Shun se encuentra meditando en los jardines de la casa de virgo. Tratando de encontrar el equilibrio interior. Pero mientras esto ocurre un poderoso cosmos se apodera del lugar, impregnando cada centímetro cuadrado del lugar, no es un cosmos ofensivo, pero el joven caballero de bronce no puede evitar sentir que debería oponer resistencia. Pero lo extraño es que no sienta temor, al contrario, siente una inmensa tranquilidad a medida que su ritmo cardiaco va descendiendo. Es entonces que recuerda haber experimentado esto antes, pero ahora es diferente, la técnica ha cambiado.
-H…Hypnos… mmm- entonces una leve sonrisa se dibuja en su inocente rostro.
-“Ahora estas en un lugar tranquilo”-Dice una vos en su mente- “tu cuerpo esta pesado, pero eso no te molesta, ya que te sientes tan en paz, recuéstate y descansa”
Shun había caído bajo el poder de Hypnos, ha caído en el sueño eterno, no puede despertar una vez que se encuentra así. Hypnos recuerda bien lo que paso la primera vez que se encontraron, en los campos elíseos, pero ahora todo es distinto, el ha perdido su cuerpo a consecuencia de ser derrotado por dos caballeros de bronce que llevaban armaduras divinas, ahora solo es un espíritu, pero una parte del quiere sentir una gratificación por sufrir una humillante derrota, su mente ya no es tan racional como solía ser, ahora es puro sentimiento, Shu sigue inerte.
En esos momentos, alguien entra al jardín, se trata de Jabu, quien estaba en su rondín acostumbrado desde la pasada batalla contra Hades. El siente en cosmos de Hypnos, pero no sabe cómo enfrentarlo, en esos momentos su único instinto en cerciorarse del estado de Andrómeda.
-Shun… Shun, ¿qué te pasa? – Sacudía repetidamente a su compañero y ahora superior en el campo de batalla, pero nada, el joven no daba signos de querer despertar.-Esto no me da buena espina, si alguien con un cosmos tan formidable como el suyo cayo tan fácilmente en este estado, es porque el dueño de este cosmos es definitivamente un dios, yo no puedo enfrentarlo solo- pensaba Jabu mientras levantaba a Shun, con la intención de sacarlo de ahí lo más rápido posible.
Hypnos solo se limito a observar esta acción con una aparente pasividad, pero al sentir que su presa seria arrebatada, lo obligo a racionar, él dios del sueño no habrá hecho esto en otras circunstancias, pero él no se encontraba en la situación más favorable.
-“Eres un simple humano…”
-¡¿Qué demonios?!...
-“Pero tendras que servir”- Dijo Hypnos al momento de atacar a su nueva presa, su espíritu cayo de lleno sobre el cuerpo de Jabu, este dejo caer el cuerpo de Shun al suelo.
Unicornio podía sentir como su cuerpo se quemaba con el potente cosmos que lo rodeaba, era un dolor tan terrible que no podía menos que gritar, en un instante eran gritos, al siguiente sentía que su alma iba sintiendo paz en contraste del terrible dolor, al siguiente no había más dolor, solo era paz… y al final no había nada, ni dolor, ni paz, ni anhelos, ni la sensación de existencia, su alma había sido destruida. Y el espacio que había dejado su alma fue ocupado por Hypnos. La piel del joven asiático adquirió una tonalidad pálida, mientras que su cabello se volvía mas brillante al grado de parecer de oro, pero lo sorprendente era la tonalidad aurea de sus ojos. Hypnos recordó que alguna vez se había visto forzado a poseer a un humano, un sacerdote de la iglesia ortodoxa griega para ser exactos, eso sería hace mas de 270 años ya, este tenía un hermano gemelo, el cual fue ocupado por su hermano, desgraciadamente para Tanatos, Jabu no tenía un gemelo, por lo cual no podría resucitar, pero en estos momentos Hypnos no estaba realmente interesado en las posibilidades de resurrección de su hermano menor, ahora tenía las manos llenas con lo que había hecho, al anclarse de nuevo al mundo terrenal. Destinado a vivir el resto de la vida natural de Jabu, un joven con expectativa de vida muy alta por cierto. Pero en un instante, el comprender que él estaba por su cuenta le infundía un sentimiento de incertidumbre, era un dios, era poderoso, pero nunca había concebido la posibilidad de hacer algo por sí mismo, todo plan, maniobra había sido en benefició de el gran rey Hades desde que él y Tanatos fueron echados del Olimpo, ahora no contaba con la protección de nadie. Pero por otro lado, el era uno de los dioses que más influencia ejercía en el ser humano, el controlaba el sueño, y las emociones que surgen en el subconsciente de las personas, siempre se había considerado un pacifista porque en el fondo siempre odio la idea de destruir la vida, cuando los caballeros de bronce llegaron a los campos elíseos, el tuvo el temor de que estos se ensuciaran con su sangre, era un lugar sagrado, con una pulcritud espiritual perfecta, pero solo conoció la verdad de sus sentimientos cuando se dio cuenta de la posibilidad del despertad de Hades, el sabia que eso significaría el final del mundo humano, en ese momento supo algo mas estremecedor, eso realmente no lo deseaba, el no quería existir en un universo sin humanos. A pesar de su salvajismo, de su crueldad, de sus constantes vicios, el reconocía que el humano es capaz de lograr actos sublimes de compasión, de sensibilidad, de creatividad, eso valía la pena salvarlo. Y en ese momento una idea vino a su mente, que el deseaba salvar a la humanidad, retrocederla a la edad dorada, como en los días en que Cronos reinaba, ese era su verdadero deseo. Ahora en el cuerpo de Jabu, ese deseo se había reafirmado, se había vuelto todavía más intenso. Sentía una pasión que le era desconocida, era el deseo de triunfar, de demostrar lo que él era capaz de hacer por su cuenta, estaba en un cuerpo adolecente, eso podría influir mucho, conectado a su antiquísima alma, era fabuloso. En esos momentos también recordó que había superado lo que él siempre considero como un límite prudente, nunca saco su potencial por considerarlo innecesario, pero ahora era distinto, el ya no podía seguir siendo un dios apático, dejando que los esclavos se encargaran de hacer las cosas por él mientras se encargaba de cuidar a su rey personalmente, eso había terminado, ahora se enfrentaba a nuevos retos, y por extraño que suene, eso le encantaba, estaba en un cuerpo que había dado el 100% en su entrenamiento, pero había combatido como dios a humanos que habían dado el 500%, o tal vez mas, el nunca había considerado dar más del 20, pero ahora era diferente, el tenia una meta, y daría el mismo 500% (lo que equivaldría a su condición de dios) para conseguir dicha meta. Sabía que no tendría oposición humana, ya que les ofrecería algo que no podrían rechazar, la estabilidad y paz que Athena nunca pudo darles, los dioses serán otra vez venerados, eso evitara que quieran interferir con su reforma del mundo, pero lo obvio es que si espera oposición, esta vendrá de Athena, pero eso también podrá arreglarse.
-Sabes… esto promete demasiado.-dijo sonriente mientras que en su frente se dibujaba la estrella de seis picos.
Hypno contemplo por unos momentos a Shun que seguía bajo su control. En verdad era hermoso aquel joven, no lo negaba. Su rostro era inocente, sus ojos eran tal limpios que no le extrañaba que el espectro Caronte quedado embelesado con ellos, tal vez por eso titubeo al matarlo en los campos elíseos, el conocía a Shun, sabía que había en su corazón mucho antes de que entrara a los campos elíseos, mucho antes de enfrentar a Poseidón o hasta mucho antes de obtener la armadura de Andromeda. Sabía que solo había un sentimiento en su corazón, amor. Por eso no pudo matarlo rápido, ya que al igual que Tanatos, el tiene el poder de hacer que la gente muera durante el sueño. Pero fueron estos sentimientos los que se lo impidieron. En esos momentos se sentó a su lado. Una dulce sonrisa se dibujo en sus labios mientras el acariciaba el rostro del jovencito. Entonces el paso sus manos sobre los ojos de Shun.
-Shun…- lo llamo- abre los ojos.
Shun obedeció, sus ojos estaban entornados, se sento y dirigió su mirada a Hypnos, este sonrió mientras seguía acariciando el rostro de Shun.
-Eres hermoso… Shun ¡¿quieres hacer un favor a mí?! Quiero contemplarte, quiero ver tu hermoso cuerpo.
Shun se sonrojo, esto era embarazoso para el… Hypnos sabia de este sentimiento en el corazón de Shun, pero ese no era un problema.
-Eres un chico muy especial Shun, voy a contar en reversa del 10 al 0, a medida que esto pase tu iras perdiendo la timidez, te sentirás seguro de ti mismo, al grado de que sentirás orgullo de que Hypnos dios del sueño contemple tu hermoso cuerpo. 10, 9, 8, 7,6…
En esos momentos algo ocurría en el interior de Shun, se sentía más audaz, deseando cosas que nunca había deseado, sentía orgullo de que Hypnos le dijera que es hermoso, y para cuando el dios del sueño le había dicho 0, él ya no recordaba haberse sentido avergonzado por algo, en ese momento comenzó a desnudarse, mientras que sentía satisfacción personal, se sentía tan bien ser deseado por un dios como Hypnos. Mientras hacía esto, Hypnos iba alterando algunos aspectos del subconsciente de Andromeda, haciéndole sentir sensual, comenzando a desear ser tocado por su ahora amo, ya no era un caballero de Athena, él era ahora el leal esclavo, deseoso de complacer a Hypnos.
-Ahora descansa Shun.
En ese momento Shun se desplomo, quedando en una sugerente posición, conservando la sonrisa en sus labios, Hypnos comenzó a descubrir su propio cuerpo, mientras se colocaba al lado de su víctima, este continuaba dormido. Se veía tan sereno, en ese momento el dios del sueño comenzó a acariciar el cuerpo de Shun, mientras trasmitía sugerencias al alma de este, haciéndole sentir placer a cada uno de sus roces y caricias, por primera vez en su vida, Andromeda sentía lujuria, los sentimientos de ser sucio o traidor no le importaban, y eso a Hypnos le pareció algo divertido, sabía que este chico era en verdad reprimido, pero eso se acabaría hoy.
-Shun… se que tienes fantasías, pero por vergüenza nunca te has atrevido a ser más salvaje, ahora es tiempo de que me demuestres que tan salvaje puedes ser.
En ese momento volvió a abrir los ojos, su sonrisa era más sensual, más atrevida, contemplo a Hypnos por unos momentos y se sentó en la hierba, colocándose en una forma tan sensual como invitándolo a entrar en acción.
-Comparte tu experiencia con migo, se mi maestro en lo que se refiere al placer- dijo Shun mientras se lamia los labios.- yo seré un alumno diligente.
-Te enseñare solo por hoy porque los humanos caen rendidos ante nosotros los dioses- dijo sonriéndole sensualmente.
Los dos jóvenes comenzaron a besarse y a acariciarse, Hypnos sabía bien que lo que le daría mayor placer a Shun, mientras recorría con habilidad el virginal cuerpo de su nuevo siervo.