EL INICIO DE TODO
En el año 2015, Japón había cambiado su nombre a “Ichiban”, indicando que era ahora el país número uno en el mundo ya que ahora era el país con más riquezas, pero no refiriéndose a riquezas naturales sino a monetarias; cualquier cosa que quisieran lo conseguían estando el dinero de por medio. Esto debió a que dejó de haber un emperador que gobernara el país y los que tomaron el poder fueron los más ricos del país, por supuesto que el haberse hecho millonarios no fue por sus buenas acciones. Se les conocía como “Los diez grandes”. Claro que los que gobernaban el nuevo Japón eran diez personas de la mafia y cada una tenía a una pandilla a su servicio y éstos se encargaban de “arreglar” algún problema con las empresas o personas que odiaran los superiores.
Pero gracias a este tipo de gobierno todo estaba en las ruinas; en cualquier parte se veían asesinatos y la policía no podía hacer nada ya que les pasaría lo mismo que a las víctimas, también habían muchos robos y no había casa que no estuviera con hoyos por las balas de las armas de las pandillas. En resumen toda la población vivía con temor.
Pero unos años atrás llegaron al país unos desconocidos e intentaron mejorar la situación, eran conocido como los “nekos” ya que tenían orejas y cola de gato, el problema fue que a los mafiosos no les gustó la idea ya que así les quitarían toda su fortuna así que les metió en la cabeza a los habitantes de que ellos eran engendros de la humanidad y que en realidad eran malos y estafadores, la gente lo creyó y los echaban de donde estuvieran.
Así que los nekos vivían como esclavos (si bien les iba porque muchos terminaban muertos por las pandillas de los diez grandes).
Y es aquí donde se centra nuestra historia.
Una de las diez pandillas, la más temida eran los “Seiji”. Ya que su prioridad era siempre perseguir a los nekos y a veces hasta matarlos. Soubi Agatsuma era el líder del grupo y era muy exigente cuando se trataba de esos fenómenos (como les decía él a los mitad humana, mitad animal).
Un día les tocó la misión de eliminar a un neko que había trabajado como sirviente de uno de los diez grandes y que había escapado con unas cuantas joyas, lo más seguro es que saldría del país. Su jefe les había mandado la foto para que lo reconocieran, se veía de unos 35 años de edad.
Soubi dio órdenes de que rodearan las salidas de la ciudad y que no dejaran salir a nadie, él esperaría por un callejón cerca de la mansión de su jefe. Esperó como cinco minutos y vio una silueta que entraba al callejón, pero después vio otra detrás de él. Soubi se escondió en la oscuridad para no ser detectado y conforme la silueta se fue acercando pudo ver claramente su cara, era él, el sirviente que había robado, era el momento de la acción.
- Bien ladronzuelo suelta todo lo que traes y acércate lentamente – Ordenó Soubi sin bajar de su motocicleta y apuntando al hombre con una gran arma
Las dos personas se detuvieron pero a Soubi le sorprendió ver a una señora detrás del neko.
- Te dije que soltaras todo ¿acaso estás sordo? – Gritó fuertemente Soubi acercándose a ese par
- Por favor joven, déjenos ir, sé que no eres un neko pero ten piedad. Como puedes ver tengo una esposa y… - No pudo terminar ya que el rubio lo interrumpió
- No me interesa tu historia barata y como veo que no entiendes mis órdenes tendré que pasar a la siguiente fase – Después de haber dicho eso disparó exactamente hacia la cabeza del neko haciendo que cayera muerto. La esposa sólo pudo gritar pero al ver que Soubi estaba apuntando hacia ella, no tuvo más remedio que huir.
Soubi rápidamente se subió a la motocicleta y empezó a perseguirla, la pobre señora corría lo más rápido que podía, y más por traer un bulto entre sus manos. Soubi rápidamente la alcanzó y se puso paralela a ella para luego empujarla fuertemente hacia la pared haciendo que se golpeara fuertemente la cabeza y cayera. Soubi se detuvo y se puso a lado de ella.
- Lo mejor será que te reúnas con tú repugnante esposo – Sin decir más también le disparó en la cabeza quedando muerta.
A Soubi se le conocía por su gran frialdad, a veces decían que no tenía corazón, lo cual era raro ya que a sus escasos 15 años mataba como todo un profesional.
El rubio dio media vuelta y se dirigió hacia su motocicleta cuando de pronto escuchó un llanto haciendo que éste se detuviera y volteara.
Observó que el bulto que traía la señora se movía un poco y al parecer el llanto venía de ahí. Al acercarse no pudo ver qué era por tantas mantas que traía encima, así que lo tomó entre sus brazos y al abrir las mantas vio que se trataba de un niño neko, con ojos color violeta y cabellos negros como la noche. No sabía por qué, pero había sentido algo en su corazón al ver a ese bebé llorando.
- Así que también tenía un hijo – Se dijo a sí mismo Soubi
Al parecer aquel bebé tenía 2 años de vida, pero era un neko y tendría que morir como lo habían hecho sus padres, así que lo puso en el suelo y se alejó, después sacó su arma y le apuntó, estaba preparado para disparar pero en eso alguien le gritó y le movió la mano haciendo que el disparo fuera hacia otra dirección.
- ¿Pero qué estás haciendo? Se suponía que sólo te encargarías del hombre no de su familia, eso es inhumano – Le dijo aquel joven quien había movido el brazo de Soubi
- Kyo no puede ser inhumano si ellos no son humanos, son monstruos que se parecen a los gatos y deben morir – Dijo enojado el rubio
- ¿Y también a aquel bebé que no te ha hecho nada? Y no me digas que sí, porque apenas hace poco nació y tu quieres sacarlo de este mundo – Kyo estaba muy exaltado pero tenía que controlar a su amigo
- No me vengas con estupideces, así que apártate si no quieres salir lastimado – Intentó de empujar al de cabellos verdes pero fue inútil
- ¿Qué acaso no recuerdas la muerte de tus padres? Esos tipos que los mataron fue por un negocio pero te dejaron a ti con vida, a pesar de tener 6 años y saber cómo funcionaba el mundo, ellos tuvieron misericordia, así que lo mínimo es que tú hagas lo mismo y más a este bebé que no te ha hecho nada – Cuando Kyo habló de la familia del rubio hizo que éste bajara el arma y reconsiderara todo lo que su amigo le había dicho
- Está bien, lo haré por mis padres pero no por el mocoso, que quede bien claro – Después de decir esto guardó el arma y tomó de nuevo en brazos a la pequeña criatura que por alguna razón al ver los ojos de Soubi se tranquilizó y dejó de llorar quedándose profundamente dormido
- Yo pensaba que… olvídalo – Kyo no quería arruinar el momento ya que él iba a decir que pensaba que sólo lo dejaría ahí pero al ver que cargó al niño supo que se lo llevaría y lo cuidaría, pero en eso recordó otra cosa – Pero Soubi, sólo tienes 15 años ¿cómo lo cuidarás tú solo? – Preguntó asustado Kyo
- No te preocupes, lo cuidaré como quise que lo hubieran hecho mis padres conmigo – No sabía por qué pero había desarrollado ese sentimiento de cariño, pero a la vez también lo odiaba. Era como un 10% de cariño (que sólo tuvo en ese momento) y 90% de odio.
- Bien tú sabrás, ¿y cómo piensas llamarlo?
Soubi volteó con cara de pocos amigos asustando al peliverde para después mirar seriamente al niño dormido entre sus brazos
- Lo llamaré… Ritsuka