Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Live On! por Atria

[Reviews - 19]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Disclaimer: Ninguno de los personajes de Code Geass me pertenece.

Situado antes de la reaparición de Nunally en el capi 22. No me culpen por el OCC, seamos honestos, ambos salen de sus acostumbradas personalidades cuando están solos y juntos, por eso los amamos cuando están juntos x3

Notas del capitulo: Pues nada, que disfruten el capi, a ver si no ando muy oxidada con los escritos así xD

Live On!

Inverosímil. Ésa era la única palabra que se le ocurría para definir la realidad que vivía. Si pensaba en Nunally, su corazón se contraía de pena, de vergüenza al pensar que no había podido salvar lo que más quería; ahí estaba lo malo. Siempre creyó que si Nunally lo abandonaba su mundo se caería en pedazos y se dejaría morir sin sentir remordimientos, simplemente dejaría de existir. Pero no, Lelouch vi Britannia seguía vivo, tratando de dominar el mundo, sintiendo pena y tristeza si pensaba en aquellos a quienes había perdido, mas continuaba vivo utilizando como siempre su inusual inteligencia.


No estaba del todo solo. Aun lleno de pesares y culpas, Suzaku estaba con él, luchando a su lado, compartiendo la mayor parte de los ideales esta vez, protegiéndole… Nunca pensó que ése día llegaría.


En ocasiones como aquella noche se preguntaba qué hubiera pasado si hubiera hablado antes con Suzaku y Nunally… ¿incluso así habría perdido casi todo de nuevo?
Sacudió la cabeza con lentitud. Detestaba esas actitudes en él. Si CC lo veía se burlaría de él mirándolo con compasión y eso es lo que menos quería. No había perdido tanto como para que a estas alturas el mundo lo viera con lástima.


- ¿Lelouch? – le llamó Suzaku con la curiosidad inscrita en sus facciones –. ¿Qué haces aquí a esta hora?


- Lo mismo que tú – respondió, deteniéndose a observar el cambio de expresión que estaba teniendo.


Si había algo que no había perdido con Suzaku era la capacidad que ambos tenían de hacerle saber al otro de sus intenciones aun si no las decían con palabras. Por eso las traiciones habían dolido tanto, llevándolos a mantenerse unidos compartiendo el mismo doloroso pasado.


- Es peligroso que te quedes solo, aun si todos en el palacio están bajo el influjo del Geass puede infiltrarse alguien que podría atentar contra tu vida – aseveró el Caballero, acercándose un par de pasos a su gobernante, sin tomar asiento a su lado.


Lelouch sonrió. Suzaku había adoptado una posición que contrastaba sus palabras. La forma de erguirse era relajada, no mantenía la tensión que mostraba cada vez que ambos hacían acto de aparición ante la prensa. Supo leer que Suzaku también estaba cansado, ansioso de terminar con su propósito.


No pudo evitar preguntarse qué hubiera sido de Suzaku si jamás le hubiera dado aquella orden…


- No moriría tan fácilmente – refutó el ojivioleta, recargando su espalda contra el pilar más cercano.
Dejando escapar una risilla, Suzaku se permitió decir: - Olvidaba que tienes una fuerza física extraordinaria que no dejaría que nadie te tocara ni un cabello.


Sonriendo, divertido, Lelouch asintió.


- En efecto. Entrelazado a mi destino está el del Caballero Cero, Kururugi Suzaku.


Suzaku se tensó. Era asombroso el hecho de que unos meses antes ambos estuvieran peleando a muerte, dolidos por la traición, arrepentidos por los dejos de duda que sus corazones mantenían al ver la expresión entristecida del otro. Tenía tantas cosas que decirle a Lelouch, pero tan poco valor para ponerse ante él y explicarle… hacerle saber el sinnúmero de preguntas y reclamos que rondaban por su mente si hacía un recuento de los últimos años… incluso se sentía abatido porque las disculpas estaban atoradas en forma de nudos en su garganta.


- Cuando logremos nuestro objetivo, ¿qué será de nosotros, Suzaku? – le preguntó Lelouch, volviendo a tener la expresión melancólica que le había notado desde la lejanía, antes de hablarle –. ¿Acaso deberé casarme por motivos políticos? ¿Seremos asesinados una noche en que enemigos potenciales penetren nuestra fortaleza? ¿O quizá estaremos destinados a permanecer solos, aguantando la compañía maldita de la soledad?


Suzaku se quedó callado. Lelouch y él se habían auto-declarado enemigos del mundo entero, pero tenían como ventaja el ser tan jóvenes. Otros en la antigüedad dirían que su destino terminaría en la derrota debido a la inexperiencia y a la falta de control de sus jóvenes mentes, pero eso no lo diría alguien que conociera a Lelouch tanto como él lo hacía. Lelouch era la estrategia y él era quien la materializaba en la realidad. Bastó con unirse para tener casi a la mitad del mundo bajo su mandato, pero entonces ¿qué harían cuando cumplieran las metas?


Inevitablemente, su corazón comenzó a latir con rapidez por la ansiedad. Esa condenada expresión de Lelouch… todo le estaba costando tanto.


- Los dos nos equivocamos mucho, ¿no? – dijo Lelouch, mirando sus manos –. Nunally, Euphie, Shirley, Rolo… el resto de la gente que murió a causa de esos errores…


- Estamos luchando porque no suceda de nuevo – replicó Suzaku –. Ya no lo hacemos para redimirnos, sino para que nunca más suceda. El perdón ya no es importante si nos lo damos nosotros mismos.


- Si te dijera que creo en lo que dices, ¿tendrías dudas sobre mi posición?


- No – respondió con firmeza el castaño, dirigiendo su penetrante mirada esmeralda hacia el rostro de su antiguo e imposible amigo.


- ¿Por qué? Podría volver a traicionarte como lo hice antes, como tú mismo lo hiciste después…


Estaba preocupado. La angustia que se dibujaba en esas pupilas violetas le carcomía la consciencia. Esa noche más que nunca antes hacía que sus ganas por hablar fueran exageradas. Jamás la necesidad de confesar había sido tan grande como en ése momento, porque lo tenía a un metro de él, sin máscaras, dispuesto a ser sincero, a dejarle ver que seguía significando algo para él…
No pudo más.


- Porque estás tan cansado como yo de las mentiras, en lo único que tienes ganas de concentrar tus fuerzas es en obtener aquello por lo que perdiste lo más valioso para ti – reparó, desviando la mirada.


La obstinación era su nueva defensa, porque después de todo Lelouch jamás creería en nada de lo que tuviera que decirle…


- Ya veo – expresó el otro, irónico –. Esperaba una respuesta más cálida viniendo de ti. Creo que el estar tanto tiempo conmigo te ha hecho adquirir la costumbre de hablar en base a meticulosas y frías observaciones.


Poniéndose de pie, Lelouch sacudió sus ropas y lanzando un profundo suspiro al aire, se dio media vuelta.


- Me retiro a descansar, ojalá hagas lo mismo pronto – murmuró, tratando de mantener su voz tan calmada como siempre.


Esperó unos segundos. Suzaku podía ayudarle… esperó a que lo hiciera, pero no obtuvo la respuesta que tanto anhelaba.


- Suzaku, nunca olvides que debes vivir sin importar qué…


Consternado, Suzaku se sintió despertar al instante. Volteó, dispuesto a detener a Lelouch, pero sentía que todo dentro de sí comenzaba a congelarse cuando observó aquel semblante sombrío y perdido del joven Emperador.

-:-:-

- ¿Reflexionando como siempre junto a la luna llena? – le preguntó CC, llevándose un pedazo de pizza a la boca.


- Algo así – respondió Lelouch de mala gana.


- Jamás podrás seguir adelante – pronunció la bruja, devolviendo su vista al televisor –. Esta noche como tantas otras más te dedicaste al lamento, ya has hecho de eso un hobbie. De verdad no veo el por qué de la competencia que ambos mantienen para ver quién es el más culpable.


Lelouch no dijo nada, se dedicó a desabrochar los botones de su traje.


- Si tanto te molesta que se mantenga en esa actitud porque te recuerda constantemente que es culpa tuya, deberías hacerlo hablar – resolvió la ojimiel, apagando el televisor para girarse un poco y observar a su cómplice.


- No sé de qué hablas – negó Lelouch, dejando la parte superior de su traje sobre uno de los sillones de la estancia.


Rodando los ojos, CC sonrió aviesamente.


- Estoy segura de que a Suzaku no le molestará ser el sujeto de prueba de tus métodos persuasivos…


Tratando de hacer caso omiso a las palabras de la bruja, Lelouch mantuvo el silencio, maldiciendo mentalmente a la sangre que comenzaba a atiborrarse en sus mejillas por culpa de la condenada y volátil imaginación que se había activado. Se dio media vuelta y se dispuso a sacar el pantalón de su pijama.


- Si esos son todos tus consejos, ya puedes retirarte a dormir a tu alcoba – aseveró el Emperador, sin voltearse.


- Está bien, buenas noches, su Alteza – se despidió la bruja, llevándose a su peluche y la caja de pizza –. Son tontos.


Una idea se le ocurrió segundos antes de que cerrara la puerta de la habitación de Lelouch…


Lelouch se detuvo antes de bajar sus pantalones para irse a dar una ducha. CC le ponía los nervios de punta desde que le había dicho que notaba perfectamente que su modo de ver a Suzaku no era normal. Su cómplice jamás había sido la prudencia en persona, así que temía que un buen día en el desayuno se le ocurriera decirle a Suzaku cosas como “Lelouch se la pasa viendo una foto que tienen juntos de niños cada vez que tienen una pelea.” ¿Qué sería de su vida si algo así pasaba?


- Irónico, el gran Emperador de Britannia temiendo por las indiscreciones de una mujer sin qué hacer con respecto a su vida amorosa…


Pero le oprimía el pecho saber que esos momentos de distracción donde no existían muertes o más pesar que la cobardía era algo utópico. No tenía derecho a ser feliz, si se giraba a ver todo aquello que había dejado atrás para estar donde estaba ahora sólo encontraría desgracia, miseria y sufrimiento. Estaba condenado a vivir en ese mundo, no en el de las ilusiones donde la realeza incomprendida cumplía sus sueños.


Con Suzaku a su lado, ambos solos, se permitía ser ingenuo, y cuando éste se marchaba despertaba de repente, notando el nivel de descaro de la falacia que trataba de mantener cuando lo veía.


Enojado, abrió la puerta del baño. Tenía que comenzar a hacerle menos caso a sus fantasías de princesa y enfocarse mejor a que no terminara muerto antes de cumplir con su tarea.


-:-:-


Se sentía enfermo. Observaba su reflejo en el espejo, no podía soportar verse en ése estado. Sus ojos estaban rodeados del aura violácea del Geass y le estaba costando mantenerse quieto en el mismo sitio.


Vivir, Lelouch le había ordenado que viviese sin importar qué. Le mintió diciéndole que sólo había sido para salvarse a sí mismo, que no había significado más que eso, pero el daño estaba hecho. Vivir para él significaba no sólo mantenerse completo y a salvo en esta tierra, sino que también implicaba algo más profundo y caprichoso…


- Maldición, ¿por qué tuvo que activarse justo ahora? – se preguntó, tratando de recuperar el control.


- Ya perdí la cuenta del número de veces que te pasa esto – comentó CC con una sonrisa en el rostro, mirándole fijamente desde el umbral de la puerta.


- Detenlo – suplicó Suzaku, dejándose caer de rodillas en el suelo –. Es peor que antes, podría herirlo si no haces que se vaya.


La bruja colocó un dedo sobre su mejilla, haciendo como que pensaba detenidamente la situación.


- No, esta vez no – resolvió, volviendo a sonreír torcidamente –. Piensa por qué justo ahora, después de verlo esta noche, el impulso es más fuerte que antes. Debe significar algo, ¿no? Te veo después.


Y tan informalmente como apareció, así se marchó a pesar de sus gritos. ¿Ahora qué demonios haría?


Se rindió. Nadie más que Lelouch podía detener el lamentable estado en el que estaba. Sus pies se movían de forma inconsciente, haciendo su camino hacia la habitación del Emperador. ¿Qué le diría a Lelouch en cuanto lo viera? ¿Cuál sería su excusa para visitarlo a esa hora habiéndolo visto momentos antes?


En su mente se tejían miles de justificantes, pero conforme se acercaba al aposento del Emperador la cordura se esfumaba y de lo único que comenzaba a ser consciente era de que su corazón latía a un ritmo acelerado, amenazando con ocasionarle un colapso de un momento a otro.


Al llegar, quizá se olvidó de respirar, tal vez si hubiera tenido que hablar lo único que hubiera salido de su garganta hubiera sido un ruido extraño, impropio de un ser humano, pero sus músculos reaccionaron al estímulo de ver la puerta entre-abierta y no lo pensó dos veces antes de entrar. La vista fue alucinante, tanto que exaltó cada uno de sus sentidos, poniéndolos al límite.


Lelouch estaba sentado en su cama, de espaldas a la puerta, secando su cabello mientras el albornoz caía sugerentemente de sus hombros, revelando la blancura de la piel que se antojaba tersa. Gruesas gotas de agua caían de su cabello para deslizarse por el cuerpo de aquel al que tanto deseaba, perdiéndose por los lugares que la tela todavía alcanzaba a cubrir celosamente…


- Lelouch – le llamó, haciendo uso de los últimos cinco grados de consciencia restantes.


El aludido dio un respingo al escuchar la ronca voz de su Caballero y se puso de pie, mirándolo, intrigado.


- ¿Ha pasado algo? – inquirió, alarmado al percibir el rastro del Geass en los ojos esmeralda –. Suzaku, ¿quién te ha atacado?


Incapaz de formular una respuesta coherente por la tentación de recorrer con su mirada la imagen que tenía frente a él, simplemente suspiró y trató de relajarse al cerrar los ojos.


- Tú fuiste – respondió, abriendo sus párpados para ver al Emperador.


- ¿Yo? Debió haber sido algún intruso que se hizo pasar por mí y… ¿Suzaku? – le llamó Lelouch, desconcertado, al sentir la frente del castaño sobre su clavícula.


- Fuiste tú quien me ordenó vivir sin importar qué – susurró Suzaku, colocando sus manos sobre los hombros del ojivioleta –, y ya no puedo hacerlo sin ti conmigo.


Sin esperárselo, Suzaku alzó el rostro para besarlo. Lelouch leyó desesperación, sinceridad, súplica, deseo, esperanza… tantas cosas…


Aquel roce comenzó a intensificarse. Lelouch deseaba creer que eso era real, que aquel momento había llegado y Suzaku estaba dispuesto a asegurárselo, a demostrar que sus palabras eran reales. Lelouch ya no quería dudar, tanto que se aferró al cuello de su Caballero, respondiendo con la misma necesidad mientras el otro desataba con sus manos el nudo que mantenía al albornoz cerrado y después deslizó una mano sobre la espalda desnuda del Emperador, dejando que la otra lo sujetase por la nuca.


Por aire, por deseo y por la curiosidad de conocer el resto del otro, los labios bajaban por el cuello, hacían su recorrido sobre el pecho del ser amado; las manos, inquietas, rozaban la tersura de la piel, se detenían por momentos para reconocer las zonas que estremecían al otro y el corazón aceleraba los latidos a la par de los jadeos y gemidos que se intensificaban.


Con cuidado, Suzaku encaminó los pasos de Lelouch hacia la cama y terminó de quitarle la bata, dejándola caer sobre la alfombra.


- Siéntate, por favor – le pidió al Emperador, sonriéndole con cariño, mientras apartaba algunos mechones de cabello de su rostro.


Hipnotizado por aquel par de esmeraldas veladas de amor, obedeció sin rechistar. Suzaku se inclinó hacia él y comenzó a besarlo de nuevo, robándole el aliento, ofreciéndole su devoción en cada toque. Deslizó su boca por el cuello de Lelouch, deteniéndose a morder juguetonamente el punto cerca de su oído al que era tan sensible; poco a poco fue recostando al ojivioleta sobre la cama, para entonces situarse encima de él.


- Lelouch…


Éste se sintió mareado, perdido en aquella dulce fantasía. Su cuerpo entero se estremecía cada vez que Suzaku lo tocaba y escucharlo decir su nombre con aquella voz ronca y anhelante era demasiado…


- Ah, Suzaku – gimió, al sentir los tibios labios de su Caballero descendiendo por su torso hasta situarse muy cerca de la zona más erógena de su cuerpo.


Con lentitud, los dedos del castaño rozaron apenas sus caderas y continuaron recorriendo sus piernas.

“Cumple nuestro cínico y egoísta deseo…”

- Suzaku, deten-te… – le pidió cuando aquellos suaves y tibios labios le torturaban, haciéndole comenzar a tocar las puertas del delirio y la insania.

El Caballero número Cero sonrió con diversión antes de abandonar su tarea para quitarse la camisa y botarla en algún rincón de la habitación. Sus ojos entonces se enfocaron en el rostro sonrojado de su Emperador.
Trató de grabar cada detalle en su mente, su corazón latía desbocado al observar los labios rojos y entreabiertos de Lelouch, dejando huir su nombre de su garganta; un intenso calor pasaba por sus venas al observar aquellas pupilas violeta dilatas por deseo y anhelo; mechones de cabello pegados a su frente, prueba del palpitante deseo que le recorría y le hacía sentir tan afiebrado como a él mismo. Ver a Lelouch en un estado provocado por él era como contemplar el paraíso…


- Deja de observarme así – replicó el Emperador, desviando la mirada, apenado –. Es vergonzoso ver esa mirada tan boba que tienes cuando me observas…


- No se puede evitar – musitó el ojiverde, inclinándose para tomar los labios de Lelouch y explorar una vez más aquella fuente de hidromiel –. Eres hermoso.


Avergonzado y con el corazón hinchado de gozo, Lelouch deslizó sus manos por el torso de su protector para posarlas sobre sus botones, desabrochándolos. Suzaku por su parte continuó su camino indagando por cada centímetro de piel expuesta ante él. Sus dedos re-dibujaron el esbelto cuerpo de su gobernante y sus labios se encargaron de dejar en él los trazos que se asegurarían de hacer que Lelouch jamás olvidara el cúmulo de sentimientos que provocaba en él.


Sucedió que un choque eléctrico recorrió cada fibra de sus cuerpos cuando las intimidades se rozaron. El anhelo y la lujuria comenzaron a fabricar a la locura más pura. Lelouch había empezado a mover instintivamente sus caderas hacia delante, buscando volver a obtener esa tórrida sensación robándole la razón. Suzaku comenzaba a dejar escapar gemidos al sentir el cuerpo caliente de Lelouch buscando casi con desespero el suyo. Se apoyó por completo sobre una de sus manos, mientras que llevaba tres de sus dedos a su propia boca, lubricándolos lo suficiente para cumplir con su cometido.


- Su… zaku… – gimoteó Lelouch al sentir dentro de sí la preparación.


“Ya no quiero perderte…”


Suzaku abrió un poco más las piernas de Lelouch y se dedicó a jugar con los labios del Emperador, tratando de hacerle olvidar el nuevo dolor que le estaba causando. Pronto el cuerpo de su gobernante comenzó a reclamar el suyo y temblando de nervios e inseguridad, besó con infinito cariño su frente, quitando antes los nuevos mechones que ocultaban parte de su rostro.


Empezó a adentrarse en él, sintiendo que todo dentro de sí explotaría de un momento a otro. Lelouch continuaba dejando escapar gemidos, mientras algunas lágrimas de dolor caían de sus ojos; en un desesperado intento por controlarse, se aferró al cuello de Suzaku, rodeándole con sus piernas por la cintura.


- Lelouch – le llamó, tratando de controlarse para darle tiempo al otro de adaptarse –, perdóname.


Sorprendido, en medio de la neblina del dolor y los pequeños trazos de placer, Lelouch lo había escuchado y con eso su consciencia había cedido por completo. Esta vez fue él quien buscó los labios del otro y se separó cuando su cuerpo exigió aire.


El cadencioso movimiento inició, comenzando a adentrarles a ambos en la espesura de lo idílico. El tiempo era eterno y el pasado formaba parte de una lejanísima tierra que se clasificaba como desconocida en aquel instante.


Suzaku trataba de llevar a Lelouch a aquel punto del tiempo donde sólo existirían ambos. Un pequeño instante donde pudiera hacerlo totalmente feliz, asegurándole que con él nada más le haría falta…


- ¡Suzaku! – exclamó el joven Emperador, arqueando por completo la espalda al sentir un cosquilleo expandiéndose por todo su cuerpo hasta hacerle tocar el clímax por completo.


El Caballero lo sintió también cuando Lelouch le atrapó por completo y el aire les fue robado así como las cadenas que les mantenían sujetos a la realidad fueron rotas.
Jamás algo sería tan perfecto para ellos dos como ése momento…


“Te amo.”

-:-:-

Se despertó repentinamente cuando retazos de los eventos de la noche anterior se habían hecho presentes en su subconsciente, activando su razón. Lelouch buscó con preocupación el cuerpo de la persona que debería estar compartiendo su cama en ese momento, pero en su lugar únicamente se topó con el vacío…


Clavó su mirada en las sábanas. Su desnudez y el desastre en el que su habitación se había convertido le aseguraban que no había sido un sueño y eso le sumía todavía más en la angustia y el desamparo. Suzaku estaría odiándolo, por el Geass habían terminado en esa situación. Seguramente las acciones y todo lo dicho la noche anterior eran el producto de su poder maldito y no de los verdaderos sentimientos de Suzaku, porque, después de todo, éste todavía no había olvidado a Euphemia…


- ¿No deberías estar ahogando gritos de felicidad sobre tu almohada en vez de tener ese semblante tan miserable? – le preguntó CC, recargada sobre el marco de la puerta –. Cualquiera pensaría que todo este desastre es resultado de una pelea nada agradable.


- No tengo ganas de oírte, déjame solo.


Suspirando, CC se adentró en la estancia.


- Suzaku fue con Lloyd para las últimas revisiones de su nuevo knightmare, pero dijo que vendría cuanto antes para que desayunasen juntos.


Y como si la vida le hubiera sido devuelta de pronto, los ojos del Emperador se iluminaron totalmente.


- Definitivamente deben hablar – aseveró la bruja, dejándose caer sobre su sofá favorito de la recámara de Lelouch.


Lelouch se quedó callado, pensando en las mil palabras que tenía ganas de soltarle a Suzaku en cuanto lo viera, pero sus pensamientos y el aliento volaron muy lejos cuando en su mente si situó la imagen de las últimas palabras dichas por su Caballero antes de que lo abrazara para quedarse dormidos…


- ¿Sabes? Tengo una duda – le llamó la atención la peliverde, mientras prendía la televisión con el control remoto.

- ¿Mhn?

CC se detuvo a observar el semblante feliz y relajado de su cómplice; después, lo único que hizo fue sonreír como lo hacía en contadas ocasiones.

- ¿Debería ir planeando tu boda?

Y antes de que Lelouch alcanzara a reaccionar como solía hacerlo de costumbre, salió con calma de su habitación, canturreando las notas que había escuchado de una canción en un programa de TV durante la transmisión de una boda.


- ¿Boda…?


Con los colores subiéndose a la cabeza, Lelouch se dejó caer sobre sus mullidas almohadas. Si a eso se le llamaba felicidad y realización, ni siquiera el día en que reclamó el trono de Britannia se comparaba con ésos momentos. No se imaginaba cómo sería cuando Suzaku estuviera a su lado físicamente.


Pensando en su Caballero, se quedó profundamente dormido.


- Tal vez debería decirle a Orange que cancele el Geass de ambos para que Lelouch lance un “Incluso sin que la muerte nos separe” – se dijo CC, recargándose, feliz, contra la puerta –. Sería un buen regalo de bodas.


-:-:-

Si alguien le preguntara el motivo de su sonrisa, no serían palabras las que salieran de sus labios, sino un pausado y hondo suspiro.


Con delicadeza acarició la mejilla de Lelouch, sonriendo al observar que éste fruncía la nariz con molestia.

- Suzaku… – susurró entresueños el Emperador.

Tal vez había sido hipócrita y falso, quizá había dañado a Lelouch no sólo con golpes, sino también con palabras, dudas y demás; sí, nadie creería que sus intenciones eran sinceras, nunca alguien pensaría que su único deseo en esos momentos era proteger el inmaculado y feliz rostro del nuevo Rey del mundo, mas si se ponía a pensar en los últimos días nada de lo que había sucedido se asemejaba a algo que pudiera definir como sensato.

- Lelouch, despierta – le pidió al ojivioleta, susurrando su nombre a su oído, deteniéndose a aspirar el dulce aroma que desprendía el cuerpo caliente de su pareja.

- Mhn…

Conforme los ojos de Lelouch comenzaban a entreabrirse, Suzaku tragó duro. Era así como había deseado estar a su lado siempre. Cuidando de que aquel niño orgulloso y lleno de tanto rencor despertara con un rostro somnoliento donde la tristeza o el sufrimiento se mantuvieran lejos, guardados en lo más recóndito de su mente.

Lelouch esbozó una sonrisa al enfocar su vista en la cara de Suzaku, éste se inclinó para besarlo con suavidad y dulzura en los labios, incitándolo a reconocer el torrente de sensaciones que les habían atacado la noche anterior.

- Buenos días – murmuró el Caballero sobre sus labios, tomando entre sus dedos algunos mechones del cabello de su gobernante para situarlos detrás de la oreja de éste.

- Es extraño despertar contigo atacándome de ése modo – bromeó Lelouch, desviando su rostro al sentir que el calor comenzaba a reunirse en su cara.

Hechizado, Suzaku lo tomó por el mentón y lo obligó a mirarlo a los ojos; vio claramente la incertidumbre reflejada en aquellas pupilas violetas y la vergüenza expresada en forma de rubor sobre sus mejillas y una sola pregunta cruzó por su mente entonces.

- ¿Cómo he podido estar tanto tiempo ignorando esto? – musitó, apesadumbrado y lleno de anhelo a la vez.

Lelouch jamás pensó que la pena que había experimentado la noche anterior podría ser superada por una sencilla pregunta.

- No te traicioné con Schneizel aquella vez que te cité en el templo, de verdad lo único que quería era saber si mis esperanzas no estaban equivocadas, pero…

Antes de que pudiera continuar, Lelouch lo calló con un beso, borrándole los pensamientos pesimistas que empezaban a acumularse en forma de frases en su garganta.

- Los dos nos equivocamos al juzgar muchas cosas – dijo el gobernante, mirándolo a los ojos luego de dejar sus labios –, pero no somos los mismos de antes y ahora estamos juntos. Sólo… sólo pase lo que pase no olvides que…

- Yo te protegeré – interrumpió el castaño –. Vivir es tenerte conmigo a mi lado…

Suzaku rodeó con sus brazos el cuerpo delgado de su pareja, apretándolo contra sí.

- Esta vez no importa qué pase, te debo mi vida y para seguir en este mundo te necesito a ti a mi lado, gobernando nuestros sueños. Por eso, Lelouch, quédate conmigo…

Era un deseo egoísta, arrogante y altanero, pero en nombre de todo aquello por lo que habían pasado, de las pérdidas que habían sufrido y el montón de momentos amargos que habían adormecido a su corazón, esta vez lucharían por su vida: por proteger aquello que le daba sentido, color y existencia a ésta.

- Descuida, el tiempo que tardarás en sanar todos tus errores no será corto – bromeó Lelouch con aquel tono que, sabía, le ponía los pelos de punta a Suzaku.

- Tampoco lo será la lista de deseos que su Alteza debe cumplir para recompensar a este poderoso soldado por toda la valía que demuestra en la batalla – comentó con soberbia el otro.

Las risas no se hicieron esperar. Quienquiera que observara la escena y conociera su historia no creería en lo que sus ojos verían, la extrema relajación que mantenían riendo como si nunca nada malo les hubiera ocurrido antes hacía que la atmósfera se antojara conmovedora.

- Acepto, Kururugi Suzaku – respondió el Emperador de Britannia al oído de su protector –. Seremos como el fénix y el dragón a partir de ahora…



FIN

Notas finales:

Me importa un demonio lo que sucedió después xD
Quería un final donde mis dos protagonistas preferidos finalmente dejaran de estar salados, después de todo dos mitades hacen uno y la suerte que tenían partida a la mitad en sus respectivas vidas pasó a formar parte de una unidad misma con el hecho de que se unieran x3

Lo del fénix y el dragón… seguro como buenas fans de CG y seguidoras de todos los trabajos de las CLAMP ya sabían que en una tarjetita de colección que hay por ahí, la imagen de Lelouch hace alusión al dragón y Suzaku al fénix, por lo cual podemos pensar en ellos como los eternos enemigos de la mitología china… pero también hay un detalle que a veces se olvidan de mencionar: son tanto los eternos némesis como los eternos amantes x3

Y hasta aquí terminan mis notas, me auto-regalo este fic porque es mi cumpleaños y para que vean que las invito a celebrar les comparto de mi regalo xD

¿Volveré a escribir otro fic de CG? Todo depende del final o.ó
Recemos porque ninguno de los dos muera T0T

Jya ne x3~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).