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Para domar a un conejo... ¡Hay que ser rudo! por ringox

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Capitulo 1: La llegada a la granja de la Tía Natasha.

 

 

-No sé que hacer, simplemente ya no sé que hacer - Decía el peliazul mientras frotaba su cabello azulado con sus manos.

-Tranquilo cariño, todo tiene solución, estoy seguro de que es una etapa...- Trataba de calmarlo su acompañante, más decidió parar de hablar cuando vio que por la mejilla de Ikki, corría una lágrima. Jamás antes lo había visto llorar. Su corazón se apretó dentro de su pecho dolorosamente, las cosas parecían haber salido de límites.

 

-Hoy...-El peliazul tomó aire y continuó - Hoy me ha llamado "Maldito maricón" - Apenas terminó la frase, se puso a llorar desconsolado apoyado sobre el pecho de su novio. Shaka.

 

Ikki y Shaka hacía muchos años que eran amigos y tardaron mucho en descubrir que se amaban. Sus sentimientos se expusieron más claramente alrededor del tiempo en que Shun, su hermano menor, comenzó a adquirir mayor caracter.

Se dio cuenta de que su Otouto formaría una familia, dejandolo solo y entonces fue que notó la dulce mirada que su mejor amigo siempre le ofrecía, su ayuda incondicional, su presencia constante. Para cuando quiso darse cuenta, él ya no podía vivir sin Shaka.

 

Estaba enamorado.

 

Shun que crecía más rápido de lo que esperaba y alguna vez deseó, comenzó a tener nuevos amigos, novias, juntas, salidas nocturnas, vicios.

El siempre amó, cuidó y protegió a su única familia en el mundo, su pequeño Shuni. Y cuando se dio cuenta de que lo estaba perdiendo, era irreversible. Su última discusión lo había dejado destrozado.

 

-Ikki, creo que has sido muy blando con él - Le decía su novio mientras le acariciaba la cabeza muy suavemente.

-Lo sé, pero no quiero que me odie, no podría soportarlo - El peliazul sollozó una vez más, abrigado en los brazos del rubio.

-Sinceramente, creo que la solución es fácil - Dijo tratando de tranquilizarlo.

-Y según tu, ¿Cuál es la solución? - Preguntó con algo de resentimiento el peliazul.

 

-Deja de consentirle en todo, ya no le des dinero. Si no quiere ir a la escuela que entonces trabaje y page sus vicios. Que vea lo que te ha costado a ti criarlo. - Terminó Shaka algo enfadado, se molestaba al pensar en la actitud de su cuñado.

 

-¿Y cómo se supone que eso lo ayude? Lo más probable es que termine en las calles vagando y  drogado hasta la inconciencia.- Ikki se removió en los brazos de Shaka y buscó abrazar aún más su cuerpo.

 

-Para que eso no suceda, tienes que mandarlo lejos. A un lugar lejos de toda la mierda - Dijo el rubio abrazando con fuerza al peliazul y besandolo detras de su oreja suavemente.

-¿Y dónde está ese lugar? - Preguntó con tono desilusianado, esperando un "no sé" o "en algún lugar" como respuesta, más quedó de una pieza al escuchar las palabras de Shaka.

 

-A la granja de mi tía Natasha en el Oeste de Siberia. - Contestó decidido el rubio con voz dura - Es hora de que le des una lección a ese mocoso.

 

-Pero Shaka ¿Qué dices? ¿Cómo lo voy a mandar a Siberia? - Le dijo en tono incredulo Ikki, recuperando su sonrisa ante lo que pensó una broma.

 

-Lo llevaremos nosotros, de paso veo a mi tía y a mis primos. Además, si Shun continúa en esta ciudad, va a terminar tatuado hasta en la lengua, preso por alsato o robo a mano armada, dejando embarazada a una cria como él y Buda no lo quiera, pero hasta podría terminar muerto en la calle por una pandilla o por sobredosis.

 

-¡No! No digas eso ni en broma. Yo creo que Shun aún puede ser el chico dulce de antes, mi conejito regalón...él mas tierno y cariñoso - Ikki volvió a llorar en los brazos de su novio, mientras este le besaba cariñosamente la frente y las mejillas.

 

-Todo estará bien mi amor, no llores más. Estoy seguro de que un tiempo en ese lugar, le hará valorar el trabajo que cuesta ganarse el pan. Mi tía es una mujer dura, y no le va a mimar ni a aguantar ni una sola de sus pendejadas - Shaka continuó besándolo con calma.

 

-Quizás tengas razón, tengo que alejar a Shuni de todo esto, antes de que lo pierda para siempre - Suspiró pesadamente y besó los calidos labios de su rubio amor, olvidando por esa noche el sufrimiento que su hermano menor le causaba.

 

 

Unas semanas  despues...

 

 

-Vete  ala mierda, MARICON. Si quieres irte de luna de miel con la puta de Shaka no me jodas a mí - Gritaba un histérico peliverde desde la sala de la humilde casa de los hermanos.

-Te vas con nosotros, por que además no pienso dejarte dinero para nada. Y por última vez te repito que no es una luna de miel y no vuelvas a decir puta. - Ikki colocaba las últimas prendas de su hermano en una maleta, mientras temblaba ligeramente. Shun estaba reaccionando peor de lo que esperaba.

 

-¡Te he dicho que no voy a ninguna parte a congelarme el culo! - Gritó el pequeño mientras sacaba a la fuerza su ropa de la maleta forcejeando con Ikki.

-Bien, Bien, si por ti no quieres llevar equipaje, mejor para mi, menos peso - Contestó el peliazul dejando la habitación  rumbo a la cocina.

-¡Te odio cabrón! Prefieres revolcarte con otro hombre. ¡Me das asco! ¡Vergüenza, Vergüenza!

¡Paf!

 

 Una cachetada silenció la sala. Shun quedó de rodillas en el piso sosteniendo su mejilla mientras un hilillo de sangre corría por su labio.

 

- Te odio - Murmuró con rabia el pequeño.

 

Ikki sintió que el corazón se le detenía, un frío horrible le erizaba la piel y sus ojos se habían vuelto ligeramente acuosos.

 

-Ódiame todo lo que quieras, pero vas a venir conmigo. ¿Entendiste? Vas a venir.- Shun lo miró con resentimiento, pero en el fondo no podía quedarse solo sin dinero. Tenía además una deuda con Shiryu, el traficante de la escuela.

Quizás salir del país unos días no fuera tan mala idea. Lo que si le jodía era tener que ir con el par de maricones.

 

Por la noche. Ikki, Shaka y un encabronado peliverde abordaban un avión rumbo a Rusia.

Cuando por fin llegaron a su destino. Shun sentía que no necesitaba del frío para que su trasero estuviera insensible. Las horas de vuelo aparte de dejarselo totalmente plano le habían quitado la posibilidad de sentir cualquier cosa por las próximas horas.

 

Al salir del aeropuerto la diferencia de clima fue más notoria. Hacía frío y el pequeño seudo-pandillero tembló abrasándose a si  mismo.

Vio como adelante caminaba su hermano con su novio. El no quería caminar a su par, que los demás notaran que iba con ellos, pero no pudo dejar de sentir nostalgia al verlos ir abrazados protegiendose del frío mutuamente.

Ikki no había volteado ni una sola vez para confirmar que le seguía.

 

- Si no estoy equivocado, el bus pasa por aquí. Hace tiempo que no venía a visitar a mi tía - Dijo alegre el rubio, se notaba que le hacía ilusión estar allí.

 

-¿De que hablas? ¿No hemos llegado ya? - Preguntó fastidiado el peliverde.

-No, esta es la ciudad. Nosotros vamos a la periferia a la granja de mi tía. Está a unas 6 horas desde aquí.- Respondió tranquilamente Shaka

-¿6 horas? ¡Estás loco, puta! Tengo el culo dañado de tanto estar sentado. ¡No subiré a un bus!

-Si prefieres te vas caminando. A ver cuando llegas. Sin contar que el frío va en aumento - Le dijo Ikki sin mirarlo. Hacerlo cada vez lo lastimaba más. Encontrarse con esa mirada llena de desprecio lo atravesaba como un puñal. Apretó la mano de Shaka con fuerza. Lo necesitaba más que nunca.

 

Shun se quedó en silencio mientras miraba con asco a su hermano abrazado ahora de su novio.

Pasaron 30 minutos cuando un bus todo roñoso llegó a la estación donde estaban, Shun miró dudoso. "¿Podía ser ese su bus?"  Más sus dudas fueron respondidas cuando su hermano y el rubio se pusieron de pie, y recojieron sus maletas. El peliverde quedo de una pieza. Ese bus no parecía que pudiera andar más rápido que una tortuga. Y que una tortuga con reumatismo en las patas.

 

-Vamos Shun, ¿Qué esperas? - Le llamó Shaka desde la pisadera del bus. El peliverde lo miró sorprendido, ellos no parecían molestos con la incomodidad del viaje ni las largas horas sentados. Lo siguió y se sentó tras ellos. Solo. La noche ya caía y tenía un presentimiento de que por alguna razón, su vida iba a cambiar totalmente.

... El bus partió.

 

 

Un salto del bus al pasar por un hoyo y unas rocas despertó al torcido y adolorido peliverde que se durmió con su cuello doblado y las manos cruzadas para tratar de no sentir frío. Intentó estirarse, ya estaba amanciendo. Era obvio que despues de subir a ese bus decrépito, las supuestas 6 horas se habían convertido en 8 o quizás 10, lo que explicaría el sol saliendo en un paisaje casi enteramente blanco. Se inclinó por sobre los asientos de adelante y vio a su hermano abrazando calidamente al rubio. Parecían tibios y mucho más cómodos que él. Acurrucados de esa forma...de esa forma tan.... "Par de maricas" se dijo Shun regresando a su puesto y mirando por la ventana ese lugar de nadie.

 

Cerró sus ojos y los abrió bruscamente al sentir como una persona desconocida le tocaba el hombro acercandole una tasa de cafe caliente. El peliverde miró al sujeto que reconoció como uno de los hombres que venía con el shofer. Era un chico de cabello verde parecido al de él, y en su rostro una cicatriz cruzaba por encima de su ojo. Shun recibió la tasa y le agradeció la atención. El muchacho lo miró extrañado.

 

-mm, disculpa... m... ¿Esos son tus apás?

- ¿Qué dices? - Le preguntó extrañado el peliverde. El muchacho lo miró como si le hubiera hablado un mutante de alcantarilla y se regresó al lado del shofer. Mirandolo hacia atrás de ves en cuando muy poco disimuladamente.

 

Al poco rato llegaron a lo que parecía una parada de Bus. El shofer miró hacia atrás y les gritó algo que Shun no pudo entender. Shaka se removió entre los brazos del peliazul y tras mirar por la ventana, gritó...

 

-¡Tia Natasha! - Se levantó apresurado y corrió bajo del bus dejando arriba a un soñoliento Ikki y un interesado peliverde al ver menuda reacción en el rubio.

Los dos hermanos bajaron tras él y se econtraron con la escena.

 

-¡Qué grande estas mijo! Todo un hombre y que cabello mas hermoso, igual al de mi hermana fler....algo mas liso.

-Es que me lo plancho tía. Tú estás hermosa, igual de fuerte que siempre

-la leche de reno mijo, la leche de reno.

-Tia deja que te presente a mi novio, el chico del que te hablé. ¡Ikki! Ven aquí amor.- De a poco se acercó Ikki, hasta quedar al lado de un shaka radiante de felicidad.

-Hola señora. Muchos gusto - El peliazul  extendió la mano y le sonrió ampliamente.

-¿Qué ha dicho el bebito? - Preguntó Natasha mirando a Shaka extrañada.

-Ha dicho que es un gusto conocerla Tia. Que le da mucho gusto y que la leche de reno la tiene hermosa Tia - Dijo el rubio abrazandola  a ella y a ikki al mismo tiempo.

-El gusto es mio mijo, puedes tomar toda la leche de reno que quieras aquí - Le dijo apretándolo fuertemente en sus fuertes brazos. Ikki quedó sin aire por momentos, pero se recuperó al escuchar a Shaka presentar a su pequeño hermano.

-Este, tía, es el chico del que le hablé. El que necesita de sus cuidados.- Le dijo Shaka sonriendo. La mujer lo miró de arriba abajo, miró luego a su sobrino.

-Este parece un angelito de Dios, quien iba a pensar todo lo que me has contado - Se acercó al peliverde y le removió con fuerza el cabello. Shun se amurró enojado y retrocedió sin pronunciar palabra hasta colocarse detrás de su hermano. Hacía mucho tiempo, años que no hacía aquello. Ikki tembló con ganas de abrazrlo protectoramente, pero sabía que no debía hacerlo. No podía ceder en ese momento.

 

-Vamos a casa ya, he preparado un desayuno para 100  - Dijo alegre la Tía y los cuatro caminaron en dirección a una casa antigua que se veía a lo lejos.

 

Mientras caminaban, Shun no podía dejar de mirar los cientos de renos que estaban apiñados como rebaño de objeas. El frío se sentía mucho más fuerte fuera del bus y estaba deseando llegar junto al fuego de alguna chimenea

 

Cuando entraron a la casa, no parecía estar más caliente que en el exterior, pero las desilusiones ya eran muchas, y no le sorprendió. Volvió a apretarse los brazos buscando darse calor.

 

Una muchacha corrió saliendo de una habitación hacia ellos. Era delgaducha y parecía bastante desabrigada. Quizás esa ropa que llevaba era su pijama. Su cabello estaba algo enmarañado y era de un rubio claro como el de la Tía de Shaka.

 

-Amá, ¿Por qué no me has despertado para ayudarte con la comida? - Dijo la rubia sacudiendo un delantal y poniendoselo por delante.

-Esmeralda - Gritó Shaka feliz -  Estas hermosa- Se acercó a ella y la alzó en brazos para abrazarla.

-Shaka, que bueno que has venido. Anoche nos preocupamos porque no llegaba el bus. Hyoga se ha quedado toda la noche afuera esperandolos. Cuando ha visto que amaneció ha regresado a casa y ahora duerme - Le dijo la muchacha besandole en cada mejilla

-No debieron dejar que se quedara afuera con el frio - Dijo avergonzado Shaka. - Nos hemos tardado porque el bus estaba en malas condiciones.

-Últimamente todos los buses son así - Dijo Natasha - Y ya conoces a Hyoga, cuando ha sabido que venías se puso loco por esperarte. - Shun miraba todo esto con fastidio. Aparte de estar en un lugar visitado sólo por renos, hablaban ruso y no entendía nada de nada.

-Esmeralda, ve a preparar leche caliente. Por favor, Shaka, pasa con tus amigos a la mesa  por favor - Les llamó la mujer inclinándoles la cabeza. Shaka rió y llevó de la mano a su angelito, Shun caminó atrás con resignación.

-Amá, falta Hyoga, ¿Le grito que baje? - Dijo la chica sacando la olla de la estufa.

La mujer pensó en responderle que sí, pero s otro pensamiento se vino a su mente. Ese chico mal criado tenía que comenzar a trabajar desde ya, así que miró a Shaka y con ello su sobrino favorito entendió de inmediato.

 

-Shun, ve arriba y despierta a Hyoga porfavor -Le dijo con una sonrrisa

- ¿Qué?, ¿Estás loco? - Respondió sobresaltado el peliverde.

-Anda - Le dijo Ikki sin mirarlo. Shun por dentro sintió que sus palabras estaban tan frias como el clima y se levantó en silencio. Miró la escalera. Era una de esas que llevan  a los graneros. Dos vigas largas con maderas clavadas a modo de peldaños y  bastante empinada.

 

Subió por ella con cierto temor y se aferró fuertemente del piso al llegar. Desde ahí miró a su alrededor. Todo parecía algo desordenado. Muebles viejos y raídos, olor a madera humedecida. Mantas y colchas de lana apiladas. Una habitación más grande estaba a su derecha, supuso era la de la tia de Shaka. Otra que tenía algunas flores bajo vidrios de invernadero a su izquierda, dedujo era la de Esmeralda. Y más al fondo, la última de las habitaciones y que estaba a oscuras, supuso sería la del tal Hyoga.

 

Caminó hacia ella y llamó a la puerta que estaba junta. Con el golpear de su mano esta se abrió y le permitió ver adentro. Ese cuarto estaba lleno de periódicos, revistas, libros y un pequeño telescopio, apoyado junto a la ventana de madera cerrada. Al costado un bulto de mantas parecia esconder unos cabellos rubiso. Shun se aclaró la garganta y llamó...

 

-Disculpa, abajo te esperan para desayunar.

-Mmm mm

-Hey, despierta, es hora de desayunar - Repitió el peliverde algo fastidiado desde la entrada.

-Mmmmhg, mmmm

-¡Hey! - Dijo esta vez algo más golpeado y acercandose un poco.

-Ha, ha, mmmmm

-Te he dicho que te esperan abajo - Se acercó y comenzó a moverlo jalando las mantas

-Mm hoooo, mm haaa  siiii, ¡Qué rico! - Dijo el rubio que entre las tapas dormía placidamente en medio de su más caliente sueño. Shun jaló más la manta y el cuerpo desnudo y ardoroso del chico quedó totalmente expuesto. El peliverde se puso rojo inmediatamente. El muchacho aquel tenía un pene generosamente grande, sin mencionar que estaba totalmente erecto y húmedo. Se revolvía lentamente y jadeaba bajito, estaba teniendo un sueño húmedo.

Su cara de placer, sus  movimeintos y quejidos, lo delataban. Sus labios apretados, mordiéndoselos, su pecho subiendo y bajando rapidamente marcaba sus pectorales sutilmente. Sus ojos cerrados firmemente, dejando apreciar las largas pestañas temblando. Tenía un rostro hermoso.

 

Las palabras no salieron más de la boca de Shun, se quedó como bobo mirandolo mientras del pene comenzaban a salir gotas de semen. El chico se retorció y alcanzó con su mano su miembro erecto y acabó dejando salir un pequeño gemido. Shun sintió como su propio cuerpo se estremecía, experimentando por primera vez desde que llegaron a Siberia algo de calor.

 

 El rubio abrió los ojos...

 

-¡Por la mujer de las niebes! ....  ¿Quien eres tu? -  Le preguntó tapándose con las mantas.

-Me han dicho que bajes a desayunar - Le gritó el peliverde sin entender lo que le había dicho, haciéndose el ofendido y retirandose del lugar.

-¿Eres el amigo de Shaka? - Preguntó con un tono extraño Hyoga

-Soy el hermano del amigo- Respondió sorprendido de que le entendiera y hablara japonés.

-¿Eres Shun? - Le preguntó el chico mientras trataba de ordenar freneticamente las mantas manchadas momentos antes.

-Sí - Respondió el peliverde sin dejar de mirar como el rubio hacía de su cama un caos buscando su ropa interior.

-Bienvenido - Se acercó al peliverde y extendió su mano. Shun lo miró con una ceja levantada.

-Ho disculpame, es sólo que, lo siento. Yo.... bajaré a lavarme - El rubio se puso unos pantalones de polar y se fue pasando por el lado de Shun, que no pudo dejar de mirar ese monton de mantas con ansiedad. Parecían muy cálidas y que ese chico hubiera eyaculado entre ellas recien, no parecía  ser un problema importante.

 

-No puedo estar pensando esto - Se dijo así mismo el menor, después de sentir el leve deseo de dormirse en ese mismo lugar - Se me está pegando lo marica de Ikki... espero no sea herencia genética o algo así.

 

Notas finales: Continuará...

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