Capitulo: Único
One-shot
La habitación está obscura. …l esta sentado sobre la cama, mientras que su compañero se acomodaba en su regazo. Los dos se abrazan. El mas pequeño tiene lagrimas corriendo por sus mejillas, pero no solloza. El otro sonríe, y con una mano acaricia la espalda del menor.
- Por fin estamos juntos- Susurra el mayor suavemente. …l mas pequeño gira la cabeza y le mira, también sonríe entre las lagrimas y acerca su rostro al de él.
Los dos se besan.
- Te amo- murmura suavemente mientras el menor se vuelve a recostar en su regazo, aún sonriendo.-Di que me amas- Pide él, pero el menor no contesta, en ves de eso toma la mano del mayor y la pone sobre su pecho, a la altura de su corazón. El mas alto siente las rápidas palpitaciones de su corazón que solo se comparan con las suyas propias y no puede evitar sonreír. Con lentitud su pulgar acaricia suavemente la forma de su pezón que se dibuja debajo de la camisa.
El otro suspira.
- Te amo- Dice mientras retira la mano de su pecho, y ve que ha dejado sobre la camisa un rastro de sangre. Mira su mano y chasquea la lengua con repulsión, la sangre aun fresca la ensucia, sin mucho cuidado, la frota sobre la colcha de la cama, hasta que no queda nada de rojo sobre su pálida piel y solo entonces vuelve a sonreír, pero al fijar su mirada nuevamente en el menor ve que este está asustado, con cuidado le acaricia la mejilla con suavidad.
- No te preocupes, no pasa nada, solo es sangre. Más tarde la limpiaremos- Dice con la misma sonrisa gentil que porta desde que todo comenzara, pero la expresión del otro no desaparece. Cansado e impaciente vuelve a besarlo. Sus labios se unen en la penumbra, los labios de él tiemblan, pero se rinden ante el calor de los de el mayor. Ambas bocas se unen, cerrándose la una sobre la otra como dos flores.
La habitación huele a cerrado mientras que en la ventana se cuelan los últimos rayos del sol, ellos dos se siguen besando. En medio del silencio de la habitación solo se escucha el leve crujir de los labios.
-Todo ira bien- Susurra el mayor, apoyando su cabeza contra el pecho del menor. …l acaricia su cabello y lo huele. Huele a lavanda y a sangre. Es el olor de la habitación. Sin que el mayor lo advirtiera, gira su rostro hasta mirar hacia el punto mas oscuro de la estancia. Allí se dibuja un bulto, una figura completamente quieta, la pupila del menor se dilata y aparta la vista rápidamente, pero el otro chico ya ha visto hacia donde estaba mirando, y lo mira con impaciencia.
-No te preocupes, deja de pensar en eso, todo va a ir bien. Ahora estamos juntos, eso es lo único que importa- Sonríe nuevamente, pero él sigue mirando, asustado, serio.- No me mires así- Le pide- Me haces sentir mal- él mas pequeño reacciona y su expresión vuelve a ablandarse, mientras que sus labios se curvan hacia arriba, formando un cálida, aunque falsa sonrisa. Pero el otro se da por satisfecho. Lo vuelve a besar, pero este beso ya no es un roce inocente, es un beso profundo. Su lengua busca la suya, tantea y prueba en la apertura de sus labios, acaricia sus dientes y el menor le da el permiso para que sus lenguas se encuentren. El ultimo brillo del atardecer, única luz en la habitación, desaparece.
Todo es penumbra ahora y de pronto, ambos sienten algo húmedo, mucho mas húmedo que sus besos, acariciando sus pies desnudos. Ambos se separan y miran al suelo. A pesar de lo oscuro de la habitación se llega a apreciar que es un liquido oscuro y espeso. Sangre. …l maldice por lo bajo.
- ¿Cómo puede sangrar tanto estando muerto?- pregunto molesto en voz baja. Toma al menor y la sienta sobre la cama, depositando sus pies sobre la colcha, para que la sangre no lo ensucie. …l sigue el rastro de sangre, que parte del bulto encogido, de la figura quieta del fondo de la habitación. Lo mira fijamente y sus ojos vuelen a asustarse. Recordando.
Recuerda por qué esa figura está ahí, el por que la sangre ha manchado sus pies y por que él esta en esa habitación besándolo.
-¿Qué pasa?- El mayor lo observa, igual que él. Sus ojos se encuentran y él sabe que ya no va a poder calmar su miedo con besos- No te preocupes mas por eso- Le ruega- Lo solucionaremos, nos desharemos de él y nadie nunca sabrá nada. Tu y yo estaremos juntos por siempre.-
El mas pequeño sacude la cabeza, mientras mas lagrimas caen por sus mejillas.
-Todo ira bien-Repite, sin fuerzas, sin convicción- Voy sacarlo de aquí ahora mismo ¿vale? Después limpiare la sangre y nos olvidaremos de todo.-
…l aún esta asustado y su miedo va creciendo. …l tiene miedo de un ataque de histeria por parte del menor, como el que ha sufrido hace rato. Lo abraza tiernamente.
-No te preocupes, no pasa nada. Tu y yo estamos bien. Te amo, todo ira bien. Te amo...-Repite las mismas palabras una y otra ves, sintiendo el tembloroso y frio cuerpo de el menor contra él. Pareciera que se hubiera calmado. …l sonríe y se separa de el menor. Lo mira fijamente, intentando no prestarle atención a las lagrimas. Le da un ultimo beso, tierno y suave, antes de levantarse.
-Voy a llevármelo y a limpiar todo- Murmura tiernamente, el otro simplemente lo mira. …l camina hacia la puerta y pulsa el interruptor de la luz. Se oye el leve chasquido de la electricidad al volver.
Instantes después la luz se enciende.
…l lo sigue mirando cuando la luz amarillenta lo envuelve. Lo mira. Lo ve. Ve sus ojos claramente. Son ojos frenéticos. Son ojos locos. Irremediablemente baja la vista y ve la sangre en su camisa, en sus pantalones, en sus pies...
-¿Qué te pasa?- La voz de él esta asustada. Ve a expresión de el otro. No es miedo lo que siente, entonces ¿Qué es?
El otro baja la mirada hacia si, mira sus pies, también hay sangre en ellos. Mira su camisa que antes era de un inmaculado blanco y ahora a la altura de su pecho, de lado izquierdo hay sangre, dibujada por la palma de la mano de él.
-No te asustes. Tranquilízate. Nadie sabrá nunca nada, lo prometo. Te amo- Habla el mayor cada ves mas asustado, tratando de controlar a la ves su propio miedo y el de él. Pero el menor tiene mas que miedo... acaso es ¿terror?
El otro mientras tanto sigue el rastro de sangre con sus ojos de nuevo, pero esta ves, la habitación esta iluminada y puede ver que la sangre es de un color rojo oscuro y áspero. Sigue el rastro, lo sigue con la mirada.
-¡No pienses mas en eso!¡No lo mires, eso ya no importa!- Grita el otro, mientras su cuerpo también tiembla de arriba hacia abajo. Esta terriblemente pálido. Y tiene miedo, mucho miedo, de mirar lo que el pequeño mira.
Los ojos de él han llegado al final del rastro que surge, como un rió de la montaña, de una cabeza ladeada, en una extraña posición con respecto del cuerpo. El rojo oscuro de la sangre manca los cabellos irónicamente rojizos y alborotados. …l recuerda. Recuerda de quien es esa cabeza. Recuerda quien es él. Recuerda que él era su mejor amigo. Recuerda que su amigo está muerto y recuerda como ha muerto hace escasos minutos.
-Lo hice por que te amo. Por que no quería que él nos separara... Lo hice por que te amo...- El muchacho, junto a la puerta, se cubre el rostro con las manos. Su cabello castaño claro cae sobre su frente. Cuando vuelve a alzar la vista, ve que él lo está mirando, sentado desde la cama. Sus ojos están vacíos. Expresan todo y nada a la vez. Sus ojos están recordando. Están asimilando los hechos por primera vez desde que todo se precipito.
-¡No me mires asi!-Grita- ¡No me mires asi!¡Lo maté por que te amo!¡Te amo Syusuke!¡No quería que nos separara! ¡El iba a estropearlo todo! ¡Lo invite aquí para matarlo, y te invité a ti para estar contigo! ¡Te amo, TE AMO!
…l empieza a abrir la boca, sus labios se abren como una flor al viento. …l lo mira, temblando, sin fuerzas, rendido. …l también empieza a asimilar los hechos. Mira el cadáver de su amigo. Lo mira a él. Mira el cuchillo ensangrentado en el sueño. Mira la ventana por el que se colaba la luz. Lo vuelve a mirar. Ha abierto la boca, va a hablar por primera vez. Entonces él tiembla, tiene miedo. Le ama, pero le teme. Tiene miedo de sí mismo. Tienen miedo del amor, de la muerte y de lo que ha hecho.
El muchacho castaño, por primera vez desde que todo ha sucedido, hablara. Su mente es un torbellino de terror, de miedo, de amor, de todo. Ya no piensa, no recuerda. Es como si él también se hubiera muerto. Mira fijamente a los ojos miel de él y grita.
- ¡APAGA LA LUZ!
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