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Promesas inevitables por Manabuu

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Notas del capitulo:  

No es un beso... es mi promesa.

 

 

Yo la recuerdo.

Recuerdo esa promesa en la oscuridad. Sabía que te costaba trabajo dejarme. Yo lo sabía Aki-chan, pero era tan tonto en aquel tiempo que te la hice difícil, ¿no es verdad? Cada vez que por alguna razón  tropiezo o me lastimo, recuerdo tu cara sonriéndome, recuerdo tus manos curándome, la sensación de tu piel sobre la mía...  por eso cuando me enteré que te marcharías mi mente se nubló, mi corazón se extendió por todo mi cuerpo y dolía... dolía tanto Akira, que no podía respirar... ¿fui infantil?... ¿fui infantil por buscarte y pedirte explicaciones? pensé eso cuando me dejaste mirando la puerta debajo de la lluvia, pensé que todo había sido un juego... pero cuando te escuché llamarme lo entendí.

¡Taka-chan!

 

Tus ojos tristes me carcomieron el alma. En ese momento lo supe. Acepté aquello que tanto me negaba a ver. Yo estaba enamorado de ti, pero no como esos amores de los cuales tanto nos burlábamos, sino algo que iba más allá de las expectativas superficiales de los chicos de nuestra edad... yo sentía ese calor que no tiene explicación, anhelaba besarte y decirte que te quería, buscaba tu contacto con tal desesperación que incluso llegué varias veces a lastimarme para poder sentirte... aquello no podía ser un amor infantil... ¡no podía ser! Sin embargo yo no tenía ninguna esperanza contigo, sabía perfectamente que tu amor por mí era más como hermano que como pareja, así que siempre lo mantenía en mi mente: Akira solo te quiere como amigo, es como tu hermano, no pienses cosas que no son.

A pesar que lo sabía a la perfección mis sentimientos estuvieron a punto de traicionarme, cuando me abrazaste y luego me miraste yo... yo quise besarte... pero no... no lo hice, hacerlo significaba provocarte dolor y no quería aumentar las tristezas que ya deberías estar guardando.

Así que esforzándome actué lo mejor que pude y te pedí que me curarás... una vez más, solo necesitaba eso, sentirte otra vez, solo eso. Solo tu piel, tu calor, tu espalda tibia, el movimiento de tus hombros, la respiración que emergía de ti,  el bombear de tu sangre... yo quería todo eso.

 

¿Me dejarás Aki-chan, te marcharás mañana?

Sí, mañana me iré...

¿Te irás sin mí, Aki-chan, no te vayas sin mí?

Está bien, no me iré... me quedaré contigo...

¿Te marcharás mañana sin mí?

Sí, Taka-chan, tengo que irme.

¡No me dejes! Quiero que te quedes conmigo como siempre... Aki-chan

Está bien, yo siempre estaré contigo... en serio.

 

No sé cuantas veces te pregunté lo mismo... no sé cuantas, ni siquiera entiendo ahora el cambio de tus respuestas, puede que lo hicieras para que dejara de llorar, o puede que yo lo hiciera para no dejar de escuchar el sonido de tu voz. El camino me pareció inmenso, solo reaccioné cuando me dejaste en la cama y fuiste por el botiquín. No cesaba de mirarte, tu seriedad al dedicarte a mi, tu delicadeza al tocar mi piel... quién pensaría que aquel niño arisco sería tan dulce, aquel niño que apenas susurraba cuando le preguntaban algo; ¡como es posible que ese niño pudiera ser tan gentil!...  En ese momento lloré, lloré por que al día siguiente perdería lo más valioso que tenía. Te dije nuevamente que no me dejarás y tú solo me dijiste que no sería para siempre... no pude evitar reír al verte imitando al profesor Takamura, aunque lo que me pedía parecía un imposible...

 

Hasta que usted aprenda a tocar decentemente esos tambores.

 

Nos quedamos viendo por un largo tiempo, los segundos se detuvieron y contemplé tus ojos y tus labios, sabía que aunque dijeses que nos volveríamos a ver era un imposible, no tenías ni la mínima certeza de a donde te irías. Te levantaste y sin dejar de mirarme revolviste mis cabellos. No pude decir nada. Volteaste y seguiste de largo por mi pieza, entonces mi voz volvió... tragué saliva y antes que cerrarás la puerta de mi habitación te dije:

 

Nos vemos mañana en el acuario, nos vemos mañana Akira-chan; así que no llegues tarde, te estaré esperando junto al delfín, no llegues tarde...

 

Necesitaba decirlo, necesitaba engañarme una vez más, necesitaba creer que todo sería como siempre, el miedo se quedó en mi garganta, qué me dirías tú... cuál sería tu respuesta, qué le contestarías a ese niño tonto que evitaba una despedida... volteaste lentamente y con la sonrisa más linda del mundo me respondiste:

 

Que yo recuerde el que siempre me hace esperar eres tú, Matsumoto, así que mañana por una vez en tu vida llega temprano. No quiero que me  duelan los pies, si no llegas a tiempo tendrás que pagar el helado de nuestra próxima salida.

 

Y reíste, reíste mucho y yo también, como una despedida cualquiera, como un hasta mañana diario. No obstante, me miraste con los ojos llenos de lágrimas de repente y tiraste la puerta, no aguanté el llanto y me arrodillé, abracé mis piernas para no ir tras de ti puesto que escuchaba el sonido de tus pasos al bajar las escaleras.

Cuando estuve a punto de correr para buscarte otra vez, mi puerta se abrió brutalmente... estabas ahí mirándome con los ojos rojos, con las lágrimas escurriéndose por tus mejillas, murmuraste algo que no entendí y entraste, apagaste la luz y cerraste la puerta de un tirón. Mi cuerpo se paralizó, no sabía lo que pasaba por tu mente, aquellas reacciones imprevistas eran nuevas para mí, tu descontrol en aquel momento me asustó, te aproximaste a mí y me cogiste de los hombros con fuerza, a pesar que me lastimabas no te dije nada. Me dejé atrapar por tu mirada intensa... no comprendo lo que sucedió... no entiendo porque tus labios se juntaron con los míos. Un roce de labios... un beso... un beso de Akira...

Te separaste lentamente sin dejar de mirarme. Apoyaste tu frente sobre la mía...

 

Akira... porqué, porqué me besaste... Akira, Akira...

No es un beso Takanori... no es un beso.

 

Te escuché sin entender, claro que era un beso, qué más si no... intenté separarme de ti, más no me dejaste, llevaste una de tus manos a mi mejilla y la acariciaste... luego la desviaste hacia mis labios...

 

No es un beso...

¿Entonces qué se supone que es?

 

Y volviste a besarme. Suavemente, dulcemente, tus labios intentaban fundirse con los míos, yo estaba tan asustado que no podía responderte.

No es un beso... es mi promesa.

 

Abrí mucho los ojos. Volviste a besarme y entre tu beso entrecortado murmuraste...

 

Es mi promesa... prométemelo tú también...  Takanori...

 

Entonces lo entendí... o tal vez no, pero si era tu promesa, yo también debía de hacerla... y cómo no hacerla si era lo que yo más quería en todo el mundo... en toda mi corta vida era lo que más había anhelado... entonces yo también junto a ti... te di mi primera promesa... un beso... de igual modo esa sería mi promesa. En la oscuridad mis torpes manos tantearon tu rostro, se aferraron a su vez a tu cuerpo frío.

 

Es mi promesa también Aki-chan... recuerda mi promesa... ¡recuérdame!

 

Te abracé con desesperación, profundicé el beso lo más que pude, hasta que sin aliento, me susurraste que debías marcharte; sin embargo, al decir eso lo que hiciste fue cargarme y sentarme en tus piernas, sujetaste fuertemente mi cintura y volviste a decirme que tenías que volver a tu casa... acciones contradictorias... besos contradictorios... te tambaleaste y ambos nos echamos en mi cama, nuestros besos continuaron hasta que mis ojos empezaron a cerrarse... tenía sueño, la lluvia siempre me daba sueño...

 

Ya te vas a dormir, Taka-chan...

Mmmm.... sí...

Recuerda mi promesa... recuerda que me lo has prometido...

Sí... Akira... yo también te lo prometo...

 

Cerré los ojos y tu voz seguía acunándome, diciéndome de nuestra promesa...  silbando nuestra canción.... de ese modo... sin sentir el momento me quedé dormido...

Cuando la luz me lastimó los ojos sentí tu ausencia, no lloré, debía contener el llanto, observé el reloj, aún era temprano, me cambié lo más rápido que pude y salí a la calle con desesperación. Fui a la estación y tomé el bus, tenía que llegar temprano... no debía hacerte esperar, por una vez, tenía que ser yo el que llegara primero. El viaje de una hora me pareció eterno, apreté el dinero en mis bolsillos, desvié la mirada hacía el panorama matutino, lo más seguro era que tú también estuvieses observándolo. Llegué y con paso presuroso me acerqué a la boletería, pedí dos boletos y sonriendo para mí mismo fui hasta el delfín de concreto que estaba a un extremo de la entrada. Me apoyé sobre él y te esperé.

Vi pasar a familias enteras con sus gorritos de delfines y lobos de mar, pero tú no llegabas... vi caminar parejas de enamorados tomados de las manos, pero tú no venías por mí... vi correr niños en busca de sus madres para que les compraran algodones de azúcar, pero tú no acertabas conmigo... vi el tiempo correr en el cielo y tú no surgías de ningún lugar... vi a la gente marcharse feliz y me quedé solo con mi tristeza cortándome la garganta. Había perdido lo más preciado que tenía en mi vida, a la única persona que le interesaba en verdad.

Ese día no volví a casa.

Me quedé junto al delfín hasta el anochecer, luego sentado en una banca oculta observando las estrellas que veíamos antes desde la azotea de mi casa... cuando aún estábamos juntos... no hace falta decir que al día siguiente al subir a mi habitación y dormir lo que no pude y luego bajar a cenar nadie me dijera o sermoneara por no haber pasado la noche en casa. Siempre fue así... era como si no existiera. Pero ese día no fue como los anteriores, ese día también lloré por mis padres, lloré porque no me amaban... antes de cerrar los ojos del cansancio observé un pequeño destello en mi escritorio. Intrigado me acerqué y asombrado lo tomé entre mis manos: era el pequeño dije de iguana que siempre llevabas en tu cuello, las lágrimas volvieron a surgir... sonreí al cielo y busqué un colgante para llevarlo siempre junto a mí.

Han pasado diez años y no termino de tocar decentemente estos tambores... han pasado diez años y mis ojos se dan con los tuyos... aunque tu cuerpo no sea el de antaño y tu figura halla cambiado, aunque tu cabello este cubierto por colores que no son tuyos, yo nunca podría olvidar esos ojos y esa boca... me he quedado paralizado... las baquetas han caído junto a mis pies, con la mano temblorosa busco esconder la iguana que cuelga de mi cuello... buscó escapar pero me he congelado en el tiempo, como aquel día en el que me besaste.

 

Continuará...

 

Notas finales:  

Hola a todos! estoy muy feliz por que han leído este fico!!! No pensaba actualizar esta semana, pero me senti tan feliz que leyeran el fic y que me dejaran reviews jejeje que dije, hoy actualizo!!!! Muchas gracias a todos y también a los que me dejaron sus reviews, ya los respondí todos, dan mucho ánimo a continuar! Este capitulo fue desde la perspectiva de Ruki, trataré de intercalar sus dos voces para contar esta historia... bueno ambos capi fueron como un preámbulo. Particularmente pienso que es un capi tierno aunque triste, Rukito es muy solitario y cuando se marcha su amor y amigo ya pueden imaginarse como la pasa despues. Ahora si será ver el modo como podrán decirse sobre su "promesa" estos dos. Espero que les haya gustado este capi, como a mí me gustó escribirlo.

Cuídense y déjenme reviews para ver como les pareció este capi. Cuídense y hasta prontito. Por fis! reviews! ayudan a seguir! jojojo.  

Manabuu.  

 


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