intentando seleccionar las palabras adecuadas- Aquel verano fui con mis pokémon a Pueblo Arena, a la playa, para pasar el día con Maya. Estaba sentado en una roca cuando vi un trozo de roca diferente al resto; parecía la base de una gran columna. Fui a observarla más de cerca cuando noté como comenzaba a faltarme el aire, un fuerte zumbido me taladraba los oídos y lo único que hice fue apoyarme en esa roca. Luego todo me dio vueltas y me desmayé. Cuando desperté me encontraba en esa misma playa, pero 500 años en el pasado. -dije de forma directa, apartando la mirada hacia el exterior. Pude ver como algunas vecinas pasaban y dirigían su mirada al umbral de la puerta de mi casa, inquisidoras- La ropa que llevaba puesta cuando regresé es de uno de los clanes que habitaban la región en aquella época, el Clan Diamante. -Mi madre miró los ropajes que yacían colgados en una percha en mi habitación. No hizo falta más palabras, lo único que hizo fue arroparme entre sus brazos mientras me besaba la cabeza.


- Te creo. Lo único que importa ahora es que estas aquí, de regreso. Descansa todo lo que quieras, te avisaré cuando la cena esté lista. -dijo mientras bajaba las escaleras. Entonces decidí seguir haciendo lo que comencé a hacer nada más llegar: dibujar.



Comencé a dibujar sin parar todo lo que recordaba de Hisui: paisajes, pokémon, objetos, incluso hice un pequeño dibujo de Adamas; dibujo que metí en la parte interior de la funda del móvil (el cual perdió la forma de Arceus y comenzó a funcionar de forma normal desde que regresé a mi época) para que no sufriera daño. Perdí la noción del tiempo cuando fui consciente de que la cena estaría a punto de servirse, por lo que decidí dejar mi labor y bajar a cenar. Comencé a bajar las escaleras cuando de repente oí una voz conocida en la planta baja por lo que me paré en seco. Se trataba del Profesor Serbal, quién me dio a mi primer pokémon y la pokédex, y cuya voz es muy similar a la del General Sorbus (la idea de que existieran ancestros comenzó a rondar mi cabeza)


- Así es, profesor, dice haber viajado en el tiempo 500 años y convivir con un clan denominado Clan Diamante. De hecho, los ropajes que vestía cuando lo encontraron pertenecen a ese clan, según cuenta. ¿Qué opina usted? -decía mi madre con tono de preocupación.


- Es posible que diga la verdad. Hemos de tener en cuenta los sucesos que se han desencadenado a raíz de Helio y el Equipo Galaxia. Sabemos que existen pokémon que gobiernan conceptos tan abstractos como el tiempo, el espacio o la antimateria, hablo de pokémon tales como Dialga, Palkia o Giratina. Es posible que la acción de estos pokémon o de alguno otro haya provocado la aparición de esa fisura en el espacio-tiempo, lo que implicaría la posibilidad de dicho viaje. Además -dijo cruzándose de brazos- la información que te ha dado es completamente real y verídica. El clan al que hace referencia existió en esta región hace siglos, cuando Sinnoh no era más que un territorio inexplorado y hostil. Coexistía junto con el Clan Perla, un clan rival cuya concepción de Dios entraba en conflicto con la concepción del Clan Diamante. -al oír el nombre del clan intervine.


- ¿Existen documentos que verifican la existencia del Clan Diamante? -pregunté mientras bajaba a toda prisa. Surgió en mí el interés por saber que fue del Clan Diamante y de Adamas.


- Existen. De hecho, una compañera  licenciada en Historia por la Academia Uva de Paldea se especializó y enfocó su tesis en los clanes autóctonos de Sinnoh -hizo una breve pausa y carraspeó antes de continuar- Quiero decir Hisui.


- Necesito que me la presente, tengo tantas preguntas...-dije con el corazón a mil por hora. Si no podía regresar, al menos me esforzaría por desentrañar cual fue el destino del Clan Diamante y de Adamas.



Tras la cena, mi madre y yo nos quedamos viendo la televisión arropados en el kotatsu. Ambos nos manteníamos en silencio: ella disfrutando de aquello que fuera que estuviera emitiéndose; yo con mi cuerpo en una posición para nada relajada, con la mente puesta en Adamas, en Hisui, en Kira, en el Templo de Sinnoh y la razón de mi regreso. Mi madre se percató de mi "ausencia", por lo que continuó viendo la televisión durante un rato más y miinutos después decidió romper el silencio.


- Oye, cielo, he visto que tienes las yemas de los dedos manchadas de carboncillo. ¿Has estado dibujando? -preguntó dejando de lado la televisión.


- ¿E-eh? Sí, bueno, algo he dibujado -dije saliendo del ensimismamiento.


- ¿Puedo verlo? Sé que dibujas muy bien y dadas las circunstancias imagino que lo que sea que hayas dibujado tiene que ver con ese lugar en el que has estado ¿me equivoco? -dijo guiñándome un ojo, a lo que yo sonreí avergonzado, asintiendo. Acto seguido subí a mi habitación y traje conmigo los dibujos a los que le dediqué horas desde que llegué.


- Esta es la Villa Jubileo, la actual Ciudad Jubileo. Aquí se encontraba la sede del Equipo Galaxia, pero no era el mismo que el actual... -dije comenzando a hablar sin parar. Las palabras surgían desde lo más profundo de mi ser como el agua que sale por la compuerta de una presa.


- ¿Y este chico de aquí? -dijo señalando un dibujo que hice de adamas con sus pokémon.


- Se llama... -hice una breve pausa, desviando la vista hacia la ventana del salón- se llamaba Adamas. Era el líder del Clan Diamante y -solté un poco de aire por la nariz, notando como una ola de calor subía hasta mis mejillas- un buen amigo.


-Claro, un amigo -dijo mi madre sonriendo levemente- Cielo, no entiendo del todo esta situación. Lo único que quiero es que seas feliz, sea cual sea la decisión que tomes ¿de acuerdo? -asentí con los ojos acuosos sin dejar de mirar el papel- Se ve que le amas a un kilómetro. Me recuerdas a mi cuando conocí a tu padre.


-Pero sufriste cuando desaparecí y ni siquiera sé si puedo regresar. Yo... no sé qué hacer -añadí mirando a mi madre a los ojos, ella soltó una carcajada. Luego continué- Me gustaba y me sigue gustando. Tiene... tenía la melena peliazul más extraordinaria que jamás había visto. -dije frotándome los ojos con la manga derecha de mi pijama de Oshawott.


- Cariño mío, no compares las situaciones. Cuando desapareciste lo hiciste de repente y me temí lo peor. Ahora es diferente, es como si te fueras a vivir a una región lejana. Además, tarde o temprano deberás hacer tu vida y volar del nido, eso es algo que tengo más que asumido. Lo único que quiero es que seas feliz. -dijo agarrándome la mano.


No hizo falta más palabras que añadir. Tras un breve silencio y un cordial abrazo que llenó de calor mi corazón me fui a la cama con la esperanza de saber más acerca del Clan Diamante y, por tanto, de Adamas.

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