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Luxus por maryme

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Notas del fanfic:

Un pequeño relato de amor acariciando el cliché angeles&demonios  para conmemorar estas fechas santas. Aunque no hay nada santo en esta historia.

Notas del capitulo:

Hola, sé que deberia estar actualizando alguna de mis otras historias, pero hoy no me pude sacar de la cabeza la idea de terminar este one shot. Aclaro que:

Esta historia fue escrita con la intencion de ser publicada precisamente  por las fechas santas. Por que no solo en los dias del calvario los hombres deberian pretender ser buenos. Yo quise escribir la historia de un angel y un demonio que van mas alla de la pretencion, Ojala disfruten, ya me excedi en este espacio.

Lo retuvo contra la cama, le ato las manos con sedas de luto y oprimió sus muñecas hasta que logró asfixiarlas...

 

 

La habitación tenía sombras  penetrantes y luces vagas, un aroma extraño similar al azufre flotaba en el aire. La Biblia suele hablar del azufre como el aroma del infierno donde las almas tratan de abrazar su amorfa figura y lloran sangre lavando pecados como el cristo en su cruz.

 

 

-Estas sudando mucho ¿Tienes calor?

 

El ángel rubio  de ojos casi incoloros  pasó las  yemas de sus dedos por el torso de su victima, las delicadas uñas jugaron incitando el abdomen desnudo que recorrían. El espíritu celestial repasó con sedienta mirada aquel cuerpo una y otra vez, cabellos de ébano, ojos como brazas hirvientes, piel pálida, húmeda, y aquella boca de labios tentadores que ahora se cerraban con fuerza formando una sola línea.

 

No hubo respuesta a la pregunta formulada, nada mas allá del silencio interrumpido por la respiración sonora del esclavo en la cama.

 

 

-El señor, el altísimo todo poderoso, abrió su carne y derramó su sangre para los humanos por que los amaba, tu que dices amarme  ¿harías lo mismo por mi?

 

 

Mezo  su cabello  de oro, sonrió y besó con tranquilidad los brazos tensos, extendidos por las ataduras hacia la cabecera de aquella cama, su amante parecía no estar dispuesto a hablar pero estuvo dispuesto a suspirar entrecortadamente cuando el rubio dejó de besar y comenzó a morder. Los músculos de aquellos brazos parecían  vibrar ligeramente cada vez que su dueño, tratando de escapar de aquellos besos,  jalaba las manos hacia abajo en un vano intento por liberarse. 

 

-¿Por qué no me respondes?-  Las pequeñas mordidas terminaron su camino encontrando un pezón erecto esperando  por ellas, pero el ser de oro y luz se detuvo un instante - Habla... dilo, dime que sangraras por mi

 

 

Su saliva calida bajó desde sus labios entre abiertos  hacia aquella carne dura, y el moreno cautivo se removió al sentir su caliente erección reaccionar solo a aquella humedad, su segundo punto erógeno en el pecho recibió el mismo castigo y  pronto  las succiones ansiosas de labios rosados caían sobre ellos, tal era la fuerza del desesperado movimiento que se notaba con claridad el sonido de la saliva y el poco aire que se filtraba en aquella boca que no dejaba de ejercer presión sobre ambas muestras de excitación.

 

Mordisquear, lamer, succionar y mordisquear de nuevo fueron una tortura lenta y casi interminable que logró que el cautivo se agitara con placer al sentir  el  miembro entre sus piernas  punzar anhelante, el ángel se había montado sobre su abdomen frotándose contra él mientras la boca hambrienta había logrado ya, enrojecer  y erguir por completo los dos botones frágiles.

 

-Solo gimes y suspiras, jadeas,  ¡pero no hablas!

 

El ser dorado pareció cobrar su enfado  con una fiera bofetada que logró irritar la mejilla del moreno y lanzó una punzada placentera  por su   columna vertebral.

 

 

Ariel, es un arcángel, su nombre quiere decir "el león de dios" tiene garras de oro y una lengua filosa como espada, jovial y fuerte la paciencia no es un don del que presuma.

 

Lujuria, es un demonio, un pecado capital al que Ariel no pudo resistirse, tan fuerte y alto con aquel largo cabello y esa profunda voz, el arcángel odia al demonio por que no puede ofrecer resistencia y cada vez que lo tiene frente a frente sus piernas tiemblan y terminan abiertas para recibir al ser de las tinieblas.

 

-¡Di algo! ¡Deja de apretar así los labios!

 

Ariel arañó con fiereza el pecho del pecado, se deslizo hacia abajó y sujetó la virilidad de lujuria con su  mano lo miro desafiante y el pecado abrió los ojos con sorpresa cuando el arcángel se sentó sobre él poco a poco.

 

-Dilo...dilo...di que me amas...dime que soy perfecto como lo hacías antes.

 

El arcángel suspiró entrecortadamente mientras aquel miembro  se abría paso entre su carne, el hijo de Dios había encontrado un placer mayor que la bondad, y el hijo del diablo que temblaba bajo Ariel nunca había sentido  una pasión abrumadora como aquella, ni siquiera entre  los fuegos eternos del infierno.

 

Quedaron unidos con un gemido  y un estremecimiento, Ariel no quiso mover las caderas pero se inclino hacia su amante cautivo, le libero las manos y lo primero que el demonio hizo fue acariciar el rostro  de ojos claro. Lujuria tenia uñas largas y negras, pero la piel  de su pulgar era tan suave como la de cualquiera. Aries cerró los ojos y besó aquella mano que se paseaba por su rostro como si el demonio estuviera ciego y quisiera memorizar la perfección de la creación divina.

 

-Solo dímelo Lu...Solo dilo una vez... di que me amas, que te gusto - Ariel Apoyó ambas manos en el vientre de su amante y elevó la cadera bajándola de nuevo. Cerró los ojos de gusto, al sentir su interior lleno y calido. Ansioso buscó la boca de Lujuria.

 

Nadie le había negado un beso jamás, nadie  tenia el poder de resistir a un hijo de Dios, pero aquel demonio moreno e impertinente ladeo el rostro y siguió apretando los labios con fuerza sin ceder.

 

¡La escena era absurda! Eso pensaba Ariel. Él era el arcángel, el ser del cielo, el hijo inmaculado, se suponía que él debía ser tentado, y en cambio estaba ahí furioso, cabalgando el miembro de un demonio que le negaba sus besos y palabras, cuando antaño no dudaba en alabar su perfección.

 

Lujuria trató de acariciar nuevamente el rostro de Ariel, pero el rubio le mordió la mano. Le hubiera gustado tener el poder para detener sus acciones y dejar de mover la cadera, quería tener la fuerza para abandonar a aquella criatura del inframundo...Pero no la poseía, el deseo lo cegaba, el amor lo torturaba como si le arrancaran las plumas de sus blancas alas una a una.

 

-Te odio...Te odio por que no dices: Te amo

 

Ariel se mordió el labio inferior al sentir un punzante placer acalambrándole el vientre, la fricción de ese subir  y bajar sobre aquella virilidad terminó por robarle la razón, sintió las manos de Lujuria sobre su cadera, arañando ligeramente sujetándolo, imponiendo un ritmo más rápido, más fuerte solo para detenerse en la curva del placer y mermar lánguidamente...desesperados. Se sentía húmedo, húmedo en el interior que recibía aquella carne de pecado, húmedo en la piel por el sudor ligero que le provocaba el calor y húmedo en las mejillas, por que lloraba y ya no sabia si era por los deliciosos espasmos que lo retorcían o por que Lujuria no quería hablar con él. Lo miraba. Si  y lo amaba en cuerpo... ¿Pero y el alma?

 

 

El orgasmo inevitable y voraz  le dejó la mente en blanco durante unos segundos. Su cuerpo se tensó tanto que sintió que iba a romperse, pero entonces llegó ese momento, suave y dulce donde la tensión cedía poco a poco fibra a fibra y laxo, Ariel cayó hacia un lado en aquella cama.

 

-Mh...-Gimió con molestia al sentirse vacío, pero pronto unos brazos lo atraían y descansaba su  mejilla sobre el pecho fuerte de su amante, dentro del que no escuchaba ningún sonido.

 

-No tienes corazón...no sabes amar por eso...

 

Ariel sintió una sacudida proveniente de aquel pecho y levanto la mirada curioso para ver a Lujuria sonriéndole enigmáticamente, casi con burla. Ariel frunció el ceño.

 

-Ya lo sé, ya sé que el amor nada tiene que ver con un músculo del cuerpo humano y también sé que ni tú ni yo somos humanos...

 

 

Lujuria asintió y enredó sus dedos en  las hebras de otro del fragante cabello de Ariel, lo atrajo con suavidad y tomo sus labios sin separar los suyos, sintió la rosada lengua del arcángel tratar de entrar a su boca  y no dudo en apartarlo   empujándolo por los hombros.

 

El demonio tenia una sonrisa leve en los labios, ese tipo de sonrisas que emergen casi por error en lugar de una disculpa, Ariel lo miró abatido sin comprender.

 

-Dímelo, dime que me amas Lu... ó jamás volverás a verme

 

Aquella era su ultima arma, la amenaza, y le rompió el corazón  comprobar que no funcionaba.

 

En el exterior, en el bosque de esa tierra del norte del mundo humano, el sol despuntaba con suavidad mientras Lujuria sentía  al arcángel desaparecer entre sus brazos. A su lado solo quedaron dos plumas blancas para comprobar  que aquella noche con Ariel no había sido una ilusión.

 

 

El demonio no tenia ganas de ponerse en pie, hubiera deseado poder responder a las  y a los besos del  león de dios pero era tarde ya para arrepentirse por ello.

 

Se puso en pie, desnudo, una larga cola salía desde la última vértebra de su columna vertebral y arrastraba detrás de él a su paso. Lujuria se acerco a la chimenea de aquella cabaña  y metiendo la mano entre las cenizas aun caliente, sacó de aquel lugar un pequeño cofre de color ocre. Regreso a la cama, dejó el sobre las arrugadas sabanas que se mancharon de hollín y abriendo el pequeño tesoro extrajo de su interior un pergamino arrugado que comenzó a leer.

 

" Lujuria, el primero de mis hijos:

 

Te he regalado el poder de  rendir a los hombres ante ti valiéndote de la debilidad de la carne, postrados ante  tu hechizo quedarían reyes y mendigos. Guardián del adulterio, profanador de carne, envicio del espíritu... Te he hecho perfecto.  Y ahora tú te has vuelto deforme.

 

Hieres mi culto  al cambiar tus ojos de mi altar al de Ariel, suspiras en su nombre y te olvidas de tu padre. Besas con ternura los labios que deberías morder y en cambio es a mí a quien muerdes, a quien traicionas a quien lastimas. Pues bien  el primero de mis hijos. ¿Cómo ha ido tu velada sin esa parte esencial de ti? Tengo tu lengua a buen resguardo, cuando la necedad abandone tu cabeza y te arrastres ante mi te la devolveré....

 

Lujuria hizo una pausa  y  solo por morbo se metió un dedo a la boca sintiendo aquel espacio vacío, frío. Tocó sus comillos y su paladar, pero no encontró nada más en aquella cavidad.

 

...Los seres celestiales son estupidos querido hijo, cuando Ariel no escuche  las alabanzas salir de tu boca te abandonara y regresaras con tu verdadera familia. Su Dios arrogante y engreído ha educado a sus alados para  creer que solo las palabras  y los cantos arrastran la devoción. Regresa Lujuria y recuperaras lo perdido"

 

 

La carta no tenia firma ni sello, Lujuria se arrancó con cuidado un cabello de ébano y aquel hilo transmutó en su mano tomando la forma de un ala de cuervo que el demonio no necesitó mojar con tinta. Al pasar la punta de la pluma sobre el pergamino, las palabras parecían irse grabando a fuego con un resplandor rojizo que remitía cuando el demonio pasaba a la siguiente oración.

 

 

"Ha sido difícil pasar una noche sin poder alabar al que tu llamas un alado, y será mas complicado aun pasar la eternidad haciéndolo...

 

...No importan las leyes del universo, del que reina en los cielos o de ti mismo, quien reina en las profundidades. No importa si él es luz y yo una sombra. Si el es todo y yo soy nada. No importa como ame o a quien ame, lo único que importa es que puedo amar..."

 

                                                                                                         El primero de tus hijos.

 

 

 

El alto moreno, llegó nuevamente hasta la chimenea donde volvió a enterrar entre las cenizas el cofre con la misiva y su respuesta. Lo hizo y se sonrió  por que unos brazos suaves y calidos le abrazaron el abdomen por la espalda. Sintió a Ariel recargar la mejilla sobre sus omoplatos mientras él, enredaba su cola en el tobillo del arcángel que había regresado entre un remolino de plumas.

 

-Dímelo...dime que amas...

 

Notas finales:

Como les decia al principio del capitulo chic@s, no esperen a los dias santos para amar al projimo, amen sin reservas, sin cuidados sin complejos, amen  sin importar la fecha y el lugar, amen no por que la iglesia lo diga, amen  por que ustedes lo desean y haganlo aunque la persona a la que aman  no sea su projimo.

Con amor para  la dueña de mis pecados~ Miss U ;3;


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