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Inmortal por mihll

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Notas del fanfic:

Los personajes de este fic no me pertenecen y sólo los utilizo a modo de diversión

Notas del capitulo:

Ya lo mencioné en el resumen, ese shot está basado en "HIghlander, el inmortal"

 

  "Inmortal"
Historia basada en "Slam Dunk"

Por mihll

 

 

 

++++++++ Al final sólo debe quedar uno++++++++

 

 

       La tierra seca crujía bajo los zapatos de Hanamichi mientras ascendía hacia la cima del monte Ino, mientras el sol de la mañana de los últimos días de verano se presentaba tímidamente en el horizonte. Su fiel celador, seguía las huellas dejadas en su andar

       -Allí está-dijo Hanamichi de pronto en voz baja, deteniendo su andar y señalando el punto de su destino

       Yohei Mito comprendió que hasta éste punto su compañía era aceptada, su tarea era ahora volver sobre sus pasos y esperar a su protegido en el pié del monte, sin embargo, antes de que esbozara sus palabras deseándole buena suerte, Hanamichi le dijo:

       -Si todo termina hoy conmigo, quiero decirte que fue un placer conocerte y contar con tu ayuda y la de tu familia.

       -Hablas como si te rindieras antes de la batalla.

       -Nunca se sabe-dijo encogiéndose de hombros-tal vez sea uno de los dos últimos, no así el más poderoso. No sé a cuántos ha matado él y por consiguiente, no sé cuánta habilidad ha adquirido a través de los tiempos.

       Yohei guardó silencio durante un rato, no había más sonido que el de la suave ventisca de la mañana algo fría

       -No será el final, amigo. Confío que tú serás quien baje victorioso de la cima, por eso sólo me despido diciendo que nos vemos pronto

       Hanamichi asintió con un gesto de cabeza. Por unos cuantos segundos vio la espalda de su buen amigo que se alejaba antes de retomar su andar. Llegó hasta su destino y se agachó hundiendo sus manos en la tierra con suavidad para tomar un poco de ella que dejó caer lentamente, mientras su mente viajaba hacia recuerdos de un pasado lejano

       No tenía la cuenta de exacta de cuantos años eran pero si sabía que ya habían pasado más de  mil quinientos años desde que estuvo en ése mismo sitio. Fue en el tiempo en que apenas era un niño de diez años, tiempo mismo en que se desataban las disputas entre clanes rivales, una tarde del primer día de primavera y para entonces se oía el llanto en el viento por la masacre desatada por los asesinos de un clan  rival que había dado muerte a casi toda una familia; los Rukawa, líderes de su aldea y de quienes, sólo sobrevivió un niño de edad no superior a la de él

       Hanamichi había tardado muchos años en recordar su nombre, sin embargo, su rostro bañado en lágrimas que vio el día del entierro, lo llevaba en la mente como si fuese grabado en roca sólida que ni el tiempo podía deshacer. Kaede era aquel niño que lloraba en silencio tratando de mostrarse fuerte, un ángel herido ante sus ojos que abrazó cálidamente para darle fuerzas con tal de soportar el despojo de su familia, cuando la ceremonia fúnebre terminaba y los aldeanos se disponían a cubrir los cuerpos sin vida que dormirían por siempre en el descanso eterno

       -Son cientos de años-murmuró al viento mientras se erguía con la vista dirigida hacia el valle en que se encontraba su aldea, se veía solitario,  asolado por la devastación, estéril...convertida casi en un paraje desértico- ni se asemeja a la tierra que un día conocí-ésta vez lo dijo con amargura contenida en la voz

       -Los tiempos, las cosas y los paisajes de antaño, cambian-murmuró una voz sobria a sus espaldas-menos tú, que te conservas en la edad en que te mataron siendo apenas un adolescente.

      Hanamichi se volvió hacia quien le habló, encontrándose con la figura de un muchacho que no aparentaba más de veinte años, pero que sin duda era Kaede

       -¿Cuánto tiempo llevas ahí?-consultó sorprendido

       -Lo suficiente-respondió el muchacho de ojos azules, cabello negro y despeinado. Se acercó unos cuantos pasos, sin intensiones de ocultar la espada que llevaba en su mano derecha. Los ojos de Hanamichi se fijaron en ella, en su filo, en su brillo acentuado por la luz de la mañana, y en el puño fuerte que la sostenía.

       Sonrió comprendiendo que el fin para uno de los dos estaba cerca

       -De acuerdo-dijo entonces, desenfundando la espada que cargaba-al final, sólo quedará uno.

       -Así es-afirmó Kaede con extrema tranquilidad. No había miedo en él, ni señales de querer adoptar pose de ataque o defensa, simplemente estaba quieto, escudriñando con la vista la figura de su oponente

       Otra sonrisa se formó en los labios del pelirrojo

       -¿No piensas atacar?-preguntó Kaede

       -En algún momento lo haré, cuando tú estés dispuesto a hacer lo mismo.

       -Todo a su tiempo, Sakuragi.

       -¿Me recuerdas?-otra vez tono de sorpresa en el aludido

       -Fuiste quién me abrazó cuando nadie más se atrevió a hacerlo el día que sepultaron a mi familia...No podría olvidarte-

       -¿Ni siquiera con el paso de los años?, yo si te olvidé  y  más pronto del que creí.

       -Me olvidaste porque tuviste que morir para renacer como inmortal-Explicó Kaede-en cambio yo no morí, sólo dejé de envejecer un día y nada cambiado desde entonces.

       -Ha de ser la razón por la que entonces no podía detectar tu presencia.

       -Exacto-afirmó el moreno.

      -Tuviste ventaja, siempre tuviste ventaja sobre los demás...ahora entiendo el por qué de que seas uno de los dos últimos de nosotros.

       -En tu caso, fue otro tipo de habilidad, tal vez suerte-dijo con un leve toque de burla

       -No seas idiota-gruñó Hanamichi-no fue suerte, tuve que entrenar mucho antes de que me encontrara mi primer rival

       -Fue suerte, apenas lo venciste. Estuve mirando esa batalla.

       -¡¡Agh!!-emitió Hana blandiendo su espalda con ambas manos, situando el filo entre sus ojos- prepárate zorro, y veamos que tanto ha servido esa supuesta suerte, contra tu ventaja.

        -Te irritas con facilidad, ha sido tu mal que no has logrado pulir en cientos de años-replicó adoptando también, posición de ataque.

        -Pareces saber mucho de mí.

     -Por supuesto-dijo Kaede-recuerda que pasar desapercibido me permitía estar entre ustedes sin ser detectado, siempre estuve tras de ti.

        -¿Y por qué no me mataste cuando pudiste?¿ por qué esperar hasta este entonces?-

        -Un capricho, así de simple. Quería que fuéramos los dos últimos-respondió.

        -Pues tienes lo que quieres.

       -Lo tengo, pero antes quiero saber cómo me encontraste, pues no dejé pista alguna.

        -Fue difícil-contestó Hanamichi-sólo cuando te recordé caí en cuenta de un detalle y fue precisamente por el ataque contra tu familia. Si iban a matar a todos, ¿por qué tú saliste sin un rasguño si el plan del clan rival era matar a cada uno de los integrantes?

        -Me hirieron, pensaron que con esa herida iba a morir de todas formas y huyeron antes de que llegaran los hombres de la aldea. No alcancé a morir esa noche y ellos nunca supieron que me curé por sí sólo y menos, que iba a vivir tantos años.

        -Pero eso se acabó. Hasta aquí llegan tus días como inmortal.

        -Lo sé-dijo Kaede, y ante lo que Hanamichi pudiera esperar, bajó la espada para luego lanzarla a sus pies-Yo seré quien muera hoy, así lo decidí.

       -¿Por qué?-preguntó Hanamichi molesto-¿acaso tienes miedo de la eternidad?

         -Tal vez-musitó.

         Hanamichi fue bajando la espada inconscientemente a medida que veía como Kaede se acercaba a él, se arrodillaba en la tierra justo sobre donde fueron enterrados sus padres y dejaba su cuello a disposición de ser cortado.

        -Ahí tienes mi cuello, Sakuragi. Acaba con esto y sé el último inmortal sobre la tierra.

      El pelirrojo subió la espada nuevamente, empuñándola con tal fuerza que llegaba a dolerle las manos.

       -No así, Zorro-emitió débilmente para después reunir fuerzas y gritar:- ¡pelea!

        -No pelearé-

        -¡Toma tu espada y pelea!

        -Sólo mátame-

        -¡No sin una batalla, no así!-

        -Mátame-

         Kaede habló por última vez y cerró sus ojos, recordando toda su larga vida en la que nunca creyó estar vivo. Apelaba a que Hanamichi le diera el golpe mortal, la única forma de quitarle la vida a uno de ellos, desprendiendo su cabeza del cuerpo. No tenía sentido seguir viviendo si no podía vivir su amor, aquel amor que sentía precisamente por Hanamichi, ése niño que le abrazó un día robándose su corazón. Prefería morir antes que saberse viviendo toda su eternidad solo y con el recuerdo de haber asesinado a la única persona que en 1500 años, logró formarle una sonrisa en los labios

       Hanamichi por su parte, empuñó más fuerte si se podía, no quería que fuese de esta manera, pero después de todo, los designios decían que al final sólo quedaría uno.

       Cerrando sus ojos, respiró profundo y se decidió a sacar fuerzas con tal de poder descender la espada filosa y ser el último de los inmortales sobre esta tierra.

 

 

++++++++ FIN ++++++++

Notas finales: Hasta pronto

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