Qué tanto quieres que regrese a la aldea, Naruto?-preguntó un joven de extraños ropajes sueltos, de cabellos y ojos negros como la noche.
-Más que a nada en el mundo.-contestó un muchacho de ropas anaranjadas, cabellos rubios y ojos azules como el cielo.
-Volveré sólo con una condición, no quiero volver a verte.-dijo el moreno lleno de insana rabia y sin sentir lo que decía, pero eso no se dejó notar y el rubio no pudo leerle por ello, sintiendo que una garra de uñas afiladas le desgarraba el corazón.
-Eso está hecho, Sasuke.-musitó el rubio con una sonrisa tan radiante como falsa, pero el moreno tampoco pudo leer sus sentimientos, por lo que ese día comenzó la etapa más dolorosa de sus vidas.
Konoha, un año después del regreso de Sasuke Uchiha.
Una muchacha pelirosa sentada en su despacho, miraba con tristeza una vieja fotografía, la fotografía era de su viejo equipo, el equipo 7, que ahora, pese a la vuelta de su antiguo amado Sasuke, ya no existía, porque el mismo día de la vuelta del Uchiha, Naruto Uzumaki se había ido…sin intenciones de regresar. Ese mismo día, un año antes, la aldea había perdido a su héroe aclamado y la mitad de su alegría. Al perderle toda Konoha descubrió lo importante que era el muchacho rubio, y sobre todo ella, que había perdido a un hermano.
En otro lugar de la aldea, un muchacho de cabellos negros, miraba en silencio la misma fotografía, lleno de remordimientos. La furia de perder un combate con su antiguo rival y el coraje de saberle más fuerte de corazón, le llevó a cometer el peor error de su vida, y un año después, Sasuke era una persona muy triste, casi un autómata, pues había descubierto que amaba a su dobe…pero demasiado tarde.
La Godaime mantenía contacto con el kitsune, pero no se lo decía a nadie, ya que nadie merecía saberlo, pues cuando el Uchiha había vuelto y había dicho al consejo que a cambio no quería volver a ver al Jinchiruki que había sido su mejor amigo y rival, todos los miembros del consejo, habían olvidado lo que el rubio había hecho por ellos y por la aldea, y le habían pedido que se marchara de la aldea. El rubio lo había hecho sin una sola palabra, despidiéndose de ella con una triste sonrisa y un “Oba-chan, estaremos en contacto”.
Muy pronto todos se dieron cuenta del error cometido, pues el resto de la población adoraba al rubio, y perdió toda fe en ellos, haciendo que el desorden se instaurara en la aldea de la hoja, llevándoles, un año despues, a una situación terrible, ya que si atacaran la aldea, Konoha caería.
Tsunade, Hokage ante todo, le pidió al rubio que regresara, que el consejo había revocado su expulsión, el rubio le dijo que iría, ya que sabía por ella del mal momento que la aldea atravesaba, pero que había cambiado mucho y nada volvería a ser como antes.
La rubia madura se sorprendió y pensó erróneamente, que su niñito no podía haber cambiado tanto…qué equivocada estaba.