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4 SEGUNDOS por giovanetta

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Notas del fanfic:

hola, este songifc es en compensación por el fic de "AMOR EN CRISIS"

Notas del capitulo: espero sea de su agrado y lo entiendan, los personajes no me pertenecen ^^
Japón…

En una fría noche, donde la pasión efímera se desata. Las sábanas rojo carmín, quedaban impregnadas de sudor.

-Eres muy estrecho, Suke- decía un chico de cabello rubio, embistiendo al castaño.

-Ah, Katou, sigue, más rápido- dice el castaño, al punto de alcanzar el clímax.

Unas embestidas más y ambos alcanzaron el orgasmo.

-Gracias por este polvo, Suke- besa con lujuria, hasta quedar sin aire.

-Gracias a ti- se levanta de la cama, cubierto por la sábana rojo carmín- ocuparé la ducha.

-Adelante- saca un fajo de billetes y los deja encima del velador- lo que acordamos.

-Está bien- responde seco y guarda el dinero en su billetera, luego se encierra en el baño.

El semen caía por sus muslos. La sábana caía al suelo de cerámica blanca. Abre la ducha y se baña.

-Sólo hasta hoy- abre sus ojos que tienen un intenso color zafiro.

-Hasta la próxima semana- Katou se había vestido.

-Lo dudo- un brillo destelló- hasta siempre, Katou-kun- una sonrisa sádica aparece en sus labios.

El grito ahogado de su cliente quedó encerrado en ese cuarto.

Por otro lado, un chico de cabello claro, lentes pequeños, tez blanca, estaba frente a su notebook.

-No puedo más- bebe su décimo café- tal vez debería buscar una referencia.

El celular sonó. Era su redactora que no le dejaba en paz.

-¡Tezuka!, el plazo vence en 2 días, ¿qué rayos estás pensando?- reclamaba la chica.

-Lo se Akane- una vena crecía de forma alarmante- yo te llamaré- apagó el celular.

Tomó la primera chaqueta que tenía a su alcance, su billetera, llaves y las ganas de “escapar”.

Tomó el tren bala para llegar más rapido a la estación.

Mientras caminaba, un café llamó su atención. Bajó unas escaleras y habían muchas parejas. Un violnista estaba en el centro, interpretando una sonata titulada “El Trino del Diablo”, de Giussepe Tartani.

Tezuka se sentó en una mesa apartada. La única que estaba disponible. Observó a las distintas parejas que estaban allí. Todos parecían como “eclipsados” por esa sonata, melancólica, intensa y llena de fuerza.

Tanto se había abstraído de la realidad, que de pronto, a su lado, había un chico de cabello castaño, ojos azules y una piel muy blanca.

Vestía de negro, lo que acrecentaba el contraste.

-Quisiera estar solo- dice Tezuka, mirando a su acompañante.

-Yo también lo quisiera- mira a Tezuka- el local está lleno- ignora el chico.

-Busca otra mesa- dice el futuro escritor, con tono molesto.

-Sólo me quedaré un momento, ¿tienes algún problema?- esboza una sonrisa sádica.

-Has lo que quieras- saca una libreta de su bolsillo y toma algunos apuntes.

-¿Eres escritor?- pregunta Fuji, mirando al chico de lentes.

-No te interesa- dice sin apartar su vista de su libreta.

-Ya veo- se levanta de su silla- hasta otra noche- llega a la puerta- alo, Raitou, ya voy- se pone en marcha.

Esa sería otra cacería...

Tezuka terminó de beber su café y se fue del local.

Siguió caminando por las calles desoladas y encuentra el cuerpo de un hombre, de no más de 28 años, gravemente herido.

-¿Qué rayos está pasando?- piensa y sus manos quedaron impregnadas de la sangre de ese hombre.

Siguió caminando, sin percatarse de que alguien lo estaba siguiendo.

Tezuka tomó el tren bala y llegó a su casa. Luego fue al baño para lavarse las manos y sacarse esa sangre de ellas.

Debo contarte que quiero contar
Que ando loca buscando una isla en el mar
Donde olvidarme del bien de tu mal
De tu cara bonita y ponerme a pensar.

El notebook que dejó apagado, estaba encendido y abierto el archivo de su novela.

-Esa Akane, no puede esperar- murmura molesto y fue hasta la entrada, donde no habían zapatos o evidencia de ella.

Un ruido en el segundo piso llamó su atención. Subió las escaleras con toda calma. La ventana estaba abierta. Nada fue removido de su lugar.

-¿Un ladrón?- cierra la ventana y las cortinas.

Tezuka bajó a calentar leche. Otro café más y su estómago no lo aguantará.

Que la razón es un algo que ya no me importa esperar
que tenia que pasar
Que estoy cansada de oírme gritar
He colgado los guantes que no aguanto más.

La leche se subió un poco. Limpió la cocina con un paño y se llevó su taza al comedor, donde le aguardaba el final de su novela.

Se llevó una sorpresa my grande, cuando vio que habían 10 líneas más que él no había escrito.

Leyó con cuidado y le pareció interesante.

-¿Hasta cuándo piensas esconderte?- dice Tezuka, con voz fuerte.

-Eras Escritor- sale Fuji de su escondite.

-¿Por qué me seguiste?

-Simple curiosidad- responde el ojiazul, esbozando esa sonrisa sádica.

-¿Quién eres?- pregunta el ojicafé, escribiendo en su notebook.

-Alguien que le gusta la noche- se sienta a su lado.

Quiero clavarte una flecha en tu alma malvada
Mirarte a la cara, decir de que nunca encontraré la verdad.

-¿Cuánto piensas quedarte?

-No mucho- se levanta de la silla.

-Toma- le tira una chaqueta- te vas a resfríar.

-Gracias, Mitsu- desaparece.

Nadie le llamaba Mitsu desde la secundaria. Eso lo sacó de su trabajo.

Ando buscando un amor que me diga que soy verdadera
Ando buscando una forma de amar siempre a mi manera
Ando buscando una luz en tu cara tan deseperada.
Ando rogándole a Dios cada noche que nunca te vayas.

No sentía temor por ese extraño chico. Aunque tiene una sonrisa sádica y huele a sangre.

Sólo el pensar en ello, pudo terminar de escribir su novela.

-Akane, terminé- le manda un mensaje de texto a su redactora general.

-Por la mañana me llevaré el manuscrito- fue la escueta respuesta.

Eran alrededor de las 4 de la madrugada y Tezuka se fue a dormir un poco. Estaba muy cansado y al fin su trabajo, había concluido.

Ando buscando una flor que me diga que hoy es primavera
Ando buscando los cuatro segundos que ya no me quedan
Que hay tantas cosas que quiero saber y no encuentro respuesta
Que hay imposibles que consigues sin darte cuenta.

AL OTRO DÍA...

La puerta era golpeada con mucha rudeza. Se trataba de Akane.

Entró a la casa, sacó el manuscrito del notebook y se fue, dejando una nota sobre la mesa, la cual decía: “alístate para el evento”.

Tezuka despertó dos horas después de ello. Entró al baño. Se cepilló lo dientes y luego se duchó.

Bajó para preparar el desayuno y se llevó una sorpresa cuando vio que estaba listo, junto con una nota: “por la chaqueta”.

Ninguna inicial, sólo un “apodo” el cual era “Suke”.

-De nada- murmuró y desayunó tranquilamente.

Debo contarte que quiero contar
Que hace tiempo que noto que ya me da igual
Que le regales tu boca a cualquier niña tonta perdida y que quiera pillar.

Cerró los ojos por un instante y allí estaba Suke. No alcanzó a atragantarse con la sopa de miso.

-Tu chaqueta- estaba envuelta en una bolsa plástica sobre la mesa.

-Ya veo- sigue comiendo.

-Me voy- llega a la puerta.

-Suke, ¿cuál es tu nombre?

-Syuusuke Fuji- se va.

Que echo de menos a mi libertad
Que ha salido muy caro el precio a pagar
Que tu momento de gloria acabó
Que ahora me toca a mí
Que esto ya se acabó.

-Aló- contesta el celular.

-Tezuka, te pasaré a buscar mañana a las 8- la voz de Akane.

-Ya- apaga el celular.

-¡Siempre tan insensible!- exclama la redactora.

Quiero clavarte una flecha en tu alma malvada
Mirarte a la cara, decir de que nunca encontraré la verdad.

Lavó los platillos y salió de su casa. Hizo tiempo hasta que cayó la noche. Fue al café.

Estaba más vacío que ayer, pero aún así, se sentó en el mismo lugar.

Ando buscando un amor que me diga que soy verdadera
Ando buscando una forma de amar siempre a mi manera
Ando buscando una luz en tu cara tan deseperada.
Ando rogándole a Dios cada noche que nunca te vayas.

-Mitsu- el frio aliento de ese chico.

Syuusuke Fuji, se sentó en el mismo lugar.

-Suke- dice Tezuka.

-Faltan 4 segundos nada más- sonríe sádicamente y se levanta de su silla.

Ando buscando una flor que me diga que hoy es primavera
Ando buscando los cuatro segundos que ya no me quedan
Que hay tantas cosas que quiero saber y no encuentro respuesta
Que hay imposibles que consigues sin darte cuenta.

-¿Vas a irte, otra vez?- pregunta y es jalado por el cuello.

Fue inesperadamente besado por Fuji. Todo iba muy rapido, demasiado, aún así, le correspondió hasta que el aire faltó.

-Así termina la novela, Mitsu- dice Fuji al oído.

-4 segundos, Suke- responde.

El celular se había encendido y sonaba muy fuerte.

-Tezuka, ¿dónde estás?- Akane estaba preocupada.

Sin siquiera contestar, apagó el celular y lo botó a la basura. Fuji había desaparecido, sin dejar rastro.

-Adiós, Suke- murmuró y se fue de regreso a su casa.

FIN.
Notas finales: espero les haya agradado, me despido por un rato, cuídense, besos, bye bye ^^

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