Bueno, definitivamente él había echo cosas terribles pero lo que le estaba pasando solo era una horrible prueba de que el maldito karma si existía y que lo odiaba, definitivamente la persona que inventó el karma detestaba a los vengadores asesinos como él.
Es que a pesar de que se hubiera enterado hace una semana de su estado aún no comprendía lo que le había ocurrido con exactitud… ¡es que simplemente era totalmente imposible!
- Los exámenes lo dicen mocoso… los practiqué tres veces… no hay error
Fueron las estúpidas excusas que dio la rubia y alcohólica Hokage cuando trató de abrir la boca para replicar algo, malditos exámenes, maldita vieja, maldito Orochimaru, ¡maldito su cuerpo y su kekengenkai!
Simplemente la vida no era justa con su persona, ni la vida ni nada, seguro en su vida pasada él fue un ateo y por eso ahora Dios lo castigaba en venganza, ¡maldito sea su yo pasado!
Suspiró metiendo sus manos en sus bolsillos mientras apresuraba su paso hacia el centro de Konoha, hablar con ese idiota sería difícil y que mejor que apurar las cosas después de todo solo tenía una semana para hallar la forma en como decirle tan delicada noticia si él no lo hacía, la ebria rubia lo haría.
- Tiene que saberlo… es su responsabilidad quiera o no, así que se lo dices tú mocoso o yo lo haré
Maldita vieja alcóholica. La hubiera matado pero no funcionaría, solo ganaría que lo metieran a prisión y que le hicieran otro estúpido juicio que seguro mandaría al diablo a su buena conducta y deseos de volver a ser un ninja de Konoha ¡ni que quisiera! Más bien, no tuvo elección; era ser un ex-traidor y prácticamente decir frente a todo el mundo que se equivocó y quería otra oportunidad o ser condenado a muerte.
La muerte no le daba miedo (por lo menos hace 3 años no) pero después que recordó que no había sido el típico buen niño y que seguramente sus malas acciones lo condenaran a una eternidad en el infierno junto al pedófilo de Orochimaru, tuvo que pensarlo bien, si ese degenerado había tratado de violarlo como tres veces al día durante los tres años que entrenó con él ¿qué podría tratar de hacerle en el Infierno durante toda la eternidad?
Razonando no le convenía mucho morir así que lo hizo, cortó, pisó y escupió en su orgullo para que le reintegran a Konoha, la aldea que le había arrebatado todo y que ahora de forma irónica le devolvía algo que podría parecerse a la familia que perdió.
Se mordió los labios alejando los pensamientos nostálgicos de cuando tenía 16, ya no era un niño, definitivamente ya no era un niño pues la responsabilidad que cargaría desde ese momento era de un adulto.
Caminó un poco más rápido tratando de encontrar las palabras precisas para poder conversar con el idiota, que hoy volvía a la aldea luego de una estúpida misión, si aún él mismo no lo creía totalmente ¿Cómo esperaba que un dobe como ese pudiera entenderlo?
No sabía, maldecía la hora en que se dejó llevar por los estúpidos sentimientos, ojala nunca hubiera salido vivo de la cuarta guerra ninja que él mismo junto a Madara habían provocado.
- Quizás si le muestro los análisis – se dijo mientras se detenía y meditaba si eso le ayudaría o solo empeoraría las cosas, con ese idiota nunca se sabía.
- ¿Mostrar qué? – dijo una voz mientras sentía como alguien lo abrazaba por la espalda, se tensó un poco, no porque el roce no le gustara sino por la extraña sensación en su ahora delicadísima y sensibilísima piel.
- Nada – respondió secamente soltándose- no hagas escenitas
- Tan dulce como te recordaba mi amor ttebayo – dijo el idiota más grande del mundo causante de sus ahora “grandes” problemas, con una hermosa y gran sonrisa que solo hacía que se perdiera.
- Hn – dijo secamente mirándolo fijamente no se veía lastimado por su última misión, tampoco cansado, más bien se veía feliz, lo cual era normal después de todo el dobe acababa de ver al Kazekage de Suna, su ahora mejor amigo Gaara.
Ah. Y al idiota de Sai que se fue con el pelirrojo para “entablar lazos” tan fuertes como los que ellos tenían.
- Nee… teme fuiste con Tsunade-obachan – dijo el rubio mirándolo fijamente
- Eh… si – dijo secamente mientras trataba de disimular su nerviosismo.
- ¿Y qué te dijo? ¿estas bien? Porque ahora que te veo estás un poco más pálido ttebayo – decía el rubio mientras lo observaba detenidamente – y más delgado
- Por ahora – susurró el azabache mientras trataba de no verle a los ojos al rubio, si lo hacía seguro le soltaría todo de golpe y el dobe acabaría haciendo un escándalo en medio de la calle.
- Oye ¿me estás escuchando?
- Si… ¿quieres comer algo? – preguntó, si, era lo mejor, comerían y mientras lo hacían podría pensar en como tratar con tacto el temita tabú.
- ¡¡Comer!! – dijo el rubio sonriendo – ¡¡¡si!! – decía casi saltando de la felicidad – pero… nee yo quería comer ramen – dijo ahora con una aura depresiva cayendo sobre él.
- Entonces ramen será
- ¿Eh? – el rubio abrió totalmente los ojos al escuchar eso - ¿¿¡quién eres tú y qué haz echo con mi Sasuke-teme!?? – gritó a todo volumen el rubio al escuchar eso, y es que era raro, la palabra ramen nunca había salido de los labios del azabache como una opción para comer.
- Cállate – gritó el azabache molestándose – trató de ser amable contigo y así me pagas – comenzaba a exasperarse – luego dices que no soy cariñoso ni nada
- Jeje esta bien… lo siento es que como a ti no te gusta mucho el ramen y bueno no sé ttebayo
- Olvídalo y vamos antes que me arrepienta - diciendo eso ambos comenzaron a caminar hacia el tan amado lugar del rubio llamado Ichiraku.
Caminaron durante unos minutos, el rubio como siempre no dejaba de parlotear mientras que él ahora menos se dignaba a decir algo, lo veía pero no lo escuchaba, solo percibía sus ojos azules y trataba de imaginar la respuesta que le daría cuando la noticia le cayera encima.
- ¡¡2 tazones de ramen ttebayo!! – gritó el rubio ni bien ingresaron al local.
Se sentaron esperando a que el anciano les trajera la dichosa comida, mientras lo hacían, el último Uchiha vio como frente a él una mujer entraba del brazo de quién debería de ser su pareja, no es que nunca hubiera visto una pareja sino lo que le llamó la atención fue el echo de que la mujer tuviera ese voluminoso vientre que mostraba su embarazo.
¡Maldito sea el destino! Pues a pesar que sus ojos quisieron apartarse de esa feliz pareja no pudo, veía como la mujer (morena por cierto) sonreía ante las lindas muestras de cariño que su pareja le mostraba, el hombre acariciaba su vientre mientras le sonreía con amor.
No sabía lo que le estaba pasando pero los ojos se le humedecían, definitivamente detestaba su vida, detestaba toda su estúpida suerte y más aún a las tontas hormonas causantes de lo que le estaba ocurriendo.
- Sasuke… ¡Sasuke! – dijo el rubio golpeando con fuerza la mesa despertando de su ensoñación al azabache - ¿Qué tienes? – le dijo dejando de comer - ¿estas bien?
- Si –respondió llevando una cuchara de esa comida a sus labios
El rubio lo miró fijamente durante unos minutos antes de suspirar y volver a comer como si esa fuera su última comida, definitivamente adoraba el ramen y eso jamás nadie lo cambiaría.
Mientras el Uzumaki comía el azabache volvió a alzar su rostro y vio de nuevo a esa pareja que parecían tenerlo todo en la vida y que nada les faltaba para ser felices, cuanta envidia sentía de ellos.
Dejó el cubierto sintiendo náuseas de la nada, y un ligero mareo, no podría, su cuerpo no estaba preparado para eso, y menos para ocultarlo, no podría tratar de aparentar que estaba bien cuando por dentro se moría de poco a poco ¡maldita sea la hora en que inicio su vida sexual! Ocultarlo y soportarlo, no podría con ambas ¡maldición!
- Ehmm… Naruto
El rubio dejó de comer y lo miró desconcertado, pocas veces le decía por su nombre sin ninguna burla o mote raro mientras que el azabache apretaba sus puños y alzaba su rostro tratando de verse lo más digno y seguro posible aunque por dentro estaba temblando y llorando como niña, había caído muy bajo.
- Dime teme
- Eh… - mirando a la pareja feliz – has… ¿qué piensas de la familia?
- ¿Eh?
- Lo que oyes – dijo más suave - ¿qué piensas de una familia?
- No sé ttebayo – dijo mientras seguía comiendo como su cuarto plato – creo que son unidas
- Hum… y… y de una familia joven ¿qué opinas? – dijo titubeando un poco
- Eh… creo que esta bien ttebayo… - dijo dejando el tazón de ramen - ¿lo dices por Sakura-chan?
El azabache casi se cae al notar que el rubio no entendía nada de lo que estaba tratando de decirle de forma suave y con tacto ¡¿es que era un cabezota o qué?!
- Se que ella es muy joven para que se haya casado con el cejotas pero como ambos se quieren yo creo que…
No oía nada solo un montón de tonterías mientras sentía que el mundo le daba vueltas, todo era ruido y deseos de vomitar lo cual sumado a la voz de la rubia alcohólica en su cabeza dando vueltas con su: “Se lo dices tú mocoso o yo lo haré” lo estaba haciendo sentirse entumido y muy pero muy mareado.
- … además ella y el cejotas hacen bonita pareja y…
Esta bien, no había sido muy buena persona pero no merecía que por dentro su maldita consciencia que acababa de aparecer desde que tuvo la brillante noticia le atormentara a cada minuto de su maldita vida.
Le diría, le diría ¡lo haría! Pero por favor que dejara de haber tanto ruido en su cabeza, que la gente dejara de verlo, que el rubio dejara de hablar, que el olor de ramen se fuera que su corazón dejara de latir tan rápido ¡que todo parara!
- … la obachan los bendijo y si ella hizo eso pues esta bien nosotros…
- BASTA
El azabache se paró golpeando la mesa mientras aún sentía que la cabeza le daba vueltas pero ya no podía seguir ocultándolo más, el karma le estaba cobrando la factura pero con intereses.
- Sasuke ¿Qué…?
- Cállate y escucha – dijo el azabache sin quitar su mirada de esos ojos azules
El rubio parpadeó desconcertado ¿Qué diablos tenía el Uchiha-teme?
- Estoy embarazado
Bueno, el tacto no es algo que los Uchiha hereden ¿verdad?
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