Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Kira por Eiri_Shuichi

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: Hummm... nada XD jajajaja q he visto ese nombre como en 3 sitios distintos y se m quedo jajajajaja
 

-¡Calla!- grite con desesperación, estrujando mi cabeza y jalando mi cabello tan largo como el suyo, intentando arañar con mis uñas estas ideas y alejarlas de mi cabeza sin poder conseguirlo -no te atrevas a decirme nada más, ¡nunca!- tomé mis cosas dispuesto a irme como siempre, como cada vez que esta opresión se apodera de mi cuerpo y mi razón porque simplemente no puedo aguantarlo, desearía pero no puedo y eso me hiere tanto

-¿Ah sí?, pues vete, adelante, siempre haces lo mismo maldita sea- escuche el estruendo del cristal roto contra el piso sin saber a ciencia cierta que habría destrozado ahora en su arranque de furia -ya no puedo seguir solapando tu hipocresía así que si te vas que sea definitivamente

 

Comencé a llorar, ya no de desesperación sino de verdadero temor, temor de irme y no volver a verlo nunca, de no estar a su lado, de que dejara de amarme, ¡Dios, tengo miedo de tantas cosas!.

No fue valor lo que me saco de aquel apartamento esa fría noche, con el invierno anunciando su llegada más cruel de lo que yo suponía, con los huesos calados hasta la medula y con el corazón destrozado. Quizá mi mente, que poco razona en situaciones así, no medito lo suficiente, solo reacciono, orillando a mis piernas a andar para marcharme como hacía mucho debía haberlo hecho, pero soy tan imbécil, tan terco, tan insensato y orgulloso que no podía irme sin terminar esta batalla por ver quien amaba más o era más amado y, justo cuando parecía que estábamos en zona neutra, tenía que salir con una de sus estupideces y yo, yo tan impulsivo fui a darle más razones, a echar leña a un fuego muy avivado.

Todo había comenzado hace más o menos un año; o al menos eso se suponía pues, se muy bien que, en mi interior, todo se iba preparando desde mucho antes, como si el destino hubiera dispuesto de mi persona para este acto tan cómico que, a mi parecer, es de muy mal gusto.

Me senté en una banca que parecía helada pero poco me importo, desde la cual podía ver un lago resplandecer, suficientemente lejos para llorar libremente, suficientemente cerca para ver ese edificio a una distancia prudente, con mis lágrimas a punto de ahogarme, mi cabeza gritaba "Te lo dije" con crueldad y yo me preguntaba si el dolor se iría algún día porque jamás creí que caería en este juego macabro. En situaciones como esta, cuando la angustia domina, uno llega a comprender a los viciosos del tabaco y el alcohol pero, buena o mala mi suerte, no me deleitan esas sustancias así que en nada se me apetecían.

Pues bien, en momentos así, con el alma en un hilo uno saca ese lado masoquista que todos llevamos dentro, muy oculto; ahora soy consiente de ello.

Un año... doce meses... muchos días... y algunas horas gimiendo y goteando como una Magdalena, escalofrío tan escalofrío despierta en mí esa sensación de derrota a la que he huido toda mi vida, sí, sí, sí, ¡ya se que soy un idiota y no necesitaba recalcarlo pero felicidades porque igual lo hice!.

Recuerdo haberlo conocido en una de esas reuniones trilladas en las que a pocos conoces y, los demás, no te inspiran confianza, pero de sorpresa siempre puedes encontrar a alguien con quien congeniar y, contra lo que pudiera pensarse en nombre del romanticismo, no fue él esa persona en mi camino sino una mujer, una linda niña que me divertía mucho con sus ideas alocadas y, a la vez, era terriblemente tierna, eso si, seria en apariencia por lo que nos inspiramos más confianza que el resto de locos que ahí estaban. Diana, a veces te echo tanto en falta y me pregunto qué paso con nosotros, fuiste una buena amiga, pero tenías que irte y, en realidad, el modo fue tan abrupto que me sentí solo de repente.

Para el momento de mi trágica pérdida, que hoy, a costa de razón considero una nimiedad, ya había comenzado a tener mis primeros contactos con este sujeto que incluso hoy no se que despierta en mí, lo que si se es que a ti parecía divertirte la idea de fastidiarlo y yo era tu cómplice porque, aunque la lógica diga lo contrario, seguimos siendo un par de inmaduros, cada uno por su lado.

No se si él me vio, ¿por qué?, ¿qué podía tener yo de especial para una persona así?, ¿qué podía atraer su atención hacía mí?, ni idea, pero el punto fue que, al verlo, estaba sobre de mí, por decirlo de modo poético porque, al darme cuenta, yo también lo miraba y él giraba o, simplemente, estaba cerca de mí sin importar cuantos metros nos separara porque a su manera él así lo quería y provocaba.

Aún tiemblo de recordar que sin quererlo le había abierto las puertas de mi vida, le permitía acercarse pese a que soy bastante arisco y un poco antisocial, hablando escasamente en medio de nuestros silencios prolongados, con nuestros cuerpos hablando más que nuestros labios sin mandar mensajes concisos; estábamos ahí, analizándonos el uno al otro, conociéndonos con actos, evitando a toda costa hablar de nosotros mismos, una invisible y flexible barrera entre nosotros nos sometía y libraba como dos guerreros esperando a ver quien daba el primer golpe declarándose así perdedor. Como dos auras apaciguadas nos sentíamos mutuamente a distancias seguras, sin darnos jamás la espalda pues, supimos siempre en el fondo, que pisar en falso podía ser el final de todo.

No sabría explicar de manera más concisa o menos abstracta lo que paso, solo, simplemente estábamos ahí conociéndonos a la defensiva, yo luchando contra el afecto que comenzaba a tenerle y sabía, no debía nacer, mucho menos expandirse, pero igual perdí.

Así, un día baje la guardia, ¡grave error!; ahora lo se, ahora que veo las verdaderas consecuencias de nuestros actos, de las palabras que con esfuerzo habíamos acallado; que pocas veces le oí decir mi nombre, haciendo que perdiera el equilibrio de todo lo que soy, será que no le gustaba, será que no le era importante, será que ahorrarte un par de letras era más cómodo, pero tal vez ni siquiera se acuerdes, seguramente se has esforzado mucho en olvidarlo o ni tuvo la necesidad al no ser yo nunca importante en su vida; curiosamente yo lo he visto frecuentemente estas ultimas semanas y me hace preguntarme si algo andará mal conmigo, ¿desde cuando Kira es tan común?; que horror, ahora me siento un poco menos importante con ese nombre tan común.

Sonrío melancólico como aquella noche en que, supe, la bomba había detonado...

Algo en nosotros había cambiado sin darnos cuenta, le quería tanto... ¿o aún le quiero?, ¿es solo el recuerdo?, ¿es solo mi enfermedad de aferrarme a lo que ya no existe más?.

Su mirada había cambiado tanto, eso me parecía a mí porque ya no podía apartar mis ojos de los tuyos, de todo lo que se refiriera a él; sus palabras me parecían tan dulces en esos instantes, como un cuento donde él era un galante caballero y yo... yo bien habría podido ser el caballo con mi inmadurez y mis miedos, o quizá un fiel lacayo que se queda viendo como su señor salva a la doncella y se casa con ella pero no, mi genio es muy malo para quedarme cruzado de brazos.

Que más da si igual mi problema ya existía, me había cautivado un infeliz embustero, que tonto fui, que tonto soy todavía por acordarme y darle importancia a lo que ya no tiene solución.

Lo que sucedió después fue, en cierta medida, culpa de terceros; no se en que momento preciso todos parecían hablar y, peor aún, hablaban de más, mucho de más. Le decían que yo decía y me decían que él decía, a tal punto que no había paz entre nosotros, por mi parte sin hablarle y por su parte sin tenerme paciencia; valiente par formábamos. Así fue hasta que, un día, hablamos directamente y las cosas cambiaron drásticamente, estábamos en completa paz por primera vez, confiando el uno en el otro, sin un extra que agregara o quitara palabras en nuestra conversación, solos, sintiendo, escuchando y diciendo cada uno lo que debía.

Entonces supe que quería que fuera así por siempre, estar a su lado de esa manera cálida, dulce y tranquila que añoraba hacía tanto en mi mente un poco trastornada de tanto cavar en mi dolor; si él tenía ese efecto sobre mí, estaba dispuesto a someterme un poco a sus gustos para permanecer en calma.

Y él parecía sentir lo mismo hacía mí, que ironía, que pena y que asco.

Poco hizo falta para que, prácticamente, me entregara a ellos como carne fresca, quería venganza y, aunque no tenía idea de que había hecho para despertar su furia no iba a dejar la balanza de su lado, de manera que incite su furia con alevosía, perfidia si el mundo prefiere llamarlo así. Había despertado el lado oscuro contra el que con tanto esfuerzo luchaba día a día y no iba a pasar por alto su agravio, no, estaba sediento de venganza, cegado por la desilusión, por el dolor de ser traicionado de la noche a la mañana de esa manera, ¡lo quería!, ¡lo quería con toda el alma y me había herido!, me asustaba tanto la idea de haberme enamorado de él que debía terminar con eso de alguna forma... otra equivocación para mi no corta lista.

Todo iba bien según mi mente pero tenía que equivocarme, eso era obvio, lo vi cuando apareció a mitad de mi farsa y creí que estaba perdido. Todo es ahora un poco confuso, solo recuerdo con claridad como luchaba contra mis reacciones naturales para no levantar sospechas, dándole la respalda, negándole la palabra, alejándole de mi cuando intentaba acercarse; ojala supiera si mi actuación fue convincente, en fin, ya no importa demasiado.

Esa tarde cerré una puerta sin saber que, horas después, cerraría también la suya; tomo mi brazo con tanta fuerza que sentí, por primera vez, miedo al ver sus ojos y en su voz no sabré nunca si encontré rencor, odio o desilusión pero, de cualquier manera, el resultado fue el mismo. Un par de gritos después no soporte más, baje mi bandera, arroje mi escudo y me rendí, saliendo por esa puerta para nunca más volver a entrar porque, como él mismo lo dijo, siempre, al final, soy demasiado débil para afrontar la realidad.

Lo volví a ver, es verdad, pero estaba lejos y aunque creo que también él me vio, no puedo asegurarlo, pero ahora... ahora hace mucho tiempo que no de él.

 

Ahora estoy aquí, sentado, creo que en la misma banca, con un frió que me recuerda mucho al de aquella noche, miro el cielo oscuro, con pocas estrellas pero una luna tan bella como de costumbre. Delante, alejado, un lago profundo que se empieza a congelar e imagino que ahí quedo la persona que era yo en aquel entonces, el viejo Kira y que, ahora, soy alguien diferente, alguien cuyo rostro se parece mucho pero su mirada es diferente, alguien que ha robado sus recuerdos para tener un pasado, un poco raro, un poco frágil y un poco doloroso pero, un pasado humano al fin de cuentas. Y pasa por mi mente también la idea de que el original puede verme con sentimientos entremezclados, y yo le sonrió porque he prometido guardar su secreto y proteger su corazón que, aunque ya ha sanado, tiene la pequeña marca de una vieja herida, una con la que yo lidio en noches como estas en las que me acuerdo de lo que fui, porque ese Kira del lago, ese cuya alma esta congelada a algunos pasos de mí, lejos de la vista curiosa de los extraños, ese, también es Yo. Se que ahora esta mirando la ventana de aquel edificio viejo, a un apartamento en especifico, uno, donde no hay luz hoy.

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).