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Penumbras por Kitta

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Notas del fanfic:

Los personajes de la serie le pertenecen a Takeshi Obata y a su guionista Tsugumi Ohba.

La canción es propiedad de Roberto Sánchez Ocampo, conocido más que nada por su alias "Sandro". Este es mi homenaje. Espero les guste, lo hice con el corazón.

Notas del capitulo: Les recomiendo que escuchen la canción cantada por Sandro obviamente. Es muy linda y transmite y un monton de sensaciones si te unís con los sentimientos del cantor.


ATENCION: Si en alguna parte aparece "...l" quiere decir que antes de la "l" hay una "e". No tengo ganas de corregir ese error, porque además lo pone la página y no se si me lo va a dejar corregir u.u

Penumbras


 


La luz del sol había desaparecido en el este y la oscuridad se abrió paso entre las nubes. Dos amantes continuaban mostrando su amor a pesar de que la noche ya estaba sobre ellos. La luna se reflejaba en los ojos de aquel que sabía que aquello estaba mal y no debían hacerlo. Aquel acto tan prohibido era el peor de los crímenes, y él sería ahora su propio verdugo. Había ya tantas veces resuelto los casos más difíciles que ahora que se encontraba en aquella situación sin poder encontrar una escapatoria se sentía un iluso. Si se encarcelara a las personas por amar prohibidamente, le darían cadena perpetua. La piel se le erizó por aquellos pensamientos y cerró sus ojos intentando quitarlos de su cabeza. Si ello estaba mal no quería saberlo. Quería mentirse a sí mismo. Engañarse. No tenía sentido ya arrepentirse. Aunque fuese prohibido él ya lo había hecho y no podía deshacerlo. Volvió a abrir sus ojos y se encontró con la mirada de aquel hombre que tanto lo seducía y provocaba. Aquellas almendras lo miraban fijo y sensualmente. Los ojos suavemente entrecerrados le hacían parecer que lo estaba examinando con rayos x. Lentamente, vio como una pequeña sonrisa aparecía en su boca.


 


La noche se perdió en tu pelo…


la luna se aferró a tu piel


y el mar se sintió celoso


y quiso en tus ojos,


estar el también…


 


Light besó sensualmente a L quitándolo de su profundo ensimismamiento. Lo abrazaba con fuerza y sonreía. Su mirada parecía algo maliciosa. Quizá era el hecho de saber que él era Kira, la persona que él siempre había estado intentando detener. Siempre lo había mantenido en la mira, sin embargo, lentamente, aquel persuasivo ser lo llevó hasta su trampa en la cual caería y lo enredaría. Sin saber como, L fue amando a aquel demonio, y ahora se encontraba en una calle sin salida. Había sucumbido ante los planes macabros de Kira y ya no había vuelta atrás, porque ya se había entregado a él. Kira lo había envuelto en sus garras y no lo dejaría ir hasta que tomase de él lo que quería. Sin embargo, L, ya temía que aquel demonio hubiese tomado todo lo que anhelaba de él: Su virginidad.


 


Se había estado negando a sus encantos debido a que presentía que eso era lo único que él quería de L. Sin embargo, el tiro le había salido por la culata y finalmente terminó entregándose a aquel ser que tanto lo había hecho desear. Aún con temor de que aquello terminara luego de esa noche, L se había entregado ciegamente esperanzado de que lo que Kira quisiera fuese algo más que sólo una noche. Pese a eso, Kira no había dado muchas señales de amor, simplemente de placer y deseo. Temía ser utilizado. Temía ser dejado de lado cuando todo acabase, pero no podía evitarlo. Ese ser lo llenaba de placer, amor y lujuria. Era una adicción. Se maldecía a sí mismo por no evitar dejar de amarlo. Cada vez que lo tocaba, cada vez que lo besaba, cada vez que lo embestía. Tan sólo de pensarlo le hervía la sangre y deseaba su cuerpo con avaricia. El corazón aún le latía fuertemente y la respiración era entrecortada, pero ni eso le había impedido volver a besar a aquel ser que tanto lo volvía loco y desquiciaba.


 


Tu boca…sensual, peligrosa…


Tus manos… la dulzura son…


Tu aliento… fatal fuego lento…


que quema mis ansias


y mi corazón.


 


Light acariciaba suavemente todo el rostro de su presa. L se encontraba sumiso, mirándolo, con el placer y el cansancio impregnados en su rostro. Era lo que había hecho la mayoría del tiempo. Mirarlo. Apreciar aquel hermoso y seductor demonio que había logrado enredarlo en su juego. Sentía todo el tacto de aquel joven y no se molestaba en detenerlo. Le gustaban. Sus caricias lo hacían llegar al cielo y volver a la tierra de un modo que cada vez que regresaba a ella quería que lo volviera a lanzar hacía aquel anhelado lugar. Y aunque debieran de tener que parecerles horrendas, codiciaba sus caricias, sus juegos, su cuerpo. Ese calor que aquel ser desprendía y que le hacía sentir en todo momento. Lo que su corazón sentía nadie podría hacérselo sentir nunca jamás, más que él. Dudaba si Kira sabía todas las sensaciones que despertaba en él. Quizá ni siquiera le importaban. Sólo esa noche.


 


Al día siguiente se descubriría la verdad. La verdad sobre si Kira en verdad lo amaba o sólo deseaba su cuerpo. Poseerlo una vez y luego botarlo. No había antecedentes en Kira como para saber si ya lo había hecho, él jamás había tenido novias ni novios, sin embargo, aquella duda le carcomía la cabeza a L y no lo dejaba en paz. Sentía como si estuviese en medio de una profunda oscuridad de la cual jamás podría salir. Y lo cierto es que tenía miedo de hacerlo. Tenía miedo de descubrir que simplemente había sido utilizado por su enemigo para conseguir lo que quería, tenía miedo de saber que no era correspondido, tenía miedo de que el ser que más amaba se burlara de él después de entregarse por completo a él.


 


La noche se hizo más intensa pero eso no les molestaba a aquellos amantes, al contrario, ellos lo preferían así. La luz de la luna era la más bella de todas. En aquella terraza en donde se habían jurado amor, aquel astro se veía más grande de lo normal. Una atractiva vista. L se lanzó sobre el cuerpo del menor y comenzó a besarlo en la boca tan apasionadamente como podía. Quería sentir su calor. No deseaba que aquello acabase. Tenía la necesidad de sentirlo nuevamente dentro de él. Anhelaba aquellos labios decorados hermosamente de un tono carmesí. Lo volvían irresistiblemente loco.


 


Ternuras que sin prisa apuran


caricias que brinda el amor


caprichos muy despacio dichos


entre la penumbra


de un suave interior.


 


L estaba resignado. No le importaba si aquello era prohibido o no. Lo amaba y no pensaba dejarlo ir. No importaba si él, a pesar de todo lo que le había dicho, las mentiras con las cuales seguramente lo había engatusado, no lo amaba; L no iba a permitir que lo dejara tan fácilmente. Si era necesario lo esposaría a él por el resto de su vida. Lo amaba demasiado como para simplemente dejarlo ir. No le importaba si en ese momento había sido usado o si Kira planeaba dejarlo luego de aquella noche, él era L, por todos los demonios, y no iba a permitir que se deshicieran de él tan sencillamente. Nadie jamás había logrado huir de ese magnífico detective, y Kira no sería el primero. Si a los otros criminales los había perseguido y atrapado como si su vida dependiese de ello, iba a acorralar y a detener a Light como si su alma dependiese de ello. No descansaría un solo segundo de su vida hasta tenerlo para siempre a su lado.


 


Te quiero…y ya nada importa


La vida lo ha dictado así…


Si quieres yo te doy el mundo…


Pero no me pidas que no te ame así…


 


Light correspondía a sus besos apasionados y lo abrasaba con fuerza, mientras acariciaba todo el cuerpo de L con sus manos, quien tiritaba ante el dulce tacto de su amante. Los besos se volvieron más intensos y ambos se entregaron a la pasión y al deseo en un combate cuerpo a cuerpo de seducción y placer. Kira comenzó a ubicar a su amante arriba de él mientras dulcemente acariciaba el resto de su cuerpo e impartía en él todo el placer que podía. Encontrarse dentro de él no era suficiente para aquel ser y terminó viniéndose nuevamente dentro de aquel ser que tanto lo apasionaba.


 


Si quieres yo te doy el mundo…


Pero no me pidas que no te ame así…


Que no te ame así…


Que no te ame así…


 


La lujuria había acabado y ambos amantes reposaban agotados en la acera de la fría terraza. L se encontraba sobre Light quien mantenía sus ojos cerrados pacíficamente. La luna parecía encandilarlos con su luz, ya que se encontraban muy cansados. Ambos mantenían una respiración acorde y algo entrecortada. Sus cuerpos sudaban y el calor lo sofocaba, sin embargo, aquellos inconvenientes no les importaban a aquellos amantes. Lo único que a ambos les importaba era que se amaban y que a partir de ese día, muchas cosas iban a cambiar.


 


-Te amo.


 


-Y yo a ti.


 


 


 


Owari

Notas finales:

Los otros Songfics hasta ahora posteados pertenecientes a esta serie "El amor por el Gitano" son:

Noche de Amantes (de la serie Inuyasha)

Porque Yo Te Amo (de la serie Yu Yu Hakusho)

 

pronto estaré subiendo los songfics que quedan. Sayonara, gracias a los que leen y los que dejan Reviews n.n


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