Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ángel de la Tentación por PrincessofDark

[Reviews - 28]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Es un Shun x ??. Cualquier cosa es posible... cualquiera puede conquistar el corazón del ángel de la tentación pero quien será el ganador... leánlo y lo sabrán.

 

Saori, Seiya, Hyoga, Shiryu e Ikki se encontraban en el aeropuerto de Tokio esperando a una persona muy especial y querida por ellos... Shun, el caballero de Andrómeda y todos estaban impacientes por ver al joven peliverde al que hacía un mes que no veían.

Shun era un brillante estudiante y la escuela secundaria le había ofrecido la posibilidad de realizar durante un mes estudios en Londres con todos los gastos pagos. Ikki, el caballero del Fénix y su hermano se preocupó un poco pero finalmente accedió a que fuera, todos le habían comentado de la excelente posibilidad que representaba para Shun hacer ese viaje. Saori le había dado sus bendiciones y sus amigos lo despidieron con una sonrisa.

Un mes que había pasado muy lentamente para todos los Santos de Bronce, al no tener la presencia de Shun con sus eternas sonrisas, su optimismo constante y sus dulces e inocentes miradas se percataron de la gran falta que les hacía esa presencia.

Por eso estaban impacientes por ver a Shun y por eso un impaciente Ikki daba vueltas y vueltas alrededor del pasillo de espera. En ese momento se escuchó por los altavoces el anuncio de la llegada del vuelo 487 proveniente de Londres. Los cinco miraron hacia la puerta por donde salían los pasajeros y esperaron la llegada de Shun.

Por el pasillo se divisaron muchas siluetas de personas, pero no encontraron a Shun por ninguna parte. Al cabo de unos minutos un muchacho joven y muy guapo se acercó a ellos con una sonrisa en el rostro.

-Hola. ¿Cómo están? - saludó el muchacho

Los cinco lo miraron largamente y un incrédulo Ikki murmuró

-¿Shun?

El muchacho rió con suavidad y asintió antes de comentar

-Si, Ikki. Soy yo, Shun.

Los cinco contemplaron largamente al joven que estaba frente a ellos. Shun había tenido un gran cambio de imagen en el mes que no lo habían visto. Su largo cabello había sido cortado en una elegante melena corta que no llegaba a los hombros. Sus ojos brillaban como dos esmeraldas enmarcadas en ese elegante corte. Llevaba unos juveniles pantalones tejanos y una remera polo negra que acentuaban la palidez etérea de su rostro y que marcaban su frágil figura. Parecía un modelo de publicidad... joven y muy guapo.

-Has cambiado- comentó Seiya mirando de arriba abajo a Shun

-¿La imagen? Los chicos de Londres lograron milagros, jejeje. Aunque les dio trabajo lograrlo- Shun sonrió y más de una chica de las que andaban alrededor dio un suspiro.

-Te queda bien- fue el comentario de Hyoga y Shun sonrió.

-Sí, en realidad pareces más maduro- agregó Shiryu

-Pareces modelo- comentó Ikki

-Si, justito. He estado trabajando en eso. Hice unas cuantas fotos en Londres y unas campañas de publicidad- comentó Shun con naturalidad

Ahora si que los cinco lo miraron asombrados.

-¿No te daban timidez las cámaras?- preguntó Hyoga

Shun asintió pero comentó

-Si, es cierto, Michel me dio un consejo respecto a eso, que no piense que hay cámaras y que lo haga con la mayor naturalidad posible. Da resultado.

-¿Quién es Michel?- preguntó Ikki

-Ah un amigo de Londres. También trabaja de modelo.

Demoraron apenas quince minutos en llegar a la mansión Kido y siguieron conversando durante un largo rato.  Les bastó cinco minutos a todos para comprender que Shun seguía siendo el mismo jovencito de antes aunque hubiera tenido un gran cambio físico. Saori fue la que menos habló, dando oportunidad a sus caballeros de ponerse al día. Recién al final de la charla, preguntó a Shun.

-¿Volverás a la escuela?

-Por supuesto, mañana mismo- respondió Shun con sencillez

-Ya te faltan dos meses nada más. Quería informarte que después de que termines la secundaria deberás ir al Santuario. Shaka considera que ya es momento de que comiences tu entrenamiento como futuro caballero dorado de Virgo. Seiya, Ikki, Hyoga y Shiryu ustedes irán con Shun también para comenzar su entrenamiento con sus respectivos caballeros.

Los cinco jóvenes tomaron un semblante serio y asintieron a las palabras de su amiga y diosa.

El día siguiente comenzó con toda la tranquilidad que daba la segura rutina de sus vidas. Shun fue el último en bajar a desayunar y si el día anterior parecía guapo ahora lanzaba destellos de glamour. Se había colocado unos jeans localizados con una remera verde y blanca que resaltaba su color de piel. Unos tenis verdes y blancos junto con un reloj de malla blanca completaban su atuendo.

-Shun, me cuesta verte así- fueron las palabras de Ikki

-Ni que fueran tantos cambios, Ikki.

-Sólo son unos pocos cambios, radicales pero pocos- agregó Hyoga

-¡Hyoga! Tu también- comentó Shun.

-¿Vas a ir a la escuela así?- preguntó Seiya

El semblante de Shun se oscureció un instante antes de responder

-Sí, voy a ir así. Quiero que todos vean que no soy una niña ni un niño llorón.

Seiya fue el primero en comprender a Shun, durante años el joven había soportado las burlas de sus compañeros por sus rasgos tan delicados y por su carácter pacífico y dulce. Los demás concientes de la situación asintieron y Hyoga agregó risueño.

-Me parece Ikki que Shun se va a ver asediado por las chicas

Todos rieron el comentario y poco después se separaron rumbo a sus ocupaciones. Seiya y Shun se fueron a la escuela secundaria. Shiryu e Ikki fueron junto a Saori a la Fundación ya que trabajaban allí y Hyoga se quedó en la casa a revelar algunas fotografías, ya que estaba trabajando de fotógrafo.

Seiya entró solo al salón de clases ya que Shun había tenido que reportarse en la oficina del Director anunciando su regreso y comunicando los resultados del curso. Casi al instante le llegaron las voces burlonas de tres integrantes del equipo de judo que desde el inicio de las clases se habían burlado de Shun.

-Escuchamos que regresó la niña de Londres. ¿Es cierto?

-Es una buena noticia... ya extrañábamos burlarnos de ella.

-¿Cómo le habrá ido en el curso? ¿De qué era? Ah, sí... como ser toda una dama de sociedad.

Seiya se tragó unos cuantos insultos dirigidos a ellos y se sentó en su lugar conteniendo su furia. Al cabo de cinco minutos entró el profesor y comenzó la clase. Habían transcurrido unos minutos cuando la puerta se abrió y Shun ingresó en el salón de clases.

-Buenos días, muchacho. ¿Eres nuevo?- preguntó el profesor.

-No, profesor. Soy Shun Kido- respondió con esa voz tan seductora que tenía ahora y arrancó un ¡Oh! general de  asombro.

-Adelante, Shun. Siéntate. Vaya que has sufrido un cambio.

Y vaya que sí pensó Seiya cuando las chicas comenzaron a agobiar a un ruborizado Shun que lo único que quería era concentrarse en las clases. Seiya sonrió y se burló por lo bajo del muchacho que se ruborizó aún más.

Mientras tanto, en la Mansión Kido, Hyoga se encontraba dentro de su cuarto de revelado trabajando con distintas fotografías. Estaba concentrado en el trabajo y en otra persona que ocupaba sistemáticamente su mente, Shun. Shun yéndose de viaje con un pantalón de mezclilla verde y tiradores, con su mirada tan inocente y frágil. Shun regresando a la ciudad con un cambio de imagen que lo había convertido en la imagen misma de la tentación... hermoso, guapo, frágil y con sólo mirarlo uno se percataba de que seguía siendo tan inocente como antes. 

-Maldición- masculló en voz alta- deja de pensar así de él. Si Ikki se llega a enterar me va a matar a fuego lento... cisne al horno- Hyoga sonrió ante su idea y luego su rostro se ensombreció al volver a pensar en Shun.

Al llegar de la escuela, Shun se vio abruptamente tomado por Hyoga que lo llevó a su habitación y cerró la puerta.

-¿Qué sucede, Hyoga?- preguntó Shun clavando sus ojos en los de su amigo que tragó saliva.

-Quería preguntarte algo, Shun. ¿Quieres seguir trabajando de modelo?

Shun se ruborizó suavemente.

-No lo sé. No creo que a Ikki le guste. Allá en Londres era distinto porque él no estaba y no me sentía tan...

-¿Presionado?- fue la pregunta incrédula de Hyoga

-Si. Ikki es maravilloso conmigo y yo lo adoro pero hay momentos en que me hace sentir un inútil. Este tiempo en Londres me sirvió para aprender a manejarme por mí mismo.

-No pierdas eso entonces, Shun. Tú sabes que trabajo de fotógrafo, quería saber si no quisieras que te saque algunas fotografías para presentar a una revista que me pidió un modelo.

Shun lo miró durante un instante, su carita tenía un aire de intensa reflexión y Hyoga se deleitaba con esos gestos inconscientes del peliverde.

-Está bien. Lo haré.

-¡Gracias, Shun! No te arrepentirás, lo juro.

-Te creo, no te preocupes. ¿Cuándo lo hacemos?

-Si quieres hoy mismo, apenas son las doce. Almorzamos y te preparas. ¿Te parece?

-Por mí, perfecto. ¿Almorzamos?- preguntó Shun sonriendo a Hyoga.

-Claro, ven, vamos.

Ambos bajaron las escaleras y se reunieron con Seiya que ya había empezado a devorar su almuerzo.  Lo reprendieron con una sonrisa y almorzaron en su compañía.

Shun subió a su habitación y antes de que Hyoga entrara a la suya lo llamó.

-Hyoga, ven un minuto

El rubio sonrió y obedeció el llamado.

-¿Qué sucede, Shun? Acaso te arrepentiste... si es así no te sientas mal, podemos hacerlo otro día, cuando te sientas más seguro- si alguien los escuchaba las palabras del rubio se podían malinterpretar y dicho y hecho, Seiya estaba parado unos pasos atrás y miraba asombrado a los dos jóvenes.

A Shun se le subieron los colores y Hyoga volteó para ver al asombrado Seiya.

-¡Seiya!

-Perdonen... yo... eh... los dejaré solos- tartamudeó el Pegaso

-No, Seiya. Estás malinterpretando. Le ofrecí a Shun sacarse unas fotos para una revista que me pidió un modelo. Como me llamó creí que quizás se había arrepentido.

Los tres se miraron y rompieron a reír del equívoco que había tenido el Pegaso.

-Hyoga, lo que quería saber era la ropa que tenía que ponerme para las fotos- dijo Shun una vez calmados.

-Ah, era eso. Llévate alguna ropa deportiva, una muda casual y alguna ropa nocturna.

-Perfecto. Arreglaré todo

Shun se encerró en su habitación dejando a los otros dos jóvenes que no tardaron en ir cada uno a su habitación.

El peliverde apareció quince minutos después en la habitación de Hyoga que casi se cae de espaldas al verlo. Se había puesto un equipo deportivo negro con dos rayas blancas a su costado: un pantalón y una campera que usaba desprendida por lo que se veía la remera blanca con detalles negros que llevaba debajo.

-¿Así está bien?- preguntó Shun con timidez

Hyoga tomó aire y dejó de mirar tan fijamente al pequeño.

-Si, perfecto- respondió con dificultad.

-¿Te sientes bien?

Shun se aproximó preocupado a Hyoga y le tocó con suavidad la frente, el rubio pareció morir frente a ese inocente contacto que debilitó todos sus sentidos y lo llenó de algo que no pudo definir sino como placer, placer intenso ante ese contacto.

-Hyoga- lo llamó de nuevo el peliverde sacándolo de esos pensamientos.

-Si, Shun

-Te pregunté si te sentías bien, no tienes fiebre pero estás como ido.

-Me siento perfecto, lo que sucede es que estaba entre dormido.

-¡Lo lamento mucho, Hyoga! Debí golpear antes de entrar en tu habitación.

-No pasa nada. En serio. Si estás listo ya nos vamos.

-¿A dónde me llevarás?- preguntó Shun

-Tengo alquilado un pequeño estudio en el centro de la ciudad.

-Ah, perfecto.

Ambos abandonaron la casa y en menos de media hora estaban cómodamente ubicados en el estudio. Hyoga se sorprendió verdaderamente del trabajo de Shun. El peliverde se movía naturalmente frente a las cámaras, siguiendo el consejo del amigo londinense y olvidándose de ellas. Todas sus poses transmitían un cúmulo de sensaciones que se combinaban perfectamente haciendo cada fotografía única y original.

-Sabes, Hyoga, creo que ha sido la vez que más cómodo me he sentido frente a una cámara, debe ser porque eres tu el que saca las fotos- comentó Shun durante la sesión.

Hyoga subió a las nubes por el comentario del peliverde y se esforzó por hacer un maravilloso trabajo.

-Eres muy bueno, Shun. Tienes mucho talento para esto, creo que tus fotos volarán de mis manos y que la revista será un comienzo.

Shun se ruborizó y respondió al Cisne.

-Gracias, Hyoga. Pero aún así sabemos que en dos meses tendremos que estar en el Santuario.

-¿En realidad quieres ir?

La respuesta de Shun lo sorprendió.

-Si. Si quiero ir. En estas semanas estuve pensando acerca de eso, de mi deber como caballero y comprendí que  uno debe combatir por todas las personas que creen en nosotros como esperanza y salvación de la humanidad. Lo de ser modelo me encanta y no te lo niego, me da una seguridad que no tuve nunca antes, pero no podría dedicarme toda mi vida a ello.

-Has madurado, Shun- comentó el rubio con una sonrisa afectuosa- lo has hecho sin nosotros y quizás eso era lo que te hacía falta.

-Quizás haya madurado pero no podría haberlo hecho sin ustedes. No digas eso. Cada combate me ha ayudado a madurar, en ustedes encontré apoyo y afecto y eso no me lo dio ni me lo dará un mes en Londres.

Hyoga asintió sin palabras recordando cuando Shun prácticamente murió en la casa de Libra por salvarlo del congelamiento que le había infligido Camus de Acuario. Le debía la vida a ese pequeño niño que lo miraba con una mirada tan inocente que le partía el corazón.

Ikki y Shiryu regresaron junto a Saori a las ocho y media de la noche. Se encontraron con Seiya mirando la televisión en el living.

-¿Dónde está Shun?- preguntó a Seiya

Este miró y los saludó.

-Hola, ¿cómo les fue? Shun y Hyoga se fueron hoy por la tarde y todavía no han regresado. Hyoga le iba a sacar unas fotos para una revista para la que trabaja.

-¿Qué Hyoga qué?- fue el grito iracundo del Fénix

-Ikki, sabes que Shun estuvo trabajando en Londres- acotó Saori

-¡Porqué yo no estaba, sino nunca lo hubiera hecho! No me gusta para nada que se ande mostrando por aquí y por allá saliendo en las revistas.

En ese momento, la puerta principal se abrió y dos sonrientes Hyoga y Shun entraron.

-Buenas noches. ¿Cómo están?- preguntó Hyoga y de golpe sintió miedo al ver a Ikki mirándolo furiosamente.

-Nosotros bien, tú no sé por cuanto- susurró Ikki furioso acercándose a él.

Antes de poder llegar, Shun se interpuso.

-¿Por qué estás enojado con Hyoga?- preguntó el jovencito.

-Te parece suficiente motivo el hecho de que te ande sacando fotos para presentar quien sabe en donde- contestó sosegando apenas un poco su furia al mirar a su hermano.

-Es un trabajo- fue la respuesta de Shun

-¡Un cuerno! Si quieres trabajar hazlo en la Fundación como Shiryu y yo.

-No tengo porque hacer lo que tu haces- fue la respuesta de Shun manteniendo la calma.

-¿Qué has dicho? Tú, Pato, le has estado metiendo ideas raras a mi hermano pero yo te voy a sacar las plumas para que dejes de hacerlo.

Hyoga palideció ante esas palabras pero decidido a hacerle frente dio un paso.

-¡Ikki! No te atrevas- advirtió Shun

-Dame cinco minutos y voy a charlar contigo- gruñó un furioso Fénix acercándose a Hyoga.

-¡Basta!- Shun gritó y elevó su cosmos separando a Ikki de Hyoga y manteniéndolo quieto.

-¡Shun, suéltame!- gritó un iracundo Fénix

-No lo haré hasta que te calmes. Parece mentira que no te des cuenta de que ya no soy un niño al que puedes manejar a tu antojo. Te quiero y siempre te querré muchísimo, pero ha llegado el momento de que me dejes manejar mi vida y tomar mis propias decisiones. Si a ti no te gusta que trabaje de modelo es tu decisión pero la mía es hacerlo y lo voy a seguir haciendo hasta que tenga que ir al Santuario a comenzar mi entrenamiento junto con ustedes. Hyoga es mi amigo como lo son Seiya, Shiryu y Saori y no dejaré que los dañes con tu furia ni tus arrebatos temperamentales. Yo nunca me inmiscuí en tu vida, nunca te he preguntado adonde vas ni con quien, lo que haces durante los meses en que no se te ve el pelo por más que me preocupe por ti porque es tú vida y tú haces con ella lo que quieres. Me preocupo por ti y siempre estaré cuando me necesites pero te dejo hacer y deshacer a tu antojo.

Shun aflojó la presión de su cosmos sobre Ikki y lo soltó. Los caballeros miraban asombrados al joven peliverde, sorprendidos de la madurez de sus palabras y de la tranquilidad con que las había pronunciado. Ikki lo miró igual de asombrado y luego de un instante hizo desaparecer su cosmos y murmuró.

-Lo lamento, Shun. Tienes razón. Has madurado y aprendido a valerte por ti mismo. Siempre esperé eso y lo temí al mismo tiempo, temí que no me necesitarás que ya...

-Siempre te necesitaré, Ikki. Eres mi hermano y lo que más quiero en el mundo.

Ikki sonrió y los dos hermanos se abrazaron con fuerza. Los demás los dejaron discretamente a solas.

-Me sorprende el cambio de Shun- murmuró Saori

-Ha madurado y mucho más de lo que nosotros mismos pensamos que lo haría- respondió Seiya.

-No me refiero sólo a eso, su cosmos, lo ha utilizado voluntariamente para detener a Ikki- respondió Saori

-Hablamos mucho hoy por la tarde. Ha tomado conciencia de la importancia de su misión como caballero y eso lo debe de haber fortalecido- indicó Hyoga.

El resto de la jornada pasó con tranquilidad y muy pronto todos dormían. Los días siguientes también transcurrieron con una ligereza pasmosa, roto de cuando en cuando por noticias inesperadas. La más importante fue el éxito que tuvieron Hyoga y Shun con las fotos.

-¡Shun!, baja - gritó Hyoga entrando al comedor donde todos almorzaban.

-¿Qué te pasa?- le preguntó Ikki todavía un poco molesto por los de las fotos aunque delante de su hermano no lo demostraba.

-¿Qué pasa, Hyoga?- preguntó Shun con una sonrisa apareciendo con calma.

-Es que vendí las fotos y me las pagaron muy bien.

-Genial, me alegro mucho.

Hyoga sacó un sobre que le entregó al peliverde.

-Tu parte, Shun.

-No, Hyoga. Es tu trabajo.

-Si, pero tu fuiste el modelo. Vamos cincuenta y cincuenta. ¿Hecho?

Shun sonrió y abrió el sobre, su rostro quedó pálido.

-¿Qué te pasa, Shun?- preguntó el Fénix preocupado por la palidez del chiquillo.

-Esto es demasiado, Hyoga- fue el comentario del peliverde.

-No, es la mitad de lo que me pagaron. Lo justo es justo y por si te interesa me encargaron veinticuatro fotos más.

-¿Cuánto te pagaron?- preguntó un curioso e impaciente Pegaso.

Hyoga lo miró con una sonrisa y respondió.

-Cincuenta mil dólares

-¿Cuánto?- preguntaron incrédulos Seiya, Shiryu, Saori e incluso Ikki

-Me las sacaron de las manos, en serio. Tuve varias ofertas pero me quedé con la más alta y ya me aseguré otra producción, claro si tu aceptas, Shun.

-Claro. Cuando quieras- respondió Shun con una sonrisa y se guardó el sobre.

-¿Qué te vas a comprar?- preguntó Seiya

-Ah! Es una sorpresa- contestó Shun con mirada de intriga.

La sorpresa la recibieron esa misma tarde cuando un camión bajó una moto frente a la Mansión. Todos la contemplaron e Ikki comentó

-Aquí está la plata de Hyoga

Shun pasó por su lado y firmó las boletas con una sonrisa.

-No, aquí está la plata de Shun- comentó Seiya.

-¿Te compraste una moto?- inquirió Ikki

Shun sonrió con esa sonrisa tierna que los desarmaba

-Si, hace mucho que la quiero. Es una Harley Davidson.

-¡¡¡¡Una Harley!!!!- exclamaron todos

-Si, son geniales. Michel tenía una en Londres, él me enseñó a manejarlas.

Los dos meses pasaron en un suspiro para los cinco jóvenes y su diosa, Shun había logrado grandes éxitos como modelo y se había vuelto común verlo en distintas portadas. Habían querido entrevistarlo, pero el mantenía su intimidad de manera hermética y no había hecho un solo comentario acerca de la misma. Ikki, que en un primer momento se había opuesto a la carrera de Shun, ahora era su mayor fanático, compraba todas las revistas y afiches en los que saliera su hermano y se había armado un álbum de cuya existencia se habían enterado por casualidad y ante un abochornado Fénix.

Ese día era de particular revuelo en el Santuario, el Patriarca les había informado que ese día llegarían los caballeros de bronce junto a Atena para iniciar su entrenamiento. Los caballeros dorados se habían distribuido los jóvenes para entrenar salvo Shaka y Aioria que ya tenían su sucesor designado, Shaka entrenaría a Shun y Aioria al temperamental Ikki. Shiryu entrenaría bajo las órdenes de su anciano maestro y Seiya lo haría con Aldebarán, finalmente Hyoga entrenaría con Milo.

Los santos dorados se encontraban aguardando en el Templo de Aries la llegada de los Caballeros de Bronce.

-Va a ser horrible- se lamentaba un compungido Aioria

-Tampoco va a ser tan malo- respondía Milo

-¡Claro! Eso lo dices tú porque no tienes que entrenar al Fénix que tiene un carácter irritable, dominante y molesto - contestó Aioria

-¿No les parece increíble?- preguntó Kanon

-¿Qué cosa?- preguntó Saga a su hermano

-Que Ikki y Shun sean hermanos. Son tan distintos como el día a la noche.

-Es cierto. Shun es demasiado dependiente de su hermano y a Ikki esto no le molesta para nada. Lo mejor será tenerlos separados un tiempo aquí dentro- argumentó Milo

-Ja. Si los separas Ikki incendiará los templos hasta encontrarlo- contestó Aioria y todos estuvieron de acuerdo.

En ese momento una figura se acercó a ellos con presteza y agilidad. Los caballeros se pusieron alertas y apenas la figura estuvo a unos escasos metros Saga y Milo le hicieron frente.

-¿Quién eres? ¿Qué quieres?- preguntaron incendiando su cosmos.

Shun los miró con lentitud y luego les sonrió. Los dos caballeros dorados quedaron impactados con esa sonrisa. Los dorados se percataron por primera vez de la belleza del desconocido y eso los dejó azorados e incapaces de decir palabra. El muchacho sonrió de nuevo y respondió con sencillez.

-Soy Shun, caballero de Andrómeda y vengo a entrenar con el maestro Shaka de Virgo.

-¡¡¡¡SHUN!!!!- fue la exclamación de asombro general.

Notas finales: Espero que les haya gustado y que me dejen comentarios, sugerencias y críticas ya que para mí son importantes para superarme y mejorar. Gracias! Muy pronto subiré otro capítulo.

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).