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Sus Ojos... Dos Cahitos De Cielo por Nessa Yaoi

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Notas del fanfic:

Pareja pedida por mi amiga Sakura ;  Kakashi/Naruto

Y como siempre,  con mucho sentimiento y bastante humor.

 

             Sus Ojos... Dos Cachitos De Cielo

 

 

Sus pisadas resonaban en el agua bajo sus zapatos deportivos,  ni la lluvia ni la noche le impedirían  realizar su acostumbrado trayecto de trote alrededor del parque, donde solía ejercitarse después de salir de su trabajo de medio tiempo en un bar a dos manzanas de su casa,  con sus estudios en la universidad de la facultad de economía en la mañana y su trabajo después del medio día,  apenas tenia tiempo para ejercitarse y mantener su cuerpo en forma,  trabajaba duro,  ya que tenia que costear su carrera y pagar el pequeño departamento que rentaba,  no obstante hacia lo posible por compaginar ambas cosas para disponer del tiempo suficiente para estudiar,  a sus diecinueve años,  podía decirse con seguridad,  que era una persona bastante responsable comparado con la mayoría de los jóvenes de su edad.

 Tras una hora de trote continuo después,  era lo que acostumbraba correr antes de la cena,  caminaba por la acera de vuelta a su departamento en el segundo piso,  de un edificio de cinco plantas,  con las manos en los bolsillos de su chaqueta deportiva, mojada,  por la tenue llovizna al igual que su pantalón corto y zapatos,  pero eso no era importante,  lo que importaba era que se sentía bien consigo mismo y con la vida.

- demonios - quejándose de una pequeña grieta en la suela de uno de sus zapatos al haber sentido el agua filtrarse a través de esta  - son casi nuevos,  apenas tienen dos semanas que los compre - observando la suela mientras apoyaba una de sus manos en la pared que daba al callejón - que remedio,  tendré que comprar otro par... deberían demandar a  los sujetos del comercial por televisión... irrompibles,  perdurables e impermeables... ¡patrañas! - pensando en voz alta.

Entretenido como estaba,  no advirtió la figura que caminaba dando tumbos por el callejón hacia donde el se encontraba, como una sombra fantasmal entre  tinieblas a las que la luz de los faroles de la calle no alcanzaban ni podían identificar, guardándoles el secreto de su verdadera forma.

- ¡aaaah! ¿Qué, qué es...? -  grito espantado.

Con una mano en su hombro cual araña en su tela y,  los  ojos desorbitados se giro rápidamente,  la sombra con cuerpo propio cayo sobre él,  inerte,  frio y vestido de gala.

- ¿esta, esta... muerto? - era la impresión que le daba al no sentir movimiento alguno en el cuerpo sobre él.

Asustado aun,  echo la anatomía del desconocido a un lado,  le agarro la muñeca y pego su oído en el pecho del mismo para cerciorarse si estaba vivo o muerto,  después de la pequeña inspección de rigor levanto el cuerpo del frio suelo,  lo cual,  le costo bastante esfuerzo ya que era mas grande que él,  como pudo lo apoyo sobre su hombro y camino los doscientos metros que le faltaban para llegar hasta su casa, dando gracias,  que debido a la hora y la lluvia no había gente circulando por el lugar, internamente pedía no toparse con ninguno de sus vecinos para no tener que dar ninguna explicación, para la que no tenia argumento alguno.  Le costo un mundo detener el cuerpo inerte mientras buscaba las llaves de la puerta principal del edificio para después empezar a echar maldiciones recordando que el elevador no serbia,  dos pisos por las escaleras arrastrando un cuerpo que parecía muerto no era cosa de chiste,  como tampoco lo fue la ocasión en que le golpeo la cabeza con la pared al llegar al primer descansillo de la escalera en el primer piso,  ya casi sin fuerzas, llego a la puerta de su departamento,  abrió la puerta como pudo y se desplomo junto con el casi cadáver en la alfombra de la entrada,  respiro hondo barias veces para recargar algo de energía y arrastro el cuerpo hasta su habitación echándolo en la cama como si fuera un saco.

- solo a mi se me ocurre hacer semejante cosa...  ¿Qué tal si se muere? ¿Cómo podría explicarlo luego? En fin... ¡ouch! Creo que me luxe el hombro,  veamos...  - observando el rostro del hombre sobre su cama.

A la luz de lámpara de techo podían apreciarse las finas facciones del rostro del desconocido aun bajo los moretones que las cubrían,  su cabello gris algo húmedo descansaba en parte de su frente y ojos,  sus manos finas y dedos largos,  a pesar de los nudillos magullados, denotaban que nunca se habían ocupado en trabajos duros.  Su ropa algo rasgadas y una flor en la solapa a la que le faltaban los pétalos hacia parecer que lo habían asaltado y opuesto resistencia,  el rubio lo despojo de la chaqueta,  chaleco y camisa con sumo cuidado y las dejo sobre la silla junto a la ventana,  tomo una pequeña toalla húmeda y limpio el rostro del desconocido con delicadeza al igual que el pecho,  el cual presentaba barios moretones a la altura de las costillas,  paso sus dedos por ellas para revisar si alguna estaba rota,  retiro sus zapatos y pantalón y lo cubrió con una manta para curar sus manos.

- Umm... - fue el primer sonido que salía de la boca del cuerpo sobre la cama.

- uuuuff...  rayos,  tienes toda una licorería allí dentro - abanicando su mano delante de su cara.

El invitado inesperado abrió un poco sus ojos y fijo su mirada vidriosa en los azules del rubio para luego serrarlos de nuevo.

- creo que se durmió... - acercando su rostro al del peligris - no me extraña,  entre la golpiza y la borrachera... es un milagro que siga vivo - decía mientras vendaba los nudillos del embriagado y golpeado sujeto.

Terminada la tarea,  impuesta por el mismo,  se dio un baño y preparo algo ligero para cenar,  de vez en cuando iba a la habitación a chequear a su enfermo personal,  después de comprobar que seguía dormido regresaba a los libros sobre la mesita y parte del piso de la sala,  pero por mas que lo intentaba no podía concentrarse,  tener a un hombre desconocido y en ese estado sobre su cama y en su casa no era algo,  que se diga,  normal y cotidiano... de contárselo a alguien capaz que lo encerraban por insuficiencia mental,  aparte de que podrían llegar incluso a pensar que era responsable del estado del sujeto.

- como sea... no dejare que esto me quite el sueño,  tengo que seguir con mi vida - recogiendo los libros del piso y apilándolos sobre la mesita.

Apago las luces y revisó por ultima vez esa noche al peligris decidiendo que ya era hora de acostarse,  lo que tuvo que hacer en el sofá ya que la cama quedaba fuera de elección,  a la mañana siguiente despertó después de la hora acostumbrada,  corría como un demente por todo el departamento recogiendo libros y metiéndolos en su mochila mientras mantenía el cepillo de dientes en su boca  cepillándolos entre su corre y corre para no llegar tarde a clases,  echo un ultimo vistazo al bello durmiente y salió a toda prisa del departamento rumbo a la universidad.

- oooh... demonios,  mi cabeza - agarrándola con sus manos - ¿Qué es esto? - Viendo los vendajes en sus manos - vaya que me dieron duro...  - incorporándose en la cama con una mueca de dolor y agarrando su costado - ¿Qué lugar es este? - ¿Dónde rayos estoy? - paseando su vista por la desconocida habitación.

Se levanto a duras penas de la cama apoyando sus manos para ayudarse a incorporarse de la misma,  arrastrando sus pies se dirigió a la puerta frente a él,  a lo que supuso era el baño,  observo su rostro en el espejo pasando su mano por los morados,  ahora marrones,  y retiro los vendajes de sus manos arrojándolos en la papelera junto al lavabo,  abrió la puerta corrediza de la ducha y  la llave del agua caliente,  se deshizo de su ropa interior y se metió bajo la regadera tratando de despejar su mente del dolor tanto como de la resaca,  dejaba caer el agua sobre su cabeza haciendo lo posible por recordar como había llegado hasta allí y donde era allí,  enrolló la toalla a su cadera y se sentó en la cama a secar su cabello con otra, miró el reloj sobre la mesita de noche,  las diez de la mañana,  busco la ropa con la vista hasta dar con ella en la silla junto a la ventana y a su lado los zapatos y calcetines en el piso,  se vistió solo con el pantalón y la camisa ya que la chaqueta era un completo desastre,  se calzo los zapatos y busco el cesto de la basura en la cocina para deshacerse de la chaqueta,  regreso a la habitación y echo otro vistazo antes de marcharse, algo llamo su atención sobre la mesilla junto al reloj despertador,  lo tomo y lo guardo en el bolsillo del pantalón para después salir del departamento,  el la calle detuvo un taxi y desapareció.

- ¡no puede ser...!  ¡Rayos! Por las prisas lo deje en casa... ni modo,  hoy me tocara pagar el importe completo - refiriéndose a su carnet estudiantil con el que solo pagaría el setenta por ciento del precio del desayuno en la cafetería de la universidad.

- ¡por todos los cielos,  hijo! ¿Dónde estuviste toda la noche? ¿Qué son esos morados en tu rostro? ¿Qué te ocurrió? - preguntaba sin pausa el padre del peligris.

- por favor,  padre... una pregunta a la vez,  y no grites... tengo una jaqueca del tamaño de Saturno - dijo dejándose caer en el primer sillón que encontró - lo importante es que ya estoy aquí... por cierto afuera hay un taxi esperando su pago - descansando su cabeza en el respaldo del sillón.

- ¡Shikamaru! - grito el progenitor del peligris.

- ¿Qué sucede papa? ¡Kakashi! ¡¿Dónde demonios estabas?! - grito un joven de cabello negro en una cola de caballo bastante atractivo al ver a su hermano en semejante estado.

- paga el taxi a la entrada y busca unos analgésicos para Kakashi - ordeno el mayor al moreno.  

- enseguida,  luego tendrás que explicarme el porque estas así - dirigiéndose a la entrada de la casa donde el taxi aguardaba por el importe de la travesía.

- ¡no corras,  puedes caerte! - grito patriarca de la familia.

- te he dicho un millón de veces,  que no trates a Shikamaru como si fuera un  bebe,  padre - poniéndose la mano en la frente.

- ¿lo hice? - Sentándose junto a su hijo - ¿sabes que estuvimos buscándote por todos lados? ¿Donde te metiste después de dejar la iglesia? - indago su padre.

- por ahí... algún que otro bar,  haciendo turismo en los callejones... ¿sabes que pueden ser bastante interesantes? - poniéndose una bolsa con hielo,  que Shikamaru,  después de pagar el taxi,  había traído de la cocina,  colocándola sobre  la cabeza de su hermano mayor.

- luces como si te hubiera atropellado un camión,  hermano - agachándose frente al peligris.

- en realidad fueron varios - tomándose los analgésicos que Shikamaru le ofrecia.

- ¿y que esperabas metiéndote en ese tipo de lugares? ¡Pudieron haberte matado! - gritaba enfadado el jefe de la familia.

- en ese momento no me hubiera importado - contesto Kakashi.

- el ser plantado en la iglesia,  por una novia que huyo quien sabe a donde,  no significa que el mundo se ha acabado para ti ¡demonios! - sin saber que era lo que le molestaba mas,  si la huida de la novia o el estado de su hijo.

- eso ya carece de importancia - levantándose del sillón ayudado por el moreno.

- te acompañare a tu habitación,  necesitas descansar - caminando hacia la escalera de la segunda planta de la mansión de los Hatake,  dueños de la primera agencia de publicidad del país.

- lo que necesito es un trago... y olvidar - convencido en que en algún momento debería comenzar a hacerlo.

- lo de olvidar lo acepto,  mas no lo del trago... ahora te lo puedo decir ¡que se pudra! - Llegando a la puerta de la habitación del peligris - nunca me agrado esa arpía - dejando caer a Kakashi en la cama - lamento si no te gusta lo que digo,  pero es lo que pienso - sentándose al borde de la cama.

- si lo hubieras hecho antes...  tal vez no hubiera pasado por esto - desabrochando su camisa y abriéndola a los lados.

- si claro,  como si me fueras a hacer caso... pero si botabas la baba por ella - dijo molesto el moreno - siempre me pareció una de esas niñas mimadas a las que hay que complacer en todo... completamente patética - cruzando sus brazos con cara de hastió.

- ya entendí ¿quieres dejarlo ya? - metiendo la mano en el bolsillo del pantalón donde antes había guardado lo que tomo de la mesita de la habitación del rubio.

- te dejo para que descanses - caminando hacia la puerta.

- Shikamaru... - llamando la atención del moreno - averigua todo lo que puedes de esta persona - extendiéndole el objeto.

- ¿un carnet estudiantil? ¿Quién es? - mirando la foto en la tarjeta de plástico.

- solo un buen samaritano,  quiero saberlo todo sobre él... y lo quiero para... - el moreno guardo el carnet en el bolsillo de su chaqueta deportiva.

- para ayer,  ya entendí...  cuenta con eso - saliendo de la habitación.

Después de salir de la universidad y antes de entrar a su trabajo en el bar,  el rubio se dio una vuelta por el departamento a comprobar que tal se encontraba su mascota temporal,  subió con prisa la escalera y entro en la casa dirigiéndose directamente a la habitación,  vacía,  al igual que el baño donde pudo ver las vendas que había utilizado para las manos del peligris en la papelera.

- si no esta aquí... significa que se encontraba lo suficientemente bien para caminar e irse,  al menos debió dejar una nota o algo... desagradecido,  pensándolo bien,  hasta resulta mejor para mi... ¡caso serrado! - saliendo para el bar a cubrir su turno.

- al fin llegas - dijo su compañero tras la barra.

- no seas exagerado,  apenas son diez minutos de retraso - poniéndose el delantal y cambiando su camiseta por otra con el logotipo del establecimiento.

- para mi fueron una eternidad,  tengo que irme... las clases comienzan dentro de media hora - dijo el chico de ojos blancos y pelo castaño atado en una cola baja.

- ¡Neji! No olvides lo de mañana... a las diez en mi casa - grito el rubio desde la barra.

- ¡no lo olvidare,  baka! - Tropezando con un moreno de cola de caballo en la entrada - oh,  lo siento... - recogiendo su bolso del suelo,  que había caído con el tropezón.

- es lo que generalmente sucede cuando caminas de espaldas... en parte es mi culpa también,  venia distraído... por lo cual debería disculparme contigo,  lo siento - entregándole uno de los libros que había caído del bolso al castaño.

- gracias...  ¡pide un trago a mi nombre,  yo lo invito!! - corriendo por la prisa de no llegar tarde a clases.

- ¡¿a nombre de quien?! - pregunto el moreno con interés.

- ¡me llamo,  Neji!! - grito con las manos a los lados de su boca y continuo con su carrera.

- Neji... hermoso nombre,  al igual que todo él - susurro el moreno entrando al bar.

Hyuuga Neji no solo era compañero de trabajo del rubio,  al igual que él,  estudiaba  la misma carrera en la universidad en el turno de tarde,  además de ser su mejor amigo,  Shikamaru observo al castaño hasta que se perdió entre la gente que regresaba del almuerzo al trabajo con gesto de monotonía en sus rostros,  al menos la mayoría de ellos,  se sitúo en la penumbra a unos metros de la barra y saco el carnet de su bolsillo para  cotejarlo con el rubio que servía  tragos a los parroquianos de turno,  después de observarlo por un rato y obtener la información que requería regreso a la calle y de vuelta a la mansión.

- ¿tan pronto quieres regresar a las andadas? - Viendo al peligris levantado y vestido al entrar en la habitación - ¿no pretenderás salir,  cierto? - parándose detrás del mayor mientras se miraba al espejo para ajustar su ropa - si cruzas esa puerta... no te daré la información que me pediste sobre cierto rubio - balanceando la identificación estudiantil de este mientras Kakashi lo miraba por el espejo.

- ¿pretendes chantajearme? - girándose hacia el moreno.

- ¿funciono? - dándole vueltas en su dedo índice a la cinta del carnet.

- tu ganas... dime que averiguaste - quitándose la chaqueta casual y arrojándola sobre la cama.

- de acuerdo,  tu samaritano responde al nombre de Uzumaki Naruto,  aunque eso ya lo sabias ¿cierto? Es estudiante de la facultad de economía en la universidad estatal... eso también lo sabes,  además... - el peligris rodo sus ojos con fastidio.

- ¡¿quieres decirme  por favor...  lo que no se?! - dando una palmada sobre la cama.

- calma,  a eso iba... no me interrumpas entonces - sentándose en la cama junto a Kakashi - bien, toma sus clases en el turno de la mañana y después trabaja medio tiempo en un bar llamado "Rio de Plata" cerca de su casa... debo decir que es bastante popular,  la afluencia de clientes ha aumentado desde que comenzó a trabajar en el lugar... al igual que su compañero...  clientela masculina en su gran mayoría -  dijo para terminar.

- buen trabajo... eres todo un sabueso,  creo que mañana le hare una visita - quitándole la identificación de las manos al moreno.

- perderás tu tiempo - dijo el cola de caballo dejándose caer de espaldas  en la cama.

- ¿a que te refieres? - apoyando sus manos en las rodillas de su hermano e inclinándose hacia delante.

- mañana no estará ahí... tiene libre los sábados y domingos,  es un arreglo que tiene con el dueño del bar - poniendo los brazos debajo de su cabeza.

- ¿un arreglo? ¿Qué clase de arreglo? - pregunto el peligris con interés sin saber la razón.

- trabaja dos horas mas diariamente para cubrir esos  días,  además... mañana tiene una cita...  con un hermoso ángel - recordando al castaño de ojos blancos y sintiendo algo de envidia hacia el rubio.

- ¿cita? ¿Acaso tiene novia? - haciendo algo de reflexión mental al terminar de hacer la ultima pregunta,  el porque de lo que había preguntado no le pareció lógico en primer lugar... ¿Qué podría importarle a él tal cosa? Pensó.

- yo no diría eso... mas bien es... - mirando al peligris.

- ¿quieres decir que su cita es un hombre? - pregunto Kakashi con total curiosidad.

- quizás exagero... tal vez es solo un amigo... al menos es lo que yo quisiera - suspirando mientras miraba el techo.

- ¿Shikamaru? - sentándose de nuevo en la cama.

- no te hagas el sorprendido... sabes perfectamente que me gustan los hombres - chasqueando sus labios - al igual que papa lo sabe tambien...  es absolutamente hermoso,  sus ojos parecen dos lunas llenas y... - serrando los propios para traer a su mente la imagen del castaño.

- pareces bastante entusiasmado con ese chico - revolviendo el cabello negro.

- tu no podrías entenderlo... a ti te gustan las mujeres - golpeando suavemente el hombro del peligris antes de levantarse de la cama.

- y mira como me fue... ¿Por qué hizo algo así? No acabo de entenderlo - apoyando los brazos en sus rodillas y mirando al piso.

- perdona que te lo diga pero... me alegra que halla sucedido de esa forma ¿almorzamos? - abriendo la puerta y esperando a que su hermano lo acompañara al comedor en la planta baja.

Luego de una opípara comida, el peligris paseo un rato por el amplio jardín que rodeaba la mansión sin poder sacar de su mente los ojos azules del rubio que  le había salvado la vida,  ya que era lo que mas recordaba de su rostro entre la semiinconsciencia y el sopor de la bebida,  camino hasta el invernadero y se sentó en una de las sillas de la mesa de te dispuesta en el lugar y miro al cielo a través del techo de cristales panorámicos.

- dos cachitos de cielo...  eso es lo que son sus ojos azules - murmuro - ¿Qué es lo que digo? Los golpes que me dieron me  afectaron el cerebro ¿yo diciendo cosas lindas de un...  de un hombre? - Saliendo del invernadero rumbo a la casa - eso no es posible... no lo es,  no lo es - se repetía una y otra vez.

Subió a su habitación y decidió tomar un baño en el jacuzzi para poder relajarse,  necesitaba pensar bien que hacer después de la bochornosa situación del día anterior en la iglesia, donde se supone debía casarse después de un año de noviazgo con Haruno Sakura,  hija de uno de los socios de la firma de publicidad de la que ellos eran dueños,  nunca la había tocado sexualmente ante la insistencia de ella de que quería llegar virgen al matrimonio,  lo que no le pareció mal,  ya que el también lo era,  a sus veintidós años aun no había estado con ninguna mujer,  lo cual resultaba irónico si pensamos que los chicos de hoy en día son aviones supersónicos en ese particular.

Sacudió su cabeza para alejar esos pensamientos y serró sus ojos dejando resbalar su cuerpo hasta quedar sumergido en el agua,  luego tomo una siesta por un par de horas despertando mas repuesto y casi sin dolor por los golpes recibidos,  estuvo un buen rato acostado sobre la cama con la imagen de los ojos del rubio en su mente,  se levanto y camino por la habitación con las manos en los bolsillos del pantalón mirando de vez en cuando hacia la mesita junto a la cama donde había puesto la identificación del rubio,  miro la hora en el reloj sobre la mesita opuesta a la otra junto a la cama. Siete y cuarenta y cinco... buena hora para dar un paseo,  pensó,  ya decidido se vistió con ropa casual  tomo la identificación  la metió en el bolsillo de su chaqueta y salió de la habitación hacia la cochera por la puerta trasera,  no quería que su padre lo interrogara sobre a donde iba,  encendió su deportivo rojo y se perdió en la noche.

- ¡Naruto,  otro por favor! - pedía un cliente con el vaso vacio en alto.

- ¡voy en camino! - gritaba el ojiazul desde la esquina opuesta de la barra.

Kakashi llego al bar y se sentó en una de las mesas donde rápidamente fue abordado por unos de los dos camareros que las atendían,  ordeno una soda con limón,  no deseaba beber alcohol... al menos no ese día,  quería estar completamente lucido al hablar con el rubio,  desde la penumbra donde se encontraba su mesa observaba al ojiazul ir y venir tras la barra entre cliente y cliente repartiendo tragos y sonrisas,  alguno que otro aprovechaba ese momento para tomar su mano y decirle algún que otro piropo,  que muchas veces lo hacían sonrojar,  o invitarlo a salir,  cosa que el rechazaba amablemente siempre con una sonrisa en sus labios y con la frase "será en otra ocasión" nunca había tenido problemas en lo que a eso se refería ¿Quién podría enfadarse con alguien de semejantes ojos, aunque fuera rechazado? Nadie que supiera realmente lo que es la belleza.

El peligris espero pacientemente,  por más de dos horas,  a que se desocupara una de los taburetes junto a la barra,  lo que parecía misión imposible,  la mayoría de los asistentes al bar no solo iban por los tragos sino también por el que los servía,  pues era un deleite para la vista observar a ese prodigio de la naturaleza y olvidarse por un momento de sus vidas cotidianas,  al fin... un espacio vacio,  pensó el peligris tomando su vaso de la mesa y dirigiéndose hacia allá.

- hasta mañana,  Naruto - decía uno de los parroquianos despidiéndose del rubio.

- hasta mañana...  y saludos a tu esposa - contesto con una sonrisa mientras pasaba un paño por la barra - mi...  mi identificación ¿Cómo es que...? - Levantando la vista hacia el recién sentado - vaya, todavía sigues vivo... entonces fuiste tú quien la tomo,  creí que la había perdido - recogiéndola y guardándola en su bolsillo - a eso se le llama robo ¿sabes?

- ya ves que no fue así... solo la tome prestada, vine a darte las gracias por las molestias - poniendo un fajo de billetes sobre la barra.

- no me insultes pensando en que te ofrecí mi ayuda por dinero - endureciendo sus facciones - no te conozco,  no se quien eres... en ese momento te ayude sin importarme que fueras un rey o un mendigo,  solo lo hice por humanidad,  si es que sabes lo que es eso - realmente molesto retiro el dinero hacia su dueño en la barra - será mejor que te marches - clavando su mirada azul en los ojos gris oscuro del peligris.

- también soy un cliente,  y no me marchare hasta que lo aceptes - poniendo la mano sobre los billetes.

- entonces creo que vas a echar raíces y,  ahora si me disculpas tengo clientes que  atender - el peligris lo agarro por la muñeca para detenerlo.

- ¿y mi trago? - sosteniendo la mirada del rubio.

- ¿Qué es lo que desea... el señor? - deshaciéndose del agarre del mayor.

- soda con limón... y una sonrisa de ser posible,  al igual que haces con todos - el rubio frunció el seño.

- ¡Hei,  Naruto... estoy mas seco que un desierto! - gritaba un moreno desde la punta contraria de la barra al tiempo que depositaba dinero en la ranura de una caja.

- ¡enseguida! - grito el rubio al llamado.

- pero antes,  quiero mi trago - dijo el peligris.

- lamento decirte que mi turno termino,  ¡Andy! ¿Podrías servirle,  por favor? - dirigiéndose al joven que en ese momento se integraba a cubrir el turno hasta la madrugada.

- seguro - levantando su dedo pulgar - nos vemos el lunes - le dijo al rubio al pasar por su lado - ¿A dónde se fue? - al ver que el peligris ya no se encontraba allí.

Efectivamente,  el peligris había abandonado el lugar no sin antes meter el dinero ofrecido al rubio en la misma caja que el cliente anterior,  una caja de madera parecida a las de las limosnas en las iglesias pero con la variación de que esta estaba pintada de colores brillantes y con un letrero que decía  "Naruto y Neji,  Propinas" y un candado del cual solo ellos tenían la llave,  propinas que se acumulaban durante la semana y repartían entre los dos a partes iguales al termino de esta,  el rubio regreso a la barra  la tomo metiéndola en su mochila y echando un vistazo hacia el lugar donde momentos antes se sentaba el peligris.

- "menos mal que se marcho,  juro que si llego a estar un momento mas delante de ese sujeto lo habría golpeado ¿Quién se cree que es? El muy idiota... eso me gano por andar recogiendo extraños en la calle,  maldita sea"  - agitando su mano para despedirse de todos y saliendo a la calle.

Se detuvo un momento al ver al peligris apoyado en la pared junto a la entrada del bar,  reanudo su camino sin decir palabra haciendo como que no lo había visto.

- Uzumaki Naruto... - el rubio detuvo su paso - me llamo Hatake Kakashi - a unos pasos atrás del ojiazul.

- ¿y eso debería impresionarme? - Girando su cuerpo hacia el mayor - ¿y ahora que es lo que quieres? - el peligris avanzo los pasos que restaban para estar mas cerca del ojiazul.

- simplemente es para que dejemos de ser extraños - de nuevo dirigiéndose su mirada hacia a los ojos azules que no podía dejar de ver por mas que quisiera.

- ¿y quien dijo que estoy interesado en conocerte? Buenas noches - caminando de nuevo - deberías irte también... si es que no quieres terminar de nuevo en el callejón,  quizás esta vez no tengas tanta suerte - al parecer la terquedad del rubio saco de sus casillas al peligris puesto que lo sujeto por el brazo para que le pusiera atención.

- ¿siempre dejas a las personas con la palabra en la boca? Eso es muy descortés ¿sabias? - por alguna razón no quería que se fuera,  no todavía.

- ¡Naruto! ¿Sucede algo? - grito el ojiblanco acercándose a ellos.

- Neji...  solo le decía a este buen hombre la hora - mirando de reojo al peligris - y tenga cuidado,  andar por hay de noche puede ser bastante peligroso - advirtió a Kakashi en tono irónico antes de marcharse junto con el castaño.

- si quieres jugar... escogiste al hombre equivocado,  Naruto - murmuro mientras los veía alejarse con el brazo del ojiblanco encima de los hombros del rubio y molestándose por eso.

- ahora si,  dime quien era ese sujeto - pregunto Neji mientras caminaban.

- ya te dije... nadie en particular - recordando todos los momentos desde que lo recogiera de la calle la noche anterior.

- ni que yo me fuera a tragar ese cuento... lo que vi al llegar no era precisamente algo entre desconocidos,  Naruto - el rubio dio un suspiro como dándose por vencido.

- lo que sucede es que... - narrando sus peripecias con el peligris la noche pasada.

- ¡¿te volviste loco!? ¿Y que si era alguien peligroso? Solo a ti se le ocurre semejante cosa,  baka - regañaba Neji al rubio.

- pues ya ves que no paso nada... hice mi buena acción del día y ahí termino todo - sonriéndole al castaño.

- ¿entonces que hacia allí? ¿Qué era lo que quería? - siguió con el interrogatorio el ojiblanco.

- darme las gracias... aunque de mala manera - casi llegando al departamento del rubio.

- ¿Qué quieres decir? ¿Acaso él quiso...? - insinuando lo obvio.

- ¿Por qué siempre piensas,  que todo el que se me acerca quiere tener sexo conmigo? - pregunto algo molesto.

- ¿ya te miraste en un espejo? - riendo y empujando al rubio escalera arriba.

- a todas estas,  aun no me has dicho a que viniste - abriendo la puerta.

- mal agradecido ¿Qué si ese tipo hubiera sido un asaltante o violador? - picándole las costillas con sus dedos haciéndolo reír.

- ¡súper Neji al rescate! - gritaba Naruto en medio de sus risas.

- decidí aceptar tu sugerencia de venir a vivir contigo... mi casero aumento la renta a un precio...  que no puedo cubrir - poniendo su mochila sobre el sofá.

- ¿y cuando te mudas? - picándole un ojo al castaño.

- ¿Qué te parece ahora mismo? También cambie el turno a por las mañanas en la universidad y a las tardes en el bar - dejándose caer en el sofá junto a la mochila.

- eso es genial... podremos ir a la universidad juntos y trabajar el mismo turno ¿no tuviste problemas con el dueño? - pregunto luego de saber la noticia.

- ninguno,  a él solo le interesa ganar dinero,  así que le da igual lo uno que lo otro - poniendo su brazo alrededor de la espalda del rubio - si no es así ¿Quién te cuidaría? Sabes que me preocupa el te tengas que regresar del bar tan tarde en la noche,  eres como un hermano para mi,  lo único que tengo... lo sabes - acercándolo a su cuerpo.

- lo se... también tú lo eres para mi - recostando su cabeza en el pecho del castaño.

Mientras esto sucedía,  el peligris conducía de regreso a su casa con la imagen del rubio abrazado por el ojiblanco en su cabeza,  estaba molesto por sentirse molesto por semejante cosa ya que era obvio que no tenia nada que ver con él,  pero aun así, la duda ya estaba implantada en su cerebro aun cuando no se diera cuenta de ello.

- ¿lo viste? - le pregunto Shikamaru sentado en la sala.

- ¿a quien? - dirigiéndose al mueble de las bebidas.

- ¿no iras a...? - el peligris alzo el vaso de espaldas a su hermano mostrándole el contenido,  soda con limón - no te hagas el desentendido... al Uzumaki, por qué fue allí a donde fuiste ¿cierto? - con media sonrisa en el rostro.

- así es - sentándose frente al moreno.

- ¿y bien,  hablaste con él? - esperando escuchar todos los detalles al respecto.

- no mucho... no quiso recibir el dinero que le di en recompensa por ayudarme anoche - bebiendo de su vaso.

- ¿le ofreciste dinero? Da gracias de que no te lo hubiera arrojado a la cara... - el peligris alzo una ceja - según lo que he podido investigar sobre él,  es una persona bastante sencilla y sensible a los problemas de los demas,  no me extraña que lo halla rechazado a pesar de... - guardando silencio.

- ¿de que? ¿Qué pasa? - pregunto con curiosidad el peligris.

- bueno... al parecer tiene una deuda bastante grande con el dueño del bar,  le hizo un préstamo para pagar el ultimo semestre de la universidad mas los materiales y libros que necesitaba para ello - explicaba el moreno.

- con que de eso se trata... - dijo el mayor poniendo su mano en la barbilla - por cierto... ¿también investigaste la relación que hay entre tu  "ojos de luna llena"  y el rubio? - observando cualquier cambio en el rostro de su hermano.

- nadie pudo contestarme nada al respecto sobre eso ¿Por qué? - ahora el interesado era él.

- viéndolos hace rato y,  en la forma que se marchaban juntos... parecían mas que simples amigos - especulaba el peligris.

- ¿Qué forma era esa? - echándose hacia delante en el sofá.

- muy cariñosa,  diría yo - poniendo el vaso vacio sobre la mesa de centro.

- demonios... - poniendo cara de desilusión.

- quiero que mañana le hagas una visita al dueño del bar... - su hermano lo miro extrañado - hazle una oferta que no pueda rechazar... ese lugar será nuestro - hiendo hasta el mueble bar a por otra soda.

- ¿quieres comprarlo? ¿Cómo para que? ¡Sírveme una también! - Pidió,  para poder tragar la sorpresa - yo se bien porque lo haría,  pero tu... ¿Por qué razón? - dándole un buen trago a su soda.

- no me gusta que rechacen... mis ofertas,  mucho menos un muchachito impertinente como él - mordiendo la rueda de limón sin soda del vaso.

- Umm... - haciendo una mueca de  "no te creo"  y al mismo tiempo desconcertado por la inesperada decisión de su hermano mayor.

- ¿Qué? - sintiéndose observado de más por el moreno.

- nada,  no dije nada - encogiendo sus hombros - buenas noches - cantando las palabras al subir la escalera al segundo piso.

- piérdete - fue su contestación.

Una soda mas y se metió al despacho a revisar unos papeles sobre el escritorio,  encendió la computadora dispuesto a trabajar por un rato y ocupar su mente de otra cosa que no fuera los ojos azules del rubio,  leyó algunos documentos sobre un contrato de publicidad que debía serrarse a falta de algunos detalles de ultima hora,  al cabo de un rato las letras en el papel le parecían un batallón de hormigas que corrían histéricas al perder la línea del camino,  arrojo los papeles sobre el escritorio y se reclino en el cómodo sillón masajeando sus parpados con los dedos,  echo su cabeza a un lado posando su vista en el retrato en la esquina de la mesa de caoba ,  lo tomo y después de observarlo por un momento lo arrojo a la papelera junto al sillón. Dejo el despacho y subió a su habitación,  irritado por no poder concentrarse decidió dormir para no tener que pensar en nada hasta el siguiente día. Una,  dos,  tres horas y lo único que hacia era dar vueltas en la cama,  cada vez que intentaba serrar sus ojos el rostro del rubio aparecía en su mente.

- sal de mi cabeza de una vez... ¿Qué rayos me esta pasando con ese chico? ¿Por qué me perturba al extremo de querer verlo una y otra vez? de querer cercarlo de modo que se vea obligado a estar cerca de mi...  de poder vigilarlo y controlarlo... demonios,  esto se me esta convirtiendo en una obsesión malsana,  pero... no puedo evitarlo - susurraba en la oscuridad de la habitación - mientras mas rebelde se porta conmigo... mas deseo enfrentarlo y atraparlo para que no deje de mirarme con sus dos cachitos de cielo - agarrando la almohada y poniéndola sobre su rostro - estoy mal... muy mal - entre divagaciones y conversación consigo mismo  al fin se quedo dormido.

- mañana nos ocuparemos de airear y limpiar la habitación,  ha estado mucho tiempo serrada y completamente vacía - comentaba al castaño mientras vestía el sofá con sabanas y una manta.

- no hay problema ¿y que si me dejas dormir contigo esta noche? - sacando ropa de su mochila con la intención de darse un baño antes de dormir.

- ni lo sueñes,  he visto como duermes... abrazas cualquier cosa que tengas a la mano - inflaba los cachetes mientras ponía una funda a la almohada.

- vamos,  sabes que no seria capaz de... - arrojándole un cojín a la cabeza.

- ¿no has escuchado el dicho?   Tu eres fuego y yo estopa y viene el diablo y sopla ¿te suena de algo? - devolviéndole el golpe de cojín.

- me ofendes,  en aquella ocasión solo te apreté un poco nada mas... y eso fue porque estaba soñando,  es todo - encogiendo sus hombros y abriendo sus brazos en actitud teatral.

- lo que no me hubiera importado hasta que quisiste meter tus manos... ya sabes donde - poniendo las manos en su cintura.

- es que la situación se estaba tornando interesante... en el sueño,  quiero decir - guiñándole un ojo al rubio.

- ¡ya vete a bañarte! - agarrando un cojín en su mano para lanzárselo,  sonriendo mientras negaba con la cabeza un  "no tiene remedio"

El rubio abrió su mochila para sacar la caja de las propinas y se sentó en la alfombra al lado de la mesita delante del sofá,  la abrió y comenzó a contar los billetes mientras los colocaba sobre la misma.  Digamos que todo iba bien hasta que consiguió un fajo de ellos engarzados con una especie de pinza con unas iníciales doradas,  las cuales eran  "HK"

- ¡el muy...! - grito apretando los billetes en su puño.

- ¿Qué te pasa? ¡Vaya,  no nos fue tan mal esta semana! ¿Naruto? - viendo ponerse rojo al ojiazul.

- ¡ese idiota,  como no quise aceptar su dinero... lo metió en la caja! - arrojando el fajo sobre la mesita con total enfado.

- ¡Wau,  es una gran cantidad! - pasando sus dedos por los billetes como si fuera una baraja.

- ¡no pienso quedármelo,  y tú tampoco! - arrebatándole el fajo.

- pero... - pasándose la mano por la cabeza.

- ¡Neji! - grito el rubio achicando sus ojos.

- lo que hagas con ese dinero... esta bien para mi - agarrando con sus manos las puntas de la toalla que tenia en el cuello.

- gracias... - dijo con ironía - se lo devolveré... con una advertencia - guardándolo de nuevo en su mochila.

- es una lastima,  con eso podrías... - refiriéndose a la deuda que el ojiazul tenia con el dueño del bar.

- ¡antes que pagarla con el dinero de ese arrogante,  preferiría comer estiércol! - resoplando mientras se sentaba de nuevo a terminar de contar el dinero y darle a Neji su parte.

- tranquilízate,  sabes que puedes contar conmigo - sentándose a su lado.

- ya me estas ayudando,  con tan solo el hecho de que te hallas mudado aquí... conmigo,   Neji - apoyando su cabeza en el hombro del castaño.

- ven,  te calentare un vaso de leche para que despejes tu cabecita y duermas como un bebe - agarrándolo de la mano hasta la cocina.

Al día siguiente en la mañana...

- ¡Naruto,  date prisa o te quedas sin desayuno! - gritaba el castaño desde la cocina.

- ¡voy,  voy, voy! - entrando en ella como una exhalación - ¿solo cereal? - arrugando el rostro.

- no hay tiempo para nada mas - señalando  con el dedo el reloj sobre la cabeza del rubio en el marco de la puerta de la cocina - el camión de la mudanza esta a punto de llegar - terminando su vaso de jugo.

- ¡demonios! - atragantándose el cereal para luego bajar a la entrada del edificio a esperar al transporte con las pertenencias  del castaño.

Inesperadamente,  y digo inesperadamente por que siempre dichos servicios de mudanza te hacen esperar hasta que te entran ganas de jalarte los cabellos o de arrancárselos a ellos... si es que tienen,  no habían pisado la acera cuando el mediano transporte,  en realidad el castaño no es que tuviera muchas cosas que mudar,  estaciono frente a ellos.

- a esto podríamos llamarlo un milagro - murmuro el rubio por la puntualidad del servicio de mudanzas.

- ¿Hyuuga Neji? - pregunto el conductor al verlos acercarse.

- ese soy yo - respondió el castaño.

- empecemos entonces - dijo el conductor bajando del vehículo.

Dos horas les tomo sacar las cosas del camión y subirlas al departamento del rubio, dos horas en las que un deportivo rojo estuvo estacionado y sin moverse como a cien metros de donde el camión se encontraba,   un auto rojo que ninguno de los dos noto,   dos horas en las que su dueño estuvo observando el ir y venir de los muchachos mientras sacaban las cosas del transporte.

- "así que... esto va en serio - pensaba Kakashi con los brazos y barbilla apoyados en el volante - no me agrada,  ese muchacho puede ser su vía de escape... cuando le tienda mis redes,  no quiero ningún agujero por el cual pueda salir" - encendiendo su auto y arrancando tan aprisa que dejo marcas en el pavimento.

 Estaciono el auto tres calles más allá de la casa del ojiazul para comprar  café y cigarrillos,  necesitaba algo para calmar tanto la ansiedad como la molestia,  el hecho de que el ojiblanco se mudara al departamento del rubio lo enfadaba sobremanera al imaginarse al castaño acostado en la misma cama donde él ya había estado y percibido el aroma del ojiazul,  se sentía traicionado... aunque no hubiera una razón para ello.  Subió de nuevo a su auto y regreso al mismo lugar donde antes estaba. Después del café y algunos cigarrillos...

- ¿Qué es lo que estoy haciendo aquí? Así no soy yo... en tan solo un día,  ese chico... ha vuelto mi vida del revés... no puedo sacarlo de mi cabeza ¡y eso es lo que me enferma! - golpeando el volante con sus puños antes de encender de nuevo el auto y salir de allí.

- ¿Dónde estabas,  hermano?  Te desapareces sin decir nada,  no contestas mis llamadas... aun no estas bien del todo...  me preocupas,  da gracias a dios de que papa esta de viaje,  pues de seguro te hubiera puesto una cadena para que no salieras a la calle hasta que estuvieras completamente recuperado - reclamándole a su hermano mayor.

- papa es un exagerado,  y tú te estas volviendo como él - desplegando el periódico en la mesa del salón - ¿Cómo te fue con la visita al dueño del bar? - sin quitar los ojos del periódico.

- ¿Cómo crees? Sabes que soy un buen negociador,  el lunes en la mañana haremos el traspaso - ¿y tú,  que me cuentas? - bajando con su mano el periódico frente al rostro de su hermano.

- tú blanca paloma acaba de mudarse al departamento  del Uzumaki - pasando la hoja del periódico sin mirar a su hermano.

- ¿Qué? ¿Cómo lo...? ¿Lo estuviste expiando? - refiriéndose al rubio.

- solo curiosidad - contesto sin inmutarse - lo que no fue del todo malo si lo reflexionas...  ¿Cómo te habrías enterado de esto en todo caso? - mirando a los ojos del moreno.

- eso no quiere decir nada... de lo que tú piensas - sintiendo algo de resquemor por la situación.

- no vi una cama entre las cosas de la mudanza... ¿Dónde crees que dormirá? - pregunto con cinismo al tiempo que arrugaba las hojas del periódico con sus manos.

- lo averiguare esta tarde en el club... ¿vienes a almorzar? -  levantándose del sillón rumbo al comedor.

- espera... ¿Qué club? ¿De que club hablas? - alcanzando al moreno en la puerta del salón.

- a uno que suelen asistir los sábados por la noche,  queda en el centro - Kakashi agarro el brazo de su hermano.

- te acompañare - Shikamaru se le quedo viendo por un momento.

- ¿estas seguro? No es un lugar que tú frecuentarías... si me entiendes - guiñándole un ojo al peligris.

- ¿quieres decir que es un club de...? - llegando al comedor.

- puedes decirlo,  no se te va a caer la lengua por eso - dijo sonriendo el moreno.

- baka,  sabes perfectamente que no tengo nada en contra de la homosexualidad - sentándose en la cabecera de la gran mesa.

- gracias a Dios,  y a ti por eso... me entristecería que mi único hermano de despreciara por lo que soy - comento mientras el mayordomo de mas confianza servía los platos.

- te aceptaría aunque tuvieras dos narices y tres ojos,  eres lo mas preciado que tengo en esta vida... nunca lo olvides - mirando con sumo cariño a su hermano menor.

- hasta que llegue alguien que me reemplace - algo muy natural,  si se piensa.

- con mi suerte... lo dudo - picando su carne en el plato.

El resto del almuerzo lo pasaron hablando de cosas intrascendentes aunque cada uno de ellos tenía sus propios pensamientos sobre la relación de esos dos en sus cabezas,  terminada la comida ambos decidieron tomar una siesta para no darse cuenta del pasar de las horas hasta su salida al mencionado club.

- nos iremos a las ocho,  quiero llegar antes que ellos - dijo el moreno frente a la puerta de su habitación al lado de la de su hermano.

Mientras en el departamento de la supuesta pareja.

- a este paso no podremos ir hoy al club - comento el rubio con una brocha en la mano.

- ¡eso ni soñarlo! - contesto el ojiblanco apuntándolo con su gemela en la suya.

- entonces... no debiste empeñarte en pintar la habitación precisamente hoy - sacándose el pañuelo que cubría su cabello para evitar las gotas de pintura.

- ¡a la ducha, vamos,  vamos o te castigare! - quitándole la brocha al rubio y empujándolo por la espalda hasta el baño - ¡desperdicias un tiempo precioso! ¿Quieres que te de jabón? - Naruto le tiro la puerta en la nariz,  le encantaba hacerle ese tipo de bromas al rubio.

Unas cuantas restregadas con la esponja y una minuciosa elección de la ropa que se pondrían después,  ya estaban listos para robarle a la noche algunas horas de diversión.  Un deportivo negro se detuvo en el estacionamiento propiedad del club entregando las llaves al encargado,  Kakashi y Shikamaru entraron al concurrido lugar,  a pesar de ser temprano aun,  se veía muy animado y de un ambiente bastante agradable. A pesar de que se suponía un club para homosexuales también había parejas de ambos sexos.

- ¿no era este un...? - pregunto el peligris mientras buscaban una mesa que fuera discreta y desde donde pudieran tener una amplia visión del lugar a pesar de que este se encontraba a media luz.

- ¿y eso no te tranquiliza? Tu dignidad esta a salvo - comento el moreno sonriendo con picardía mientras se sentaban en la mesa elegida y pedían unas bebidas al camarero al que estaba destinada esa sección para servir.

No tuvieron que esperar mucho,  media hora después el rubio y el ojiblanco hacían su aparición en escena,  al cruzar la puerta Neji agarro al rubio por la cintura a espaldas de él y lo hacia moverse al ritmo de la música mientras caminaban hacia la barra,  tanto el peligris como el moreno no habían apartado la vista de la pareja desde que entraron.

- espera aquí - dijo Shikamaru dirigiéndose hacia ellos.

- esto esta mas lleno que de costumbre,  no hay ni un solo sitio desocupado - decía el ojiazul sorbiendo su soda con el pitillo.

- despreocúpate,  ya conseguiremos un lugar y... ¡rayos! Disculpa,  no me di cuenta... - levantando su vista después de haber empapado a alguien con su bebida - ¿no nos hemos visto antes? - mirando al moreno frente a él y tomando varias servilletas de la barra para limpiar el desastre hecho en su camisa.

- no te preocupes por eso,  se secara - poniendo su mano sobre la del castaño en su pecho.

- déjame invitarte un trago como disculpa ¿esta bien? - retirando con lentitud su mano del otro.

- Umm... de acuerdo ¿Qué les parece si vienen a mi mesa? - observando los ojos blancos que tanto lo habían atraído desde que los vio por primera vez - al perecer todo esta ocupado - paseando su mirada por el lugar.

- pues gracias,  aceptaremos tu invitación ¿cierto? - Pidiendo la aprobación del rubio,  este solo se encogió de hombros - Neji,  mucho gusto... aunque estoy seguro que ya te lo dije antes ¿cierto? - extendió su mano el castaño.

-  buena memoria...  aunque solo nos vimos por un momento,  soy Shikamaru,  y el gusto es todo mío... créeme - tomando la mano del castaño entre las suyas,  ambas - síganme... por aquí - guiándolos hasta donde su hermano aguardaba impaciente.

Ambos lo siguieron como si fueran niños exploradores detrás de su líder,  el ojiazul se quedo inmóvil al ver al peligris sentado a la mesa,  lo miro por un momento y giro sus talones para marcharse.

- ¡Oye! ¿A dónde vas? -  pregunto el castaño sujetándolo de la camiseta negra.

- ¿sucede algo? -  intervino el moreno regresando unos pasos atrás,  el peligris se levanto y camino hacia ellos.

- ¿Qué haces tu aquí? - pregunto el rubio al tenerlo frente a él.

- simple coincidencia  ¿nos acompañan? - señalando la mesa tras él.

- es mi oportunidad de agradecerte la ayuda que le diste a mi hermano - dijo el moreno poniendo su mano sobre el hombro del rubio - en verdad te lo agradezco - sonriendo.

- ¿tu... tu hermano? - Mirando a uno y otro - no se parecen mucho que se diga - achicando sus ojos azules hacia el peligris.

- eso dicen todos,  voy a terminar pensando que soy una cana al aire de mi padre - bromeaba el moreno para aliviar la tención que se había formado entre su hermano y el rubio.

- esta vez... no me dejaras con la palabra en la boca ¿cierto? - tomando del brazo al ojiazul y sentándolo en el rincón de uno de los lados de la mesa para que quedara acorralado al sentarse junto a él.

- por favor... - indico con su mano Shikamaru al castaño.

- prefiero el lado de afuera,  gracias - dejando que el moreno se sentara primero.

- ¿soda? - pregunto el rubio mirando el vaso del peligris.

- no me agrada mucho el alcohol - tomando un trago.

- Mmm... no era lo que parecía la noche que te encontré - haciendo burbujas en su soda con el patillo.

- esa fue una excepción... para olvidar - mirando al azul de los ojos del rubio.

- vaya tontería,  después de la resaca el problema continuara siendo el mismo - dijo con razón.

- lo que sucedió tiene una explicación,  sucede que... - comenzó a decir el moreno.

- Shikamaru... - interrumpió el peligris como advertencia.

- a estas horas ya es de dominio publico,  Kakashi - el castaño observo por un momento al peligris sentado frente a él.

- aguarda un minuto... ¿eres el Kakashi de los periódicos? - interrogo el ojiblanco.

- ¿periódico? ¿Pues que fue lo que hiciste? - pregunto el ojiazul con curiosidad e ironía.

- le hicieron... su novia lo dejo en el altar,  lo siento...  rayos - susurro Neji sintiéndose culpable por el comentario.

- no me lo puedo creer... ¿Quién podría ser capaz de abandonar a una persona "tan sensible y simpática"? - apoyando su codo en la mesa y descansando su cabeza en su mano mientras miraba de lado al peligris,  Kakashi hizo una seña con los ojos al moreno.

- ¿quieres bailar? - Dirigiéndose al ojiblanco - ¿Naruto? - el rubio lo miro extrañado.

- ¿Por qué me preguntas a mi? - el pelinegro se inclino hacia Naruto.

- no quiero causar malos entendidos entre pareja - comentario preciso e intencionado por parte del moreno.

- ¿ah? No somos pareja... solo buenos amigos - terminando su soda y llamando la atención del camarero para que le sirviera  otra,  de repente le había entrado mucha sed.

 - en ese caso... ¿Neji? - sujetando el brazo del castaño feliz por la aclaración del rubio.

- ¿Por qué no? - dirigiéndose ambos a la concurrida pista de baile.

- ¿te alegra? - refiriéndose a lo de ser plantado en pleno altar,  girando su cuerpo hacia el rubio y poniendo su brazo en el respaldo del asiento casi rozando sus hombros,  Naruto busco la pared.

- nunca me he alegrado de la desgracia de los demás y... -  sin mas espacio a donde arrimarse.

- ¿bailamos,  Naruto? - se escucho una voz a espaldas del peligris.

- no esta disponible - mirando con advertencia al chico frente a él.

- ¡espera,  Shoji! - viendo a su amigo retirarse ante la mirada del peligris, puso sus manos en el pecho del mayor para quitarlo de  "casi" encima de él -  ¡Oye! ¿Quién te crees? ¡No puedes alejar así a mis amigos! - queriendo pasar por encima de Kakashi para poder salir.

-  si lo que quieres es bailar...  entonces lo harás conmigo - agarrándolo de la muñeca.

- ¿Qué cosa? ¿Acaso quieres volver a ser noticia de primera plana? - siendo arrastrado sin mas hasta la pista

- ¿Por qué? - parándose para mirar al rubio.

- ¿y todavía lo preguntas? - Soltándose de la mano del peligris - ¿no te das cuenta donde estas? - estirando sus brazos y dando una vuelta sobre si mismo como para mostrar a lo que se refería.

- después de haber sido plantado ante el altar... ¿crees que me importa lo que puedan decir sobre mi? - agarrando al ojiazul por el brazo.

- pero esto es muy distinto... ¿no lo captas? Estas a punto de bailar con un hombre... mira hacia allá... ¿Qué ves? - Llamando su atención hacia la pista de baile donde la mayoría de las parejas eran masculinas - ¿tú cerebro es capaz de procesar lo que tus ojos ven? - el peligris solo observaba los ojos azules del rubio.

- ya te lo dije... no importa - metiéndose en la pista con el rubio agarrado del brazo.

- no puede ser... ¿estaré alucinando? - decía Shikamaru al ver a su hermano acompañado del ojiazul en la pista.

- ¿Qué... que pasa? - pregunto el castaño,  el moreno señalo con su dedo hacia la extraña pareja.

- es muy difícil resistirse al encanto de Naruto... es atrayente y hermoso - comento Neji al tiempo que comenzaba una melodía suave que hacia que las parejas se sujetaran como no queriendo dejar escapar al otro.

- ¿te gusta? - atrayendo por la cintura al castaño.

- ¿y a quien no? no me negaras que es una belleza - mirando a los ojos negros de Shikamaru.

- no lo negare... pero me gustas mas tú - apretando el cuerpo del ojiblanco contra el suyo.

- tú tampoco estas nada mal... ¿tienes pareja? - franco y directo.

- si... espero - susurrando en el oído de Neji.

- lastima... parecías una buena opción - en tono burlesco pero sintiéndolo verdaderamente,  el moreno le gustaba.

- Neji...  ¿quieres ser mi pareja? - agarrando la barbilla del castaño y mirando sus lunas llenas.

- ¿Por qué no? solo espero que dures mas que mi relación anterior - sonriéndole al moreno.

- eso quiere decir...que tú ya...- sintiendo celos de aquel desconocido.

- ese fue el motivo por el que me dejo... - sonriendo sin gana - no quise... puede sonar ridículo en estos días,  pero... no estaba preparado,  no quiero una relación de tan solo sexo - desviando su mirada.

- yo te esperaría todo el tiempo que fuera necesario - agarrando su cara con la mano y besando sus labios con ternura haciendo al castaño serrar sus ojos.

- ¿pero que...? Ese hermano tuyo no pierde el tiempo ¿verdad? - mirando a la pareja cerca de ellos.

- es cosa de familia - moviéndose suavemente pero con espacio entre ambos.

- me pregunto, que pensaría tu novia si te viera de esta manera tan... inusual - comentaba el rubio mientras movía su cuerpo sensualmente al ritmo de la suave música.

- me imagino que se subiría por las paredes - no podía,  no podía apartar su mirada de los ojos azules - "¿Por qué?  ¿Por que mi cuerpo tiembla de esta manera? Deseo abrasarlo a mi... respirar en él de nuevo...  el mismo aroma que percibí en su cama aquella noche... su olor. Esto es una locura... es un hombre" - apretando sus ojos.

- ¿sigues en el planeta? Hazte un favor a ti mismo regresando a la mesa... es obvio que este no es lugar para ti - soltándose del peligris.

La sensación que recorrió el cuerpo del peligris fue como un latigazo,  el espacio dejado por el rubio al separarse de él se torno frio y vacio,   como si hubiera caído en hoyo negro sin fondo del que no podría salir,  y en su negrura solo alcazaba a ver unos ojos azules los cuales  deseaba alcanzar,  con desesperación,   alzando sus manos... lo que al final hizo.

- eso lo decido yo... Naruto - atrayéndolo de nuevo,  pero esta vez,  sin separación entre ellos.

- por mi esta bien... no tengo ninguna reputación que cuidar - colocando sus manos en los hombros del peligris como para mantener distancia entre ambos,  algo difícil pues el mayor no le daba opción para ello.

- ¿y crees que yo si? - poniendo uno de sus brazos en la espalda del rubio para acercarlo aun mas a su pecho.

- no tan fuerte... escucha,  eres heterosexual y... ¿acaso quieres saber lo que se siente estar del otro lado de la línea? ¿O crees que al mantener tus ojos serrados e imaginar que soy alguien mas hará la diferencia? - molesto se separo de Kakashi y lo dejo en medio de la pista marchándose hacia el baño.

Empujo la puerta con rabia contenida y,  se metió en uno de los cubículos a vaciar su vejiga mientras murmuraba,  entre dientes,  algún que otro improperio en contra del peligris,   enjuagaba sus manos en el lavabo cuando la puerta se abrió dando paso al mayor de los Hatake,  este apoyo su cuerpo en la puerta al serrarla pasando el seguro.

- ¿y ahora que quieres? - sin siquiera mirarlo mientras secaba sus manos con unas servilletas.

- comprobar algo - caminando hacia el rubio.

El ojiazul retrocedía a cada paso que el peligris daba hacia él,  los ojos fijos en los suyos,  ninguna vacilación se veía en ellos,  la seguridad en los ojos grises y la decisión en los movimientos de su cuerpo,  algo que el rubio no lograba  interpretar, y eso era lo que  mas lo asustaba.

- ¿Q-Que vas a...? - Fue callado y empujado contra la pared por un feroz beso y el cuerpo del peligris sobre  él - ¡nomm... espemm! - Se debatía entre los brazos del ojigris hasta que consiguió separarse dándole un buen empujón - ¡¿te volviste loco?! ¿Qué se supone que fue eso? ¡No soy una mujer!  ¿Entiendes?  ¡Mírame,  con un demonio,  soy un hombre y,   espero no volver a verte nunca más!! - quitándole el seguro a la puerta y azotándola con rabia al salir.

- eso no va a ser posible... no ahora que... - pasando los dedos por su boca y respirando con agitación al sentir temblar  todo  cuerpo mientras miraba su rostro en el espejo.

Al salir del baño el peligris miro a la mesa aunque sabia que no lo encontraría allí,  luego volteo hacia la pista   y diviso a su hermano y al castaño que aun seguían bailando,  lo cual quería decir que el rubio se había marchado solo,  bajo su cabeza y serró sus ojos poniendo dos dedos en su frente.

- ¿Cómo la estas pasando hermano? - pregunto el moreno poniendo su mano en el hombro del peligris.

- ¿Dónde esta Naruto? - pregunto a su vez el castaño mirando a todos lados.

- se marcho - contesto Kakashi.

- ¿solo? ¿Por qué? - interrogo el ojiblanco al mayor.

- una pequeña discusión - dijo sin más el peligris.

- me marcho,  no puedo creer que lo hallas dejado irse solo - dijo el castaño dirigiéndose a la salida.

- ¡espera,  Neji! ¿Qué hiciste hermano? - volteándose hacia él.

- salgamos de aquí - sin hacerle caso a la pregunta - vienes o te dejo - caminando a la puerta.

- ¡Oye,  es mi auto! - corriendo tras el peligris.

- pero yo tengo las llaves - dándole vueltas en sus dedos.

El rubio bajo del autobús dos calles antes de llegar a su departamento,  con las manos en los bolsillos se adentro en el parque donde solía correr y paseo por un rato hasta sentarse en una de las bancas con sus brazos estirados sobre el respaldo y sus ojos mirando hacia el cielo nocturno,  era tarde,  pero no le importaba,  quería olvidar el mal momento que le había hecho pasar el peligris... no porque le hubiera desagradado el beso en si,  mas bien era la actitud mostrada lo que  lo molesto en demasía.

-  ¿Por qué hiso algo así? ¿Quiso humillarme al saber que yo soy...? Eso debe ser...  ¡a él le gustan las mujeres,  maldición! Es tan solo un bastardo que se cree el dueño del mundo - blando en voz alta,  total a esa hora nadie lo escuchaba - pero... - mordiendo sus labios - ¡pero nada Naruto... olvídalo! No lo volverás a ver,  hora de volver a casa - dando un gran suspiro y caminando hacia la salida del parque.

- ¿Dónde andabas? Estaba a punto de llamar a la policía,  el ejército y...  a los astronautas de la estación espacial para que te buscaran - las bromas era su solución para escapar de su propia tención.

- lo que importa es que ya estoy aquí ¿no? - pasando al lado del castaño hacia su habitación.

- ¿crees que me conformare solo con eso? - Agarrándolo por el brazo - dime lo que paso,  el hermano de Shikamaru dijo que habían discutido - mirándolo con ojos de "no me escondas nada".

- ¿a eso lo llama discutir? Tiene una forma muy particular de hacerlo - dejándose caer en el sofá.

- ¿"eso"? - pregunto el castaño con sospecha sentándose a su lado.

Naruto narro al ojiblanco  todo lo que había ocurrido en el baño del club,  aunque si recuerdan no fue mucho,  Neji escuchaba apretando sus puños.

- ¿Cómo se atreve? - Grito levantándose del sofá - ¡debería arreglarle el rostro! - dando un puñetazo en la palma de su mano.

-  es entre el y yo,  además... no lo veré mas,  me voy a dormir -  metiéndose en su habitación,  Neji se sentó de nuevo en el sofá y lanzo el cojín junto a él al suelo con rabia.

Domingo en la mañana,  o debería decir casi medio día,  el ojiblanco paso por tercera vez ante la puerta del rubio y pego su oreja esperando escuchar algún ruido,  ronquido,   o algo que le indicara que Naruto ya había despertado. Nada,  decidió abrir la puerta.

- ¡Oe! ¿Te quedaras...? - recibiendo una almohada en el rostro al entrar - que lindo... mira mi cabello ¡es castaño,  no gris... cas-ta-ño! - puntualizó regresándole el golpe.

- ¿y que con eso? - sentándose en la cama.

- que no voy a ser blanco de tu enfado en lugar de tu sabes quien - tirándose en la cama junto al rubio.

- a ese...  no le tiraría algo tan blando como una almohada - el ojiblanco ladeo su cabeza.

- por dios... de la forma en que eres,  le lanzarías una piedra pómez... para no lastimarlo demasiado - guiñándole un ojo.

- ja-ja... tú y tu sentido del humor - sacándole la lengua.

- y forrada con tela además para que si le acertaras... el daño fuera mínimo - golpeándolo con la almohada.

- ahora veras... proyecto de payaso - entablando una guerra de almohadas hasta que sonó el teléfono.

- yo iré,  baka...  ¡Siii!  te descuidaste - dándole el ultimo golpe y corriendo al teléfono.

- demonios,  no puedo ganarle una - arreglando la cama.

- era Shikamaru,  me invito a pasar el día en su casa y...  también quiere que vengas con nosotros - dijo el castaño apoyado en el marco de la puerta.

- déjame ver si entendí bien... ¿a su casa? Que es la misma que la de su odioso hermano, ¿con ustedes? No quiero ser mal tercio ¿a verlos haciéndose mimos? Prefiero ver una película vieja en televisión...  paso - preguntando y contestando al tiempo las razones de su negativa.

-  lo que significa que él gano... ni modo - dijo dándose la vuelta,  sabia como picarle el amor propio al rubio.

- ¡detén tus caballos!...  ¿Qué quieres decir? - inflando sus cachetes.

- que al final,  fuiste tú el que salió con el rabo entre las piernas - sonriendo de espaldas al ojiazul.

- ¿eso es lo que crees que él cree? - poniendo las manos en la cintura.

- es lo que creo que él cree porque yo también lo creo ¿no crees? - metiéndose en su habitación para cambiarse. 

- ¿te burlas de mi? - levantando su puño.

- ¿tu que crees? - Asomando la cabeza por la puerta - a propósito...  lleva un traje de baño - le dijo al rubio.

- ¿Qué lleve que? - pregunto sorprendido el rubio.pensando que si se encontraba con el peligris,  simplemente lo ignoraría.

- traje de baño,  ya sabes... esa prenda que se utiliza para bañarse en la playa,  piscina o un charco para ranas,  o puedes hacerlo desnudo si lo prefieres - terminando de cambiarse y metiendo algunas cosas en su mochila.

- ¡se perfectamente lo que es un traje de baño,  baka!! Lo que no entiendo es para que si vamos a ir a su casa - razonaba el ojiazul.

- quizás tenga un charco para ranas - dijo el castaño encogiéndose de hombros,  al fin y al cabo ellos no conocían el lugar.

No había pasado una hora cuando el pelinegro estaba tocando la bocina para anunciar su llegada.

- ¡ya llego,  vamos! - grito el castaño corriendo hacia la puerta arrastrando al rubio con él.

- ¡déjame serrar al menos! ¡Cuidado y te desnucas bajando la escalera,  baka! - guardando la llave en su bolsillo.

- ¿listos? - abrazando y besando al castaño.

- bonita tarde me espera... - susurro al voltear su cabeza.

- lindo auto - dijo el castaño desde el asiento del copiloto.

- muy lindo... pero para nada funcional,  siempre dije que este tipo de auto es solo para dos personas... la tercera sale sobrando - comentario con doble sentido pero algo de razón,  pues a pesar de tener asiento trasero,  era bastante incomodo.

Casi llegaban a la  "casa" del moreno cuando este miro hacia atrás por el espejo retrovisor.

- ¿Cómo va todo allá atrás,  Naruto? - el rubio solo se encogió de hombros.

- espero que tengas una buena palanca en tu casa para poder despegar mis extremidades del resto mi cuerpo... y sentirme libre de nuevo - sonriendo con ironía.

- tengo algo mejor que se que disfrutaras - sonriéndole por el espejo.

- con tal de que no sea tu hermano,  cualquier cosa es buena - apoyando su brazo en la ventanilla.

- llegamos - deteniéndose ante una gran reja automática con las iníciales de la familia en la parte superior.

- ¿A dónde? ¿Al palacio imperial? - ironizo el castaño sacando su cabeza por la ventanilla del auto.

Después de que la gran puerta se abrió recorrieron más de seiscientos metro de jardín hasta llegar a la entrada principal de la mansión y luego a la cochera donde una fila de autos permanecían estacionados en perfecto orden de tamaños.

- vengan por aquí - los chicos parecían niños dentro de una dulcería,  no sabían donde poner los ojos

Rodearon la casa hacia la parte trasera donde había una gran piscina rodeada de césped,  con algunas mesas de paragua y tumbonas para tomar sol,  el rubio dejo su bolso sobre una de las sillas al igual que Neji.

- esperen un momento,  pediré algo de comer y unas bebidas,  Por qué no han comido ¿cierto? - Los dos negaron con la cabeza - no tardare - besando al castaño antes de irse hacia la casa.

- mi departamento entero cabria en esa piscina - poniendo su mano en la frente para tapar sus ojos de la luz del sol.

- definitivamente no es un charco para ranas,  ya que estamos aquí... - dijo Neji despojándose de sus zapatos y ropa - ¡el ultimo limpiara el baño por una semana! - lanzándose al agua.

- ¡tramposo! - lanzándose también al agua después de casi caer al suelo por la rapidez con la que se desvestía.

- ¡Neji,  allá va! -  grito el moreno arrojándole una pelota de playa para después lanzarse de cabeza al agua y nadar hasta el castaño.

- ¡Naruto! - pasándole la pelota.

- dos contra uno es injusto - decía el moreno abriendo sus brazos.

- ¿Quién dijo que tenia que serlo? -  sonrió el rubio devolviendo la pelota al ojiblanco cuando el moreno se le vino encima.

Así estuvieron por un largo rato hasta que Shikamaru no pudo mas,  el rubio salió del agua al ver a aquellos dos haciéndose arrumacos y se tendió sobre una toalla en una de las tumbonas a tomar algo de sol.

- ¿mi hermano esta en casa? - pregunto el peligris a una de las sirvientas al entrar al salón.

- si señor,  llego hace un rato con unos invitados,  se encuentran en la piscina,  señor - informo la mujer.

- ¿invitados? - Dejando el periódico que traía en su mano sobre la mesa de centro para dirigirse al lugar en cuestión - no me dijo nada al respecto - saliendo por la puerta que daba a la parte trasera de la casa.

A medida que se acercaba pudo distinguir una cabeza rubia que dormitaba boca abajo sobre la tumbona,  al menos eso parecía,  el corazón del peligris comenzó a latir violentamente a cada paso que daba hacia su recién descubierto deseo,  camino despacio sobre la césped y se agacho junto al rubio por el lado de donde su cabeza descansaba,  lo observo por un momento.

- ¿te diviertes? - el rubio levanto la cabeza sobresaltado topándose de frente con los ojos grises.

- sabia que esto pasaría... no debí haberles hecho caso a esos dos - sentándose en la tumbona.

- ayer creí escuchar que no querías volver a verme - levantándose y colocándose frente al rubio.

- me obligaron - echando un vistazo hacia la piscina - que te puedo decir... es una desgracia que vivas bajo el mismo techo que el novio de mi mejor amigo - levantándose y caminando hacia su bolso sobre la silla - relájate... ya me voy - a punto de ponerse los pantalones.

- por el contrario,  en lugar de que te vallas... - agarrándolo por el brazo - ... seré yo el que se una a la fiesta - quitando de las manos del rubio el pantalón de éste y haciendo que se sentara en una de las sillas - si no lo haces por mi,  al menos,  hazlo por Shikamaru y tu amigo - mirando a la pareja divertirse en el agua.

- por ellos es que estoy aquí,  que tú aparecieras no entraba en mis planes... aunque cabía la posibilidad,  los milagros casi nunca suceden cuando uno los pide - reclinándose en la silla,  no se puede tener todo en la vida,  aaay... rayos,  estuve mucho tiempo bajo el sol - abriendo su bolso y sacando un frasco de crema y mirando hacia la piscina.

- permíteme - arrebatándole el frasco de las manos al ojiazul.

- no hace falta,  le diré a... - tratando de recuperarlo.

- ¿vas a molestarlos por algo tan simple? - desabrochando su camisa pero sin soltar el frasco de su mano.

- estas acostumbrado a salirte con la tuya ¿no es verdad? - cruzando sus brazos.

- trato - arrojando la camisa sobre la mesa y haciendo un gesto con su mano para que el rubio se diera la vuelta - al parecer tienes una piel bastante delicada - opino el peligris.

Con el corazón a millón y su cuerpo ardiendo por dentro puso un poco de crema en la palma de una de sus manos y dejo el frasco sobre la mesa para después untar ambas manos con ella,  suavemente deslizo la sustancia por los hombros del rubio sintiendo la tersura de la delicada piel bajo sus dedos al tiempo que su sangre comenzaba a agitarse,  sus manos recorrieron la espalda hasta la línea que separaba la piel del traje de baño,  tomo algo mas de crema del frasco sobre la mesa y se coloco frente al ojiazul y comenzó a pasar sus manos por el cuello,  hombros y pecho del rubio.

- esa parte no recibió sol - pero las manos del peligris no se detuvieron.

- es por precaución...  tienes una... - serrando sus manos a los costados del cuerpo del ojiazul a la altura de su cintura.

- adelante,  puedes decirlo,  de seguro no será nada que no halla escuchado antes - comento Naruto.

La sangre del peligris entro en punto de ebullición al pensar que el rubio ya había sido tocado por alguien más antes que él,  lo acerco un poco - así que eres lo que se llama un chico fácil - mejor no lo hubiera dicho.

- ¡eres un idiota! - empujando con fuerza al peligris,  y siendo que estaban casi al borde de la piscina Kakashi cayo al agua no sin antes llevarse consigo al rubio en el proceso.

- ¡Naruto! - grito el castaño.

- ¿hermano? - al ver una cabeza gris emerger del agua junto con otra rubia.

- ¿ves lo que lograste? - Pegando el cuerpo del rubio contra la pared de la piscina con sus manos en el borde consiguiendo que Naruto lo agarrara de su cintura para poder mantenerse a flote - es de seda... tu piel,  como la de una...  - sintiendo un inmenso deseo de repetir la escena del baño en el club.

- ¿la de una mujer? ¿Es lo que ibas a decir? Detesto cuando me comparan con una - comenzando a temblar ante la proximidad del cuerpo del mayor.

- como los pétalos de una rosa... iba a decir  ¿estas temblando? - pegándose al pecho del rubio.

- si,  pero de coraje... ¿acaso creíste que era por ti? No seas pretencioso,  los he tenido mejores y,  siendo que a ti te gustan las mujeres,  no representas ningún peligro para mí - sin saberlo estaba tentando las ansias y paciencia del mayor de los Hatake. 

- así que han sido muchos... con razón besas tan bien - agarrándolo por la cintura con un brazo sin soltar su otra mano del borde de la piscina.

- ¿Qué? si te refieres a la escenita del baño del club,  fuiste tú el que me beso,  no yo... los labios de un hombre y una mujer,  aunque se parezcan,  no son iguales... es una simple aclaratoria para tu grandiosa confusión - con sus manos en el pecho del peligris.

- ¿estará bien,  Naruto? - preguntaba Neji no entendiendo bien la escena que se desarrollaba en la parte opuesta de la piscina.

- no te preocupes... a mi hermano le gustan las mujeres ¿recuerdas? "aunque de la forma que se comporta con Naruto... ya no estoy tan seguro de eso" - jalando al castaño hacia él -  el cabello suelo  flotando en el agua te hace lucir... - el ojiblanco lo interrumpió.

- si dices que me parezco a una sirena... ¡te golpeare! - señalándolo con el dedo,  el cual el moreno agarro metiéndolo en su boca,  Neji sintió que  su estomago se achicaba - jeje... tengo hambre ¿tu no? - riendo con nerviosismo y nadando hacia la escalerilla en una de las esquinas de la piscina,  el moreno sonrió con picardía.

- sepárate de mi... eres un hombre y,  yo no soy de hierro - dijo el rubio alzando sus cejas y empujando al peligris con sus mano,  éste sintió el toque del rubio como si de fuego se tratara.

- ¿te excitas ante el toque de cualquier hombre? - pregunto con molestia en su voz y mirada.

- ¿y tu a que juegas? ¿Por qué esa insistencia tuya en pegarte a mi cuerpo? puede que parezca una mujer,  pero soy hombre,  además de que no quiero ser la causa del  desequilibrio sicológico de un tipo a quien le gustan las mujeres... aunque  de seguro  podrías costearte el siquiatra... definitivamente - picándole la nariz al peligris antes de sumergirse en el agua para poder escapar de su prisión y,  emergiendo luego cerca de la escalera.

- ¡Naruto,  comida! - llamaba el ojiblanco.

- ya era tiempo... muero del hambre - mirando de reojo a Kakashi que caminaba tras él por el borde del no charco para ranas.

- iré a quitarme esto... - desabrochándose el empapado pantalón.

- gracias a dios... - murmuro el ojiazul.

- no te alegres tanto,  volveré,  todavía no acabo contigo - dijo a espalda del rubio en su oído.

- mírame bien antes de volver a acercarte a mi de ese modo... soy hombre,  recuérdalo,  y si lo que quieres es experimentar,  estoy seguro de que con tu dinero puedes conseguir a cualquiera que quiera darte ese gusto - girándose para mirarlo.

- y si te dijera...  que quiero que ese alguien seas tú - agarrando la barbilla del rubio con su mano.

- lo siento por ti,  pero no me mezclo con borrachos,  músicos, ni niños ricos que creen que pueden comprar todo con dinero - caminando de nuevo hacia la mesa donde una de las sirvientas ponía varias bandejas y unas bebidas - además... ya tengo pretendiente - una total mentira,  ni siquiera sabia porque había dicho tal cosa.

- ¡se enfría la comida! - Grito el moreno - Kakashi... quiero hablar contigo -  le susurro cuando paso a su lado - traeré un poco mas de hielo - fue la escusa para adentrarse en la casa tras el peligris.

- ¿Qué es lo que pasa? - pregunto a su hermano menor al entrar a su habitación.

- es lo que quiero saber... ¿Por qué esa actitud con Naruto? ¿Qué pasa contigo? Actúas extraño,  hermano - a espaldas del peligris.

- me gusta,  me atrae... lo deseo - poniéndose el traje de baño para regresar a la piscina,  a Shikamaru por poco se le cae la quijada y se le salen los ojos de su lugar al escuchar semejantes palabras salir de la boca  de su hermano mayor.

- ¿Qué él que? ¿Te das cuenta de lo que acabas de decir? Es un hombre,  por dios santo... lo que no seria raro para mí,  pero en ti es completamente ilógico... por no decir extraño - analizaba el moreno.

- Shikamaru,  ese rubio ha vuelto mi vida un embrollo desde que lo conocí... no dejo de ver su rostro en mi mente en todo momento... mi cuerpo arde con tan solo pensar en él,  ya no digamos tenerlo cerca,  hace un rato cuando roce su piel con mis manos te juro que me dieron ganas de abrazarlo y no soltarlo jamás...  sus ojos,  esos dos chachitos de cielo que quisiera que solo me miraran a mi - sentándose en la cama mientras continuaba narrando a su hermano todas las sensaciones que el rubio le provocaba - ¿estoy mal? Al principio me asustaba el hecho de que era un hombre el que me hacia sentir de esa manera... ni siquiera Sakura me hacia sentir así,  hare cualquier cosa para retenerlo a mi lado ¿entiendes hermano? Lo quiero para mi... no daré marcha atrás... es definitivo - mirando al moreno.

- lo que veo...  es que sin darte cuenta te has enamorado de un hombre... jamás creí que pudiera sucederte algo así... no a ti - poniendo su brazo sobre los hombros del peligris - ¿es por eso que compraste el bar? ¿Para tenerlo a tu merced? Te ayudare en lo que pueda,  pero... no lo lastimes o los dos saldremos perdiendo,  Neji no toleraría algo así... lo quiere demasiado - regresando con los otros.

- ¿A dónde fuiste a buscar el hielo,  al polo norte? - bromeo Neji.

- si así fue...  debiste haber dejado al pingüino en su iglú - refiriéndose al peligris.

- seria un muy mal anfitrión si hiciera algo así - arrimando su silla a la del rubio.

- no hubiera importado,  no somos exigentes - revolviendo el caviar negro en su plato con el tenedor y arrugando su cara.

- ¿no es de tu agrado,  cierto? - pregunto Kakashi apoyando su codo en el posa brazos de la silla del rubio.

- mucho menos si pienso,  que me estoy comiendo los hijos de algún pobre pez,  no se por que a los ricos les gusta tanto esta cosa... yo prefiero un buen filete con papas fritas - dejando el tenedor en el plato.

- ¡marchando tres filetes con papas fritas! ¿Neji? - el castaño asintió afirmativamente apartando también su plato a un lado.

- que sean cuatro - dijo el peligris.

- ¿no es demasiado mundana esa comida para ti? - Bebiendo de su soda - no quiero que me culpes  de malograr,  también,   tu estomago... aparte de tu cabeza - dijo con sarcasmo.

- deja que yo me preocupe por eso... en cualquier caso... ya conseguí la cura - arrebatándole el vaso de soda de la mano al ojiazul y bebiendo por el borde donde antes había puesto sus labios el rubio.

- ¿Qué les parece una partida de billar después del almuerzo? - sugirió el moreno.

- ¿billar? ¿Lo que se juega con un palo y bolas de colores? Umm... paso - recuperando el vaso de manos de Kakashi y girándolo para beber del otro lado - no se jugar - el peligris se acerco a él.

- yo te enseñare... no es difícil - susurro.

- ¿el juego o enseñarme? Si tú vas a hacerlo... prefiero quedarme en la ignorancia - siguiendo con el va y viene entre los dos.

- ya,  Naruto... no seas quisquilloso - dijo el castaño,  el ojiazul volteo el rostro.

Después del almuerzo se vistieron y pasaron a un amplio salón donde se encontraba la mesa de billar y otra para jugar cartas,  barios sillones y unos grandes cojines dispersos sobre la mullida alfombra,  y como no,  el consabido mini bar con toda clase se bebida,  sodas y jugos para todo gusto,  el rubio se sentó en la alfombra y se recostó sobre uno de los cojines,  el ejercicio en la piscina mas el almuerzo le habían dado sueño y mientras el moreno colocaba las bolas de colores en el centro de la mesa y se disponían a empezar el juego Naruto se quedo dormido.

- creo que serán ustedes los únicos que jueguen - apunto el peligris mirando al rubio.

- ¿Qué te parece si te enseño el jardín? Digo,  para no molestarlo - sugirió Shikamaru señalando con el dedo al durmiente.

- de acuerdo,  aunque viéndolo así... provoca hacer lo mismo que él - comento el ojiblanco bostezando.

- tengo un lugar mejor para eso - dijo el moreno tomándolo de la mano.

- Shikamaru... - advirtiéndole con la mirada.

- solo dormir... te lo prometo - levantando sus manos al frente.

- mas te vale... si no quieres lucir un ojo morado - poniendo su puño frente al rostro del moreno.

- tu mandas,  mi amor - saliendo del salón agarrados de la mano y serrando la puerta tras ellos. 

Solos,  tal y como quería el peligris,  arrimo otro cojín junto al del rubio y se recostó apoyando su codo en el,  deseaba tocarlo pero se abstuvo para no despertarlo,  pero el deseo fue mas fuerte que la lógica,  con la punta de su dedo delineo suavemente el contorno del rostro del ojiazul hasta llegar a sus labios,  tibios,  suaves,  sedosos, pensó el peligris.

- ¿Qué es lo que intentas hacer? - abriendo sus ojos azules.

- pensé que dormías - sin quitarle la mirada.

- solo dormitaba... y eso no contesta mi pregunta - dijo sentándose.

- es solo curiosidad - acostándose en el cojín con sus brazos bajo su cabeza.

- ¿curiosidad de que? Mis labios son como los de cualquiera - levantándose - ¿Dónde esta Neji? - mirando a su alrededor.

- durmiendo con Shikamaru - comento el peligris de lo más tranquilo.

- Umm... bien,  como no quiero ser aguafiestas,  lo esperare en casa - abriendo la puerta del salón.

- ¿tanto te aburre mi compañía? - levantándose también.

- tú no eres una compañía,  eres una molestia - aunque ya no estaba tan seguro de eso.

- todavía no me perdonas lo del dinero ¿cierto? - caminando tras él.

- hablando de eso... - tomando su mochila y sacando un sobre blanco - aquí tienes,  esta completo - Kakashi cruzo sus brazos en señal de que no pensaba tomarlo.

- como sea - dejando el sobre encima de la mesa de centro - adiós,  y como dije la vez pasada... espero no volver a verte,  que estés bien - colocándose la mochila en la espalda mientras caminaba hacia la puerta principal.

- ¿así de sencillo? - Caminando a espaldas del rubio - me veras de nuevo... eso te lo aseguro - agarrando el brazo del ojiazul.

- creo que seré yo el que necesite un siquiatra... para ver si puede ayudarme a entender cual es tu empeño en imponerme tu presencia,  que yo recuerde no hicimos ningún pacto la noche que te recogí... al menos de mi parte - mirando los ojos grises que a estas alturas ya no le eran tan indiferentes,  hasta le parecían hermosos... pero no iba a decírselo.

- ahí esta tu error - acercándolo un poco a él - tome como obligación el ver por ti hasta que lo considere necesario - pegándose un poco mas al rubio.

- bueno,  bueno... no me vengas con el cuento de que porque te salve,  tu vida ahora me pertenece,  eso es cosa de cuento indio - negando con la cabeza mientras sonreía con sarcasmo.

- tómalo como pago por la ayuda de... - sin soltarlo.

- ¡Kakashi! - grito la voz de alguien que caminaba desde la reja de entrada hacia ellos.

- alguien te busca - soltándose del agarre del peligris,  esa voz entro en los oídos del mayor martillando su cerebro.

- ¡oh,  cariño! - grito la chica colgándose del cuello del peligris.

- Sakura... ¿Qué haces aquí? - pregunto seriamente el mayor,  Naruto miraba el cuadro frente a él con incomodidad,  poco a poco fue dando pasos hacia atrás hasta echar a correr hacia la gran reja que daba a la calle.

El rubio caminaba despacio por la acera con la imagen de esa chica abrazando al peligris en su mente,  y eso le molestaba mucho aunque no quisiera reconocerlo.

- "Sakura,  Sakura... ¿Dónde he escuchado ese nombre antes? ¡Ahora lo recuerdo! Es el nombre de la mujer que lo dejo plantado en la iglesia el día que lo encontré. ¿Por qué habrá vuelto? ¿Será que se arrepintió?  Quiere recuperarlo...  ¿Quién no lo haría? ¿Qué estoy diciendo?  Es mejor para mi,  así me dejara en paz... ahora tiene algo mas en que ocuparse... grandioso" - hablando y pensando mientras llegaba a la parada de autobuses.

- te lo preguntare de nuevo ¿Qué haces aquí? - Soltándola de su cuello y mirando alrededor - se fue... maldición - susurro.

- ¿no te legras de verme? - intentando acercarse de nuevo.

- ¿Por qué debería? Tú ya no tienes nada que ver conmigo... y no te quiero aquí - con una mirada aterradora en sus ojos.

- se que fue mi culpa,  estaba asustada... perdóname,  yo aun te amo,  amor... no puedes haberme dejado de querer en tan solo unos días... íbamos a casarnos - intentaba explicar la Haruno.

- palabra mas cierta... "íbamos" y ahora quiero que te largues de aquí - dándole la espalda para ir hacia la casa.

- espera... ¿tienes a alguien mas? - pregunto temerosa de la respuesta.

- ahora que lo mencionas,  fuiste reemplazada... ahora vete - camino hacia ella dispuesto a sacarla si no se marchaba por su propio pie.

- es mentira... yo se que aun me amas ¿verdad que es cierto? ¡Dímelo,  Kakashi! - perdiendo la compostura.

- tienes la cara muy dura al haber venido hasta aquí - dijo Shikamaru acercándose junto con Neji.

- no te metas,  esto no te concierne - despotricó la Haruno.

- ¿Dónde esta Naruto? - pregunto el ojiblanco al no verlo por allí.

- se marcho... hace rato - dijo apesadumbrado el peligris.

- ¿lo dejaste marcharse solo,  de nuevo? - le recriminaba el castaño.

- ¿Quién es Naruto? - pregunto curiosa la Haruno.

- Naruto es mi amigo... y el novio de él - señalando a Kakashi con su pulgar,  los ojos de la chica casi se le salen de las orbitas,  al peligris le sonó a campanas celestiales y al moreno como la bomba de Hiroshima, la conocía lo suficiente para saber que no estaba acostumbrada a perder.

- ¿es,  es el chico que estaba aquí cuando llegue? - pregunto casi frenética.

- hermoso ¿no crees? Si no fuera porque es del mismo tipo que yo... me  hubiera quedado con él - el moreno se le acerco.

- Oye... - abrazando a su ojiblanco por la espalda.

- ¿del mismo tipo? - pregunto confundida mirando al castaño.

- exacto... ambos somos ukes,  lo que quiero decir es... que somos los de abajo - haciendo un gesto con sus palmas una encima de otra.

- ¡pero es un hombre! - grito la chica mirando a Kakashi.

- que perceptiva... en efecto,  es un hombre hermoso y cautivante - serrando sus ojos y suspirando exageradamente para molestar a la chica.

- pero no puedes... eres mi prometido - dijo con prepotencia.

- era, hasta el día que decidiste abandonarme - pasando al lado de su hermano - sácala de aquí - caminando hacia la casa.

- no sabes cuanto voy a disfrutar esto - agarrando por el brazo a la pelirosa y llevándola mas allá de la reja de entrada del lado de la calle y,  regresando hacia la cochera para llevar a su castaño hasta su casa.

- ¿Por qué te fuiste sin avisarme? No me gusta que andes por ahí solo,  eres un imán para los problemas - decía el ojiblanco poniendo las llaves sobre la mesita y el bolso sobre una de los sillones.

- supuse que estabas muy a gusto con el de cola de caballo y no quise molestarte - metiendo en su boca una cucharada de helado del pote en su mano.

- ¿Qué te sucede? - pregunto Neji metiendo uno de sus dedos en el helado.

- nada,  ¿Por qué lo preguntas? - dándole vueltas con la cuchara al helado de chocolate.

- vamos,  tu solo comes helado cuando estas deprimido - sentándose a su lado.

- ideas tuyas... estoy perfectamente - insistía el rubio.

- no lo parece... te ves tan miserable como una i sin el punto y,  no puedo dejar de pensar que es a causa del hermano de mi hermoso moreno - esperando la reacción de su amigo rubio.

- ese hombre me enfurece,  es tan... tan,  tan arrogante - enterrando la cuchara hasta el fondo del pote de helado.

- arrogante  eh...  además de alto,  apuesto y,  millonario... tienes razón es todo un fiasco - ironizo el castaño arrebatándole el pote antes de que lo perforara con la chuchara.

- ¿eres tonto o que? Alto,  lo es,  millonario,  también... apuesto ¡Ja! - Enumeraba furioso el ojiazul - lo mejor que tiene es que no tendré que volver a verlo ¡jamás!! - metiéndose a su habitación y azotando la puerta.

- Umm... le gusta,  esto se pone interesante - sonreía el castaño terminándose el dichoso helado.

- ¿y como te fue? - pregunto Shikamaru entrando a la habitación del peligris.

- es como un arisco cachorro... oh,  Shikamaru,  hoy...  al verlo dormir a mi lado llegue a la conclusión de que no podría pasar ni un segundo más lejos de él,  es como una adicción de la que no quiero escapar ni desintoxicarme - echándose en la cama.

- si que te dio fuerte... eres un caso bastante extraño - acostándose boca abajo apoyando sus codos en la cama - ibas a casarte con una mujer,  de lo mas odiosa,  debo decir... te topas con un chico,  hermoso, debo añadir - enumeraba con sus dedos el moreno - del que quedaste preso sin libertad condicional,  solo la que él ponga y,  para serrar... no te gustan los hombres,  eres todo un extraño,  extraño caso - saco en conclusión el ojinegro como si fuera un siquiatra hablando con un paciente.

- deja de darle mas vueltas al asunto,  no importa lo que halla sido,  lo único importante es que Uzumaki Naruto será mío pésele a quien le pese... por otra parte,  me hizo muy feliz el comentario de Neji - sonriendo.

- ¿el de que Naruto era tu novio? Solo lo hizo para sacarte a Sakura de encima - el peligris lo miro.

- me ocupare de que eso se haga realidad... yo me refería...  a lo de que Naruto es uke,  ya que ardo en deseos de estar dentro de el,  sentirlo,  hacerlo gritar mi nombre una y otra vez,  acariciarlo mientras duerme entre mis brazos... pasar toda mi vida con él - mientras hablaba sus ojos brillaban como nunca.

- entendí el punto,  pero si sigues hablando así...  voy a tener que salir corriendo al baño,  hermano - pues a medida que el peligris hablaba del rubio,  Shikamaru pensaba en su ojiblanco.

Lunes de responsabilidades,  estudios,  trabajo,  de vuelta a la rutina. Naruto paso toda la mañana de clases en las nubes,  el lápiz permaneció inmóvil sobre las blancas páginas de su cuaderno de apuntes mientras su mente viajaba en el autobús del recuerdo donde el peligris,  aparte de él,  era el único pasajero,  varias veces debió sacarle punta al palito de madera,  ya que la rompía cada vez que se percataba de que estaba pensando en el peligris y aparecía la cara de la Haruno pidiendo el boleto de viaje,  dio gracias al reloj cuando marco la hora de salida,  una mañana desperdiciada,  pendo.

- ¡Hei,  muchachos! ¿Ya saben la noticia? - preguntaba uno de los chico de turno tras la barra cuando ambos amigos traspasaban la puerta de entrada al bar.

- acabamos de llegar,  baka  ¿de que noticia hablas? - decía el ojiblanco guardando el bolso en su casillero.

- tenemos nuevo dueño - dijo el chico cruzando sus brazos.

- oh,  demonios - dijo el rubio dejando caer su bolso al piso.

- ¿Quién es? - pregunto Neji agarrando por el brazo al chico.

- no lo sabemos,  pero el señor Tomura dijo que lo conoceríamos esta noche... bueno ustedes,  yo ya termine aquí por hoy - saliendo del sitio destinado a los casilleros de los empleados.

- Neji... ¿Qué voy a hacer ahora? Mi deuda... -  decía preocupado el rubio.

- tranquilo,  lo arreglaremos de alguna forma - consoló el ojiblanco abrazando a su amigo rubio.

Las horas pasaban y el nerviosismo de Naruto iba en aumento,  aun así,  atendía a los clientes como hacia habitualmente,  no perdería su espíritu por tan poca cosa,  como a las ocho de la noche una persona conocida para él se sento ante la barra.

- una soda con limón - la voz del peligris retumbo en los oídos del rubio.

- ¿tu de nuevo? ¿Qué no deberías estar con tu novia? Escucha,  estamos esperando a alguien que... de seguro resultara odioso,  malas pulgas y,  un esclavista... lo presiento - el peligris trataba de no reírse,  aunque le costaba bastante al ver el rostro del rubio haciendo toda clase de gestos reprobatorios.

- lo de odioso y malas pulgas,  ya me lo han dicho antes,  pero... lo de esclavista...  es nuevo - bebiendo un sorbo de soda.

- ¿Q-Quiere decir que tú...? - preguntaba el rubio con los ojos como platos.

- así es... esclavo - metiendo la rodaja de limón en su boca,  el rubio lo miro por un momento a los ojos.

- renuncio - dejando el paño sobre la superficie de madera y marchándose hacia los casilleros,  Kakashi fue tras él.

- no puedes marcharte - entrando en la pequeña habitación y serrando la puerta.

- obsérvame - quitándose el delantal y agarrando su bolso.

- si la información del antiguo dueño es correcta... tienes una deuda con el bar... o sea conmigo - acercándose al ojiazul.

- buscare otro trabajo... puedes quedarte tranquilo,  te pagare - dijo entre dientes.

- hagamos esto,  te doblare el sueldo,  así tardaras menos tiempo en pagarme - continuando con su avance.

- no me hagas favores,  no trabajare para ti... es todo - tratando de salir de allí,  imposible,  Kakashi le serraba el paso con su cuerpo en el estrecho pasillo entre las dos filas de casilleros a los lados.

- si no te quedas aquí,  me asegurare de que no consigas trabajo en ningún otro lugar... puedo hacerlo,  sabes que puedo - arrinconándolo contra la pared del fondo de la habitación. El rubio lo pensó por un momento.

- con una condición - percibiendo la colonia del peligris haciendo que sus sentidos se dispararan.

- las que quieras - acercando su rostro al del rubio con unos deseos incontenibles de besarlo.

- e-esta bien,  primero; no despedirás a nadie,  todos los que trabajamos aquí somos estudiantes,  segundo; estoy de acuerdo en lo del aumento de sueldo... pero para todos y,  tercero y ultimo... no te metas en mi camino - sintiendo temblar sus piernas.

- concedido... menos la ultima parte - agarrando el rostro del ojiazul entre sus manos rozo sus labios.

- ¡Naruto,  Naruto!!  ¿Estas ahí? ¿Qué sucede?  - gritaba Neji del otro lado de la puerta.

- ¡estoy bien! ¡Ya salgo! - haciendo a un lado al peligris y,  abriendo la puerta.

- ¿Por qué te encerraste?  Me dejaste solo en... oooh,  ya entiendo - al ver al peligris parado detrás del rubio.

- debo volver al trabajo,  con su permiso... jefe - pasando al lado del castaño hacia detrás de la barra,  donde era su lugar.

- ¿jefe? ¿Qué es eso de...? No puede ser,  imposible... - sintiendo unas manos sobre sus hombros.

- yo te lo explicare,  amor - dijo Shikamaru al oído del ojiblanco apartándolo de la entrada y llevándolo a una de las mesas.

- ¿cree que esa es la mejor manera de tenerlo?  Tu hermano necesita unas clasecitas de cómo conquistar a un hombre... urgentemente - protestaba el castaño al escuchar la explicación de su moreno.

- ni que lo digas,  esto es nuevo para él,  será mejor que no nos metamos en sus asuntos - tomando las manos del ojiblanco entre las suyas.

- Shikamaru,  no dejare que... - el moreno apretó sus manos.

- Kakashi en incapaz de hacerle daño a Naruto... créeme,  lo ama demasiado,  prométeme que no le dirás nada - suplicaba el moreno.

- verdaderamente,  Naruto es especial,  enamorar a un hombre que estuvo a punto de casarse con una mujer y hacerlo caer de este lado... es sorprendentemente increíble - mirando hacia la barra - debo volver al trabajo - dijo levantándose.

- ¿no se te olvida algo? - pregunto con media sonrisa en el rostro y jalando al castaño hacia él para besarlo en los labios - delicioso,  iremos a cenar cuando termine tu turno ¿de acuerdo? - el ojiblanco levanto su pulgar en acuerdo al alejarse de la mesa.

Kakashi se unió a su hermano mientras Naruto y Neji caminaban de punta a punta la barra atendiendo a la clientela con una sonrisa y mucho buen humor,  lo que hacia que al peligris se le encendiera la sangre cuando observaba al rubio devolver algún comentario hecho por un cliente mientras este trataba de acariciar la cara del rubio. Naruto sentía la mirada del peligris sobre él como si fueran dos hierros candentes,  después de una hora en esa situación sintió la necesidad de ir hasta el peligris y aclarar algunas cosas,  dejo el paño sobre la barra y decidido fue hasta la boca del león.

- ¿Por qué me estas vigilando? Yo solo sirvo los tragos... no los cobro,  por si piensas que puedo robarte,  porque sino,  no se explica el hecho de que me estés espiando - apoyando sus manos en la mesa.

- si hablamos de robo... ya lo hiciste - mirándolo a los ojos.

- ¿de que estas hablando? Dime si esto va a repetirse a diario,  no puedo trabajar en estas condiciones,  con un jefe que desconfía de mí - inclinándose involuntariamente un poco hacia delante atraído por los ojos del peligris.

- es en los demás en quienes no confió - acercando su rostro al rubio.

- ¡aaah, no se puede hablar contigo! ¡Demonios! Si quieres que llegue a detestarte,  estas haciendo un buen trabajo - regresando a la barra,  el peligris sonreía por el arrebato del rubio.

- definitivamente un arisco cachorro... mi cachorro,  yo seré tu cadena y collar para que solo me quieras a mi - susurraba mientras veía el reloj en su muñeca,  las diez,  hora de salida de su temperamental cachorro de inigualables ojos azules.

- saldré con Shikamaru,  regresare tarde... no me esperes despierto - sacando su bolso del casillero - ¿quieres que te dejemos en casa? - el rubio negó con la cabeza.

- quiero caminar un rato... quizás valla hasta el parque a respirar aire fresco,  el ambiente por aquí se puso algo turbio - el ojiblanco ya sabia por donde venia la cosa y,  quien era el responsable del mal humor de su amigo.

- cuídate de vuelta a casa ¿quieres? - advirtió el castaño sabiendo de antemano que su ángel guardián de pelo gris estaría pendiente de él.

- diviértete por mi - golpeando suavemente con su puño el hombro de Neji.

- a la orden - picando con sus dedos el estomago del rubio.

- ya sal de aquí - empujándolo fuera del cuarto de los casilleros.

Después que de que se despidiera de la pareja busco con la mirada al peligris en la mesa donde antes estaba ubicado,  se había ido,  hora de regresar,  pensó el ojiazul.

- "tal vez se aburrió,  que bueno... ya estaba al borde de sacar la bandera blanca,  ahora que lo pienso ¿Qué fue lo que le robe,  según él? Odio a la gente que habla a medias palabras todo el tiempo,  de todas las veces que he hablado con ese arrogante no he entendido ni la mitad... o yo soy estúpido,  o simplemente no hablamos el mismo idioma... en fin" - pensaba distraídamente mientras caminaba.

Olvidando que en estos tiempos hay que andar con cuatro ojos cuando se camina por la calle,  sobre todo de noche,  puede haber una sorpresa esperándote en cada esquina o callejón,  ni siquiera se había dado cuenta que el deportivo rojo de Kakashi lo había estado siguiendo desde que salió del bar,  como tampoco lo había hecho de tres figuras en las sombras del callejón por el que pasaba en esos momentos.

- justo lo que me receto el doctor - dijo un individuo saliendo de las sombras acompañado de otros dos.

- eres una cosita rica ¿jugamos un rato? - hablo otro poniendo su mano en el hombro del rubio.

El corazón del ojiazul empezó a acelerarse a un ritmo casi de infarto,  pensó en correr,  era bueno en eso,  pero los tres desconocidos lo rodeaban imposibilitándole una vía de escape,  el rápido acelerar de un auto se escucho en el silencio de la noche al igual que el frenazo en el pavimento dejando visibles marcas de neumáticos a la hora de detenerse al lado de donde el grupo se encontraba.

 - no se atrevan a tocarlo... él es mío - apartando al rubio y colocándolo tras él.

- entonces has fila... caballerito,  nosotros lo vimos primero - dijo el mas grande sacando una navaja del bolsillo trasero de su pantalón.

- ¿tienen seguro medico? Porque lo van a necesitar... caballeros - dijo con ironía el peligris.

- ¿te volviste loco? ¿Ya olvidaste como te fue la última vez? - susurraba Naruto mientras se sujetaba a la chaqueta del peligris por la espalda.

- confía en mi - susurro a su vez el peligris anteponiendo su brazo como barrera delante del rubio.

- ¿Qué? ¿Qué confíen en...? Oh, dios... estamos acabados - apretando sus puños en la tela.

- ¡apártate! - empujando al ojiazul al ver al grandote de la navaja venir hacia él.

Todo paso tan rápido que cuando el rubio reacciono al empujón del Hatake los tres individuos estaban inconscientes en la acera,  el peligris saco su celular de la chaqueta y,  oprimió tan solo una tecla.

- soy Hatake Kakashi... así es... lo usual,  bien,  espero - cortando la comunicación - ¿estas bien? - Agarrando de la mano al rubio y sentándolo encima del capo del auto - ya paso,  te dije que confiaras en mí - tomando el rostro del rubio entre sus manos.

-dime la verdad,  eres uno de esos superhéroes y,  estas de incognito - ironizo el ojiazul mirando los cuerpos en medio de la acera.

- soy mejor que eso - guiñando un ojo.

- supuse que eso dirías,  deberían postularte para el premio novel a la modestia - el peligris sonrió.

 - no existe tal premio - picando con su dedo la punta de la nariz del rubio.

- por ti,  lo inventarían - echando su cara hacia atrás al ver las intenciones del mayor por besarlo.

El sonido de una sirena lo interrumpió.

- Kakashi... - saludo uno de los policías de la patrulla sacando la cabeza por la ventanilla al estacionar delante  del deportivo rojo.

- sargento... - devolviendo el saludo,  el uniformado bajo del auto y estrecho la mano del Hatake al tiempo que lo abrazaba con la otra.

- nos encanta que nos ayudes en nuestro trabajo ¿Cuántas veces van en este mes,  cuatro,  cinco tal vez? - Hacia memoria el sargento mirando a los inconscientes en el suelo - comparado con el año pasado han disminuido bastante - haciendo señas al otro policía para que  pidiera una ambulancia.

- creo que estoy perdiendo mi atractivo - dijo el peligris sonriendo,  Naruto escuchaba con la boca abierta mientras su mirada pasaba del peligris al policía y viceversa.

- esta vez son tres... siempre dije que debiste ser policía en lugar de publicista - decía el sargento mientras se agachaba para echar un vistazo a los tres desafortunados, si,  desafortunados por haberse topado con el Hatake.

- uno de ellos tenia un arma blanca e intentaban abusar de este chico... suficiente para encerrarlos por un tiempo - señalando la navaja.

- ¿y el joven es...? - indagaba el sargento.

- yo... - comenzó diciendo el rubio.

- mi novio - se apresuro a decir el peligris,  la expresión del ojiazul era de total asombro.

- no le haga caso,  esta desvariando - negaba Naruto con sus manos - solo soy un simple transeúnte... es todo - sonriendo con nerviosismo.

- cariño,  no tienes porque negarlo... tarde o temprano,  todo el mundo se enterara - agarrándolo por la cintura y pegándolo a su cuerpo.

- pues felicidades... espero que te valla mejor que la vez anterior,  buenas noches y,  buena elección - dijo el sargento guiñándole un ojo al peligris - salúdame al cascarrabias de tu padre - se despidió el policía.

- lo hare,  tío - Naruto alzó sus manos al aire como sintiéndose en la dimensión desconocida y comenzó  caminar - sube al auto,  Naruto - ordeno mientras conducía a la misma velocidad que el rubio caminaba.

- ah no,  ¿para que aparezca otro tío tuyo acusándome de algo que ni siquiera aparece en el manual de crímenes conocidos? - sacudiendo sus brazos mientras hablaba y caminaba como un muñeco con la cuerda sobrepasada,  o sea,  a lo loco.

- despreocúpate,  hablare con mi tío "el juez" para que te de una corta condena - estacionando el auto junto a la acera,  habían llegado al frente del edificio del rubio.

- solo a mi me pasan estas cosas ¿Qué hice para merecer esto? - sacando las llaves del bolsillo.

- haber nacido hermoso... simplemente eso - sosteniendo la puerta que el rubio casi dejo serrar en su nariz.

- me mandare a hacer una cirugía plástica. Tal vez si me parezco a Frankestain me dejaran en paz - subiendo los peldaños.

- Umm... solo que en vez de besos,  te tiraran piedras e intentaran prenderte fuego - el rubio quedo inmóvil con la llave en la cerradura.

- eso seria... demasiado radical - abriendo la puerta del departamento.

- no desesperes,   algo se te ocurrirá - serrando la puerta tras él.

- como sea,  por cierto... ¡¿Cómo,  por todos los dioses del Olimpo, se te ocurrió decir semejante disparate?! - tirando el bolso sobre el sillón y encarando al peligris con los ojos echando chispas - lo único me  tranquiliza es el hecho de fue a tú tío,  si es que en verdad lo es,  a quien se lo dijiste, y conociendo lo engreído que eres,  seguramente lo habrá tomado como una broma tuya - dijo cruzando sus brazos para no dejar ver que sus manos temblaban.

- es mi tío,  lo juro... en cuanto a lo otro... así lo decidí - acercándose sin apartar sus ojos de los del rubio.

- jajajaja... esto es increíble,  los últimos días han sido los mas locos de toda mi vida,  jajaja... hasta parece cosa de cámara escondida - dejándose caer en sillón - muy buena la broma,  debo admitir - sujetando su estomago donde los avestruces,  si avestruces,  comenzaban a patear,  las mariposas se habían quedado pequeñas en comparación.

- ¿ya acabaste? - parándose delante del rubio.

- tu actuación merece un brindis,  pero tendrás que conformarte con una soda - con rastros de risa en sus labios.

- lo dije muy en serio,  Naruto - deteniéndolo en su camino a la cocina.

- por supuesto,  ¿Por qué no creerte? - Sonriéndole al peligris - ¿has escuchado la frase "si no puedes con el enemigo únete a él"?  Yo mate al autor - dijo el rubio hipotéticamente hablando,  claro. Lo que quería decir,  que no se dejaría manejar por el peligris tan fácilmente como él quisiera.

- ¿quieres que te convenza de que estoy hablando en serio? - pegándolo de la pared junto a la puerta de la cocina.

- nada de lo que hagas lo hará y,  será mejor que te marches,  buenas noches...  jefe - alejándolo de él y empujándolo hacia la puerta de salida.

- una cosa más... - agarrando inesperadamente al rubio por la cintura y besándolo con deseo acumulado desde que lo conoció.

- Wouu... creo que regrese muy temprano - dijo el ojiblanco al abrir la puerta y encontrarse con dicha escena.

- el señor Hatake ya se iba... ¿no es así? - pasando el brazo por sus labios limpiándolos,  dando a entender al peligris que no le interesaba en lo absoluto.

- hasta mañana,  preciosura - se despidió el peligris con una sonrisa en sus labios.

- ¿de que me perdí? - pregunto Neji haciendo un gesto gracioso en su cara.

- ¿quieres decir aparte de esto? Pues... casi pierdo mi virginidad a manos de tres inadaptados camino a casa,  fui salvado por un arrogante enfundado en su deportivo rojo,  que además,  tiene un tío policía y otro juez... lo que haría un trió fantástico,  si me lo preguntan,  como puedes ver... simple rutina - contaba el rubio aparentemente calmado.

- aguarda... ¿es verdad o chiste? - preguntaba el castaño con la mano en su frente.

- ¿acaso ves que me estoy riendo? Si eso te pareció gracioso espera a escuchar la ultima parte - sentándose en el sillón para hacer que sus piernas dejaran de temblar.

- Naruto... ¿te sientes bien? De repente te pusiste pálido - sentándose a su lado.

- miedo postraumático...  que alguien te amenace con un cuchillo,  no es lo que se diría...  divertido - temblando de cuerpo entero - aunque yo no fuera el blanco de dicho ataque - Neji lo abrazo para que dejara de temblar - y la parte mas estúpida de todo esto es que... me gane un novio con desequilibrio sexual ¿puedes creerlo? Me voy a dormir,  espero que cuando despierte ya no me encuentre en este mundo paralelo,  no me hagas caso...  solo estoy divagando,  buenas noches - dijo el rubio metiéndose en su cuarto.

- "en aquella ocasión cuando dije lo del noviazgo... no creí que se lo tomara tan en serio ¿Qué harás, Naruto? Él no desistirá... asunto complicado" - pensaba el castaño mientras se dirigía a su habitación.

El ojiazul estuvo toda la noche dando vueltas en su cama hasta que se quedo dormido a eso de la madrugada,  un desayuno rápido,  ya que a cierto rubio se le habían pegado las sabanas,  y una rápida salida hacia la universidad,  al llegar al aula todos los ojos se concentraron en el rubio,  Naruto camino hacia su asiento mirando a los lados extrañado por la actitud de sus compañeros de clase.

- ¿Qué rayos les pasa? ¿Por qué me miran así? - preguntaba en voz baja al ojiblanco.

- no noto nada fuera de lo usual,  aunque,  yo diría que...  - notando los cuchicheos de los otros alumnos a su alrededor.

- cielos... todavía continuo en la dimensión desconocida - sentándose sin ganas ante su pupitre.

- ignóralos - dijo Neji sentándose a su lado.

- ¿crees que eso sea posible? Me siento como un ídolo venido a menos - descansando sus brazos y cabeza sobre el pupitre.

Naruto deseaba que llegara la hora del termino de clases para salir de allí,  donde toda la mañana se había sentido como si fuera integrante de un circo de fenómenos,  de camino al trabajo no dejaba de pensar que algo no andaba bien.

- ¿Por qué presiento que me espera una sorpresa desagradable? - entrando en el bar donde todos los que se encontraban en el lugar a esa hora voltearon a verlo con curiosidad.

- esto si que no es normal - señalo con el dedo el ojiblanco.

El chico de turno tras la barra se le acerco con una gran sonrisa.

- felicidades - dijo el chico extendiéndole el periódico al rubio.

- ¡¿Qué rayos...?!! - grito el ojiazul mirando la primera plana del diario.

El castaño le arrebato de las manos el informativo para ver que era lo que había alterado tanto a su amigo,  Neji abrió sus ojos como platos al leer el encabezado acompañado de una fotografía de Naruto,  los asistentes al sacrosanto lugar,  para muchos,  comenzaron a aplaudir y felicitar al desconcertado y furioso rubio.

- vaya que tiene agallas... a pesar de que lo estoy viendo,  no puedo creerlo - comentaba el ojiblanco sin apartar su vista del periódico.

- ¡escuchen!! - gritó el rubio llamando la atención de todos - es solo una broma,  adelantaron el día de los inocentes este año,  es todo - sonriendo con sus dientes apretados y  dirigiéndose a los casilleros con Neji tras él.

-  ¡esta loco!! Ya se a que se debían todas esas miradas... ¡lo sabia,  demonios!! Sabía que algo extraño estaba pasando,  lo matare,  no...  mejor hago que lo encierren por insuficiencia mental... ¡¿Dónde rayos consiguió esa fotografía?! - dándole un portazo al casillero.

- saliste muy bien,  eres bastante fotogénico - decía el castaño poniendo el periódico delante de la cara del rubio.

- ¡¡Neji!!! - arrancándole el diario y haciéndolo trocitos de papel para luego desparramarlos encima de la cabeza del castaño.

El Hatake se había tomado la libertad de anunciar públicamente el noviazgo con el ojiazul en primera plana y a todo color en los principales diarios de la ciudad,  a medida que avanzaba la tarde cada cliente que entraba al establecimiento felicitaba al rubio haciéndole toda clase de preguntas a las que a todas contestaba con la misma frase de  "solo es una broma",  y de mal gusto,  pensaba el rubio. Un par de horas mas tarde...

- por ahí viene tu romeo - señalaba el castaño con su cabeza.

- perfecto,  hora de aclarar algunas cosas - saliendo de la barra y dirigiéndose al encuentro del peligris.

- antes de que digas nada... - agarrándolo de sorpresa y besándolo de saludo,  los aplausos,  silbidos y,  vítores no se hicieron esperar.

- ¡apártate,  baka!!  Quiero que me expliques lo de... - el peligris lo puso a su lado agarrándolo de la cintura.

- ¡quiero que hagamos un brindis! - Dirigiéndose a todos los presentes y tomando una bebida de la bandeja de uno de los camareros que paso a su lado - "por mi y mi prometido" - alzando el vaso ante todos - ¡hoy todos los tragos van por cuenta de la casa! - a modo de celebración.

- ¡salud! - gritaron todos a la vez.

- ¡Oye! ¡Espera!! - grito el rubio tratando de alcanzar el vaso en la mano del peligris.

- ven aquí,  mi cachorro consentido - haciéndose de la mano del rubio para conducirlo al lugar que siempre ocupaba - no enfrente,  te sentaras a mi lado - metiéndolo al rincón de la mesa y sacando algo de su bolsillo lo coloco sobre la superficie junto con una rosa roja.

- ¿es eso lo que creo que es? - viendo la pequeña caja de terciopelo rojo en la mesa - jajaja... - reía mientras los nervios se lo comían por dentro - ¿hasta donde pretendes llevar esta broma? - tratando de que su voz sonara segura.

- hasta el lecho nupcial,  por supuesto - dijo abriendo la cajita de terciopelo.

- se que haces esto...  para desquitarte con tu novia - sintiendo una punzada en su pecho,  por primer vez,  alguien había conseguido entrar en su corazón y sentía que todo se desmoronaba con lo que él pensaba era una farsa bastante cruel - llévaselo a ella,  estoy seguro que te recibirá con los brazos abiertos - serrando la cajita y saltando por encima de la mesa salió corriendo hacia la calle.

- es él,  andando - le dijo un sujeto de traje negro a su compañero.

- ¿Quiénes son ustedes? ¡Aaahg...! - grito con dolor el rubio.

Un fuerte golpe en su estomago y otro en la cara lo derribo haciéndole caer sobre la acera al lado de un auto negro, donde fue introducido rápidamente por los dos desconocidos para seguidamente tapar la nariz del ojiazul con un pañuelo mojado en cloroformo haciéndole perder el sentido.  El peligris llego a la salida cuando el auto aceleraba con prisa dejando huellas en el pavimento,  su corazón   dio un vuelco dentro de su pecho,  rápidamente abordo su deportivo,  sabia exactamente a donde dirigirse.

- ¿Dónde estoy? - tratando de enfocar su vista en lo que lo rodeaba,  trato de moverse pero tanto sus manos como sus pies estaban atados a una silla.

- por fin despiertas - dijo una voz femenina enfrente de él.

- esa voz... la conozco,  eres tu... la ex del arrogante - dijo con sorna a pesar de su situación.

- no por mucho tiempo,  eres un intruso en este asunto,  una piedra en mi zapato - levantándose de una silla frente al rubio y,  caminando a su alrededor.

- apuesto que no te causo mucha gracia la primicia del día ¿cierto? - la descartada por el peligris se inclino hacia la cara del rubio.

- te apartaras del camino o yo lo are por ti,  te quiero lejos de mi Kakashi... o lo lamentaras - alzando la barbilla de su rival con su dedo.

- después de lidiar cada día con gente que quisiera tenerme de mascota sexual en su cama... tú eres tan solo un paseo - mirando desafiantemente a la chica frente a él - gracias - la Haruno lo miro extrañada por la palabra.

- ¿Por qué? - pregunto cruzando sus brazos con altivez.

- hiciste que me decidiera en algo que antes me parecía ilógico... no puedo escapar de él y,  tampoco quiero seguir haciéndolo,  lo amo...  me lo quedare y,  tú simplemente perdiste la oportunidad... ahora me pertenece... es mío - dijo seriamente.

- lo veremos - dijo la Haruno saliendo del lugar donde retenía al rubio.

 La mansión de los Haruno era su objetivo,  solo le tomo diez minutos llegar allí sin matarse por el camino,  ya que traía su vehículo a todo lo que daba y no había respetado ni una sola señal de transito durante el trayecto,  el frenazo delante de la reja de entrada de la mansión se escucho a barias calles,  bajo del auto y pego su dedo al timbre hasta casi quemarlo,  el servicio de la casa respondió la llamada abriendo la reja,  ni siquiera se molesto en regresar al auto,  realizo todo el camino corriendo a través del jardín hasta llegar a la entrada principal.

- adelante,  señor - siendo recibido en la puerta por una de las doncellas de servicio - la señorita Sakura lo espera,  por aquí - señalaba la muchacha.

- apuesto a que si - con los puños apretados y cara de asesino en serie.

- mi amor,  viniste - agarrándose del cuello del peligris.

- ¿Dónde esta? - empujándola y agarrándola por el cuello con una de sus manos.

- ¿Quién? ¿De que hablas? - sujetando el brazo de Kakashi con las suyas.

- no insultes mi inteligencia,  sabes perfectamente que te hablo de Naruto - haciendo presión en el cuello de la Haruno - tienes diez segundos antes de que te rompa el cuello como a una urraca escandalosa  y,  ruega a dios porque no tenga ni un solo rasguño en su cuerpo o,  tú y tu familia conocerán lo que es limpiar sanitarios para poder vivir,  serpiente rastrera - continuando con la presión,  la chica roja por la falta de aire señalaba con su mano la dirección en donde el rubio se encontraba ya que no podía hablar.

El peligris saco su teléfono del bolsillo y marco un número,  agarro a la Haruno por el brazo y se dirigió al lugar que le había señalado la chica a duras penas,  abrió la puerta del sótano encandilando los ojos de Naruto ya que se encontraba a oscuras dentro de ese lugar.

- ¿mas visitas? - parpadeando para acostumbrar sus ojos a la luz que se filtraba a los lados de la figura en la entrada.

- y yo que pensé que te alegrarías de verme - la voz del peligris le devolvió el alma al cuerpo como si fuera un trago de agua vendita.

- nunca me dejaras en paz ¿cierto? - pregunto el ojiazul con una sonrisa en sus labios.

- ya deberías saberlo... eres mío,  cachorro - encendiendo la luz en el techo encima de la cabeza del rubio con una cadena que pendía al lado del bombillo,  el peligris miro hacia la Haruno con ira en sus ojos al ver la mejilla golpeada de su arisco cachorro,  el Hatake paso sus dedos suavemente por el golpe de la mejilla del rubio.

- Mmm... eso duele -  haciendo movimientos con su mandíbula - al menos,  no me dejaron sin dentadura ¿Por qué tardaste tanto? Me daré de baja en el club de tus fans - bromeaba el rubio mientras Kakashi lo desataba.

- mi traje para volar esta en la tintorería - tomándole la mano para levantarlo de la silla.

- aaah... creo que tendré que comer papilla por un tiempo - agarrándose el estomago, donde antes lo habían golpeado - eso que dicen de la hospitalidad de los ricos es un fraude... pondré una queja - dijo envalentonado,  sabia que las consecuencias de todo eso vendrían mas tarde.

- cada vez que recibo una de tus llamadas,  en la estación hacen apuestas,  Kakashi - dijo el sargento,  tío,  del peligris entrando al sótano - detengan a la señorita por asalto y secuestro - ordeno a los dos policías que lo acompañaban - alguien debió decirle que los novios de los Hatake no se tocan ¿cierto sobrino? - guiñándole un ojo al peligris.

- por cierto... ¿Cómo esta tío Orochimaru? - pregunto con interés y a propósito el peligris.

- en casa esperándome,  iba para allá cuando recibí tu llamada,  ya lo conoces,  no puede dormir si no estoy a su lado,  cuida mucho a esa cosita rubia tuya,  nos veremos - saliendo de la mansión con una presa a la que tenia ganas de hincarle el diente desde que abandonara a su sobrino en el altar.

- con que él también es... - entrando en el deportivo rojo ayudado por el mayor.

- ¿te sorprende? - sentándose al volante.

- no,  solo me desconcierta,  ahora entiendo... eres el único que se salió del patrón - apoyando su cabeza hacia atrás en el respaldar del asiento serrando sus ojos.

- te llevaré al hospital,  quiero que te revisen esos golpes - pasando el reverso de su mano por la mejilla del rubio.

- solo llévame a casa... Kakashi - adormeciéndose a causa de restos del cloroformo en su cuerpo.

- dijiste mi nombre... no arrogante ni baka,  solo mi nombre,  gracias mi hermoso rubio... no sabes lo que significa para mi - agarrando la mano del ojiazul y besándola con la felicidad recorriendo su cuerpo. 

Al fin una rendija se había abierto en el caparazón del ojiazul y pensaba aprovecharla al máximo,  llegaron ante el edificio de departamentos del rubio,  Kakashi se bajo y dio la vuelta para abrir la puerta del auto al ojiazul,  aun seguía adormilado,  puesto que no estaba en condiciones para caminar lo cargo en sus brazos los dos pisos hasta el departamento,  metió la mano en su bolsillo sacando la llave para abrir la puerta,  el rubio abrió sus ojos sacudiendo su cabeza para aclararse un poco.

- así conseguiste la fotografía... de seguro sabes también lo que tengo en mi cuenta bancaria - entrando al departamento.

- si,  estas quebrado - llevándolo hasta la habitación,  que conocía muy bien y,  sentándolo en la cama.

- bueno,  después de pagar cuentas,  la universidad... y por supuesto,  mi deuda,  es lógico que lo este - quitándose con dificultad la camiseta,  sentía el cuerpo molido como si hubiera sido atropellado.

- déjame a mí - quitándose la chaqueta y dejándola a un lado ayudo al rubio con su camiseta y zapatos para luego recostarlo en la cama,  cuando lo intento con el pantalón...

- yo no te quite el tuyo - deteniendo la mano del peligris.

- yo doy las ordenes ahora - apartando la mano del rubio a un lado de su cuerpo.

- recuerdo esta escena,  solo que antes fue a la inversa - arrugando con sus dedos la manta al sentir las manos del mayor deslizarse por sus muslos y pierna junto con el pantalón.

- aguarda un momento - dirigiéndose al baño.

- s-seguro,  tárdate todo lo que quieras... no hay problema - haciéndole señas con su mano para que siguiera.

El rubio observo la chaqueta de Kakashi sobre la cama y sentándose la tomo en sus manos y la paso por su rostro con sus ojos serrados,  se encogió al sentir un pinchazo en el pecho producido por una de las espinas del tallo de la rosa que sobresalía de   uno de los bolsillos de la prenda,  Naruto metió sus dedos en el interior con delicadeza para no maltratar la flor que había sido destinada para él,  topándose con la cajita de terciopelo rojo la puso sobre la palma de una de sus manos y la acaricio con la yema de sus dedos percibiendo la suavidad de la tela en ellas,  decidido la abrió y saco la anillo de oro con su nombre escrito en pequeños diamante,  lo observo detenidamente mientras él también era, a la vez,  observado por el peligris desde la puerta del baño.

- ¿te agrada? - del susto tanto el anillo como la cajita cayeron de sus manos al piso,  se apresuro,  en lo que pudo,  para recogerlos y poner el anillo en su lugar y serrar  la caja de nuevo.

- Umm... bonito, pero,  cuanto dinero desperdiciado,  hubiera bastado con un simple... te amo,  Naruto - la cara del peligris no era un poema sino una opera completa - di algo... no ves que es muy embarazoso estarse declarando a alguien  vistiendo solo paños menores - dejando la rosa y la caja de terciopelo sobre la cama se acerco al peligris - te amo,  Kakashi... ¿ves? Es simple - con una linda sonrisa.

- mi Naruto... mi arisco cachorro - abrazándolo con fuerza a su cuerpo.

- Auu,  no tan apretado o tendrás a un empleado de reposo - aun le dolía el golpe recibido.

- lo siento,  pero es que... me he estado reprimiendo desde que te conocí,  no sabes las veces que he querido saltar sobre ti y devorarte completo,  mis dos cachitos de cielo - besando los labios de su rubio como no queriendo separarlos jamás.

- aun no estoy del todo convencido de esto,  Mmm... ¿Qué tal que salgas detrás de cualquier falda que se te atreviese? - inflando sus cachetes.

- solo si eres tú el que la lleva puesta - besando el cuello del rubio.

- no voy a vestirme de mujer para ti... nunca - pasando sus brazos por el cuello del peligris.

- esa fue la parte falsa de mi vida...  tú eres lo real,  lo palpable... lo eterno para mi - cargándolo en sus brazos hasta la cama donde con mucho cuidado de no hacerle daño se recostó sobre él - la felicidad,  el deseo y,  la pasión es lo único de lo que me encargare que tengas en abundancia,  mi amor - besando los parpados  de los dos cachitos de cielo.

- te lo devolveré con intereses,  mi fanático de lo azul - desabrochando la camisa de Kakashi y pasando sus manos por el pecho de este,  a lo que el peligris serró sus ojos embelesado por la caricia.

- desde que me recogiste aquella noche...  soñé con hacerte el amor en esta cama llena con tu delicioso aroma - pasando sus manos por los pezones del rubio.

Sentado sobre las caderas de Naruto tomo las manos de este y las llevó hacia el cinturón de su pantalón acariciando los brazos de su ojiazul mientras este se deshacía de la pieza de cuero y bajaba el cierre,  con ambos en ropa interior el juego comenzó,  era la primera vez que el peligris acariciaba el cuerpo de otro hombre pero siendo él  uno,  también,  sabia donde tocar o acariciar para sacar gemidos de su rubio,  chupaba los rosados pezones mientras pasaba una de sus manos por el miembro del ojiazul sobre la tela de su ropa interior.

- K-Kakashi... - el peligris atendió a la suplica de su cachorro quitando la prenda y acariciando un poco el erguido miembro antes de meterlo en su boca, como el bocado mas fino,  mientras acariciaba sus tensos muslos a causa del placer que sentía - n-no... aguantare mucho mas,  Kakashi - lo que le hizo al peligris aumentar el ritmo hasta que entre espasmos y gemidos el rubio se corrió en su boca.

- veo que te agrado... mi ojos azules - echándose sobre el rubio para besarlo con pasión.

- estas... ¿estas seguro de que no has hecho esto antes? - con su respiración entrecortada por el placer que aun sentía.

- es lo que tu provocas que haga,  con este cuerpo de ensueño que tienes... aparte de que me he documentado sobre el asunto desde que entraste en mi vida,  sabia que experimentaría esto por primera vez contigo - dejando libre a su miembro de la prisión de tela y metiendo sus dedos en la boca del rubio.

Ver a Naruto chupar sus dedos encendió aun más la sangre del Hatake,  las ansias y el deseo de estar dentro de su rubio crecían y crecían a velocidad luz. Nada de lo que había leído se comparaba a lo real del momento,  uno a uno sus dedos fueron introducidos con cuidado en las entrañas de su cachorrito hasta tenerlo listo a recibir la hombría del peligris,  quien se adentro en lo que nunca creyó tan delicioso y placentero,  algún que otro quejido,  al principio,  del rubio,  lo hacían ir con cuidado hasta que los jadeos de placer de su ojiazul le dieron la pauta para emplearse a fondo tal como su cuerpo se lo pedía,  besos y,  caricias desenfrenadas por parte de ambos iban y venían con un deseo mas allá de la carne,  corazones y almas se juntaron al llegar el gran final con sus nombres entre gemidos saliendo de sus bocas, el peligris dejo caer su cuerpo sudoroso y temblante sobre el rubio para recuperar su perdida respiración.

- t-te amo... mis dos cachitos de cielo - besando los temblorosos labios de su rubio.

- y yo a ti... aun no puedo creer...  que te conocí tan solo hace unos días,  estuve huyendo de lo que sentía hasta que no pude correr mas... eres un... buen... cazador... Mmm... - quedándose dormido.

Los acontecimientos del día,  como los golpes,  el miedo camuflado de ironía más la excitación y el placer de una relación verdadera hicieron sucumbir al ojiazul llevándolo al mundo de los sueños,  el peligris lo observaba feliz por la tarea cumplida,  al fin tenia lo que tanto había deseado desde que cruzara caminos con su rubio,  se levanto y fue al baño para asearse un poco y de camino tomo una toalla humedecida en agua tibia para limpiar a su cachorrito y que durmiera mas cómodo, dos objetos, olvidados,  en el piso llamaron su atención. Recogiéndolos los coloco sobre la almohada mientras aseaba a Naruto,  luego de eso puso el anillo en uno de los dedos del ojiazul besando sus manos para después cubrirlo con la manta luego de acostarse junto a él,  pasaba la delicada rosa por las mejillas de su ojiazul deleitándose con la pacifica expresión de su rostro al dormir mientras lo abrazaba a su cuerpo hasta quedarse dormido también.

- donde se habrá metido ese tonto... lo voy a golpear por desaparecer de esa manera,  rayos - protestaba el ojiblanco abriendo la puerta del departamento.

- deja de preocuparte,  seguramente anda con Kakashi... no lo dejaría solo ni por asomo - tranquilizaba Shikamaru a su novio.

El moreno permaneció en la sala mientras el Hyuuga se dirigió a la habitación de su terco amigo,  asomo su cabeza por la puerta entreabierta y quedo boquiabierto con la escena frente a él,  con cuidado de no hacer ruido,  serró la puerta y regreso a la sala donde el moreno aguardaba.

- esta noche dormiré en tu casa - agarrando la mano del ojinegro - o tal vez... no te deje dormir nada en toda la noche - guiñándole uno de sus blancos ojos al cola de caballo.

- ¿a que esperamos entonces? - jalando la mano de Neji y bajando las escaleras como un rayo,  lo demás pueden imaginárselo.

Dos parejas,  cuatro amores y,  un camino en su comienzo... un camino que recorrerían juntos y para siempre.

 

FIN.

                                                     Nessa Yaoi

 

Notas finales:

¿que tal niñas y niños? lo se,  se que me pase como treinta calles con este fic,  no se quejen o para el proximo lo partire en capitulos y,  los subire cada cuanto no se para que sufran,  es broma.

espero les halla gustado y no sean flojos a la hora de mandar sus comentarios,  pues a pesar de mis esfuerzos poe entretenerlos,  han sido escasos.

No importa,  igual seguire escribiendo y ustedes leyendo.

Nos veremos pronto,  se los aseguro,  cuidense mucho y besossss para todos.  Chaitoooo

                                                   Nessa Yaoi


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