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Heart of sword por Sacred Angel

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                  Capitulo 1: Te conocí en una espada

Hola, los saluda Sacred Angel nn soy nueva aquí poniendo fics, así que les traigo un fic yaoi de Kai y Takao, mi pareja favorita, espero que lo disfruten, consta de 4 capítulos

Ja ne.

Tema de entrada: Michael Jackson-human nature

Como era de costumbre, cada semana, en casa de los Kinomiya, se hacía la limpieza de la casa. Así que el abuelo, siendo tan viejo, le pedía “amablemente” (a espadazos y persecuciones) a su nieto, que le ayudara con los lugares más difíciles, sin olvidar aquél no menos importante de todos: la bodega.

--¡Pequeño, es tiempo ya, en marcha, arriba, arriba!—el “pequeño”, en esos momentos, se encontraba como siempre, estudiando y haciendo tarea O.o. Era raro ver a Takao haciendo eso, claro estaba, pero sin duda, el paso del tiempo había hecho que cambiara su forma de actuar ante la vida. Takao había madurado.

--¡bof, abuelo, por que hoy, ¿no podéis dejarlo para…mañana?!—le sonreía de manera disimulada, pues esa sonrisa tan dulce pocas veces le fallaba para convencer al abuelo; aunque, se podría decir que esta vez no. Sin más que dar, lo arrastró de la chaqueta por todo el suelo, hasta la entrada del patio, donde se encontraba su mayor preocupación: la bodega.

--¡bof, de acuerdo, lo haré, lo haré, pero deja de asfixiarme!

--así está mejor

--¡O.o, últimamente el abuelo ha sido muy duro conmigo, jajaja, pero la próxima vez Takao Kinomiya vencerá!

--¡Que vencerá ni que ocho cuernos, empezaos de una vez, además, eso te servirá como parte de la siguiente etapa del entrenamiento, Seiryuu!

--¡Ya deja de llamarme así, sabes que…jamás llegaré a superar los poderes de ese guerrero!

Habiendo entrado a la habitación, comenzó la ardua labor de limpieza (la bodega era un lugar lleno de cuanto objeto uno pudiese imaginar, con mas razón duraría largo rato ahí). Y después de un rato, entre tantas antigüedades, y sin olvidar las palabras de su senil abuelo: “no olvides limpiar cada una de las antigüedades, y ten especial cuidado con las que se encuentran selladas con un pergamino, en caso contrario de que se caiga dicho conjuro, agarra la libreta de pergaminos que hay en una de las cajas de la entrada”. Tomó muy en cuenta aquellos sellos, pero desafortunadamente, sin esperárselo, los pergaminos se habían acabado, y para su mala suerte, el último objeto de esa hilera que estaba limpiando (una espada muy antigua, al parecer la mas vieja de todos los objetos, con un lazo de color rojo y azul adornando el mango) había despertado sus poderes.

--¡Rayos, que he hecho, y ahora como la sello!— (supo la liberación del poder por medio de un cosquilleo que recorrió todo su cuerpo) sin la alternativa de abstenerse a la ayuda del anciano, (pues era parte de su entrenamiento que hiciera las cosas por si mismo) lo llamó, pero como no respondió, al menos intentó lo que no debía. Le quitó uno de los sellos a otro objeto, y se lo puso a la espada (mal hecho, muy mal hecho).

--¡listo, nn, la espada está sellada!—o al menos eso era lo que pensaba.

Por fin terminada la limpieza semanal de la bodega, se dispuso a salir, cuando accidentalmente tropezó con la botella del limpiador, haciendo que la espada le cayese encima, (golpeándole la espalda) junto con parte de los demás objetos.

--O.O, ¡ouch! . --tremendos problemas en los que se metería, cuando el abuelo supiera lo que había hecho.

--T.T, ¡y ahora como le haré!—mientras hacía lo que podía para levantarse de la tumba de objetos, sacó con cuidado la espada, quien extrañamente lo había tenido hipnotizado hacia ella, al momento de despertar sus poderes, ya que era lo que mas cuidaba.

--¡Genial, he podido salir, pero todo sigue igual T.T!

Le tomó una hora más el realizar la limpieza, cuando el abuelo lo descubrió, con la espada en las manos, y lágrimas en los ojos.

--¡Takao! ¡Suelta la espada!—se la tiró de las manos, agarrándoselas para después abrazarlo.

--a…abuelo—fue lo único que el moreno decía, después de tanto dolor que la espada le había causado.

Una serie de visiones eran lo que la espada le había mostrado, visiones del que parecía ser su dueño: un muchacho de mayor edad que él, largos cabellos (hasta la cadera), tan blancos como la luna, y unos enigmáticos y hermosos ojos color carmesí, que con la noche cambiaban a un azul zafiro. De piel blanca, y una insignia en forma de dragón (en su frente), que rara vez aparecía.

--O.O es…es hermoso—dichas visiones, tocaron su corazón, robándole el sentimiento, que en esos instantes tenía.

Todo el mes, se la pasó pensando en la única persona de la que se había enamorado, una chica de su misma edad, compañera de clases. Ambos eran novios, pero por azares del destino, se tuvieron que separar; los padres de la chica tuvieron que mudarse lejos, y un día antes de su viaje, ella cortó la relación, destrozando el corazón del chico.

Al momento de robarle el sentimiento, se lo regresó, haciendo que se enamorara de aquél joven. Cosa que no le agrado del todo.

--¡Queee!

--así es

--¡creo q se te zafó un tornillo, como crees esas cosas, yo no soy de esas personas!—tanto se había alterado, que lo único que pudo hacer, (cosa que demostraba lo contrario de lo que decía) fue llorar.

--¡yo…jamás me enamoraría de un hombre!—gritaba, refugiándose en su habitación, entre los libros de lectura que tenía, y la foto de aquella chica.

Cada noche era lo mismo, y visión tras visión, algo en el corazón del moreno cambiaba, uniéndolo en cierta forma a ese misterioso muchacho.

Inicio de la aventura: Boowy-Cloudy heart

Llegando la mañana, y camino a la escuela, con una manzana en la boca, y una mirada cada vez mas cansada y extrañamente sombría, iba el moreno. Mientras pasaba cada uno de los lugares que daban más rápido a la escuela, en bicicleta. Y siempre, al llegar a casa, lucía igual de triste. Hasta que el abuelo, cierto día lo notó.

--¡Bienvenido a casa, pequeño, acaba de llegar el correo!—le mostraba la carta que le correspondía a él.

--que bien, abuelo—pero el chico solo atinaba a disimular la sonrisa, con los ojos un poco cansados.

--¿Pasa algo?—le preguntaba intrigado

--no, abuelo, es solo que, no estoy de ánimos—subía a su alcoba, dejando al entrar, la mochila en la cama, mientras se sentaba en el escritorio de dibujo, para leer la carta, aún sin ánimos.

--¿Por qué me siento tan…cansado?—terminando de leer la carta, sin finalizarla, se quedó profundamente dormido, y entre sueños…

Navegó a través de aquella época en la que se establecería el “futuro encuentro”, (una época muy antigua al parecer, los tiempos de la era Tokujin), y sin saber lo que pasaría, se encontró con “él”, en medio de una guerra, y justo como se lo esperaba, el estaba entre el blanco. Apenas hubiendose dado cuenta de eso, ya se encontraba en brazos del anfitrión de su antiguo cuento.

--¿Te encuentras bien?—le preguntaba, dirigiendo su fría y seria mirada al menor, quien al verlo, instintivamente reaccionó a sonrojarse, por lo que desvió la mirada, para evitar que lo viese

--¡s-si!

Minutos después, de vagar entre árbol y árbol, al fin lo hubo bajado, cuando desafortunadamente, el moreno cayó en un profundo sueño (fruto de la hermosa silueta que en brazos lo tenía), ¿Por qué pasó esto?, ni él mismo lo comprendía, mientras que el susodicho, se encontraba algo confuso, pero a mas no poder, lo dejó en el árbol, mientras continuaba con la ardua batalla.

Árbol tras árbol, flechas por aquí y por allá, y un centenar de espadazos, con una velocidad parecida a la de la luz, era lo que cierto moreno veía. Un verdadero combate, en el que por desgracia, estaba a punto de perder su pobre y triste vida.

--¿Por qué estoy aquí?—llegó a pensar incluso que no era del todo un sueño, pues lo que sentía ahí, en carne propia también lo sentía igual.

Después de un par de segundos, notó lo solo que se había quedado, y muy enojado, trató de bajarse del árbol al que “extrañamente” (bien lo sabía) había parado. A todo esto, buscó la salida de dicha época, pero solo atinó a perderse mas, haciéndose heridas de por medio en gran parte del cuerpo (con enredaderas y demás cosas, además de sustos por parte de los extraños ruidos que se oían en ese bosque) fuera del sueño se agradecía estar aún con vida, sin contar lo asustado que estaba.

Al fin logrado lo que no quería, se sentó bajo la sombra de un árbol, sin darse cuenta de que quien estaba a su lado, era aquél “príncipe”, o “demonio”, (si así se le podría decir, con tan penetrante mirada que tenía); lo veía de pies a cabeza, mientras el dichoso moreno, se acomodaba para después comenzar a entristecer los dos ojos que tenía por cristales.

--¡ah, es inútil, me he perdido, ya me cansé de tanto caminar!—la noche comenzaba a llegar, y al parecer, el cielo no tenía buena pinta, las nubes se empezaban a ennegrecer, y un chico moreno, yacía con la cara mas triste de todas.

El otro simplemente tenía curiosidad, de ver quien era la extraña pero atractiva personita que lo visitaba, después de tantos años, 300 años para ser exacto. Y para averiguarlo, le dio refugio en su “guarida”, quizás hasta que llegara la mañana descubriría todas y cada una de sus intenciones por estar ahí. Tan solo eso le hizo pensar, que después de todo, no estaba del todo mal volver a divertirse como en aquellos tiempos. Aquellos tiempos, justo antes de que su amada doncella se desvaneciera por completo de sus manos, en un mundo de oscuras tinieblas, y su corazón se congelara. Ya no deseaba amar, sin duda, y he ahí la principal razón de la fría mirada que tenía. Pero, algo le decía a su corazón, que aquél traicionero sentimiento estaba regresando, y se apoderaba a cada instante de él; todo dio inició, al conocer a ese chico de azulada mirada. Que al parecer, extrañamente, se le hacía muy familiar.

Llegó la mañana, y cuando despertó, se dio cuenta de que se encontraba completamente solo, y lo que mas le preocupaba, era saber por que estaba en esa época. Tal vez pudo descubrir un poco, pues al ver hacia la mesa que ahí había, se encontró con aquella sorpresa tan esperada, la espada.

--¿pero como llegó esta espada hasta aquí, y por que estoy en esta casa?

--por que yo te traje aquí, y esa espada, es mía—le respondía cierto ángel-demonio blanco, que entraba con fruta en las manos.

--toma, debes tener hambre—le lanzaba una manzana

--¿Co…como te llamas?

--Zaeta

--pero si se parece tanto a él, sus ojos, su carácter, ¡ja, tan amargado como él!

--¿Cómo quien?—interrumpía sus pensamientos, viéndolo mas feo de lo que ya lo veía

--¡O.OUps, se armó la gorda, jajaja, como…como nadie, creo que me estoy volviendo loco eso parece. ¡Por que, como es posible que se parezca tanto a él, se supone que estamos en épocas diferentes. No, no puede ser él! Además, él se encuentra de viaje

--déjame hacerte nuevamente la pregunta, ¿a quien…te refieres?

--O.O¡co…como sabe lo que estoy pensando, acaso este sujeto es… ¿es psíquico?!

--Ciertamente, se podría decir que así es—lo miraba burlón— ¡así que ten mucho cuidado con lo que piensas, niño, ja!

--O.O ¡oh, cielos, no podré pensar durante las próximas lunas!—decía lunas, por que sabía que era un sueño

--¡jajaja, no te lo tomes tan enserio, puede que te vuelvas loco, o peor aún que te quedes traumado!

--¡a…a donde vas, piensas dejarme aquí solo!

--si, o no querrás que te lleve conmigo todo el tiempo, ¿o si?—se le acercó demasiado, tanto como para hacer que se sonrojara y le desviara la mirada, cosa que le sorprendió un poco al mayor, quien lo retaba aún mas, con la mirada tan traviesa que le ponía

--¡jajaja, no me digas que me tienes miedo!

--¡ja, claro que…n-no!—al final, sin mas remedio, dejó que lo siguiera, con la intención de que cerrara la boca durante el camino. Lo único para lo que la abría, era para preguntarle acerca de la espada, cosa que de lo que no supo mucho.

--¿Quién te dio la espada?, pe-perdón por la pregunta—el otro lo miraba serio, pero atento a su pregunta

--un viejo amigo de la infancia

--¿Por qué…por que estás aquí, tu solo?

--el pueblo que antes existía aquí desapareció, a causa de un poder desconocido, la persona que me dio la espada me protegió, y al salvarme, fui el único que quedó

--entiendo—seguía mirándolo con la misma intensidad, mientras observaba hacia el frente, a intervalos

--¿Cuál es tu nombre?

--Takao, Takao Kinomiya—inmediatamente, el mayor se percató del apellido de su acompañante, cosa que le dio la conclusión de la razón por la que le hallaba parecido a un antiguo enemigo.

--¿has dicho, Kinomiya?

--si, ¿Por qué te sorprendes?

--no, por nada. ¿Por qué estás aquí, de donde has venido?

--la verdad es que no se exactamente como es posible todo esto, por eso te pregunté que quien te había dado la espada, es que, como decírtelo. Verás, es una larga historia. A decir verdad, la espada es la que me trajo aquí—el otro seguía sin comprenderlo

--si, estás confundido, yo igual, es que se supone que TU espada, está en la bodega de mi casa, así parece, pero no se como fue que llegó aquí

--dame tu mano—a todo eso, intentó dibujarle un hechizo al moreno, para ver lo que resultaba, y justo como lo pensaba, la figura que había dibujado en su palma (una especie de anagrama), despareció.

--la espada siempre ha estado aquí, lo que pasa es que tu tienes la espada tiempo mas adelante, después de la desaparición de esta época.

--¡entonces tu…tu tienes mas…mas edad que yooo!

--si. Ya te habías tardado.

--me parece increíble, si se ve de su misma edad

--¡me estás diciendo viejo!¬¬

--¡jajaja!—reía de nerviosismo ante la mirada del mayor--¡no, claro que no, lo has malentendido, mira, lo que pasa es que…tu tienes un parecido enorme a un compañero que conozco

--¿Cómo se llama?—le preguntaba intrigado, mientras se le quedaba viendo a los ojos, le daba curiosidad ver por que había algo que lo distinguía de su ancestro y antecesor

--¡e-este!—lucía nervioso--¡Kai…Hiwatari!—rápidamente, se separó de él, sorprendiéndose aún mas

--este chico es el sucesor de Heero Kinomiya, no puedo equivocarme —todo concordaba con lo que pensaba, sobre todo, el hecho de que conociera a su sucesor, o sea, Kai.

--¿Heero?, ¿Quién es él?

--o.O. ¿Cómo supiste eso?

--¡jeje, supongo que si te toco, tengo tus poderes no! como me lo suponía, tu no eres humano

--¿a que te refieres?

--si no, como fue entonces que obtuve tu poder. Si, mi abuelo me lo dijo, “aquellos que no sean humanos, y reciban el contacto de uno, estos transferirán sus poderes al otro”. Justo como nos pasó a los dos

--¡eso es absurdo!

--¡ja, asombroso, diría yo!

--¡bueno, bueno, ya deja de hablar, acordamos que no lo harías, así que no rompas el trato!—con eso se molestó muchísimo, y continuó caminando, esta vez, sin razón alguna, lo traía agarrado de la mano, cosa que al reaccionar hizo que se sonrojara, para después soltársela bruscamente.

--uh, jijiji, se sonrojó

--¡deja de burlarte, mocoso!

--O.O, ¡lo siento!

En el transcurso del camino, ambos iban muy silenciosos, sin tomar en cuenta, de que alguien los estaba siguiendo….

Continuará….


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