Ave de Paso
Naruto caminaba tranquilo por el bosque que rodeaba la aldea. Se encontraba feliz y tranquilo. Los árboles se movían lentamente provocando una hermosa melodía que Naruto se detuvo a escuchar, le encanta el verde de aquel magnífico lugar. El viento le volaba sus cabellos y aquel aire le llenaba sus pulmones lentamente. Sus mejillas se encontraban sonrojadas y en todo su cuerpo aún quedaba el calor impregnado del último amor que había visitado. Sasuke era el chico más hermoso y deseado de la aldea. Sin embargo, no era una linda niña quien lo poseía, si no él. Aunque en realidad, él no podía llamarse poseedor de nada ni nadie, ya que nada ni nadie lo poseía a él.
Yo quiero vivir como las aves
que no pueden atraparse, ni alcanzarse
pues aunque mi vuelo
se detenga para amar entre tus brazos…
“ave de paso”, me llamarás,
seguro acertarás,
pues yo no sé,
si alguna vez me atraparán.
Había pasado un día desde que había visto por última vez a Sasuke. Se había ido a cumplir una misión con Sakura e Ino. Él sabía que aquellas dos mujeres lo anhelaban más incluso de lo que mostraban -lo cual era bastante para él- pero no se preocupó. Sabía que Sasuke suspiraba sólo por él. Aunque él no suspiraba sólo por Sasuke si bien suspirara más por él que por sus otros amantes. Ese bendito Uchiha había caído del cielo hacia sus brazos, y desde ese momento no lo había dejado ir. Lo había tomado tantas veces como había podido aunque nunca demasiadas para que Sasuke no creyera que lo necesitaba más de lo que él lo necesitaba. Las caras de ese espléndido amante aún estaban frescas en sus recuerdos y ello le quitó una nueva sonrisa. Le encantaba inmortalizarlo como un sueño no muy lejano. Sasuke le había dicho ya más de una vez que quizá se pondría de novio con Sakura ya que ella parecía de verdad querer algo serio con él. Sin embargo, sus intentos de celar a Naruto habían sido inútiles ya que, no sólo sabía que Sasuke no movía ni un pelo por aquella mujer, sino que también, no le molestaba saber que tendría una novia. Él poseía muchos amantes, así que no le importaba si uno de ellos tenía pareja. Además sabía que él era el mejor de todos, sobre todo cuando a Sasuke se refería.
Luego de volar me detendré
a descansar en el ocaso,
en otros brazos.
Y al salir el sol continuaré
y escaparé de tu abrazo,
“ave de paso”, me llamarás,
seguro acertarás,
pues yo no sé,
si alguna vez me atraparán.
Kakashi era un gran amante. Sus dotaciones lo volvían irresistible y su experiencia un hombre espléndido en la cama, digno de ser quien lo tomara primero. Como siempre, él había quedado más que satisfecho luego de ir a visitarlo. Aquel ninja había intentado detenerlo, sin embargo, al igual que con Sasuke, no iba a permitir que lo atrapara. Él no le pertenecía a nadie más que al bosque. Aquel amante prohibido siempre lo ocultaba cuando necesitaba hacerlo, cuando quería estar tranquilo, en paz y solo. Caminó adentrándose en el bosque para alejarse de la aldea y cuando creyó que estaba lo suficientemente lejos, saltó hacia uno de los árboles y luego de posarse en una de sus ramas se acostó en ella para descansar solitariamente como hacía todos los días. Mientras mantenía sus ojos entrecerrados suavemente miró a su alrededor. Aquel bosque siempre le devolvía una hermosa vista. Árboles llenos de vida que se movían al compás del viento, pequeños animales pomposos y sonrientes, hojas y plantas con un verde intenso. No muy lejos de donde él se encontraba, se hallaba un pequeño lago con agua bien azul que resplandecía bajo la luz de los rayos del naciente sol. En esos momentos se alegraba de haber elegido un árbol que diera mucha sombra.
Yo quiero volar por el mundo
Y recorrer, libre, y sin pensar
Que tendré que volver otra vez.
Se durmió rápidamente en aquel árbol que tan amablemente lo acojinaba y se perdió entre sus sueños. Su amable Sasuke, siempre soñaba con él ya que era el único que tenía derecho a inmiscuirse entre sus pensamientos. Y obviamente aquellos sueños no eran para nada inofensivos. Ni siquiera el semental que era Kakashi lograba quitar de los pensamientos de Naruto aquel atrayente cuerpo que tantas poluciones nocturnas le habían causado. Se despertó sudando nuevamente como siempre a causa de esos sueños. Las hojas se agitaban fuertemente y a lo lejos vio unas nubes negras acercarse desde el otro lado en el cual se encontraba el sol, al parecer se avecinaba una tormenta. Amaba pasar las tormentas en el bosque. Más de una vez le habían dicho que eso era muy peligroso, no obstante, a él no le importaba. Le encantaba desafiar a la naturaleza y demostrarle que era más rápido que sus lentos rayos, además, llegaría bañado a su casa. Nadie lo atraparía jamás. Él siempre escaparía de todos, incluso de Sasuke.
Yo quiero volar por el mundo
Y recorrer, libre, y sin pensar
Que tendré que volver otra vez.
Luego de pasar con Kakashi otra hermosa noche de pasión, volvió a su casa. Sasuke llegaría al día siguiente, y seguramente estaría algo enfadado y hastiado de aquellas mujeres que tanto lo atormentaban sin dejarlo en paz. Pensaba permitirle pasar la noche con él, pero no iba a permitirle que lo atraparan. Jamás lo enjaularían. El sería libre para siempre. Porque eso era lo que él quería. No poseer nada ni ser poseído.
Y como había dicho el día anterior, en esos momentos Naruto estaba pasando una noche de éxtasis con su tan querido amante. Las embestidas hacían templar cada parte de su ser. Muy pocas veces le permitía a Sasuke ser él quien llevara la marcha de las cosas, sin embargo, necesitaba subirle un poco él ánimo. Aquella misión debió de agobiarlo de sobre manera, aunque en realidad, no era culpa de la misión en sí, si no la de sus acompañantes. El placer se percibía en el rostro de aquel Uchiha y las consecuencias no se hicieron esperar. Terminó dentro de Naruto cuando este, a causa de la mano que Sasuke mantenía en su hombría había eyaculado en su mano esparciendo todo el semen entre sus cuerpos, y volviendo su entrada aún más estrecha de lo que era.
Luego de volar me detendré
a descansar en el ocaso,
en otros brazos.
Y al salir el sol continuaré
y escaparé de tu abrazo,
“ave de paso”, me llamarás,
seguro acertarás,
pues yo no sé,
si alguna vez me atraparán.
Naruto despertó lentamente. Se encontraba en la cama y Sasuke lo abrazaba posesivamente con un calor sobrenatural. Bostezó perezosamente y sonrió feliz. La noche que habían dejado atrás había sido la más linda de todas y seguramente no iba a ser la única. Aún escuchaba en sus oídos los gemidos de su amante y el sudor de su cuerpo. Éste se movió un poco en la cama y atrayéndolo más para sí comenzó a mordisquearle una oreja con lascivia. Naruto comenzó a reír suavemente cautivando a aquella persona que lo poseía y llevó su mano izquierda hacia la cabeza del mismo acariciándolo. Un anillo dorado posaba en ella, en el dedo anular de Naruto. Una alianza de casamiento.
-Hola, “Ave de Paso”- Dijo Sasuke y Naruto simplemente sonrió feliz.
-Creo que ese nombre ya no me queda.
Owari