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Flor de primavera por ines_kaiba_wheeler

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Prince of Tennis no me pertenece, ni ninguno de sus personajes. Konomi Takeshi es su máximo autor. Los aplausos van a él.

Este fic es la continuación de Días febriles, aunque creo que se podrá seguir bien aún sin haber leído este...Muchas cosas te parecerán extrañas sino, pero bueno...A gustos.

Notas del capitulo:

¿Qué puedo decir de este capítulo? O yo estoy muy ida o no es para tanto, pero a mi me vinieron las lagrimillas a los ojos. Bueno, os dejo a vuestro juicio el primer capítulo de la segunda saga de la trilogía AkuTakaAku que estoy planteando.

Comentarios son siempre bien recibidos, críticas también :)

Capítulo 1 - La duda que mis lágrimas resolvió

 

Kashi-kun! (1)-exclamó una voz melosa y radiante tan pronto salieron del coche.

Si bien el camino a casa de su abuelo había sido tortuoso y extremadamente largo, verle con una sonrisa de oreja a oreja en la puerta principal de la casa donde vivían, hizo que la emoción le embargara. Para evitar soltar alguna lágrima, cerró los ojos sin dejar de sonreír, apoyándose en el hombro de Jin, que no había soltado su mano en todo el camino hasta allí y que esa misma mano estaba ahora en la parte baja de su espalda mientras disimulaba que le decía algo en el oído para darle un beso en la mejilla. Takashi le había rogado con una casi silenciosa súplica que lo acompañara si no tenía nada que hacer y este, viéndose debilitado por la tremenda preocupación que bañaba aquellos ojos marrones que tanto le encantaban, no pudo hacer otra cosa que aceptar por lo que, verle así de aliviado, hacía que el peso de su propia preocupación por él se esfumara.

-¡Papá!-exclamaron a la vez tanto el padre de Takashi como dos hombres más que salían de la casa a su encuentro, utilizando un tono de reprimenda.

-Si se entera el médico nos mata-refunfuñaba uno de ellos colocándole una chaquetilla de lana por encima de la yukata que llevaba el anciano.

-¿Por qué haces siempre lo que te da la gana, papá?-se preguntaba otro en voz alta con cara de afligido, cubriéndose la cara con una mano para darle más dramatismo a sus palabras.

-Parece mentira que no sepáis que tenéis que atarlo al futón para que no se mueva-esta vez fue el padre de Takashi quien habló. El anciano gruñó hacia ellos, uno por uno, para después cambiar su semblante al mismo que tenía cuando llegaron.

Kashi-kun!-de nuevo, volvió a exclamar, esta vez alzando ambos brazos. En su mano derecha llevaba un bastón con el que sin querer, o queriendo, terminó por darle a ambos hombres que tenía detrás-Dame un abrazo ahora mismo-Takashi se separó levemente de Jin y este le palmeó la espalda para que fuera junto su abuelo. Corrió hacia él y, antes de alcanzarle, frenó casi en seco. Acto seguido, le dio ese abrazo que consiguió que sus tíos empezaran a quejarse de que lo quería a él más que a sus propios hijos. Poco tardó el viejo en darles otro bastonazo a cada uno.

-No te sobre esfuerces, por favor-miró a sus tíos sonriente-A vosotros os ve todos los días, dadme tregua-les sacó la lengua antes de apartarse de su abuelo y cederle el puesto a su padre.

-Mamá dijo que estabas fatal en cama. ¿Otra curación milagrosa?

-El sake revitaliza a un santo-comentó de forma despreocupada.

-¿Seguro que estás bien, ojii-san (3)?-le preguntó esta vez su nieto con la preocupación anidando en su voz.

-Ya sabes que la vieja tiene la costumbre de preocuparse por nada-confesó con una sonrisa tan amplia que Jin pensó que se le saldría la dentadura disparada.

-El viejo aquí eres tú-la abuela de Takashi apareció por el lado de los jardines.

-¡Tamae-chan!-se hizo el ofendido, apoyando ambas manos en su pecho con aflicción-¿Cómo puedes ser tan mala para decirme esas cosas?

-Tú eres el que empieza-dirigió su mirada a los recién llegados, ignorando el puchero que había hecho su marido-¡Mira a quién tenemos aquí! Si es el pequeño Kashi.

-Oba-san (4)-hizo una pequeña reverencia hacia ella-Se te ve igual que siempre.

-La misma paciencia, dirás-todos los de la familia soltaron una pequeña risa de comprensión con excepción del abuelo, que miraba hacia Jin con curiosidad.

-¿Y este mozuelo?-preguntó dirigiendo su mirada al único que no conocía del grupo-¡Déjame adivinarlo!-lo observó con escrutinio, entrecerrando sus ojos para mejor concentración, consiguiendo que Jin se sintiese por primera vez en su vida incómodo-Tú tienes que ser el vampiro-la cara que se le quedó al susodicho fue una mezcla de estupor juntado con el cabreo por el mote y, como puntilla final, la presión de seis pares ojos mirándolo fijamente consiguieron que empezara a avergonzarse.

-¿El vampiro?-su abuela no conocía de la relación que mantenían ambos, tampoco había visto las marcas del cuello de su nieto el mes anterior así como ignoraba el hecho de que este no gustaba de las chicas-Bueno, vosotros sabréis-lo bueno era que no le interesaban la mitad de tonterías que decía su marido-¿Cuál es tu nombre joven?-de haberla heredado de alguien, y no supiera que era la misma que la de su madre, sin duda, esa mujer tenía exactamente la misma sonrisa que su novio, por lo que se quedó mudo por la impresión que le había dado el descubrimiento.

-Jin Akutsu-Takashi decidió intervenir en la conversación al ver que este no parecía por la labor de dar ningún tipo de información sobre él.

-Sí, sí-su mano se balanceó de adelante hacia atrás para restarle importancia al asunto, como si su nombre no fuese algo relevante-Kyuketsuki-chan (2)-si no fuera porque era su novio, y por tanto le quería, seguramente Takashi se encontraría riéndole la gracia a su abuelo como estaban haciendo todos los que allí se encontraban. En cambio, le lanzó una mirada suplicante para que se tranquilizase y no empezase una masacre allí mismo-Kashi-kun, con el miedo que le has tenido siempre a lo sobrenatural, me sorprende que te hayas fijado en el mismísimo conde Drácula en su versión japonesa-este último detalle hizo que la paciencia de Jin y sus ansias de matar llegaran a su punto más álgido antes de explotar. Por suerte, la abuela parecía haberse dado cuenta de este detalle, más que nada al ver la cara de intranquilidad de su nieto al mirar hacia su amigo, y decidió detener la vorágine interminable de burlas que podían caerle sin así quererlo.

-Imagino que estaréis cansados por el viaje-de nuevo, aquella sonrisa adornaba su rostro-¿Por qué no pasáis al salón de té y os relajáis?-mientras su padre y sus tíos aceptaban la invitación con gusto encaminándose hacia el lugar señalado, Takashi detuvo a Jin de seguirles-¿Kashi-kun, pasa algo?

-Me gustaría enseñarle el jardín-su abuela asintió con una sonrisa no tan amplia, pero de igual significado, siguiendo a los hombres hacia el interior de la casa-¿Sabes? Hay una cascada ahí detrás-con ligero disimulo, deslizó su mano hacia la de Jin hasta que consiguió alcanzarla. Sin embargo, este no se movió al ser levemente tironeado, por lo que hizo que Takashi parase en seco-¿Pasa algo?-se giró a mirarle con una sonrisa nerviosa.

-Deberías estar con tu abuelo-su cuerpo le pedía llamarle otra cosa, pero por respeto decidió no hacerlo-Vamos dentro-su cara reflejaba una gran determinación y seriedad que consiguieron desestabilizar todavía más su sonrisa. Justo en el momento en el que iba a dar vuelta para seguir a los adultos, vio como los ojos de Takashi brillaban de la misma manera que hacían los de su madre antes de echarse a llorar, aunque no tenía la actitud de ponerse a hacerlo. Seguía empeñado en forzar aquella sonrisa que le estaba dando escalofríos-Taka...

-Si no vienes iré solo y no quiero estar solo-dio otro tirón y esta vez Jin se dejó guiar hacia el jardín. No sabía lo que le pasaba, pero le gustaría saberlo, más que nada porque verle fingir estar bien cuando no lo estaba hacía que se sintiera como una mierda, aún sin saber porqué-¿Ves? Una cascada-en efecto. Había una pequeña fuente rodeada de piedras y que estaba llena con el agua que caía de la cascada. Era una imagen digna de una película de la era Edo o de la Meiji, de esas que no soportaba ver cuando era pequeño por la terrible calidad que tenían. Ver aquella imagen hizo que abrazara a Takashi por la espalda y besara su nuca-Es precioso, ¿no crees?

-Lo que creo es que necesitas llorar-el moreno se giró para devolver el abrazo, enterrando su cabeza en su pecho.

-Estoy bien-poco tardó en volver a levantar la cabeza. Aprovechó para besar suavemente los labios de Jin-No quiero llorar en esta casa, así que no me dejes hacerlo-antes de decir nada, lo besó a su manera, tomándolo de ambas manos y entrelazando sus dedos.

-Me siento observado-murmuró contra su boca. Takashi, conociendo la disposición de las habitaciones de la casa, sólo pudo mirar hacia la espalda de Jin y descubrir a su abuelo mirándoles desde su habitación con una sonrisa en la cara. Presa de la vergüenza, el moreno quiso soltarse del agarre pero no pudo debido a la súbita fuerza que había ejercido Jin al mirar hacia atrás y descubrir al anciano-No voy a soltarte sólo porque esté mirándonos-ni loco se dejaba pisotear por la presencia de nadie.

-Kyuketsuki-chan, no soy el único que está mirando-utilizó el bastón para señalar a la otra persona que observaba la escena.

Efectivamente, del otro lado del pasillo exterior se encontraba la abuela de Takashi con la boca completamente abierta. Fue sólo entonces que lo dejó libre, desviando su mirada hacia el cielo. Ninguno de los dos vio como la sorpresa se le iba del cuerpo a la mujer para después sonreír con timidez mientras se acercaba a ambos muchachos.

-Takashi-kun, ¿podría hablar contigo?-su voz suave alentaba a que no estaba enfadada ni desilusionada por lo que Takashi no se negó a quedarse a solas con ella-Lamento robártelo en un momento así, Akutsu-kun-este se encogió de hombros, girándose hacia la casa. ¿Qué demonios pasaba con esa familia y por qué estaba él metido hasta el cuello en ella? Casi conocía más miembros de la familia de Takashi que de la suya propia.

-Kyuketsuki-chan-canturreó el viejo haciendo girar su bastón entre sus dedos con majestuosa agilidad-Ten cuidado con la luz del sol.

Jin simplemente lo ignoró, sentándose en la madera que hacía de pasillo exterior. Observó como su novio y su abuela se dirigían hacia la cascada. Por alguna razón empezaba a hacerse más preguntas de lo normal.

-Cuando era pequeño-Jin se preguntó porqué aquel hombre le estaba hablando después de haberse reído de él como quiso cuando se conocieron-le dije a Takashi que si le veía llorar, le llenaría el futón de azúcar para que las hormigas no le dejasen dormir por la noche. Por eso siempre se escabullía de mi vista para que no le viese llorar. Es increíble como en estos años no se le haya olvidado esa promesa-fue ahí cuando entendió porqué había actuado de esa manera tan extraña. No pudo evitar asentir inconscientemente ante aquellas palabras. Quizá a partir de ahora no cuestionaría tanto las acciones de su novio-Takashi siempre ha sido un niño demasiado bueno, inocente y fuerte, es por eso que no me gustaba verle llorar. Aún ahora si lo veo triste me entran ganas de hacerle reír con alguna payasada, a pesar de que no estoy para jueguecitos-tosió, ronco, presa tanto del picor de su garganta como de la pesadez de su pecho-Tú haces que esté feliz, lo noto cuando habla contigo y cuando habla de ti-lo miró de reojo sonriendo levemente-Así que me gustaría que me prometieses que harás cuanto esté en tu mano para que no vuelva a pasarlo mal. Me encargaría yo personalmente pero, dudo que vaya a durar mucho más y no me gusta hacer promesas que no puedo cumplir.

-A mi me tampoco me va eso de prometer cuando sé que no lo puedo cumplir, como es el caso. Ni yo mismo sé dónde estaremos el próximo mes, si estaremos juntos, si no queremos ni vernos-miró al cielo como si en él estuviera escrito todo lo que decía. En realidad, buscaba una respuesta a sus propias dudas. Desde que habían "formalizado" cientos de preguntas empezaron a rondar su cabeza. ¿Sería el idóneo? ¿Conseguiría hacerle feliz? ¿Cuánto tardarían en discutir? ¿Y en llegar a las manos? También se preguntaba si había actuado de manera correcta al aprovechar aquel accidente dos meses atrás para confundir lo suficiente a Takashi como para pensar que había algo que en un principio no existía. En aspecto sexual, iban demasiado rápido, sin embargo, no ocurría lo mismo en otros terrenos de su vida cotidiana como pareja. No podía saber si eso era bueno pero tenía claro que tenía algo de malo-No está en mi mano.

-Tus piernas te mueven pero es el corazón el que indica la dirección-su sonrisa pareció temblar en su rostro al mover sus pies y hacer así que el hormigueo que los recorría se detuviese-Si todavía no sabes qué te depara el futuro más próximo, entonces deberías pararte a pensar si lo que sientes por mi nieto es amor o sólo te mueve la juventud y sus locas idas y venidas-con una mirada que reflejaba la más pura sabiduría del anciano común, taladró a Jin con un silencio incómodo sólo para él-Si le digo a Takashi que cuide de ti estoy seguro de que la respuesta será más clara que la tuya. No sé si es por timidez o por ignorancia, tampoco importa, al menos a mí no. Sólo piensa si de verdad crees que lo vuestro va a alguna parte o, por el contrario, sólo va acarrearle problemas.

-Soy un problema con piernas y brazos-bajó su vista hacia la fuente donde se encontraba Takashi hablando con su abuela. Pudo comprobar que las sonrisas eran idénticas. Quizá la herencia no había sido de su madre, después de todo. Dio un suspiro camuflado en un gruñido de molestia-Un problema peligroso-aclaró finalmente.

-Que un chico como Takashi, que siempre ha optado por la no violencia, se haya fijado en alguien como tú, es sorprendente-cerró sus ojos, aprovechando para aspirar profundamente el aire puro que los rodeaba-Sin embargo, es normal que tú te hayas fijado en alguien como él.

-¿Y eso por qué?-no sabía con exactitud que tenía ese hombre en la cabeza. ¿Acaso era normal que te gustara un hombre? Un hombre, cabe decir, que no es precisamente un sex-simbol, aunque desnudo sí ganaba mucho. Siendo realistas si Takashi hubiera sido una chica, seguramente no se hubiese fijado en ella.

-¿Cuántos amigos tienes, Akutsu-kun? Y me refiero a los reales, a los que estarán ahí te pase lo que te pase. Que te conocen tan bien que incluso saben qué te pasa con sólo respirar.

-Takashi es el único que se sigue acercando a mí después de todo lo que le hice a él y a sus amigos-recordó entonces al pequeño Taichi, el suertudo Kiyosumi y el resto de sus compañeros del equipo de tenis-De entre mis amigos es el que mejor me conoce-aunque no sabía con exactitud qué tipo de datos tenía el investigador de él-Y al que mejor conozco-dijo en apenas un murmullo que fue llevado por el viento.

-Es por eso que, para mí, es evidente que terminaras por fijarte en él, ya no sólo como algo más que un amigo, sino porque no entiendes qué ha podido ver de bueno en ti-esa podía ser una de las razones por la que, cuando están juntos, no le molesta que Takashi hable y hable sin parar, aunque a veces llegue a irritarle. Le es necesario conocerle para poder descifrar su encriptada mente-Estás confuso y quieres respuestas-sin duda otra gran verdad. ¿Quién no estaba confuso a su edad?-Espero que cuando las encuentres, el resultado sea bueno tanto para mi nieto como para ti.

Los miró a ambos antes de levantarse con sumo cuidado. Sin embargo, la mano del bastón le falló y su camino hacia el suelo fue inmediato. Por suerte, Jin había estado pendiente de todo movimiento y había conseguido frenar aquel traspiés de la vida, sujetando su mano con la suya para que no perdiera el apoyo. El anciano le agradeció con la mirada una vez estuvo de pie.

-Déjame decirte algo, Jin Akutsu-al verse llamado por nombre y apellidos, no dudó en mirarle con toda la atención que pudo. Aquello había sido un acto sorprendente por parte del hombre-Mi nieto te importa más de lo que crees-con esas palabras se fue hacia el interior de la casa a un ritmo pausado, dejando a Jin completamente mudo allí sentado.

 

Aún con toda aquella tranquilidad que se respiraba en el ambiente, la terrible noticia les llegó a la hora de la cena. Alegando una pequeña molestia, el mayor de la familia decidió irse a la cama y pidió que le llevasen la cena allí. Así pues, cuando su mujer fue a llevársela se lo encontró aparentemente dormido, con una sonrisa en la cara y su querido bastón en la mano, como siempre. Sin embargo, al ver que no reaccionaba a los movimientos para despertarle, lo peor se le vino a la cabeza y comprobó, con lágrimas en los ojos, que no volvería a discutir con su marido jamás. Ajenos a la defunción se encontraban el resto de invitados a la casa, charlando animadamente sobre cocina. Todos los hijos del hombre se habían dedicado al sushi, instruidos por su padre, y cada uno estaba en una prefectura distinta de Tokyo, abarcando de forma estratégica los diferentes puntos de máximo movimiento de la ciudad. La puerta corredera se abrió con lentitud y las últimas palabras quedaron en el aire, junto al sonido de la última risa, al ver el semblante melancólico y las lágrimas de la abuela. Los palillos cayeron con estruendo sobre la porcelana fina y los hijos corrieron hacia el cuarto de su padre con el corazón en un puño.

Jin dirigió su mirada hacia Takashi. Miraba su comida pero sin verla en realidad. De repente, se llevó las manos a la boca y salió corriendo de la habitación. Jin quiso seguirlo pero vio desfallecer a su abuela ante las lágrimas y se apresuró a sujetarla para evitar que se cayese de boca al suelo. Se preguntó qué hacía entre el dolor de una familia ajena, abrazando y consolando a una señora que no conocía apenas. No supo cuanto tiempo estuvo allí hasta que el padre de Takashi, siendo el mayor de los hermanos, volvió a ver cómo estaba su madre. Las lágrimas también caían por sus mejillas cuando le dijo que buscase a Takashi.

 

Tras dar vueltas por las habitaciones que conocía de la casa, pasando de largo cuando escuchaba los sollozos de los tíos de Takashi, lo encontró en el jardín metido en la cascada, de espaldas a la casa y completamente empapado. Mientras corría hacia él de manera impulsiva, se preguntó porqué estaba allí de entre todos los lugares. ¿Acaso quería ahogarse o coger una pulmonía? Aprovechó la carrera para quitarse la chaqueta y tirar el móvil en algún punto cercano a esta para que, una vez llegara al borde de piedras que rodeaban la pequeña cascada, tan sólo tendría que caminar hacia Takashi lo más rápido que le permitiera el agua que cubriría sus pies, sin importarle nada más. Y así fue. Se paró justo a su lado, sintiendo la fuerza del agua perforarle desde la cabeza a los pies, apoyando una de sus manos en el hombro izquierdo del moreno, quien no hizo ningún movimiento. Siguió parado en la misma postura unos eternos segundos hasta que giró levemente su cabeza y lo miró de reojo. Una mirada que sólo se podría definir como el dolor en su más puro estado.

-No estoy llorando-declaró más para sí mismo que para Jin.

Este no pudo sino recordar aquella conversación que había tenido con el ahora finado hombre, cuando le comentó que lo único que no soportaba era ver llorar a Takashi, haciendo que asintiera ya que comprendía lo mucho que molestaba verle triste. Ahora que lo veía con la cara mojada por el agua que caía, la mirada, aunque clavada en sus ojos, perdida, sabía perfectamente que lo que le acaba de decir era cierto. Su voz no había titubeado, tampoco se había quebrado; se había mostrado firme y decisiva, como si nada hubiese pasado. Dolía verle así, tan sereno y tranquilo como el agua que fluye y, sin embargo, sus ojos reflejaban el sufrimiento que retenía por respeto a los comentarios de su abuelo. Deslizó su mano hasta alcanzar el otro hombro y acercó a Takashi a su cuerpo, sin desviar la mirada un solo momento. El hombre ya estaba muerto, si tenía ganas de llorar podía hacerlo, ¿por qué aguantar? ¿Por qué? Con él no necesitaba hacerse el fuerte, nunca lo hacía, no tenía que empezar ahora. Lo había visto tantas veces llorar como a su propia madre. Había visto aquellos ojos enrojecerse hasta límites insospechados, los mismos ojos que se acababan de abrir sorprendidos al mirarle directamente a los suyos. Realmente dolía.

-Jin-puso dos dedos sobre sus labios para impedirle que dijera nada más. Takashi besó esos dedos y los separó levemente, cerrando sus ojos con fuerza y abrazándose a Jin, escondiendo su cara en su camiseta mojada-Gracias-su susurro fue opacado por la fuerza de la cascada.

Ya no había ningún tipo de duda en su cuerpo. Sabía qué era lo que quería hacer con aquella relación. Apretó más el abrazo mientras cerraba los ojos de igual manera que Takashi.

Te amo...

 


 

 

Para disipar una duda, cualquiera que sea, se necesita una acción.

Thomas Carlyle (1795-1881)

 

Notas finales:

No tengo mucho más que decir. Procuraré tener el próximo capítulo la semana que viene. Pero ya sabéis que conmigo no se sabe.


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